Lucía y yo estamos de novios hace unos años. Somos jóvenes, empezamos a salir cuando íbamos a la secundaria. Ella vive con sus padres aún y está en segundo año del profesorado de educación física. Yo, en cambio, me emancipé a muy temprana edad, y por ende, trabajo desde chico. Por esta razón no pude estudiar una carrera, pero sí hice muchos cursos que me ayudaron a entrar a la empresa donde trabajo actualmente.
Todavía no nos planteamos vivir juntos. La idea es que ella también tenga un trabajo y me pueda ayudar con los gastos de la casa, ya que llego justo a fin de mes.
De momento, viene a casa los fines de semana, que es cuando yo estoy libre.
Por las razones que acabo de contar, no solemos salir mucho. Nuestro plan es comer algo en casa, ver alguna película y por lo general, tener sexo. Realmente es algo bastante rutinario y quizás aburrido, pero es lo que puedo ofrecer hasta que tenga algún tipo de ascenso y mejore mi salario.
De vez en cuando Lucía me invita a salir a algún barcito a tomar algo. Ella a veces hace algunos trabajos de medio tiempo y gana algo de dinero. Pero eso es todo lo que hacemos los fines de semana.
Muchas veces se queda todo el fin de semana conmigo y se va el lunes temprano, cuando yo tengo que ir a trabajar. La empresa donde yo trabajo queda de camino a la facultad en donde ella estudia, así que a veces me suele acompañar hasta la puerta y luego ella sigue viaje.
Llevábamos bastante tiempo con esta dinámica. Presentía que en algún momento nos íbamos a desgastar si seguíamos con esta rutina.
Un lunes Lucía me acompañó hasta la puerta de mi trabajo como de costumbre y antes de entrar, se abrió la puerta y salió Gastón, un compañero que trabaja en otra área. Me saludó amablemente, saludó a Lucía también y se fue al kiosco que estaba al lado. Me llamó la atención la manera en que ella lo miró. No le sacó la vista hasta que entró al kiosco. Luego me dio un beso y se fue. Cuando pasó por el kiosco, miró hacia adentro y siguió caminando.
Evidentemente le había llamado la atención Gastón, un chico bastante alto y bastante guapo, podría decirse. La verdad es que no lo conozco muy bien porque trabaja en otro sector de la empresa y no se dio la oportunidad de tener alguna charla en los pasillos.
Ese día, mientras trabajaba, me daba vueltas en la cabeza esa escena una y otra vez. Quizás me había dado un poco de celos, pero también algo de morbo. Tengamos en cuenta que Lu y yo estamos juntos desde muy chicos y no habíamos experimentado otras relaciones previamente.
Volví a casa y aún seguía dándole vueltas al asunto. Luego de unos días se me pasó y todo volvió a la normalidad.
Las siguientes semanas fueron como siempre, ella me acompañaba hasta la puerta, me daba un beso y se iba.
Hasta que un lunes, cuando llegamos, estaba Gastón en la puerta charlando con otros chicos. Como no conocía al resto, no saludé y me quedé un rato ahí afuera hablando con Lucía que, a cada rato se le escapaba la vista hacia donde estaban ellos.
Una vez que se hizo la hora, los chicos que estaban con Gastón entraron, pero él se fue hasta el kiosco. Lucía me saludó rápidamente y se dio vuelta para irse. Yo, antes de entrar, me quedé mirándola y vi que entró al kiosco también. En pocos minutos salió Gastón y luego salió ella con unas galletitas en la mano.
Una vez más, me quedé pensando en eso todo el día.
No me pude quitar de la cabeza el asunto en toda la semana.
Cuando nos vimos el siguiente fin de semana, no me aguanté y le pregunté...
Y: Amor, qué onda con Gastón, el chico de mi trabajo?
L: Cuál? No me acuerdo...
Y: Vamos! El que nos cruzamos en la entrada de la empresa, el alto...
L: Ahh, el que iba al kiosco, no?
Y: Si, ese mismo
L: Qué tiene?
Y: Vi, que no le sacabas la vista de encima
L: No, nada que ver! Solamente me llamó la atención la camisa que usaba...
Y: No me mientas! De qué color es la camisa?
L: Era negra con detalles amarillo, muy linda...
Y: La verdad es que me podés decir cualquier color que te voy a creer, porque no me acuerdo jaja
L: Si, era de ese color...
Y: Y te parece que le queda bien, además de que sea una camisa linda?
L: Emm, "sí" - dijo arrinconada. Qué te pusiste celoso?
Y: No, sólo que me llamó la atención cómo lo miraste desde la primera vez. Para mí que te gustó algo más que su camisa...
L: No, nada que ver! Estás imaginando cualquier cosa!
Le insistí un par de veces más pero me lo negó siempre. Luego me empecé a calentar un poco y comenzamos a tocarnos y a besarnos.
En pocos minutos estábamos cogiendo con desenfreno y en pleno clímax, ella me dijo gimiendo "si así te ponés cuando estás celoso, te voy a empezar a dar celos más seguido"
Yo le pregunté moviéndome con más intensidad y agarrándola del cuello "te gustaría que él te coja así de fuerte?". Y ella afirmó con la cabeza justo antes de tener un orgasmo muy fuerte. Me voló la cabeza el morbo y acabé casi al instante.
Nos quedamos abrazados exhaustos y nos dormimos en breve.
El lunes, cuando Lu me acompañó al trabajo una vez más, yo rogaba que esté ahí abajo Gastón, pero no sucedió.
A partir de ese momento no dejé de pensar en el tema y cada vez que se daba la oportunidad, le hacía saber a Lu que me calentaba imaginar que Gastón se la coja. Ella era cada vez más cómplice de esta fantasía y mientras cogíamos, me decía al oído las cosas que le haría a él.
Ya se acercaba fin de año y era costumbre que la empresa organice una fiesta con todo el personal.
Era la mejor oportunidad para que Lu pueda interactuar con él.
Cuando llegó el día de la fiesta, Lu se puso la ropa más sexy que tenía, se perfumó entera y se hizo un peinado increíble. No olvidemos que además tiene un cuerpo hermoso, ya que estudia educación física, así que ese día iba a resaltar sobre todas las chicas.
Ni bien llegamos, nos sentaron en una mesa que nos habían asignado y comenzamos a mirar dónde estaba Gastón. Hasta que vimos que estaba a dos mesas de distancia.
Con el correr de la noche, empezamos a tomar un poco demás. Lu estaba bastante desinhibida y eso podría ayudarla a acercarse a Gastón.
En un momento, Lu necesitaba ir al baño y justo tenía que pasar por el lado de él. Cuando estaba cerca, ella le esbozó una sonrisa y siguió caminando. Él le devolvió la sonrisa y luego se dio vuelta para mirarle el culo. Esa fue la señal de que nuestro objetivo había "mordido el anzuelo".
Cuando ella regresó del baño, volvió a pasar por su lado, se miraron nuevamente y sonrieron con complicidad. Luego ella se acercó a mí y me dijo al oído "andate". En ese momento me corrió un frío intenso por la espalda y mi corazón comenzó a latir a mil por hora. Me levanté, le di un beso y le dije que me contara todo luego.
Salí del salón y fui caminando en una nube. No podía creer lo que estaba sucediendo.
Pasaron varias horas y no podía pegar un ojo pensando en lo que estaba pasando en la fiesta.
Finalmente llegó a casa. Ni bien entró, le pedí que me cuente con lujo de detalle lo que había pasado.
L: Me quedé con los otros chicos y las chicas que estaban en la mesa hasta que todos salieron a bailar. Ahí me quedé sentada sola. Después de un buen rato que cruzamos miradas con Gastón, él decidió acercarse a mí mesa y dijo
G: Y tu novio?
L: Se fue a su casa ya.
G: Hey, que aburrido! Si está linda la fiesta
L: Si, pero a él no le gustan las fiestas
G: Bueno, pero por lo que veo a vos sí te gustan
L: Si, decidí quedarme un rato más, porque casi nunca salgo
G: No te dejan salir? Jaja
L: No, no es eso... es que estoy bastante ocupada los días de semana y los findes estoy muy cansada, por ende, no tengo ganas de salir
G: Pero de vez en cuando está bueno salir, para despejarse un poco y pasarla bien.
L: Si, por eso me estoy quedando, quiero pasarla bien... aunque no conozco a nadie
G: No te preocupes por eso, ahora estoy yo. "Mucho gusto, soy Gastón" - dijo y estiró la mano
L: "Soy Lucía, un gusto" - dije y le di la mano
Charlamos un ratito más y me invitó a la pista de baile.
De a poco me fui acercando a él y comenzamos a bailar bastante pegados.
Cada vez había más roces entre nosotros y un par de veces trató de besarme pero yo le lo esquivé.
Llegó un momento en que pusieron reaggeton duro y le apoyaba la cola en el bulto que se pronunciaba cada vez más. Me agarraba la cintura y yo le movía el culo descaradamente.
De un momento a otro, le dije que me iba y él, totalmente desconcertado, me pedía que me quede.
No pasó más nada. Solamente le dí mi número porque me dijo de una fiesta el próximo viernes y quería que vaya. Luego le dí un besito en la boca para dejarlo caliente y me fui.
Después del relato de Lucía, le saqué la tanga y me volví loco cuando vi lo mojada que estaba. Inmediatamente la desnudé y la cogí con mucha energía hasta que acabé intensamente.
Pasó ese fin de semana y el lunes obviamente ella me acompañó al trabajo. Cuando llegamos a la entrada, afortunadamente estaba Gastón con unos compañeros en la puerta. Mi novia y él no podían dejar de cruzar miradas cómplices. Yo me hacía el distraído y por dentro explotaba de morbo.
Se hizo la hora de entrar. Los chicos que estaban con Gastón entraron rápidamente. Él se acercó, me saludó y la saludó a Lucía, quien le devolvió el saludo muy efusivamente. No pasó más nada, Gastón y yo entramos y ella se fue a la facultad.
Cuando llega el viernes, Lucía me muestra un mensaje de Gastón indicándole la dirección de la fiesta y el horario (bastante tarde)
Obviamente ella se vistió extremadamente sensual y se despidió de mi prometiendo contarme todo a la vuelta.
Para mi, significaba no pegar un ojo nuevamente por la exitación que tenía.
Volvió a casa a eso de las 6 de la mañana. Una vez más, ni bien atravesó la puerta el pedí que me cuente todo.
L: Llegué a la fiesta y estaba Gastón con unos amigos. Me los presentó y todos me miraban con bastante deseo. Él se percató enseguida de eso y nos alejamos del grupo. Me invitó una cerveza y nos pusimos a charlar un poco. Luego trajo otra cerveza más, luego otra y otra...
Nos pusimos a bailar como el día de la fiesta de la empresa. Con mucho roce y todo muy subido de tono.
En un momento él me ofreció ir por otra cerveza y yo me acerqué a su oído y le dije "no hace falta que me emborraches, ya tengo muchas ganas de que me cojas" e inmediatamente le comí la boca.
Nos besamos con desesperación durante mucho tiempo. Nuestras manos recorrían todo nuestro cuerpo. Mi tanga estaba tan empapada que ya no tenía sentido tenerla puesta y el bulto de su pantalón en cualquier momento explotaba.
"Vamos a mi casa?"- Me pregunto al oído y yo le respondí "ya tendría que estar desnuda en tu cama". Inmediatamente me agarró de la cintura y nos fuimos del lugar casi corriendo.
No podíamos despegarnos. En cada semáforo que paraba, nos comíamos la boca y sólo nos deteníamos cuando alguien tocaba la bocina para que avancemos.
Finalmente llegamos a su casa. Como pudimos, entramos a su habitación. Él se sacó la camisa rápidamente. Yo me senté en la punta de su cama y velozmente le desabroché el pantalón. Le bajé todo de una vez y pude ver su hermosa verga. No era muy larga, pero sí muy gruesa. Estaba durísima y de su glande colgaba líquido preseminal que inmediatamente procedí a succionar. A continuación, abrí bien la boca y se la empecé a chupar con mucho deseo. Apenas podía meterme menos de la mitad de su pene en la boca, en mi mente decía "esto se va a sentir intenso". Luego Gastón me desnudó con desesperación y comenzó a besarme desde el cuello, bajó hacia mis tetas donde se quedó un rato con cada pezón y después emprendió un viaje con su lengua hacia mi vagina, pero le dije que no era necesario, quería que me penetre de una vez. Él inmediatamente se puso un condon y lentamente empezó a meterla. Es impresionante cómo una vagina se acostumbra a un tamaño de pene y luego viene otro más grande y te deja toda abierta. De todas formas fue muy placentero, porque estaba tan lubricada que sólo sentía la presión que ejercía mi vagina recibiendo su miembro. Me preguntó "estás bien?" Y le contesté "mejor que nunca, dale cogeme toda!". Gastón comenzó a moverse con fuerza y yo sentía cómo entraba y salía cada milímetros de su verga. De verdad fue muy intensa la sensación, tanto que a las pocas embestidas, tuve un orgasmo increíble. Él seguía acelerando y mi jugosa vagina se estaba amoldando a su verga.
Comenzamos a cambiar de posición. Lo monté desenfrenadamente. Hacía que su cama rechine tanto que en cualquier momento íbamos a terminar cogiendo el piso. Me la metía bien adentro y me movía con fuerza hasta que acabé nuevamente. Luego me puso las piernas en sus hombros y empezó a darme con más fuerza y por último me puse en cuatro. Me pasó la lengua por el ano reiteradas veces antes de penetrarme y luego me la metió hasta el fondo y empezó a moverse salvajemente mientras me agarraba fuerte del pelo. Yo estaba encantada, gemía a viva voz y le grité "tremenda cogida me estás dando, mi amor, me encanta!" Y él contestó "te mereces esto y mucho más!". Yo seguía alentandolo - "haceme tuya las veces que quieras, esta concha te pertenece!". Lo estaba poniendo como loco, cada vez me daba más duro. Pero de repente paró... Le pregunté qué pasaba y me dijo que se le había roto el condon y que ya lo iba a cambiar. Pero yo estaba tan caliente que le dije que se lo saque rápido y que me siga cogiendo sin nada. Él obedeció y me la metió nuevamente. "Uy, así es mucho más rico! La estoy sintiendo toda!" - continuaba arengándolo y él me daba con todo. Me la metía con tanta fuerza que seguramente después le dolieron los huevos de tanto hacerlos chocar. Yo ya estaba llegando a mi orgasmo número no sé cuánto y él ya estaba apunto de acabar, así que seguía alentandolo "si mi amor, esta conchita ahora es toda tuya, me podés coger las veces que quieras!". Él comenzó a gemir fuerte y yo le pedía que no pare hasta que finalmente acabamos juntos. Estuvo increíble!
Nos quedamos besándonos. Luego me cambié y me trajo hasta aquí...
Más tarde tengo que ir a la farmacia a buscar la "pastilla del día después" porque me llenó la concha de leche...
Luego del relato de Lu, estaba bordó de la calentura. Le saqué la tanga que estaba sucia por sus fluidos y por el semen que bajó y se la metí. Si duré 10 segundos, es mucho... Gastón la había dejado toda abierta y estaba toda mojada, seguramente por recordar lo que había hecho hace un momento... fin
Todavía no nos planteamos vivir juntos. La idea es que ella también tenga un trabajo y me pueda ayudar con los gastos de la casa, ya que llego justo a fin de mes.
De momento, viene a casa los fines de semana, que es cuando yo estoy libre.
Por las razones que acabo de contar, no solemos salir mucho. Nuestro plan es comer algo en casa, ver alguna película y por lo general, tener sexo. Realmente es algo bastante rutinario y quizás aburrido, pero es lo que puedo ofrecer hasta que tenga algún tipo de ascenso y mejore mi salario.
De vez en cuando Lucía me invita a salir a algún barcito a tomar algo. Ella a veces hace algunos trabajos de medio tiempo y gana algo de dinero. Pero eso es todo lo que hacemos los fines de semana.
Muchas veces se queda todo el fin de semana conmigo y se va el lunes temprano, cuando yo tengo que ir a trabajar. La empresa donde yo trabajo queda de camino a la facultad en donde ella estudia, así que a veces me suele acompañar hasta la puerta y luego ella sigue viaje.
Llevábamos bastante tiempo con esta dinámica. Presentía que en algún momento nos íbamos a desgastar si seguíamos con esta rutina.
Un lunes Lucía me acompañó hasta la puerta de mi trabajo como de costumbre y antes de entrar, se abrió la puerta y salió Gastón, un compañero que trabaja en otra área. Me saludó amablemente, saludó a Lucía también y se fue al kiosco que estaba al lado. Me llamó la atención la manera en que ella lo miró. No le sacó la vista hasta que entró al kiosco. Luego me dio un beso y se fue. Cuando pasó por el kiosco, miró hacia adentro y siguió caminando.
Evidentemente le había llamado la atención Gastón, un chico bastante alto y bastante guapo, podría decirse. La verdad es que no lo conozco muy bien porque trabaja en otro sector de la empresa y no se dio la oportunidad de tener alguna charla en los pasillos.
Ese día, mientras trabajaba, me daba vueltas en la cabeza esa escena una y otra vez. Quizás me había dado un poco de celos, pero también algo de morbo. Tengamos en cuenta que Lu y yo estamos juntos desde muy chicos y no habíamos experimentado otras relaciones previamente.
Volví a casa y aún seguía dándole vueltas al asunto. Luego de unos días se me pasó y todo volvió a la normalidad.
Las siguientes semanas fueron como siempre, ella me acompañaba hasta la puerta, me daba un beso y se iba.
Hasta que un lunes, cuando llegamos, estaba Gastón en la puerta charlando con otros chicos. Como no conocía al resto, no saludé y me quedé un rato ahí afuera hablando con Lucía que, a cada rato se le escapaba la vista hacia donde estaban ellos.
Una vez que se hizo la hora, los chicos que estaban con Gastón entraron, pero él se fue hasta el kiosco. Lucía me saludó rápidamente y se dio vuelta para irse. Yo, antes de entrar, me quedé mirándola y vi que entró al kiosco también. En pocos minutos salió Gastón y luego salió ella con unas galletitas en la mano.
Una vez más, me quedé pensando en eso todo el día.
No me pude quitar de la cabeza el asunto en toda la semana.
Cuando nos vimos el siguiente fin de semana, no me aguanté y le pregunté...
Y: Amor, qué onda con Gastón, el chico de mi trabajo?
L: Cuál? No me acuerdo...
Y: Vamos! El que nos cruzamos en la entrada de la empresa, el alto...
L: Ahh, el que iba al kiosco, no?
Y: Si, ese mismo
L: Qué tiene?
Y: Vi, que no le sacabas la vista de encima
L: No, nada que ver! Solamente me llamó la atención la camisa que usaba...
Y: No me mientas! De qué color es la camisa?
L: Era negra con detalles amarillo, muy linda...
Y: La verdad es que me podés decir cualquier color que te voy a creer, porque no me acuerdo jaja
L: Si, era de ese color...
Y: Y te parece que le queda bien, además de que sea una camisa linda?
L: Emm, "sí" - dijo arrinconada. Qué te pusiste celoso?
Y: No, sólo que me llamó la atención cómo lo miraste desde la primera vez. Para mí que te gustó algo más que su camisa...
L: No, nada que ver! Estás imaginando cualquier cosa!
Le insistí un par de veces más pero me lo negó siempre. Luego me empecé a calentar un poco y comenzamos a tocarnos y a besarnos.
En pocos minutos estábamos cogiendo con desenfreno y en pleno clímax, ella me dijo gimiendo "si así te ponés cuando estás celoso, te voy a empezar a dar celos más seguido"
Yo le pregunté moviéndome con más intensidad y agarrándola del cuello "te gustaría que él te coja así de fuerte?". Y ella afirmó con la cabeza justo antes de tener un orgasmo muy fuerte. Me voló la cabeza el morbo y acabé casi al instante.
Nos quedamos abrazados exhaustos y nos dormimos en breve.
El lunes, cuando Lu me acompañó al trabajo una vez más, yo rogaba que esté ahí abajo Gastón, pero no sucedió.
A partir de ese momento no dejé de pensar en el tema y cada vez que se daba la oportunidad, le hacía saber a Lu que me calentaba imaginar que Gastón se la coja. Ella era cada vez más cómplice de esta fantasía y mientras cogíamos, me decía al oído las cosas que le haría a él.
Ya se acercaba fin de año y era costumbre que la empresa organice una fiesta con todo el personal.
Era la mejor oportunidad para que Lu pueda interactuar con él.
Cuando llegó el día de la fiesta, Lu se puso la ropa más sexy que tenía, se perfumó entera y se hizo un peinado increíble. No olvidemos que además tiene un cuerpo hermoso, ya que estudia educación física, así que ese día iba a resaltar sobre todas las chicas.
Ni bien llegamos, nos sentaron en una mesa que nos habían asignado y comenzamos a mirar dónde estaba Gastón. Hasta que vimos que estaba a dos mesas de distancia.
Con el correr de la noche, empezamos a tomar un poco demás. Lu estaba bastante desinhibida y eso podría ayudarla a acercarse a Gastón.
En un momento, Lu necesitaba ir al baño y justo tenía que pasar por el lado de él. Cuando estaba cerca, ella le esbozó una sonrisa y siguió caminando. Él le devolvió la sonrisa y luego se dio vuelta para mirarle el culo. Esa fue la señal de que nuestro objetivo había "mordido el anzuelo".
Cuando ella regresó del baño, volvió a pasar por su lado, se miraron nuevamente y sonrieron con complicidad. Luego ella se acercó a mí y me dijo al oído "andate". En ese momento me corrió un frío intenso por la espalda y mi corazón comenzó a latir a mil por hora. Me levanté, le di un beso y le dije que me contara todo luego.
Salí del salón y fui caminando en una nube. No podía creer lo que estaba sucediendo.
Pasaron varias horas y no podía pegar un ojo pensando en lo que estaba pasando en la fiesta.
Finalmente llegó a casa. Ni bien entró, le pedí que me cuente con lujo de detalle lo que había pasado.
L: Me quedé con los otros chicos y las chicas que estaban en la mesa hasta que todos salieron a bailar. Ahí me quedé sentada sola. Después de un buen rato que cruzamos miradas con Gastón, él decidió acercarse a mí mesa y dijo
G: Y tu novio?
L: Se fue a su casa ya.
G: Hey, que aburrido! Si está linda la fiesta
L: Si, pero a él no le gustan las fiestas
G: Bueno, pero por lo que veo a vos sí te gustan
L: Si, decidí quedarme un rato más, porque casi nunca salgo
G: No te dejan salir? Jaja
L: No, no es eso... es que estoy bastante ocupada los días de semana y los findes estoy muy cansada, por ende, no tengo ganas de salir
G: Pero de vez en cuando está bueno salir, para despejarse un poco y pasarla bien.
L: Si, por eso me estoy quedando, quiero pasarla bien... aunque no conozco a nadie
G: No te preocupes por eso, ahora estoy yo. "Mucho gusto, soy Gastón" - dijo y estiró la mano
L: "Soy Lucía, un gusto" - dije y le di la mano
Charlamos un ratito más y me invitó a la pista de baile.
De a poco me fui acercando a él y comenzamos a bailar bastante pegados.
Cada vez había más roces entre nosotros y un par de veces trató de besarme pero yo le lo esquivé.
Llegó un momento en que pusieron reaggeton duro y le apoyaba la cola en el bulto que se pronunciaba cada vez más. Me agarraba la cintura y yo le movía el culo descaradamente.
De un momento a otro, le dije que me iba y él, totalmente desconcertado, me pedía que me quede.
No pasó más nada. Solamente le dí mi número porque me dijo de una fiesta el próximo viernes y quería que vaya. Luego le dí un besito en la boca para dejarlo caliente y me fui.
Después del relato de Lucía, le saqué la tanga y me volví loco cuando vi lo mojada que estaba. Inmediatamente la desnudé y la cogí con mucha energía hasta que acabé intensamente.
Pasó ese fin de semana y el lunes obviamente ella me acompañó al trabajo. Cuando llegamos a la entrada, afortunadamente estaba Gastón con unos compañeros en la puerta. Mi novia y él no podían dejar de cruzar miradas cómplices. Yo me hacía el distraído y por dentro explotaba de morbo.
Se hizo la hora de entrar. Los chicos que estaban con Gastón entraron rápidamente. Él se acercó, me saludó y la saludó a Lucía, quien le devolvió el saludo muy efusivamente. No pasó más nada, Gastón y yo entramos y ella se fue a la facultad.
Cuando llega el viernes, Lucía me muestra un mensaje de Gastón indicándole la dirección de la fiesta y el horario (bastante tarde)
Obviamente ella se vistió extremadamente sensual y se despidió de mi prometiendo contarme todo a la vuelta.
Para mi, significaba no pegar un ojo nuevamente por la exitación que tenía.
Volvió a casa a eso de las 6 de la mañana. Una vez más, ni bien atravesó la puerta el pedí que me cuente todo.
L: Llegué a la fiesta y estaba Gastón con unos amigos. Me los presentó y todos me miraban con bastante deseo. Él se percató enseguida de eso y nos alejamos del grupo. Me invitó una cerveza y nos pusimos a charlar un poco. Luego trajo otra cerveza más, luego otra y otra...
Nos pusimos a bailar como el día de la fiesta de la empresa. Con mucho roce y todo muy subido de tono.
En un momento él me ofreció ir por otra cerveza y yo me acerqué a su oído y le dije "no hace falta que me emborraches, ya tengo muchas ganas de que me cojas" e inmediatamente le comí la boca.
Nos besamos con desesperación durante mucho tiempo. Nuestras manos recorrían todo nuestro cuerpo. Mi tanga estaba tan empapada que ya no tenía sentido tenerla puesta y el bulto de su pantalón en cualquier momento explotaba.
"Vamos a mi casa?"- Me pregunto al oído y yo le respondí "ya tendría que estar desnuda en tu cama". Inmediatamente me agarró de la cintura y nos fuimos del lugar casi corriendo.
No podíamos despegarnos. En cada semáforo que paraba, nos comíamos la boca y sólo nos deteníamos cuando alguien tocaba la bocina para que avancemos.
Finalmente llegamos a su casa. Como pudimos, entramos a su habitación. Él se sacó la camisa rápidamente. Yo me senté en la punta de su cama y velozmente le desabroché el pantalón. Le bajé todo de una vez y pude ver su hermosa verga. No era muy larga, pero sí muy gruesa. Estaba durísima y de su glande colgaba líquido preseminal que inmediatamente procedí a succionar. A continuación, abrí bien la boca y se la empecé a chupar con mucho deseo. Apenas podía meterme menos de la mitad de su pene en la boca, en mi mente decía "esto se va a sentir intenso". Luego Gastón me desnudó con desesperación y comenzó a besarme desde el cuello, bajó hacia mis tetas donde se quedó un rato con cada pezón y después emprendió un viaje con su lengua hacia mi vagina, pero le dije que no era necesario, quería que me penetre de una vez. Él inmediatamente se puso un condon y lentamente empezó a meterla. Es impresionante cómo una vagina se acostumbra a un tamaño de pene y luego viene otro más grande y te deja toda abierta. De todas formas fue muy placentero, porque estaba tan lubricada que sólo sentía la presión que ejercía mi vagina recibiendo su miembro. Me preguntó "estás bien?" Y le contesté "mejor que nunca, dale cogeme toda!". Gastón comenzó a moverse con fuerza y yo sentía cómo entraba y salía cada milímetros de su verga. De verdad fue muy intensa la sensación, tanto que a las pocas embestidas, tuve un orgasmo increíble. Él seguía acelerando y mi jugosa vagina se estaba amoldando a su verga.
Comenzamos a cambiar de posición. Lo monté desenfrenadamente. Hacía que su cama rechine tanto que en cualquier momento íbamos a terminar cogiendo el piso. Me la metía bien adentro y me movía con fuerza hasta que acabé nuevamente. Luego me puso las piernas en sus hombros y empezó a darme con más fuerza y por último me puse en cuatro. Me pasó la lengua por el ano reiteradas veces antes de penetrarme y luego me la metió hasta el fondo y empezó a moverse salvajemente mientras me agarraba fuerte del pelo. Yo estaba encantada, gemía a viva voz y le grité "tremenda cogida me estás dando, mi amor, me encanta!" Y él contestó "te mereces esto y mucho más!". Yo seguía alentandolo - "haceme tuya las veces que quieras, esta concha te pertenece!". Lo estaba poniendo como loco, cada vez me daba más duro. Pero de repente paró... Le pregunté qué pasaba y me dijo que se le había roto el condon y que ya lo iba a cambiar. Pero yo estaba tan caliente que le dije que se lo saque rápido y que me siga cogiendo sin nada. Él obedeció y me la metió nuevamente. "Uy, así es mucho más rico! La estoy sintiendo toda!" - continuaba arengándolo y él me daba con todo. Me la metía con tanta fuerza que seguramente después le dolieron los huevos de tanto hacerlos chocar. Yo ya estaba llegando a mi orgasmo número no sé cuánto y él ya estaba apunto de acabar, así que seguía alentandolo "si mi amor, esta conchita ahora es toda tuya, me podés coger las veces que quieras!". Él comenzó a gemir fuerte y yo le pedía que no pare hasta que finalmente acabamos juntos. Estuvo increíble!
Nos quedamos besándonos. Luego me cambié y me trajo hasta aquí...
Más tarde tengo que ir a la farmacia a buscar la "pastilla del día después" porque me llenó la concha de leche...
Luego del relato de Lu, estaba bordó de la calentura. Le saqué la tanga que estaba sucia por sus fluidos y por el semen que bajó y se la metí. Si duré 10 segundos, es mucho... Gastón la había dejado toda abierta y estaba toda mojada, seguramente por recordar lo que había hecho hace un momento... fin
3 comentarios - Mi novia y mi compañero de trabajo
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