Mi vida sexual siempre ha sido buena, sin dudas.
Lo bueno es que siempre fui apuntalada, siempre hubo alguien que me enseñó cosas nuevas. También hay que aceptar que en lo que a temas sexuales se refiere, siempre fui muy abierta.
Nunca tuve ningún prurito en el tema sexual.
Lo que si me faltaba y era una materia muy pendiente ser yo quien iniciara a alguien o le enseñara a disfrutar del buen sexo.
Y con el tiempo ese momento llegó.
Tenía ya en la ciudad una amiga del alma. Se llamaba Teresa, era mi vecina en el edificio donde vivía y con ella forjamos una relación muy linda. Ella era mayor que 7 años, pero la diferencia de edad ni se notaba, ella era muy vivaz, muy juvenil, era mi compinche ideal.
Se mudó al lado de mi departamento recién divorciada, con su hijo Pedro.
Como buena vecina, fui su hombro durante el lapso que le tomó hacer el luto por la separación.
Había días en que era un trapo de piso y yo era la encargada de levantarle el ánimo y también de ocuparme de Pedrito.
El nene con el tiempo me había adoptado como una tía.
Tere me decía Fio, por mi nombre por supuesto, y Pedro mezclaba el diminutivo con la palabra tía y me decía Fía, fue la única persona que me decía así y me gustaba.
Con el tiempo nos fuimos acercando mucho, yo estaba sola en la ciudad y si bien tenía relaciones con bastante gente, tener la contención y el sentido de familia me hacía realmente muy bien.
Los años pasaron para todos y la relación se hizo de hierro.
Pedrito pasó a ser Pedro, un pibe bastante lindo. Le empezamos a conocer sus primeras noviecitas y vivimos esa dura edad llamada adolescencia.
Todo iba bien hasta que el nene necesitó un cómplice y obviamente pensó en mí.
-Fía, necesito que me hagas un favor tremendo.
-Si Peter- así le decía yo-decime en que te puedo ayudar.
-Viste Romina, mi novia, bueno me podrías prestar el departamento un día para poder estar solos.
Me dejó helada debo decirlo, no porque me estuviera mangueando el dpto. para coger, si no porque ese nene que hacía un ratito llevábamos con Tere a McDonalds ahora era un hombrecito que empezaba con sus primeros intentos sexuales. Me sentí vieja y lo peor es que no lo era.
-Peter ¿ya tuviste relaciones?
-No
-sabés que tenés que cuidarte, ¿no?- ahí estaba yo, Miss Fiesta, dando clases de educación sexual.
-Si Fía, ya lo se, pero me prestás o no el dpto?
-Ok. Yo el viernes salgo a comer con dos compañeras de trabajo, traela acá a eso de las nueve y cuando termines me mandás un mensaje así no vuelvo y los interrumpo.
-gracias Fía, y ya sabés, nada a la vieja.
-Quedate tranquilo.
Jugué a favor de él en esta y no le hice ningún comentario a Tere, además era lunes y los pibes de hoy tienen noviazgos de 48 hs. Así que por ahí yo abría la boca y el pibe para el viernes era soltero de nuevo y lo quemaba.
La semana transcurrió con tranquilidad hasta el viernes.
Debo decir que ya se me había ido de la cabeza el pedido de Pedro.
No me olvidé, pero fue como si no hubiera ocurrido.
El viernes llegué a casa muerta y para colmo de males me indispuse.
Mis primeros dos días son terribles, en el primero me duele todo, quedo literalmente de cama y en el segundo soy una canilla me da la sensación de que no hay toallita, tampón o algodón que me contenga.
Así que entré a casa partida en dos del dolor. Corrí a la pieza, mesa de luz y el salvador IbuEvanol que más o menos mitigaba el dolor.
Llamé a una compañera de trabajo para avisar mi ausencia en la cena y me tiré a dormir, quería calmar el dolor aunque sea un ratito. Eran las seis de la tarde.
Me tiré en la cama en posición fetal me apoyé las manos en la panza y tardé nada en dormirme. Horas después una tremenda música me despertó sobresaltada. Era uno de esos grupos nuevos que suenan todos igual a los Rolling pero como si estuvieran borrachos y cantando en castellano.
Me levanté de un salto y el dolor se presentó nuevamente.
Fui hacía el comedor y en el aire me acordé de Peter.
Me asomé despacio por la puerta y ahí estaban Pedro y Romina en mi sofá besándose apasionadamente. Ella estaba sentada sobre él y con el apasionamiento de los besos, refregaba su pubis contra el de Pedro. De repente la remera de ella voló por el aire.
Yo rogaba que no quisieran entrar a la pieza. No sabía que hacer.
Detrás de la remera salió el corpiño.
Pedro entró morderlas y chuparlas como desesperados. Tetitas chicas, del tamaño de las que entran tranquilamente en una mano. Pezones rojos, en punta.
El levantó la pollerita tableada escocesa de Romina y quedaron expuestas sus nalgas bien blancas, vestidas con esas bombachas que usan ahora las adolescentes, rayadas de varios colores.
Pedro se sacó la remera ayudado por ella. La temperatura subía.
El torso lampiño de él se pegaba a las tetas de ella, los besos y las manos ya se habían descontrolado.
Se pararon y se terminaron de sacar la ropa. Pedro se recostó en el sofá y la acercó a ella hasta su pene. Ella empezó a besarlo suavemente, le pasaba la lengua con delicadeza. Lo malo fue cuando se la puso en la boca, su inexperiencia hizo que un par de veces lo tocara con los dientes. Pedro, un poco impaciente, la retó, le faltaba tacto al nene.
Se la sacó de encima y la puso de espaldas a ella. Fue hasta el jean y sacó un forro. Estuvo alrededor de tres minutos para ponérselo, fue muy gracioso, enfrió toda la situación.
Su pito parado parecía de alguien más grande no de Pedrito, mi casi sobrino.
Sin darme cuenta me estaba excitando con lo que veía.
El enderezó la verga hacia la concha totalmente depilada de Romina, me parece que se olvidó del sexo oral. Ella empezó a poner cara de dolor, obvio, el muy boludo no fue capaz de calentarla. Pero era insistidor así que se esforzaba por entrar en ella. Ella no sabía como hacer para pararlo. Le dolía, los gestos eran reales. Pedrito, poco paciente de nuevo, medio que la toreó y le dijo de muy mal modo que bueno que la cortaban ahí si tanto le dolía, pero que no exagerara. Ella asintió, lo puteo por decirle exagerada. Se pusieron la ropa y se fueron.
Sinceramente me quedé con las ganas de verlo a Pedro teniendo relaciones, estaba caliente. Ver esos cuerpos adolescentes y toda la inocencia de la situación me despertó un hambre sexual.
Esa noche, creo que soñé con Pedro y Romina cogiendo y me desperté toda mojada. Necesité masturbarme.
Los días que vinieron después no hice mención de lo sucedido ni le pregunté nada. Sabía que si necesitaba algo me iba a preguntar solito.
El otro viernes nos encontró comiendo juntos en mi casa. Teresa había salido a comer con un tipo que había conocido y había empezado un casi noviazgo.
Abrí una cerveza como para empezar a aflojarlo a ver si me contaba algo.
-Fía, todavía no me preguntaste como me fue con Romina- me dijo.
-¿tenía que hacerlo?- pregunté displicente.
-no se, pensé que yo te interesaba-
-Obvio que me interesás salame, pero si querés hablar de algo no tenés más que decirme y lo charlamos, no me gusta invadir.
Una cosa trajo la otra y la cerveza empezó a hacer efecto en Pedrito y empezó a contarme todo lo que había visto.
Después de quince minutos de relato, lo interrumpí.
-sabés algo Peter?, vi todo-
Se quedó sorprendido.
Le conté con lujo de detalles la situación, mi indisposición, que me quedé dormida, que me desperté con la música infernal que puso y la situación incómoda con Romina.
Se quedó pasmado.
Yo aposté a más. Su imagen desnudo me volaba por la cabeza.
-Sos muy impaciente Peter, no sabés tratar a una mujer-le tiré en la cara.
Se enojó, me dijo que lo que hice era una turrada y quizás sin pensarlo me escupió en la cara
-ya que tanto sabés, ¿por qué no me enseñás vos?
Fueron cinco minutos de silencio y las miradas clavadas.
Como una fiera me tiré sobre él y le rompí la boca de un beso.
Mi lengua entró en su boca. Me senté sobre él.
Le empecé a refregar mi pubis. Enseguida sentí su bulto en mi entrepierna.
Reaccionó en seguida. Sus manos se dirigieron directo a mis tetas.
Lo separé y le saqué la remera.
-a partir de ahora me escuchás- le dije seria- las tetas se chupan así-
Apoyé mi boca suavemente en su pezón y le pasé la lengua. Enseguida se puso duro. Jugué varios minutos con sus pezones hasta que me saqué remera y puse mis tetas en su cara.
Empezó pasando la lengua, despacio, imitándome. Lo agarré de la nuca y lo acerqué más.
Su boca se deslizaba entre mis tetas con gracia. Me empezó a morder despacio los pezones.
-con cuidado, no te pases que duele mucho-
Siguió con esos mordisquitos super excitantes.
Me paré y me saqué la ropa, quedé desnuda y a su dispoción.
Se quedó un minuto comiéndome con la mirada. No reaccionaba.
Lo paré y lo llevé a la pieza. Le saqué el jean y los boxers, lo tiré en la cama. Su pija parada quedó frente a mí.
Despacio le pasé la lengua por la cabeza. Una, dos, tres veces. Gimió.
Después me lo metí en la boca y muy suavemente comencé a mover la cabeza mientras mamaba.
El seguía gimiendo, lo imaginaba con esa sensación de estar caminando en las nubes.
Por más lenta que quise ser, su pija empezó a latir en mi boca y su leche empezó a salir como un volcán. El semen salía por mi boca y caía por el tronco, aun parado de Pedro. Pasé la lengua hasta hacerla desaparecer.
Me incorporé y el estaba con los ojos cerrados, disfrutando.
-Bien, vos acabaste ahora me toca a mi, me vas a hacer sexo oral, algo fundamental, esto es de a dos, aprendelo- le dije y me causaba gracia.
Lo llevé hasta mi concha y le fui explicando por donde debía chupar. Le mostré los labios, el clítoris.
Le fui diciendo que lo haga despacio, que vaya regulando el ritmo.
También fue suave con mi concha, aunque empezó torpemente se fue acomodando con mis indicaciones.
Sus labios chocaban con mi vagina muy dulcemente. Su lengua empezó a moverse a buen ritmo. Yo con ambas manos lo agarraba de los pelos de la nuca. De pronto uno de sus dedos se metió en mí y me sacudió. Con su lengua coordinó el ritmo de los dedos y mi excitación fue aumentando. Después de cinco minutos yo estaba teniendo mi orgasmo con un chico de 16 años, mi casi sobrino.
Acabé y me relajé.
El se incorporó y volvió a besarme. Su boca en mi boca y sus manos en mis tetas.
Tardó nada su pija en volver a pararse. Lo separé y dirigí mi mano a la mesita de luz, saqué un forro y le dije.
-hoy te lo pongo yo, pero vas a tener que aprender a ponértelo solo.
Me puse el forro en la boca y lo deposite en su pija.
Me tiré en la cama y lo traje encima mio, dirigí su verga hacia mí y lo hice entrar.
-movete despacio, no te desboqués- le ordené.
Empezó despacio, lento.
Si bien he tenido cosas más grandes dentro mio, sentía su pene muy bien.
Entraba y salía con delicadeza. Él seguía como siempre en mis tetas.
De pronto comenzó a acelerar y en un minuto embistió con fuerza para acabar dentro mio.
Su cuerpo transpirado, se quedó quieto encima mio.
Esperé que saliera solo.
Saqué el forro de su pene lleno de semen lo até y lo tiré en el inodoro, diciéndole que así debía hacer. No me reconocía siendo tan metódica, pero todo sea por la educación.
Quedó en la cama esperándome, su pija de nuevo estaba dura. Estamos hablando de un chico de 16 años y virgen así que tenía para rato.
Saqué otro forro y se lo puse con la mano.
Me monté sobre él y empecé a moverme despacio, yo iba a marcar la pauta.
Refregaba bien mi clítoris contra él para gozar también.
Mis tetas colgaban sobre su cara y el las chupaba.
Yo subía y bajaba, estuve diez minutos hasta que empecé a acelerar el ritmo.
De pronto cuando casi estaba llegando, Pedro empezó a acabar y se agarró fuerte de mis nalgas, esa sensación fue suficiente para que mi orgasmo se acelerara y también empecé a acabar con él. Me fui en un grito y clavé mis uñas en su pecho, el gritó por placer y dolor.
Ahora mi cuerpo descansaba sobre el de él. Lo dejé dentro mío hasta que me relajé totalmente.
Nos quedamos dormidos.
Nos despertamos al rato y volvimos a coger.
Y como pueden imaginar, con Peter seguimos teniendo encuentros.
Cuando se estaba por ir me dijo.
-Por qué la próxima vez que venga con Romi, te quedás y nos mirás a ver como lo hago.
-Puede ser, puede ser- le dije.
Lo hicimos, un día lo espié a él con Romina.
Pero eso….eso es otra historia.
Fin.
Lo bueno es que siempre fui apuntalada, siempre hubo alguien que me enseñó cosas nuevas. También hay que aceptar que en lo que a temas sexuales se refiere, siempre fui muy abierta.
Nunca tuve ningún prurito en el tema sexual.
Lo que si me faltaba y era una materia muy pendiente ser yo quien iniciara a alguien o le enseñara a disfrutar del buen sexo.
Y con el tiempo ese momento llegó.
Tenía ya en la ciudad una amiga del alma. Se llamaba Teresa, era mi vecina en el edificio donde vivía y con ella forjamos una relación muy linda. Ella era mayor que 7 años, pero la diferencia de edad ni se notaba, ella era muy vivaz, muy juvenil, era mi compinche ideal.
Se mudó al lado de mi departamento recién divorciada, con su hijo Pedro.
Como buena vecina, fui su hombro durante el lapso que le tomó hacer el luto por la separación.
Había días en que era un trapo de piso y yo era la encargada de levantarle el ánimo y también de ocuparme de Pedrito.
El nene con el tiempo me había adoptado como una tía.
Tere me decía Fio, por mi nombre por supuesto, y Pedro mezclaba el diminutivo con la palabra tía y me decía Fía, fue la única persona que me decía así y me gustaba.
Con el tiempo nos fuimos acercando mucho, yo estaba sola en la ciudad y si bien tenía relaciones con bastante gente, tener la contención y el sentido de familia me hacía realmente muy bien.
Los años pasaron para todos y la relación se hizo de hierro.
Pedrito pasó a ser Pedro, un pibe bastante lindo. Le empezamos a conocer sus primeras noviecitas y vivimos esa dura edad llamada adolescencia.
Todo iba bien hasta que el nene necesitó un cómplice y obviamente pensó en mí.
-Fía, necesito que me hagas un favor tremendo.
-Si Peter- así le decía yo-decime en que te puedo ayudar.
-Viste Romina, mi novia, bueno me podrías prestar el departamento un día para poder estar solos.
Me dejó helada debo decirlo, no porque me estuviera mangueando el dpto. para coger, si no porque ese nene que hacía un ratito llevábamos con Tere a McDonalds ahora era un hombrecito que empezaba con sus primeros intentos sexuales. Me sentí vieja y lo peor es que no lo era.
-Peter ¿ya tuviste relaciones?
-No
-sabés que tenés que cuidarte, ¿no?- ahí estaba yo, Miss Fiesta, dando clases de educación sexual.
-Si Fía, ya lo se, pero me prestás o no el dpto?
-Ok. Yo el viernes salgo a comer con dos compañeras de trabajo, traela acá a eso de las nueve y cuando termines me mandás un mensaje así no vuelvo y los interrumpo.
-gracias Fía, y ya sabés, nada a la vieja.
-Quedate tranquilo.
Jugué a favor de él en esta y no le hice ningún comentario a Tere, además era lunes y los pibes de hoy tienen noviazgos de 48 hs. Así que por ahí yo abría la boca y el pibe para el viernes era soltero de nuevo y lo quemaba.
La semana transcurrió con tranquilidad hasta el viernes.
Debo decir que ya se me había ido de la cabeza el pedido de Pedro.
No me olvidé, pero fue como si no hubiera ocurrido.
El viernes llegué a casa muerta y para colmo de males me indispuse.
Mis primeros dos días son terribles, en el primero me duele todo, quedo literalmente de cama y en el segundo soy una canilla me da la sensación de que no hay toallita, tampón o algodón que me contenga.
Así que entré a casa partida en dos del dolor. Corrí a la pieza, mesa de luz y el salvador IbuEvanol que más o menos mitigaba el dolor.
Llamé a una compañera de trabajo para avisar mi ausencia en la cena y me tiré a dormir, quería calmar el dolor aunque sea un ratito. Eran las seis de la tarde.
Me tiré en la cama en posición fetal me apoyé las manos en la panza y tardé nada en dormirme. Horas después una tremenda música me despertó sobresaltada. Era uno de esos grupos nuevos que suenan todos igual a los Rolling pero como si estuvieran borrachos y cantando en castellano.
Me levanté de un salto y el dolor se presentó nuevamente.
Fui hacía el comedor y en el aire me acordé de Peter.
Me asomé despacio por la puerta y ahí estaban Pedro y Romina en mi sofá besándose apasionadamente. Ella estaba sentada sobre él y con el apasionamiento de los besos, refregaba su pubis contra el de Pedro. De repente la remera de ella voló por el aire.
Yo rogaba que no quisieran entrar a la pieza. No sabía que hacer.
Detrás de la remera salió el corpiño.
Pedro entró morderlas y chuparlas como desesperados. Tetitas chicas, del tamaño de las que entran tranquilamente en una mano. Pezones rojos, en punta.
El levantó la pollerita tableada escocesa de Romina y quedaron expuestas sus nalgas bien blancas, vestidas con esas bombachas que usan ahora las adolescentes, rayadas de varios colores.
Pedro se sacó la remera ayudado por ella. La temperatura subía.
El torso lampiño de él se pegaba a las tetas de ella, los besos y las manos ya se habían descontrolado.
Se pararon y se terminaron de sacar la ropa. Pedro se recostó en el sofá y la acercó a ella hasta su pene. Ella empezó a besarlo suavemente, le pasaba la lengua con delicadeza. Lo malo fue cuando se la puso en la boca, su inexperiencia hizo que un par de veces lo tocara con los dientes. Pedro, un poco impaciente, la retó, le faltaba tacto al nene.
Se la sacó de encima y la puso de espaldas a ella. Fue hasta el jean y sacó un forro. Estuvo alrededor de tres minutos para ponérselo, fue muy gracioso, enfrió toda la situación.
Su pito parado parecía de alguien más grande no de Pedrito, mi casi sobrino.
Sin darme cuenta me estaba excitando con lo que veía.
El enderezó la verga hacia la concha totalmente depilada de Romina, me parece que se olvidó del sexo oral. Ella empezó a poner cara de dolor, obvio, el muy boludo no fue capaz de calentarla. Pero era insistidor así que se esforzaba por entrar en ella. Ella no sabía como hacer para pararlo. Le dolía, los gestos eran reales. Pedrito, poco paciente de nuevo, medio que la toreó y le dijo de muy mal modo que bueno que la cortaban ahí si tanto le dolía, pero que no exagerara. Ella asintió, lo puteo por decirle exagerada. Se pusieron la ropa y se fueron.
Sinceramente me quedé con las ganas de verlo a Pedro teniendo relaciones, estaba caliente. Ver esos cuerpos adolescentes y toda la inocencia de la situación me despertó un hambre sexual.
Esa noche, creo que soñé con Pedro y Romina cogiendo y me desperté toda mojada. Necesité masturbarme.
Los días que vinieron después no hice mención de lo sucedido ni le pregunté nada. Sabía que si necesitaba algo me iba a preguntar solito.
El otro viernes nos encontró comiendo juntos en mi casa. Teresa había salido a comer con un tipo que había conocido y había empezado un casi noviazgo.
Abrí una cerveza como para empezar a aflojarlo a ver si me contaba algo.
-Fía, todavía no me preguntaste como me fue con Romina- me dijo.
-¿tenía que hacerlo?- pregunté displicente.
-no se, pensé que yo te interesaba-
-Obvio que me interesás salame, pero si querés hablar de algo no tenés más que decirme y lo charlamos, no me gusta invadir.
Una cosa trajo la otra y la cerveza empezó a hacer efecto en Pedrito y empezó a contarme todo lo que había visto.
Después de quince minutos de relato, lo interrumpí.
-sabés algo Peter?, vi todo-
Se quedó sorprendido.
Le conté con lujo de detalles la situación, mi indisposición, que me quedé dormida, que me desperté con la música infernal que puso y la situación incómoda con Romina.
Se quedó pasmado.
Yo aposté a más. Su imagen desnudo me volaba por la cabeza.
-Sos muy impaciente Peter, no sabés tratar a una mujer-le tiré en la cara.
Se enojó, me dijo que lo que hice era una turrada y quizás sin pensarlo me escupió en la cara
-ya que tanto sabés, ¿por qué no me enseñás vos?
Fueron cinco minutos de silencio y las miradas clavadas.
Como una fiera me tiré sobre él y le rompí la boca de un beso.
Mi lengua entró en su boca. Me senté sobre él.
Le empecé a refregar mi pubis. Enseguida sentí su bulto en mi entrepierna.
Reaccionó en seguida. Sus manos se dirigieron directo a mis tetas.
Lo separé y le saqué la remera.
-a partir de ahora me escuchás- le dije seria- las tetas se chupan así-
Apoyé mi boca suavemente en su pezón y le pasé la lengua. Enseguida se puso duro. Jugué varios minutos con sus pezones hasta que me saqué remera y puse mis tetas en su cara.
Empezó pasando la lengua, despacio, imitándome. Lo agarré de la nuca y lo acerqué más.
Su boca se deslizaba entre mis tetas con gracia. Me empezó a morder despacio los pezones.
-con cuidado, no te pases que duele mucho-
Siguió con esos mordisquitos super excitantes.
Me paré y me saqué la ropa, quedé desnuda y a su dispoción.
Se quedó un minuto comiéndome con la mirada. No reaccionaba.
Lo paré y lo llevé a la pieza. Le saqué el jean y los boxers, lo tiré en la cama. Su pija parada quedó frente a mí.
Despacio le pasé la lengua por la cabeza. Una, dos, tres veces. Gimió.
Después me lo metí en la boca y muy suavemente comencé a mover la cabeza mientras mamaba.
El seguía gimiendo, lo imaginaba con esa sensación de estar caminando en las nubes.
Por más lenta que quise ser, su pija empezó a latir en mi boca y su leche empezó a salir como un volcán. El semen salía por mi boca y caía por el tronco, aun parado de Pedro. Pasé la lengua hasta hacerla desaparecer.
Me incorporé y el estaba con los ojos cerrados, disfrutando.
-Bien, vos acabaste ahora me toca a mi, me vas a hacer sexo oral, algo fundamental, esto es de a dos, aprendelo- le dije y me causaba gracia.
Lo llevé hasta mi concha y le fui explicando por donde debía chupar. Le mostré los labios, el clítoris.
Le fui diciendo que lo haga despacio, que vaya regulando el ritmo.
También fue suave con mi concha, aunque empezó torpemente se fue acomodando con mis indicaciones.
Sus labios chocaban con mi vagina muy dulcemente. Su lengua empezó a moverse a buen ritmo. Yo con ambas manos lo agarraba de los pelos de la nuca. De pronto uno de sus dedos se metió en mí y me sacudió. Con su lengua coordinó el ritmo de los dedos y mi excitación fue aumentando. Después de cinco minutos yo estaba teniendo mi orgasmo con un chico de 16 años, mi casi sobrino.
Acabé y me relajé.
El se incorporó y volvió a besarme. Su boca en mi boca y sus manos en mis tetas.
Tardó nada su pija en volver a pararse. Lo separé y dirigí mi mano a la mesita de luz, saqué un forro y le dije.
-hoy te lo pongo yo, pero vas a tener que aprender a ponértelo solo.
Me puse el forro en la boca y lo deposite en su pija.
Me tiré en la cama y lo traje encima mio, dirigí su verga hacia mí y lo hice entrar.
-movete despacio, no te desboqués- le ordené.
Empezó despacio, lento.
Si bien he tenido cosas más grandes dentro mio, sentía su pene muy bien.
Entraba y salía con delicadeza. Él seguía como siempre en mis tetas.
De pronto comenzó a acelerar y en un minuto embistió con fuerza para acabar dentro mio.
Su cuerpo transpirado, se quedó quieto encima mio.
Esperé que saliera solo.
Saqué el forro de su pene lleno de semen lo até y lo tiré en el inodoro, diciéndole que así debía hacer. No me reconocía siendo tan metódica, pero todo sea por la educación.
Quedó en la cama esperándome, su pija de nuevo estaba dura. Estamos hablando de un chico de 16 años y virgen así que tenía para rato.
Saqué otro forro y se lo puse con la mano.
Me monté sobre él y empecé a moverme despacio, yo iba a marcar la pauta.
Refregaba bien mi clítoris contra él para gozar también.
Mis tetas colgaban sobre su cara y el las chupaba.
Yo subía y bajaba, estuve diez minutos hasta que empecé a acelerar el ritmo.
De pronto cuando casi estaba llegando, Pedro empezó a acabar y se agarró fuerte de mis nalgas, esa sensación fue suficiente para que mi orgasmo se acelerara y también empecé a acabar con él. Me fui en un grito y clavé mis uñas en su pecho, el gritó por placer y dolor.
Ahora mi cuerpo descansaba sobre el de él. Lo dejé dentro mío hasta que me relajé totalmente.
Nos quedamos dormidos.
Nos despertamos al rato y volvimos a coger.
Y como pueden imaginar, con Peter seguimos teniendo encuentros.
Cuando se estaba por ir me dijo.
-Por qué la próxima vez que venga con Romi, te quedás y nos mirás a ver como lo hago.
-Puede ser, puede ser- le dije.
Lo hicimos, un día lo espié a él con Romina.
Pero eso….eso es otra historia.
Fin.
6 comentarios - Educando a Pedro
F 🙎♂️
besos y te debo puntines....
Te dejaria mas puntos pero te deje 10 en tu ultimo post de los \"no coment\" y no me quedan mas.
Saludos