Una décima de segundo

Este relato lo vengo teniendo en mi cabeza hace bastante tiempo. En realidad, lo pensé mucho más largo, con muchos mas detalles. Pero lamentablemente, por falta de tiempo, decidí que saliera tal como se los presento. Espero que les sea de su agrado, yo disfruté haberla escrito.





Se dice que ante determinada situación, el tiempo puede llegar a detenerse una décima de segundo. Y es en esa décima de segundo cuando, también se dice, uno puede ver pasar la vida delante de sus ojos, justo como si fuera una película.


Todo comenzó en un parque, estaba paseando a mi perro y pensando en las cosas que debía preparar al llegar a casa. Y fue ahí donde nos conocimos, también estaba paseando al suyo. Ya ni me acuerdo cómo fue, pero las correas terminaron enredándose y nuestro encuentro fue inevitable.
Charlamos, nos gustamos y empezamos a salir. Fueron 4 maravillosos años de noviazgo y un poco menos de convivencia. Era todo lo que podía esperar de una persona, pura ternura y simpatía.

Ya pensando en el matrimonio, en los hijos y en infinidades de proyectos juntos, me propuso viajar a conocer a su familia.
Al principio debo confesar, me dio un poco de miedo. No sólo porque debía salir de mi país, sino por todas las historias que salen en las noticias sobre esos lugares. Sin embargo, me calmó diciendo que en su país, los Emiratos Árabes Unidos, no existe la violencia como sí vemos, por ejemplo, en Afganistán. Que ellos son mucho más “civilizados” (por llamarlo de alguna forma) y que serían unas buenas vacaciones visitar esos lugares.

Acepté.

Fueron muchas horas de vuelo, donde aprovechó para ponerme al tanto sobre las costumbres, modismos y enseñarme algunas palabras en árabe.
Al llegar, el calor era simplemente insoportable. Ni la costumbre a la humedad de Buenos Aires pudo evitar el sofocón. Parecía que mis pulmones se derretían con cada bocanada de aire.
Me pareció raro que nadie de la familia haya ido al aeropuerto a buscarnos. Pero en definitiva, pensé que se trataba de costumbres del lugar. Qué se yo.
Viajamos en micro hasta su ciudad natal, Jumeirah. Fueron 3 horas de ruta, arena, palmeras, alguna que otra caravana sobre camellos, siendo esto lo único que le dio un poco de emoción al viaje.

Por fin habíamos llegado. La ciudad era simplemente hermosa. Se mezclaban calles de cemento, con adoquines perfectamente alineados. Veredas notoriamente limpias. Y el modernismo que se fundía con lo antiguo, con lo milenario. Todo era muy agradable a la vista.

Llegamos a su casa, y ahí salió toda su familia a nuestro encuentro. Las mujeres vestidas con la típica burka se quedaron detrás de los hombres, en silencio, pero denotando su emoción en lo único visible de su cuerpo, sus ojos.
Gritaban, festejaban, se reían. Obviamente, todo en árabe. Yo no comprendía nada, la pequeña clase que había recibido en el avión no había servido de mucho.
Permanecí a un costado, expectante viendo la situación. Una vez que los abrazos terminaron me presentó a su familia (bueno, a la parte masculina de su familia). Y ahí fue cuando mi mundo perfecto se vino abajo.

Cuando lo saludé, fue todo un revoltijo de sensaciones. Era bien formado, hermoso, muy varonil, era… igual. Igual pero… distinto. Marcos (en realidad su verdadero nombre era Masudah) se me acerca y me dice: “Sorprendida? Es mi hermano gemelo, Mohamed”.
Eran sorprendentemente iguales. Pero... seguía habiendo algo distinto, no era físico, era… no pude explicarlo (en ese momento).

Terminados todos los saludos, presentaciones, habiendo comido, bebido y sufriendo de una sobremesa larguísima (ya que no entendí una sola palabra de lo que se estaba hablando), nos dieron nuestra habitación. En realidad era la de él, la de su niñez y adolescencia.
Me comentó a grandes rasgos de lo que hablaron. Se lo veía muy contento. Yo estaba contenta por él. Y así estuvo como 2 horas hablándome de historias de su vida, hasta que nos sentimos cansados y nos fuimos a dormir. No sin antes hacer el amor.

Al otro día, todo fue un embole total. Marcos no me daba mucha bola, las mujeres de la casa eran como entes que no hablaban, y los hombres no notaban mi presencia. Todos menos uno, Mohamed. Cada vez que lo miraba, él lo hacía. Y sentía una fuerza en sus ojos, que no lo podía soportar. Eran iguales en apariencia, pero distintos en carácter. Marcos era tierno y compañero, Mohamed era tosco, rudo, todo un macho. Quizás por eso me sentí atraída.

Llegada la noche, todos salieron a alguna especie de celebración que hacían. No llegué a entender bien, pero supuse que era la bienvenida a Marcos. La casa quedó vacía, quedándonos sólo nosotros.
Mientras nos vestíamos, comenzamos a ponernos cariñosos y terminamos desnudos, en la cama, besándonos.

Fue cuando él abrió la puerta.
Pegamos un salto y yo me cubrí con la sábana. Marcos se quedó de pié, al costado de la cama, desnudo. Intercambiaron palabras. Marcos intentó alzar la voz. Mohamed sí lo hizo. Marcos bajó la mirada…

Mohamed se me acercó, me tocó el hombro, yo se lo saqué. Miré a Marcos, seguía con la mirada gacha. Era acaso un consentimiento a lo que el hermano estaba pretendiendo? Todo estaba en mis manos, supongo. La idea me atraía, claro que me atraía. Me tomó con sus manos por el cuello, acercándome a su cara. Me dejé llevar…

Nos besamos, comenzó a tocarme. Sacó la sábana, tirándola al piso. Me tocaba los pechos, la espalda, el vientre, mi sexo. Estaba tan húmeda. Lo deseaba con locura.
Se comenzó a desnudar, y le dijo algo a Marcos, quien, por primera vez, levantó la mirada y nos vió. Se acercó. Noté que Mohamed ya estaba desnudo y recostado al lado mío. Me hizo una seña apuntando a su miembro erecto. No hacían falta las palabras.
Me agaché y empecé a chuparlo.
Le dijo algo a Marcos, y éste se inclinó y comenzó a chuparme, a besarme, a acariciarme como él sabe hacerlo. Me encantaba. Me vine.
Supe que si seguía chupando esa verga, él no iba a aguantar. Aceleré el movimiento, comencé a alternar paja con chupada. Se vino en mi boca.
Le dio instrucciones a Marcos, y este se acostó en la cama. Yo automáticamente busqué meterme su pija en mi boca. Comencé a mamar como sé que le gusta. Mientras, Mohamed se puso detrás de mí y comenzó a jugar con mi culo. Lo tocaba, lo lamía, metía la lengua, metía uno, dos, tres dedos. Yo temblaba de la excitación.
Me incorporé. Necesitaba sentir una pija dentro mío. Me subí a Marcos y comencé a cabalgarlo. Mientras, con mi mano pajeaba a Mohamed.
Cuando la tuvo dura otra vez, se separó y se puso detrás. Yo ya sabía lo que iba a hacer. Y lo deseaba.
Me penetró por el culo. Estaba teniendo un doblete espectacular. Los orgasmos vinieron uno tras otro. Comencé a gritar de placer. Marcos se vino. Cuando sentí su semen dentro mío, bajé la cabeza para verle la cara, y ví algo que jamás olvidaré: una lágrima recorría su mejilla y su mirada no mostraba nada más que tristeza. Y ya no pude seguir.
Sólo recibía los embates de Mohamed. Siguió cogiéndome hasta venirse en mi culo. Fue cuando cayó rendido en la cama. Fue cuando vio a su mujer parada en la puerta. Fue el principio del fin.

Gritos, amenazas, corridas, más familiares. Un descontrol total. De repente, me toman de los hombros (yo ya vestida) y me sacan de la casa a la fuerza.
Marcos! Marcos! Pero Marcos no respondía. No sé si también lo tenían agarrado, o simplemente no quería escucharme.
Me llevaron a lo que sería una comisaría. Me encerraron. Me enjuiciaron. Nunca pude hablar con mi abogado, ya que no hablaba en español.
Me sentenciaron. No entendí lo que decían, pero sí entendí el veredicto: CULPABLE!

Me azotaron. No sé cuántos azotes recibí, terminé desmayada. Cuando desperté, mi espalda era todo un baño de sangre y el dolor era insoportable. Rogué, supliqué, oré, y nada. Sólo esperaba. Casi no me daban de comer. Casi no tenía qué beber. Sólo pensaba en Marcos. Sólo pensaba que todo fuera una horrible pesadilla.

Y pasaron los días. Y al fin estoy libre. Estoy en una plaza. Bajo un sol radiante. Un sol que no veía desde no se cuándo. Me lastima los ojos, pero no importa, estoy libre. Estoy rodeada de gente. Me miran, en silencio. Por fin el martirio llegó a su fin. Podré volver a ver a Marcos? Me perdonará alguna vez?

Esta décima de segundo ya duró demasiado. Y esas piedras que me han lanzado, deben seguir su camino…




Gracias a todo aquel que haya leído este relato.

Realmente, sería muy placentero para mí que me dejes tu comentario.


Gracias. Relojero. 😉

24 comentarios - Una décima de segundo

paragua08
faa.. q relato raro.. jajja

no entendia un joraca la mina..

yo me referia a q era la mas facil pq simplemente lo copie y lo pegue amigo relojero...

tic tac tic tac...
brujo777
EXCELENTE RELATO

MUY BUENA HISTORIA, INTERESANTE EL DISCURSO, principalmente el protagonista narrador femenino, desarrollado desde un escritor masculino.

A favoritos y agendado.

GRACIAS POR PERMITIRNOS SOÑAR


LLUVIA DE BENDICIONES PARA QUE EL ARQUITECTO ILUMINE TU CREATIVIDAD Y TU VOLUNTAD DE ESCRITOR!!!

brujo777 P! después del amor mi mejor compañía
TonyTaty
zzzzzzzz estaria bueno en taringa
sapoverde2
Felicitaciones amigo relojero el relato me resultó sumamente atrapante y el título muy acorde con su nick¡¡¡

Como en un mecanismo perfecto de relojerìa, se entremezclan el erotismo, el amor y la cruel realidad de un paìs supuestamente \"civilizado\".

Espero sus otras creaciones literarias¡¡¡ 😛
gatone24
Gran relato relojero. Creativo 😀
jolo588
muy bueno. Realmente muy creativo e interesante. Van puntos.
mtula
muy bueno, un relato atrapante.
maguito
muy lindo relato
petzele
Muy bueno. bien escrito e interesante, me gustó.
Te mando los 2 q me quedan
sapoverde2
Ja ja amigo relojero, tiene mi permiso ¡¡¡
Y estoy siempre a las órdenes¡¡ Ya me estoy imaginando su libro de historias en las mejores Librerias, prologado por sapoverde2¡¡
Un Best Seller¡¡¡ 🙌 🙌
Flying
Los buenos narradores están en P!
Estaré atento relojero a seguir viajando con usted por el mundo. porque las historias, como las piedras, hay que dejarlas correr.
twistergreen
Excelente relato relojero!!! Estoy empezando a descubrir el gusto por este tipo de posts... Muchas gracias!!!
SoyDiablita
si, sabia de ti mucho antes de entrar aqui..tu sabes porque... 😉 y veo que estaba tambien equivocada contigo..tienes un talento muy diferente al de todos...has pensado en escribir un libro...no en serio. por una decima de segunto piensalo... no necesariamente estudiamos para lo que queremos hacer, muchas veces nuestra vocacion esta tan oculta en nosotros que no las vemos hasta que alguien nos lo dicen. y en este caso son muchos los que dicen.

piensalo aunque sea una decima de segundo.

besos...si y ya se..una cachetada para ion. 😉
rodolfo322
que bueno relojero!!!!!!
no solo logras mimetizarte perfectamente en el rol femenino,sino que ademas ,logras transmitir hasta las sensaciones de la protagonista como propias.
nos llevas desde el amor al erotismo, y dede alli nos transportas a una realidad ,de violencia y crueldad, que me estremece, de solo imaginarla.
el haber descubierto tu capacidad literaria, solo logra que reafirme mi respeto ,a un grande de P!,como vos.
¡¡¡ gracias .!!!!

rodolfo322 P!oringuero[/color]
DebbyMetal86
Descorcho comentándote con esta frase final (y genial) que me limo la cabeza a morir...
"Esta décima de segundo ya duró demasiado...
Y esas piedras que me han lanzado, deben seguir su camino…"

Simplemente sublime me encanto que atrevido jajaja