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Soy Aiko 2

Primer relato:
Habían pasado 5 días desde que chupé una verga por primera vez. El sabor y la textura viscosa del semen permanecía en mi boca y me humedecía.
Pensar de nuevo en lo mucho que se habían venido sobre mí me hacía sentir tan plena... Al final estuve en los baños hasta que la boca me dolió. Limpiarme el semen de desconocidos fue complicado. Al principio usé en poco papel que la señora de la entrada me había dado, pero al final opté por chuparlo todo tomándolo con los dedos.
No me di cuenta de la hora, hasta que al salir ya estaba completamente oscuro. Caminé con un poco de precaución, aunque al final terminé pidiendo un Uber.
El olor a semen era demasiando fuerte, tanto que el chofer lo terminó notando, sin embargo no dijo nada. Llegué a casa sin ningún problema.
Entré a mi bañera y al acostarme olí la falda que todavía conservaba el olor a todo el semen que me había escurrido desde la espalda. Quería más vergas.
Mi entrepierna estaba tan húmeda que no pude evitar apretar las piernas y tocar mi clítoris con un dedo mientras imaginaba cómo podrían cogerme unos cuantos tipos.
-Quiero volver mañana...
¿Pero y si mejor intentaba experimentar otro lugar?
¿Dónde hay más lugares así?
¿Dónde quiero perder la virginidad?

En donde sea Dijo una pequeña voz en mi cabeza, la misma que había escuchado durante el oral al viejo.
Terminé pasando la noche revisando algunos lugares en google y google maps para poder volverme la puta de alguien.
Terminé encontrando un par de cines porno, algunos baños públicos más, cabinas y baños de vapor.
En los cines sólo me dejaban entrar a la sección de parejas, a los baños públicos ya había ido, las cabinas me llamaban la atención y en los baños decían que había herpes.

-Quiero ir al cine...

No me dejarían entrar a la sección de hombres... ¿Tal vez un poco de maquillaje y ropa holgada...?
No... ¿Y si lo intentaba?
No...
Cabinas. Quiero ir a las cabinas. Quiero poner celosas a las prostitutas de ahí...
Sólo un vestido gris... ¿Y si uso un traje de baño tan pervertido que no tengan más remedio que violarme?
Sí...
Me quedé dormida con los dedos dentro de mi vagina.
No pude venirme, quería reservarlo para cuando algún desconocido me mancillara. Con mi vestido gris decidí pasar por un centro comercial rápidamente.
Soy Aiko 2
Compré dos bikinis.
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Entonces, con el bikini azul y el vestido gris salí de mi departamento y me dirigí al centro de la ciudad, Aparentemente, en esa zona había varios lugares similares al baño público, aparentemente la hora pico era después de las 6 de la tarde, no era una sorpresa, a esa hora deberían salir la mayoría de trabajadores.
Entonces la idea era sólo pagar mi entrada y dejar que pasara lo que quería que pasara.

Sin embargo, mientras caminaba por la avenida encontré un pasillo enorme, con varios locales y al fondo había una cortinilla. Mis piernas, aunque débiles lograron llevarme por la pequeña plaza. Entre los diversos locales lograba ver posters promocionando películas porno viejas. Olía a humedad y aunque a mi lado llegaban a pasar algunos hombres interesados en mi cuerpo, morboseándome no pasaba de una mirada. Se acercaban a una ventanilla y dejaban dinero ahí. A cambio obtenían un boleto y pasaban enseñando el boleto a un guardia que se mantenía de pie junto a la entrada.
Después de que se despejara la ventanilla decidí acercarme. Había algunos letreros quitando visibilidad de la ventanilla; el precio, y las reglas del lugar no se permite la entrada a menores de edad o mujeres ni se permiten actos indecentes dentro de las inmediaciones
Pero en internet decían otras cosas...
Saqué el dinero  de la pequeña pulsera con monedero que llevaba y la persona en la ventanilla me dijo
No se permiten mujeres
-Soy trans...-Respondí haciendo la voz lo más naturalmente gruesa que pude.
Se escuchó un suspiro tras la ventanilla y el boleto salió por el hueco de mala manera. El guardia sólo se rascó la nariz mientras yo pasaba frente a é, evitando mirarme a la cara.

Después de pasar las pesadas cortinas un fuerte olor a cloro, sudor y semen llenó mi nariz, la oscuridad sólo se disipaba por la película proyectada, un par de chicas chupando una verga bastante grande. No alcanzaba a ver el rostro de quienes me acompañaban en la sala, pero lograba ver sus siluetas, algunas sentadas, otras masturbándose, otras ofreciendo sexo oral y en un lateral había una fila de la que sólo alcanzaba a escuchar los gemidos fuertes de otros hombres.


Había algunos hombres rondando la zona, y varios asientos vacíos ¿Por qué?
Decidí sentarme, la tela del asiento era dura y aún con la luz tan reducida logré ver las manchas negras que no limpiaron.

La película no provocaba nada en mí, pero los gemidos de los otros asistentes me hacian apretar las piernas.
A mi lado se paró un señor de aproximadamente 40, me tocó el hombro, me sonrió y se bajó el cierre del pantalón. Sacó su miembro frente a mí y comenzó a masturbarse a mi lado. Sólo pude mirarlo atónita, sacudí mi cabeza y voltee a ver a mi alrededor. Eso es lo que hacían los que rondaban la zona... Buscaban con quien...

¿No quieres? Preguntó al notar que yo no hacía nada.
Asentí y lo tomé con una mano para poder llevármelo a la boca. Su mano acariciaba mis mejillas hasta deslizarse a mis pechos.
Alguien más de acercó. Con nosotros.
Un anciano, probablemente de 60, se sentó al lado de nosotros y comenzó a acariciarme los pechos al mismo tiempo que tocaba mis piernas y comenzaba a subir por ellas. Estaba concentrada en chupársela a mi primer amigo de cine. Así que no pude notar completamente la mirada que se estaban haciendo. Sentí cómo el anciano se puso de rodillas frente a mí, su barba creciente raspaba el interior de mis muslos, pero no me desagradaba.
Al que se la estaba chupando se concentraba en magullar mis pechos.
Sentí la lengua del viejo acariciar torpemente mis labios inferiores, pero al ser una sensación tan nueva sólo pude atinar a apretar las piernas, tomarlo de la cabeza y llegarme la verga del tipo más al fondo.
Me ahogué con ella y en mi garganta me sentí asqueada por la sensación viscosa, pero la sensación de mi entrepierna no dejaba de sentirse tan bien que sólo tuve que tragarme mi asco.
Te vamos a coger, putita sucia dijo el señor al que se la estaba chupando. A eso viniste, se te nota Asentí nerviosa. agachaba la cabeza y veía al viejo, cubierto por el vestido, sintiendo su lengua ir de arriba a abajo mientras sólo podía sentir las manos de mi amigo de cine tomarme por la cintura, levantándome y poniéndome sobre el asiento destartalado de aquella sucia sala de cine. Sentí su pene húmedo entre mis nalgas y vi al viejo levantarse frente a mí, estaba desabrochándose el pantalón, pude morderme los labios mientras mi mirada se desviaba la mirada hacia la película. Dos hombres entrando en una sola mujer. 
Ella era yo en este momento.
Entró de golpe, sentí un dolor punzante y sólo pude ahogar un quejido, el viejo aprovechó para meter su verga en mi boca, iba y venía. El olor a sudor y la sensación de movimiento me abrumaban y me hacían sentir completa.
Esta era la vida que quería desde siempre.
El dolor, el placer, la obscenidad.
El hombre se movía y cada vez sentía más fuerza en sus cogidas. Mordí por accidente la verga del viejo, el cual sólo pudo tirarme del pelo como represalia, aún así se sentía bien.
Sentí al hombre salir y antes de darme cuenta había otro sosteniendo mi cadera.

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