El tío Fran era un hombre muy tranquilo, correcto, dulce y algo anticuado, y así se lo veía en la vida, pero que se mostró diferente en la intimidad, nunca me faltó el respeto ni fue brusco o violento, tampoco intentó forzar situaciones que me resultaran incómodas, era un hombre íntegro y cuidadoso conmigo. Aclaro todo esto para que no tengan una idea incorrecta de él, porque en mí dejó un recuerdo entrañable.
Fue él quien me enseñó que las palabras en la intimidad también son eróticas y excitan, y lo aprendí desde el primer momento. Cuando nos dimos el primer beso, apoyó sus manos en mi cola y me apretó contra su bulto para que lo sienta, y me dijo "quiero que seas mi puta"...yo quedé paralizada, nunca me habían hablado así, tampoco sabía qué quería decir. Ese beso me lo dio estando en el negocio, mientras trabajé ahí y una vez que papá estaba de viaje para hacer compras de mercaderías. Fue el único acercamiento que tuvimos en ese lugar, porque él no quería correr riesgos ni exponerme.
Él alquilaba un departamento de un ambiente con un dormitorio "para sus visitas" me dijo, porque con su esposa ya conté que casi no tenía relaciones, entonces pagaba a mujeres para coger.
En ese departamento nos encontrábamos, en esa época no existían los celulares, sólo teléfonos fijos, y él no me podía llamar a casa porque le conocerían la voz, así que yo llamaba al negocio y si no atendía él cortaba, y así combinábamos para vernos.
Entre aquél primer y único beso en el negocio hasta que pudimos encontrarnos a solas pasaron creo que 15 días, yo estaba como en el aire, no sabía qué me pasaba, no podía dejar de pensar en el beso, sus manos, las palabras, salía con mi novio pero le mentía para no coger, no tenía ganas, pero pensaba en Fran y me temblaba todo ¡¡¡jaja!!
Nunca ningún hombre me había provocado eso. Hoy sé que tenía una calentura galopante ¡¡¡jajaj!!!
La primera vez que fui al departamento me esperaba con un vino, algunas cosas para picar y una caja de bombones finos, nos sentamos en una mesita y hablamos, me preguntó sobre mi novio, si cogíamos, si me hacía acabar, qué posiciones usábamos, si hacíamos anal y si nos chupábamos, también me contó que con la tía Cata solo se pajeaban porque ella ya no quería coger, entonces ella en la oscuridad le acariciaba la pija hasta hacerlo acabar, que sólo recurría a las prostitutas una vez al mes y casi siempre con la misma mujer que era limpia y de confianza, y cogía y culeaba muy bien.
Yo supongo que estaba atontada, contestaba sus preguntas y escuchaba, pero casi no comí ni bebí, no podía. Me llevó hasta la habitación se sentó en la cama y me hizo desnudar, muerta de vergüenza me fui sacando la ropa, él me miraba solamente, cuando estuve en bolas me acercó y empezó a chuparme muy suave las tetas mucho rato y me acariciaba la concha, era un divino cómo me hacía saltar porque sabía dónde tocarme. En un momento se puso de pie, se abrió el pantalón y sacó su pija, era corta pero gorda, me pareció muy gruesa ¡jaja!! me sentó en la cama y me la acercó a la boca, se la empecé a chupar y él me detuvo, "despacio pendeja, yo te enseño" ¡¡jajaj así me dijo!! Me fue diciendo cómo quería, le gustaba suave y profundo. Después buscó un forro se lo puso y se acostó en la cama y me hizo montarlo, quería verme cómo lo cogía me dijo, "porque vas a ser mi puta" volvió a decirme. Yo volaba de la calentura así que no aguanté mucho y me sacó como tres polvos antes que él acabara.
Esa fue nuestro primer encuentro, todo con él me parecía loco, prohibido, excitante, morboso, pero solo con el tiempo pude ponerlo en palabras así como lo estoy contando, en ese entonces, a esa edad era todo sentimientos, calentura, temblores y rubores. Mi cuerpo me traicionaba cada vez que lo veía al tío Fran, porque los encuentros familiares siguieron en cumpleaños o Navidades, y esas situaciones a veces me desbordaban, estar con toda la familia, mi novio, él con la tía Cata, …y el muy hijo de puta parecía ni inmutarse, casi ni me miraba, sólo era otro encuentro familiar, y yo no entendía cómo hacía ¡ja!
Hubo otros encuentros, los dos los deseábamos, los esperábamos y cada vez me fui entregando más relajada y adaptada a sus gustos y deseos... pero ese es otro cuento.
Fue él quien me enseñó que las palabras en la intimidad también son eróticas y excitan, y lo aprendí desde el primer momento. Cuando nos dimos el primer beso, apoyó sus manos en mi cola y me apretó contra su bulto para que lo sienta, y me dijo "quiero que seas mi puta"...yo quedé paralizada, nunca me habían hablado así, tampoco sabía qué quería decir. Ese beso me lo dio estando en el negocio, mientras trabajé ahí y una vez que papá estaba de viaje para hacer compras de mercaderías. Fue el único acercamiento que tuvimos en ese lugar, porque él no quería correr riesgos ni exponerme.
Él alquilaba un departamento de un ambiente con un dormitorio "para sus visitas" me dijo, porque con su esposa ya conté que casi no tenía relaciones, entonces pagaba a mujeres para coger.
En ese departamento nos encontrábamos, en esa época no existían los celulares, sólo teléfonos fijos, y él no me podía llamar a casa porque le conocerían la voz, así que yo llamaba al negocio y si no atendía él cortaba, y así combinábamos para vernos.
Entre aquél primer y único beso en el negocio hasta que pudimos encontrarnos a solas pasaron creo que 15 días, yo estaba como en el aire, no sabía qué me pasaba, no podía dejar de pensar en el beso, sus manos, las palabras, salía con mi novio pero le mentía para no coger, no tenía ganas, pero pensaba en Fran y me temblaba todo ¡¡¡jaja!!
Nunca ningún hombre me había provocado eso. Hoy sé que tenía una calentura galopante ¡¡¡jajaj!!!
La primera vez que fui al departamento me esperaba con un vino, algunas cosas para picar y una caja de bombones finos, nos sentamos en una mesita y hablamos, me preguntó sobre mi novio, si cogíamos, si me hacía acabar, qué posiciones usábamos, si hacíamos anal y si nos chupábamos, también me contó que con la tía Cata solo se pajeaban porque ella ya no quería coger, entonces ella en la oscuridad le acariciaba la pija hasta hacerlo acabar, que sólo recurría a las prostitutas una vez al mes y casi siempre con la misma mujer que era limpia y de confianza, y cogía y culeaba muy bien.
Yo supongo que estaba atontada, contestaba sus preguntas y escuchaba, pero casi no comí ni bebí, no podía. Me llevó hasta la habitación se sentó en la cama y me hizo desnudar, muerta de vergüenza me fui sacando la ropa, él me miraba solamente, cuando estuve en bolas me acercó y empezó a chuparme muy suave las tetas mucho rato y me acariciaba la concha, era un divino cómo me hacía saltar porque sabía dónde tocarme. En un momento se puso de pie, se abrió el pantalón y sacó su pija, era corta pero gorda, me pareció muy gruesa ¡jaja!! me sentó en la cama y me la acercó a la boca, se la empecé a chupar y él me detuvo, "despacio pendeja, yo te enseño" ¡¡jajaj así me dijo!! Me fue diciendo cómo quería, le gustaba suave y profundo. Después buscó un forro se lo puso y se acostó en la cama y me hizo montarlo, quería verme cómo lo cogía me dijo, "porque vas a ser mi puta" volvió a decirme. Yo volaba de la calentura así que no aguanté mucho y me sacó como tres polvos antes que él acabara.
Esa fue nuestro primer encuentro, todo con él me parecía loco, prohibido, excitante, morboso, pero solo con el tiempo pude ponerlo en palabras así como lo estoy contando, en ese entonces, a esa edad era todo sentimientos, calentura, temblores y rubores. Mi cuerpo me traicionaba cada vez que lo veía al tío Fran, porque los encuentros familiares siguieron en cumpleaños o Navidades, y esas situaciones a veces me desbordaban, estar con toda la familia, mi novio, él con la tía Cata, …y el muy hijo de puta parecía ni inmutarse, casi ni me miraba, sólo era otro encuentro familiar, y yo no entendía cómo hacía ¡ja!
Hubo otros encuentros, los dos los deseábamos, los esperábamos y cada vez me fui entregando más relajada y adaptada a sus gustos y deseos... pero ese es otro cuento.
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