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Se la chupo Martín con mis amigos cerca

Después de ese hermoso polvo con Martín, donde tuve mi primera vez (y él también, vale decir), nos volvimos a ver seguido pero siempre era en grupo, no tuvimos chance de hablar ni de estar a solas. Siempre nos juntábamos a jugar a la pelota, con Lautaro o con alguien; cruzábamos miradas cómplices a veces, o buscábamos ocasión de estar unos minutos a solas pero siempre algo o alguien lo impedía. Yo todavía recordaba esa cogida que me dio mi amigo como si fuera un sueño, no podía creer haberlo disfrutado tanto. Que me haya cogido en cuatro en su cama, haberme sentado en su chota, haber tragado su leche, haber sido la puta de mi amigo y que nadie lo supiera, recordar eso me calentaba un montón y cada paja que me hacía era con eso en mente. Recordaba como me había llenado la cola de pija y sonreía como enamorado, era una sensación hermosa que quería repetir pero sabía que yo no iba a dar el primer paso, dependía de él.
Un día fuimos a la casa de un amigo que tenía pileta, por zona norte; jugamos al fútbol, nos metimos al agua, etc. En un momento quedamos solo Martín y yo en la pileta, nadábamos, boludeamos. Hasta que en un momento yo estoy al borde, dándole la espalda, se me acerca por atrás y me apoya bien fuerte, sin disimular. Yo miré a ver si había alguien cerca pero por suerte no había nadie.
- Yo: ¿Qué haces?
- Martín: Te apoyo mi verga, ¿no te gusta?
- Yo: Nos van a ver.
- Martín: Ahora no hay nadie, vos tranquilo
Me agarra una mano y la lleva hasta su malla. Hace pasar mi mano por debajo del elástico y me la lleva hasta su pija, que ya estaba cobrando firmeza.
- Martín: Ando re caliente desde la otra vez, ¿no te das cuenta?
- Yo: No, no sabía...
Giré un poco, quedando mas de perfil a él, para poder tocarlo y ver si venía alguien. Empecé a mandarle mano a las bolas, acariciándoselas, a ver si eran tan grandes como las recordaba, y volví a acariciarle la poronga, que ya estaba bien dura. Noté su mirada de calentura, ya la reconocía, era una mirada como de depredador con ganas de comer, me encantaba.
- Martín: Tenés que venir a casa así te garcho de nuevo.
- Yo, beboteando: ¿Me querés coger otra vez?
Martín me baja la malla, que se va al fondo de la pileta, y me empieza a tocar la cola. Escuchábamos a nuestros amigos hablar a la distancia y Martín me había desnudado y me estaba tocando el orto impunemente, yo lo dejaba hacer. Me pasó un dedo por mi ano y largué un gemido bajito.
- Martín: Te cogería ahora si fuera por mi.
Martín peló la pija, dura como una piedra, y se pegó a mi. Sentía esa poronga gigante toda dura, me superaba la cintura, y sus bolas contra mis nalgas. Me estuvo franeleando así hasta que se despegó un poco de mi y apuntó su pija a mi cola.
- Martín: Te tengo que coger de nuevo. Esta semana volvés a casa.
- Yo: Bueno, si vos querés...
- Martín: Quiero verte bien trola.
Yo quedé totalmente encendido, con esas palabras me podría haber garchado ahí mismo que no se lo iba a impedir, pero por suerte él tenía mejor criterio. Me dijo que vaya con los pibes mientras a se le bajaba la erección. Yo esperé un poco para bajar la mía, que era mucho menos notoria que la suya, me volví a poner la malla y salí de la pileta.
Esa noche para dormir nos dividimos tres en una pieza y otros dos en otra, antes de que yo pudiera decir algo Martín dijo que él iba a dormir conmigo y los otros tres pibes se quedaban en la otra pieza, todos lo tomaron normal. Ya sospechaba que iba a querer hacer algo, pero yo estaba medio nervioso, tenía miedo de que nos descubran porque las piezas estaban pegadas, apenas separadas por una pared. Se hizo de noche y los padres nos mandaron a dormir. Yo entré primero a la pieza y me senté en la cama, después entró él, con esa sonrisa característica. Apenas cerró la puerta giro una cosa que hacía como traba, se sacó las zapatillas y la remera, pensé que iba a parar ahí pero se bajó el pantalón y después el calzoncillo. Yo me quedé boquiabierto, todavía podíamos escuchar a nuestros amigos despiertos al lado boludeando. Se acercó hasta quedar al lado mío, con su pija a la altura de mi cara.
- Yo: ¿Estas loco? Todavía están todos despiertos!
- Martín: Shh... vos abrí la boquita.
Escuchaba las risas de mis amigos al lado, me daba muchos nervios la situación, el corazón me latía re rápido, pero no pude evitar hacerle caso. Abrí la boca y él puso su pija monumental entre mis labios. Todavía estaba media dormida, así que aproveché para tragármela toda. Martín me apretó la cabeza contra su cuerpo, mi frente pegada a su ombligo, tener todo ese falo en la boca era como un triunfo, aún estando dormido. Después de unos segundos hice un poco de fuerza para separarme pero él me mantenía pegado con una mano en mi nuca, lo miré y tenía esa sonrisa de canchero pijudo que me calentaba más. Cuando finalmente me dejó respirar tosí un poco por lo bajo y empecé a masturbarlo.
- Yo: Sos un sarpado.
Martín solo sonreía. Su pija ya había cobrado fuerza y empecé a pasarle la lengua por la cabeza. La respiración de Martín cambiaba, ahora lo notaba bien caliente. Me sentía especial por ser su fuente de placer, de tener el privilegio de mandarme esa pija gigante a la boca.
- Martín: Si al lado supieran como la chupas, estarían todos acá haciendo fila.
Me cagué de risa unos segundos y después me la volví a mandar a fondo, lo máximo que podía. Su actitud me re compraba. Sentía ese tronco bien duro y las venas en la superficie, iba y venia tragándome todo lo que podía. Me la saqué de la boca y la empecé a escupir, mi mano resbalaba fácil en esa pija increíble. Lo empecé a chupar y pajear a la vez hasta que Martín me hizo levantar de la cama. Me bajó el pantalón corto que tenía y me dejó en slip, con su mano hizo que mi calzoncillo quedara mostrando más mis nalgas.
- Martín: Uff bebé, como te quedaría una tanguita a vos.
- Yo: Jaja, estás loco.
Lo seguía pajeando mientras Martín me acariciaba y me agarraba la cola. Me hizo desnudar y me quedé en bolas igual que él. De un empujón suave me tiró a la cama, yo quedé de espaldas. Me seguía acariciando la cola, a veces suave y a veces mas duro, hasta que siento algo de saliva caer entre mis nalgas. Quise girar para impedirle hacer lo que quisiera hacer, pero me empujó de nuevo con una mano que mantuvo en mi espalda y me dejé de mover.
- Yo, bajito: ¡Martín, no!
- Martín: Tranqui bebé, solo voy a jugar un poquito.
Seguí tratando de moverme, un poco falsamente de mi parte, quería saber hasta qué punto iba a llegar Martín pero no quería quedar tan sumiso en esta situación, no estando 100% a solas. Empezó a jugar con un dedo en la entrada de mi cola y le pedí otra vez que parara, esta vez más en serio porque no iba a poder disimular, tenía mis gemidos atragantados.
- Martín: ¿Querés que pare?
- Yo: ¡Si!
- Martín: ¿Querés que te de pija de nuevo?
- Yo: ¡Si! Pero no acá.
- Martín: ¿Vas a venir a casa de nuevo?
- Yo: Si!
- Martín: ¿Te vas a tragar toda la leche?
Giré para mirarlo, lo veía serio y caliente. Esta vez solo asentí. Me liberó y se acostó en la cama, con la pija como un fierro, dejándome a mí entre sus piernas. Todavía se escuchaban las voces de nuestros amigos, que no tenían idea de lo que pasaba a solo metros suyo. Estaba muy caliente y ahora quería sarparme yo. Me acerqué a Martín y dejé mi cola pegada a su pija, empecé a moverme poquito dejando que la cabeza de su chota roce mi ano. Me mordía el labio pensando que hace apenas unos días la tuve así toda adentro. Pasé una mano para atrás y como podía lo pajeaba un poco mientras seguía con el roce.
- Martín: Uff amigo, como te voy a coger.
- Yo: Mmm ¿Seguro? ¿Me vas a hacer la colita de nuevo?
- Martín: Si bebé, te voy a romper bien el orto.
Me moví para los pies de la cama y hundí mi cara en sus bolas mientras lo pajeaba con una mano. Lo escuché suspirar y sabía que iba bien, lenguetueaba sus bolas peludas mientras lo pajeaba, me encantaba el olor que tenía, tan masculino, tan machito. Dejé mi lengua afuera y fui desde sus bolas hasta la cabeza de su pija. Empecé a usar mis dos manos para pajearlo mientras le pasaba la lengua en círculos en esa cabeza morada. Estuve así unos segundos y me la mandé a la boca. Subí y bajé por ese tronco hermoso, intentando babearle bien la pija y mover su pielcita con mis labios. Se ve que estaba caliente de verdad, porque apenas unos minutos después sentí que se iba tensando, cerca de acabar, ya reconocía sus movimientos.
Fui acelerando con mi boca y mi mano de a poco, sintiendo esa verga hermosa invadirme la boca, y cuando ya se me estaba cansando la mandíbula sentí que su pija se hacía todavía mas gorda. Martín se empezó a mover y sacudirse mientras chorro tras chorro iba llenándome la boca de leche. Aceleré mis movimientos mientras él seguía acabando como una bestia, no paraba, hasta que con su mano en mi cabeza me detuvo. Me saqué su pija de la boca y aproveché para tragar todo su semen; respiré profundo y cuando lo miré, él estaba con los ojos cerrados y cara de satisfecho. Sentía que había hecho bien mi tarea. Lo pude observar así desnudo, su pija todavía dura y gigante, esas bolas colgando, esas piernas fuertes. No podía esperar a que me cogiera de nuevo.
Martín se incorporó, quedando medio sentado enfrente mío. Puso una mano en mi cintura y me hizo adelantarme hasta quedarme, con cuidado, sentado en él, con mis bolas y mi cola sobre su pija. Acercó su cara a la mía y me agarró del pelo, con algo de fuerza, y acercó su boca a mi oído.
- Martín: Que bueno que seas tan tragaleche, me encanta.
Me acariciaba fuerte la cola con una mano mientras la otra la tenía en mi pelo. No sabía que hacer, sentía que no podía contestar ni moverme, él tenía el control.
- Martín: ¿Te gusta chuparme la pija?
- Yo, tímido: Sí...
- Martín: ¿Si qué?
- Yo: Que si, me gusta chuparte la pija.
- Martín: ¿Mucho te gusta?
- Yo: Si, me encanta chuparte la pija...
Me empecé a mover de a poquito sobre su verga, rozándola con mi cuerpo de adelante para atrás y alternando en círculos mientras Martín me hablaba. Su pija nunca se llegó a poner flácida del todo, y ahora estaba con fuerza de nuevo. Empecé a acariciar su cuerpo mientras me movía, estaba como montado en él pero sin tenerla adentro. Martín respiraba profundo pegado a mi oreja, se separó para escupir en su mano y llevó esa mano hasta mi ano. Se me escapó un gemido bajito cuando sentí su baba en mi cola; estuvo esparciendo su saliva y volvió a escupirse en la mano. Lo miré sin saber que iba a hacer, y de a poquito sentí que me estaba queriendo meter un dedo. No sabía si frenarlo, porque me moría de ganas por dentro pero no sabía que podía pasar.
- Yo: No, Martín, no da...
- Martín: Si que da. Va a ser un poquito nada más.
Mi calentura lo dejó ganar, no podía decirle que no. Empezó a meter una falange y yo me unía los labios con fuerza para no hacer ningún sonido. Martín se mordía el labio y tenia la piel como hirviendo. Metía y sacaba su dedo despacito, haciéndome sentir cada centímetro. Dejé mi cuerpo caer sobre el suyo, ambos acostados, quedé apoyado en su pecho mientras él me metía un dedo en la cola. Con su otra mano me agarró una nalga y me indicó que suba un poquito en su cuerpo, le hice caso y empezó a metérmelo más. Ahí sí largué un gemido, no lo pude evitar.
Cuando me di cuenta abrí los ojos bien grande y lo miré a Martín, que también tenía los ojos bien abiertos. Había dejado de prestarle atención a lo que pasaba en la pieza de al lado hacía mucho. Nos quedamos callados varios segundos, mi corazón latía a mil y notaba que el de él también. Escuchaba que estaban hablando bajito en la otra pieza, pero no sabía si por culpa de mi gemido o desde antes. Llevé una mano hacia atrás y quise sacar a Martín, pero él me dijo que no con la cabeza. Lo miré como diciéndole "¡¿pero estas loco?!" y él como respuesta movió su dedo adentro mío, apenitas. Lo quería matar, era un atrevido, pero me re calentaba. Me hacía sentir muy puta el tenerlo adentro, aunque solo fuera un dedo, y el riesgo de que nos pudieran descubrir, encima conmigo arriba de su pija y con un dedo en el culo, que debería haberme asustado, me encendía más.
Estuvimos así unos segundos, yo dejándome hacer, mientras él me acariciaba el cuerpo, en especial la cola, y su otra mano con un dedo adentro mío. Empezó a moverlo un poquito más rápido y abrí los ojos para mirarlo fijo y le pedí que no con la cabeza. Sabía que iba a gemir de nuevo si seguía así, no lo iba a poder evitar. Pero creo que a él le gustaba tenerme así, a su merced, y siguió con lo suyo. Yo aguanté y aguanté hasta que abrí los labios. Estaba por gemir y Martín me besó y mandó su dedo adentro al máximo. Mi gemido se ahogó en su boca, y nos empezamos a besar, como siempre pasaba, él invadiendo mi boca y yo acariciando su lengua. Fue un beso largo que me hizo hervir, no daba más de calentura. Él lentamente sacó su dedo de adentro mío y yo giré para quedar al lado suyo en la cama, pude respirar en paz un poco. Quedé boca arriba y Martín se giró para mi lado.
- Yo: Sos un guacho, sos re atrevido - le dije bajito.
- Martín: Te encanta... me tenés re caliente. Quiero cogerte la boquita, que antes no pude.
- Yo: ¿Estás loco? Ya nos la jugamos un montón.
- Martín: Me tenés re caliente, bebé. Mirá, tocala.
Llevó mi mano a su pija y si, estaba re caliente, durísima. La acaricié un poco y lo empecé a pajear. Seguía sin creer lo grande y gorda de esa pija, apenas me entraba en la mano, y hubiera necesitado otras tres manos mas para cubrirla entera, era una locura. Apenas unos segundos bastaron para que se me hiciera agua la boca.
- Yo: Bueno, está bien... ¿Cómo querés que hagamos?
Martín se levantó y me hizo poner de rodillas en el piso y él se quedó parado. Lo miraba desde abajo pasarme la pija por la frente, los párpados, los pómulos, los cachetes, los labios. Me agarró de la cabeza y me pasó sus bolas también por toda la cara. Yo abría la boca y lamía lo que podía. Sentía que le encantaba humillarme con el tamaño de su verga y a mi me encantaba sentirme así de humillado, o inferior quizás. No había forma de competir con esa verga. También me encantaba estar así, rindiéndole homenaje a esa poronga increíble.
Con sus manos en mi cabeza, apuntó su pija a mi boca y de a poco me la fue metiendo. Yo solo me había mojado los labios y lo dejaba hacer. Me metió la cabeza y un poquito más, la sacaba y la volvía a meter. Mi boca estaba casi el máximo de abierta para recibir tremendo pedazo de carne. De a poco fue aumentando la velocidad, y metiendo un poquito más. Saqué mis ojos de su pija y lo miré a la cara, estaba como sacado. Metió un poco más de su pija y apenas podía respirar. Le toqué las piernas para advertirle pero no me sintió. Siguió haciendo eso hasta que metió un poco más, y empecé a hacer sonidos de cuando te llega la pija a la garganta, primero no muy fuerte pero después ya no estaba tan seguro, y después de un rato era un sonido inconfundible. Sentía que estábamos haciendo bastante ruido, pero Martín me tenía de la cabeza y con su pija nunca saliendo del todo y entrándome a rápido, no podía hacer nada. Tampoco tenía muchas ganas de frenarlo, me encantaba que se ponga así de salvaje conmigo. Fue así hasta que mi boca no aguantó más y empujé un poco a Martín y él al fin decidió alejarse un poco y sacarme su pija de la garganta. Hice lo que pude para no toser fuerte, mientras Martín se hacía la paja con toda mi saliva que había quedado en su poronga.
Me llevé un dedo a la sien para decirle si estaba loco, él solo se mordía el labio, sonreía y seguía tocándose, una imagen hermosa. Le dije "Dejame a mi" y me llevé su pija a la boca y lo empecé a pajear al mismo tiempo. Me metía su cabeza a la boca y le pasaba la lengua en círculos y de la parte de abajo a la punta. Cabeceaba sobre su pija y lo pajeaba, lo sentía tensarse. Me la mandé a fondo, lo máximo que llegaba, y en eso de repente escuchamos de la pieza de al lado el rechinar de una cama y que alguien se levantaba. Nos quedamos estáticos, ni siquiera me pude sacar su pija de la boca del susto, solo nos quedamos quietos, escuchando a saber a donde iban sus pasos. Nuestra pieza estaba al lado, si venía acá no iban a ser muchos. Nos quedamos mudos y escuchamos que los pasos se alejaban. Apenas me saqué su pija de la boca Martín me habló.
- Martín: Tranca, es Lautaro que siempre va a mear antes de dormirse. Vos seguí.
- Yo: ¿Seguro?
- Martín: Si, bebé, además está puesta la traba.
- Yo: No es segura esa traba, seguro se puede abrir igual...
- Martín: Tranqui bebé, podes seguir, ahora se vuelve a acostar.
Me quedé dudando pero si, recordaba que Lautaro hacía eso. Pero podía no ser Lautaro, y sino igual podía entrar a la pieza, la traba era re trucha. Pero Martín me acarició el pelo y llevó mi cabeza hacia su pija y dejé de pensar. Volví a abrir la boca y tragar esa pija hermosa y durísima, se ve que estaba muy cerca y no quería parar. Seguí cabeceando sobre su pija y pajeandolo. Escuché que quien sea salió del baño, sus pasos se acercaban. Si me sacaba su pija de la boca igual me iban a ver arrodillado adelante de él con su pija dura, así que daba lo mismo. Seguí chupándosela y prestando atención a los pasos. Ya estaban re cerca, mi corazón latía a mil, y mientras seguía yendo y viniendo sobre su pija lo miré a los ojos. Eso se ve que le gustaba porque empezó a mover su cuerpo al ritmo de mi pete y la paja que le hacía. Ya no escuchaba los pasos, no sabía qué había pasado con eso porque mi respiración era fuerte. Martín respiraba fuerte también, quizás alguien estaba afuera de la puerta escuchándonos. No sabía que pensar y en eso siento que Martín exhala grave pero bajito, y su pija empezó a largar chorros de semen otra vez en mi garganta. Quizás alguien estaba escuchando como Martín me llenaba la boca de leche pero no me importaba nada. Chupaba, succionaba y tragaba su leche hasta que dejó de temblar.
Empecé a retomar mi respiración normal y Martín se sentó al piso conmigo, también intentando bajar. Me acerqué a su oído y le hablé bajito.
- Yo: ¿Escuchaste si alguien se acostó?
- Martín: Si... creo que si.
- Yo: ¿Seguro?
- Martín: Creo que si, sino deberíamos escuchar a alguien acostarse ahora.
Eso a él pareció tranquilizarlo, pero a mi no tanto. Igual pasó un rato largo y no se escuchó el ruido de la cama, así que seguramente tenía razón él, aunque hasta el día de hoy no estoy seguro jaja. Cuando Martín se recuperó nos acostamos, él se durmió al toque. Yo me quedé escuchando el posible ruido de la cama pero no escuché nada y me quedé dormido, con el gusto de la leche de Martín todavía en la boca.

6 comentarios - Se la chupo Martín con mis amigos cerca

cazador1960
uf como me calento, que ganas de revivir esa situacion con vos
Elefante1978
Buenisimooo. Que calentura. Me recordó algo parecido con un amigo.