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una experiencia muy excitante con una mujer casada

Siempre he sido un apasionado del cine. Desde quetengo memoria, a lo largo de los años, me encontré buscando conversaciones conpersonas que compartieran esa misma pasión. Fue en un foro en línea dedicado alcine donde conocí a Fernanda.
Al principio, todo entre nosotros giraba en tornoa las películas. Pero había algo en Fernanda que me llamó la atención desde elprincipio. No era solo su conocimiento de cine, sino cómo sus palabras meenvolvían. Cada mensaje suyo me hacía pensar, me hacía querer saber más deella.
Después de un par de semanas, nuestrasconversaciones empezaron a ir más allá de los filmes. Fernanda comenzó acompartir detalles de su vida personal. Me habló de su matrimonio, de suspreocupaciones, de las cosas que la hacían sentir atrapada, de las frustracionesque le costaba confesar incluso a las personas más cercanas. Era evidente que,aunque estaba casada, su vida no era tan perfecta como a veces parece desdefuera.
Me encontraba a mí mismo escuchando más queopinando, y cuando le ofrecía apoyo, lo hacía sin juicio. No era mi intencióninvolucrarme demasiado en su vida, pero había algo en su sinceridad que metocaba. Sabía que estaba casada, yo era soltero, y aunque ambos sabíamos quenuestras vidas estaban separadas por más que una pantalla, no podía evitarsentir que había una conexión especial entre nosotros.
Una tarde, después de hablar sobre una película, Fernandaescribió algo que me hizo pensar durante días.
“Ezequiel, a veces siento que el cine es el únicolugar donde puedo ser yo misma, donde no tengo que esconderme. Pero en la vidareal… todo es tan complicado.”
Leí esas palabras una y otra vez, tratando deentenderlas. No sabía si ella quería decir algo más, si estaba buscando algo demí. Decidí ser honesto, aunque no tenía claro qué esperaba que sucediera.
“Creo que el cine puede ser un refugio, sí, perotal vez deberíamos aprender a no escondernos tanto en la vida real, Fernanda.Si alguna vez necesitas hablar, siempre estoy aquí.”
No pasó mucho tiempo hasta que me respondió. Sumensaje fue rápido, pero con una sinceridad que me sorprendió.
“Lo sé. A veces la vida real simplemente noparece tan sencilla como las películas.”
De ahí en adelante, nuestras conversaciones sevolvieron más profundas. Ya no hablábamos de cine, sino de la vida, de nuestrosdeseos, frustraciones, sueños. Era como si nos conociéramos desde siempre,aunque nunca nos habíamos visto en persona.
Un día, Fernanda sugirió algo que me sorprendió.“¿Y si nos encontramos en persona alguna vez? Podríamos ver una películajuntos.”
La idea me desconcertó. Me parecía emocionante,una oportunidad para conocerla realmente, pensé que quizás no era más que unaexcusa para finalmente vernos, tal vez un pequeño paso hacia algo que ni ellani yo sabíamos definir.
Nos encontramos en un cine de la ciudad, unafunción nocturna. Elegimos una película francesa que resulto tener muchasescenas eróticas. Yo comencé a sentir, que había una mezcla de nervios, y tensiónentre ambos. Ayudaba que en el cine no había muchas personas. Logra sentirlarespirar, no sé cómo explicarlo, pero sentía que ella, estaba nerviosa, a pesarde que no intercambiamos palabras. Y comencé a verla de reojo, como la remeraoscura que llevaba puesta, hacia que se le marquen mucho los pechos, de grantamaño y forma, y me empecé a excitar. Fue ahí donde intente acercar mi mano ala suya, haciéndola que se rocen accidentalmente, así un par de veces, hastaque nos terminamos agarrando de la mano, todo sin mediar palabras.
En un momento dado, me suelto de su mano paraempezar acariciarle el brazo suavemente, ella nunca dejaba de ver la película,pero yo sentía que estaba disfrutando estas caricias. Yo también, hacia quemiraba la pantalla, pero de reojo, la miraba a ella, la miraba mucho, no podía dedejar de imaginarme sus pechos desnudos, y mi excitación iba en aumento.Además, la película y algunas escenas de los protagonistas teniendo sexoayudaba a que ambos nos relajarnos, disfrutando yo de acariciarla, y ella derecibir mis caricias en el brazo. De repente se produce las escenas más hot dela película, donde la joven adolescente es desnudada por su profesor deitaliano, y le lame los senos. Ahí sentí que la tensión entre nosotros se hizoaún mucho mas fuerte, al igual que mi excitación. Y me atreví a pasar deacariciar su brazo, directamente a acariciar sus pechos hermosos, primero sobrela ropa, y luego metiendo mi mano dentro de su remera y corpiño, el cual bajé yle acariciaba mucho los senos. Los pezones, sobre todo haciéndolo jugar entremediode mis dedos, ahí los apretaba, mientras con mi mano no dejaba de amasarle lastetas,.., primero uno, luego pasaba a la otra. Ella seguía sin decir nada, peroyo sentía como su respiración cambiaba, u emitía pequeños gemidos de goce, ademásde hacerme agarrado mi mano, pero no para que la saque, sino teniéndomela firmecomo diciendo no dejes de acariciar mis senos. Eso me dio valor, para lograrsoltarme de su mano, y bajar la mía buscando su entre pierna, levantándole lapollera que tenía puesta, e introducir mi mano dentro de su bombacha, y con misdedos empezar a jugar en su vagina, metiéndole de a poquito los dedos, sintiendoque estaba mojada, bastante mojada. Metía mi dedo del mido adentro y lo sacaba,así primero lentamente, y luego fui dándole más velocidad, ahí ella yo no gemíasuavemente, empezó a gemir un poquito mas fuerte, lo que hizo, que yo le tapela boca con i otra mano, mientras no dejaba de masturbarla, metiendo mi dedodel medio, y sacándolo, hasta que con ese mismo dedo empecé acariciarle en formacircular el clítoris, y no aguando mucho tiempo que acaba, muy fuerte y con bastantesfluidos. Ella quedo deslizada hacia debajo de la butaca del cine, recuperandola respiración, luego de haber acabado, a mi la excitación aun me continuaba, yaun mas al verla acabar así de intenso.
Luego de unos instantes, cuando yo creía, que lacosa termino ahí, ella se agacha sobre mi entrepierna, me baja el cierre, sacami pene erecto afuera, y lo comienza a chupar, todo lo hace de manera rápida,desesperada, se la notaba aún muy excitada, porque me masturbaba y chupaba muyfuerte el pene, como queriendo que acabe rápido, cometido que logro, porque comencéa sentir que no iba aguantar más, y acabé con grandes chorros sobre su boca.Ella se traga todo mi semen, y termina con su lengua limpiándome, para luegovolverse acomodar sobre su butaca, y siguiendo prestando atención a lapantalla,  como si nada hubiera pasado.
Así fue nuestro primer encuentro con Fernanda, laverdad sorprendente, porque fue algo que sucedió sin proponernos, sinplanificación, se dio espontáneamente, como todas las mejores experiencias dela vida…….
 

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