Odio las resacas. Las detesto.
Hay veces que creo que están a la altura de los dolores menstruales.
Y siempre, pero siempre, juro no volver a tomar.
Ese lunes yo tenía, creo, la peor resaca de mi vida.
No podía empezar peor la semana.
Me levanté de la cama como pude, y la pieza no paraba de darme vueltas.
Me pegué una ducha, que creí reparadora, pero no surtió mucho efecto.
Me tomé dos cafiaspirinas, y me hice un café bien negro y amargo.
Me vestí lentamente y como pude. Lo único que sentía era mi cabeza latir y latir, cualquier sonido, por mínimo que fuera, me retumbaba con fuerza.
Salí a la calle, la brisa de abril medianamente me reconfortó.
Me subí al micro, siempre lleno, y aguanté como pude, los veinticinco minutos de viaje hasta el centro.
Me bajé del micro aún más boleada de lo que había subido.
No sabía como iba a hacer para caminar las tres cuadras hasta mi trabajo.
Lentamente circulaba por la calle, mirando para abajo, como vigilando que mis piernas no cometan ningún tropiezo.
Al llegar a la avenida debo advertir que venía perdida, de repente una mano me toma por la cintura y me pega el tirón. Juro que no vi el auto que venía. Pasó cerca.
Me recompuse y me encontré en los brazos de un hombre.
-Qué pasa hermosa, no sabés cruzar la calle?
Yo estaba muda, como tratando de hilvanar una a una las situaciones.
Lo miraba y no reaccionaba, no me salía ninguna palabra.
-Estás pálida, te pasa algo?
-Nnnn, no me siento bien, gracias- fue lo único que alcancé a articular.
-Esperame, acá.
Él era un vendedor ambulante, de esos que hay en cualquier avenida, de los que venden carteras truchas, accesorios para celulares, billeteras, portadocumentos, en fin todo ese tipo de cosas.
Yo me quedé ahí parada, esperándolo, no se bien por qué.
Fue hasta su puesto, arregló con alguien que le cuidara las cosas, creo.
Yo seguía ahí parada sin mover un músculo.
Volvió y me tomó del hombro.
-Vení acompañame.
Caminamos dos cuadras y entramos en un pasillo.
Nos paramos junto a la tercera puerta, sacó unas llaves y abrió.
-Pasá ponete cómoda- me invitó.
Estaba en un monoambiente, oscuro, pobre, todo desarreglado, bien de varón. Intuí en donde estaba el baño, me apresuré y abrí la puerta y de cabeza me tiré al inodoro, vomité con todo. Era una canilla. Eso me ayudó ya que la presión que sentía en las sienes fue disminuyendo.
-Parece que anoche hubo fiesta, jajaja
Me di vuelta y ahí estaba él parado en el marco de la puerta mirándome a mi, en cuatro vomitando su inodoro.
-Perdoname, tengo una resaca cruel- le dije a modo de disculpas.
-Tranquila hermosa, quedate tranquila que te hago un café
Me incorporé lentamente y abrí la canilla del lavamanos. Saqué de mi cartera un cepillo de dientes (es que una nunca sabe donde pasa la noche, por eso siempre hay que ir armada) y me lavé bien los dientes y la cara.
Volví al ambiente en donde estaba él y me ofreció otras dos cafias.
-Tomá, esto te va a a calmar. Ya casi está el café.
-Disculpame, no te agradecí que me salvaste
Su cara se iluminó.
No era un feo tipo, tendría cuarenta años, era flaco, alto con esa panza que sacan los hombres cuando no se cuidan. Lo único que desentonada en él era el bigote tupido que lucía. Creo que lo avejentaba un poco.
-No te preocupes, no fue nada, estaba ahí.
Me puso el café delante mio. Me senté en lo que sería la cama o un sofá sin respaldo, no se bien.
Tomé el café mientras lo miraba.
-sería una lástima que un bombón como vos terminara abajo debajo de un auto- me dijo.
Yo lo escuchaba, mientras trataba de que todo me volviera a funcionar.
Me paré para apoyar el pocillo sobre la mesa y sin que supiera como se me cruzó delante y me aferró. Me llevó hacia él y comenzó a besarme.
Su lengua húmeda, entró en mi boca. Yo me quedé quieta dejándolo hacer. Él me besaba y me apretaba contra su cuerpo para que sintiera la dureza de su bulto en mi vientre.
Me sacó la remera con una velocidad impactante. Se sacó su chomba, una Lacaste trucha tal vez como todo lo que él vendía, y su pecho lleno de pelos quedó expuesto.
Se desabrochó el jean y se los bajó junto al slip. De los hombros me hizo agachar y me puso de cara contra su pija.
Estaba excitadísimo, su pija ya estaba parada y mojada. Estamos hablando de un lindo aparato, más de veinte centímetros en estado de erección.
Le pasé la lengua, una, dos, tres veces. La besé. Jugaba con ella, tan lentamente como mi cuerpo me dejaba moverme. Él gemía. Comencé lentamente a besarle los huevos y jugaba con mi lengua en la zona. Él apurado, me la puso en la boca y en tres bombeos hasta el fondo eyaculó toda su leche dentro mío. Gritó, un grito ahogado de placer.
Me levantó y me tiró en la cama o sofá sin respaldo, ya no importa, me sacó la pollera y las medias. Quedé en ropa interior acostada y comenzó a mirarme, como quien contempla algo que le gusta. Se abalanzó sobre mi y comenzó a pasar su lengua por cada parte de mi cuerpo.
Me excitó mucho, mi cuello, mi panza, mis muslos, todo pasó por su lengua. Me sacó el corpiño y comió de mis tetas con arte, por decirlo de algún modo. Una chupada suave, contundente, con las velocidades justas y las succiones necesarias. Sabía muy bien lo que hacía, tan bien lo sabía que en el momento justo, en una mezcla de lengua, succión y manos en mis tetas, empecé a acabar lentamente, dando un gritito muy finito de placer. Nunca me había pasado de tener un orgasmo mientras me jugaban las tetas, fue hermoso. Ahí me soltó y fue directamente a mi tanga, la arrancó de un solo tirón.
-perdoname, pero me la voy a quedar de recuerdo- me dijo.
Y fue directo a mi concha, a chupar toda mi acabada. Pasó su lengua sobre mis jugos y jugo un rato con mis labios vaginales de manera magistral.
Ahí comprendí la necesidad de ese ridículo bigote. Me hacía cosquillas y aflojaba cada uno de los músculos de mi vientre y pubis.
Ahí estaba otra vez, jugando conmigo de manera perfecta, sabiendo muy bien que hacer con cada parte de mi cuerpo. Turnaba su lengua para meterla en mi concha y lamer mi clítoris. Yo estaba extasiada.
De más está decir, que su pija estaba otra vez parada.
Abrió mis piernas y se metió dentro mío.
Yo estaba, por decirlo de alguna manera, dulce, recibí su pija de una manera excelente, en el estado que estaba la consideraba necesaria. Comenzó a moverse, de a poco, como para que lo sintiera bien adentro mío. Yo comprimía mis músculos vaginales para poder abarcarle cada parte de su pija mientras iba y venía dentro mío. El empezó a acelerar el ritmo y mi locura.
Dos minutos de ese frenético ir y venir y empecé a acabar como una yegua, él salió de adentro mío y mientras yo me aferraba fuerte a las sábanas mientras duraba mi orgasmo, empezó a desparramarme su leche caliente en el vientre.
Se paro y encendió un cigarrillo.
Mientras tanto yo trataba de que mi cuerpo volviera a responderme. Poco a poco volví a sentir cada parte de mí. La resaca aun luchaba por quedarse, pero yo estaba mejor. Cuando volví a abrir los ojos él estaba parado delante de mí. Me besó, se incorporó nuevamente y me dio vuelta.
Comenzó a pasar la yema de sus dedos suavemente por mi espalada y mis nalgas, era muy delicado. De pronto su lengua comenzó a ir y venir por mi columna vertebral, yo me arqueaba de placer en ciertos puntos que el tocaba. Si bien todo venía sobre ruedas con él y sus ritmos, estamos hablando de un varón y sabemos que la obviedad es algo que no pueden sacarse de encima.
Abrió con sus manos mis nalgas e introdujo su lengua en mi culo. Su humedad me excitó mucho. Estuvo ahí un minuto y luego le dio paso a sus dedos que terminaron de aflojar y abrir mi agujero. Luego de ello, obviamente la cabeza de su pija, entró lentamente. Otro empujoncito y ahora era toda su pija en mi. Estaba arriba mío, literalmente soplándome la nuca.
Acá fue un poco menos diplomático, porque desde el comienzo sus movimientos fueron acelerados, vaya a saber uno tal vez su debilidad sean los culos. Me bombeó duro y parejo tres o cuatro minutos hasta que comencé a sentir como descargaba su semen dentro mío. Se quedó ahí, un minuto más, disfrutando de su posición de privilegio.
Salió de adentro mío y se acostó a ami lado.
-si te querés pegar una ducha aprovechá- me invitó.
Pensé que un bañito no me vendría mal y que terminaría por acomodarme del todo así que acepté. Me paré y fui hasta el baño, mientras sentía el semen de él correrme por las piernas.
Cuando salí del baño, ya vestida, él estaba esperándome para irnos.
Mientras caminábamos por el pasillo, comencé a pensar en que excusa poner en el laburo para justificar mi tardanza.
Llegamos hasta su puesto y ahí se quedó, yo seguí mi camino. En eso me di vuelta y me volví hasta donde estaba él.
-a propósito, me llamo Fionna- dije
-jaja, Ignacio, mucho gusto.
Ahora si me volví y encaré para mi trabajo.
Creo haber encontrado el remedio para las resacas.
FIN
Hay veces que creo que están a la altura de los dolores menstruales.
Y siempre, pero siempre, juro no volver a tomar.
Ese lunes yo tenía, creo, la peor resaca de mi vida.
No podía empezar peor la semana.
Me levanté de la cama como pude, y la pieza no paraba de darme vueltas.
Me pegué una ducha, que creí reparadora, pero no surtió mucho efecto.
Me tomé dos cafiaspirinas, y me hice un café bien negro y amargo.
Me vestí lentamente y como pude. Lo único que sentía era mi cabeza latir y latir, cualquier sonido, por mínimo que fuera, me retumbaba con fuerza.
Salí a la calle, la brisa de abril medianamente me reconfortó.
Me subí al micro, siempre lleno, y aguanté como pude, los veinticinco minutos de viaje hasta el centro.
Me bajé del micro aún más boleada de lo que había subido.
No sabía como iba a hacer para caminar las tres cuadras hasta mi trabajo.
Lentamente circulaba por la calle, mirando para abajo, como vigilando que mis piernas no cometan ningún tropiezo.
Al llegar a la avenida debo advertir que venía perdida, de repente una mano me toma por la cintura y me pega el tirón. Juro que no vi el auto que venía. Pasó cerca.
Me recompuse y me encontré en los brazos de un hombre.
-Qué pasa hermosa, no sabés cruzar la calle?
Yo estaba muda, como tratando de hilvanar una a una las situaciones.
Lo miraba y no reaccionaba, no me salía ninguna palabra.
-Estás pálida, te pasa algo?
-Nnnn, no me siento bien, gracias- fue lo único que alcancé a articular.
-Esperame, acá.
Él era un vendedor ambulante, de esos que hay en cualquier avenida, de los que venden carteras truchas, accesorios para celulares, billeteras, portadocumentos, en fin todo ese tipo de cosas.
Yo me quedé ahí parada, esperándolo, no se bien por qué.
Fue hasta su puesto, arregló con alguien que le cuidara las cosas, creo.
Yo seguía ahí parada sin mover un músculo.
Volvió y me tomó del hombro.
-Vení acompañame.
Caminamos dos cuadras y entramos en un pasillo.
Nos paramos junto a la tercera puerta, sacó unas llaves y abrió.
-Pasá ponete cómoda- me invitó.
Estaba en un monoambiente, oscuro, pobre, todo desarreglado, bien de varón. Intuí en donde estaba el baño, me apresuré y abrí la puerta y de cabeza me tiré al inodoro, vomité con todo. Era una canilla. Eso me ayudó ya que la presión que sentía en las sienes fue disminuyendo.
-Parece que anoche hubo fiesta, jajaja
Me di vuelta y ahí estaba él parado en el marco de la puerta mirándome a mi, en cuatro vomitando su inodoro.
-Perdoname, tengo una resaca cruel- le dije a modo de disculpas.
-Tranquila hermosa, quedate tranquila que te hago un café
Me incorporé lentamente y abrí la canilla del lavamanos. Saqué de mi cartera un cepillo de dientes (es que una nunca sabe donde pasa la noche, por eso siempre hay que ir armada) y me lavé bien los dientes y la cara.
Volví al ambiente en donde estaba él y me ofreció otras dos cafias.
-Tomá, esto te va a a calmar. Ya casi está el café.
-Disculpame, no te agradecí que me salvaste
Su cara se iluminó.
No era un feo tipo, tendría cuarenta años, era flaco, alto con esa panza que sacan los hombres cuando no se cuidan. Lo único que desentonada en él era el bigote tupido que lucía. Creo que lo avejentaba un poco.
-No te preocupes, no fue nada, estaba ahí.
Me puso el café delante mio. Me senté en lo que sería la cama o un sofá sin respaldo, no se bien.
Tomé el café mientras lo miraba.
-sería una lástima que un bombón como vos terminara abajo debajo de un auto- me dijo.
Yo lo escuchaba, mientras trataba de que todo me volviera a funcionar.
Me paré para apoyar el pocillo sobre la mesa y sin que supiera como se me cruzó delante y me aferró. Me llevó hacia él y comenzó a besarme.
Su lengua húmeda, entró en mi boca. Yo me quedé quieta dejándolo hacer. Él me besaba y me apretaba contra su cuerpo para que sintiera la dureza de su bulto en mi vientre.
Me sacó la remera con una velocidad impactante. Se sacó su chomba, una Lacaste trucha tal vez como todo lo que él vendía, y su pecho lleno de pelos quedó expuesto.
Se desabrochó el jean y se los bajó junto al slip. De los hombros me hizo agachar y me puso de cara contra su pija.
Estaba excitadísimo, su pija ya estaba parada y mojada. Estamos hablando de un lindo aparato, más de veinte centímetros en estado de erección.
Le pasé la lengua, una, dos, tres veces. La besé. Jugaba con ella, tan lentamente como mi cuerpo me dejaba moverme. Él gemía. Comencé lentamente a besarle los huevos y jugaba con mi lengua en la zona. Él apurado, me la puso en la boca y en tres bombeos hasta el fondo eyaculó toda su leche dentro mío. Gritó, un grito ahogado de placer.
Me levantó y me tiró en la cama o sofá sin respaldo, ya no importa, me sacó la pollera y las medias. Quedé en ropa interior acostada y comenzó a mirarme, como quien contempla algo que le gusta. Se abalanzó sobre mi y comenzó a pasar su lengua por cada parte de mi cuerpo.
Me excitó mucho, mi cuello, mi panza, mis muslos, todo pasó por su lengua. Me sacó el corpiño y comió de mis tetas con arte, por decirlo de algún modo. Una chupada suave, contundente, con las velocidades justas y las succiones necesarias. Sabía muy bien lo que hacía, tan bien lo sabía que en el momento justo, en una mezcla de lengua, succión y manos en mis tetas, empecé a acabar lentamente, dando un gritito muy finito de placer. Nunca me había pasado de tener un orgasmo mientras me jugaban las tetas, fue hermoso. Ahí me soltó y fue directamente a mi tanga, la arrancó de un solo tirón.
-perdoname, pero me la voy a quedar de recuerdo- me dijo.
Y fue directo a mi concha, a chupar toda mi acabada. Pasó su lengua sobre mis jugos y jugo un rato con mis labios vaginales de manera magistral.
Ahí comprendí la necesidad de ese ridículo bigote. Me hacía cosquillas y aflojaba cada uno de los músculos de mi vientre y pubis.
Ahí estaba otra vez, jugando conmigo de manera perfecta, sabiendo muy bien que hacer con cada parte de mi cuerpo. Turnaba su lengua para meterla en mi concha y lamer mi clítoris. Yo estaba extasiada.
De más está decir, que su pija estaba otra vez parada.
Abrió mis piernas y se metió dentro mío.
Yo estaba, por decirlo de alguna manera, dulce, recibí su pija de una manera excelente, en el estado que estaba la consideraba necesaria. Comenzó a moverse, de a poco, como para que lo sintiera bien adentro mío. Yo comprimía mis músculos vaginales para poder abarcarle cada parte de su pija mientras iba y venía dentro mío. El empezó a acelerar el ritmo y mi locura.
Dos minutos de ese frenético ir y venir y empecé a acabar como una yegua, él salió de adentro mío y mientras yo me aferraba fuerte a las sábanas mientras duraba mi orgasmo, empezó a desparramarme su leche caliente en el vientre.
Se paro y encendió un cigarrillo.
Mientras tanto yo trataba de que mi cuerpo volviera a responderme. Poco a poco volví a sentir cada parte de mí. La resaca aun luchaba por quedarse, pero yo estaba mejor. Cuando volví a abrir los ojos él estaba parado delante de mí. Me besó, se incorporó nuevamente y me dio vuelta.
Comenzó a pasar la yema de sus dedos suavemente por mi espalada y mis nalgas, era muy delicado. De pronto su lengua comenzó a ir y venir por mi columna vertebral, yo me arqueaba de placer en ciertos puntos que el tocaba. Si bien todo venía sobre ruedas con él y sus ritmos, estamos hablando de un varón y sabemos que la obviedad es algo que no pueden sacarse de encima.
Abrió con sus manos mis nalgas e introdujo su lengua en mi culo. Su humedad me excitó mucho. Estuvo ahí un minuto y luego le dio paso a sus dedos que terminaron de aflojar y abrir mi agujero. Luego de ello, obviamente la cabeza de su pija, entró lentamente. Otro empujoncito y ahora era toda su pija en mi. Estaba arriba mío, literalmente soplándome la nuca.
Acá fue un poco menos diplomático, porque desde el comienzo sus movimientos fueron acelerados, vaya a saber uno tal vez su debilidad sean los culos. Me bombeó duro y parejo tres o cuatro minutos hasta que comencé a sentir como descargaba su semen dentro mío. Se quedó ahí, un minuto más, disfrutando de su posición de privilegio.
Salió de adentro mío y se acostó a ami lado.
-si te querés pegar una ducha aprovechá- me invitó.
Pensé que un bañito no me vendría mal y que terminaría por acomodarme del todo así que acepté. Me paré y fui hasta el baño, mientras sentía el semen de él correrme por las piernas.
Cuando salí del baño, ya vestida, él estaba esperándome para irnos.
Mientras caminábamos por el pasillo, comencé a pensar en que excusa poner en el laburo para justificar mi tardanza.
Llegamos hasta su puesto y ahí se quedó, yo seguí mi camino. En eso me di vuelta y me volví hasta donde estaba él.
-a propósito, me llamo Fionna- dije
-jaja, Ignacio, mucho gusto.
Ahora si me volví y encaré para mi trabajo.
Creo haber encontrado el remedio para las resacas.
FIN
17 comentarios - Mi salvador.
ya no me quedan puntos...
Gracias.
Gracias por compartir ;)
escelente!!
a tenerlo en cuenta para las resacas!! jeje
besos
Chevyta!
al palo mal !!!
gracias por tremenda invitacion !!!
Me pone muy hot como escribis y me gustaria charlar algna vez con vos por msn.
Igual te dejo los 10 de hoy y mis mas sinceros agradecimientos por tus lineas y pensamientos!!!
Me encanto la parte de las tetas, ojala haya franquicias de chicas asi, porque me enloquecen las tetas de las mujeres, atenderlas y un largo etc.
Me gusto mucho tambien que las oraciones por momentos sean concisas, puntuales, sin descripciones innecesarias y cuando hizo falta, se profundizo y con muy buen punteria!
Me encanta, en resumen, como escribis. Te dejo un abrazo enorme y mil disculpas por tardar tanto en pasar!
Y seguís sin invitarme...
El relato estuvo muy bueno. Corto, conciso, muy bien redactado. La verdad que me gusta mucho tu forma de escribir. A parte, reconocés las ventajas de los bigotes, jejeje 🙎♂️
Te mando un beso y un MP 😉
Muy bueno!!! te dejo mis 10 de hoy, pero es una injusticia que tengas tan poquitos. hay muchas revistitas con relatos eroticos que son cualquiera. esto es ARTE!!
te felicito!!!
Perdónnnnnn, me confundí 😬 sí me habías invitado. Es que ya estoy viejo...
Vuelvo a ser feliz 😀
no nos prives de tu arte!!!!! 😀