El pelotudazo de Matías, cuando estaba trabajando solo, hacía todo mal y todo lento. Belén tenía que ir a cada rato a ayudarlo o a arreglar alguna cagada que se mandaba. Una por día, seguro. Pero ella parecía tenerle paciencia, nunca se enojó con él. Yo los veía cuando podía tratando de que no me vieran, a ver si hacían algo, pero nunca vi que hagan nada. Matías solo a veces se le colgaba mirándole el culo cuando Belén no veía o estaba dada vuelta por algo, pero nada más que eso. Parecía que sin el forro de Roberto en la obra la cosa se estaba calmando.
Para ser completamente honesto, yo ya estaba empezando a llevar una especie de doble vida y yo mismo lo notaba. Le seguía poniendo cara de culo a Belén y me enojaba cada vez que salía el tema de éstos tipos, de la obra o de las cosas que por ahí decían. Le hice saber claramente a ella que no me gustaba nada que estuvieran ahí en casa. Pero secretamente yo ya me estaba calentando demasiado imaginándome cosas. Los que son cornudos, y les gusta, saben exactamente a que me refiero. Las cosas que se dirían sin que yo escuche, lo que se mirarían sin que yo viera o hasta lo que harían si yo no estaba. Pero eran nada mas mis fantasías de cornudo. Fantasías que me calentaban mucho y, en mi intimidad de mis duchas o de encierro breve en mi cuarto, me hacían sentir bien. Pero eran sólo eso. Mas que aquella vez que lo vi a Roberto ponerle la mano a Belén en la cintura, y mas que esos comentarios de doble sentido que había visto en el celular de mi novia, lo que se dice 'hechos', no había visto ni oído nada. Los vacíos se ocupaba de llenarlos mi imaginación.
Al final llegó el día en que me iba a San Pablo. La saludé cariñosamente a Belén, nos dimos un montón de besos y pese a que no le gustaba la idea que me fuera, y a mi realmente, fuera de toda cornudez, no me gustaba el dejarla sola con éstos tipos, finalmente lo habíamos aceptado. Yo me tenía que ir esos días y ya no había vuelta atrás ni cambio posible. Belén por un lado no quería que yo me fuera, pero por otro quería terminar la obra lo antes posible y si yo no estaba, Roberto iba a venir y todo se iba a acelerar de nuevo.
Llegué a decirle que nada más les abriera y que se fuera a otro lado. Que ella no tenía que estar ahí para cuidar, que prefería que de repente nos roben plata o cosas, pero que ella no esté ahí era mejor. Me dijo que era un malpensado y que ella tenía que estar para supervisar, sino iban por ahí a hacer cualquier cosa. Que me quedara tranquilo que ella no iba a dejar que pasara nada.
Me fui temprano a la mañana ese día para llegar con tiempo al aeropuerto. Mientras esperaba que el vuelo saliera ya se habían hecho las 10 de la mañana, estaba seguro que Roberto ya estaría ahí, pero Belén no me avisó que había llegado. Le había pedido que estuviera en contacto siempre conmigo y que me vaya diciendo cómo iba todo.
Pensé que iba a tener un poco de tranquilidad. El vuelo a San Pablo duró nada más tres horitas que se me pasaron rápido. Me junté con mis amigos que me fueron a recibir, me llevaron al hotel y salimos a comer algo tarde ya que yo no había almorzado nada. No me duró mucho la tranquilidad. Mientras estaba comiendo (casi cenando temprano, diría) con ellos me empezó a mensajear Roberto. No nos habíamos vuelto a comunicar desde la última pelea que tuvimos. Me pareció que el tipo por suerte arrancó la charla calmado y educado, por lo que yo le respondí de la misma manera. Pero no duró mucho.
La cabeza me empezó a dar tantas vueltas que tuve que volver al hotel y tirarme en la cama. No podía dejar de pensar en todo lo que podía estar pasando. Para colmo le mandaba mensajes a Belén y no me los contestaba. Yo tenía la verga ya dura de todo lo que me estaba imaginando así que me la tuve que aliviar rápido.
Belén me contestó como a las dos horas, a la hora de cenar. Me dijo que había visto los mensajes pero que estaba charlando con Roberto y tratando de arreglar el tema del pago y otras cosas de la obra. Le pregunté si había pasado algo y me dijo que no, que habían charlado bien, se colgaron hablando y el tipo recién ahora se había vuelto a la casa. No le dije de la conversación que tuve con él, ni le dije de la foto que me mandó. Quería ver cómo se desarrollaba todo sin que yo interfiriera, mi cerebro de cornudo se interpuso y tomó el control el.
Pese a todo lo que me seguí imaginando esa noche, por suerte algo pude dormir.
Para ser completamente honesto, yo ya estaba empezando a llevar una especie de doble vida y yo mismo lo notaba. Le seguía poniendo cara de culo a Belén y me enojaba cada vez que salía el tema de éstos tipos, de la obra o de las cosas que por ahí decían. Le hice saber claramente a ella que no me gustaba nada que estuvieran ahí en casa. Pero secretamente yo ya me estaba calentando demasiado imaginándome cosas. Los que son cornudos, y les gusta, saben exactamente a que me refiero. Las cosas que se dirían sin que yo escuche, lo que se mirarían sin que yo viera o hasta lo que harían si yo no estaba. Pero eran nada mas mis fantasías de cornudo. Fantasías que me calentaban mucho y, en mi intimidad de mis duchas o de encierro breve en mi cuarto, me hacían sentir bien. Pero eran sólo eso. Mas que aquella vez que lo vi a Roberto ponerle la mano a Belén en la cintura, y mas que esos comentarios de doble sentido que había visto en el celular de mi novia, lo que se dice 'hechos', no había visto ni oído nada. Los vacíos se ocupaba de llenarlos mi imaginación.
Al final llegó el día en que me iba a San Pablo. La saludé cariñosamente a Belén, nos dimos un montón de besos y pese a que no le gustaba la idea que me fuera, y a mi realmente, fuera de toda cornudez, no me gustaba el dejarla sola con éstos tipos, finalmente lo habíamos aceptado. Yo me tenía que ir esos días y ya no había vuelta atrás ni cambio posible. Belén por un lado no quería que yo me fuera, pero por otro quería terminar la obra lo antes posible y si yo no estaba, Roberto iba a venir y todo se iba a acelerar de nuevo.
Llegué a decirle que nada más les abriera y que se fuera a otro lado. Que ella no tenía que estar ahí para cuidar, que prefería que de repente nos roben plata o cosas, pero que ella no esté ahí era mejor. Me dijo que era un malpensado y que ella tenía que estar para supervisar, sino iban por ahí a hacer cualquier cosa. Que me quedara tranquilo que ella no iba a dejar que pasara nada.
Me fui temprano a la mañana ese día para llegar con tiempo al aeropuerto. Mientras esperaba que el vuelo saliera ya se habían hecho las 10 de la mañana, estaba seguro que Roberto ya estaría ahí, pero Belén no me avisó que había llegado. Le había pedido que estuviera en contacto siempre conmigo y que me vaya diciendo cómo iba todo.
Pensé que iba a tener un poco de tranquilidad. El vuelo a San Pablo duró nada más tres horitas que se me pasaron rápido. Me junté con mis amigos que me fueron a recibir, me llevaron al hotel y salimos a comer algo tarde ya que yo no había almorzado nada. No me duró mucho la tranquilidad. Mientras estaba comiendo (casi cenando temprano, diría) con ellos me empezó a mensajear Roberto. No nos habíamos vuelto a comunicar desde la última pelea que tuvimos. Me pareció que el tipo por suerte arrancó la charla calmado y educado, por lo que yo le respondí de la misma manera. Pero no duró mucho.
La cabeza me empezó a dar tantas vueltas que tuve que volver al hotel y tirarme en la cama. No podía dejar de pensar en todo lo que podía estar pasando. Para colmo le mandaba mensajes a Belén y no me los contestaba. Yo tenía la verga ya dura de todo lo que me estaba imaginando así que me la tuve que aliviar rápido.
Belén me contestó como a las dos horas, a la hora de cenar. Me dijo que había visto los mensajes pero que estaba charlando con Roberto y tratando de arreglar el tema del pago y otras cosas de la obra. Le pregunté si había pasado algo y me dijo que no, que habían charlado bien, se colgaron hablando y el tipo recién ahora se había vuelto a la casa. No le dije de la conversación que tuve con él, ni le dije de la foto que me mandó. Quería ver cómo se desarrollaba todo sin que yo interfiriera, mi cerebro de cornudo se interpuso y tomó el control el.
Pese a todo lo que me seguí imaginando esa noche, por suerte algo pude dormir.
7 comentarios - Corneado y Boludeado - Parte 3
Bueno vamos x parte 4 (+10)