Ya no les conté amores, he estado muy ocupada con lo de mi escuela y mis prácticas, pero he seguido de puta, así que poco a poco les iré contando que tantas cosas he hecho, incluyendo está experiencia con mi vecino que anteriormente ya me ha cogido.
Después de haberme penetrado por todos mis orificios esa noche, Tito me mandaba contenido erótico a mi celular, los siguientes videos que recuerdo eran de algunas jovencitas siendo folladas por miembros de tamaños monstruosos, o por varios hombres a la vez. Noches después recibí varias fotos de su miembro erecto y un vídeo corto de Tito masturbándose sobre una foto mía en bikini y bañando mi imagen en su semen.
La foto la habría conseguido de un viaje a un balneario que había hecho con mi familia. Otras noches me mandaba videos de algunas cogidas en su cuarto con la puta en turno. Todos los vídeos siempre venían con textos como "como extraño venirme en tu carita" quiero volver a jugar con tus tetotas”, "no veo el día de follarme tu culo" y así, con cada video terminaba con la invitación a ir a su cuarto a hacerlo realidad. Y cada noche iba pudriendo mi mente y llenando mi cuerpo de deseo. Para mí se hizo habitual masturbarme por las noches, y no solo eran por los vídeos. Lo bizarro y asqueroso de recordar a ese gordo gozando de mi cuerpo aquella noche, poco a poco en lugar de asquearme comenzó a causarme curiosidad, morbo y excitación.
Yo sé que soy puta y me han follado muchos hombres, me han humillado y ultrajado, pero Tito nunca me imaginé que fuera a exitarme por su apariencia o que deseara que me penetrara, pero había logrado que yo lo deseara.
Nunca me di cuenta cuando todo cambió, pero estoy casi segura que fue cuando una de esas noches recibí un mensaje en el celular de Tito como era ya habitual, tenía un archivo de vídeo adjunto y con el título: Para Dani.
Sabía que siendo del gordo, iba a ser contenido erótico o porno, así que fui a mi cuarto, y le di play, entonces ví algo que me perturbó. Está vez no eran esas mujeres desconocidas que abundan por internet o alguna puta rentada, sino era de aquella vez que me violó. Luego de dejarme encerrada en mi cuarto, desnuda y bien cogida, puso su celular en la sala, por lo que el video mostraba cuando salí de mi cuarto con la ropa que me dió, y me veía con toda la fachada de otra de sus putas, despeinada, con el maquillaje corrido por las lágrimas y semen en la cara. En el vídeo solo se veía como salía del cuarto e incluso se escuchaba que le rogaba que me cogiera, de modo que para cualquiera que lo viera parecía que yo suplicaba por todo y aceptaba todo lo que me hizo. Al ver esas escenas pude ver con todo detalle aquella noche que Tito abusó de mi cuerpo y me obligó a humillarme y recordé lo mucho que contra mi voluntad llegué al orgasmo, sin quererlo y sin proponérmelo, cuando terminó, para mí sorpresa mi vagina estaba completamente húmeda, a pesar de la humillación que aún sentía al recordar esa noche, no pude evitar bajar mi mano para comenzar a masturbarme. Pronto comencé a gemir. Recordaba la humillación y la violencia, y el asco que sentía por mi gordo vecino, pero en esos momentos podía más el recuerdo del placer. Repetí el vídeo nuevamente y comencé a recordar mientras veía mi cuerpo curvilíneo toqueteado por Tito, con todas esas capas de grasa de su panza me causaban extrañeza pero también excitación. Veía como se bamboleaban mis pechos y mis nalgas al ritmo de las embestidas del gordo. En eso estaba, metiendo hasta 3 dedos en mi vagina cuando el celular sonó por una llamada entrante. Era Tito.
— ¿Hola? —
— Putita, me imagino que ya recibiste el video, ¿verdad? —
No respondí, el gordo aprovechó mi desconcierto para dar por sentado que ya lo había visto.
— Como puedes ver, tengo en video la prueba de que me rogaste que te follara como una puta viciosa, y que luego gozaste de la cogida como una perra en celo. Espero ansioso el momento de volver a gozar de ese cuerpazo que tienes, y montar ese culo. ya sabes dónde encontrarme para lo que se te ofrezca. Espero que sea pronto, porque me estoy aburriendo de ver este video y necesito material nuevo —
Mientras pensaba en un sinfín de insultos pude escuchar su risa burlona, y como me colgaba. Creo que esa noche debí haberlo visto más de diez veces, y cada vez excitarme a tope y masturbarme hasta alcanzar el orgasmo. Me obsesioné mirando el video en secreto en mi cuarto, por un lado pensando en como podía denunciar el abuso sexual de mi vecino, pero por otro analizando cada detalle, podía revisar cada gesto de dolor en mi cara, cada penetración, cada frase que me obligó a decir y recordando las sensaciones de ese día con esa gruesa morcilla de mi vecino, terminaba caliente y metiéndome hasta tres dedos hasta alcanzar el orgasmo. Después me quedé reflexionando sobre el vídeo ¿Quién pensaría que había cogido yo alguna vez con ese gordo contra mi voluntad? ¿Sería posible que Tito me hubiera hecho gozar por la fenomenal cogida? ¿O solo fue producto de la droga que puso en mi café, la que me hizo estar relajada?
Hasta que finalmente una noche pude salir de la duda
Era viernes, llegué temprano de la escuela y no había nadie en casa, ya que había ido a visitar a una tía mi mamá y mi padrastro y pues ya saben que mis papás ya se habían divorciado y mi hermano se fue con mi papá, y yo me quedé por la escuela. Iba vestida con un pantalón blanco pegado, una tanga pequeña se asomaba por encima de mi cintura y a través de la delgada tela del pantalón, llevaba una chamarra de mezclilla y una blusa blanca. Entré como normalmente lo hacía y fui a la cocina, ahí estaba dejando mis cosas sobre la mesa, cuando escuché una voz a mi espalda
— Hola Dani, me encanta cuanto te vistes como una zorra luciendo el culo —
Me quedé paralizada, ¿cómo había podido entrar y estar ahí dentro de mi casa? titubeé sobre salir corriendo o lanzarme a mi cuarto.
El aprovechó para alcanzarme y atraparme
— Hoy no vino la puta que contraté ¿Qué te parece si me invitas a ver el video que te mande eh? —
— Suéltame maldito, te voy a refundir en la cárcel por estar aquí sin permiso, además de lo que pasó el otro día —
El rió fuertemente
— ¿Así que te molesta más que esté aquí en tu casa que la vez que te culee? Jajaja, además no creo en tus amenazas, si fueras a hacerlo, ya lo habrías hecho, o es te gustó tanto que esperas el día en que se repita? ¿Aún conservas el video, no? Apuesto a que por las noches lo miras y te excitas recordando como te culeaba —
Yo solo guardé silencio. Era verdad lo que decía y mi cara roja de vergüenza, le dió la razón. El solo sonrió, me tenía por la espalda y tocándome los pechos, mientras sentía en mi cola como crecía ese miembro que en los últimos días soñaba casi a diario.
— Dime Dani, que fue lo que te gustó más, ¿cuando te la metía cuando estabas en 4, o cuando te cogí en tu cuarto? —
— Jódete, maldito gordo —
Cerraba los ojos, lo odiaba, pero mi cuerpo sentía sus manos apretujar mis pechos a su antojo, su verga detrás en mis nalgas, nuevamente mi cuerpo empezaba a calentarse, y esta vez no había sido drogada. Mis manos se retorcían intentando resistirme, pero ya había aprendido la vez pasada que su fuerza era mucho mayor que la mía.
Su mano desabrochó mi pantalón y metió descaradamente una gruesa mano en mi entrepierna. Para mi sorpresa, estaba húmeda.
— Putita, estás hirviendo —
Su otra mano ya estaba bajo mi blusa, y me retorcía los pechos, pasando de uno a otro y acariciando mis pezones. Yo me resistía débilmente, pero sabía que en este punto ya no había vuelta atrás, Tito volvería a violarme, aunque esta vez mi cuerpo lo deseaba, ya sea por curiosidad de lo que había sentido antes o el deseo de volver a experimentar las sensaciones de la vez pasada, claro que no iba a darle el gusto de hacérselo saber.
Prácticamente me jaló en dirección hacia mi habitación. Ya mi blusa y brasier estaban arremangadas encima de mis tetas y mi pantalón totalmente abierto. Haciendo uso de su fuerza, y teniéndome de espaldas a él, me hincó sobre mi cama, y con toda facilidad me arrancó la chamarra y la blusa. Luego me empujó la cabeza hacia abajo sobre la cama, dejando mi culo parado y a su disposición. Me recargó descaradamente su miembro en mis nalgas mientras sentía su respiración en mi espalda desnuda, sus manos oprimiendo mis senos mientras con su peso, restregaba su ya enorme paquete en mi trasero.
En un movimiento rápido, y de un tirón bajo mi pantalón hasta las rodillas, apenas intentaba darme la vuelta o volver mis pantalones a su sitio cuando ya me tenía nuevamente sujetada.
— Así me gusta que te vistas con esas tangas de puta, ¿acaso te la pusiste esperando que hoy viniera a cogerte? —
Estuvo restregándose un rato, mientras sus manos apretujaban mis nalgas, de vez en vez le daban un cachete, escapando gemidos de mi boca, Tito era dueño de la situación, y me tenía en sus asquerosas manos
—Vale Dani, dime, ¿la quieres? Dime que la quieres —
— Jódete infeliz —
— Vamos perra, que ya estás bien mojada, y aunque no me lo digas, sé que deseas este pedazo de carne dentro de ti —Y continuaba sobándome aquí y allá.
— Ya basta, vete por favor —
— De ti depende que lo hagas bien o que sufras, ya viste la vez pasada que bien te la pasaste, así que coopera o lo hago a mi manera, y directo en tu culo, que ya desde la vez pasada me quedé con ganas de volverlo a romper —
Nuevamente sentí el terror sobre mi espalda, claro que lo había gozado, pero la sola imagen de esa enorme verga partiendo de nuevo mi anito, me hizo abandonar mis intentos de soltarme, me puse blanda y él notó de inmediato mi cambio de actitud y cual era mi punto débil.
— Así me gusta puta. Anda, sácala para que pueda darte gusto —
Tuve que darme la vuelta, quedé de frente y le desabroché el pantalón voluntariamente, con mi mente reprochándome por someterme, una cosa era dejarse violar al sentirte indefensa y sin posibilidad de escape, pero esta vez elegía por mi cuenta humillarme, abandonarme a los deseos del repugnante sujeto. Aún a mi pesar, mi mente en ese momento solo pensaba en sentir nuevamente ese miembro penetrando mi vagina salvajemente. Bajé sus interiores para tener frente a mi su grueso pene.
Ya con el miembro bien erecto, mientras Tito me acariciaba los pechos con una mano, con la otra dirigía su pene hacia mi boca. Al sentir su horrible olor a sudor, me resistí. Mi última línea de femineidad y orgullo se resistía a someterse. Lo dejé acercarse a mi boca, pero no la abrí, solo le rozaba apenas con los labios.
Alejandro se reía divertido, parecía no tener prisa, empezó a cachetearme con su pene en la cara, restregándose en mis mejillas. Su otra mano me tomó de la nuca para evitar que apartara mi cabeza.
— Vamos Dani, ahora quiero que me la chupes
No quería darle gusto así que solo entreabrí los labios mientras el me paseaba el glande como si fuera lápiz labial. Sentía lo duro que lo tenía y desesperadamente caliente, así que, dominada por la lujuria, abrí poco a poco la boca, el me acercaba el glande y luego se alejaba.
— Vamos putita, cómetela, si lo haces bien te daré tu premio —
Este juego hacía que poco a poco fuera siguiendo voluntariamente su pene, la presión de su mano en mi nuca era cada vez menor, y el pensamiento en mi cabeza de querer tomarlo y metérmelo hasta la garganta se hacía mas repetitivo y fuerte.
— Saca la lengua zorra, déjame sentir lo caliente de tu boca —
Estaba que ardía, trataba de que no se me notara pero mis pezones estaban duros y poco a poco sacaba mi lengua voluntariamente para darle un lengüetazo en la punta, el seguía paseándome su pene por toda mi cara, así, luego de unos minutos, comencé a sacar la lengua y lamerlo con mayor profundidad, casi sin darme cuenta ahora tenía la boca bien abierta y él podía meter y sacar la mitad de su pene y pasearlo por mi lengua y labios a voluntad. Voluntariamente empecé a apretar su glande cuando echaba hacia afuera su miembro. Ale me dejó un rato lamiendo al azar su erecto animal, hasta que tuvo ganas de algo más.
Me tomó del cabello, obligándome a mantener la boca abierta y en la posición más conveniente para él. maniobró a su antojo la velocidad y la profundidad.
— Apriétamela Dani, quiero que aprendas a chuparlo como una puta profesional. Déjame gozar de tus labios —
Lo dominante y salvaje del momento me pusieron caliente en un instante. Era un instinto animal que me imploraba aparearme con ese macho alfa. Estaba deseando meterlo más profundo, para averiguar si cabría todo en mi boca, y que casi pareciera como casualidad. Nunca habría aceptado chupar su pene, nunca de ese gordo pajero y menos de la forma que lo hacía. Estaba fuera de mí, incluso buscaba acelerar las embestidas que me daba, apretaba el glande justo cuando retiraba su pene, y trataba de que no notara que lo estaba disfrutando, pero lo erecto de mis pezones era difícil de disimular. En un instante de cordura pensé ¿Cuánto más iba a seguir? No quería que se viniera en mi boca, me parecía asqueroso y humillante con él, si lo había hecho con otros hombres y me gustaba mucho, pero con el me daba asco, pero no sabía cómo decirle que se detuviera, pues sabía que seguiría ahora de forma más salvaje hasta venirse en mi boca como escarmiento. Por fortuna, antes de que tuviera que elegir me dijo:
— Ya basta putita, que todavía quiero montarte — Se alejó un poco quitándose los pantalones y sus enormes interiores, mientras yo relajaba las mandíbulas, que empezaban a dolerme por el esfuerzo.
— Acuéstate en la orilla de la cama, y preparate que voy a cogerte —me ordenó mientras me miraba con lujuria.
Utilizó sus manos para abrirme las piernas, tan separadas que me dejaba mi vagina totalmente expuesta. Yo estaba hipnotizada por su miembro rojo y erecto, y mirando como lo apuntaba hacia mí. El momento con el que estaba fantaseando desde hace ya varios días iba a pasar en unos segundos.
Me tomó de ambas piernas, apoyándose con sus manos sobre mis rodillas, colocó su miembro en la entrada de mi vagina y me penetró casi de golpe. Por más que evitaba emitir cualquier ruido que delatara mi calentura, no pude evitar un gemido largo y placentero.
— Mmmmmgghh —
— Dime perra ¿te gusta sentir mi verga? — Su sonrisa a escasos centímetros de mi cara, dejándome oler su aliento a cerveza rancia me hacía odiarlo, y a su vez, sentir coraje por mi misma por lo mucho que estaba gozando.
— Por supuesto que no, maldito gordo hijo de puta —dije entre sollozos, en parte por el coraje de la humillación, en parte para apagar mis gemidos de placer.
— Si, jajajaja, ese soy yo, este mismo hijo de puta que otra vez te va a cabalgar como la puta yegua culona que eres —
Estuvo así un rato, yo cerraba los ojos para no mirar y apretaba los labios para no gritar de placer, sentía su peso sobre mí y su panza rebotando sobre mi cuerpo juvenil, tan distinto al de las putas que él acostumbraba. Sus jadeos se hacían más constantes, y su sudor iba pegándose a mi cuerpo, sentía arder mi parte baja, mientras sentía como entraba y salía, tan rápido como podía dada su rolliza complexión.
Estuvimos así como 5 minutos, por ratos gemía sin poder contenerme, por mucho que intentaba no hacerlo, y Tito se daba gusto, me manejaba a su antojo.
— Ahora date la vuelta — me ordenó, retrocediendo un poco y sin forzarme, seis segundos después ya estaba yo con la cara mirando hacia el colchón y con la cola en alto Sentí deslizar su verga dentro de mi coño. En esa posición al menos no tenía que mirar su rostro horrible y lujurioso, y su verga se colaba más adentro, por lo que mis gemidos iban en aumento, la sentía hasta la garganta. Siguió dándome mientras yo enterraba la cara en la almohada para apagar mis gemidos. Estuvo restregando su pene en mi trasero, rozando mi culo, parecía obsesionado por mi culo, y no pasó mucho tiempo hasta que no pudo disimular más sus planes.
— Bien Dani, debo decir que te has portado bien, pero sabes que me calienta que te muevas así, y ahora si ya no voy a resistirme a romperte el culo de nuevo, te lo voy a coger como la otra vez—
— No Tito, por favor, me harás daño, tu pija es muy grande, la otra vez me lo descargaste, me lo dejaste sangrando y el dolor me duró cómo 3 días—
— Vamos puta, te gustará, lo haré con cuidado está vez—
— No por favor, he cumplido con todo lo que me has pedido, por favor —sentía miedo, mucho miedo por el dolor que iba a sentir, pero el placer parecía anestesiarme, dejarme más complaciente, y curiosa por saber si se iba a sentir igual de bien, era la primera vez de mis años como puta en que tenía miedo de hacerlo por detrás, pero es que Tito me lo rompió durisimo.
— Cállate, zorra, que verás que después me rogarás para que te dé otra vez por el culo, me pedirás tú sola que te culee, además te lo prometí la vez pasada que te lo desgarré, que iba a romperte la cola de nuevo—
Estuvo penetrándome por varios minutos más, a veces la enterraba lo más que podía, me la dejaba ir hasta el fondo, de vez en vez la sacaba y la restregaba entre mis nalgas, mojando mi culo con mis propios fluidos, a la vez que me decía:
— Anda puta, ofréceme el culo, Pídeme que te dé por culo, Déjame romperte ese culazo que tienes —
Y me la metía hasta el fondo de mi vagina, para luego acelerar la velocidad y follarme con ganas, yo estaba en la gloria, mi mente se nublaba, al borde del orgasmo, Tito retrocedía y se salía por unos segundos y volvía a lo mismo, se restregaba en el canal de mi culo y volvía a penetrarme por un rato. Repitió esto al menos 4 veces. No me dejaba venir el muy cabrón, finalmente desesperada le grité:
— Ya basta hijo de puta, haz lo que quieras. Termina y lárgate —
Ni siquiera volteé, pero estaba segura que tenía una sonrisa en el rostro, Le estaba dando permiso a Tito de darme por el culo por segunda vez.
De inmediato sentí apoyar el grueso glande en mi ajustado ano. Sin mayor lubricación que los restos de su penetración vaginal, le dije que si no iría como la otra vez por aceite para que entrara más fácil, pero me dijo no, quiero que te duela puta, así que sólo con mis fluidos de mi vagina estuvo metiéndolo poco a poco, pero la verdad es que era tan grande que lo hacía difícil, estuvo presionando por casi un minuto y apenas había metido la cabeza cuando el primer tirón de dolor me invadió:
— Aaaaahhgg, Mmmgff, Yaaa, Yaaaaa. Sácala por favor. Déjame cabrón, me lo estás rompiendo. Aaaaaay, ya no por favor, espera, sácalo, me duele mucho —
— Calla putona, y relaja el culo, que te la voy a meter completa —
Siguió empujando y centímetro a centímetro su pene seguía alojandose en mi intestino mientras yo no paraba de gemir de dolor. Llegó un momento en que ya no lo disfrutaba para nada, pero Tito usaba su fuerza para mantenerme con la cabeza hundida en el colchón y con el culo muy en alto, ofrecido para que lo metiera todo.
Estuvo presionando hasta meter la mitad, después, ayudado solo por su saliva, lo dejó ir de golpe, ahí sí no pude evitar gritar de dolor. Las lágrimas comenzaron a salir sin control.
— Aaaaahhgg aaaahhhh, ya basta por favor —
— Ya, ya, tranquila, ya entró toda Dani, relájate, ahora te voy a llevar al cielo —
Me resistía, pero Tito me controlaba cualquier intento por escapar, así como estaba me tenía completamente empalada por detrás sin posibilidad de moverme, solo podía gemir, llorar y dejar que me manejara a su antojo.
— Mírate Daniela, el gordo que despreciabas ahora te está estrenando ese culazo que tienes. Tu cola se acaba de tragar todo mi miembro por completo —
Ganó más la curiosidad, volteé para ver si era verdad y efectivamente, ví su enorme panza completamente pegada a mi cola, y su verga desaparecía tras mis caderas, me tenía completamente enculada. Se movía lento de adelante hacia atrás, y con cada embestida yo sentía sus testículos chocando contra mis nalgas.
Parte 4.....
Después de haberme penetrado por todos mis orificios esa noche, Tito me mandaba contenido erótico a mi celular, los siguientes videos que recuerdo eran de algunas jovencitas siendo folladas por miembros de tamaños monstruosos, o por varios hombres a la vez. Noches después recibí varias fotos de su miembro erecto y un vídeo corto de Tito masturbándose sobre una foto mía en bikini y bañando mi imagen en su semen.
La foto la habría conseguido de un viaje a un balneario que había hecho con mi familia. Otras noches me mandaba videos de algunas cogidas en su cuarto con la puta en turno. Todos los vídeos siempre venían con textos como "como extraño venirme en tu carita" quiero volver a jugar con tus tetotas”, "no veo el día de follarme tu culo" y así, con cada video terminaba con la invitación a ir a su cuarto a hacerlo realidad. Y cada noche iba pudriendo mi mente y llenando mi cuerpo de deseo. Para mí se hizo habitual masturbarme por las noches, y no solo eran por los vídeos. Lo bizarro y asqueroso de recordar a ese gordo gozando de mi cuerpo aquella noche, poco a poco en lugar de asquearme comenzó a causarme curiosidad, morbo y excitación.
Yo sé que soy puta y me han follado muchos hombres, me han humillado y ultrajado, pero Tito nunca me imaginé que fuera a exitarme por su apariencia o que deseara que me penetrara, pero había logrado que yo lo deseara.
Nunca me di cuenta cuando todo cambió, pero estoy casi segura que fue cuando una de esas noches recibí un mensaje en el celular de Tito como era ya habitual, tenía un archivo de vídeo adjunto y con el título: Para Dani.
Sabía que siendo del gordo, iba a ser contenido erótico o porno, así que fui a mi cuarto, y le di play, entonces ví algo que me perturbó. Está vez no eran esas mujeres desconocidas que abundan por internet o alguna puta rentada, sino era de aquella vez que me violó. Luego de dejarme encerrada en mi cuarto, desnuda y bien cogida, puso su celular en la sala, por lo que el video mostraba cuando salí de mi cuarto con la ropa que me dió, y me veía con toda la fachada de otra de sus putas, despeinada, con el maquillaje corrido por las lágrimas y semen en la cara. En el vídeo solo se veía como salía del cuarto e incluso se escuchaba que le rogaba que me cogiera, de modo que para cualquiera que lo viera parecía que yo suplicaba por todo y aceptaba todo lo que me hizo. Al ver esas escenas pude ver con todo detalle aquella noche que Tito abusó de mi cuerpo y me obligó a humillarme y recordé lo mucho que contra mi voluntad llegué al orgasmo, sin quererlo y sin proponérmelo, cuando terminó, para mí sorpresa mi vagina estaba completamente húmeda, a pesar de la humillación que aún sentía al recordar esa noche, no pude evitar bajar mi mano para comenzar a masturbarme. Pronto comencé a gemir. Recordaba la humillación y la violencia, y el asco que sentía por mi gordo vecino, pero en esos momentos podía más el recuerdo del placer. Repetí el vídeo nuevamente y comencé a recordar mientras veía mi cuerpo curvilíneo toqueteado por Tito, con todas esas capas de grasa de su panza me causaban extrañeza pero también excitación. Veía como se bamboleaban mis pechos y mis nalgas al ritmo de las embestidas del gordo. En eso estaba, metiendo hasta 3 dedos en mi vagina cuando el celular sonó por una llamada entrante. Era Tito.
— ¿Hola? —
— Putita, me imagino que ya recibiste el video, ¿verdad? —
No respondí, el gordo aprovechó mi desconcierto para dar por sentado que ya lo había visto.
— Como puedes ver, tengo en video la prueba de que me rogaste que te follara como una puta viciosa, y que luego gozaste de la cogida como una perra en celo. Espero ansioso el momento de volver a gozar de ese cuerpazo que tienes, y montar ese culo. ya sabes dónde encontrarme para lo que se te ofrezca. Espero que sea pronto, porque me estoy aburriendo de ver este video y necesito material nuevo —
Mientras pensaba en un sinfín de insultos pude escuchar su risa burlona, y como me colgaba. Creo que esa noche debí haberlo visto más de diez veces, y cada vez excitarme a tope y masturbarme hasta alcanzar el orgasmo. Me obsesioné mirando el video en secreto en mi cuarto, por un lado pensando en como podía denunciar el abuso sexual de mi vecino, pero por otro analizando cada detalle, podía revisar cada gesto de dolor en mi cara, cada penetración, cada frase que me obligó a decir y recordando las sensaciones de ese día con esa gruesa morcilla de mi vecino, terminaba caliente y metiéndome hasta tres dedos hasta alcanzar el orgasmo. Después me quedé reflexionando sobre el vídeo ¿Quién pensaría que había cogido yo alguna vez con ese gordo contra mi voluntad? ¿Sería posible que Tito me hubiera hecho gozar por la fenomenal cogida? ¿O solo fue producto de la droga que puso en mi café, la que me hizo estar relajada?
Hasta que finalmente una noche pude salir de la duda
Era viernes, llegué temprano de la escuela y no había nadie en casa, ya que había ido a visitar a una tía mi mamá y mi padrastro y pues ya saben que mis papás ya se habían divorciado y mi hermano se fue con mi papá, y yo me quedé por la escuela. Iba vestida con un pantalón blanco pegado, una tanga pequeña se asomaba por encima de mi cintura y a través de la delgada tela del pantalón, llevaba una chamarra de mezclilla y una blusa blanca. Entré como normalmente lo hacía y fui a la cocina, ahí estaba dejando mis cosas sobre la mesa, cuando escuché una voz a mi espalda
— Hola Dani, me encanta cuanto te vistes como una zorra luciendo el culo —
Me quedé paralizada, ¿cómo había podido entrar y estar ahí dentro de mi casa? titubeé sobre salir corriendo o lanzarme a mi cuarto.
El aprovechó para alcanzarme y atraparme
— Hoy no vino la puta que contraté ¿Qué te parece si me invitas a ver el video que te mande eh? —
— Suéltame maldito, te voy a refundir en la cárcel por estar aquí sin permiso, además de lo que pasó el otro día —
El rió fuertemente
— ¿Así que te molesta más que esté aquí en tu casa que la vez que te culee? Jajaja, además no creo en tus amenazas, si fueras a hacerlo, ya lo habrías hecho, o es te gustó tanto que esperas el día en que se repita? ¿Aún conservas el video, no? Apuesto a que por las noches lo miras y te excitas recordando como te culeaba —
Yo solo guardé silencio. Era verdad lo que decía y mi cara roja de vergüenza, le dió la razón. El solo sonrió, me tenía por la espalda y tocándome los pechos, mientras sentía en mi cola como crecía ese miembro que en los últimos días soñaba casi a diario.
— Dime Dani, que fue lo que te gustó más, ¿cuando te la metía cuando estabas en 4, o cuando te cogí en tu cuarto? —
— Jódete, maldito gordo —
Cerraba los ojos, lo odiaba, pero mi cuerpo sentía sus manos apretujar mis pechos a su antojo, su verga detrás en mis nalgas, nuevamente mi cuerpo empezaba a calentarse, y esta vez no había sido drogada. Mis manos se retorcían intentando resistirme, pero ya había aprendido la vez pasada que su fuerza era mucho mayor que la mía.
Su mano desabrochó mi pantalón y metió descaradamente una gruesa mano en mi entrepierna. Para mi sorpresa, estaba húmeda.
— Putita, estás hirviendo —
Su otra mano ya estaba bajo mi blusa, y me retorcía los pechos, pasando de uno a otro y acariciando mis pezones. Yo me resistía débilmente, pero sabía que en este punto ya no había vuelta atrás, Tito volvería a violarme, aunque esta vez mi cuerpo lo deseaba, ya sea por curiosidad de lo que había sentido antes o el deseo de volver a experimentar las sensaciones de la vez pasada, claro que no iba a darle el gusto de hacérselo saber.
Prácticamente me jaló en dirección hacia mi habitación. Ya mi blusa y brasier estaban arremangadas encima de mis tetas y mi pantalón totalmente abierto. Haciendo uso de su fuerza, y teniéndome de espaldas a él, me hincó sobre mi cama, y con toda facilidad me arrancó la chamarra y la blusa. Luego me empujó la cabeza hacia abajo sobre la cama, dejando mi culo parado y a su disposición. Me recargó descaradamente su miembro en mis nalgas mientras sentía su respiración en mi espalda desnuda, sus manos oprimiendo mis senos mientras con su peso, restregaba su ya enorme paquete en mi trasero.
En un movimiento rápido, y de un tirón bajo mi pantalón hasta las rodillas, apenas intentaba darme la vuelta o volver mis pantalones a su sitio cuando ya me tenía nuevamente sujetada.
— Así me gusta que te vistas con esas tangas de puta, ¿acaso te la pusiste esperando que hoy viniera a cogerte? —
Estuvo restregándose un rato, mientras sus manos apretujaban mis nalgas, de vez en vez le daban un cachete, escapando gemidos de mi boca, Tito era dueño de la situación, y me tenía en sus asquerosas manos
—Vale Dani, dime, ¿la quieres? Dime que la quieres —
— Jódete infeliz —
— Vamos perra, que ya estás bien mojada, y aunque no me lo digas, sé que deseas este pedazo de carne dentro de ti —Y continuaba sobándome aquí y allá.
— Ya basta, vete por favor —
— De ti depende que lo hagas bien o que sufras, ya viste la vez pasada que bien te la pasaste, así que coopera o lo hago a mi manera, y directo en tu culo, que ya desde la vez pasada me quedé con ganas de volverlo a romper —
Nuevamente sentí el terror sobre mi espalda, claro que lo había gozado, pero la sola imagen de esa enorme verga partiendo de nuevo mi anito, me hizo abandonar mis intentos de soltarme, me puse blanda y él notó de inmediato mi cambio de actitud y cual era mi punto débil.
— Así me gusta puta. Anda, sácala para que pueda darte gusto —
Tuve que darme la vuelta, quedé de frente y le desabroché el pantalón voluntariamente, con mi mente reprochándome por someterme, una cosa era dejarse violar al sentirte indefensa y sin posibilidad de escape, pero esta vez elegía por mi cuenta humillarme, abandonarme a los deseos del repugnante sujeto. Aún a mi pesar, mi mente en ese momento solo pensaba en sentir nuevamente ese miembro penetrando mi vagina salvajemente. Bajé sus interiores para tener frente a mi su grueso pene.
Ya con el miembro bien erecto, mientras Tito me acariciaba los pechos con una mano, con la otra dirigía su pene hacia mi boca. Al sentir su horrible olor a sudor, me resistí. Mi última línea de femineidad y orgullo se resistía a someterse. Lo dejé acercarse a mi boca, pero no la abrí, solo le rozaba apenas con los labios.
Alejandro se reía divertido, parecía no tener prisa, empezó a cachetearme con su pene en la cara, restregándose en mis mejillas. Su otra mano me tomó de la nuca para evitar que apartara mi cabeza.
— Vamos Dani, ahora quiero que me la chupes
No quería darle gusto así que solo entreabrí los labios mientras el me paseaba el glande como si fuera lápiz labial. Sentía lo duro que lo tenía y desesperadamente caliente, así que, dominada por la lujuria, abrí poco a poco la boca, el me acercaba el glande y luego se alejaba.
— Vamos putita, cómetela, si lo haces bien te daré tu premio —
Este juego hacía que poco a poco fuera siguiendo voluntariamente su pene, la presión de su mano en mi nuca era cada vez menor, y el pensamiento en mi cabeza de querer tomarlo y metérmelo hasta la garganta se hacía mas repetitivo y fuerte.
— Saca la lengua zorra, déjame sentir lo caliente de tu boca —
Estaba que ardía, trataba de que no se me notara pero mis pezones estaban duros y poco a poco sacaba mi lengua voluntariamente para darle un lengüetazo en la punta, el seguía paseándome su pene por toda mi cara, así, luego de unos minutos, comencé a sacar la lengua y lamerlo con mayor profundidad, casi sin darme cuenta ahora tenía la boca bien abierta y él podía meter y sacar la mitad de su pene y pasearlo por mi lengua y labios a voluntad. Voluntariamente empecé a apretar su glande cuando echaba hacia afuera su miembro. Ale me dejó un rato lamiendo al azar su erecto animal, hasta que tuvo ganas de algo más.
Me tomó del cabello, obligándome a mantener la boca abierta y en la posición más conveniente para él. maniobró a su antojo la velocidad y la profundidad.
— Apriétamela Dani, quiero que aprendas a chuparlo como una puta profesional. Déjame gozar de tus labios —
Lo dominante y salvaje del momento me pusieron caliente en un instante. Era un instinto animal que me imploraba aparearme con ese macho alfa. Estaba deseando meterlo más profundo, para averiguar si cabría todo en mi boca, y que casi pareciera como casualidad. Nunca habría aceptado chupar su pene, nunca de ese gordo pajero y menos de la forma que lo hacía. Estaba fuera de mí, incluso buscaba acelerar las embestidas que me daba, apretaba el glande justo cuando retiraba su pene, y trataba de que no notara que lo estaba disfrutando, pero lo erecto de mis pezones era difícil de disimular. En un instante de cordura pensé ¿Cuánto más iba a seguir? No quería que se viniera en mi boca, me parecía asqueroso y humillante con él, si lo había hecho con otros hombres y me gustaba mucho, pero con el me daba asco, pero no sabía cómo decirle que se detuviera, pues sabía que seguiría ahora de forma más salvaje hasta venirse en mi boca como escarmiento. Por fortuna, antes de que tuviera que elegir me dijo:
— Ya basta putita, que todavía quiero montarte — Se alejó un poco quitándose los pantalones y sus enormes interiores, mientras yo relajaba las mandíbulas, que empezaban a dolerme por el esfuerzo.
— Acuéstate en la orilla de la cama, y preparate que voy a cogerte —me ordenó mientras me miraba con lujuria.
Utilizó sus manos para abrirme las piernas, tan separadas que me dejaba mi vagina totalmente expuesta. Yo estaba hipnotizada por su miembro rojo y erecto, y mirando como lo apuntaba hacia mí. El momento con el que estaba fantaseando desde hace ya varios días iba a pasar en unos segundos.
Me tomó de ambas piernas, apoyándose con sus manos sobre mis rodillas, colocó su miembro en la entrada de mi vagina y me penetró casi de golpe. Por más que evitaba emitir cualquier ruido que delatara mi calentura, no pude evitar un gemido largo y placentero.
— Mmmmmgghh —
— Dime perra ¿te gusta sentir mi verga? — Su sonrisa a escasos centímetros de mi cara, dejándome oler su aliento a cerveza rancia me hacía odiarlo, y a su vez, sentir coraje por mi misma por lo mucho que estaba gozando.
— Por supuesto que no, maldito gordo hijo de puta —dije entre sollozos, en parte por el coraje de la humillación, en parte para apagar mis gemidos de placer.
— Si, jajajaja, ese soy yo, este mismo hijo de puta que otra vez te va a cabalgar como la puta yegua culona que eres —
Estuvo así un rato, yo cerraba los ojos para no mirar y apretaba los labios para no gritar de placer, sentía su peso sobre mí y su panza rebotando sobre mi cuerpo juvenil, tan distinto al de las putas que él acostumbraba. Sus jadeos se hacían más constantes, y su sudor iba pegándose a mi cuerpo, sentía arder mi parte baja, mientras sentía como entraba y salía, tan rápido como podía dada su rolliza complexión.
Estuvimos así como 5 minutos, por ratos gemía sin poder contenerme, por mucho que intentaba no hacerlo, y Tito se daba gusto, me manejaba a su antojo.
— Ahora date la vuelta — me ordenó, retrocediendo un poco y sin forzarme, seis segundos después ya estaba yo con la cara mirando hacia el colchón y con la cola en alto Sentí deslizar su verga dentro de mi coño. En esa posición al menos no tenía que mirar su rostro horrible y lujurioso, y su verga se colaba más adentro, por lo que mis gemidos iban en aumento, la sentía hasta la garganta. Siguió dándome mientras yo enterraba la cara en la almohada para apagar mis gemidos. Estuvo restregando su pene en mi trasero, rozando mi culo, parecía obsesionado por mi culo, y no pasó mucho tiempo hasta que no pudo disimular más sus planes.
— Bien Dani, debo decir que te has portado bien, pero sabes que me calienta que te muevas así, y ahora si ya no voy a resistirme a romperte el culo de nuevo, te lo voy a coger como la otra vez—
— No Tito, por favor, me harás daño, tu pija es muy grande, la otra vez me lo descargaste, me lo dejaste sangrando y el dolor me duró cómo 3 días—
— Vamos puta, te gustará, lo haré con cuidado está vez—
— No por favor, he cumplido con todo lo que me has pedido, por favor —sentía miedo, mucho miedo por el dolor que iba a sentir, pero el placer parecía anestesiarme, dejarme más complaciente, y curiosa por saber si se iba a sentir igual de bien, era la primera vez de mis años como puta en que tenía miedo de hacerlo por detrás, pero es que Tito me lo rompió durisimo.
— Cállate, zorra, que verás que después me rogarás para que te dé otra vez por el culo, me pedirás tú sola que te culee, además te lo prometí la vez pasada que te lo desgarré, que iba a romperte la cola de nuevo—
Estuvo penetrándome por varios minutos más, a veces la enterraba lo más que podía, me la dejaba ir hasta el fondo, de vez en vez la sacaba y la restregaba entre mis nalgas, mojando mi culo con mis propios fluidos, a la vez que me decía:
— Anda puta, ofréceme el culo, Pídeme que te dé por culo, Déjame romperte ese culazo que tienes —
Y me la metía hasta el fondo de mi vagina, para luego acelerar la velocidad y follarme con ganas, yo estaba en la gloria, mi mente se nublaba, al borde del orgasmo, Tito retrocedía y se salía por unos segundos y volvía a lo mismo, se restregaba en el canal de mi culo y volvía a penetrarme por un rato. Repitió esto al menos 4 veces. No me dejaba venir el muy cabrón, finalmente desesperada le grité:
— Ya basta hijo de puta, haz lo que quieras. Termina y lárgate —
Ni siquiera volteé, pero estaba segura que tenía una sonrisa en el rostro, Le estaba dando permiso a Tito de darme por el culo por segunda vez.
De inmediato sentí apoyar el grueso glande en mi ajustado ano. Sin mayor lubricación que los restos de su penetración vaginal, le dije que si no iría como la otra vez por aceite para que entrara más fácil, pero me dijo no, quiero que te duela puta, así que sólo con mis fluidos de mi vagina estuvo metiéndolo poco a poco, pero la verdad es que era tan grande que lo hacía difícil, estuvo presionando por casi un minuto y apenas había metido la cabeza cuando el primer tirón de dolor me invadió:
— Aaaaahhgg, Mmmgff, Yaaa, Yaaaaa. Sácala por favor. Déjame cabrón, me lo estás rompiendo. Aaaaaay, ya no por favor, espera, sácalo, me duele mucho —
— Calla putona, y relaja el culo, que te la voy a meter completa —
Siguió empujando y centímetro a centímetro su pene seguía alojandose en mi intestino mientras yo no paraba de gemir de dolor. Llegó un momento en que ya no lo disfrutaba para nada, pero Tito usaba su fuerza para mantenerme con la cabeza hundida en el colchón y con el culo muy en alto, ofrecido para que lo metiera todo.
Estuvo presionando hasta meter la mitad, después, ayudado solo por su saliva, lo dejó ir de golpe, ahí sí no pude evitar gritar de dolor. Las lágrimas comenzaron a salir sin control.
— Aaaaahhgg aaaahhhh, ya basta por favor —
— Ya, ya, tranquila, ya entró toda Dani, relájate, ahora te voy a llevar al cielo —
Me resistía, pero Tito me controlaba cualquier intento por escapar, así como estaba me tenía completamente empalada por detrás sin posibilidad de moverme, solo podía gemir, llorar y dejar que me manejara a su antojo.
— Mírate Daniela, el gordo que despreciabas ahora te está estrenando ese culazo que tienes. Tu cola se acaba de tragar todo mi miembro por completo —
Ganó más la curiosidad, volteé para ver si era verdad y efectivamente, ví su enorme panza completamente pegada a mi cola, y su verga desaparecía tras mis caderas, me tenía completamente enculada. Se movía lento de adelante hacia atrás, y con cada embestida yo sentía sus testículos chocando contra mis nalgas.
Parte 4.....
1 comentarios - Vecino pervertido parte 3