Les voy a contar lo que me pasó hace apenas dos semanas.
Vino a mi ciudad un grupo de rock para dar un recital en uno de los clubes más importantes. sabíamos que iba a ir mucha gente así que mi novio sacó dos entradas con bastante anticipación y en una ubicación bastante buena como para no tener problemas.
Así que llegamos con Fabio, así se llama mi novio, al club en cuestión y obviamente era un mar de gente.
De más está decir que cuando tocan estos grupos de moda la entrada suele ser caótica. Cuando llegamos a la esquina se nos acercan tres adolescentes que se nos ponen delante y uno extrayendo una navaja le dice a mi novio.
— Dame las entradas y la guita que llevás encima y pegá media vuelta.
El corazón se me paró. Me aferré a Fabio, el me puso la mano encima como tranquilizándome y encaró al pibe.
— Pendejo no juegues con eso que te podés lastimar.
Fabio tiene 30 años y es bastante alto, así que se se sintió seguro ante los tres mocosos.
Dio media vuelta como para separarme y de la nada sacó una patada que fue a dar en la mano armada del chico. Mi novio sabe algo de artes marciales.
Los otros dos chicos se vinieron encima de Fabio y se armo una pelea tremenda.
Empecé a gritar desesperada mientras mi novio y los chicos se trenzaban a golpes.
Al tercer grito apareció la policía y empezó a separar y de paso repartir bastonazos a lo loco, por poco me salvé de ligar un golpe.
A los dos minutos todo se había tranquilizado.
Un policía, que se ve que era el superior, pidió dos patrulleros y se dispuso a subir a los tres chicos y a Fabio.
— Pero oficial por qué lo lleva a él?— preguntaba mientras señalaba a mi novio.
— Por disturbios y riña señorita, vaya a buscarlo a la comisaría— me dijo y arrancó el auto.
Así en shock como estaba no se me ocurrió otra cosa que buscar en taxi y dirigirme hacia allí.
Una vez adentro de la comisaría fui hasta la mesa de entradas donde me atendió un policía joven que me preguntó que necesitaba.
Le dije que venía a ver que le había ocurrido a mi novio y mientras hablaba no podía dejar de notar que él me miraba las tetas como para comérmelas.
Tal vez deba contarles que como esa noche iba a ir con mi novio a la platea, tenía puesta una pollerita de jean corta, por que negarlo, y una remera musculosa blanca bastante escotada que mostraban mis 105 de pecho en casi todo su esplendor. Siempre me gustó vestirme provocativa, pero en este caso con tan poca ropa me sentía, particularmente incómoda.
—Un momento señorita, ya regreso— me dijo el joven policía.
Entró en lo que parecía ser la oficina del Comisario.
Pocos segundos después se asomó a la puerta acompañado por otro agente.
Ambos me miraron de arriba abajo, se dijeron algo en voz baja y se metieron de vuelta en la oficina.
Cinco minutos estuve parada ahí sola esperando hasta que el policía que me había atendido se asomó nuevamente y me dijo.
— Señorita pase por acá que el Comisario la va atender.
Me dirigí hasta el despacho y había otros dos agentes.
Sentado, detrás de un escritorio estaba el que se ve era el superior, cuarentón, medio petiso, panzón, morocho y con un ancho bigote que le cubría la boca. Al lado, tal vez su asistente un policía flaco, desgarbado y sin ánimo se mantenía parado observándome.
— Así que anda averiguando por su novio, señorita?— me inquirió el Comisario.
— Si— le dije y le comenté todos los acontecimientos. Varios minutos me tuvo parada contándole como había ocurrido todo mientras no dejaba de comerme con la mirada.
Él de tanto en tanto se miraba con su asistente y sonreía como sobrando la situación. Detrás de mí, parado al lado de la puerta, el joven que me había atendido se mantenía como hipnotizado mirándome el culo.
En un momento el Comisario me paró en seco y me dijo.
— Mire señorita, su novio no puede andar por ahí agarrándose a las piñas con todo el mundo, para combatir a la delincuencia estamos nosotros, no su novio.
Intenté defender a Fabio y empecé a sollozar, él se levantó de su silla y se me acercó paternalmente mientras me tranquilizaba.
—No llore por favor, vamos a solucionar esto, le vamos a dar la chance de pagar una fianza— me dijo sonriéndose.
—Pero no tengo plata— le dije con lágrima en los ojos.
— Tranquila, en estos casos la plata no importa— me dijo mientras me ponía la mano en la cintura.
— Ya encontraremos la forma de que nos pagues, no? usted quiere que su novio salga ya, no es cierto?
—Si por favor libérenlo, por favor.
— Muy bien, muy bien— dijo y empezó a acariciarme la cabeza.
Lentamente su mano empezó a tocarme el culo mientras con la otra me acariciaba las tetas.
— chiquita si hacés lo que te digo, te vas de acá con tu novio.
Me paralicé, el corazón empezó a latirme muy rápido, no pude decir nada.
Él lentamente me tomó la mano y la puso en su entrepierna.
Me hizo bajarle el cierre Me hizo meter la mano dentro de sus calzoncillo y sentí como su pija estaba parada y mojada. La sacó y me hizo agachar.
— Dale un beso que no te va a morder.
Agachada estab y delante de mí esa poronga chiquita, negra y ancha. No sabía que hacer, así que cerré los ojos y empecé a chupar. Me la puse toda en la boca, no me costó mucho, ya dije que era chica y empecé a succionar.
— Ves putita, como enseguida nos entendemos, se ve que te gusta chupar pija, acá nosotros te vamos a dar todos los gustos.
Me agarró fuerte la cabeza, me tiraba del pelo, mientras acompañaba mi movimiento con el vaivén de su cintura.
—Ramírez preparate que seguís vos— le dijo a su asistente.
apenas terminó de decirlo sentí como un chorro de leche me invadía la boca. Aprisionó mi cabeza entre sus manos y no me soltó hasta largar el último chorro de leche.
Me soltó, di una arcada, escupí y quise tomar aire, pero ahí ya estaba su asistente con su pija, larga, rosada y finita. Me la puso en la boca sin darme tiempo a nada. Comenzó a bombear en mi boca y apenas un minuto después también me daba su leche, espesa, abundante.
Yo seguía como obnubilada sin decir nada presa de sus acciones, llegó el turno del joven que me había atendido y también me llenó la boca de leche.
Pensé que todo había terminado. Me bajé la musculosa, que la tenía por el cuello y cuando me di vuelta, estaba el comisario con un par de esposas en la mano.
— A dónde vas chiquita— me dijo— no te pares, vení gateando hasta acá, acercate al escritorio.
Hice lo que me dijo y me dirigí hacia donde estaba él. Quedé a sus y su asistente me tomó de las manos y me esposó al escritorio. Quedé arrodillada mirando para el suelo y con mi culo parado y a su disposición.
El Comisario lentamente me subió la pollerita me bajó la tanga y me metió sus dedos gruesos en la concha.
— Ay putita, vos también estás caliente, estás toda mojadita, flor de turra resultaste.
Se bajó los pantalones y su pija morocha me entró entera, empezó a bombear mientras me agarraba del pelo, le daba con fuerza mientras me pedía que le dijera que me gustaba.
Yo a esta altura no sabía que pasaba ni que quería, lo sentía dentro de mi y un calor me ganaba el cuerpo.
De repente buscó a su asistente y le dijo—
— Ramírez pasame el machete que hoy vamos a comer un pavito.
Empezó a escupirme el agujerito del culo. De a pco empezó a meterme su dedo yo di un gritito como vacío. El terreno empezó a ceder, mientras tanto seguía bombeando. Tomó el machete y ya con el agujero trabajado introdujo la punta, debo jurar que me vino un orgasmo que me hizo arquear el cuerpo. Se me aflojaron las piernas y el no paraba de cogerme, no se cuanto entró del machete en mi colita, pero lo sacó y me puso la pija adentro. Dio tres sacudidas violentas y se descargó dentro de mi.
Me sacó las esposas y me llevó hasta su asistente que me esperaba acostado en el suelo, me hizo montarlo y enseguida sentí esa pija larga dentro mío. Empecé a subir y bajar como endemoniada, mientras tanto Ramírez me abría de par en par el culo con sus manos, estaba llegando nuevamente al climax cuando el joven me tomó por detrás y me la puso toda en el culo. Cinco minutos estuvimos los tres en ese ir y venir hasta que Ramirez me llenó la concha de leche, sentí sus jugos y me retorcí de placer, el joven seguía bombeando como loco hasta que dio una estocada final violenta y largó todo su semen dentro mío.
— Quedate quieta, no te muevas— me dijo el joven y sentí como empezó a mear dentro de mi culo. El calor de su líquido me hizo sentir en las nubes, tuve el último y más sostenido orgasmo de la noche, acompañado de un gritito de placer y dolor que nunca me había escuchado.
Terminado el ritual. El Comisario me ayudó a vestirme.
Me preguntó si estaba bien. Asentí con la cabeza y le ordeno al joven que vaya a buscar a mi novio. Me dijo que lo espere en la sala de guardia que me iría con él.
Llegué y ahí estaba Fabio esperándome, se alegró al verme.
Cuando nos estábamos yendo, el Comisario le dijo a mi novio.
— Pibe dale gracias al cielo que tenés una novia que se preocupa por vos y ya sabés cuando tengas un problema recurría la policía—
y mientras me miraba dijo
— estamos para servirle.
FIN
Vino a mi ciudad un grupo de rock para dar un recital en uno de los clubes más importantes. sabíamos que iba a ir mucha gente así que mi novio sacó dos entradas con bastante anticipación y en una ubicación bastante buena como para no tener problemas.
Así que llegamos con Fabio, así se llama mi novio, al club en cuestión y obviamente era un mar de gente.
De más está decir que cuando tocan estos grupos de moda la entrada suele ser caótica. Cuando llegamos a la esquina se nos acercan tres adolescentes que se nos ponen delante y uno extrayendo una navaja le dice a mi novio.
— Dame las entradas y la guita que llevás encima y pegá media vuelta.
El corazón se me paró. Me aferré a Fabio, el me puso la mano encima como tranquilizándome y encaró al pibe.
— Pendejo no juegues con eso que te podés lastimar.
Fabio tiene 30 años y es bastante alto, así que se se sintió seguro ante los tres mocosos.
Dio media vuelta como para separarme y de la nada sacó una patada que fue a dar en la mano armada del chico. Mi novio sabe algo de artes marciales.
Los otros dos chicos se vinieron encima de Fabio y se armo una pelea tremenda.
Empecé a gritar desesperada mientras mi novio y los chicos se trenzaban a golpes.
Al tercer grito apareció la policía y empezó a separar y de paso repartir bastonazos a lo loco, por poco me salvé de ligar un golpe.
A los dos minutos todo se había tranquilizado.
Un policía, que se ve que era el superior, pidió dos patrulleros y se dispuso a subir a los tres chicos y a Fabio.
— Pero oficial por qué lo lleva a él?— preguntaba mientras señalaba a mi novio.
— Por disturbios y riña señorita, vaya a buscarlo a la comisaría— me dijo y arrancó el auto.
Así en shock como estaba no se me ocurrió otra cosa que buscar en taxi y dirigirme hacia allí.
Una vez adentro de la comisaría fui hasta la mesa de entradas donde me atendió un policía joven que me preguntó que necesitaba.
Le dije que venía a ver que le había ocurrido a mi novio y mientras hablaba no podía dejar de notar que él me miraba las tetas como para comérmelas.
Tal vez deba contarles que como esa noche iba a ir con mi novio a la platea, tenía puesta una pollerita de jean corta, por que negarlo, y una remera musculosa blanca bastante escotada que mostraban mis 105 de pecho en casi todo su esplendor. Siempre me gustó vestirme provocativa, pero en este caso con tan poca ropa me sentía, particularmente incómoda.
—Un momento señorita, ya regreso— me dijo el joven policía.
Entró en lo que parecía ser la oficina del Comisario.
Pocos segundos después se asomó a la puerta acompañado por otro agente.
Ambos me miraron de arriba abajo, se dijeron algo en voz baja y se metieron de vuelta en la oficina.
Cinco minutos estuve parada ahí sola esperando hasta que el policía que me había atendido se asomó nuevamente y me dijo.
— Señorita pase por acá que el Comisario la va atender.
Me dirigí hasta el despacho y había otros dos agentes.
Sentado, detrás de un escritorio estaba el que se ve era el superior, cuarentón, medio petiso, panzón, morocho y con un ancho bigote que le cubría la boca. Al lado, tal vez su asistente un policía flaco, desgarbado y sin ánimo se mantenía parado observándome.
— Así que anda averiguando por su novio, señorita?— me inquirió el Comisario.
— Si— le dije y le comenté todos los acontecimientos. Varios minutos me tuvo parada contándole como había ocurrido todo mientras no dejaba de comerme con la mirada.
Él de tanto en tanto se miraba con su asistente y sonreía como sobrando la situación. Detrás de mí, parado al lado de la puerta, el joven que me había atendido se mantenía como hipnotizado mirándome el culo.
En un momento el Comisario me paró en seco y me dijo.
— Mire señorita, su novio no puede andar por ahí agarrándose a las piñas con todo el mundo, para combatir a la delincuencia estamos nosotros, no su novio.
Intenté defender a Fabio y empecé a sollozar, él se levantó de su silla y se me acercó paternalmente mientras me tranquilizaba.
—No llore por favor, vamos a solucionar esto, le vamos a dar la chance de pagar una fianza— me dijo sonriéndose.
—Pero no tengo plata— le dije con lágrima en los ojos.
— Tranquila, en estos casos la plata no importa— me dijo mientras me ponía la mano en la cintura.
— Ya encontraremos la forma de que nos pagues, no? usted quiere que su novio salga ya, no es cierto?
—Si por favor libérenlo, por favor.
— Muy bien, muy bien— dijo y empezó a acariciarme la cabeza.
Lentamente su mano empezó a tocarme el culo mientras con la otra me acariciaba las tetas.
— chiquita si hacés lo que te digo, te vas de acá con tu novio.
Me paralicé, el corazón empezó a latirme muy rápido, no pude decir nada.
Él lentamente me tomó la mano y la puso en su entrepierna.
Me hizo bajarle el cierre Me hizo meter la mano dentro de sus calzoncillo y sentí como su pija estaba parada y mojada. La sacó y me hizo agachar.
— Dale un beso que no te va a morder.
Agachada estab y delante de mí esa poronga chiquita, negra y ancha. No sabía que hacer, así que cerré los ojos y empecé a chupar. Me la puse toda en la boca, no me costó mucho, ya dije que era chica y empecé a succionar.
— Ves putita, como enseguida nos entendemos, se ve que te gusta chupar pija, acá nosotros te vamos a dar todos los gustos.
Me agarró fuerte la cabeza, me tiraba del pelo, mientras acompañaba mi movimiento con el vaivén de su cintura.
—Ramírez preparate que seguís vos— le dijo a su asistente.
apenas terminó de decirlo sentí como un chorro de leche me invadía la boca. Aprisionó mi cabeza entre sus manos y no me soltó hasta largar el último chorro de leche.
Me soltó, di una arcada, escupí y quise tomar aire, pero ahí ya estaba su asistente con su pija, larga, rosada y finita. Me la puso en la boca sin darme tiempo a nada. Comenzó a bombear en mi boca y apenas un minuto después también me daba su leche, espesa, abundante.
Yo seguía como obnubilada sin decir nada presa de sus acciones, llegó el turno del joven que me había atendido y también me llenó la boca de leche.
Pensé que todo había terminado. Me bajé la musculosa, que la tenía por el cuello y cuando me di vuelta, estaba el comisario con un par de esposas en la mano.
— A dónde vas chiquita— me dijo— no te pares, vení gateando hasta acá, acercate al escritorio.
Hice lo que me dijo y me dirigí hacia donde estaba él. Quedé a sus y su asistente me tomó de las manos y me esposó al escritorio. Quedé arrodillada mirando para el suelo y con mi culo parado y a su disposición.
El Comisario lentamente me subió la pollerita me bajó la tanga y me metió sus dedos gruesos en la concha.
— Ay putita, vos también estás caliente, estás toda mojadita, flor de turra resultaste.
Se bajó los pantalones y su pija morocha me entró entera, empezó a bombear mientras me agarraba del pelo, le daba con fuerza mientras me pedía que le dijera que me gustaba.
Yo a esta altura no sabía que pasaba ni que quería, lo sentía dentro de mi y un calor me ganaba el cuerpo.
De repente buscó a su asistente y le dijo—
— Ramírez pasame el machete que hoy vamos a comer un pavito.
Empezó a escupirme el agujerito del culo. De a pco empezó a meterme su dedo yo di un gritito como vacío. El terreno empezó a ceder, mientras tanto seguía bombeando. Tomó el machete y ya con el agujero trabajado introdujo la punta, debo jurar que me vino un orgasmo que me hizo arquear el cuerpo. Se me aflojaron las piernas y el no paraba de cogerme, no se cuanto entró del machete en mi colita, pero lo sacó y me puso la pija adentro. Dio tres sacudidas violentas y se descargó dentro de mi.
Me sacó las esposas y me llevó hasta su asistente que me esperaba acostado en el suelo, me hizo montarlo y enseguida sentí esa pija larga dentro mío. Empecé a subir y bajar como endemoniada, mientras tanto Ramírez me abría de par en par el culo con sus manos, estaba llegando nuevamente al climax cuando el joven me tomó por detrás y me la puso toda en el culo. Cinco minutos estuvimos los tres en ese ir y venir hasta que Ramirez me llenó la concha de leche, sentí sus jugos y me retorcí de placer, el joven seguía bombeando como loco hasta que dio una estocada final violenta y largó todo su semen dentro mío.
— Quedate quieta, no te muevas— me dijo el joven y sentí como empezó a mear dentro de mi culo. El calor de su líquido me hizo sentir en las nubes, tuve el último y más sostenido orgasmo de la noche, acompañado de un gritito de placer y dolor que nunca me había escuchado.
Terminado el ritual. El Comisario me ayudó a vestirme.
Me preguntó si estaba bien. Asentí con la cabeza y le ordeno al joven que vaya a buscar a mi novio. Me dijo que lo espere en la sala de guardia que me iría con él.
Llegué y ahí estaba Fabio esperándome, se alegró al verme.
Cuando nos estábamos yendo, el Comisario le dijo a mi novio.
— Pibe dale gracias al cielo que tenés una novia que se preocupa por vos y ya sabés cuando tengas un problema recurría la policía—
y mientras me miraba dijo
— estamos para servirle.
FIN
60 comentarios - Cogida por la Bonaerense
Esa si que es forma de cobrar una fianza.
Fionna que tengas la fantasia que te llenen el culo de meo me pone locoooo!!!!
Pero ni loco me hago policia para poder tener sexo con vos , preferiria otra cosa mas agradable , policia , que asco
buena decisión 😀 😀
; 🤤 🤤 🤤
Slds
me equivoco???
salu2 🆒
besos
igual felicitaciones...
Me suena a chamuyo pero igual felicitaciones x la imaguinacion...