
Karen la Hija del Pastor Capitulo 4
Karen se duchaba en el baño del sucio motel, en su mente las ideas bailaban al ritmo de los acontecimientos que se sucedían, había dejado a su nuevo aprovechador amante acostado después de la gran follada que se habían pegado ambos. A la nena ya la habían abandonado las ricas sensaciones de tranquilidad post coito,
Sabía que el viejo degenerado de don Urias la estaba utilizando, también entendía que si no se dejaba follar por él, los acontecimientos que afectarían a su familia serian de nefastas consecuencias.
Faltaba casi toda la noche en la cual tendría que comportarse generosamente con su cuerpo y complacerlo sexualmente hasta la saciedad, según era el trato en que ella forzosamente había aceptado con tal de saldar de alguna forma el silencio de don Urias, pero lo que asustaba de sobre manera y la mantenían aterrada, eran las grandes posibilidades de salir preñada de toda esta situación, y la más terrible de todas sus desgracias era que quien sería el padre!!, además que si esto sucedía no sabría cuál de los dos seria el verdadero progenitor de su hijo, si el desnutrido y abominable de don Urias o el obeso pero muy simpático Jardinero don Pricilo, aunque este último era el que más posibilidades tenia, por los seguidos encuentros amatorios que había sostenido con él.
La nena de 18 años recién cumplidos ya se había terminado de duchar, ahora que ya estaba más serenada, se sentía muy avergonzada de lo que hicieron con el Patriarca Testigo de Jehova en la cama con forma de corazón, estaba envuelta en una toalla al interior del baño se miraba al espejo sin atreverse de volver al lado del calvo y aprovechador hombre, quien ya la esperaba ansioso para continuar con la ardiente sesión de sexo que se estaba pegando con la hija de su Andrea y de Eduardo Zabala, su enemigo.
Ahora Karen recordaba que solo hace minutos le había pedido y hasta casi rogado a don Urias que la preñara, no se explicaba el porqué de su reacción, lo último que esperaría que le sucediera era de que la preñasen, y más encima los dos postulantes que ella tenía para hacer de la paternidad de su futuro hijo, eran dos viejos asquerosamente feos, y en solo pensar en la gran fealdad de ambos no sabía por qué su cuerpo empezaba a sentir gratificantes estremecimientos, los cuales provocaban en su tajito unas eróticas y ricas pulsaciones que la humedecían casi al instante, reacciones que contradecían lo que ella estaba pensando.
Estaba confundida, no sabía con cuál de los dos hombres se sentía más mujer, más hembra, más putaaa !!
Ambos la chantajeaban para usarla, cuál de los dos era más feo?, pensaba la dulce criatura, por un momento se acordó de Ignacio su novio, que hasta este momento ni siquiera se habían besado, y ella la novia de él, su prometida, se encontraba toda llena de semen en su vientre, quizás ya embarazada por don Pricilo o por don Urias, esto no lo sabía, pero el solo hecho de pensarlo más se calentaba y la ponían a full !!
Le renacían las ganas de abrirse de piernas, de exponerse ante aquel asqueroso hombre para que le metiera verga hasta preñarla si es que ya no lo estaba; y claro ella también decidía que si esto sucedía era Ignacio su novio el hombre indicado para cargar con la paternidad del hijo que no sabría cuál de sus dos machos sería capaz de preñar a su hermoso cuerpo.
En esos pensamientos estaba la nena cuando el viejo Patriarca le grito, vamos puta que se hizo tarde y no quiero que nadie sospeche algo o ande preguntando donde estábamos, sería muy penoso para ti que todos supieras que nos estuvimos revolcando en este telo de mala muerte jejejeje mejor vístete y vamos pendeja culiapingos.
Los sucesos que se vinieron, una vez terminada la primera sesión de sexo entre Karen y don Urias, llegaron de una forma extrañamente apresurada a la casa de la decente familia.
Una vez que fue a dejar a Karen a su casa el viejo director de la congregación tras darle muchas vueltas al asunto poco a poco fue formando las ideas para poder humillar en público a Eduardo Zavala. No se conformaba con haber casi violado a la encantadora joven, se propuso a utilizar la información que ya poseía sobre los encuentros íntimos de la jovencita con el jardinero que trabajaba en su casa, para urdir un plan con el pleno objetivo de poder volver a intentar seducir a la esposa de su discípulo Eduardo, por lo tanto debía hacerlo rápido.
Pasaron tres días en que este calculador hombre trazo y planeo su plan, además sabía que todo esto le otorgarían placenteras dadivas sexuales con el uso del joven cuerpo de la hija de Eduardo, pero aparte de esto él quería destruir a esa familia, y cogerse a la bella Andrea la señora de la casa.
Llegó la noche a la casa de los Zavala, y con ella la oscura visita que traía las novedades al jefe de familia, Karen estaba entretenida releyendo el libro que secretamente había sacado de la biblioteca, escucho sonar el timbre de la casa, miro cuando su padre fue a abrir la puerta y se quedó casi congelada cuando vio ingresar la alta y desnutrida figura de don Urias, el viejo que también se la había culeado, este se presentaba con un semblante muy serio.
Andrea que miraba televisión se recompuso en forma casi inmediata, odiaba a ese testigo de jehova asquerosamente feo y sepulcral que hace como diez años atrás aprovechándose de que ella era muy joven aún y se había tomado algunas copas se había propasado con ella y que más encima había faltado muy poco para que ambos se hubiesen acostado para revolcarse uno junto con el otro.
Luego de un frio saludo hecho por don Urias, el cual no fue contestado por ninguna de las dos mujeres, los dos hombres se encerraron en el despacho de Eduardo, por lo que medre e hija quedaron en un estado de preocupación extrema ya que las dos apetecibles hembras y sin saberlo, tenían enredos casi de la misma índole con aquel tenebroso personaje.
Una vez que se cerró la puerta del despacho las dos encamables mujeres se quedaron mirando, Karen le hiso señas a su madre como consultándole si sabía algo de aquella visita, pero Andrea le respondió de la misma forma negativamente.
Los hombres una vez solos se dedicaron a conversar trivialidades del día a día, hasta que Eduardo ya no aguanto más fue el quien abordo a don Urias…
--Don Urias, hoy al medio día me dejo preocupado quisiera saber qué es lo que me quiso decir cuando me anuncio su visita…El viejo con cara de esqueleto se dio a buscar las mejores palabras para que su plan surtiera efecto y encomendándose al omnipotente se dio a poner en conocimiento a Eduardo la lamentable situación en que se veía afectada su familia…
--Eduardo, lamento decirte que Karen ya no se podrá casar con el joven Ignacio…
-Pero porque!! Exclamo Eduardo escandalizado y muy enojado con la noticia, para luego preguntar, --Es que acaso ese mocoso ya se arrepintió?, porque ahora mismo me dirijo a su casa a hablar con don José y de paso le parto la cara!!, bufaba el sentido padre, por el desaire del muchacho hacia su hija…
--Por favor Eduardo no quiero que te alteres con lo que te voy a decir, le decía el vil y mal Patriarca, ya que la situación es muy delicada y comprometedora, Eduardo escuchaba atentamente por la forma en que le hablaba el flaco director,--Pues bien ella me ha confesado que tuvo relaciones sexuales con otro hombre…
Eduardo se quedó boquiabierto, pero que clase de estupidez le estaba diciendo este hombre, como osaba a desprestigiar de aquella forma a su hija…--No puede ser…balbuceo Edu, mientras se desplomaba en su sillón de jefe, (uno de esos que son caros)
--Sé que es increíble, pero es verdad, ella me lo conto todo, diciendo esto último don Urias servía dos vasos de wiski y le ofrecía a un conmocionado Eduardo que aún se negaba a creer lo que le estaban diciendo…
--Y con quien se supone que lo ha hecho, pregunto Eduardo empinándose el vaso y sirviéndose otra ración doble, olvidándose por completo de que él no bebía, pero por ahora lo necesitaba…
--Te lo diré pero necesito que te calmes un poco…
--Necesito saberlo dígamelo!!, Eduardo inconscientemente comenzaba a alzar la voz…
--Ella lo ha hecho con Pricilo… tu jardinero!…, don Urias lo miraba atentamente estudiando todas las reacciones del dolido padre…
--Noooo!! No le creo…de donde ha sacado Ud. semejante blasfemia…
--De donde lo saque?...pues ella misma me lo dijo y más encima quería que no te lo contara y la solapara en su transgresión… eso lo puedes creer?, si quieres llámala y pregúntale tú mismo, el caso es que ya no se puede casar con Ignacio, yo no me prestare para esa farsa…
--Y cuando se supone que sucedió eso, le preguntaba Eduardo aun incrédulo…
--Los días en que todos nosotros estábamos en nuestra reunión de congregados, no te has preguntado por qué tal vez no quiso ir con ustedes?, que inocente eres Eduardo!!…, mientras nosotros estábamos ayudando a gente necesitada tu hija se revolcaba con tu jardinero quizás hasta en tu misma cama, y cuando don Urias se aprestaba a continuar con sus aclaraciones fue interrumpido por el dueño de casa, que se paró de su asiento y se dirigió hacia la puerta de su despacho, y una vez que abrió la puerta…
--Karennn!! Andreaaa!! Las necesito aquí ahoraaaa!!, les grito como un energúmeno…
Las dos mujeres, madre e hija se pararon al instante cada una de su ubicación y como flechas entraron a la oficina del jefe de hogar…
Eduardo ya no tuvo necesidad de cerrar la puerta, ahí estaban los cuatro, las dos mujeres haciéndose las que no sabían de que se podría tratar esa extraña reunión, con un maquiavélico don Urias que se servía otro trago de wiski para disfrutar del show y Eduardo que se paseaba por la habitación como león enjaulado…
--De que se trata todo esto Eduardo, para que nos traes a tu oficina, consultaba la apetecible de Andrea, sentando femeninamente su despampanante cuerpo en uno de los sillones y queriendo demostrar serenidad, pero por dentro rogándole a todos los dioses que a don Urias no se le hubiese ocurrido abrir la boca y haberle contado a su marido lo sucedido entre ellos en el retiro espiritual de la congregación, este por su parte la devoraba las curvas con su sepulcral mirada.
--Lo que pasa mi vida, es que don Urias me ha venido a contar que nuestra querida hija aquí presente se ha acostado con el jardinero, que me dices mi amor?, preguntaba Eduardo con sarcasmo y casi enceguecido por la ira—Tu sabes algo de eso?, termino preguntándole a su esposa.
Andrea quedo estupefacta con lo que escuchaba decir a su marido, solo atino a taparse la boca en señal de sorpresa y quedar mirando a su hija que ya en este momento solo reacciono a mirar hacia el suelo y a morderse fuertemente su exquisito labio inferior.
Mientras Edu marcaba en su teléfono celular, en aquella habitación solo se respiraba nerviosismo…--Alooo!!, don Pricilo… si estoy bien… Usted sería tan amable de venir a mi oficina, Ok lo espero. Una vez que termino de hablar por teléfono le hablo a su mujer—Andrea ve por favor a abrir la puerta de la terraza, miren que don Pricilo nos vendrá a aclarar la situación
Andrea y don Pricilo ya hacían ingreso al despacho de Eduardo, el vejete quien no se había preocupado en imaginar de que se podría tratar esta extraña reunión solo venía detrás de la mujer preocupado de dimensionar las perfectas formas del culo de la señora Andrea, pero también cayó en un estado de conmoción al ver a toda la familia reunida y con don Urias haciéndola de ministro de fe.
Karen estaba que se orinaba por todo lo que se veía venir.
Cuando don Pricilo se proponía a consultar del por qué era requerida su presencia en asuntos familiares tan íntimos y que a él no le incumbían, fue silenciado por Eduardo quien le hiso señas de que no hablara, el vejete comenzó a transpirar helado…
--Te lo preguntare de nuevo hija, y mirando a la cara de don Pricilo repitió la pregunta,--Es verdad hija que te acostaste con don Pricilo en nuestra ausencia, el vejete con solo haber escuchado esto último ya estaba a punto de cagarse en los pantalones…
Karen apenas pudo balbucear algo, pero aun así todos los presentes escucharon la respuesta…
--Ehhh…yo…no!…el me violooó!!, dijo finalmente la nena….
El matrimonio se quedó mirando con cara de asombro y asco, con el solo hecho de imaginarse a su propia hija siendo violada por tan horrendo hombre.
Don Pricilo al escuchar que le estaban “calumniando”, solo atino a defenderse…
--Queeeeeee? Como se te puede ocurrir decir eso de mí, muchacha del demonio!!, ofenderme y humillarme de esta forma?? A miiii!!, mientras decía esto último se pegaba fuertemente en el pecho,--Si fuiste tú quien me provocooo, al ponerte esa diminuta tanga color azul !!, al escuchar esto todos los presentes se miraban sorprendidos por las atrocidades que estaban saliendo a la luz, -- Imagínense todos ustedes!!, decía el vejete apuntando con sus gruesos dedos a todos los presentes, --Que como yo podría haberla violado!!, si desde que se fueron a su retiro la cuide como si fuese mi propia hijaaaa!!, bufaba tapándose la cara con sus dos manos, --Y ahora me sales con estoooo!! A miiiiiiiiii!! Que te miraba como si fuese tu propio padreeeee!! … Si fuiste tú la que empezaste con puterías y me pediste a que te diera a probar de mi vergaaaa, cosa que yo no queriaaaaa, pero usando tácticas mundanasss y de meretrices baratas me hiciste caer en el pecadoooo, y ahora me dices que yo te violeeeeee!!, imagínense todos Uds., a miii!! Y viene la muy zorraaa y tan suelta de cuerpo a levantarme calumnias de esta formaaa??
--Don Pricilo, intercedió don Urias, --No se preocupe, Karen ya me dijo la verdad y es exactamente como Ud. lo describe, es solo que está asustada y no sabe qué decir, continuo,--Además estoy muy seguro de que ella lo admitirá para que la situación no empeore y salga a la luz de toda la congregación - Que no harían más que complicar la actual y comprometedora situación en que se encuentra la familia a causa de su propia culpa. --Andrea! por favor llévate a esta criatura a la sala y no la dejes sola que podría cometer alguna estupidez, y si te cuenta alguna barbaridad no le creas, en esta situación inventara cualquier cosa para expiar su culpa…
Andrea totalmente espantada por todas las cosas que le había tocado escuchar sobre su hija con aquel asqueroso hombre, solo atino a obedecer a don Urias y sacar a Karen de aquella habitación para que la cosa se arreglara entre hombres.
Una vez que se quedaron a solas Eduardo en un arrebato de furia incontenida quiso abalanzarse sobre el cuerpo de don Pricilo, quien ya se había puesto en posición de pelea, pero fue detenido por don Urias quien le decía para tranquilizarlo…
--Quieto hombre!, esto lo arreglaremos como personas civilizadas!, no sacas nada con culpar a este pobre viejo por los impulsos lujuriosos del cuerpo de tu propia hija, quizás debiste educarla de una mejor forma…recuerda que ella me lo conto todo,
La única solución a todo esto y lamento decirlo es que tu hija se case con Don Pricilo.
-No puede ser!! Jamás!!, gritaba Eduardo a don Urias, yo no permitiré que mi hija se case con este hombre!!, si incluso podría ser hasta su abuelo!!, exponía Edu, intentando evitar tener que casar a su hija con tan ordinario vejestorio…
--Sera viejo y un poco desalineado, contraatacaba don Urias, --Pero tu hija no lo pensó mucho para acostarse con él y abrirle las piernas, imagínate Eduardo por Dios!! Si eventualmente esta criatura hasta ya podría estar preñada de este hombre!!... Y de hecho por su deshonrosa conducta ya no podrá acceder a casarse con ningún varón de nuestra comunidad de los testigos de jehova y te lo reitero si tu hija no se casa con don Pricilo deberás abandonar la congregación.
Don Pricilo estaba encantado con el curso de los acontecimientos, si ese hombre flaqueaba, en poco tiempo el pasaría a ser parte de la familia situación que le sentaba muy bien por la cercanía que tendría con su futura suegra, solo esperaría a ver el resultado de toda esta batahola…
A don Pricilo le mandaron a esperar la fecha de su matrimonio a la casa de un familiar ya que todos temían que el vejete no se fuera a aguantar las ganas que le tenía a su novia y le volvieran a faltar el respeto al decente hogar de los Zavala, si esto iba a suceder que sucediera, pensaba Eduardo, pero casados.
Faltaba solo una semana para este extraño casamiento, ya que don Urias había aconsejado que lo mejor sería que este se consumara lo antes posible. Había postergado su encuentro sexual con Karen, total tendría tiempo de sobra para gozar de la pendeja, ya que sabía muy bien que el Pricilo por muy casado que estuviese con ella y por muy machista y celoso que fuera, con una buena suma de dinero en los bolsillos se abría a todas las posibilidades.
Llego el tan esperado día de la boda. El viejo Pricilo que estaba que se moría por la calentura acumulada en esas dos semanas y por la ansiedad de pegarle la mejor follada de su vida a la pendeja y todo bajo regla y al amparo de la ley y con pleno conocimiento de sus padres, esto lo calentaban aún más, ahora sí que la preñaría con todas las de la ley.
Andrea la mama de Karen se encontraba en un rincón de la sala, vestida apeteciblemente con un soberbio vestido color amarillo que se ajustaba a su esbelta cintura en forma exquisita, a la vez que dejaba ver una buena parte de aquellos suaves muslos que se adivinaban, solo esperaba el desenlace de esta farsante equivocación que se estaba celebrando con pleno consentimiento de su marido, estaba claro que su hija había cometido un error gravísimo, pero con esta situación estaban prácticamente lapidando su futuro, y ella no podía interceder, ya que si lo hacía don Urias podía abrir su bocota y ahí sí que serían aún más graves los acontecimientos, la rubia estaba desesperada.
Cuando a Karen ya la estaban terminando de vestir para su matrimonio al interior de una de las habitaciones, fue visitada por el Patriarca don Urias quien le solicito a las mujeres encargadas de esta tarea que por favor lo dejaran a solas por unos minutos con la novia y al momento en que se quedaron solos, este quedo boquiabierto al estar frente a la viva imagen de una virgen, con un vestido de gaza blanca tan alba como la nieve, que se entallaba en su figura haciéndola ver inocentemente exquisita; con su negro-azulado cabello tomado tan tirante como los que usaban las bailarinas de ballet, con un arreglo color blanco tomado al pelo en reemplazo de algún velo, hasta que el viejo una vez superado este trance le dijo…
--Escúchame bien pedazo de zorra, ahora vas a salir y te vas a casar con Pricilo, así que no quiero problemas, el viejo no se cansaba de admirar su belleza, en un momento pensó en llevársela a un sillón y culiarsela antes de la ceremonia, pero recapacitó ya que podrían ser sorprendidos y hasta ahí no más llegaría con su plan, además que estaba reservando sus fuerzas y acumulando sus chorreadas de semen para la madre de Karen que se aproximaba a paso lento pero seguro, así que prefirió seguir dándole instrucciones,-- Recuerda bien puta! Tú me perteneces y si hoy te estas casando con Pricilo es porque yo lo decidí así, me entiendes? Le pregunto a la vez que la tomaba rudamente desde su cintura y la apegaba a su largo y deformado cuerpo…
--Sii, me queda clarooo, dijo Karen ya asustada con solo verle la huesuda cara al horrorifico sujeto…
Don Urias para terminar la tomo fuertemente de sus sedosas nalgas apretujándola con su semi erecta verga para que ella se la sintiera, a la vez que le asestaba un feroz beso en la boca, el cual fue correspondido por Karen, ya que estas aclaraciones la confundían y ya casi aceptaba que desde este día se debía a los calientes deseos de dos viejos distintos.
Hasta que el tan esperado momento por el viejo Pricilo llegó, sintió la delicada manita de Karen unirse a la suya y juntos se encaminaron hacia donde estaba el oficial que los casaría, que aun incrédulo esperaba la aparición del novio, ya que el abuelito que traía a la novia tomada de la mano se podía cansar, pensaba el pobre hombre, hasta que la misma vos del vejete lo hiso entender cuál era la situación…
--Y qué esperas pendejo!! Anda y cásanos!, no hagas esperar más a mi mujer!, mira que ha estado todo este tiempo soñando con este momento, jejeje… Karen solo miraba fijamente hacia cualquier parte de la estancia.
-- Tu Pricilo Tomisticles…, aceptas por esposa a la señorita Karen Zavala Rojas, para amarla y respetarla en toda forma posible… y hasta que la muerte los separe?,--Si acepto
--Y tu Karen Zavala Rojas, ¿aceptas por esposo…bla, bla, bla,… a Pricilo del Tomisticles…bla, bla, bla,…hasta que la muerte los separe?...
El silencio se tomó por asalto a toda la sala completa incluyendo a las gentes ahí reunidas, Karen ni hablaba, por un momento miro a su padre que la observaba con mirada distante e indiferente, su odio hacia el crecía por cada día que pasaba, luego miro al hombre que estaba a punto de desposar, sus azulados ojos se toparon con las asquerosas verrugas de su cara que la hicieron recordar todas las cogidas que ambos se habían mandado y que eran las principales culpables de lo que ahora le estaba sucediendo, por lo que pensó que a lo mejor ella había nacido para esto y para este hombre,
--Si Acepto!!…
--Con el poder que me confiere el Estado de…bla, bla, blá, y según el artículo tanto, del inciso tanto… bla, bla, blá,… los declaro marido y mujer, y dirigiéndose con cara de asco hacia don Pricilo termino diciéndole, puede besar a la novia!!…
Entonces el vejete giró volteando hacía donde estaba Karen que aún no dimensionaba la estupidez que acababa de cometer, y con una siniestra y lujuriosa mirada que le realizo a todo su delineado cuerpo, a la vez que miraba a todos los invitados dedicándoles una burlona risa de triunfo, dejando ver a todos los presentes sus putrefactas encías, se lanzó sobre ella con un gruñido de fiera enardecida, aplicándole como ya lo había hecho antes y en otras circunstancias, furiosos besos en la boca y con lengua, como si se la quisiera comer delante de todas aquellas personas.
Sin embargo Karen no oponía ni siquiera una mínima resistencia, en ese momento parecía una muñeca de trapo, dispuesta a cumplir con su compromiso de mujer recién casada y de hembra sumisa, también recordaba las sórdidas palabras de su otro dueño y las órdenes impartidas por este: “por ahora atiéndeme bien a Pricilo ya que desde hoy día legalmente él pasa a ser también tu dueño”, sacrificio a través del cual se entregaría en cuerpo y alma a este sátiro degenerado, que ahora tenía por esposo.
Mientras Karen seguía siendo besada salvajemente por su esposo, todos los presentes les dedicaron un aplauso a la pareja de recién casados, todos aplaudían menos los padres de la novia, Eduardo se hiso el desentendido y miraba para cualquier parte, Andrea por su lado, se tapó su cara con ambas manitas, para ocultar su impotencia por no haber podido hacer nada para salvar a su hija de tan abominable sujeto que ahora odiaba con todas sus fuerzas, el mismo tipo de odio que sentía por el viejo lúgubre de don Urias, quien en estos mismos momento le mantenía una de sus flacas y heladas manos perdida en la rajadura de sus suaves nalgas, amparado por la aglomeración de los invitados.
Sus lágrimas de tristeza bañaban toda su cara por haber sido testigo de tan vil ceremonia nupcial en donde su hija se había casado con un infame hombre ordinario y vulgar que se había aprovechado de su inexperiencia, se sentía sola en una casa de extraños, a su marido por primera vez lo miraba como a un perfecto desconocido, era un imbécil!!, pensaba y si decidió no largarse en ese mismo momento de esa extraña casa llena de locos fue por no dejar sola a su hija, el fuerte vozarrón de don Pricilo la saco de sus tristes cavilaciones, como también hicieron que la mano de don Urias abandonaran las carnes de su bien formado culo…
--Bien!!, agradezco la presencia de todos ustedes, jejeje, pero yo con mi esposa nos retiraremos a nuestras habitaciones ya que debemos consumar el matrimonio, jejeje, decía el viejo fresco y sin vergüenza, --Mis suegros los atenderán, sírvanse lo que quieran y siéntanse en su casa, jejeje, y tomando a Karen en sus brazos salió en dirección a su cabañita de madera.
Si!! Esa misma!!, la que está justo al fondo del patio…Luego todos los invitados vieron como la extraña pareja ingresaban en la precaria cabaña-
Una vez que se encerraron en la lujuriosa cabaña de madera, Karen fue lanzada al viejo catre de don Pricilo en donde nuevamente se la volverían a culiar, los broches de presión con los que el vestido de la sexi y candorosa novia cerraban su delineada figura, fueron fácilmente abiertos por el forcejeo con el que nuevamente era besuqueada por el vejete, el cual salió volando por los aires como a la ves sus diminutas prendas interiores fueron arrancadas de dos zarpazos, quedando la nena tal como Dios nos la envió a nuestro mundo, solo con su blanco arreglo floral en su cabello aun peinado hacia atrás.
Karen no se dio cuenta en que momento el hombre se había quitado todas sus ropas, y cuando parecía que por fin don Pricilo le daba un respiro a su víctima, el ardoroso viejo se colocó sobre ella apuntalando la hinchadísima y dura punta de su tranca para empezar a forzar la apretada e íntima rajadura del sexo de la jovencita.
El viejo empujaba y empujaba, y con solo verle su angelical carita toda despejada y con su cabello tomado mostrándole sus bellas facciones en todo esplendor, al vejete más se le agrandaba la verga. Karen ya se había abierto de patas lo que más se podía, para entregarse a su marido, tal como se lo había solicitado don Urias, entonces el Jardinero le mando unos bestiales empujones que casi la partieron en dos a la pobre recién casada, consiguiendo penetrar con éxito y en su totalidad su enorme y gruesa tranca de burro.
Estaba enterrado por completo y hasta la raíz en el tibio vientre de la frágil y bella joven, don Pricilo se sentía inflamado de amor y calentura.
--Ahhhhhhhyyyyyy!!!, fue el desgarrador y fuerte alarido que dio la adolorida mujer cuando sintió nuevamente en sus carnes la irrupción de esa descomunal tranca de animal que le estaban metiendo y que ya era conocida para ella.
--Que pasa putillaaa! Ya te habías olvidado del grosor de mi trancaaa??, le preguntaba el triunfante viejo al verse nuevamente encajado en aquel femenino cuerpo, --Vamos contestaa putaaa!!, Termino diciéndole el miserable quien le arrojo uno de sus asquerosos escupos que dio certeramente en el interior de la boca de Karen cuando estaba gritando, a lo que a ella no le quedo más opción que tragárselo para poder continuar con sus gritos de dolor a modo de respuesta…

--Ahhh! Ahhhh!! Ahhhhh!!!, ahhhhhhh!!!!, aumentaban los fuertes alaridos de la hembra tras cada embiste que le propinaban a su cuerpo. En la sala los invitados quedaron en silencio al oir los desesperados gemidos de Karen.
Karen a pesar de que le estaban reventando su vagina, se sintió como en un sueño, experimentó las ricas sensaciones de dolor mientras la perforaban y le distendían forzosamente los pliegues de su vagina empujón tras empujón, los cuales ella agradecía manteniendo sus poderosas piernas bien abiertas y aportando con desquiciantes gritos de doloroso placer por cada estocada que le envainaban al interior de su curvilíneo cuerpo.
Los salvajes movimientos que ya conocía muy bien la nena, no cesaban ni le daban tregua, y de pronto su esposo ya la culeaba de la forma que tanto le gustaba a ella, don Pricilo aceleró los trabajos de apareamiento, con poderosas y rítmicas embestidas, aferrándose a la tierna figura que yacía bajo él.
Luego la apretó con un poderoso abrazo, e impulsándose hacia delante como queriendo enterrarle su tranca hasta el utero le daba profundos apuntalamientos como si realmente quisiera matarla, los gritos de Karen eran placenteramente desgarradores, hasta que el caliente y horripilante hombre descargo todo el semen acumulado para ella en el transcurso de las dos semanas de espera.
De nuevo la jovencita sintió una caliente chorreada de potro en celo que se dejaba sentir a todo lo largo de ese anchuroso miembro que tenía encajado profundamente en su cuerpo y que lo sentía hasta la altura de su ombligo, se daba cuenta que el hombre descargaba sus mocos tan adentro de ella que sentía como las rociadas de esa bestial eyaculación se estrellaban uno tras otro contra sus órganos internos.
El acto principal por fin había sido consumado, y don Pricilo permaneció enterrado sobre su esposa con su verga tan erecta como cuando empezó la faena, resoplando su respiración con desesperados bramidos de macho recién satisfecho. Todas las visitas incluyendo a los padres de la recién casada, escucharon como don Pricilo había hecho gozar a gritos a la tierna y joven recién casada.
Los invitados huyeron escandalizados de aquella lujuriosa e indecente casa, don Urias ya satisfecho al comprobar que Pricilo estaba atendiendo a la muchacha se despidió y se fue, dejando a los padres de esta solos y escuchando los continuos gritos de placer que su hija daba por cada uno de los siete coitos que le pegaron en el transcurso de esa tarde y noche.
Pasaron días y días, Andrea casi no veía salir a su hija al patio de la casa, los recién casados se la pasaban encerrados, y las únicas ocasiones en que escuchaba la vos de su hija era cuando la pareja se dedicaba a pro crearse, además que la rubia pensaba que a la pobre de Karen en vez de hacerle el amor la estaban descuartizando, por los bramidos y alaridos de placer que a ella le parecían escuchar.
Habían ocasiones en que ella podría jurar que a su hija la estaban golpeando, pero luego la veía muy risueña salir a prepararle algo para comer a su hombre, o como se besaban como enajenados contra las murallas de la cabaña para luego ver que era su Karen la que invitaba al hombre llevándoselo al interior de la habitación, no le importaba lo distante que estaba desde el día en que se casó con aquel odioso hombre que en un principio había llegado a trabajar de jardinero y que ahora irónicamente era su hijo político.
Don Pricilo por su parte estaba encantado con la fabulosa luna de miel que se estaba dando con tan suculenta y joven hembra en la misma casa de sus suegros, luego su plan sería poder disfrutar el cuerpo de su suegra Andrea, pero bueno!, él estaba viviendo el día a día y tenía que aprovechar.
Una mañana, Andrea se levantó solo en bata de dormir y creyendo que su yerno no estaba porque escucho el portón abrirse pensó que su hija estaba sola por lo que la sorprendería con un apetitoso desayuno y así podrían conversar, ya había pasado mucho tiempo que no lo hacían.
Dejo todo preparado en la mesa del comedor y se propuso a ir a despertarla, apenas abrió la puerta de la terraza observo que la puerta de la cabaña estaba entreabierta, por lo que pensó que su hija ya estaría levantada, así que se encamino con toda seguridad hacia la cabaña, y cuando al llegar a esta y se asomó para poder entrar, quedo casi paralizada ante las satánicas y depravadas visiones que se plasmaron en el verde de sus ojos.
Vio a su hija totalmente desnuda, de rodillas en el suelo con una tremenda cosa de carne embutida en su boca…Luego de mirar por un buen rato sus ojos y mente le explicaron que aquella repugnante masa pulposa y carnal en forma alargada que su hija mantenía ensartada en sus labios, era el pene de don Pricilo, este que también se encontraba desnudo al igual que ella, la tenía firmemente agarrada de sus cabellos dirigiendo la maniobra de succión con bruscos movimientos de caderas.
Toda la comunidad incluso su marido chuparse los genitales siempre lo vio como algo mitológico, algo que no se hacía, era algo sucio y prohibidoooo!! Se decía para ella misma, además ver cuerpos desnudos, los testigos de jehova tenían relaciones con la luz apagada siempre.

Andrea no supo qué hacer ni cómo reaccionar, muy lentamente se fue retirando hacia atrás para no interrumpir a la pareja, a la vez que pensaba que como su hija era capaz de hacer algo tan repulsivo, pero en un rincón de su mente también quedo graficada nítidamente la hermosa forma de esa tremenda y bestial verga nervuda que su hija mamaba golosamente.
Cuando ya estaba a salvo de no ser vista por el caliente matrimonio, y estaba a punto de retirarse muy asqueada por la espeluznante imagen recién vista, tubo la pequeña debilidad de querer mirar un poco más, para ver si realmente no se había equivocado y a lo mejor estaban haciendo otra cosa y era ella la mal pensada, se mentía para sí misma.
Se acercó un poco más a la puerta y muy sigilosamente se puso a espiar como su hija mantenía relaciones sexuales con su marido…
La sorprendida mujer vio como aquel hombre eyaculaba por su gigantesco miembro muy parecido al de los potros, abundantes emisiones de un extraño liquido blanco en la boca de su hija, y como esta golosamente se lo tragaba, (su mente ya le había indicado que lo que se había bebido su hijita era semen de macho).
Vio también que cuando ya creía que había finalizado aquella extraña sesión amatoria, que fue su hija quien se tendió en el mismo suelo de la habitación y abierta de patas pedía que le metieran verga; y más grande fue su sorpresa cuando comprobó que don Pricilo aun con su armamento firme y parado se lo mando a guardar de una y en toda su longitud, y que más encima se puso de pie con Karen totalmente ensartada a su apéndice, vio los jadeos que hacían ambos cuerpos desnudos y sudados.
Luego vio cómo su propia hija le pasaba a su macho un grueso cinturón de cuero y como se ponía en cuatro patas tal como lo hacían las perras dándose ella misma fuertes nalgadas en el culo, como animando a su abusador para que este le hiciera quizás que cosa…
--Estas lista putaaaa!!, escucho claramente la rubia…--Si don Prici!!, deleee!!...deleeee!!, vio cómo su hija pedía que le dieran, pero que cosa será?... Se preguntaba la dudosa mujer…
Y vio cuando el horroroso hombre con cinturón en mano tomaba fuerzas y dándose impulso le asesto un lacerante e hiriente correazo que casi se llegó a encarnar en las suavidades de su gran pedazo de hermoso culo…
--Auuuuuhhahhh!!...ayyy!!…ayyyy!!…fue el fuerte alarido de auténtico dolor que sintió la nena cuando el cuero de la correa hiso contacto con sus suaves carnes, a la vez que su respiración era totalmente agitada por las fuertes convulsiones de suplicio que tenía que aguantar y por las casi inevitables ganas de arrancar que sentía su lacerado cuerpo, pero ella se sometía a su macho por lo que se volvía a acomodar para seguir recibiendo de lo que tanto le gustaba a ella que le dieran…
El vejete ahora con todas la seguridad del mundo le siguió castigando el culo con unos encarnizados azotes que retumbaban en toda la habitación,
--Quieres más zorraaaa!!
--Siiiiii!!
Vio la sádica expresión en la cara llena de verrugas de aquel miserable hombre que tomando más fuerzas que antes dejaba caer implacables e inmisericordiosos cinturonazos en el curvilíneo cuerpo de la niña.
Plafff! Plafff!! Plafff!!!....Plafff!!, … La rubia espectadora, de solo ver los encarnizados y vejatorios azotes que le daban al desnudo cuerpo de Karen, ver la crueldad a la que ella era sometida, los lamentoso gemidos de dolor que dejaba salir de sus labios la hacían creer que su hija estaba en el mismísimo infierno, pero al comprobar que era la misma Karen quien animaba al vejete a que siguiera pelándole el culo a guascazo limpio y verle la cara de degenerada y de puta gozadora de hombres, que gozaba con las aberraciones que le hacían, para luego volver a ser testigo de cómo el viejo metía esa monstruosa verga de caballo en el acalorado cuerpo de su complaciente hija, no aguanto más y huyo hacia la seguridad de su casa para ir a encerrarse con llave al interior de su habitación.
Las aberrantes imágenes de haber visto a su propia hija ensartada por una verga casi de animal, la tenían confundida y horrorizada, su estado mental había quedado en condiciones deplorables, pero lo que no entendía y lo que más la entristecía era ver que Karen parecía disfrutar de todas aquellas humillaciones a la cual era sometida, Eduardo su esposo nunca la había tratado de aquella manera, pero la rubia más se escandalizó cuando se sorprendió a ella misma con sus pezones totalmente erectos que casi le llegaban a doler, prefirió pensar en otra cosa, ya que casi en el mismo instante comenzó a sentir en su sexo el mismo cosquilleo que había sentido cuando casi estuvo a punto de concretar con don Urias, prefirió ir a ducharse, esto era extraño, muy extraño, pensaba la rubia.
Luego de ducharse se fue al ante jardín para componer algunas ramas de rosas, tenía pena, como aquel desalmado viejo podía tratar de esa forma a su tierna hija que hasta hace poco tiempo era sinónimo de pureza y blancura, pero ya no quería pensar más en ello, había tomado sus rubios cabellos en una cola y vestido con un femenino buzo deportivo.
Andrea ya un poco más tranquila por la distracción de estar ocupada en los hermosos rosales que adornaban el ante jardín de su casa, por unos momentos casi se había olvidado de los vejámenes de los cuales disfrutaba su hija, estaba concentrada en sus rosas y con sus manos enguantadas cuando vio a su yerno don Pricilo iba saliendo…
--Buenos días suegrita, jejeje, le saludo burlonamente…
Andrea no pudo evitar fijarse en la ennegrecida dentadura del asqueroso hombre y no supo el por qué, pero también le dedico una leve mirada al paquete de aquel asqueroso sujeto.
EN EL PROXIMO CAPITULO ANDREA LA HERMOSA MADRE DE KAREN TAMBIEN TERMINARA EXPERIMENTANDO EN MANOS DE SU YERNO EL JARDINERO TODO EL PLACER Y LA LUJURIA QUE SU MARIDO NUNCA SUPO DARLE.
3 comentarios - Karen la hija del Pastor Capitulo 4