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Empleada Ejemplar - Sabrina

Trabajo de secretaria de un doctor de una clínica privada del microcentro porteño. Todo transcurrió en un día normal donde no hubo demasiado trabajo.
El último paciente del día ya se había ido cuando el doctor por el interno me pide que vaya a su consultorio.
“Otra vez quiere que le chupe la pija”, pensé, ya que se había vuelto una costumbre. A veces ni me la metía, prefería terminarme en la boca o la cara. La mayoría de las veces tenía que tocarme sola mientras se la chupaba al “buen doctor”.
Para mi sorpresa esta vez no me estaba esperando con los pantalones bajos y la pija en la mano, sino que estaba sentado a su escritorio, serio. Esperé a que terminara de completar algunas historias clínicas de los pacientes que había atendido y le pregunté.
- ¿Llamó Doctor?
Aunque somos muy “íntimos” sigo tratándolo de usted o de doctor. Cosa que nos sirve para mantener en secreto nuestra relación y excitarnos con ese jueguito del jefe y la secretaria tímida.
- Sí Sabrina, siéntese por favor.- Me indicó, demasiado serio para estar solos en la habitación.
- ¿Pasó algo? - Le pregunté un poco preocupada.
- No, pero va a pasar… tengo que viajar a Francia para un congreso y quiero que venga conmigo - Me dijo.
No estaba preparada para eso. Si bien teníamos sexo día por medio, sabía que no era la única dentro de la clínica. Los doctores siempre son muy codiciados por las mujeres, y éste encima era muy lindo. No esperaba que me eligiera a mí.
Nuestros encuentros eran siempre iguales. Al terminar el día me llamaba por el interno y al entrar a su oficina lo encontraba con la pija dura (antes de llamarme se la sacudía un poco para ponerla dura y no perder tiempo). Yo entro, me pongo de rodillas, coloco las manos en su cola, y hago todo el trabajo con la boca y lengua. Suele acabar rápido, pero ciertos días tarda más de la cuenta y me queda el cuello dolorido. ¡No todas lo hacen así, es para aplaudirme, sean sinceros! Igualmente es bastante agradecido. Todos los meses me da un extra importante de su bolsillo, por mi desempeño en el trabajo. “Nada se compara a lo que hacés” me dice siempre.
Pero como dije, sabía que no era la única y no esperaba la invitación.
- ¿Y el trabajo? – Le pregunté.
- Vendrías a ayudarme en el trabajo, obvio. – Me respondió en tono serio.
Y con una sonrisa agregó:
- Igual a la tarde terminan los congresos, y tenemos todas las noches libres.
La idea terminó de cerrarme y empecé a excitarme mucho, viajar a Francia era como un afrodisíaco y enseguida me mojé toda. A modo de agradecimiento me acerqué y le empecé a hacer caricias por encima del pantalón. Se levantó de la silla, se sacó todo lo que tenía puesto (los médicos no llevan mucha ropa), y con una mano en el hombro me obligó a arrodillarme.
Empecé a chupársela muy despacio, saboreando el momento, y sintiendo el placer que a él le producía. Acariciaba los huevos con la lengua, le chupaba sólo la cabeza para que se enloquezca.
Cuándo ya se estaba desesperando, y la pija estaba bien dura, empecé a chuparla más rápido. Me sorprendió que él, después de un tiempo, diera un paso para atrás y me obligue a levantarme. Cuando yo estaba parada y apoyada contra la pared él se arrodilló para sacarme la bombacha. Acercó su cara por debajo de la pollera y empezó a chupármela muy lentamente. Tuve que sentarme sobre la camilla para no perder el equilibrio y poder disfrutar el momento.
Cuando siento que estaba por acabar le separé la cara con las dos manos. Él me agarró de los tobillos, los puso en sus hombros y se levantó. Cuando reaccioné su pija estaba adentro de mi concha.
En los primeros movimientos casi acabo, la tenía dura como una piedra y no la había sentido así antes. Empecé a gemir sin darme cuenta y él empezó a cogerme cada vez más fuerte. Llegué al orgasmo enseguida pero él no paraba, parecía una máquina. Al ver que empezó a transpirar y gemir me calenté de nuevo. ¡Y mucho!
Mi segundo orgasmo ya estaba en puerta y el primero de él, por la expresión de la cara, no se iba a hacer esperar mucho más. Empezó a cogerme cada vez más fuerte y no pude aguantarme más, empecé a gritar. Aunque no soy de las que gritan, empecé a gritar como loca. Al principio fueron suaves y ahogados, pero cuando me solté ya eran gritos que se podían escuchar por toda la clínica (que estaba completamente vacía, eso espero). Acabé por segunda vez, y esperaba que él no tardara demasiado ya que me ardía la concha de tanta fricción. Cuando vió que empezaba a quejarme, sacó su pija de adentro mío y empezó a masturbarse. Antes que le pudiera decir algo me acabó encima, con tres chorritos abundantes y calientes.
Al mes lo acompañé a Francia y seguimos con nuestras aventuras. Es el día de hoy que espero que formalicemos un poco, pero me parece que al doctor le gusta la vida que lleva.

Sabrina

Fuente: www.sexotk.com.ar

2 comentarios - Empleada Ejemplar - Sabrina

porcorex2 +1
Buen relato...

Salud!:)

PD: los podes justificar, al texto, poniendo (align=justify)TU TEXTO(/align) reeplaza los paréntesis por los corchetes y listo, te quedara más lindo;)
chavonrojo
ja me tome el tiempo y lo lei muy servicial es esa chica

buen relato

Gracias por compartir

Saludos