Estaba mirando la pantalla de mi PC...aburrido, la tarde caía pesada, hacia un calor como no se había sentido hacia mucho tiempo, tenía la camisa pegada al cuerpo por el sudor y me había quitado los zapatos para estar mas cómodo, pensé en irme a dar un duchazo para aminorar el calor, en eso estaba cuando suena la puerta, me intrigó por que no esperaba a nadie, mis viejos se habían marchado por todo el fin de semana y yo me había desconectado del trabajo para descansar, así que intrigado por quien sería la persona que tocaba me dirigí a abrir la puerta. Era una mujer mayor, 50, 55 no se... una mujer madura de pelo lacio a los hombros, vestida con una blusa blanca floja que le cubría hasta debajo de la barriga, se adivinaban unos senos enormes redondos, una falda floreada larga hasta casi los pies, enmarcando unas tremendas caderas, pero eso sí, se marcaba una cintura no diminuta pero si una cintura muy bien marcada, usaba unos zapatos bajos y se alcanzaba a ver unos tobillos fuertes, gruesos, morenos. Era una mujer gruesa, pero con una forma muy femenina, muy voluptuosa, de labios muy gruesos, de rasgos muy vulgares, pero a la ves muy excitantes, para mi claro...que soy adicto a las mujeres maduras.
Ella estaba ahí de pie mirando un papel con algo escrito en él, mientras esperaba a que yo abriera la puerta.
• Sí, ¿a quién busca?
• Hola buenas tardes, mire busco una dirección, ¿será esta la calle?, tengo horas caminando buscándola y no doy, ¿podría ayudarme?
Se notaba que era de fuera de la ciudad por su tono de hablar era cordobesa.
• A ver señora, permítame ver la dirección.
Tomé el papel y comencé a leerlo, tenía un nombre de una calle, el número y el nombre de un barrio.
• Señora, creo que anda muy lejos, esta colonia esta al otro lado de la ciudad, ¿está segura que es la dirección correcta?
• Si señor, bueno creo que es la dirección correcta, ahí vive mi hija y vine a visitarla y el señor del colectivo me dijo que era por este rumbo.
• Mmm.. señora, me temo que no es por aquí.
Haciendo un gesto de desesperación, la señora me dice:
• Señor donde puedo encontrar un teléfono público para llamar a mi hija, así mejor ella viene por mi.
• Bueno señora por acá no hay muchos teléfonos públicos, pero si quiere puede usar mi teléfono.
• ¿De verdad puedo usarlo?, que amable señor, gracias.
Diciendo esto, la hago pasar a la casa, ayudándola con el pesado par de maletas que cargaba, y siguiéndola con la mirada, observaba el bamboleo de ese enorme par de nalgas, no había visto unas tan buenas desde hacía mucho tiempo, y con esa forma tan excitante, no perdí detalle de su forma de caminar, de cómo se le notaba el calzón que cubría esa gran cola.
Entramos a casa, y la invité a sentarse y acercándole el teléfono le ofrecí dejarla sola para que llamara. Marcó el teléfono, y esperó a que le contestaran, cosa que no sucedió y colgó, con un dejo de tristeza revisó si marco bien el número y viendo que sí había marcado correctamente llego a la conclusión que no había nadie en casa.
• Gracias señor, pero mi hija no está, seguro salió, así que llamaré más tarde de algún lugar.
Me dio pena la situación de la señora, y sonriendo le dije:
• No se preocupe señora, mejor descanse un rato, y luego hace el intento de llamar nuevamente, hace mucho calor afuera y se nota que esta usted muy cansada.
• Si señor la verdad sí, estoy muy cansada, pero no quiero molestarlo.
• No es ninguna molestia, estoy solo en casa y puede usted descansar tranquilamente un rato.
Sonriendo la señora y dado su origen cordobés, (gente muy abierta y muy confiada), me dijo:
• Ah, siendo así, entonces le tomo la palabra, sino le molesta descansaré un rato.
Ya entrados en confianza, y viendo que no había nada que temer conmigo se relajó la señora, recargándose en el sillón y estirando las piernas.
• Si quiere quítese los zapatos señora.
• Je je je je, no señor como cree, con todo lo que he caminado, mis pies deben oler feo.
Haciéndome gracia el comentario, rompí en una carcajada.
• Jajajajaja, no importa, usted tranquila, haga de cuenta que no estoy.
• Bueno, entonces me los quito.
Y diciendo esto, y sacando los pies de los zapatos, haciendo gestos de sentirse más a gusto ahora sin zapatos.
• ¿De dónde viene señora?
• De Carlos Paz (confirmado su origen cordobés), mi hija va a tener un bebé y vine a ayudarla, pero ya vio que mala suerte tengo.
• No se preocupe señora, llámele a su hija de nuevo si quiere...¿ella usa celular?
• Sí, si tiene celular pero me da pena molestarlo más.
• No se preocupe señora usted llámele.
Convencida y ya en confianza, tomo el teléfono y marcó al celular de la hija, y ahora sí, con alegría reflejada en el rostro vi como le contestaba a la hija.
• Mija de mi vida, ¿dónde andas?
• Mmm ya llegué y pues me perdí.
Vi como se quedaba callada escuchando lo que su hija le decía, luego de varios segundos de conversación colgó.
• Pues mire señor como ve, mi hija salió y regresa mañana, y esto me pasa por no avisarle que venía hoy.
• Bueno señora no se preocupe, lo mejor es que ya la encontró.
• Pues sí, pero ahora tengo que esperar hasta que llegue mañana.
Con una mirada triste, hizo el intento de levantarse y tomar sus cosas.
• Si me dice en donde encontrar un hotelito modesto se lo voy a agradecer señor.
• No, señora no tiene nada que agradecer, pero ¿por qué no espera un rato antes de irse?, luego yo mismo la llevo a un lugar donde pasar la noche.
• ¿No quiere una cerveza? (a la gente de Córdoba le gusta tomar cerveza).
Ella me miró sonriendo, y como ya confiaba en mi, me dijo con su acento característico:
• Bueno pues se la acepto pa el calor.
• Siéntese ahora se la traigo.
Me dirigí a mi frizzer y sacando 6 cervezas me acerqué donde estaba la señora y tendiéndole una le dije:
• Tenga señora, están bien frías.
• Sii, esta bien helada, gracias señor.
Y destapándola, bebió a pico de botella, dejándome sorprendido de su manera de beber y bueno con el calor que hacia, pues la imité, tomando de la misma manera mi cerveza. Luego de un rato de beber y de charlar de mil cosas, una cerveza, otra cerveza, y otra más, el ambiente se relajó y obviamente tanto líquido bebido hizo su efecto.
• Señor, ¿me permite usar su baño?
• Claro que sí doña Brenda (que así se llamaba), pero no me diga señor me hace sentir muy viejo
• Ja ja ja ja ja si aquí la vieja soy yo tengo 51 años, pero por respeto le digo señor, puedes ser mi hijo.
• Jajaja no tanto doña Brenda, si no me dice por mi nombre me voy a enojar
• Bueno, bueno, te voy a decir Oscar, no te enojes (estaba ya un poco ebria, como yo mismo).
• Bueno, ¿y dónde esta el baño Oscar?
Recordando que las reparaciones del baño de abajo no habían concluido le dije:
• Está arriba doña, vaya.
• Nomás dime por donde Oscar me voy a perder en esta casota.
• Usted siga la escalera yo le voy diciendo.
• Jajaja esta bueno Oscar como tú digas.
Y subiendo detrás de ella, me iba deleitando con el movimiento de sus nalgas, se movían con una cadencia perfecta, podía casi adivinar lo suaves que estarían, excitantes al fin. Era un culo enorme, unas nalgas como no había visto en mucho tiempo.
• A ver doña entre, ese es el baño.
• Huy Oscar, ¿éste es tu cuarto?
• Si doña es mi cuarto.
• A pues está muy bonito, mira que televisión tan grandota tienes.
Y encendiéndole la televisión le dije:
• Bueno doña Brenda, la dejo en el baño, voy por una cerveza, así nos tomamos otra.
• Pues muchacho acá te espero.
Y diciendo eso, bajé a la cocina por una dosis adicional de cerveza, subiendo inmediatamente a mi recámara, donde me senté en mi cama, y abrí mi cerveza, escuchando ruidos en el baño y esperando que saliera doña Brenda, un par de minutos después, salió del baño, acomodándose la falda en la cintura y sonriendo.
• Mire que efecto me causa la cerveza jajajaja, me entran unas ganas de mear.
• Jajaja, es normal, a mi me pasa lo mismo.
Diciendo esto, se sienta en los pies de la cama y mirando la televisión encendida me dice:
• Huy que grandota la tele, yo siempre he querido una así, para ver las comedias, se ve muy bien, me encanta.
• Doña Brenda sientes acá. Le dije señalándole la cama.
• Así puede ver la tele a gusto.
Y sin decir más, se sube doña Brenda a la cama sentándose junto a mí.
• Oscar, que blandita esta la cama.
• Sí, está muy cómoda, así es.
Y abriéndole otra cerveza se la di.
• Jajaja, Oscar voy a estar yendo cada rato al baño te lo advierto.
• Jajaja no importa doña, que al cabo está muy cerca.
Y diciendo esto, seguía bebiendo cerveza, su respiración estaba muy agitada, sus enormes senos se notaban debajo de la tela de su blusa blanca, los pezones se adivinaban casi negros y podía presumir que se estaban poniendo duros, o al menos eso pensaba yo.
Una mujer de 51 años, medio ebria, en mi cama, y con un cuerpo como a mi me gustaba. No podía creerlo.
Seguimos bebiendo y en un rato más, doña Brenda estaba muy ebria, y poniéndose de pie, se dirige al baño.
• Oscar, ahora regreso, no te vayas.
• Jajaja no doña Brenda no me voy a ir.
Y diciendo así entra al baño y sale un rato después, y así, riendo se sube a la cama sentándose frente a mi sobre la cama.
• Bueno Oscar creo que es hora que me vaya, se esta haciendo tarde.
• Nooo doña Brenda no se vaya, mejor quédese aquí, total mañana cuando llegue su hija se va.
• ¿Y dónde me acuesto mijo?
• Pues aquí en esta cama, total cabemos los dos.
Le dije y ella mirándome me dice:
• Mmm en la misma cama, mmm bueno, pero ¿y si te da por portarte mal Oscar?
• No doña Brenda como cree que me voy a portar mal, soy un caballero.
• Jajaja es una broma Oscar, como crees que voy a pensar que tu un muchacho se va a querer portar mal con una vieja culona como yo.
• Jajaja doña Brenda, pues tiene mucho con que portarse mal.
Y ella carcajeándose me palmea el pecho riendo estruendosamente.
• Jajaja muchacho este jajaja.
Las copas habían hecho su cometido en ambos, estábamos tendidos en la cama ya casi sin hablar, solo mirando la tele, doña Brenda semi sentada y yo igual, sus piernas estiradas.
• Ahorita vengo mijo.
• ¿A dónde va doña Brenda?
• Voy por unas toallitas húmedas para limpiarme el sudor.
El alcohol la había desinhibido y sin recato me dijo:
• Estoy gorda mijo y tengo que limpiarme el sudor, sino no puedo dormir.
• Ta bien doña Brenda, pero si quiere yo tengo aquí toallitas húmedas mire.
• Ahh si de esas mismas uso yo mijo, ¿me regala?
Y dándole el recipiente, lo puso junto de ella y sacó una comenzando a limpiarse la cara, los brazos, los pliegues de los brazos, el cuello, y cuando intentó limpiarse los pies no alcanzó…le dije:
• ¿Le ayudo?
• Jajaja no mijo como crees, deja yo puedo.
• Doña Brenda yo le ayudo, présteme.
Y quitándole las toallitas me puse de rodillas junto a sus pies y comencé a limpiarlos despacio, entre los dedos, pasando la toallita, el pie completo, el tobillo, y así, hasta que terminé, pasando al otro pie, limpiando también a conciencia entre los dedos, tomaba su pie desde arriba de su tobillo, llenándome la mano con su pierna muy suave, ella sonreía como no creyéndolo y se recargó en la cama, como quedándose dormida, yo continué, limpiando el pie.
Cuando terminé, subí despacio por su pierna, limpiando, le levanté la falda, hasta la rodilla y ella no dijo nada, se acomodó y ella misma se levantó bien la falda hasta arriba de la rodilla, dejándome que la limpiara, sus piernas eran gordas con pequeños pliegues, comencé limpiándole despacio...y a la vez..con mi mano tocaba la pierna descaradamente, recorriendo su rodilla y su muslo, muy suavemente, ella había cerrado los ojos y parecía haberse quedado dormida, yo aproveché y despacio subí su falda, ella no despertó, le levanté la falda completa, hasta arriba de su barriga, era algo excitante mirar aquello, sus piernas eran excitantes, se veía su calzón negro cubriendo hasta su barriga, era una especie de calzón con faja, su respiración era acompasada, sus piernas blancas estaban a mi disposición, y comencé a limpiarlas despacio…hasta el borde de esos calzones enormes, deje las toallitas y ahora solo con mis manos la estaba manoseando, estaba muy excitado y me atrevía a tocarla, seguro por las cervezas ingeridas pero además por el grado de excitación que me hacían aventurarme a cada vez más.
De pronto ella abre los ojos y mirándome me dice:
• ¿Qué pasó Oscar, qué me estás haciendo?
• Nada doña Brenda, la estoy limpiado.
• A bueno Oscar, pero ya estoy bien, si quieres así déjame ya.
• Si quiere que la deje esta bien doña.
Sonriendo me dice:
• Pero si quieres seguirle Oscar, pues seguí, pero pórtate bien.
• Si doña me voy a portar bien.
Y diciendo esto, ella se acuesta completamente extendiendo sus piernas y cubriéndose con la falda, para un segundo después, tomar las orillas de la falda ella misma y levantársela hasta la cintura.
• Mijo límpieme bien.
• Si doña eso estoy haciendo.
• Jajaja muchacho lo que estás haciendo es poniéndome caliente.
• ¿Se puso caliente doña?
• Puees no muchacho no tanto como caliente pero bueno casi, casi me pones caliente
• Y ¿cómo se pone caliente?
• Je je je je Oscar no seas cabrón, estás re loco, y a mi nomás me pone caliente mi marido.
• Órale esta bien doña Brenda, si le molesta la dejo.
• Oscar no te pongas enojado jajaja, seguí limpiándome total, con que no me hagas cosas malas.
• ¿Cosas malas?
• Si ya sabes Oscar, no me vayas a querer coger.
• No si yo no me la quiero coger.
Mentí...
• A bueno Oscar, entonces síguele, mira límpiame aquí..que me suda mucho.
Abriendo sus piernas completamente y señalándome el borde del elástico de sus calzones.
Despacio tomé una toallita y comencé a limpiar el borde y atreviéndome a más, metí un dedo abajo del borde, y haciéndole a un lado el calzón, pude ver su mata de pelos, chinos ensortijados, negros y canosos, saliendo ya por el borde levantado, alzaba más el borde intentando meter mis dedos cuando...
• Oscar me vas a romper los calzones, luego ¿quién me los paga? Jajaja.
• Pues yo se los pago, le contesté.
• Ay mijo, mejor bájame los calzones sino nunca vas a terminar de limpiarme.
Diciendo esto, ella misma se arqueó, tomando sus calzones y sacándolos de un tirón, su barriga blanca con rollitos y su mata de pelo enorme estaban frente a mi, ella con los ojos cerrados fingiendo estar adormilada, se acomodó abierta frente a mi, paso su mano por su vagina y abrió sus piernas completamente.
• Ahora si mijo ahí me tiene, límpieme pero no me coja eh.
• No doña, no me la voy a coger.
• ¿Me lo promete mijo?
• Si doña se lo prometo.
• Bueno entonces límpieme la concha que la tengo toda mojada.
• ¿Se puso caliente doña Brenda?
Sin decir nada sólo se abrió de piernas completamente y con su mano entre ellas, se separó los labios vaginales, recorriendo con sus dedos todo el camino hasta su entrada, que estaba mojadísima, y así sin más, se metió dos dedos, hasta el fondo y escuchando su suspiro, sacó sus dedos y acomodándose bien dijo:
• Ay mijo no sea malo, límpieme ya la cachucha que no aguanto.
• Si doña.
Yo estaba a punto de venirme de la excitación, veía la cara de ella, estaba caliente por el alcohol y por la manoseada que le había puesto, la tenia ahí abierta de piernas pidiendo que me la cogiera, pero sin decirlo abiertamente, así que sin más, me incliné entre sus piernas y me clavé directo en su vagina, mi nariz se perdió entre esos pliegues mojados y cremosos, sentí que grito y me empujó con su mano la cara contra su vagina.
• Ay mijo dónde andas......., papito así límpiame la cachucha papito.
• Así bebito, así cómeme la concha.
• Así, así méteme la lengua bebito, dale cómete a la vieja cométela.
Se movía como poseída, levantaba la cintura y yo entre sus piernas, metí mis manos debajo de sus nalgas, y al fin las sentí, enormes pero riquísimas, excitantes, mis manos abarcaban y las movía manoseándola...a placer.
• Oscarooo, Oscaroo, cabronnn me calientas cabrón.
• Así, asíí Oscar, meteee más mete mássssss.
Levanté la cara de su concha y ella seguía con los ojos cerrados así que me acomodé…ella con sus piernas abiertas y boca arriba, yo me arrodillé entre sus piernas, me bajé los pantalones…y bajando mi bóxer, saqué mi verga. Y jalándola un poco me apresté a metérsela cuando ella abrió los ojos.
• Ay mijo ¿qué estas haciendo??????????
• Nada doña, nada.
• Como nada y ¿por qué te sacas la verga papito?, ¿me la quieres meter verdad?
• No doña no se la quiero meter.
• No???...entonces ¿para qué la sacas?
• Es que me duele tenerla guardada.
• Y como no Oscar si la tienes enorme...
• Oscar...¿me quieres coger papito?
• Sí doña Brenda, me la quiero coger.
• Ay mijo como le hago...no quiero dejarte así, pero no puedo dejar que me cojas, soy casada y decente
Me decía eso y la tenía abierta de piernas, con la concha escurriendo de la chupada que le acababa de dar y ella presumiendo de casada y decente, yo sabía que era una pose que a ella le gustaba y que quizás se la creía ella misma, así que le seguí el juego.
• Doña no me la voy a coger si no quiere.
• Ay Oscar, mi bebé, ¿te voy a sacar la leche con la mano esta bien???, no puedo dejarte así te va a hacer daño.
• Mmm ¿con la mano doña Brenda?..
• Si mijo con la mano, o ¿con qué quieres que te saque la leche?, ¿con las tetas?
• Con la cola doña ¿si?
• ¿Con la colita quieres mijo?
• Quisiera con su concha doña pero si no se puede.
• Ay mijo perdóneme que no me deje coger, pero es pecado y nunca me han cogido por la concha nadie que no sea mi marido.
Y diciendo esto levanta las piernas completamente, y abriéndose las nalgas me muestra su ano, negro y arrugado.
• Vamos papito, métemela aquí vamos papacito, date prisa antes que me arrepienta.
Sin decir más se la puse en el ano y se la empuje...entro despacio...mi verga se deslizó en ese ano apretado y poco a poco se la fui metiendo más y más, doña Brenda tenía las piernas levantadas hasta mi cabeza y sus enormes nalgas debajo de mi, su ano recibía mi verga completamente.
• Ay bebe, así, ahí termina bebito mío, dale ahí déjame la leche papito.
Y moviéndome duro, al fin terminé de vaciarme en el ano de doña Brenda. Caí desfallecido sobre ella aún con mi verga en su ano, la cual despacio perdió tamaño y salí de ese ano, y ahí quedamos los dos, yo encima de ella y ella abajo...respirando despacio.
• ¿Ya acabó mijo?
• Si doña ya acabé, aunque no donde quería.
• Perdóneme mijo, pero es que le juro que nadie me la ha metido en la concha más que mi marido.
• Sé que no me crees mijo pero es la verdad.
• En serio doña, ¿nadie se la ha metido?
• Jajaja, pues no, nadie me la ha metido en la concha, pero atrás si.
• ¿Atrás si?, ¿quién?
• No sea preguntón mijo, pero mi compadre José me la metió un día que anda de borracho con mi marido. Y otro día me la metió un muchacho que me agarró descuidada, casi me la clava en la concha pero que me doy cuenta y bueno para no dejarlo con su pitito parado pues lo dejé que me ensartara por la cola, total eso no es pecado.
• Jajaja doña, y ¿cómo es que un muchacho casi se la coge?
• Huy mijo es que un día fue el muchacho ese hijo de mi comadre a buscar a mi marido y me encontró limpiando debajo de una cama y pues de pronto sentí que me levantan la falda...que me bajan los calzones y casi me la ensarta el condenado muchacho.
• Jajaja ¿en serio doña?
• Pues sí, y que volteo y veo al condenado muchacho detrás de mi, pues ya no me quedó más que acomodarme y pues lo dejé que me ensartara por el culo.
• Jajaja y entonces ¿le gusta por el culo doña?
• Pues ¿tú que crees mijo? No me gusta pero bueno, ni modo de dejarte con la calentura.
Diciendo esto, nos quedamos dormidos y yo pensaba, mmm ¿será verdad que de veras no se deja coger por la concha?, y bueno dije al rato lo intento de nuevo, pasaron un par de horas cuando desperté de nuevo, y estaba doña Brenda dormida a mi lado dándome la espalda, sus nalgotas frente a mi cubiertas apenas por la falda, me le abracé por detrás y metiendo mi mano por entre su blusa, le comencé a agarrar las tetas, eran enormes, abrí su blusa, botón a botón, ella no despertaba, estaba hasta roncando, completamente dormida, así que pude sacar sus enormes tetas y manosearlas a mi antojo, le tomé de los enormes pezones grandes y blandos, levanté su falda para dejar sus nalgas desnudas y pegándome a ellas comencé a moverme como si me la estuviera cogiendo, mi verga se acomodaba entre sus nalgotas, deslizando mi mano, muy despacio le separé las nalgas y recorrí el camino hasta su ano, estaba mojado, le escurría aún semen de la cogida que le había dado, deslicé mi mano más abajo hasta su vagina, y al sentir mis dedos ahí, abrió sus piernas, levantándola de lado, dejando que mis dedos entraran en su vagina...adormilada realmente me dijo:
• Mmmm mijo ¿tienes ganas de nuevo?
• Si doña tengo ganas de nuevo.
Y ella echando su mano atrás donde estaba mi verga, la apretó y me la manoseaba despacio.
• Huy papito la tienes bien dura, ¿me la quieres meter mijo?
• Si doña.
• ¿Cómo quieres que me ponga?, ya sabes que es por atrás donde te dejo metérmela.
• Si doña, empínese.
• Si papito.
Y diciendo esto, se puso bocabajo y arrodillándose se inclinó dejando su cola levantada y abierta, pegando sus pechos a la cama.
• ¿Así mijo?..¿así quiere ver a esta vieja gorda?
• Si doña así me gusta, esta bien buena.
• Ya mijo métamela vamos.
Y diciendo esto, me puse detrás de ella y comencé a tocarla con los dedos, deslizando mis dedos desde su ano hasta su concha, la cual se mojaba intensamente, sus labios vaginales enormes y gordos le colgaban a los lados de su entrada. Mis dedos separaron sus labios y entraron fácilmente en su vagina, al momento ella llevo su mano a su vagina y dándose cuenta que eran mis dedos me dejó seguir, giró su cabeza y mirándome me dijo:
• Oscar, no seas cabron, no me vayas a coger
• No doña ¿nomás un pedacito si?
• ¿Qué es un pedacito muchacho?
• ¿Me deja meterle la cabecita?
• Mmmm..Oscar, no seas cabron no me pidas eso.
• Vamos doña Brenda déjeme meterle la cabecita...eso no es cogérmela.
• ¿No es cogerme?, bueno pero nomás la puntita.
Me acomodé y poniendo mi verga en su vagina enorme, le clavé la mitad de la verga y ella girando la cabeza dice:
• Ah que cabron eres papito ya me ensartaste.
Se quiso quitar cuando me dejé ir sobre ella...clavándole el resto de mi verga en su concha, estaba apretada no parecía nueva, pero si apretaba mucho y estaba hirviendo.
Doña Brenda, gemía, no podía hablar, sólo se escuchaban sus gemidos.
• Mmjjj...ahhhh...cabron muchacho ya me cogiste.
• Sí doña y me la voy a coger más.
• ¿Sí?...bueno total papito ¿tú no vas a decir nada verdad?
• No doña, a nadie.
• Bueno Oscar te doy permiso, cogeme cabron.
• Cogeme pero bien cogida, haceme acabar papito.
Diciendo esto seguía moviéndome detrás de ella, metiéndole y sacándole mi verga de su concha, cogiéndomela fuerte, casi violentamente, sus nalgas se movían a cada empujón que le daba.
• Papito, papito, cogeme siempre papito dale cogeme más méteme más verga cabron, méteme más verga papito dale métemela toda.
De pronto se quedó quieta...y se contorsionaba fuertemente, sentí que mi verga era rociada por todos lados por un baño hirviente, el orgasmo más rico que he sentido sobre mi verga.
Me quedé quieto sobre sus nalgas, despacio yo seguía metiéndole y sacándole la verga, escuchando el sonido de mi verga en su húmeda concha, cuando me dice:
• Papito bájate.
Me empujó y se acomodó boca arriba y abriendo bien las piernas me dijo:
• Ahora sí Oscar, como Dios manda venga y cójame.
Se acomodó y me jaló encima de ella y tomando mi verga se la acomodó en la concha y ..
• Coge Oscar vamos, ¿querías coger vieja?...ahora me coges hasta que me acabes cabron.
• Si doña eso quiero.
....fue una noche como no eh tenido otra, aunque me cogí a doña Brenda durante toda su estancia en mi ciudad, nunca fue tan excitante como esa primera noche. Me la cogí de pie, encima, en todos lados, en la casa de su hija. En todas partes.
Y bueno aún de vez en cuando, cuando viene... aún me la cojo.
Al día siguiente la hija fue por ella, cuando tocó la puerta yo estaba cogiéndome a doña Brenda en la sala de mi casa, la tenía empinada a 4 patas, e hicimos esperar a la hija hasta que doña Brenda ya no quiso más cogida.
Relato adaptado de http://www.marqueze.net/
Espero les guste y dejen comentarios. 🆒
Ella estaba ahí de pie mirando un papel con algo escrito en él, mientras esperaba a que yo abriera la puerta.
• Sí, ¿a quién busca?
• Hola buenas tardes, mire busco una dirección, ¿será esta la calle?, tengo horas caminando buscándola y no doy, ¿podría ayudarme?
Se notaba que era de fuera de la ciudad por su tono de hablar era cordobesa.
• A ver señora, permítame ver la dirección.
Tomé el papel y comencé a leerlo, tenía un nombre de una calle, el número y el nombre de un barrio.
• Señora, creo que anda muy lejos, esta colonia esta al otro lado de la ciudad, ¿está segura que es la dirección correcta?
• Si señor, bueno creo que es la dirección correcta, ahí vive mi hija y vine a visitarla y el señor del colectivo me dijo que era por este rumbo.
• Mmm.. señora, me temo que no es por aquí.
Haciendo un gesto de desesperación, la señora me dice:
• Señor donde puedo encontrar un teléfono público para llamar a mi hija, así mejor ella viene por mi.
• Bueno señora por acá no hay muchos teléfonos públicos, pero si quiere puede usar mi teléfono.
• ¿De verdad puedo usarlo?, que amable señor, gracias.
Diciendo esto, la hago pasar a la casa, ayudándola con el pesado par de maletas que cargaba, y siguiéndola con la mirada, observaba el bamboleo de ese enorme par de nalgas, no había visto unas tan buenas desde hacía mucho tiempo, y con esa forma tan excitante, no perdí detalle de su forma de caminar, de cómo se le notaba el calzón que cubría esa gran cola.
Entramos a casa, y la invité a sentarse y acercándole el teléfono le ofrecí dejarla sola para que llamara. Marcó el teléfono, y esperó a que le contestaran, cosa que no sucedió y colgó, con un dejo de tristeza revisó si marco bien el número y viendo que sí había marcado correctamente llego a la conclusión que no había nadie en casa.
• Gracias señor, pero mi hija no está, seguro salió, así que llamaré más tarde de algún lugar.
Me dio pena la situación de la señora, y sonriendo le dije:
• No se preocupe señora, mejor descanse un rato, y luego hace el intento de llamar nuevamente, hace mucho calor afuera y se nota que esta usted muy cansada.
• Si señor la verdad sí, estoy muy cansada, pero no quiero molestarlo.
• No es ninguna molestia, estoy solo en casa y puede usted descansar tranquilamente un rato.
Sonriendo la señora y dado su origen cordobés, (gente muy abierta y muy confiada), me dijo:
• Ah, siendo así, entonces le tomo la palabra, sino le molesta descansaré un rato.
Ya entrados en confianza, y viendo que no había nada que temer conmigo se relajó la señora, recargándose en el sillón y estirando las piernas.
• Si quiere quítese los zapatos señora.
• Je je je je, no señor como cree, con todo lo que he caminado, mis pies deben oler feo.
Haciéndome gracia el comentario, rompí en una carcajada.
• Jajajajaja, no importa, usted tranquila, haga de cuenta que no estoy.
• Bueno, entonces me los quito.
Y diciendo esto, y sacando los pies de los zapatos, haciendo gestos de sentirse más a gusto ahora sin zapatos.
• ¿De dónde viene señora?
• De Carlos Paz (confirmado su origen cordobés), mi hija va a tener un bebé y vine a ayudarla, pero ya vio que mala suerte tengo.
• No se preocupe señora, llámele a su hija de nuevo si quiere...¿ella usa celular?
• Sí, si tiene celular pero me da pena molestarlo más.
• No se preocupe señora usted llámele.
Convencida y ya en confianza, tomo el teléfono y marcó al celular de la hija, y ahora sí, con alegría reflejada en el rostro vi como le contestaba a la hija.
• Mija de mi vida, ¿dónde andas?
• Mmm ya llegué y pues me perdí.
Vi como se quedaba callada escuchando lo que su hija le decía, luego de varios segundos de conversación colgó.
• Pues mire señor como ve, mi hija salió y regresa mañana, y esto me pasa por no avisarle que venía hoy.
• Bueno señora no se preocupe, lo mejor es que ya la encontró.
• Pues sí, pero ahora tengo que esperar hasta que llegue mañana.
Con una mirada triste, hizo el intento de levantarse y tomar sus cosas.
• Si me dice en donde encontrar un hotelito modesto se lo voy a agradecer señor.
• No, señora no tiene nada que agradecer, pero ¿por qué no espera un rato antes de irse?, luego yo mismo la llevo a un lugar donde pasar la noche.
• ¿No quiere una cerveza? (a la gente de Córdoba le gusta tomar cerveza).
Ella me miró sonriendo, y como ya confiaba en mi, me dijo con su acento característico:
• Bueno pues se la acepto pa el calor.
• Siéntese ahora se la traigo.
Me dirigí a mi frizzer y sacando 6 cervezas me acerqué donde estaba la señora y tendiéndole una le dije:
• Tenga señora, están bien frías.
• Sii, esta bien helada, gracias señor.
Y destapándola, bebió a pico de botella, dejándome sorprendido de su manera de beber y bueno con el calor que hacia, pues la imité, tomando de la misma manera mi cerveza. Luego de un rato de beber y de charlar de mil cosas, una cerveza, otra cerveza, y otra más, el ambiente se relajó y obviamente tanto líquido bebido hizo su efecto.
• Señor, ¿me permite usar su baño?
• Claro que sí doña Brenda (que así se llamaba), pero no me diga señor me hace sentir muy viejo
• Ja ja ja ja ja si aquí la vieja soy yo tengo 51 años, pero por respeto le digo señor, puedes ser mi hijo.
• Jajaja no tanto doña Brenda, si no me dice por mi nombre me voy a enojar
• Bueno, bueno, te voy a decir Oscar, no te enojes (estaba ya un poco ebria, como yo mismo).
• Bueno, ¿y dónde esta el baño Oscar?
Recordando que las reparaciones del baño de abajo no habían concluido le dije:
• Está arriba doña, vaya.
• Nomás dime por donde Oscar me voy a perder en esta casota.
• Usted siga la escalera yo le voy diciendo.
• Jajaja esta bueno Oscar como tú digas.
Y subiendo detrás de ella, me iba deleitando con el movimiento de sus nalgas, se movían con una cadencia perfecta, podía casi adivinar lo suaves que estarían, excitantes al fin. Era un culo enorme, unas nalgas como no había visto en mucho tiempo.
• A ver doña entre, ese es el baño.
• Huy Oscar, ¿éste es tu cuarto?
• Si doña es mi cuarto.
• A pues está muy bonito, mira que televisión tan grandota tienes.
Y encendiéndole la televisión le dije:
• Bueno doña Brenda, la dejo en el baño, voy por una cerveza, así nos tomamos otra.
• Pues muchacho acá te espero.
Y diciendo eso, bajé a la cocina por una dosis adicional de cerveza, subiendo inmediatamente a mi recámara, donde me senté en mi cama, y abrí mi cerveza, escuchando ruidos en el baño y esperando que saliera doña Brenda, un par de minutos después, salió del baño, acomodándose la falda en la cintura y sonriendo.
• Mire que efecto me causa la cerveza jajajaja, me entran unas ganas de mear.
• Jajaja, es normal, a mi me pasa lo mismo.
Diciendo esto, se sienta en los pies de la cama y mirando la televisión encendida me dice:
• Huy que grandota la tele, yo siempre he querido una así, para ver las comedias, se ve muy bien, me encanta.
• Doña Brenda sientes acá. Le dije señalándole la cama.
• Así puede ver la tele a gusto.
Y sin decir más, se sube doña Brenda a la cama sentándose junto a mí.
• Oscar, que blandita esta la cama.
• Sí, está muy cómoda, así es.
Y abriéndole otra cerveza se la di.
• Jajaja, Oscar voy a estar yendo cada rato al baño te lo advierto.
• Jajaja no importa doña, que al cabo está muy cerca.
Y diciendo esto, seguía bebiendo cerveza, su respiración estaba muy agitada, sus enormes senos se notaban debajo de la tela de su blusa blanca, los pezones se adivinaban casi negros y podía presumir que se estaban poniendo duros, o al menos eso pensaba yo.
Una mujer de 51 años, medio ebria, en mi cama, y con un cuerpo como a mi me gustaba. No podía creerlo.
Seguimos bebiendo y en un rato más, doña Brenda estaba muy ebria, y poniéndose de pie, se dirige al baño.
• Oscar, ahora regreso, no te vayas.
• Jajaja no doña Brenda no me voy a ir.
Y diciendo así entra al baño y sale un rato después, y así, riendo se sube a la cama sentándose frente a mi sobre la cama.
• Bueno Oscar creo que es hora que me vaya, se esta haciendo tarde.
• Nooo doña Brenda no se vaya, mejor quédese aquí, total mañana cuando llegue su hija se va.
• ¿Y dónde me acuesto mijo?
• Pues aquí en esta cama, total cabemos los dos.
Le dije y ella mirándome me dice:
• Mmm en la misma cama, mmm bueno, pero ¿y si te da por portarte mal Oscar?
• No doña Brenda como cree que me voy a portar mal, soy un caballero.
• Jajaja es una broma Oscar, como crees que voy a pensar que tu un muchacho se va a querer portar mal con una vieja culona como yo.
• Jajaja doña Brenda, pues tiene mucho con que portarse mal.
Y ella carcajeándose me palmea el pecho riendo estruendosamente.
• Jajaja muchacho este jajaja.
Las copas habían hecho su cometido en ambos, estábamos tendidos en la cama ya casi sin hablar, solo mirando la tele, doña Brenda semi sentada y yo igual, sus piernas estiradas.
• Ahorita vengo mijo.
• ¿A dónde va doña Brenda?
• Voy por unas toallitas húmedas para limpiarme el sudor.
El alcohol la había desinhibido y sin recato me dijo:
• Estoy gorda mijo y tengo que limpiarme el sudor, sino no puedo dormir.
• Ta bien doña Brenda, pero si quiere yo tengo aquí toallitas húmedas mire.
• Ahh si de esas mismas uso yo mijo, ¿me regala?
Y dándole el recipiente, lo puso junto de ella y sacó una comenzando a limpiarse la cara, los brazos, los pliegues de los brazos, el cuello, y cuando intentó limpiarse los pies no alcanzó…le dije:
• ¿Le ayudo?
• Jajaja no mijo como crees, deja yo puedo.
• Doña Brenda yo le ayudo, présteme.
Y quitándole las toallitas me puse de rodillas junto a sus pies y comencé a limpiarlos despacio, entre los dedos, pasando la toallita, el pie completo, el tobillo, y así, hasta que terminé, pasando al otro pie, limpiando también a conciencia entre los dedos, tomaba su pie desde arriba de su tobillo, llenándome la mano con su pierna muy suave, ella sonreía como no creyéndolo y se recargó en la cama, como quedándose dormida, yo continué, limpiando el pie.
Cuando terminé, subí despacio por su pierna, limpiando, le levanté la falda, hasta la rodilla y ella no dijo nada, se acomodó y ella misma se levantó bien la falda hasta arriba de la rodilla, dejándome que la limpiara, sus piernas eran gordas con pequeños pliegues, comencé limpiándole despacio...y a la vez..con mi mano tocaba la pierna descaradamente, recorriendo su rodilla y su muslo, muy suavemente, ella había cerrado los ojos y parecía haberse quedado dormida, yo aproveché y despacio subí su falda, ella no despertó, le levanté la falda completa, hasta arriba de su barriga, era algo excitante mirar aquello, sus piernas eran excitantes, se veía su calzón negro cubriendo hasta su barriga, era una especie de calzón con faja, su respiración era acompasada, sus piernas blancas estaban a mi disposición, y comencé a limpiarlas despacio…hasta el borde de esos calzones enormes, deje las toallitas y ahora solo con mis manos la estaba manoseando, estaba muy excitado y me atrevía a tocarla, seguro por las cervezas ingeridas pero además por el grado de excitación que me hacían aventurarme a cada vez más.
De pronto ella abre los ojos y mirándome me dice:
• ¿Qué pasó Oscar, qué me estás haciendo?
• Nada doña Brenda, la estoy limpiado.
• A bueno Oscar, pero ya estoy bien, si quieres así déjame ya.
• Si quiere que la deje esta bien doña.
Sonriendo me dice:
• Pero si quieres seguirle Oscar, pues seguí, pero pórtate bien.
• Si doña me voy a portar bien.
Y diciendo esto, ella se acuesta completamente extendiendo sus piernas y cubriéndose con la falda, para un segundo después, tomar las orillas de la falda ella misma y levantársela hasta la cintura.
• Mijo límpieme bien.
• Si doña eso estoy haciendo.
• Jajaja muchacho lo que estás haciendo es poniéndome caliente.
• ¿Se puso caliente doña?
• Puees no muchacho no tanto como caliente pero bueno casi, casi me pones caliente
• Y ¿cómo se pone caliente?
• Je je je je Oscar no seas cabrón, estás re loco, y a mi nomás me pone caliente mi marido.
• Órale esta bien doña Brenda, si le molesta la dejo.
• Oscar no te pongas enojado jajaja, seguí limpiándome total, con que no me hagas cosas malas.
• ¿Cosas malas?
• Si ya sabes Oscar, no me vayas a querer coger.
• No si yo no me la quiero coger.
Mentí...
• A bueno Oscar, entonces síguele, mira límpiame aquí..que me suda mucho.
Abriendo sus piernas completamente y señalándome el borde del elástico de sus calzones.
Despacio tomé una toallita y comencé a limpiar el borde y atreviéndome a más, metí un dedo abajo del borde, y haciéndole a un lado el calzón, pude ver su mata de pelos, chinos ensortijados, negros y canosos, saliendo ya por el borde levantado, alzaba más el borde intentando meter mis dedos cuando...
• Oscar me vas a romper los calzones, luego ¿quién me los paga? Jajaja.
• Pues yo se los pago, le contesté.
• Ay mijo, mejor bájame los calzones sino nunca vas a terminar de limpiarme.
Diciendo esto, ella misma se arqueó, tomando sus calzones y sacándolos de un tirón, su barriga blanca con rollitos y su mata de pelo enorme estaban frente a mi, ella con los ojos cerrados fingiendo estar adormilada, se acomodó abierta frente a mi, paso su mano por su vagina y abrió sus piernas completamente.
• Ahora si mijo ahí me tiene, límpieme pero no me coja eh.
• No doña, no me la voy a coger.
• ¿Me lo promete mijo?
• Si doña se lo prometo.
• Bueno entonces límpieme la concha que la tengo toda mojada.
• ¿Se puso caliente doña Brenda?
Sin decir nada sólo se abrió de piernas completamente y con su mano entre ellas, se separó los labios vaginales, recorriendo con sus dedos todo el camino hasta su entrada, que estaba mojadísima, y así sin más, se metió dos dedos, hasta el fondo y escuchando su suspiro, sacó sus dedos y acomodándose bien dijo:
• Ay mijo no sea malo, límpieme ya la cachucha que no aguanto.
• Si doña.
Yo estaba a punto de venirme de la excitación, veía la cara de ella, estaba caliente por el alcohol y por la manoseada que le había puesto, la tenia ahí abierta de piernas pidiendo que me la cogiera, pero sin decirlo abiertamente, así que sin más, me incliné entre sus piernas y me clavé directo en su vagina, mi nariz se perdió entre esos pliegues mojados y cremosos, sentí que grito y me empujó con su mano la cara contra su vagina.
• Ay mijo dónde andas......., papito así límpiame la cachucha papito.
• Así bebito, así cómeme la concha.
• Así, así méteme la lengua bebito, dale cómete a la vieja cométela.
Se movía como poseída, levantaba la cintura y yo entre sus piernas, metí mis manos debajo de sus nalgas, y al fin las sentí, enormes pero riquísimas, excitantes, mis manos abarcaban y las movía manoseándola...a placer.
• Oscarooo, Oscaroo, cabronnn me calientas cabrón.
• Así, asíí Oscar, meteee más mete mássssss.
Levanté la cara de su concha y ella seguía con los ojos cerrados así que me acomodé…ella con sus piernas abiertas y boca arriba, yo me arrodillé entre sus piernas, me bajé los pantalones…y bajando mi bóxer, saqué mi verga. Y jalándola un poco me apresté a metérsela cuando ella abrió los ojos.
• Ay mijo ¿qué estas haciendo??????????
• Nada doña, nada.
• Como nada y ¿por qué te sacas la verga papito?, ¿me la quieres meter verdad?
• No doña no se la quiero meter.
• No???...entonces ¿para qué la sacas?
• Es que me duele tenerla guardada.
• Y como no Oscar si la tienes enorme...
• Oscar...¿me quieres coger papito?
• Sí doña Brenda, me la quiero coger.
• Ay mijo como le hago...no quiero dejarte así, pero no puedo dejar que me cojas, soy casada y decente
Me decía eso y la tenía abierta de piernas, con la concha escurriendo de la chupada que le acababa de dar y ella presumiendo de casada y decente, yo sabía que era una pose que a ella le gustaba y que quizás se la creía ella misma, así que le seguí el juego.
• Doña no me la voy a coger si no quiere.
• Ay Oscar, mi bebé, ¿te voy a sacar la leche con la mano esta bien???, no puedo dejarte así te va a hacer daño.
• Mmm ¿con la mano doña Brenda?..
• Si mijo con la mano, o ¿con qué quieres que te saque la leche?, ¿con las tetas?
• Con la cola doña ¿si?
• ¿Con la colita quieres mijo?
• Quisiera con su concha doña pero si no se puede.
• Ay mijo perdóneme que no me deje coger, pero es pecado y nunca me han cogido por la concha nadie que no sea mi marido.
Y diciendo esto levanta las piernas completamente, y abriéndose las nalgas me muestra su ano, negro y arrugado.
• Vamos papito, métemela aquí vamos papacito, date prisa antes que me arrepienta.
Sin decir más se la puse en el ano y se la empuje...entro despacio...mi verga se deslizó en ese ano apretado y poco a poco se la fui metiendo más y más, doña Brenda tenía las piernas levantadas hasta mi cabeza y sus enormes nalgas debajo de mi, su ano recibía mi verga completamente.
• Ay bebe, así, ahí termina bebito mío, dale ahí déjame la leche papito.
Y moviéndome duro, al fin terminé de vaciarme en el ano de doña Brenda. Caí desfallecido sobre ella aún con mi verga en su ano, la cual despacio perdió tamaño y salí de ese ano, y ahí quedamos los dos, yo encima de ella y ella abajo...respirando despacio.
• ¿Ya acabó mijo?
• Si doña ya acabé, aunque no donde quería.
• Perdóneme mijo, pero es que le juro que nadie me la ha metido en la concha más que mi marido.
• Sé que no me crees mijo pero es la verdad.
• En serio doña, ¿nadie se la ha metido?
• Jajaja, pues no, nadie me la ha metido en la concha, pero atrás si.
• ¿Atrás si?, ¿quién?
• No sea preguntón mijo, pero mi compadre José me la metió un día que anda de borracho con mi marido. Y otro día me la metió un muchacho que me agarró descuidada, casi me la clava en la concha pero que me doy cuenta y bueno para no dejarlo con su pitito parado pues lo dejé que me ensartara por la cola, total eso no es pecado.
• Jajaja doña, y ¿cómo es que un muchacho casi se la coge?
• Huy mijo es que un día fue el muchacho ese hijo de mi comadre a buscar a mi marido y me encontró limpiando debajo de una cama y pues de pronto sentí que me levantan la falda...que me bajan los calzones y casi me la ensarta el condenado muchacho.
• Jajaja ¿en serio doña?
• Pues sí, y que volteo y veo al condenado muchacho detrás de mi, pues ya no me quedó más que acomodarme y pues lo dejé que me ensartara por el culo.
• Jajaja y entonces ¿le gusta por el culo doña?
• Pues ¿tú que crees mijo? No me gusta pero bueno, ni modo de dejarte con la calentura.
Diciendo esto, nos quedamos dormidos y yo pensaba, mmm ¿será verdad que de veras no se deja coger por la concha?, y bueno dije al rato lo intento de nuevo, pasaron un par de horas cuando desperté de nuevo, y estaba doña Brenda dormida a mi lado dándome la espalda, sus nalgotas frente a mi cubiertas apenas por la falda, me le abracé por detrás y metiendo mi mano por entre su blusa, le comencé a agarrar las tetas, eran enormes, abrí su blusa, botón a botón, ella no despertaba, estaba hasta roncando, completamente dormida, así que pude sacar sus enormes tetas y manosearlas a mi antojo, le tomé de los enormes pezones grandes y blandos, levanté su falda para dejar sus nalgas desnudas y pegándome a ellas comencé a moverme como si me la estuviera cogiendo, mi verga se acomodaba entre sus nalgotas, deslizando mi mano, muy despacio le separé las nalgas y recorrí el camino hasta su ano, estaba mojado, le escurría aún semen de la cogida que le había dado, deslicé mi mano más abajo hasta su vagina, y al sentir mis dedos ahí, abrió sus piernas, levantándola de lado, dejando que mis dedos entraran en su vagina...adormilada realmente me dijo:
• Mmmm mijo ¿tienes ganas de nuevo?
• Si doña tengo ganas de nuevo.
Y ella echando su mano atrás donde estaba mi verga, la apretó y me la manoseaba despacio.
• Huy papito la tienes bien dura, ¿me la quieres meter mijo?
• Si doña.
• ¿Cómo quieres que me ponga?, ya sabes que es por atrás donde te dejo metérmela.
• Si doña, empínese.
• Si papito.
Y diciendo esto, se puso bocabajo y arrodillándose se inclinó dejando su cola levantada y abierta, pegando sus pechos a la cama.
• ¿Así mijo?..¿así quiere ver a esta vieja gorda?
• Si doña así me gusta, esta bien buena.
• Ya mijo métamela vamos.
Y diciendo esto, me puse detrás de ella y comencé a tocarla con los dedos, deslizando mis dedos desde su ano hasta su concha, la cual se mojaba intensamente, sus labios vaginales enormes y gordos le colgaban a los lados de su entrada. Mis dedos separaron sus labios y entraron fácilmente en su vagina, al momento ella llevo su mano a su vagina y dándose cuenta que eran mis dedos me dejó seguir, giró su cabeza y mirándome me dijo:
• Oscar, no seas cabron, no me vayas a coger
• No doña ¿nomás un pedacito si?
• ¿Qué es un pedacito muchacho?
• ¿Me deja meterle la cabecita?
• Mmmm..Oscar, no seas cabron no me pidas eso.
• Vamos doña Brenda déjeme meterle la cabecita...eso no es cogérmela.
• ¿No es cogerme?, bueno pero nomás la puntita.
Me acomodé y poniendo mi verga en su vagina enorme, le clavé la mitad de la verga y ella girando la cabeza dice:
• Ah que cabron eres papito ya me ensartaste.
Se quiso quitar cuando me dejé ir sobre ella...clavándole el resto de mi verga en su concha, estaba apretada no parecía nueva, pero si apretaba mucho y estaba hirviendo.
Doña Brenda, gemía, no podía hablar, sólo se escuchaban sus gemidos.
• Mmjjj...ahhhh...cabron muchacho ya me cogiste.
• Sí doña y me la voy a coger más.
• ¿Sí?...bueno total papito ¿tú no vas a decir nada verdad?
• No doña, a nadie.
• Bueno Oscar te doy permiso, cogeme cabron.
• Cogeme pero bien cogida, haceme acabar papito.
Diciendo esto seguía moviéndome detrás de ella, metiéndole y sacándole mi verga de su concha, cogiéndomela fuerte, casi violentamente, sus nalgas se movían a cada empujón que le daba.
• Papito, papito, cogeme siempre papito dale cogeme más méteme más verga cabron, méteme más verga papito dale métemela toda.
De pronto se quedó quieta...y se contorsionaba fuertemente, sentí que mi verga era rociada por todos lados por un baño hirviente, el orgasmo más rico que he sentido sobre mi verga.
Me quedé quieto sobre sus nalgas, despacio yo seguía metiéndole y sacándole la verga, escuchando el sonido de mi verga en su húmeda concha, cuando me dice:
• Papito bájate.
Me empujó y se acomodó boca arriba y abriendo bien las piernas me dijo:
• Ahora sí Oscar, como Dios manda venga y cójame.
Se acomodó y me jaló encima de ella y tomando mi verga se la acomodó en la concha y ..
• Coge Oscar vamos, ¿querías coger vieja?...ahora me coges hasta que me acabes cabron.
• Si doña eso quiero.
....fue una noche como no eh tenido otra, aunque me cogí a doña Brenda durante toda su estancia en mi ciudad, nunca fue tan excitante como esa primera noche. Me la cogí de pie, encima, en todos lados, en la casa de su hija. En todas partes.
Y bueno aún de vez en cuando, cuando viene... aún me la cojo.
Al día siguiente la hija fue por ella, cuando tocó la puerta yo estaba cogiéndome a doña Brenda en la sala de mi casa, la tenía empinada a 4 patas, e hicimos esperar a la hija hasta que doña Brenda ya no quiso más cogida.
Relato adaptado de http://www.marqueze.net/
Espero les guste y dejen comentarios. 🆒
21 comentarios - Doña Brenda
muy buena larga pero buena
😉
😀 😀 😀
no la lei toda asi qeu te pregunto...
te paso de verdad?
:buenpost:
casi casi, no llego a tanto pero fue similar y me dio pie para contarlo! 😀
grax x el comentario. 😉
TENKIU!
WIIIIII! 😀
merci! 😀