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Alina. Capítulo 14

Alina. Capítulo 14



Capítulo 14


Nunca creí que me fuera a ocurrir algo así…
De hecho, si quisiera recordar una circunstancia similar, tendría que remontarme a algún momento en que estuve estupidizado con alguna mina, en el pasado.
Pero ya no sé si lo que alguna vez me pasó, se pueda comparar con esto.
Estaba en mi cama, con la verga dura en mi mano, pensando en cómo hacer para aguantarme las ganas de masturbarme.
Si las circunstancias fueran otras, probablemente ni lo hubiera dudado. Bastarían unos cuántos minutos y podría aliviar las tensiones que me aquejaban hace tiempo.
Pero no…
¿Cómo hacerlo?
De solo recrear en mi mente la posibilidad, se me cae la cara de la vergüenza…
Sin embargo, está tan hinchada…
No sé cuántas gotas de líquido preseminal salieron ya. Fueron muchas…
Además, está caliente, cómo si toda la sangre de mi cuerpo hirviese y fuese hasta allí para hacerme reventar.
Una subida y bajada de piel se me va sola. Ni cuenta me di…
El placer fue tan grande que la tentación por hacerlo de nuevo es enorme. Inmensa…
Suspiro con la palma de mi mano cerrada sobre el tronco de carne inflado. La inercia de mi voluntad es más fuerte.
Lo hago de nuevo…
Haa…
Dios…
Qué ganas de pajearme como loco…
Para colmo, nunca la había tenido tan dura. Me impresiona.
¿Y si me la jodo?
La manera en que me late es tremenda. Sé que si me toco solo un poco más, me voy a ensuciar todo de sémen.
Uff…
Basta…
Mejor me quedo quietito un rato.
Quizá, me convenga darme un baño de agua fría. De esa manera puedo enfriarla un poco ya que la tengo demasiado caliente al tacto. Y roja…
La nuca también me late…
Es increíble…
Me miro y parece que mi pija quiere salir de mi cuerpo.
¡Es inaudito!
¿Qué haría Alina si me viera así?
Ja…
De solo imaginar su cara…
Qué dolor…
Me subo el bóxer otra vez. La presión de la tela se hace sentir.
No sé si prender la play un rato o salir a correr.
Mmm…
No…
¿Cómo hago para correr con toda la vega doblada y parada?
Imposible…
Creo que la opción del baño es la mejor. O al menos, la más viable.
Tal vez un poco de agua helada me ayude. De lo contrario, no tengo muchas opciones.
Aún no lo creo…
¿Tanto me iba a doler la verga?
¿Por qué?
Quizá sea la situación de que desde hace días vengo calentándome con todas estas situaciones cachondas.
Una buena paja y soluciono todo ¿no?
Pero sé lo que va a pasar después…
Me voy a sentir el peor. Lo sé…
Además, lo estaría siendo de una forma u otra.
Voy lentamente hasta el armario, con toda la carne hinchada entre las piernas.
Qué locura…
Agarro algo de ropa para bañarme.
Lo que no esperaba es que la solución vendría de otra manera…
Me suena el teléfono. Bueno, vibra, en realidad.
Miro y son unos mensajes de mi grupo de amigos…
Ja…
¡Qué bien!
Estaban armando un partidito de fútbol.
Seee…
Zafé…
Me iba a venir muy bien eso.
Agradecí al cielo…
Ya no tenía que pajearme, ni bañarme con agua fría. Sólo cambiarme y esperar a que comience el encuentro…
Y si algún amigo venía antes para mi casa, mejor aún…
Fiuu…
Lo que tuvo que pasar…


Un rato después…


-Boludo… Te erraste 30 goles… Dejate de joder…
-Si ganamos… ¿De qué te quejas?
Este hijo de puta me critica…
Si no la ve ni cuadrada.
-Posta… Nunca te habías errado tantos jaja… Igual te jodo…
-Dale, Mauro… Tomate la birra y dejá de hinchar…
-¿Es por lo de tu viejo, no?
Lo miré.
Era mi amigo. No podía desconocer mi situación.
-No… En realidad… Es por mi vieja… Y mi hermana… Él siempre me chupó un huevo…
Estábamos los dos solos, luego de disputar el tan ansiado encuentro.
Lo dejé de pasada en su casa y destapó una cerveza para que compartamos.
Como vivía cerca, no había problema si tomaba un poco. Aunque, claro, no es lo aconsejable…
-Claro… Obvio…
-Pero ahí estamos… Qué sé yo… Tenemos que juntar plata y vamos con eso…
-¿Y qué onda? ¿Cómo va eso?
Bueno, “aquello” no se lo podía contar, por obvias razones. Sin embargo, tampoco podía hacerme el boludo del todo.
-Bien… Juntando… El abogado que me recomendaste es un capo…
-¿Ah sí? ¿John?
-Sí… Todavía no me cobró nada…
-¿Posta? Bien…
-Sí, es muy macanudo… Pero bueno, encima que no me cobra nada todavía… Me da cosa estar jodiéndolo con lo de su casamiento…
-Jeje… Sí, era compañero mío del Cole… Bueno, él y la novia… Que era su prima ¿sabías?
Lo miré algo descolocado.
-¿La prima?
-Sí ¿viste?
-Qué loco…
-Mal… Encima preciosa ella… Pero no pienses mal…
-¿Por?
-Digo… Son primos pero… No tienen vínculo de sangre jaja
-Ahh… ¿no? Jaja
-No, no… Cada tanto, con mi novia, nos juntamos los cuatro… Cuando hay tiempo…
-Claro…
-No sé por qué salió esto jaja…
-Porque me dijiste que eran tus compañeros de escuela…
-Ah, sí… De novia, también…
-¿Cómo anda Sofi?
-Bien… Seguro está trabajando en su estudio…
-¿A esta hora?
-Sí… Re obse…
-Aprendé un poco…
-¡Eh! ¿Qué onda, compa? Jaja
-Jaja
-No te digo nada porque andas medio raro… No sea cosa que me cagues a piñas…
-¿Por qué, raro? ¿Qué hice?
-Se te nota… Una caripela… Algo te anda pasando…
-Jaja
-Ya me dirás por qué… Algún día…
Suspiré.
¿Será posible de que se de cuenta?
Cómo me conoce el guacho…
-Está todo bien… Es esto de las deudas… Me tiene nervioso… Nada más…
-¿Seguro?
Lo observé.
-Sí, bola…
-Bueno… Si vos lo decís…
-¿Qué sos mi psicólogo? Jaja
-No, pero tenes algo raro en la mirada… Te conozco…
-¿Raro?
-Sí… Como si quisieras decir algo… Pero no te animas…
-¿Ah, sí?
-Sep…
-Te conozco como si fueras mi amigo de toda la vida…
Me hizo reír el salame.
Él y sus ocurrencias…
Pero bueno, tenía razón.
Además, él ya estaba al tanto desde hacía tiempo con esto de las deudas, por lo que conocía mi estado físico y mental de antes…
Si me veía distinto ahora, era porque en realidad me pasaba algo nuevo.
El problema era que no podía contárselo.
-Jaja… ¿Más o menos, no?
-Seguro es alguna minita…
Casi se me cae la botella de la mano.
-¡Eeepaaaa!.- Expresó tentado.
-¿Qué te pasa, boludo? Jaja…
-Cantado era…
-¿Cantado qué? Jaja… Nada que ver…
-¿Ah no?
-No… Además es mi herma…
-¿Tu hermana?.- Preguntó mirándome fijo.
Me congelé…
Como nunca en la vida…
¿Cómo se me ocurre?
Petrificado, intenté buscar la mejor respuesta.
El inconsciente…
Me jugó una mala pasada…
Sentí como el sudor me recorría la frente, hacia los costados, para luego caer como en una suerte de cascada.
Qué pelotudo…
Para colmo, Mauro seguía viéndome, sorprendido y confundido.
Tuve que responder con lo mejor que pude idear en ese pequeño espacio de tiempo.
-Sí… Es por Alina… No puedo verla así tampoco…
Su confusión fue más grande, pero eso era mejor para mí.
-¿Eh?
-Ni a mi vieja… Aunque la mantenemos al márgen de todo…
-Ahhh… Por lo de casa decís…
-Sí… ¿Qué otra cosa podía ser?
-Cualquier jaja… Creí que me decías que era tu hermana la que te gustaba…
-Imbécil…- Hice mordiéndome, actuando de la mejor manera posible.
-No te enojes… Jaja…
-Pero bueno… Eso… Ver a mi hermana así… Encima con la historia que tiene ella…
Mauro miró pensativo hacia el pasto de su jardín.
-¿Qué? ¿Qué pensas?
-No, claro… Vos sí tenes vínculo sanguíneo… De parte de tu papá… Ahí no se puede…- Exclamó de repente.
Yo lo observé tentado, pero dada la situación que había sorteado, tenía que seguir el hilo de mis respuestas.
-¿Vos sos idiota o te haces? Jaja.- Le tiré un manotazo en el hombro…
-Pará, gil… Duele…
-Dejá de decir pelotudeces…
-¡Cómo saltas, eh!
-Jaja callate la boca…
-Está bien que te ocupes de ella… Y de tu vieja, también… Habla bien de vos…
Sonreí de costado.
Me gustó que dijera eso. Pareció que lo hizo con el corazón.
-Gracias, chabón…
Me guiñó el ojo.
-De nada, cabezón… Y ya sabes que si necesitas guita… Tengo mil dólares ahorrados que no necesito por el momento…
-No, todo bien… Ja… Gracias, igual…
Suspiré, mirando hacia los árboles de la calle.
Amaba sentir el sonido del viento azotando sus copas.
Hermoso…
Bien de barrio.
-Bueno… Creo que ya me voy yendo…
-¿Saco otra birra?
-Mmm tu vieja me va a rajar por el olor a chivo…
-Si no me echó a mi de la casa aún… Dale, abro otra…
-Jaja… La próxima… Ya me voy yendo para casa…
-Bueno, maraca… Dale… Y espero que me cuentes sobre ella…
-¿Sobre quién?
-Sobre la minita que tortura la cabeza…
Uff…
Otra vez con eso…
¿Cómo le explico que…?
Dios…
Creo que solo debo dejar que crea eso…
No veo otra posibilidad de poder convencerlo con otra explicación. Además, no es ningún boludo este pibe.
-Qué hincha pija… Quizá algún día te cuente…
-Jmmm… Me huele a confirmación eso…
-Te huele a chivo… Y a birra…
Me levanté de la silla para emprender mi regreso a casa.
Ya había pasado la hora de la cena.
-Nos vemos, Mau…
-Bueno… Entonces yo también arranco para la ducha…
-Sabia decisión…
-Jaja… Cuidate…
Nos dimos la mano.
-¿Está abierto, no? Yo salgo…
-Sí, sí… Te acompaño igual…
Ambos comenzamos a caminar hacia la puerta.
-¿Cuando volves a armar otra joda acá?
-Mmm la última dejó mucha mugre…
-Me acuerdo que sacaste a dos flacos del cogote…
-Jaja ¿te acordas?
-See… Te estabas haciendo el lindo con Rapunzel… Mirá cómo te sirvió…
-Jeje…
Me abrió la puerta y nos volvimos a saludar.
-Después hablamos, gato…
-Dale, cabeza de japi… Avisa cuando llegas… Viste que sos medio tierno con el alcohol…
-Andá a cagar…
Me hizo reír.
Así las cosas, me subí al auto para volver a casa.
Probablemente mi vieja ya habría cenado así que si me guardó algo, zafé, pensé.
No me tomó mucho tiempo el viaje de regreso. Un par de minutos y ya estaba.
Además, se me pasó rápido, pensando en lo que me había dicho Mauro.
Me pregunto qué pensaría si supiese todo esto que viene pasando con Alina.
Sorpresa sería lo mínimo que sentiría…
Entro a casa y me voy derecho a la habitación, para agarrar algo de ropa.
Las luces de la propiedad están apagadas, a excepción de las del pasillo.
Lo más seguro es que mi vieja ya estuviese en la cama.
Tomo lo primero que encuentro y bajo las escaleras, no sin antes pasar por la cocina a fin de comprobar si mi madre continúa tratándome como un nene de cinco años.
Ja…
En efecto, me dejó la vianda de cena.
¡Qué genia!
Vuelvo sobre mis pasos a fin de retomar el paso al cuarto de baño.
“Me doy una cucha rápida”, pienso.
La verdad es que quería sacarme el chivo por haber jugado al fútbol, para poder comer e irme a dormir.
No quería pensar en otra cosa que pudiese alterar el buen estado de ánimo y paz mental que el partido había provocado en mí.
Cinco minutos tardé…
Agua fresca, jabón y ropa limpia…
En ojotas salí de allí y me comí la milanga con puré que estaba en la heladera.
Así, fría…
Qué delicia…
Subí a mi habitación, listo para dormirme, cuando observé en la mesa de luz, que mi celular no dejaba de vibrar.
Qué raro…
Miré enseguida, ya que recordé que Alina no estaba en casa.
Lo tomé y noté que era una llamada de ella.
-¡Hola, Ali! ¿Qué pasó?
-Gordo ¿estás acostado, ya?
“¿gordo le decís?” se escuchó de fondo, seguido de varias risas.
-Eh… No… Recién termino de cenar ¿por qué?
-Porque estamos en lo de Cami… Y no nos agarra el Uber…
-Ahh… ¿Necesitas que te busque?
-¿Te jodería? Y de pasada dejamos a Tanya y a Agus en su casa…
-No, bueno… Dale… No hay problema…
-¿Seguro? ¿No te jode?
-No, no… Mandame ubicación porque no me acuerdo donde vive…
-Sí, dale… Sos un genio… Te quiero…
“Aaaawww…” se oyó de fondo.
Éstas seguro están re escabio…
-Dale, ahí voy…
-Dale… Te espero… Te esperamos jaja…
“Gracias, hermanitoooo…” se escuchó de fondo a una de las chicas, a la vez que Alina la hizo callar.
Creo que reconocí esa voz…
Seguro era la italiana esa, amiga de ella, que estaba tremenda…
En fin…
Cuando creía que mi día terminaba, aún me esperaba otra pequeña aventura nocturna.
No era muy lejos pero ya estaba preparado psicológicamente para cerrar los ojos y esperar por el amanecer…
Así cómo estaba, salí nuevamente a la calle.
La ubicación me llegó, seguido de una carita feliz que me hizo sacar una sonrisa.
Subí al auto y arranqué.
El GPS me marcaba once minutos de tiempo.
Bien…
Era cerca.
Creo que ya recuerdo dónde era.
Y de ahí, tenía que volver a la casa de la otra para dejar a las dos chicas.
Esa sí estaba mucho más cerca…
Una mansión era…
Miro el cielo y pareciera que se puso horrible, como si se fuese a caer en cualquier momento.
Menos mal que me dijo que la vaya a buscar. Ya se siente en el aire esa humedad de tormenta…
Unos minutos después ya estaba allí, en la puerta de la casa de Camila.
Tres chicas, una más linda que la otra, se aproximaron al auto.
Dos de ellas, caminaban despacio. Agustina y Tanya.
Alina, con una sonrisa y el celular en su mano, parecía de lo más normal.
Abrió la puerta del acompañante, pero primero ayudó a subir a una de las otras dos, a la italiana. Al parecer, ella sí estaba algo alcoholizada.
Se reía mientras le sostenía sus pertenencias.
“Hola, Joa ¿cómo va?” me preguntó Agustina.
-Hola, todo bien ¿vos?
-Bien, bien… Gracias por buscarnos… Bajamos las dos en casa de Tan…
-Ah, bueno, dale… No hay problema…
Alina cerró la puerta.
-Hola, querido… ¿Cómo estás?.- Exclamó de manera graciosa.
-Hola jaja… ¿Estamos bien?
Me hizo “ok” con el dedo.
-Perdón por molestarte… Hola…- Expresó ella, dándome un tierno beso en la mejilla y acariciando mi brazo.
-Ojalá me llevase así con mi hermano…- Arremetió Agustina desde atrás.
Alina sonrió, de costado, al igual que yo.
Llevaba un vestido negro, por encima de un pantalón de jean, ajustado.
Aunque, no sé si era un vestido o una remera a decir verdad. Como tampoco, si llevaba corpiño debajo.
-Joaquín es lo más…- Replicó mi hermana.
Solo me llamó la atención lo pulposo de sus pechos apretados por el escote.
Sin embargo, no me podía regalar tanto. No delante de sus amigas, al menos.
-¡Ya veo que sí!
-Jaja no es para tanto… ¿Vos vivías en Banfield, no?.- Le pregunté a Tanya, pero no me respondió, ya que estaba con los ojos cerrados.
-Sí, sí… No te va a responder…
-Jaja ¿tanto tomó?
A lo que Alina respondió.
-No… No sé… Hizo una mezcolanza…
-Va a necesitar un levantamuertos…
Se rieron.
-¿Sabes dónde es, no?
-Sí… En esa mansión… Embru…
Alina me miró, muy tentada, por lo que me detuve.
¿Qué? ¿Qué pasó? me pregunté.
Se me acercó al oído.
-Gordo… Acordate que es viuda… Shh… No digas que está embrujada la casa…- Me comentó entre risas.
Ups…
Tan jóven y viuda, pensé…
¿Qué tiene, treinta años?
Qué mal…
-Igual, no escucha… Ta re dormida… Pero re da mansión embrujada… Concuerdo con vos…- Expresó Agustina.
Si bien, de las dos amigas, la más perra era Tanya, debido a su condición de rubia natural y exuberante, Agustina siempre me pareció muy copada.
Simpática, también.
De esas personas que siempre se muestran con su mejor onda.
-¿Qué cenaste?
-Unas milas con puré… ¿Ustedes?
-Empanadas…
-¿Estaban buenas?
-Maso jaja… Pero zafaban…- La miró a su amiga.
-See… Siempre en el mismo lugar pide Camila… Creo que no se dio que aborrecemos esas empanadas…- Expresó Agustina.
-Ay, pobre jaja
-Pero, boluda… Le dijimos como cinco veces “¿vos decís? ¿vos decís?” Date cuenta… No quiero gastar mi dinero en esa porquería…
-Jaja pobre Cami… Peor la hizo Tan que ni comió…
-Y así quedó…
-¡Quebrada!
-Mal
Yo me reía, por lo bajo.
En un momento, Alina me llama sutilmente con su brazo.
Al mirarla, noté que me mostraba la pantalla de su celular.
Tenía abierto el bloc de notas y aparecía escrito “llegamos a 2000 usd” y un emoji de sorpresa.
Mi asombro fue tal, que con la mirada le pregunté si era cierto eso.
A lo que ella me contestó con una sonrisa.
Entonces…
Eran 2000 dólares, además de lo que ya teníamos.
¡Tremendo!
En todo este rato, seguro había estado generando dinero, ja…
La mirada en su rostro lo decía todo…
Satisfacción, alegría…
Muchos otros conceptos podrían describirse si la observabas un poco.
Qué bueno…
Cada vez estábamos más cerca del objetivo…
Enseguida llegamos a la casa de su amiga Tanya. Era tal como la recordaba. Al menos, la fachada.
Bajé para ayudarla a bajar del auto, ya que se la veía muy cansada.
Agustina se iba a quedar con ella, así que no había problema por su estado de ebriedad.
-¿Estamos bien?.- Le pregunté levantando el pulgar…
-¿Doy vergüenza, no? Qué desastre…- Exclamó pestañeando.
-Jaja… No… ¿Quién no se agarró un pedo alguna vez?
-Gracias por alcanzarnos… En cualquier momento de larga…- Expresó Agustina, que me dio un beso en el cachete.
Alina, que había bajado también, le abrió la puerta de rejas de la entrada.
Había un vehículo estacionado dentro del parque, pero dadas las circunstancias no necesitaba preguntar nada al respecto, ja.
Una ráfaga de aire fresco se hizo presente.
-Ufff…- Hizo Agustina, mientras la Tanya se terminaba de despabilar.
-El chucho de frío…- Exclamó Alina, abrazándome de costado y apoyando su cabeza en mi hombro.
Su amiga más despierta la miró.
-Bueno… Duerman lindo, zorras…
-Ella va a dormir… Yo voy a investigar toda su casa…
Alina se rió.
Yo igual…
Nos volvimos a saludar y las chicas entraron.
Me pareció muy gracioso que la dueña de la casa, tenía el vestido un poco levantado en la zona de la cola. Apenas.
Su buen atributo se lo hacía sentir, cuando llevaba prendas muy justas…
Qué pedazo de…
Bueno, mejor me callo y subo al auto antes de que nos agarre la tormenta…
Seguimos camino…
Alina miraba miraba su celular, probablemente la página de reddit o la app de OF. No quería saber demasiado de la dinámica. Ya bastante tenía con permitir, desde mi lado de hermano, que tengamos que utilizar su cuerpo para generar dinero.
Sin embargo, ella parecía muy contenta con lo que hacíamos, por lo que ya empezaba a aceptar, que quizá no todo era tan malo.
Si solo eran unas fotografías…
-Estaba con las chicas y no paraban de llegarme mensajes privados jaja…
La miré.
-¿Ah, sí?
-Sí, mal… No sabía cómo disimular… Pero bien… Pude hacer un par de operaciones…
-Operaciones jaja
-Mmm ¿transacciones, mejor?.- Preguntó con gracia.
-Jaja sí…
-Dejo mi laburo, eh… Me encanta jaja
-¡Nooo!
-Jaja ¿te imaginas?
-Querría no hacerlo…
-Igual, te jodo…
-Espero jaja
-Ay, sí, goma… Además, porque lo hacemos juntos… Si no, no lo haría…
-Jaja lo dijiste tantas veces eso, que ya me lo creí…
-Es que sí… Sabes que no tengo esa confianza con nadie más…
Sonreí.
-Y sabes que sos bueno en lo que haces… Así que…
-Buen equipo jaja…- Le puse la mano y me chocó el puñito…
-Sabes que me sigue hablando el yankee americano…
-¿Sigue insistiendo con la foto en pelotas?
-Jaja… Maso…
-Qué chabón…
-Te digo que esa una negociación como cualquier otra, eh…
-¿Qué te ofreció esta vez? ¿250 dólares?
-No, trecientos… Jaja…
-Diomio…
-Pero le dije que desnuda, no… Que no lo hacía…
-Bien…
-Me ofrece mil dólares y sabes qué ¿no?.- Me miró haciendo carita de pícara
-Jaja lo hago yo también…
Pegó una carcajada tremenda.
-Y sí jaja…
-Qué tarado…
-Jaja
-¿Te sacarías una foto en pito por mil dólares?
-Tres me sacaría…
-Ah…¿Ves? Después me decís a mí que no lo haga…
-Bueno pero yo no quiero que hagas eso… Yo me sacrifico por vos…
Me miró.
Pero lo hizo de manera muy dulce y tímida.
¿Se estaba sonrojando?
Ufff…
-Sos un boludo…
-Si queres te miento…
-Pero si no se corre ningún riesgo… ¿Te jodería que lo haga?
-A ver… Es tu decisión… Si fuese mía… No chance!…
-Jaja qué pancho…
Llegamos a casa.
-Lo dejo afuera el auto… Es tarde…
-Dale… Sí, mejor…
Estacioné arriba de la vereda rápidamente.
No era un barrio peligroso pero “¡hola, Argentina!”...
Bajamos y entramos a la casa, que permanecía oscura y en silencio tal cómo la había dejado.
Los relámpagos se escuchaban cada vez más cerca.
-Bueno… Hasta mañana…
-Hasta mañana… Gracias por ir a buscarme…
Me dio un tierno beso en la mejilla.
Sentí cómo el labial rosado y transparente, se impregnaba en mi rostro.
-Dale… De nada…
Así, me fui para la habitación.
Volví a subir las escaleras e ingresé en mi cuarto.
El partido de fútbol me había agotado, a decir verdad. Tenía muchas ganas de dormir.
Me saqué todo, a excepción de la remera y el bóxer y me metí en la cama, acompañado por el destello del rayo que veía por la ventana.
La tormenta estaba aproximándose…
Miré al techo, ahora sí por última vez en el día y me dispuse a cerrar los ojos.
Sin embargo, un destello de luz en la habitación me hizo volver a abrirlos.
Miré hacia el costado y comprobé que se trataba de mi teléfono.
Se veía un mensaje de whatsapp en la pantalla. De Alina.
“Seguís despierto?”
¿Y ahora qué le pasa? Ja.
Sabe que trabajo temprano mañana…
YO: Sí, qué pasa?
ALI: Vení a mi hab
ALI: Es urgente!
Miré extrañado.
Si fuera urgente hubiera pateado la puerta de mi habitación sin importarle nada.
¿Cómo que “urgente”?
YO: Jaja qué pasa?
ALI: Dale, gordo
ALI: Tiene que ser ahora
ALI: 😱
Bueh…
Al parecer, grave no era. Pero me intrigó tanto que dejé el teléfono y me fui hacia allá.
¿Qué quiere, ahora?
No iba a ponerme a sacarle fotos, no. No, ahora…
Salgo a hurtadillas de mi cuarto otra vez, intentando no hacer ningún tipo de ruido.
Toco la puerta de su habitación y me hace pasar.
Ella está acostada en su cama, con una remera rosa y cara de catrasca…
-¿Qué pasa? Ja… Es tarde…
-Vení, mirá…
La observo intrigado.
¿Qué quiere?
No podía ver cómo estaba debajo de la sábana, pero parecía que vestía solo remera y bombacha. Más que nada, por el contorno de sus piernas a través de la tela.
Me mostró el teléfono..
Lo único que vi es “te puedo pagar 500 dólares por ella”.
Enseguida me acordé…
-¿Te sigue cargoseando con la foto en bolas? Qué pesado…
-Pero pará, gor…
-¿Qué?
-Seguí leyendo…
“Solo te pido que no lleves ropa, de ningún tipo. Aunque tampoco me tenes que mostrar nada. Vos elegís…”
La miré, algo confundido.
-¿Qué le pasa a este?
-¿La hacemos?.- Exclamó muy emocionada.
Abrí mis ojos.
¿Cómo?
¿Quería que yo…?
-Ali…
-Antes que digas algo… ¡Pará!
-¿Qué?
-Dijo que esté desnuda… No que se me vea desnuda… ¿Entendes?
Suspiré.
Claro…
Alto maniático…
-Pero…
-Se me ocurría taparme con la mano mis partecitas jaja…- Expresó avergonzada.
-¿Qué?
-Dale, boludo… Ya bastante vergüenza me da decirte…
-¿Estás en pedo vos?
-¡Daleeee!
-No, hacela vos… Si queres, yo no te voy a detener… Pero conmigo no cuentes… No te voy a ver en bolas… Ya con lo de hoy a la…- Me detuve de inmediato.
La piel se me erizó…
Casi se me escapa…
-¿Qué cosa de hoy?
-Emm… No, nada…
-Dale ¿qué? Jaja
-No, no… La foto de… De… De la escalera…
Fue lo primero que se me ocurrió.
-Ahhh… Jeje… Sí, esa fue hot…
Tragué saliva, casi sudando.
No me imagino qué me diría si se entera que la vi tocándose…
Uff…
Ya sentía esa sensación en la entrepierna…
¡Maldición!
-Bueno, dale… ¿Qué sugerís?
-¿Yo?
-¿Quién más?
-No me necesitas para una selfie en bolas…
-Re que sí…
-¿Por qué?
-Por tu ingenio… Porque sabes cómo sacarla… En qué ángulo… Desde dónde… Además, es más artístico si la sacas vos… No te tengo que explicar…
-Dios…
-Dale, goma… Está conectado… ¿Le digo que sí?
-Jaja pero…- Hizo algo con el teléfono.
Y puso una risa pícara.
-¿Qué hiciste?
-Uppss…- Exclamó con cara graciosa.
-¿Le dijiste que sí?
-Se me chispoteó…
-¡Alina! ¿Estás loca, vos?
-Listo… Ya le dije que sí…
-Te pasas…
Un sudor frío me recorrió el cuerpo.
¿Cómo se le ocurre?
Está completamente desquiciada…
-Me dice que ya me transfiere ¡wiiii!
Esa sonrisa maldita que hacía…
¿Por qué?
La miré como diciendo “no puede ser”.
-Dale ¿cómo la hacemos?
-Desnuda…
-Ajam…- Exclamó ya más tímida, corriéndose el pelo. Yo me troné el cuello…
-Mmm…
-Igual… No voy a mostrar nada… ¿Qué decís? ¿Cómo la hacemos?
-Sin mostrar nada… A ver…
Sentí que me veía contenta, con admiración.
¿Cómo no sentir inspiración así?
-Dejá de comprarme con esa sonrisa, nena…
Se rió mirando para abajo.
-Jeje…
-Mmm… Podrías…
-Sí ¿qué?.- Preguntó atenta.
-Estar acostada… Y tapada… En tus partes, obvio… Con la sábana… Que se vea que no tenes ropa… Pero sin mostrar ¿entendes?
-Jmm… ¿Ves? Jaja…
-Sí, sí… Lo que digas…
-Sos un capo…
Llevó la mano bajo las sábanas.
Por el movimiento, parecía que se estaba quitando la bombacha.
Dios…
La puntada que sentí en la pija…
Fue zarpado ver cómo sacó la prenda íntima por un costadito, con su cara de vergüenza y me la pasó.
¿Por qué me la daba?
Por inercia, la tomé.
-Así no la tiro al piso…
-Ok…
Tragué saliva, todo rojo.
Tenía en mi mano una diminuta tanga de Alina, que hasta hacía solo segundos, había estado pegada a su vulva.
El corazón comenzaba a latir muy fuerte.
Se tapó un poco más, para poder sacarse la remera. Por ello, me di vuelta, para que pudiera hacerlo de manera más cómoda.
No contaba que el espejo que tenía enfrente, podía mostrarme todo. Aunque no vi mucho, a decir verdad.
En el momento que noté que se veía más piel de la cuenta, saqué la vista.
Apenas vi cuando se cubrió con un brazo las gomas.
-Listo…
-¿Puedo ver?
-¡Sí!
-¿Segura?
-Jaja sí, bobo…
Por el espejo vi que se reía, tierna.
Las dos bolas que formaban sus pechos apretados me hizo dar un tirón en la verga, así cómo si quisiera salir de mi cuerpo.
-Ya nos transfirió…
-¿Posta?
-Sí jaja
-Increíble…
-Tu dirás…
Se había tapado completamente con la sábana, a excepción de la parte superior de su cuerpo.
Cómo tenía la verga muy dura y abultada, debía terminar cuánto antes. Entonces, me acerqué a la cama y comencé a correr la tela que la cubría de a poco.
Ella me observaba, algo colorada, a decir verdad.
Eso me gustó…
De costado observaba cada reacción, mientras le destapaba las piernas casi por completo.
-Voy a correrte… Un poco… Acá…- Le dije tocando su cadera.
-Oki…
-Como para que se vea que no… Que no…
-Jaja ya entendí, sí… Que no tengo tanga…
-Claro jaja…
Cada palabra era una inyección de calor en mi cuerpo.
Ni me preocupaba por la tremenda y notable erección que llevaba.
Si ya era parte de esto…
Es más, ella se reía, por lo bajo. Quizá era por eso…
Qué locura…
-Estás a nada de ver a tu hermana desnuda, chancho…
-Ja… No te hagas la graciosa
-Jeje… Chiste…
A decir verdad, su cuerpo era demencial. Encima, yo hacía tan lento todo que la cuestión se volvía demasiado erótica.
-No te muevas…
Casi que le dejé la entrepierna al borde del abismo.
-Jeje…
-Posta, Ali… No te muevas…
-Oki… Dale…
-Creo que ahí estamos…
-¿Y acá arriba?
La zona de las gomas…
Me quedé pensando.
Era tan riesgoso…
-No sé… Ya tenes los brazos y hombros descubiertos… No hace falta…
-Son quinientos dólares… Tiene que ser acorde… No podemos perder esta fuente de ingreso jaja
Suspiré profundamente.
Tenía un punto.
Pero me parecía que podría ser suficiente ya.
La miraba…
-Mmm… Apenas… De aquel costado…
-¿Acá?.- Preguntó, tomándose
-¡Ojo! Pará jaja…
-No se ve…
-¡Cuidado, Ali! Dale jaja
-Se ve más tu pito parado que mi teta…- Expresó entre risas, pero ruborizada.
-No seas hija de…
-¿Cómo? Jaja
-Te pasas… Dale… A ver… Mové un poco… No mucho…
-¿Así?
Se corrió un poco la sábana de la goma.
Estuvo a nada de que le viera el contorno del pezón…
Qué pedazo de tetas, Dios mío…
-Sí, sí… Ahí nomás…- Le contesté, azul…
-¿Qué más?
Temblando, la miré de arriba a abajo…
Estaba prácticamente en pelotas…
-Levantá un poco esta pierna… Apenas… Despacio…
Mordiéndose, lo hizo.
Era un momento tan zarpado, que no le importó la carpa que llevaba entre mis piernas…
Es más, sabía que la tenía más dura que una tabla de mármol…
Dios…
-Llevate las manos a la cabeza, como tirándote el pelo hacia atrás.
Sonrió.
-Despacio… Que te vas a quedar en tetas…
-Después decís que no te necesito…
-Jaja…
El poquito de sábana que le cubría las gomas estaba a punto de moverse.
Sus globos de carne deliciosos estaban a nada de mostrarse para mí.
Casi inminente que pase…
-Tranqui jaja…
¡Qué Diosa que se veía!
Por favor…
Esto me gustaba cada vez más. Mucho más…
Me reí. No pude evitarlo.
-¿De qué te reís?
-Nada, nada…
-¡Decime!
-Nada jaja… Salís muy bien… Eso…
-¿Y la cámara?
¡Cierto!
Había quedado en mi cuarto.
Aunque tampoco hacía falta en este caso, si su teléfono era muy bueno también.
-Uso tu celu…
-¿Sí?
-Sí… Quedate así…
El móvil estaba al lado de ella.
Jmm…
Tenía que acercarme a sus pechos para tomarlo.
Juro que me derretía vivo…
Me aproximé, despacio y nervioso. A todo esto, Alina me miraba, algo tentada.
-Permiso…
-Pase… Jaja…
Estuve tan cerca de ella que pude sentir su olor natural.
Delicioso…
Cada fibra de mi cuerpo convulsionaba.
Y no era para menos, si estaba frente a una bomba…
Agarré el celular y encendí la mayor cantidad de luces posibles.
Una vez hecho eso, me coloqué frente a ella, cerca de los pies de la cama.
Cuando llevé mi vista a su entrepierna, casi me da un paro cardíaco.
Casi que…
Dios…
Creo que si dejaba mis ojos ahí un poco más, podría distinguir su vagina.
Me acomodé para capturarla.
-Jeje…
Sonrió, como tentada.
-¿Qué?
-No, nada… Seguí…
La miré extrañado.
¿Qué le pasa? Pensé.
Probablemente le daba vergüenza estar así frente a mí.
Apunté…
Pero seguía sonriendo.
-¿Qué te pasa? Jaja…
-No, nada…
-Sí, dale… ¿Qué?
-Nada… Me resulta gracioso verte ahí… Con mi tanga en tu mano… Y tu… Tu cosita… Así…- Expresó para hacerme sentir que caía al vacío.
Ufff…
Ni cuenta me había dado que seguía con su bombacha en la mano.
Encima hacía referencia a mi erección.
Esto era demasiado cachondo.
-Dejá de mirarme… Jaja…
-Claro porque no se nota ¿no?.- Exclamó con gracia.
Al ver para abajo, noté que la tenía extremadamente parada. Era una cosa inexplicable. Y estaba así, delante de ella…
-¡Quieta! Jaja
-Dale, dale…
-Además, si te moves… No va a salir bien…
-Obvio, sí, sí… Dale…
De repente, se puso seria. Como que se transformó.
Me quedé cómo “wow”. Fue inmediato. Como si toda la vida se hubiera dedicado a ello.
“Perfección” era la palabra indicada para ese momento.
Ni lo dudé y la capturé sin esperar nada más. Todo era adecuado.
Y el resultado no podía ser otro que el esperado. O, incluso, mejor.
Mi cara de satisfacción fue evidente y llamó la atención de Alina.
-Ay, a ver… Dale…
Complacido me acerqué para mostrarle.
Ella tomó las sábanas y se cubrió bien los pechos, pero permaneció sentada.
Podía verle la parte superior y marginal de su pierna derecha, que estaba al aire.
Jmmm…
-Mirá…
Ella posó sus ojos en la fotografía.
Su sorpresa fue obvia. No lo podía creer.
-¡Boludo!
-¿Viste?
-¡Dios! Jaja ¿Cómo haces para sacar esas fotos?
-Bancá que le pongo un efecto…
-¡Tremenda! ¿Esa Diosa soy yo? Jaja
-Sí… Terrible saliste…
Se mordió, asombrada y feliz.
-Sos un genio… Posta…
Con las herramientas del mismo teléfono, busqué la mejor edición posible.
Probé unos tonos, aunque ya sabía cuál iba a utilizar. Mientras tanto, ella me miraba, contenta.
-No puedo creer esa foto…
-Jeje…
-¿Por qué no se me ocurrió antes? Jaja
-¿Tener onlyfans o ser modelo?
-¡Ambas! Jaja
Me hizo reír.
Tenía una facilidad para generar vitalidad en otras personas.
Encima de todo, estaba desnuda, apenas tapada y delante de mí, depositando toda su confianza….
-Mmm… Creo que ahí va…
-A ver…
Le volví a mostrar su imagen.
-¡Ah nooo!
-¿Te gusta?
-¿Que si me gusta? ¡La amo!
-Jaja…
-Saltaría a besarte pero me quedaría en bolas jaja… Te pasaste…
Se mordía mientras miraba la imágen.
A decir verdad, era fascinante…

alina


-Ya se la voy a mandar…
-Ok… Y después, dormite jaja
-Sí, mal jaja
En ese instante se escuchó un relámpago fuertísimo. Realmente estruendoso. Y fue tal el cagazo que se pegó, que casi se queda en pelotas de verdad.
-¡Mierda! Jaja
Posta que había retumbado.
La cara de terror que puso mirando hacia la ventana…
-¿Tremendo, no?.- Le pregunté.
Pero su cara de pánico no se iba.
-No, boludo… Qué horror…- Exclamó asustada.
-Se escuchó fuerte…
-Me muero si viene otro…
-¿Todavía te asus…?.- Y me clavó la mirada de manera fulminante.
Siempre le habían asustado las tormentas.
Por eso cuando éramos chicos se me venía a mi cama…
-Ok… No dije nada…
-Le voy a mandar la foto…
-Dale…
Miró hacia atrás y tomó la remera que tenía antes.
Yo me di vuelta para que se la ponga, pero estaba tan cagada que ni siquiera me lo pidió, ja.
No me atreví a mirar su reflejo en el espejo…
Sé que si lo hubiera hecho… Uff…
Tragué saliva…
-¿Listo?
-Sí…
Me acerqué para saludarla.
Me dio ternura su preocupación por el clima, ja.
-Es una tormenta nada más…
-Miedo…
-Jaja… Descansá… Sos 2500 dólares más rica…
-Jeje… Somos…
-Sí…
Me di media vuelta y caminé hacia la puerta.
Sin hacer ruido la abrí para salir, pero antes le apagué la luz.
-Hasta mañana…- Le dije por lo bajo.
Ella me respondió de la misma manera.
Así, volví para mi habitación. Por fortuna, la vieja no se había despertado. O al menos, seguía en su pieza.
Llegué a mi cama y la abrí para acostarme, pero cuando me fui a sacar el short, me di cuenta de algo tremendo. Y muy loco…
Ja…
Todavía tenía en la mano la tanga de Alina…
¿Cómo no me di cuenta de devolvérsela?
No iba a olerla como un completo pervertido pero su aroma se podía sentir y era muy, pero muy rico.
Y para colmo de los colmos, yo seguía con la chota dura.
Abrí el cajón de la mesa de luz y la guardé allí. No podía dejarla a la vista…
Ahora se venía lo más difícil. Intentar dormir sin caer en la tentación de hacerme terrible paja…
Ganas no me faltaban, pero cómo logré superarlo ese mismo día, podía volver a hacerlo.
Me giré, de costado, en dirección a la venta.
Los destellos de luz eran tremendos…
Mierda que llovía…
Qué tormenta más jodida. Se había venido con toda.
Encima, otro relámpago casi me hace dar un infarto…
Ufff…
¡Zarpado!
Con eso sí que se iba a bajar mi verga.
Encima se vio una luz blanca tan intensa que parecía que un exterminador había regresado en el tiempo, ja.
Me levanté para mirar. No fuera cosa que pegó en algún lado.
Fui hasta la ventana y observé al exterior.
Si ocurrió algo, no se veía. Sola la lluvia y el viento.
La puerta de mi habitación se abrió.
Inmediatamente me giré.
Era Alina…
-¿Qué pasa?
La cara de susto aún persistía en ella. Me atrevo a decir que era peor que antes.
-¿Escuchaste eso?
-Sí jaja… Por eso me levanté…
-Yo ni en pedo duermo sola… Lo lamento…- Exclamó yendo directo hacia mi cama.
Me quedé cómo ¿eh?
Pero al mismo tiempo me causó gracia y mucha ternura.
Con su remera larga rosa, se metió en mi cama, prácticamente sin escuchar mi réplica.
-Ali jaja
-Shh… Acostate… Cerrá con traba por las dudas…
No me quedó otra que reírme.
-¿No tengo otra opción?
-No…- Expresó apoyando la cabeza en mi almohada.
-Jaja ok…
Sonriendo por su infantilidad, fui a trabar la puerta.
Me parecía tan loco todo…
Así, volví a mi cama.
-Dios mío…
Me acosté como pude, en la otra mitad que quedaba libre.
Ella no decía nada. Era obvio que la apenaba tener que recurrir a esto. Y mostrarse así, ja.
-Hasta mañana…
-Hasta mañana… Gracias por dejarme venir…- Exclamó y me abrazó de costado, cruzando su brazo por todo mi pecho y apoyando su cabeza allí mismo.
Uff…
Estas situaciones, ya no eran tan como antes…
No después de las cosas que veníamos compartiendo.
Sin más, cerró sus ojos y quedó sobre mí.
Siempre era un peligro, porque si por alguna razón bajaba su brazo, me tocaría la verga, totalmente parada.
No podía creer las cosas a las que me tenía acostumbrar, ja.
Sin embargo, debo admitir que me gustaban.
Mucho me gustaban…
Sonreí, suspirando y mirando el techo.
Creo que ahora sí estaba listo para descansar. Me encontraba muy a gusto, pese a la excitación.
Cerré los ojos y respiré profundo.
Pero luego los volví a abrir de inmediato.
Y fue cuando recordé que mi tanga estaba en su cajón por lo que ella seguro… Seguro…
¡Estaba sin bombacha!

1 comentarios - Alina. Capítulo 14