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Las Aventuras de Lupita capitulo 4

Las Aventuras de Lupita capitulo 4
LAS AVENTURAS DE LUPITA CAPITULO 4
Nuevamente Lupita se veía espectacular con tan sexy y escotado vestido,la noche ya había llegado y hacia un poco de viento, a lo que Verónica su compañera del cole le prestó una campera de cuero negro que se le ajusto a su cuerpo quedando el vestido como una pequeña minifalda rosa que la hacían ver mucho más sensual, ambas chicas con sus casi 19 años a cuestas se disponían a salir a la calle cuando se encuentran con el papa de Verónica, un viejo de unos 57 años, de pelo corto entrecano alto de 1.82 cm, panzón y con un rostro de sádico y haragán con una corta barba sin afeitar, demás está decir la cara que puso al ver a la deliciosa Lupita, ni la borrachera que tenía le impedía notara la despampanante chiquilla que se encontraba en su precaria casa.
-- Buenas noches señor… saludo la nena demostrando la atenta educación con la que había sido instruida, en cambio al viejo se le hacía agua la boca al escuchar tan dulce voz… hasta que trajiste una amiga a la casa, zorrita… Lupita se sorprendió por la manera tan vulgar y soez en que aquel señor se dirigió a su propia hija… -- y cómo te llamas muchachita preciosa… le pregunto con ojos desorbitados a una nerviosa nena… -- L-Lupe señor, mucho gusto… el papa de verónica le daba un sorbo largo a su botella de cerveza sin dejar de ver de pies a cabeza a la tímida colegiala… -- pero que bonito nombre… yo soy Florencio a tus órdenes para todo lo que desees preciosa…le dijo extendiéndole la mano a lo cual algo contrariada pero sonriente Lupe también le ofreció. Verónica pudo ver como su padre le besaba la mano con un ruidoso y exagerado beso, Lupita abrió la boca algo sorprendida pero con agrado ante tal atento y cordial saludo siendo esto tomado con celos por Verónica a lo cual decidió interrumpir… -- bueno ya nos vamos, apúrate Lupe… lo cual molesto a Florencio quien arrugando la frente increpo soezmente a su hija… -- que te pasa zorra… no ves que estamos conociéndonos… la nena se puso más nerviosa al escuchar el maltrato con la que se dirigía a su propia hija.
Don Florencio era un tipo de lo peor, el cual siempre había sido un machista y vividor obligando a su mujer a prostituirse ante sus negativas de ser el mismo quien suministrara de los recursos necesarios para su familia, era tanta su inmoralidad que hasta a su propia hija la presionaba también para que trabajara con su mama, era por eso la conducta rebelde, defensiva y agresiva de Verónica. Verónica apuro el paso a Lupe dirigiéndose hacia la salida de la casa sintiendo la nena como el viejo borracho le agarro ligeramente una de sus nalgas sobresaltándola... – No la molestes maldito!!! Le dijo una muy mortificada y celosa Verónica, dejando un indicio de sospecha de que la muchacha encerraba una turbia relación con su padre, a lo mejor de incesto por lo que cerrando la puerta con fuerza escuchando desde adentro como el viejo la insultaba llamándola putita, perrita y zorra, vas a ver cuándo regreses, y me implores que te la meta, como la puta de tu madre.
Lupita no dijo nada sintiendo lastima por lo que padecía Verónica quien la acompañaría hasta el paradero de colectivos, en el trayecto algunos chicos vagos y callejeros piropeaban a Lupita al verla con su caminar cadencioso y su sensual movimiento de trasero… – puedes dejar de mover el culo, mira lo que provocas le reprocho Verónica… la nena algo ruborizada agacho la cabeza inocente de lo que le reclamaba pues ese sensual andar era natural en ella. Una vez que llego el autobús 152 que va desde la Boca a Retiro, se despidió de una fría y molesta Verónica subiéndose en el acto, la nena avanzo hasta atrás buscando un asiento solitario pero todos estaban ocupados solo quedaban libres los de dos asientos y como en el medio estaba un grupo de chicos y unas cuantas señoras se fue hasta el asiento de atrás para tratar de cavilar todo lo que aún no recordaba, por más esfuerzo que hacía no lograba dilucidar lo que le paso, su última imagen era la del padre de su amiga acosándola.
Pero muy en el fondo sabía que algo le había ocurrido, su exuberante cuerpo como burlándose de ella le comunicaba a su cerebro de que había sido usado y saciado, ella misma se daba cuenta porque sentía sus pezones irritados al contacto con la tela del vestido y sumado al escozor que sentía en su ano le daba a entender de que en ese momento que recordaba al verdulero que se había aprovechado de ella, con total tristeza y profunda angustia se lamentaba que ella misma consintió eso, que estúpida era al haber confiado en don Anselmo tenía la suficiente edad como para ser su padre. La nena recostaba su cabeza en la fría ventana observando las calles con esos preocupantes pensamientos cuando siente que alguien se sienta a su lado, pudo sentir un olor a transpiración, alcohol y a cigarro barato terrible y girándose para ver a su inoportuno acompañante de viaje se encontró con un tipo desagradable, un Linyera borracho de unos 50 años, delgado casi como enfermizo, muy ojeroso con un bigote corto pero tupido, llevaba una sudorosa camiseta negra despintada y unos pantalones vaqueros también rasgados por lo viejo, su aspecto la hacía acordar al personaje del Chavo el viejo don Ramón, al ver que este la observo con una descarada y escalofriante sonrisa la nena se atemorizo.-- ho-hola muñeca, un gusto compartir asiento contigo… le dijo el asqueroso tipo acercando su cara sintiendo ella el tufo a alcohol y su desagradable transpiración, Lupita estaba asustada observo hacia adelante y ya algunos se habían bajado, pudo ver un asiento adelante y pidiendo permiso se dispuso a retirarse pero este no se lo permitió… -- ósea, te saludo con respeto y tú me haces el desplante… -- no… no señor disculpe… solo qui-quiero sentarme adelante…
El asqueroso tipo pudo notar el temor que le infundía a la muy nerviosa nena y quiso aprovecharlo y con la más completa majadería tomándola fuertemente del brazo le hablo con tono autoritario… --siéntate carajo… vamos a conocernos tu y yo… de un jalón la hizo sentarse cayendo sobre el asiento sus par de nalgas asustándola más, la nena no sabía qué hacer, si pedir ayuda o gritar, aquellas dudas eran aprovechadas por el Linyera quien tomándola de la mano se la beso presentándose… -- me llamo Ramón… a tus or-ordenes preciosa… le dijo con la típica y acostumbrada voz del que esta ebrio. Continuara...

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