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Universitaria puta en venta

Nunca habíamos tenido problemas económicos en mi familia, sin embargo en estos tiempos hemos sufrido un poco de desabasto, a raíz del despido de mi papá de su trabajo y el fracaso de mi emprendimiento hace algún tiempo y que regresé a vivir con ellos, aparte los gastos de la escuela de mi hermana y la mía, y el año pasado a final de año, y tenía que pagar mi título, pero no tenía cómo hacerlo, mi papá no estaba generando dinero y mi mamá ganaba lo suficiente para darnos de comer y solventar los gastos de la casa, y yo con mi trabajo apenas me alcanzaba para complementar, la verdad estábamos sufriendo un poco en la parte económica, en estás fechas ya nos estamos levantando, pero todavía la crisis está fuerte. Siempre quise terminar la Uni y dedicarme a mi carrera, y eventualmente lo logré, bueno todavía no me entregan mi título jajajja.
En fin, trabajaba, mientras estudiaba de forma simultanea, ayudando al gasto de la casa, mi mamá seguía en su trabajo y mi papá buscando uno nuevo. Aparte del trabajo que ya tenía encontré otro trabajo, que por beneficio mío, mi cuerpo y mi cara me ayudaban mucho fui edecán, y no me da pena decirlo, también trabajé en negocios pequeños, y hasta le daba clases de inglés y otras materias a vecinos e hijos y conocidos de parientes cómo trabajo extra aparte del que ya tenía. De boca en boca me fueron conociendo personas hasta que tuve varios niños a los que ayudaba, en sus materias, y así me ganaba un dinero y de paso practicaba mis habilidades para la docencia a la que aspiraba. Los fines de semana era cuando más trabajaba, que era cuando tenía más tiempo libre. Mi novio, me apoyaba también en lo que podía y la verdad siempre estaba para mí.
Como les decía a finales del año pasado llegué al fin de mi carrera cuando me enteré de cuánto costaba el título y la cédula profesional pegué el grito en el cielo, porque eran, entre las dos cosas, unos 13 o 14 mil pesos mexicanos. Yo vivía casi al día, tenía ahorrados quizás 5 mil pesos, y no sabía qué iba a hacer, aparte de la graduación en sí, la cena, que me iban a pagar entre mi papá y mi novio, pero no todo, que eran comos 10 mil pesos, empecé a sentir que el mundo se me cerraba.
Bueno como era costumbre desde que me empecé a desarrollar, en el aspecto de mi cuerpo yo ya recibía algunas ofertas de hombres, hasta la fecha, que me parecían desagradables y otros sí me agradaban, la verdad es que cuando me pongo cachonda es lo que menos me importa, pero la necesidad me empezó a llevar a considerarlas, anteriormente había Sido muy puta, me encanta meterme con hombres, pero desde que empecé con mi novio, me recaté, bueno sigo siendo igual de perra en la cama, pero ya sólo cuando estoy con el, pero tenía tiempo que ya no me metía con otro hombre. Hombres me escribían por redes para invitarme a salir, y cosas así, pero yo estaba tan estresada que los ignoraba completamente y aparte le estaba siendo fiel a mi novio, pero un día por aburrimiento empecé a responderles a algunos, haciéndome la ofendida, a sus propuestas, más que nada para ver su reacción, pero sobre todo para observar si alguno no era un conocido de mi novio que estuviera poniéndome a prueba para acusarme. La culpa me llevó a bloquearlos a todos, pues la idea de serle infiel a mi novio me causaba un sentimiento con el que no podía lidiar, anteriormente no me habría preocupado, pero quiero mucho a mi novio y quería ser totalmente fiel, no podía ni concebirlo, hasta que llegó don Javier. Javier era un señor que me llevaba a su hija menor a clases particulares de inglés, y era un señor, la verdad no tan guapo, pero tenía cierto aire de autoridad que hasta intimidaba un poco, más a alguien como yo, que soy muy sumisa, me encanta ser dominada. Javier tiene como 57 años quizás, mientras yo rondaba los 23. Él siempre, siempre me chuleaba, tanto que a veces su hija le decía que lo iba a acusar con su mamá jaja. Yo no le daba importancia. Estaba acostumbrada al acoso de los hombres, en la calle, el camión, etc. Pero una vez, quizás viéndome estresada o preocupada, Javier me preguntó que si me pasaba algo, y se me salió comentarle mi situación. Él sólo dijo "Ay Allison, una chica tan guapa como tú, con el cuerpo que tienes, de lo último que debería preocuparse es del dinero, debe haber cientos de hombres dispuestos a darte todo, o a poco tu novio no te ayuda?".

Le dije que mi novio era jefe de meseros en una cafetería, que ganaba bien pero pues tampoco eran millones. Javier subió a su hija a su camioneta, una Ford muy bonita, roja, le prendió el clima a la niña y la dejó ahí para hablar un poco conmigo. Me dijo que mi novio era un pobre diablo, y que debía buscarme un proveedor de verdad, que si él no fuera casado él me daba todo, título, me compraba la plaza, me ponía un buen departamento, o lo que yo quisiera. Le dije que los hombres así no sobran en el mundo. Quizás me estaba endulzando el oído, y sé que hice mal, sé que es culpa mía haberle dado entrada, pero mi desesperación era tan grande, que mí relación con mi novio dejó de pesar, pero yo sabía bien hacia dónde estaba queriendo llevar la conversación y le seguí el juego, aunque debí mandarlo a volar, debí ponerle un alto, pero no lo hice. Me dijo que él, aún siendo casado, podía ayudarme, si tan sólo yo "cooperaba" también. Le dije "pero tengo novio", y él respondió, "y yo esposa, nadie tiene que enterarse, o sí?". "Lo voy a pensar", le dije. Él me dijo que estaba bien. Me abrazó, me dio un beso en la mejilla demasiado cerca de la boca, y me dijo "Ah, no te hemos pagado esta semana verdad?" y sacó su cartera cargada de billetes, más dinero del que yo había visto en mi vida, y me dio mil pesos, cuando me daban 300 a la semana. Le dije que era más, pero me dijo que así lo dejara, que era para que pensara bien las cosas. Me guiñó el ojo y se fue.
La cabeza me daba mil vueltas. Mi novio quería verme pero le di muchos pretextos para no verlo, me sentía demasiado culpable. Pero a los dos días Javier me empezó a preguntar por Whatsapp que qué había pensado, y al principio traté de ignorarlo, pero no tardé en preguntarle detalles sobre su oferta. Me dijo que para empezar podía mandarle fotos provocativas mías, a cambio de más dinero. Pensé que quizás solamente con las fotos sería suficiente, que quizás no tendría que llegar más lejos, y con lo que le sacara sería suficiente para apoyarme y solvetar los gastos que venían. Pero sólo me engañé a mí misma. Empecé a mandarle fotos explícitas, en ropa interior al principio, y él me depositaba, $500, o algo así, pero me prometía más dinero si enseñaba más. Al poco tiempo empecé a mandarle fotos desnuda, y videos. Los depósitos aumentaron, hasta $1000. Sin darme cuenta, me estaba gustando, hasta compré ropa sexy con ese mismo dinero para seguirle enviando más fotos. Pero eso sólo me hizo empezar a descontrolarme, con ese poco dinero extra quise empezar a darme gustos que llevaba toda mi vida esperando, cosas tan simples como comprar zapatos por gusto y no por necesidad. Así seguí, hasta que vi que me faltaban 5 mil pesos, y se lo comenté a Javier, él me dijo que podía dármelo todo, pero tendría que darle por lo menos dos noches de sexo, que las fotos y videos ya no eran suficientes. Sentía que el corazón se me salía del pecho, pero estaba a punto de lograr mi objetivo, era demasiado tarde para darme por vencida, así que acepté, pues pensé que sería rápido y simple, y que lo olvidaría pronto, pero no tenía idea de lo que me estaba metiendo.
Un día casi a media noche Javier pasó por mí, y me llevó a un motel a las afueras de la ciudad. A pesar de que mi novio y yo ya habíamos tenido muchas veces sexo , el sexo era completamente tradicional, nada del otro mundo, no le gustaba intentar cosas nuevas. Yo misma veía al sexo simplemente como una transacción, es decir, algo que se cumple, un trámite. Sí, me gustaba la intimidad que eso llevaba, pero era más una cuestión romántica que algo carnal. Pero en ese momento no íbamos a realizar un acto romántico, el hombre que me estaba llevando al motel me veía como un objeto sexual, no como alguien a quien ama. En el transcurso del carro yo iba en silencio, sentía que el corazón me estallaba, y estuve a punto de echarme para atrás, pero era demasiado tarde. Apenas podía aguantarme las ganas de llorar, por la culpa de la traición hacia mi novio, nunca le había Sido infiel, en mi vida me había metido con unos hombres, pero no estando en relación con él, pero al final de cuentas mi ambición era más grande, y mi meta desde niña estaba en juego, por mi propia cuenta me tomaría años pagar ese título, y si quería progresar necesitaba obtenerlo para poder acercarme a mi sueño que era tener mi plaza. Me aguanté lo más que pude, y cuando me di cuenta ya estábamos en el cuarto del motel. Apenas y recordaba los casi 40 minutos que recorrimos, pero sí recordaba que Javier me acariciaba las piernas, y me decía lo rico que olía, y lo guapa que me veía.
Al llegar me pidió que me desnudara, lo cual hice con mucha pena, tantas veces había hecho lo mismo y está vez me daba pena jajaja. Él se desnudó también. En ese entonces él medía como 1.74, y pesaba unos 72 kg, yo le calculo. Era de piel más o menos oscura, de barba, cabello corto, y como les dije, no tan guapo, pero con cierta aura, presencia, que impactaba. Ahí fue cuando noté que su miembro era un poco más grande de lo que yo anticipaba, no el más grande que había tenido frente a mi pero de buen tamaño. Durante los días antes me consolaba a mí misma pensando que, quizás era un "pito chico", que no duraba nada en la cama, y que las dos noches que le prometí durarían poco. Incluso pensé que, podía coger con él solo una noche, aceptarle la mitad del pago, y ya el resto conseguirlo de otra forma, pero mis planes quedaron por el suelo después de esa primera noche. Me pidió que me acostara, y lo obedecí. Se arrodilló a la orilla de la cama, y empezó a darme sexo oral, en mi recién depilada vagina. No podía creer el placer que me estaba causando.
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La cabeza me daba vueltas, para empezar por la carga emocional que ya traía, pero mis preocupaciones empezaron a ser convertidas en placer, y en pensamientos lujuriosos, al compás de su lengua y labios jugando con mi sexo. El cuarto que pidió Javier tenía espejo en el techo, y yo sólo observaba a ese hombre ajeno, mamando mi apretado sexo, que poco a poco empezaba a manar sus jugos, traicionando lo que dictaba mi corazón. Poco a poco mis deseos me irían convirtiendiendo en la puta que llevaba guardada dentro y que tantas veces había permitido que cualquiera metiera su pene dentro de mí.
Primero cerré fuerte los ojos, y me mordí los labios para evitar gemir. Tapé mi boca, para ahogar los gemidos de placer que naturalmente querían salir de mi interior. Creo que mis gemidos ahogados comenzaron a excitarlo, porque subió poco a poco la intensidad de sus lamidas. Él gemía un poco, y hacía sonidos qu cada vez lo calentaban más. Poco a poco abrí los ojos, y mi boca, y dejé que mis gemidos se escucharán. Él me felicitó, diciéndome que me dejara llevar. Poco a poco me relajé. Me vi a mí misma en el espejo, y sin darme cuenta empecé a jugar con mis pechos. La excitación se apoderaba de mí, y a los pocos segundos un placer inmenso me inundó, y empecé a sentir un orgasmo. Gemí y gemí, todo mi cuerpo se estremecía, mientras Javier seguía mamando mi hoyito.
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Yo aprisioné su cabeza con mis piernas, pero él no se detenía, yo gritaba, y él seguía. Poco a poco me calmé, él acariciaba mis piernas con sus manos mientras yo jadeaba en la cama. Cuando vio que me calmé un poco me dijo que qué me había parecido. Con el aliento cortado le dije que había sido muy rico para mí. Él me dijo que apenas estábamos calentando motores.
Sin darme tanto tiempo para recuperarme, volvió a meter su cara en medio de mis piernas, pero esta vez empezó a usar muchos sus dedos, para penetrar mi vagina que ya estaba chorreando de mojada.
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Pegué un grito, y él simplemente empezó a mamarme de forma más agresiva, yo no sabía qué hacer, me estaba volviendo loca, sobre todo por sus dedos. Al rato me vine de nuevo, entre gemidos y gritos. Me quedé jadeando muy fuerte, sentía que se me iba el aire, y apenas estábamos empezando. Javier solo se reía, se burlaba de mi, y yo sentía que todo daba vueltas. Cuando recuperé el aliento, me dijo que era mi turno. Me levantó de la cama, él se sentó en la orilla, y me puso de rodillas frente a él. Su pene duro quedaba justo a la altura de mi cara, y yo con timidez empecé a chuparlo. Chupar pene es algo que siempre supe que era mi "obligación" hacer y aparte me encanta, me siento muy puta.
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1 comentarios - Universitaria puta en venta

nilaoee
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