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Dos madres se emputecen y reciben cuatro pijas jóvenes

Todas las mujeres tenemos secretos en lo más profundo de nuestro ser. Secretos muy bien guardados, que vean la luz es liberador. Este relato es eso: es liberador.
Lo comencé a escribir hace semanas, pero tuve que comunicarme con mi amiga -a quien no veía desde hace tiempo- para reconstruirlo. Después de los sucesos -placenteros, por cierto- nunca más hablamos del tema, fue como un tabú -algo que hicimos y de lo cual no nos arrepentimos-, creo que una vez que lo escribí ambas nos liberamos.   
 
 
Dos madres se emputecen y reciben cuatro pijas jóvenes 
 
 
Este es el relato del encuentro de dos amigas que no sabía no imaginaban lo puta que se puede ser de haber estado reprimidas...es la realización de su morbo y de sus fantasías más escondidas y con las que soñaban y se mojaban sus tangas en largas charlas nocturnas....
 
Una tarde en casa con mi amiga charlando de cualquier cosa y compartiendo una cerveza empezamos a imaginar y viajar entre fantasías no concretadas y otras cumplidas. Somos madres y estamos en la plenitud de la edad de nuestra generación: los 40.
 
La tarde era calurosa, las dos decidimos ponernos nuestros bikinis -en de ella amarillo contrastando con su piel canela y el mío rojo contrastando con mi blanca piel-; y tomar sol al lado de la pile, aprovechamos que estábamos solas y nos tiramos en una reposera cada una, con nuestra cervecita servida en copas.
 
La charla fue derivando hacia nuestras fantasías sexuales reprimidas y como poder concretarlas. La temperatura empezó a subir y nuestras conchas latían y mojaban el bikini. No me aguanté más, solté mis tetas porque mis pezones ya no daban más de duros y la miré a ella como invitándola a hacerlo mismo, la ayudé a sacarse su corpiño acercando mis manos a su cuerpo …en un instante nuestras ubres estaban al aire.

Dos madres se emputecen y reciben cuatro pijas jóvenes


 
La miré a los ojos, veía su cuerpo y mi cuerpo reflejado en sus anteojos de sol. Le rocé los hombros con el dorso de la mano y fui bajando hasta rozarle los pezones.
 
-       Ahhhhhh…..por favor, guachita no me hagas eso. –me dijo, pero no se resistió. 
 
Avancé, lamí ésa hermosa fruta que eran sus tetas y bajé una mano hasta su húmeda caverna, no decía nada solamente jadeaba y abría sus piernas como alentando mí mano a penetrar su concha que ya estaba chorreando.
 
-       ¿Me detengo? – le dije con malicia mientras metía mis dedos en su concha.
-       No yegua…seguí, no seas hija de puta. -me contestó y abrió más sus piernas y adelantó su cadera hacia mis manos. 
 
Ella abandonó su papel pasivo, me empezó a comer mí boca, frotar mis tetas y a apretarme el culo. Allí estábamos las dos, bajo el sol de verano,sentadas frente a frente en nuestras reposeras, con las piernas abiertas,desnudas, besándonos apasionadamente, toqueteándonos, dándonos placer dispuestas a ir más allá.    

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Después de un rato así, nos dispusimos a pajearnos una frente a otra, nos mirábamos a los ojos, nuestras bocas entreabiertas jadeaban,nuestros dedos exploraban nuestro interior ardiendo y nuestros gemidos eran una música erótica; ya se acercaba el anhelado orgasmo, el final, la cima de nuestro éxtasis sexual. De pronto un chorro caliente escapó de su vagina abierta para mojar mí vientre y resbalar hasta mí concha que también ya dejaba escapar un chorro, que ella aprovechó con su boca.
 
Quedamos ahí unos minutos hasta calmarnos de la agitación extrema que tuvimos....unas cervezas más y la desinhibición era más que completa, yo pensaba si aparecía mí hijo y sus amigos que se juntaban en lapile y nos veían ahí desnudas y regaladas, se lo dije y me contestó: “tal vez esperamos eso, que nos vean, que nos coja una manada de machos jóvenes y que nos llenen todos los agujeros”. Reímos a carcajadas las dos.
 
Me detuve un momento a pensar: “estas putas maduras necesitamos saciarnos, cumplir nuestras fantasias…. compartir un gang bang”, nos mojaba mucho hablar e imaginar cuatro o cinco pijas para nosotras, dándonos duro,soltando todo su contenido dentro o fuera de nuestros cuerpos de maduras pajeras y que se sentían muy putas así, imaginando que las cogían sin piedad....
 
En eso estábamos hasta que una somnolencia nos arrastró y nos dormimos unos cuántos minutos abrazadas y desnudas, al despertar la sorpresa nos invadió y vimos que mi hijo y tres de sus amigos miraban hipnotizados nuestras figuras enredadas, que sus penes bajo sus mallas parecían señalar. Ya sentadas tratamos de ensayar una respuesta, queríamos cubrir nuestra obscena imagen de putas alzadas, pero todo era en vano, nos miramos,los miramos y nos dejamos llevar, era nuestra oportunidad y los chicos no nos dejarían ir.....
 
Nuestras miradas lo decían todo, las dos sabíamos que debíamos aprovechar esos jóvenes cuerpos. Nos pusimos de pie y los guiamos con nuestros cuerpos y miradas hacia los grandes sillones en “L” que estan junto ala piscina. Incrédulos los jóvenes nos seguían hipnotizados como animales encandilados por una luz que los atrae.
 
Decididas a tomar la iniciativa, mi amiga y yo nos pusimos espalda con espalda y frente a nosotros cada una tenía un par de “machitos”viriles con sus vergas marcadas en sus mallas. Como desnudando a los niños les sacamos las remeras, nos arrodillamos y lentamente le bajamos los pantalones.Como resortes saltaron sus jóvenes pijas duras, calientes y brillosas por el líquido preseminal.
 
Los cuatro machitos se miraban ente ellos, incrédulos,sorprendidos y regocijados por la situación que estaban viviendo. Dos madres arrodilladas frente a ellos dispuestas a darles la mejor fiesta sexual de sus vidas. ¡nosotras estábamos dispuestas a eso!

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Yo, quizás por ser la dueña de casa inicié la faena.Tiernamente acaricié sus pechos bajando lentamente mis manos provocando en ellos “piel de gallina”, tomé sus duras pijas y los empecé a pajear a ambos al mismo tiempo. Mi amiga fue mas directa, mojó sus dedos con saliva, le acaricio los huevos, miró a mi hijo a los ojos y le empezó a pasar la lengua desde el tronco hasta la punta de su verga.
 
-       Ahhhhh….- dijo mi niño y tembló
-       Soñaba con esta pija, me contaron mucho de ella.– contestó mi amiga. Y se la engulló toda en la boca mientras pajeaba al otro amigo, que miraba con ojos desorbitados.
 
Yo di vuelta la cara y vi esa escena. Sentí celos y a la vez alegría, por mi hijo y por mi amiga. Decidí hacer lo mío. Puse las dos pijas juntas y pasé la lengua de una hacia la otra, las levantaba les lamía el tronco y le chupaba los huevos, provocando escalofríos en mis jóvenes machos
 
Estábamos espalda con espalda y nuestros cuerpos se rozaban,nuestros culos se tocaban, sentimos el calor y la traspiración de la otra.Estábamos empapadas, nuestras conchas chorreaban, palpitaban, nos quemaban. Asíestuvimos un rato hasta que decidimos deleitar nuestros cuerpos con las pijas.Éramos dos madres putas, dos yeguas desbocadas, con cuatro potros.
 
Luego nos incorporamos. Nos miramos a los ojos nos dimos un sabroso beso con gusto a pija joven, ella bajó su mano desde mi cara pasando por mis duras tetas, pellizcando mis pezones, arañando levemente mi vientre y terminó en mi clítoris; suavemente lo presionó provocando mi primer orgasmo mientras me decía al oído:


-       Chupársela a tu bebé ya me hizo acabar. – en ese instante chorreaba mi primer squirt por mis piernas.
 
 
Teníamos el manejo de la situación. Éramos como dos niñas con juguetes, pero juguetes sexuales que estábamos dispuestas a usarlos a nuestro antojo. Una en cada sillón en “L” habíamos delimitado nuestro espacio.
 
Senté a uno de los amigos de mi hijo me di vuelta, le mostré el culo, abrí las piernas y lentamente fui descendiendo metiendo su dura verga en mi ser hasta el fondo, mientras me movía lentamente en círculos; a la vez tomé la pija del otro y me dispuse a seguir mamándosela. Mi a amiga había elegido sentarse, con los pies en el piso, abrir las piernas. Mi bebé le hacía sexo oral, pasando su lengua de su vagina a su ano -como mamá le enseñó- y metiendo cada tanto sus dedos; su amigo parado en el sillón recibía su primer hermosa chupada, mi amiga lo engullía entero hasta la garganta, haciendo que hilos de baba caigan de su boca y lágrimas de sus ojos.
 
Esta escena trascurría en una tarde calurosa, en una casa cualquiera de un barrio cualquiera, bajo una galería de cañas, de una ciudad media de la Argentina. Seis cuerpos sudados se entregaban al sexo desenfrenado,sin tabúes y sin límites. 
 
Mi amiga me miró a los ojos como pidiendo permiso y yo puse ojos de aceptación. Ella tomo a mi bebé de la cabeza los sacó de entre sus piernas y lo llevó hacia ella, lo besó con pasión, tomó su dura y robusta pija y le indicó el camino hacia su mojada y caliente concha. Levantó un poco las caderas del sillón, lo tomó de las caderas y lo fue empujando hacia ella levemente con ternura:
 
-       Todo, todo, todo…, meteló todo bebe. – le dijo,y lanzo un grito de placer.
 
Yo estiré mi mano y tomé la de ella. Sentí el placer de los seis en ese apretón de hembras calientes.

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Me dispuse a hacer lo mío. Me levanté le di la espalda a quien recibía mi mamada, le ofrecí mi concha, el comenzó a metérmela, mientras al que estaba en el sillón, frente a mí, comencé a chupársela. No duró mucho,acabó copiosamente en mi boca, mi cara y mis tetas. Disfrutaba de ese sabor,mientas me cogían por detrás, cuando escucho un grito de placer, giro la cabeza y veo a mi amiga boca arriba con la cintura volando del sillón con una mano apoyada en el respaldo y la otra masturbándose, sus piernas estaban en “V” las sostenía bebé que la penetraba salvajemente por el ano. Su pija entraba y salía entera, sus huevos golpeaban su cuerpo, de la vagina de mi amiga saltaban pequeños chorros, estaba acabando como una perra. Sentí orgullo por bebé: “mamá te enseño bien” pensé.
 
El joven que acompañaba a mi amiga y bebé, estaba sentado enel respaldo, pajeándose. Le hice una seña y se sentó en el sillón, junto a la otra pareja. Lo monté, sin pensarlo, su pija era gorda, entró rozando toda mi cavidad produciéndome un placer intenso. Luego me metí los dedos en la boca sacando restos de saliva y semen, los llevé a mi culo lo embadurné, me introduje dos dedos dilaté un poco mi ano y le dije al amigo de mi hijo que estaba atrás mío: “Metelo”. Con torpeza intentó introducir su pene, no podía, tomé las riendas de la situación, lo agarré del tronco y comencé a introducirlo, una vez que entró la cabeza el resto resbaló lentamente.
 
En medio de un concierto de gemidos y gritos de placer. Allí estaba, en el patio de mi casa recibiendo una doble penetración de los amigos de mi hijo. Concretando la fantasía que tanto habíamos soñado con mi amiga, que estaba al lado mío, nuestros cuerpos se rozaban, sentíamos nuestras respiraciones, jadeos, palpitaciones; una junto a otra gozando como perras en celo.
                      
Mi amiga, tomo la iniciativa. Sentó a bebé en el sillón y llamo al joven que me había acabado en la cara que ya estaba duro de nuevo -las ventajas de coger con jóvenes es su rápida de recuperación para un nuevo uso-,y se dispuso a cumplir su sueño de ser penetrada por los dos agujeros. Montó de frente a bebé, le puso las manos en el espaldar del sillón le ofreció las tetas,que ella sabía que él anhelaba chupar, y le ordenó al amigo: “escupite un pocola pija para lubricarla y metémela”, estaba hecha hembra una dominante. Dicho yhecho, segundos después era una “mujer sándwich” que recibía dos pijassalvajemente.

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Las dos estábamos en el éxtasis. El roce de dos vengas adentro de tu cuerpo es una sensación indescriptible. La vagina abierta y el ano dilatado. La transpiración de los cuerpos, el olor a sexo, los sonidos del placer… un sueño sexual concretado. Allí estábamos una al lado de la otra montando y siendo montadas. Por un instante cruzamos miradas, nos deseamos.Como pudimos acercamos nuestras bocas y nos besamos. Jadeamos juntas. Todo se alineo por un instante que pareció eterno: nuestros corazones, nuestra respiración y nuestro placer iban al mismo ritmo. Sentí que éramos una, ella también, y al mismo tiempo tuvimos el orgasmo mas hermoso de nuestras vidas.
 
Fue el momento en que sentí un caliente y abundante chorro de semen en el culo, uno de mis amantecitos me había llenado las entrañas consu néctar. Como si todo estuviese encadenado el otro descargó abundante leche en mi concha. A mi lado observaba como a mi amiga le metían la verga abriendo su concha y hasta el fondo del culo; los huevos de su machito se tensaban para descargar su semilla en sus intestinos, mientras gritaba. Solo quedaba bebé en pie.

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Bien enseñado sabía que el sexo no es algo rápido, sino que hay que saber llevar el ritmo. Mi amiga lo conducía bien, cuando sintió que el momento llegaba lo desmontó, lo hizo poner de pie y me llamó. Las dos arrodilladas frente a él queríamos su leche, para eso pasamos nuestras bocas por el tronco, cuando sentimos que venía nos dimos un beso de lengua con su pija en el medio, su abundante y caliente semen nos llenó por igual. Él bramó,y se dejó caer sobre el sillón, nosotras nos abrazamos y nos besamos, intercambiando saliva y semen, acariciando nuestros cuerpos, transpirados, doloridos, pero extasiados luego de recibir tanto placer.   
   
Agradezco a mi “chamiga” de Poringa! que me alienta arelatar estos recuerdos. Ella me moviliza, ambas nos impactamos en nuestraforma de ver la vida, no nos juzgamos y nos aceptamos tal cual somos.  

3 comentarios - Dos madres se emputecen y reciben cuatro pijas jóvenes

Mujerymadre +1
Hermoso amiga, me encantó y me calentó!!!! 😘😘💋
concejales21 +1
Gracias, gracias, gracias, vos sabes por que Tqm 😘
bisexmadurotrio
Uffff tremendo relato ,me hiciste acabar como un adolescente 😈