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Silvia M sigue llevando bikinis deliciosos

Silvia M tenía la mañana libre y sola en casa, así que había quedado en ir a verla a su chalet, cuando terminara un pequeño trabajo fotográfico que tenía esa mañana. Cuando llegue, a Silvia se la veía con ganas de mi visita, pues, en cuanto cerró la puerta, se lanzó sobre mí, abrazándome y besándome acaloradamente. Silvia llevaba una camiseta larga rosa y me fue fácil meter mis manos por ella para acariciar su culazo.
Tras el acalorado recibimiento, fuimos a la terraza y allí nos sentamos y charlamos brevemente, antes de que Silvia se fuera a por unas cervezas. Tras varios tragos, Silvia se quitó la camiseta, quedándose con un precioso bikini de triangulo, de colores rosa y azul celeste difuminados entre ellos, y dijo de ir a refrescarnos un poco. Me quedé con mi bañador slip y fui con ella a la piscina. No tardo mucho, mientras charlábamos y tomábamos la cerveza, en estirar su pierna y comenzar a acariciar mi paquete. Lógicamente este se me puso bien duro muy rápido. Me saque la polla por un lado del slip y Silvia comenzó a masturbarme con sus pies.
Con mi polla durísima, Silvia salió de la piscina, pues decía que se le había acabado la cerveza e iba por más. Yo no podía moverme con el pollón duro, pues nos podía ver algún vecino. Cuando volvió al jardín con las cervezas, cogió una tumbona y la coloco bajo la pérgola, donde no la vería nadie. Se sentó en el borde de la tumbona, mirándome y sonriendo. Dejo una cerveza en el suelo y comenzó a mover la otra. Cuando la abrió, lógicamente, salió disparada la cerveza, manchando su preciosa carita y su pecho, mojando incluso el bikini. Esta se reía más que antes y, tras dar un trago, se roció cerveza por el pecho.
No pude contenerme más, metí mi polla en el slip, y salí, aun con el calentón. Me metí bajo la pérgola y me arrodillé, comenzando a lamer el pecho de Silvia. Pase mi lengua por encima del bikini, notando sus pezones. Saqué uno de sus pechos y comencé a comérselo, mientras acariciaba el otro. Silvia empezó a rociar su pecho con cerveza y lamí su pezón, disfrutado de él. Mi otra mano acariciaba su coño, por encima de la braga, hasta que se metió por dentro y la empecé a masturbar.
Comencé a bajar, besando su cuerpazo, hasta llegar a entre sus piernas. Le quité la braga del bikini y comencé a besarla el coño. Silvia echo cerveza desde la zona baja de su tripa, y la fui lamiendo, según caía sobre su coño y clítoris. Acabe abriendo bien su coño, comiéndoselo a fondo. Mi lengua cada vez se movía más rápido, dentro de él, mientras Silvia apretaba mi cabeza y yo acariciaba sus muslazos. No descanse de comer su maravilloso coño, hasta que se corrió y saboree su rico flujo.
Me puse de pie, con mi paquete aun durísimo, llenando el slip. Agarré su preciosa cara y la apreté contra mi paquetón, restregándoselo sin parar, mientras ella comenzaba a acariciar mi culo. Silvia agarro mi slip y tiro de él, hasta conseguir quitármelo. Entonces mi polla, durísima, salió disparada contra su cara, golpeándola. Volví a apretar su cara contra ella, pasándola por toda su cara, mientras ella, volvía a acariciar mi culo y sacaba su lengua para lamerme lo que podía. Separé su cabeza y comencé a golpearla con mi polla, antes de pasarla por sus golosos y carnosos labios. Metí mi polla en su boca y comencé a follársela a fondo. Poco a poco subí la velocidad, hasta acabar apretando bien su boca contra mí y metérsela duro, hasta la garganta, provocándola arcadas. Saque mi polla y me agache para coger mi cerveza. Eche cerveza por mi polla y Silvia la lamio y comió a su ritmo. Tras dar un par de tragos a la cerveza, la solté y volví a follarla duro la boca.
Me puse un condón, mientras la hice a Silvia ponerse a gatas en la tumbona. Metí mi durísima polla en su empapado coño y la comencé a follar, con una rodilla apoyada en la tumbona. Una de mis manos acariciaba su culazo y la otra su pierna. Agarre el pelo de Silvia y tire de él, clavándole mi polla más fuerte, en su jugoso coño. Cambie mi polla de agujero, metiéndola en su culazo. Se lo folle también fuerte y me eche sobre su espalda, para taparla la boca y que no se oyeran sus gritos de dolor.
Gire a Silvia, tumbándola en la tumbona. Me eché sobre ella y volví a follarla el coño. Acariciaba sus muslazos y la comía los pechos, además de besarnos. Ella apretaba sus uñas contra mi espalda y yo la follaba más veloz. Me coloqué de rodillas en la tumbona, subí una de sus piernas y seguí follando su coño. Me tumbé a su lado y metí mi polla por su culazo, follándoselo suave. Acariciaba sus pechos y nos besábamos.
Me tumbe en la tumbona y Silvia se sentó sobre mí. Se metió mi polla en su coño y cabalgo como una loca. Mis manos acariciaban sus muslazos y pechitos. De vez en cuando se echaba sobre mí, besándonos y yo acariciaba y azotaba su culazo. Se metió mi polla en su culo y volvió a cabalgar. Mis manos apretaban fuerte sus muslos y de vez en cuando subían a pellizcar sus pezones. Volvió a tumbarse sobre mí y pude mordérselos, mientras seguía follando su culazo.
Silvia se dio la vuelta y se tumbo sobre mi pecho, con mi polla aun en su culo. Se movía en círculos, mientras con una de mis manos, la empecé a acariciar el clítoris. Según Silvia subia la velocidad de sus movimientos, yo metía mi mano en su coño, masturbándola. Cuando Silvia iba a correrse de nuevo, se tumbó sobre mí, poniendo su coño en mi boca. Agarré su culazo y la comí el coño, mientras ella me quitaba el condón y me comía la polla, con un maravilloso 69. No nos detuvimos hasta que ambos nos corrimos. Primero lo hice yo y Silvia se trago todo mi semen, para después yo volver a tomarme sus jugos.

Silvia y yo estuvimos unos minutos tumbados, abrazados y besándonos, en la tumbona, antes de volver a ponernos los bañadores y darnos un nuevo baño en la piscina. Tras este baño, me vestí y me fui de su chalet, pues Silvia iba a tener que ir por sus hijos.

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