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Yo era heterosexual

Yo era heterosexual

Mi nombre es Narek. El nombre es de origen armenio, existe. Tengo 40 años, estoy casada y tengo dos hijos (varones), el último recién destetado. Yo, retomando mi vida después de la licencia empecé a trabajar y el gimnasio, hace ya dos meses.

Como no me sobra el tiempo voy muy temprano al gym y de ahí al trabajo. Mi vida marital? El sexo normal para un matrimonio de años de casados, algo rutinario con la salvedad de estos meses de “veda” post parto y el retomar el “tiempo perdido” las primeras semanas siguientes.

Mi marido, seguramente alguna aventurilla aislada, lo mismo yo, pero ya hace tiempo que no. Y entonces, pasó. Tontamente debo reconocer, pero pasó. Después dicen que hacer gimnasia es sano, pues a mí me partió la cabeza, y a mi edad debutar en esto, es patético. Un grupo pequeño de chicas hacemos esa clase (por la hora) y la profesora es muy joven.

El gimnasio es así, mientras no pase a mayores no se mete nadie con nadie. Y en los vestuarios se ven cosas a veces, pero como hasta ahora no me habían molestado, no les prestaba atención.

Ese día hice mi clase con una compañera al lado que conocí desde que reinicié en Febrero. Ambas nos fuimos al vestuario a bañarnos y cambiarnos. Curiosamente las otras chicas se fueron a sus casas sin cambiarse, raro, pero la verdad no le di importancia. Nos quedamos Nilda y yo.

Discutíamos desde tiempo atrás sobre la elección a la hora de elegir nuestra sexualidad y lo voluntario que es optar por tener sexo con hombres o mujeres indistintamente. Mi opinión de madre heterosexual era clara: hombres con mujeres y viceversa, y sólo asco o indiferencia hacia el mismo sexo. Y punto!! Grave error el mío.

Nilda aseguraba que no y me apostaba a que lo podía probar. Parecía broma, no? No. Todo esto mientras nos bañábamos, ella diciéndome que con tan solo acercárseme y ni qué hablar tocándome me haría ver las cosas de otra manera. No, le contesté, hagas lo que hagas si alguien no siente eso por el mismo sexo, no lo sentirá, es natural que así sea. “Bueno, te arriesgás?” me preguntó.

Acercate todo lo que quieras que nada pasará, le dije. Y se acercó y nada pasó. Hasta que me tocó. Fue mi culpa porque me estaba lavando mis pechos y como todavía algo de leche produzco, caían gotitas desde mis pezones y ella se quedó fija mirándome, como estática y entonces me señaló con el dedo: “eso es leche?” preguntó, sí y le expliqué.

Acercó su dedo y recogió una gota entre sus dedos, la miró y luego lamió su mano cerrando sus ojos. “nunca viste amamantar una criatura en un colectivo?” le pregunté. Acercó nuevamente sus manos hacia mí y la detuve: qué hacés? “no es que nada va a pasar”? me dijo, “entonces dejame que te toque, si te duele o molesta me decís y ya”. Y entonces, entonces cometí el terrible error de dejarla, confiada en que de ahí no pasaría.

Con ambas manos tomó mis pechos y mirándome a la cara los comprimió suavemente como si me ordeñara y como tal la leche empezó a caer por mí.

Yo noté entonces que no me daba asco y que hasta ahí no sabía bien qué me pasaba. Ni mal ni bien. Era como mi otra yo al comando de mí que se quedaba quieta. Pasó su mano por mi vientre y volvió a lamérsela, luego fue directamente a la fuente, tomando mis muñecas y presionándolas junto con el resto de mí contra la pared de la ducha empezó a ser amamantada. Al principio me dolió un poco porque la leche bajaba lento, pero luego empezó a bajar como siempre, como con mis hijos.

Tomó de uno y luego vació mi otro pecho, y yo rígida sin mover un dedo, no podía. Con mis pechos totalmente blandos acercó su boca, mojada aún con leche, a la mía. Me miró con total control de la situación y me besó en la boca. Yo aterrada, de mí misma y sin saber a dónde terminaría eso, sin reacción.

Todas mis convicciones se iban yendo junto al agua de la ducha y sólo atiné a cerrar la cortinita del box. Me besaba con su cuerpo apretado contra el mío, sus pequeños pechos contra los míos y entonces empezó a acariciarme mi sexo. Yo parada en puntas de pié queriendo alejarme, no sé.

Luego me penetró con un dedo, luego con dos acariciando mi interior. Entonces levantó su mano, me la mostró muy mojada y la introdujo en su boca como si fuera un manjar. La puso luego en mi boca e hizo que yo al chupara, fue bajando por mi cuerpo y volvió a penetrarme, metiendo y sacándolos y a la vez lamiendo mis pechos una vez más. Empecé a temblar y noté que estaba cerca de tener un orgasmo, no quería tenerlo, traté de correrme, pero me tenía. Bajó su cabeza y cambió sus dedos por su lengua la cual usó mejor que mi marido y que cualquiera de los otros hombres que conocí.

Tuve un orgasmo sobre ella y lo tomó al igual que mi leche. Lamía mi vulva mientras acariciaba mi clítoris, tomó mi mano y la pudo sobre su cabeza pidiendo que la acariciara, así que yo le acariciaba el pelo y la miraba chuparme, pero como si no fuera a mí, pero era yo.

Se levantó, tomó mi rostro y acercó mi boca hasta sus pechos, los cuales le lamí hasta que ella no quiso más y después debí seguir con su sexo. Debí hacerlo mal porque no obtuvo los mismos resultados que yo, contrariada me levantó del pelo y me dio la vuelta. Los brazos hacia arriba fue lamiendo mi espalda hasta llegar a la cadera.

Empezó a pasar sus manos por mis glúteos, frotaba su sexo contra mi cola y mientras acariciaba mis pechos y los volvía a ordeñar. Separando mis glúteos besó mi cola, penetrando ligeramente mi ano. Y deben saber que casi nunca he dejado que mis hombres tocaran ahí. Sólo una vez a mi marido y otra a un ex-jefe que tuve tiempo atrás (pero esa es otra historia).

Se dio cuenta que lo sentí, pero eso no le impidió seguir. Se enjabonó su dedo anular y lo fue introduciendo dentro de mi cola. “Me duele” recuerdo haberle dicho, pero solo respondió con un gemido besando mi cuello y tocándome un pecho con su otra mano.

Me pidió que la tocara, introduje mis dedos en su vagina y empecé a hacerle el amor, ella acompañaba con su pelvis haciendo que mis dedos penetraran más dentro de él. En realidad ella gozaba con mis dedos y se movía cada vez más rápido. Recién ahí tuvo su orgasmo y quedó adherida a mi espalda, jadeando y besando mis hombros.

Me dio vuelta y me agradeció! Sí, gracias me dijo y me preguntó si quería algo en particular que me hiciera!! Creo que negué con mi cabeza pero no recuerdo bien. Igual volvió a besar mis labios, besó mis pezones, luego mi vientre y finalmente mi vulva. Entonces tuve mi último orgasmo que de los más intensos que recuerdo, sólo comparable con el que tuve la primera vez que mi actual marido me hizo el amor en la sala de estar de mi trabajo, durante una noche de guardia. Así terminó ese día, nos secamos y me fui a casa, di parte de enferma, no podía concentrarme ni en lo más sencillo.

Volví a verla una vez más, en otras circunstancias, y ahora no sé qué hacer de mi vida, quizá mi terapeuta me ayude.

16 comentarios - Yo era heterosexual

Canoplaverde
Esta bien, el que no prueba no sabe, talvez no te tenes que preocupar, podes disfrutar con ambos sexos. Saludos
DrAlban69
uyyyy, me calento, mallllllllllllll!!
Santomado
Gran historia, gracias por compartirla.
jolo588
una pregunta,..si sos \"Narek\",...por qué tu ficha dice hombre..???
vaisath
porque no son historias de el
vaisath
http://www.poringa.net/posts/relatos/886226/Un-mensaje-en-el-celular_.html
maguito
uyyyy!!que buena puñeta me hice!!!gracias!!! 😉
KingLima
Cual es el problema? A mi me parece que fue solo sexo. Quizás esto habra tu sexualidad. El problema sería si estuvieras enamorada. Quien sabe? Hasta la puedes invitar a tu casa con tu marido.....jejeje....es nuestra fantasía secreta ver a nuestra mujer con otra, solo que debes saber llegar a él.
Besos
Oespecial
pobre y a que edad te enfermaste
renox78
muy bueno, oye si te hace feliz y te la pasas bien no tienes xq sentirte mal, al contrario disfrut q la vida es corta
Oespecial
sentite mal te lo mereces
oliverovsky
En la vida hay q

probar d todo para saber q t gusta mas 😀 😀 😀 😀 😀

Olivia.

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