Mi suegra es una dama, siempre muy recatada, de bien hablar y generalmente vestida hasta el cuello, a diario utiliza pantalón y blusas que abrocha hasta el último botón, así que no había espacio para imaginar lo que ha pasado estos últimos meses, comenzó por utilizar blusas más escotadas, de tirantes o bien tipo straples, era en definitiva algo que mis ojos jamás pensaron llegar a ver, ya que era sumamente recatada.
Comencé a ver estos cambios, a partir de que me mudé de casa y que no la visitábamos tan a menudo, de pronto me tocaba ir solo a mí a recoger algunas cosas o bien a llevarle otras que le había comprado su hija, por lo pronto, a mí me parecía un buen cambio, ya que se le notaba más fresca y juvenil y aunque ya es grande de edad, no ha perdido por completo su figura.
La primera ocasión que me percate de sus pechos, tuve un sobresalto enorme, de cierta forma me asuste, traía ella una blusa holgada de cuello amplio, el cual llegaba justo al comienzo de sus pechos, pero cuando se inclinó justo frente a mí a recoger algo que había en el piso, pude ver sus lindos pechos, ya un tanto arrugados por el paso del tiempo, ambos bien acomodados dentro del sostén que llevaba, un lindo sostén blanco con encajes, los cuales alcanzaban a transparentar un lindo par de pezones rosados, una aureola mediana de igual tono y si viéramos una foto del momento, habría también un pene comenzando a ensancharse de manera palpitante.
EL momento fue largo, algunos 8 o 10 segundos, yo mismo no lo podía creer, disfrutaba cada segundo como si fuera el ultimo, y ella prolongaba más y más tan hermosa estampa, comencé a sudar, a sonrojarme y posiblemente hasta tartamudee en ese instante, cuando por fin se levantó, sentí que busco mi mirada, para ver si había puesto atención a tan cálido momento y creo que si se di cuenta, pues me vio completamente sonrojado y posiblemente hasta apenado, por lo que solo me pregunto: ¿Todo está bien? A lo que conteste: ¡si claro, que linda blusa la que trae hoy, nunca se la había visto puesta y le va muy bien! E inmediatamente cambiaron los papeles, ahora la sonrojada era ella, sabía que yo la había mirado y deleitado, pues era casi imposible no mirar mi pene agrandándose y mire que con el vaivén de su mirada logro verlo por una fracción de segundo.
Y así comenzó todo, ahora cada vez que la visitaba, ella buscaba la forma de que yo le mirara el escote, al principio creí que solo era coincidencia, pero después grave con mi celular varios de estos episodios, sabia a plenitud cuando haría uno de estos movimientos y con la ayuda de un programa de celular, el cual grababa de manera incógnita logre hacerme de 11 videos de sus lindos pechos.
En mi oficina, cuando tenía un tiempo libre, no dudaba en ver repetidamente tan preciado material, y en mi cabeza solo rondaba la idea de un buen día poder tocarlos a placer.
Después de varios meses dejé de grabar y me dispuse a disfrutar cada uno de estos lindos momentos, deseando poder tener las agallas de abalanzarme sobre ella y tocarlos, besarlos y chuparlos, pero regularmente no estábamos solos en su casa, siempre estaba alguno de mis cuñados o bien mi esposa en algún lugar de la casa.
Esta semana tuve que ir a recoger un par de cortinas a casa de mi suegra y aunque no tenia en mi mente abalanzarme sobre de ella, sucedió… Llegue un poco antes del mediodía, toque a la puerta y tardo un par de minutos en abrirme, cuando lo hizo, vi una hermosa blusa starples color blanco, con flores multicolores, muy linda, por cierto, hacia un par de meses que mi esposa y yo se la habíamos regalado en su cumpleaños y no la había estrenado, me saludo en la mejilla y me pregunto: ¿Te gusta mi blusa? Y yo por supuesto comente: Claro, si yo mismo la escogí para usted, sabía que le quedaría perfecta. Fue hasta unos minutos después, que me di cuenta que no traía sujetador debajo de esa blusa, pues al parecer la prisa por abrir la puerta no la dejo terminar de vestirse después de la ducha que había tomado, me di cuenta pues al verla con atención, volví a ver ese par de pezones lindos que había mirado la primera vez varios meses atrás.
Nos quedamos unos minutos platicando en la sala, ella estaba justo frente a mi sentada en otro sillón, de pronto se acercó a entregarme las cortinas en la mano y se sentó al lado mío, yo estaba nuevamente a punto de la excitación total, mi pene comenzó nuevamente a palpitar y a agrandarse enormemente, no sé si ella lo lograba ver, pero mis pantalones no resistían más, querían expulsar fuera de ellos a tan tremendo animal, de pronto se levantó y fue a buscar su teléfono celular, el cual me comentaba había dejado de funcionar adecuadamente, aproveche esos segundos para acomodar de mejor manera mi agrandada verga, enorme que la tenía y de pronto cuando yo estaba en tan intensa maniobra, asoma por la puerta de su habitación y logra ver lo que estaba haciendo, solo se limitó a sonreír y yo volví a estar rojo de vergüenza.
Se acercó con su celular y se inclinó al pie de donde yo estaba sentado para que pudiera ver lo que sucedía con su teléfono, claro está que ni por un segundo logre ver el bendito celular, mi mirada estaba centrada en ese hermoso par de pechos que colgaban dentro de su hermosa blusa, su mirada se centró en mis ojos, que no paraban de mirar sus pechos, lo sé porque sentía como me miraba fijamente, se acercó un poco más y pude ver hasta su ombligo y de pronto vi su blusa bajar, vi saltar sus pechos desde adentro de la blusa y la escuche decir: ¿hasta cuándo vas a dejar de verlos y comenzaras a chuparlos? Me sorprendí de lo que escuche, pero no podía dejar de verlos y aún más cuando los vi venir directo a mi cara, sentí sus manos abrazando mi cabeza y bruscamente ese hermoso par de tetas sobre mi cara, he de decir que me perdí en un sueño, sentía recorrer por todo mi rostro esas tetas tan hermosas, suaves como algodón, blandas y tibias, mi lengua salió de mi boca y comenzó a buscar tan lindos pezones hasta encontrarlos, fueron un par de lamidas a cada uno de ellos y después mis manos sujetaron tan bellos trofeos, por fin tenia control sobre ellos, y los haría míos a como diera lugar, así que comencé a chupar y mamar hasta que la escuche sollozar: ¡así corazón, son tuyos, me encanta que te los quieras comer completitos, necesitaba que alguien los tratara así de lindo como tú!.
Mi faena era enorme en ese hermoso par de tetas lindas, creo que la fantasía de poder conocerlas y besarlas era en extremo rico, lo estaba disfrutando enormemente y mi suegra también, comenzó a dar jadeos, sollozos y pujidos deliciosos, mis manos comenzaron a buscar sus nalgas y mientras mi boca trabajaba con tus ricas tetas, mis manos masajeaban esas nalgas, que si bien no eran espectaculares, eran el preámbulo a poder disfrutar de mi suegra completamente, entre más apretaba su trasero y mordisqueaba sus pechos, más fuerte eran sus suspiros, sus sollozos y sus pujidos, comencé a bajar de a poco su pantalón, para encontrarme unas tangas lindas, negras de encaje, con un pequeño moño al frente, parecería que era mi regalo y así lo fue, sin quitárselas, solo haciéndolas a un lado sentí la humedad que invadía ya en sus labios, lo resbalosa que era la entrada al paraíso y me dedique a sobar por varios minutos esa bella conchita, sentí su hinchado clítoris y como temblaba y saltaba cuando lo tocaba, pensé que no le gustaría mucho que me metiera con él, pero sus movimientos de cadera me orillaban a seguirlo tocando y a verla disfrutar, ya en ese momento sus pechos eran firmes, muy hinchaditos, al igual que sus aureolas, como si fuera quinceañera, se levantaron ese flácido par de tetas, supongo yo que por la excitación, pero era un espectáculo el solo verlos.
Sentí como se venía, tuvo una rica descarga de lubricación vaginal, su cuerpo se estremeció y sus brazos rodearon mi cuello, sus pujidos fueron tímidos pero profundos y su piel sudaba frio, escuche decirme: Te amo corazón… y sus labios se juntaron con los míos.
Cuando recupero un poco de fuerzas, busco frenéticamente desabrocharme el pantalón y aunque torpemente, logro desabotonarme y bajar el zíper, yo le ayude a sacarlos un poco y ella busco juguetonamente mi endurecido pene, ya con él en la mano y masajeándolo de arriba abajo sin dificultad, ya que estaba completamente bañado en lubricante proveniente de el mismo, comenzó a restregárselo en su piel, primero en una parte de su pierna, después fue acomodándose para que mi verga pudiera rosar sus húmedos labios, llenos de un recortado bello, era hermosa su vagina también, como pudo, pudo llegar a acariciar su clítoris con la cabeza de mi pene y jugueteo un rato por ahí, después se levantó de sobre mí, se acomodó en el sillón y bajo su cuerpo para comenzar a mamar mi endurecido pene.
Sentí como primero su lengua recorría todo el tronco, después sentí el calor de su boca, tratando de metérselo por completo y si, casi lo logro, y aunque le costó trabajo, logro disfrutar completamente de él, sus mamadas eran suaves, tímidas por momentos pero llenas de maestría, bendito mi suegro que le enseño a su mujer a mamar una verga como lo estaba haciendo ahora conmigo, el momento era tan fantasioso, prohibido y exótico que no tarde en venirme en su boca, sin avisar, solo descargue todo dentro de ella, y ella trago todo, hasta la última gota y seguía chupando, y yo sentía que me iba al cielo, me estremecía a cada mamada después de venirme y parecía que a ella eso le encantaba, y a mí me encantaba verla feliz, tanto que volví a venirme después de un par de minutos, algo que no había logrado ni con mi mujer.
Al levantar su cara, vi un lindo brillo en sus ojos, y creo que ese mismo brillo estaba presente en los míos, comenzaba a pensar que estaba enamorado de ella, me gustaba verla feliz, pero más me gustaba ser cómplices de algo tan extraño y prohibido, hasta hace unos meses, no pensaba en mi suegra como una mujer a la que quisiera hacer mis, de hecho, la miraba como si fuera una mujer de mi familia, impensable e intocable, fue hasta que comenzó a mostrarme sus pechos que tuve pensamientos locos por ella, al principio por sus pechos lindos, pero ahora quería hacerla mía, quería estar dentro de ella, sentir como se movía, verla disfrutar y hacerla mi amante permanente, mi distracción sexual y así fue.
Han pasado 3 días desde que nos tocamos a placer, no había podido ir a visitar a mi suegra, ya que no había motivo y por supuesto, yo quería ir solo para volver a tocarla, el dia de hoy me pidió mi esposa la acompañara a casa de su madre, le dejaría un par de cacerolas que nos había prestado con anterioridad y como agradecimiento mi esposa le había hecho un panque con nueces, el cual a mi suegra le encantaba, y así fue, llegamos, tocamos el timbre y abrió sonriente, hoy con una blusa más tapada, pero semitransparente, muy linda por cierto, anteriormente ya se la había colocado pero con una blusa de tirantes debajo de ella, ya que se transparentaba bastante, pero hoy fue la excepción, llevaba debajo de esa blusa un sujetador con encajes de peto alto bastante lindo, hasta mi mujer se sorprendió y de echo le pregunto por esa vestimenta, a lo cual mi suegra en tono de broma menciono: “Quien no enseña, no vende mi amor” le dijo a su hija y ambas carcajearon, yo por mi parte me deleitaba con tal estampa, en un par de ocasiones mi esposa me pillo observando la blusa de mi suegra y en un tono un tanto de reclamo me pregunto el por qué veía tan insistentemente a su madre, a lo cual conteste que era muy linda la combinación, que me gustaría que comprara para ella un conjunto igual, que me gustaría poder verla así de linda como se veía su madre, se sorprendió un poco y me pregunto: ¿En serio se ve linda mi madre, acaso te gusta? Por lo cual respondí: Amor, tu madre es muy linda y tú eres su vivo retrato, si me encantas tú, imagina porque no me habría de parecer guapa y linda tu madre…
En ese momento llego mi concuña a casa de mi suegra, mencionó que solo iba de paso, que iría a la zona del vestir a comprar un par de cosas para su pequeña, mi suegra quien había escuchado la conversación que teníamos mi esposa y yo le sugirió a mi esposa que fueran juntas, así se cuidarían entre las dos y de paso buscaba un conjunto parecido al que traía, ya que a mí me había gustado mucho, mi esposa quien es una fanática de comprar ropa y zapatos, como muchas mujeres, no titubeo y solo se limitó a pedirme dinero para tal propósito, tomo su bolso y solo me pregunto dónde nos veíamos a su regreso, si en mi oficina, en nuestra casa y yo le sugerí que porque no nos veíamos aquí en casa de tu madre, igual pasaría al mercadillo a comprar algunas frutas y verduras que hacían falta en casa y que me recostaría un momento en su antigua cama mientras ella regresaba y así fue, a ella le pareció perfecto y se fueron ambas.
Yo Salí a comprar las frutas y verduras, mientras mi suegra se quedó buscando algo en su habitación, lo sé porque escuche abrir y cerrar cajones cuando pase por fuera de su puerta, a mi regreso observe la puerta emparejada y pensé que mi suegra la había dejado así para que pudiera entrar con las manos llenas de bolsas sin necesidad de tocar el timbre, entre y coloque las bolsas a un costado de la sala, me dispuse a ir a la antigua habitación de mi esposa y aunque mi mente estaba puesta en mi suegra, pensé en dejar que terminara de hacer sus cosas.
Me recosté en la cama, la cual me traía viejos recuerdos de mi noviazgo, pensaba con los ojos cerrados en la infinidad de ocasiones que tuve sexo con mi esposa ahí mismo, las veces que tuvo orgasmos intensos y cuanta leche había tirado en ese colchón, sonreí y seguí fantaseando, recordando como hicimos maravillas en esa vieja cama, cuando de pronto sentí una mano tocándome la verga sobre el pantalón, por un momento pensé que me había quedado dormido y que era mi esposa que trataba de despertarme de buena gana, como ella suele hacerlo los domingos que nos quedamos en casa, con una sobada rica y una mamada deliciosa, pero no, era mi amada suegra, quien se había quitado los pantalones y la blusa transparente y se había quedado solo con el lindo conjunto de sujetador y calzón cachetero en color negro con encaje y algo inusual, unos zapatos de tacón de aguja altos, abrí mis ojos y vi tal estampa, me deje querer por un momento, me encantaba sentir su suave mano rosando mi verga y testículos, me desabotono el pantalón y saco como pudo mi paquete, seguía sobando, suavemente, se acercaba a darle unas lamidas ricas y después solo seguía sobando, mientras mi verga comenzaba a ponerse dura y ella se tocaba los pechos por arriba de su sujetador.
Como pude, alcance a tocarle una pierna, y ella se voltea un poco, dándome la distancia exacta para tocar sus nalgas, las sobe infinidad de veces, hasta que ella tomo mi mano y la alejo un poco, para después estrellarla en su deliciosa nalga, le pregunte si le gustaban las nalgadas y asintió con su cabeza, por lo que de vez en vez le daba un par y después volvía a sobar ese culo hermoso.
Noté que cuando la nalgueaba ella comenzaba a subir su ritmo de respiración y su menear era más intenso, su mano apretaba mi verga y arrojaba un sollozo, así que pensé que le gustaba jugar rudo, a mí me encantaba, de echo era la parte más divertida de tener sexo con mi esposa, me encantaba cabalgarla, nalguearla y sujetarla de sus puños por detrás de la espalda, la tomaba de su cabello y la hacía mi yegua bronca, así que pensé que era algo que venía de familia, por lo cual decidí actuar.
Rápidamente me levante y tome de su cabeza, la bese apasionadamente, metía hasta el fondo de mi boca su lengua y yo hacía lo mismo, nos atragantábamos de nuestros besos, nos comenzábamos a tocar completitos y nos perdíamos de pasión, fue entonces que le dije: ¡MAMAMELA!, que quiero sentir tu garganta en mi rica verga, quiero verte chuparme hasta los testículos y sin decir una palabra, se hinco en el piso y trago mi endurecido pene, frenéticamente comenzó a meterlo y sacarlo, de pronto dejaba por un momento mi verga y me chupaba ambos testículos, mientras me veía a los ojos, fue impresionante ver esa imagen, una mujer llena de deseos guardados, los cuales le urgía sacar.
La levante suavemente, para después arrojarla boca abajo a la cama, me fui sobre sus nalgas, las chupe y mame a placer, mientras mis dedos recorrían su culo y su vagina, los frotaban y de pronto se metían en ellos, y a mi suegra le encantaba, más cuando sentía que forzaba un poco, se le escuchaba gemir mas alto y pedía que le diera así, y entre más lo pedía, más me entusiasmaba y dejaba ir un dedito más a ambos hoyos, hasta el punto en que comenzó a disfrutar a mas no poder, había encontrado el punto “G”, me dedique a sobar fuertemente, hasta que por fin exploto en una convulsión exótica y dramática tan hermosa, perdió por completo el sentido del tiempo, se desvaneció con una serie d espasmos musculares deliciosos, sus ojos estaban en blanco y sus brazos y piernas sin control, solo había experimentado tal éxtasis con mi esposa, de una forma un tanto parecida, pero deliciosa de ver.
En cuento recupero un poco, la levante y deje ir mi verga a punto de estallar, no sé si estaba muy sensible o no quería que la cogiera, pero desde el principio que la penetre se resistió un poco, me decía que no, que parara, y claro, yo estaba ciego de éxtasis y no me detuve, le daba tremendas embestidas, mientras sentía que se quería quitar y yo la tomaba con más fuerza, sentía que entraba por completo mi verga y el forcejeo era intenso, como pude la tome de ambas muñecas tras de su espalda y seguía diciéndome que parara, no fue sino hasta que lo pidió por favor que pare, me quite abruptamente y la levante, la abrace y primero que nada abrace y pedí perdón, ella lloraba, temblaba un poco, no sé bien si por temor o por los espasmos de su eyaculación, pero no la deje de abrazar.
Cuando estuvo más calmada, nos sentamos al pie de la cama, me explico que ella tenía en mente poder tocarnos, disfrutarnos, besarnos y acariciarnos, saciar las necesidades del otro, pero que llegar al coito era demasiado, que ella sentía, cuando estaba dentro de ella que estaba siendo la más infiel del mundo, pues la estaba cogiendo el esposo de su hija, que las caricias y los besos eran menos sexuales e invasivas, pero que ya unirnos en uno lo sentía como el máximo pecado, y bueno, quien soy yo para quitarle esas ideas a mi amada suegra, así que por el momento nos tocamos, besamos y eyaculamos cuando el tiempo lo permite, mamándonos, acariciándonos y chupándonos, pero sin coger, solo espero que pronto entre en razón y me permita estar nuevamente dentro de ella, pues aún tengo en mi mente lo bella que se veía arrodillada en la cama, con el culo abierto, mi verga entrando y saliendo y las manos sujetas tras de su espalda.
Comencé a ver estos cambios, a partir de que me mudé de casa y que no la visitábamos tan a menudo, de pronto me tocaba ir solo a mí a recoger algunas cosas o bien a llevarle otras que le había comprado su hija, por lo pronto, a mí me parecía un buen cambio, ya que se le notaba más fresca y juvenil y aunque ya es grande de edad, no ha perdido por completo su figura.
La primera ocasión que me percate de sus pechos, tuve un sobresalto enorme, de cierta forma me asuste, traía ella una blusa holgada de cuello amplio, el cual llegaba justo al comienzo de sus pechos, pero cuando se inclinó justo frente a mí a recoger algo que había en el piso, pude ver sus lindos pechos, ya un tanto arrugados por el paso del tiempo, ambos bien acomodados dentro del sostén que llevaba, un lindo sostén blanco con encajes, los cuales alcanzaban a transparentar un lindo par de pezones rosados, una aureola mediana de igual tono y si viéramos una foto del momento, habría también un pene comenzando a ensancharse de manera palpitante.
EL momento fue largo, algunos 8 o 10 segundos, yo mismo no lo podía creer, disfrutaba cada segundo como si fuera el ultimo, y ella prolongaba más y más tan hermosa estampa, comencé a sudar, a sonrojarme y posiblemente hasta tartamudee en ese instante, cuando por fin se levantó, sentí que busco mi mirada, para ver si había puesto atención a tan cálido momento y creo que si se di cuenta, pues me vio completamente sonrojado y posiblemente hasta apenado, por lo que solo me pregunto: ¿Todo está bien? A lo que conteste: ¡si claro, que linda blusa la que trae hoy, nunca se la había visto puesta y le va muy bien! E inmediatamente cambiaron los papeles, ahora la sonrojada era ella, sabía que yo la había mirado y deleitado, pues era casi imposible no mirar mi pene agrandándose y mire que con el vaivén de su mirada logro verlo por una fracción de segundo.
Y así comenzó todo, ahora cada vez que la visitaba, ella buscaba la forma de que yo le mirara el escote, al principio creí que solo era coincidencia, pero después grave con mi celular varios de estos episodios, sabia a plenitud cuando haría uno de estos movimientos y con la ayuda de un programa de celular, el cual grababa de manera incógnita logre hacerme de 11 videos de sus lindos pechos.
En mi oficina, cuando tenía un tiempo libre, no dudaba en ver repetidamente tan preciado material, y en mi cabeza solo rondaba la idea de un buen día poder tocarlos a placer.
Después de varios meses dejé de grabar y me dispuse a disfrutar cada uno de estos lindos momentos, deseando poder tener las agallas de abalanzarme sobre ella y tocarlos, besarlos y chuparlos, pero regularmente no estábamos solos en su casa, siempre estaba alguno de mis cuñados o bien mi esposa en algún lugar de la casa.
Esta semana tuve que ir a recoger un par de cortinas a casa de mi suegra y aunque no tenia en mi mente abalanzarme sobre de ella, sucedió… Llegue un poco antes del mediodía, toque a la puerta y tardo un par de minutos en abrirme, cuando lo hizo, vi una hermosa blusa starples color blanco, con flores multicolores, muy linda, por cierto, hacia un par de meses que mi esposa y yo se la habíamos regalado en su cumpleaños y no la había estrenado, me saludo en la mejilla y me pregunto: ¿Te gusta mi blusa? Y yo por supuesto comente: Claro, si yo mismo la escogí para usted, sabía que le quedaría perfecta. Fue hasta unos minutos después, que me di cuenta que no traía sujetador debajo de esa blusa, pues al parecer la prisa por abrir la puerta no la dejo terminar de vestirse después de la ducha que había tomado, me di cuenta pues al verla con atención, volví a ver ese par de pezones lindos que había mirado la primera vez varios meses atrás.
Nos quedamos unos minutos platicando en la sala, ella estaba justo frente a mi sentada en otro sillón, de pronto se acercó a entregarme las cortinas en la mano y se sentó al lado mío, yo estaba nuevamente a punto de la excitación total, mi pene comenzó nuevamente a palpitar y a agrandarse enormemente, no sé si ella lo lograba ver, pero mis pantalones no resistían más, querían expulsar fuera de ellos a tan tremendo animal, de pronto se levantó y fue a buscar su teléfono celular, el cual me comentaba había dejado de funcionar adecuadamente, aproveche esos segundos para acomodar de mejor manera mi agrandada verga, enorme que la tenía y de pronto cuando yo estaba en tan intensa maniobra, asoma por la puerta de su habitación y logra ver lo que estaba haciendo, solo se limitó a sonreír y yo volví a estar rojo de vergüenza.
Se acercó con su celular y se inclinó al pie de donde yo estaba sentado para que pudiera ver lo que sucedía con su teléfono, claro está que ni por un segundo logre ver el bendito celular, mi mirada estaba centrada en ese hermoso par de pechos que colgaban dentro de su hermosa blusa, su mirada se centró en mis ojos, que no paraban de mirar sus pechos, lo sé porque sentía como me miraba fijamente, se acercó un poco más y pude ver hasta su ombligo y de pronto vi su blusa bajar, vi saltar sus pechos desde adentro de la blusa y la escuche decir: ¿hasta cuándo vas a dejar de verlos y comenzaras a chuparlos? Me sorprendí de lo que escuche, pero no podía dejar de verlos y aún más cuando los vi venir directo a mi cara, sentí sus manos abrazando mi cabeza y bruscamente ese hermoso par de tetas sobre mi cara, he de decir que me perdí en un sueño, sentía recorrer por todo mi rostro esas tetas tan hermosas, suaves como algodón, blandas y tibias, mi lengua salió de mi boca y comenzó a buscar tan lindos pezones hasta encontrarlos, fueron un par de lamidas a cada uno de ellos y después mis manos sujetaron tan bellos trofeos, por fin tenia control sobre ellos, y los haría míos a como diera lugar, así que comencé a chupar y mamar hasta que la escuche sollozar: ¡así corazón, son tuyos, me encanta que te los quieras comer completitos, necesitaba que alguien los tratara así de lindo como tú!.
Mi faena era enorme en ese hermoso par de tetas lindas, creo que la fantasía de poder conocerlas y besarlas era en extremo rico, lo estaba disfrutando enormemente y mi suegra también, comenzó a dar jadeos, sollozos y pujidos deliciosos, mis manos comenzaron a buscar sus nalgas y mientras mi boca trabajaba con tus ricas tetas, mis manos masajeaban esas nalgas, que si bien no eran espectaculares, eran el preámbulo a poder disfrutar de mi suegra completamente, entre más apretaba su trasero y mordisqueaba sus pechos, más fuerte eran sus suspiros, sus sollozos y sus pujidos, comencé a bajar de a poco su pantalón, para encontrarme unas tangas lindas, negras de encaje, con un pequeño moño al frente, parecería que era mi regalo y así lo fue, sin quitárselas, solo haciéndolas a un lado sentí la humedad que invadía ya en sus labios, lo resbalosa que era la entrada al paraíso y me dedique a sobar por varios minutos esa bella conchita, sentí su hinchado clítoris y como temblaba y saltaba cuando lo tocaba, pensé que no le gustaría mucho que me metiera con él, pero sus movimientos de cadera me orillaban a seguirlo tocando y a verla disfrutar, ya en ese momento sus pechos eran firmes, muy hinchaditos, al igual que sus aureolas, como si fuera quinceañera, se levantaron ese flácido par de tetas, supongo yo que por la excitación, pero era un espectáculo el solo verlos.
Sentí como se venía, tuvo una rica descarga de lubricación vaginal, su cuerpo se estremeció y sus brazos rodearon mi cuello, sus pujidos fueron tímidos pero profundos y su piel sudaba frio, escuche decirme: Te amo corazón… y sus labios se juntaron con los míos.
Cuando recupero un poco de fuerzas, busco frenéticamente desabrocharme el pantalón y aunque torpemente, logro desabotonarme y bajar el zíper, yo le ayude a sacarlos un poco y ella busco juguetonamente mi endurecido pene, ya con él en la mano y masajeándolo de arriba abajo sin dificultad, ya que estaba completamente bañado en lubricante proveniente de el mismo, comenzó a restregárselo en su piel, primero en una parte de su pierna, después fue acomodándose para que mi verga pudiera rosar sus húmedos labios, llenos de un recortado bello, era hermosa su vagina también, como pudo, pudo llegar a acariciar su clítoris con la cabeza de mi pene y jugueteo un rato por ahí, después se levantó de sobre mí, se acomodó en el sillón y bajo su cuerpo para comenzar a mamar mi endurecido pene.
Sentí como primero su lengua recorría todo el tronco, después sentí el calor de su boca, tratando de metérselo por completo y si, casi lo logro, y aunque le costó trabajo, logro disfrutar completamente de él, sus mamadas eran suaves, tímidas por momentos pero llenas de maestría, bendito mi suegro que le enseño a su mujer a mamar una verga como lo estaba haciendo ahora conmigo, el momento era tan fantasioso, prohibido y exótico que no tarde en venirme en su boca, sin avisar, solo descargue todo dentro de ella, y ella trago todo, hasta la última gota y seguía chupando, y yo sentía que me iba al cielo, me estremecía a cada mamada después de venirme y parecía que a ella eso le encantaba, y a mí me encantaba verla feliz, tanto que volví a venirme después de un par de minutos, algo que no había logrado ni con mi mujer.
Al levantar su cara, vi un lindo brillo en sus ojos, y creo que ese mismo brillo estaba presente en los míos, comenzaba a pensar que estaba enamorado de ella, me gustaba verla feliz, pero más me gustaba ser cómplices de algo tan extraño y prohibido, hasta hace unos meses, no pensaba en mi suegra como una mujer a la que quisiera hacer mis, de hecho, la miraba como si fuera una mujer de mi familia, impensable e intocable, fue hasta que comenzó a mostrarme sus pechos que tuve pensamientos locos por ella, al principio por sus pechos lindos, pero ahora quería hacerla mía, quería estar dentro de ella, sentir como se movía, verla disfrutar y hacerla mi amante permanente, mi distracción sexual y así fue.
Han pasado 3 días desde que nos tocamos a placer, no había podido ir a visitar a mi suegra, ya que no había motivo y por supuesto, yo quería ir solo para volver a tocarla, el dia de hoy me pidió mi esposa la acompañara a casa de su madre, le dejaría un par de cacerolas que nos había prestado con anterioridad y como agradecimiento mi esposa le había hecho un panque con nueces, el cual a mi suegra le encantaba, y así fue, llegamos, tocamos el timbre y abrió sonriente, hoy con una blusa más tapada, pero semitransparente, muy linda por cierto, anteriormente ya se la había colocado pero con una blusa de tirantes debajo de ella, ya que se transparentaba bastante, pero hoy fue la excepción, llevaba debajo de esa blusa un sujetador con encajes de peto alto bastante lindo, hasta mi mujer se sorprendió y de echo le pregunto por esa vestimenta, a lo cual mi suegra en tono de broma menciono: “Quien no enseña, no vende mi amor” le dijo a su hija y ambas carcajearon, yo por mi parte me deleitaba con tal estampa, en un par de ocasiones mi esposa me pillo observando la blusa de mi suegra y en un tono un tanto de reclamo me pregunto el por qué veía tan insistentemente a su madre, a lo cual conteste que era muy linda la combinación, que me gustaría que comprara para ella un conjunto igual, que me gustaría poder verla así de linda como se veía su madre, se sorprendió un poco y me pregunto: ¿En serio se ve linda mi madre, acaso te gusta? Por lo cual respondí: Amor, tu madre es muy linda y tú eres su vivo retrato, si me encantas tú, imagina porque no me habría de parecer guapa y linda tu madre…
En ese momento llego mi concuña a casa de mi suegra, mencionó que solo iba de paso, que iría a la zona del vestir a comprar un par de cosas para su pequeña, mi suegra quien había escuchado la conversación que teníamos mi esposa y yo le sugirió a mi esposa que fueran juntas, así se cuidarían entre las dos y de paso buscaba un conjunto parecido al que traía, ya que a mí me había gustado mucho, mi esposa quien es una fanática de comprar ropa y zapatos, como muchas mujeres, no titubeo y solo se limitó a pedirme dinero para tal propósito, tomo su bolso y solo me pregunto dónde nos veíamos a su regreso, si en mi oficina, en nuestra casa y yo le sugerí que porque no nos veíamos aquí en casa de tu madre, igual pasaría al mercadillo a comprar algunas frutas y verduras que hacían falta en casa y que me recostaría un momento en su antigua cama mientras ella regresaba y así fue, a ella le pareció perfecto y se fueron ambas.
Yo Salí a comprar las frutas y verduras, mientras mi suegra se quedó buscando algo en su habitación, lo sé porque escuche abrir y cerrar cajones cuando pase por fuera de su puerta, a mi regreso observe la puerta emparejada y pensé que mi suegra la había dejado así para que pudiera entrar con las manos llenas de bolsas sin necesidad de tocar el timbre, entre y coloque las bolsas a un costado de la sala, me dispuse a ir a la antigua habitación de mi esposa y aunque mi mente estaba puesta en mi suegra, pensé en dejar que terminara de hacer sus cosas.
Me recosté en la cama, la cual me traía viejos recuerdos de mi noviazgo, pensaba con los ojos cerrados en la infinidad de ocasiones que tuve sexo con mi esposa ahí mismo, las veces que tuvo orgasmos intensos y cuanta leche había tirado en ese colchón, sonreí y seguí fantaseando, recordando como hicimos maravillas en esa vieja cama, cuando de pronto sentí una mano tocándome la verga sobre el pantalón, por un momento pensé que me había quedado dormido y que era mi esposa que trataba de despertarme de buena gana, como ella suele hacerlo los domingos que nos quedamos en casa, con una sobada rica y una mamada deliciosa, pero no, era mi amada suegra, quien se había quitado los pantalones y la blusa transparente y se había quedado solo con el lindo conjunto de sujetador y calzón cachetero en color negro con encaje y algo inusual, unos zapatos de tacón de aguja altos, abrí mis ojos y vi tal estampa, me deje querer por un momento, me encantaba sentir su suave mano rosando mi verga y testículos, me desabotono el pantalón y saco como pudo mi paquete, seguía sobando, suavemente, se acercaba a darle unas lamidas ricas y después solo seguía sobando, mientras mi verga comenzaba a ponerse dura y ella se tocaba los pechos por arriba de su sujetador.
Como pude, alcance a tocarle una pierna, y ella se voltea un poco, dándome la distancia exacta para tocar sus nalgas, las sobe infinidad de veces, hasta que ella tomo mi mano y la alejo un poco, para después estrellarla en su deliciosa nalga, le pregunte si le gustaban las nalgadas y asintió con su cabeza, por lo que de vez en vez le daba un par y después volvía a sobar ese culo hermoso.
Noté que cuando la nalgueaba ella comenzaba a subir su ritmo de respiración y su menear era más intenso, su mano apretaba mi verga y arrojaba un sollozo, así que pensé que le gustaba jugar rudo, a mí me encantaba, de echo era la parte más divertida de tener sexo con mi esposa, me encantaba cabalgarla, nalguearla y sujetarla de sus puños por detrás de la espalda, la tomaba de su cabello y la hacía mi yegua bronca, así que pensé que era algo que venía de familia, por lo cual decidí actuar.
Rápidamente me levante y tome de su cabeza, la bese apasionadamente, metía hasta el fondo de mi boca su lengua y yo hacía lo mismo, nos atragantábamos de nuestros besos, nos comenzábamos a tocar completitos y nos perdíamos de pasión, fue entonces que le dije: ¡MAMAMELA!, que quiero sentir tu garganta en mi rica verga, quiero verte chuparme hasta los testículos y sin decir una palabra, se hinco en el piso y trago mi endurecido pene, frenéticamente comenzó a meterlo y sacarlo, de pronto dejaba por un momento mi verga y me chupaba ambos testículos, mientras me veía a los ojos, fue impresionante ver esa imagen, una mujer llena de deseos guardados, los cuales le urgía sacar.
La levante suavemente, para después arrojarla boca abajo a la cama, me fui sobre sus nalgas, las chupe y mame a placer, mientras mis dedos recorrían su culo y su vagina, los frotaban y de pronto se metían en ellos, y a mi suegra le encantaba, más cuando sentía que forzaba un poco, se le escuchaba gemir mas alto y pedía que le diera así, y entre más lo pedía, más me entusiasmaba y dejaba ir un dedito más a ambos hoyos, hasta el punto en que comenzó a disfrutar a mas no poder, había encontrado el punto “G”, me dedique a sobar fuertemente, hasta que por fin exploto en una convulsión exótica y dramática tan hermosa, perdió por completo el sentido del tiempo, se desvaneció con una serie d espasmos musculares deliciosos, sus ojos estaban en blanco y sus brazos y piernas sin control, solo había experimentado tal éxtasis con mi esposa, de una forma un tanto parecida, pero deliciosa de ver.
En cuento recupero un poco, la levante y deje ir mi verga a punto de estallar, no sé si estaba muy sensible o no quería que la cogiera, pero desde el principio que la penetre se resistió un poco, me decía que no, que parara, y claro, yo estaba ciego de éxtasis y no me detuve, le daba tremendas embestidas, mientras sentía que se quería quitar y yo la tomaba con más fuerza, sentía que entraba por completo mi verga y el forcejeo era intenso, como pude la tome de ambas muñecas tras de su espalda y seguía diciéndome que parara, no fue sino hasta que lo pidió por favor que pare, me quite abruptamente y la levante, la abrace y primero que nada abrace y pedí perdón, ella lloraba, temblaba un poco, no sé bien si por temor o por los espasmos de su eyaculación, pero no la deje de abrazar.
Cuando estuvo más calmada, nos sentamos al pie de la cama, me explico que ella tenía en mente poder tocarnos, disfrutarnos, besarnos y acariciarnos, saciar las necesidades del otro, pero que llegar al coito era demasiado, que ella sentía, cuando estaba dentro de ella que estaba siendo la más infiel del mundo, pues la estaba cogiendo el esposo de su hija, que las caricias y los besos eran menos sexuales e invasivas, pero que ya unirnos en uno lo sentía como el máximo pecado, y bueno, quien soy yo para quitarle esas ideas a mi amada suegra, así que por el momento nos tocamos, besamos y eyaculamos cuando el tiempo lo permite, mamándonos, acariciándonos y chupándonos, pero sin coger, solo espero que pronto entre en razón y me permita estar nuevamente dentro de ella, pues aún tengo en mi mente lo bella que se veía arrodillada en la cama, con el culo abierto, mi verga entrando y saliendo y las manos sujetas tras de su espalda.
0 comentarios - Los pechos de mi suegra