21:45 en el supermercado, Gladis me oficiaba de compañera y tengo que admitir que la vieja tenía todo más que claro, terminamos en nada de tiempo y a la hora indicada ya estábamos en la planta alta esperando el egreso de los empleados. No habíamos tocado el tema todavía así que supuse que o lo había olvidado o iba a esperar a estar solos.
-Mirá Andrés, te voy a ser bien directa, vos abrís la boca de lo que pasó ayer y te juro que no volves a entrar de seguridad nunca más en ningún otro lugar, ¿Está claro?.-
"¿Solo eso?" Pensé, yo me esperaba algo como que iba a matar a toda mi familia o una boludez similar.
Pensé en mover mi ficha y decirle lo que sabía, pero no, no quise en el momento.
Desde que entré Gladis no fue más que un dolor de pelotas, todo era un problema y todo estaba mal, me humilló frente a los clientes más de una vez gritandome y reduciendome a nada, me ha insultado fuerte, hasta alguna vez se le fue la mano. Pero tengo una jugada perfecta que tengo que saber usar.
-Entendido.- me limité a decir.
Al salir quise hablar con Luciana, pero se había quedado dormida así que no iba a contestarme. La hija de puta de Gladis me arruinó el polvo, solo esperaba tener mi oportunidad pronto.
13:45 del día siguiente ya había fichado y me había cambiado de ropa a mi uniforme, una camisa blanca, un pantalón celeste, unos zapatos de seguridad, una corbata azul y estaba peleando con mi pelo a ver si quedaba bien, en el pasillo fuera del baño escucho una voz femenina que me daba un spoiler de la tarde: una nueva compañera.
Cuando salí me encontré con una belleza; 1.75 de estatura, labios gruesos, complexión media, piel morena, cabello largo, ojos marrones y unas curvas dignas de la más famosa actriz educativa.
Me saludó y se presentó, hablándome con un acento venezolano muy marcado, su nombre era Arelis y tenía 27 en ese momento, yo me quedé boludo un rato y después bajé con ella para explicarle los procesos.
El día transcurrió normal, excepto porque Gladis me tuvo entre ceja y ceja todo el día, yo me estuve haciendo el boludo todo el día y pensando si esparcir lo que sé o esperar el momento indicado.
21:50, el cierre estaba prácticamente hecho y fuimos al puesto de salida a esperar a los empleados.
Arelis me hablaba sobre quien sabe que cosa, siendo sincero no estaba prestando atención.
-...pero es que yo soy muy buena en eso, tal vez no lo parece pero te juro que sí.- dijo y se echó a reír.
No podía decirle que estuve disociando y que no le escuché ni dos palabras.
-Entonces habría que demostrarlo.- dije entre risas.
A ver, en mi defensa lo último que supe es que hablábamos de comidas tradicionales.
Ella se sorprendió y ladeó la cabeza pensativa mientras se mordía el labio.
Una puerta que separaba el puesto del pasillo fue cerrada por Arelis.
-Venga pero rápido, ¿va?.-
-Dale.- dije sin saber en qué me estaba metiendo.
Ella se me acerca, empieza a besarme las mejillas, sigue por el cuello, por el pecho y comienza a bajar, me da un beso en cada pierna y luego uno bien en medio, que automáticamente se puso como una piedra, lo hizo dos o tres veces más y le apoyó sus tetas encima mientras me miraba.
-¿Ahora me crees que soy muy buena calentando?.-
Muy bien ¿Qué carajo acaba de pasar?.
Me congelé por no saber como reaccionar, pero en un ataque de confianza respondí.
-Claro que se nota, pero me vas a tener que dar una demostración nueva en algún momento me parece.-
-Tu solo me avisas, yo encantada ¿ya?.-
-Ya.- dije imitandola.
Hagamos otro avance rápido al día siguiente ya que después de eso todo transcurrió con normalidad.
Nuevamente me peleaba con mi pelo a las 13:45 cuando me golpean la puerta y me dicen "Vení al 18". Era Gladis, creo que ya sé por donde vienen los tiros.
Me acerco al puesto de salida y empieza a hablar ella.
-¿Por qué cerraron anoche esta parte?.-
-Se cerró sola.-
-No me mientas Andrés, me decís ya por qué cerraron vos y la veneca acá anoche.-
-Se cerró sola dije.-
Me acorraló en ese momento y me dijo por lo bajo.
-Puedo decir que pasaron muchas cosas, en serio que sí, vos abrí la boca nomás y yo hasta te puedo acusar de que forzaste a Arelis a hacer algo.-
Ahora es el momento.
Me zafé y la acorralé yo, era mi turno de hablar.
-Vos hacelo y van a pasar varias cosas, primero van a saber que la señorita Gladis es una pajera a la que le encanta pajearse en su oficina, lo segundo es que van a saber que tenés un vicio importante por robar whisky decomisado del mercado.-
A cada cosa que decía la ponía un poco más contra la pared, ella sacó un poco de pecho no dejándose intimidar.
-es tu palabra contra la mía.-
Ahí sonreí y la puse bien contra la pared al punto que parecía que estábamos por coger ahí nomás.
-Y lo tercero son audios, fotos y videos de lo antes mencionado además de una pequeña historia que me contaron de cierta situación sucedida en Montegrande, además de fotos y videos de eso, y no solo al gerente y al dueño del mercado, sino a Álvaro Montoya, tu marido, y a Clara y Laura, tus hijas.-
Se puso palida y parecía querer romper a llorar ahí nomás.
-¿Cómo...?.-
-Cállate, una palabra de más que me digas y te arruino la vida ¿Está claro?.-
Se limitó a asentir.
-Andate y seguí con tu fachada de mina estricta, después te digo que vamos a hacer. Ah y hoy el cierre lo haces vos ¿Estamos?.-
Volvió a asentir y salió picando.
Yo me sonreí y bajé, el juego estaba por empezar.
-Mirá Andrés, te voy a ser bien directa, vos abrís la boca de lo que pasó ayer y te juro que no volves a entrar de seguridad nunca más en ningún otro lugar, ¿Está claro?.-
"¿Solo eso?" Pensé, yo me esperaba algo como que iba a matar a toda mi familia o una boludez similar.
Pensé en mover mi ficha y decirle lo que sabía, pero no, no quise en el momento.
Desde que entré Gladis no fue más que un dolor de pelotas, todo era un problema y todo estaba mal, me humilló frente a los clientes más de una vez gritandome y reduciendome a nada, me ha insultado fuerte, hasta alguna vez se le fue la mano. Pero tengo una jugada perfecta que tengo que saber usar.
-Entendido.- me limité a decir.
Al salir quise hablar con Luciana, pero se había quedado dormida así que no iba a contestarme. La hija de puta de Gladis me arruinó el polvo, solo esperaba tener mi oportunidad pronto.
13:45 del día siguiente ya había fichado y me había cambiado de ropa a mi uniforme, una camisa blanca, un pantalón celeste, unos zapatos de seguridad, una corbata azul y estaba peleando con mi pelo a ver si quedaba bien, en el pasillo fuera del baño escucho una voz femenina que me daba un spoiler de la tarde: una nueva compañera.
Cuando salí me encontré con una belleza; 1.75 de estatura, labios gruesos, complexión media, piel morena, cabello largo, ojos marrones y unas curvas dignas de la más famosa actriz educativa.
Me saludó y se presentó, hablándome con un acento venezolano muy marcado, su nombre era Arelis y tenía 27 en ese momento, yo me quedé boludo un rato y después bajé con ella para explicarle los procesos.
El día transcurrió normal, excepto porque Gladis me tuvo entre ceja y ceja todo el día, yo me estuve haciendo el boludo todo el día y pensando si esparcir lo que sé o esperar el momento indicado.
21:50, el cierre estaba prácticamente hecho y fuimos al puesto de salida a esperar a los empleados.
Arelis me hablaba sobre quien sabe que cosa, siendo sincero no estaba prestando atención.
-...pero es que yo soy muy buena en eso, tal vez no lo parece pero te juro que sí.- dijo y se echó a reír.
No podía decirle que estuve disociando y que no le escuché ni dos palabras.
-Entonces habría que demostrarlo.- dije entre risas.
A ver, en mi defensa lo último que supe es que hablábamos de comidas tradicionales.
Ella se sorprendió y ladeó la cabeza pensativa mientras se mordía el labio.
Una puerta que separaba el puesto del pasillo fue cerrada por Arelis.
-Venga pero rápido, ¿va?.-
-Dale.- dije sin saber en qué me estaba metiendo.
Ella se me acerca, empieza a besarme las mejillas, sigue por el cuello, por el pecho y comienza a bajar, me da un beso en cada pierna y luego uno bien en medio, que automáticamente se puso como una piedra, lo hizo dos o tres veces más y le apoyó sus tetas encima mientras me miraba.
-¿Ahora me crees que soy muy buena calentando?.-
Muy bien ¿Qué carajo acaba de pasar?.
Me congelé por no saber como reaccionar, pero en un ataque de confianza respondí.
-Claro que se nota, pero me vas a tener que dar una demostración nueva en algún momento me parece.-
-Tu solo me avisas, yo encantada ¿ya?.-
-Ya.- dije imitandola.
Hagamos otro avance rápido al día siguiente ya que después de eso todo transcurrió con normalidad.
Nuevamente me peleaba con mi pelo a las 13:45 cuando me golpean la puerta y me dicen "Vení al 18". Era Gladis, creo que ya sé por donde vienen los tiros.
Me acerco al puesto de salida y empieza a hablar ella.
-¿Por qué cerraron anoche esta parte?.-
-Se cerró sola.-
-No me mientas Andrés, me decís ya por qué cerraron vos y la veneca acá anoche.-
-Se cerró sola dije.-
Me acorraló en ese momento y me dijo por lo bajo.
-Puedo decir que pasaron muchas cosas, en serio que sí, vos abrí la boca nomás y yo hasta te puedo acusar de que forzaste a Arelis a hacer algo.-
Ahora es el momento.
Me zafé y la acorralé yo, era mi turno de hablar.
-Vos hacelo y van a pasar varias cosas, primero van a saber que la señorita Gladis es una pajera a la que le encanta pajearse en su oficina, lo segundo es que van a saber que tenés un vicio importante por robar whisky decomisado del mercado.-
A cada cosa que decía la ponía un poco más contra la pared, ella sacó un poco de pecho no dejándose intimidar.
-es tu palabra contra la mía.-
Ahí sonreí y la puse bien contra la pared al punto que parecía que estábamos por coger ahí nomás.
-Y lo tercero son audios, fotos y videos de lo antes mencionado además de una pequeña historia que me contaron de cierta situación sucedida en Montegrande, además de fotos y videos de eso, y no solo al gerente y al dueño del mercado, sino a Álvaro Montoya, tu marido, y a Clara y Laura, tus hijas.-
Se puso palida y parecía querer romper a llorar ahí nomás.
-¿Cómo...?.-
-Cállate, una palabra de más que me digas y te arruino la vida ¿Está claro?.-
Se limitó a asentir.
-Andate y seguí con tu fachada de mina estricta, después te digo que vamos a hacer. Ah y hoy el cierre lo haces vos ¿Estamos?.-
Volvió a asentir y salió picando.
Yo me sonreí y bajé, el juego estaba por empezar.
2 comentarios - Laburando: Guardia del supermercado II