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Esclava rusa 7

Continuación de mi relato anterior: http://www.poringa.net/posts/relatos/5712459/Esclava-rusa-6.html

El claxon de un camión que pasaba a unas decenas de metros nos despertó con un susto, Alina se despegó de mis piernas con un sonido parecido al de cinta adhesiva despegándose viniendo de sus mejillas. Movió la boca y mencionó que la sentía pegajosa. En la cajuela había unas cuantas botellas de agua, usamos una cada uno, tuve que cambiarme los pantalones. Alina se ofreció a limpiar mi asiento, aclarando que era su trabajo.
A las 9:40 de la mañana ya estábamos de vuelta en el camino, Low roar sonaba y Alina se balanceaba en su asiento mientras I'll keep coming iba escalando, la canción se vio interrumpida por la llamada de un número desconocido. Al imaginar quién podría ser contesté.
-Hola.
-Hola, ¿Están Markho y Alina?
-Diga.
-Ah, bien. Disculpa la tardanza, el de registro civil nos dio algunos problemas, pidió más de lo que era. Ya le pagamos. Está hecho. Puedes buscar su registro con el mismo número de pasaporte donde quieras. ahí estará.Oficialmente es una ciudadana.
-Bien. ¿Cuanto más pidió? Te lo mando todo en cuanto compruebe que ahí se encuentra.
Parecía ser que el porcentaje había subido un 20%, no era problema, esperaba no llegar a necesitarlo.
El barco era de pasajeros, pero sabía que si le pagaba a algunos de la tripulación no revisarían el pasaporte ni la documentación de Alina y en caso de faltar los documentos sólo tenía que pagar más para que la dejaran entrar de migrante. Tenía a un contacto que había conocido por ser familiar de un amigo del trabajo, al parecer iba aconseguir boletos y a hacer lo posible por que ignoraran a la chica en los retenes migratorios. Era una apuesta arriesgada, pero para eso estaban los documentos de respaldo.
Fuera como fuera, si todo eso fallaba necesitaba que tanto la identificación de Alina como su pasaporte estuvieran registrados en migración, de ser necesario tendría que pagar por boletos de avión y los controles eran más estrictos.
El viaje fue tranquilo, Alina durmió durante un par de horas, no fue hasta que me detuve en otra gasolinera que despertó y salió detrás de mí. Comimos, bebimos y volvimos al camino.
Durante el trayecto las canciones cambiaban más frecuentemente, Alina volteaba hacia el exterior como buscando algo, parecía inquieta, llevaba callada varias horas y algo me hacía pensar que estaría así a ratos.
Nunca había visto el mar.
No me sorprendía, dado el pueblo casi  en medio del continente en el que vivía antes de ser comprada, Me preguntaba si sabría lo que eran el desierto, la selva, hielos perpetuos o incluso un valle de flores.
¿Se marearía en el mar? ¿En cuánto tiempo se adaptaría al oleaje? ¿Y si tenía mareos pero no era por el oleaje...?
Me sentí estúpido una vez más durante todo el viaje.
Tenía que explicarle sobre reproducción. No tenía idea de hasta qué punto Alina sería ignorante de algunos u otros conceptos o materias. Durante la explicación Alina parecía perderse y luego recuperar el hilo de lo que quería decir, tal vez la explicación no fuera lo suficientemente buena o concreta.
-Entonces ¿es posible que quede embarazada?
-Puede ser. Usaremos pastillas anticonceptivas.
-Entiendo...- Su rostro denotaba el esfuerzo en sus intentos de tejer la relación de lo que estaba pasando.- Haremos lo que usted diga, amo.

La llamada del doctor no me tomó por sorpresa: Alina estaba limpia. Se había ganado sus honorarios cuando me envió el escaneo de los resultados por Whatsapp.

Alina seguía inquieta, aunque ya dejaba las canciones en paz no dejaba de dar vueltas sobre su asiento para ver el exterior del auto. Seguía buscando el mar a lo lejos, no sabía que era imposible verlo desde la carretera. Algo bueno es que al menos el cielo parecía aclararse.
Poco reparaba en que la humedad del aire aumentaba y cada vez olía más a sal. Cerca del medio día unas cuantas edificaciones pequeñas se iban alzando conforme nos acercábamos a la costa. Conforme nos acercábamos más a la costa las construcciones se hacían más frecuentes, hasta el punto de encontrar algunas tiendas de autoservicio y restaurantes, un parque acuático llamó su atención y hacía que sus ojos brillaran con alegría y expectativa, lamentablemente no íbamos para allá
Detuve el auto un momento para buscar una farmacia en el mapa. Las tiendas de inflables y trajes de baño aumentaban en cantidad y colores. Compramos algunas pastillas anticonceptivas, Alina tomó una en cuanto salimos. El único hospital cercano parecía ser algo malo, pero no había otra opción antes de zarpar. 
En este punto sólo teníamos un par de horas. La idea improvisada era pagarle a un doctor para que le pusiera una inyección anticonceptiva. Tomó un poco más de lo esperado, pero finalmente tuvo la inyección. 
Sólo teníamos tres horas antes de que el barco zarpara. El brazo le dolía y lo sostenía con el otro.
-No pensé que doliera tanto...-Susurró triste.
-Lo siento, cuando estemos en el mar no habrá farmacias ni anticonceptivos... Lamento no haberte avisado, fue algo totalmente improvisado.
-No se preocupe, amo... Vamos a ver el mar.
-Sí. 
Tras una tienda dimos vuelta a la derecha y bajamos por una callejuela en la que estacioné en un costado izquierdo. Detuve el auto y le indiqué que bajara. 
Caminamos entre varios transeúntes y pasamos por un arco hacia la costa. El oleaje ya era perceptible con el oído y los murmullos lejanos de la gente aclaraban entre las callejuelas.
Caminaba lentamente mientras me tomaba de la mano casi con impaciencia, vi sus piernas de reojo y sus pupilas dilatadas viajando desde la inmensidad azul tras el camino entre dos edificios  hasta mi. Quería besarla.
Caminamos hasta la costa,  la arena grisácea contrastaba con la luz del atardecer, no eran más de la una de la tarde y ya parecían las 4. 
Alina dio algunos pasos de más. Se quedó a pocos centímetros de las piedras que dibujaban el inicio del mar, se veía casi diminuta pero su sombra alargada casi tocaba el agua. Me dejé caer sobre la arena y me senté para verla ahí, de pie contemplando la inmensidad mientras algunas gaviotas graznaban y el bullicio parecía ahogarse bajo el sonido de las olas rompiendo contra la costa.
Volteó a verme y una sonrisa brillante se le dibujaba en el rostro. Sonreí de vuelta.
-¿¡Puedo...!?
-¿Sabes nadar?-Asintió.
-Sólo no bebas el agua.
Alina Corrió hasta que el mar le zambullía los pies  y no tuvo de otra más que ir a saltos hasta la parte profunda. Su ropa terminó empapada pero parecía contenta de estar ahí. Se sumergió y la perdí de vista por un instante. Salió entre la marea y se acercó lo suficiente a la costa como para que el mar le cubriera la cintura, saludó con una mano en mi dirección, su cabello empapado pegado a su cuerpo y su ropa que ya no dejaban nada a la imaginación me hacían pensar en cómo cambiarían las cosas en el barco ¿Cambiaría algo en mi país?
Hasta ahorita reparaba en el tiempo que había pasado con ella: Sólo 3 días y medio.
No parecía muy importante pero parecía estar ganando confianza rápido, se adaptaba fácilmente a mí. En teoría ella era la persona a la que le debería confiar mi vida de ahora en adelante. Un solo error y sería un destrozo total. Tendría que desaparecer si algo salía mal ¿A donde huiría? ¿Y si la esclava se enamoraba de mí? ¿Y si conseguía otra esclava? ¿Y si ambas pasaban? ¿Cuales serían las consecuencias para eso? Sólo añadía más carga a mi cabeza mientras la veía chapotear en la costa.
Descansé sobre la arena y vi mi reloj. apenas habían pasado 20 minutos. Incluso sólo con días de conocerla... sería agradable viajar con ella a menudo.
Me levanté para acercarme más a la marea, subí mis pantalones deportivos y me arremangué la gastada chaqueta de aspecto militar. 
Me senté sobre una piedra y empecé a moldear la arena entre mis pies. Alina dejó de jugar y nadó hasta mí; boca abajo, con la marea subiéndole y bajándole la falda me veía con atención.
-¿Qué hace, amo?
-Creo que un castillo de arena. 
-No parece que le esté saliendo muy bien, se está desmoronando.
-Dicen que para que quede firme necesitas añadir azúcar. De cualquier manera sólo es entretenimiento. ¿Quieres intentarlo?
-¡Sí! -Tomé un puñado de arena y se lo lancé en el escote.- ¡EH! - gritó sorprendida mientras esperaba que el oleaje le trajera una oportunidad de represalias, al ver que tardaba sólo atinó a juntar un poco de arena en el puño y lanzármela al pecho. 
Me levanté de la roca y la cargué de la cintura, con los pies pataleaba para levantar agua y con las manos trataba de echarme a la cara. Di algunas vueltas cuando encontré el sitio perfecto y cuando la energía cinética me parecía apropiada la dejé ir. Su grito reveló su sorpresa y el chapuzón sólo hizo que la perdiera de vista. Caminé lento y pesado hacia la playa pero su mano me sostenía el pie. La sentí jalar pero era inútil, había afianzado mi pie en la arena. Tomó mi pie más flojo y de ahí logro hacerme caer. 
Cuando logré sentarme la vi arrodillada frente a mí tratando de quitarse los cabellos de la cara.
-Espera.- Puse mi mano en su cabeza- Respira- La sumergí. Bajo el agua recogí su cabello y la volví a sacar de ahí. -Ya está ¿Quieres una liga?
-Sí, por favor. -tomé su mano y de su muñeca quité una para ponérsela. 
Acaricié su mejilla.
-Vamos. Hay que secarnos, comer e ir al barco.
-Sí, amo.
-Límpiate bien la arena.
-¡Sí!... Amo.
-Dime.
-¿Algún día volveremos a la playa?
-Cuando lleguemos a casa... Luego de eso supongo que saldremos a otros lugares veremos más que solo playas, Alina.-Sus ojos se  iluminaron y su sonrisa se agrandaba con entusiasmo.
-Bien.-chilló emocionada.
Se dio otro chapuzón y salió de golpe caminando detrás de mí.

La cafetería que se encontraba a orilla del río nos dejaba ver el mar casi a placer, sólo obstruido por algunas sombrillas propias de algunos turistas. Estaba oscureciendo y las luces en las palmeras encendían. Bebíamos café mientras de fondo alguna canción rusa totalmente desconocida para mí sonaba en los altavoces del local. Alina moraba alrededor con sorpresa y expectación mientras los transeúntes y comensales hablaban tanto que sólo dejaban el distinguible murmullo de los tumultos.

Cuando nuestras prendas se secaron fuimos hasta la camioneta, que habíamos dejado estacionada algunas manzanas atrás. Encargué a Alina juntar el equipaje mientras nos dirigíamos al parque acuático que se encontraba del otro lado del río. La idea era dejar el auto ahí, pagar algo más para que la agencia de renta lo fuera a recoger y ahí terminaría todo. 
Habría que caminar con las maletas hasta el puerto, pero tampoco era la gran cosa. Después de llamar a la agencia y discutir por parte del camino con Alina caminando a mi lado finalmente aceptaron el porcentaje extra, no sin antes amenazar con meterme en su lista negra. ¿De qué servía si no iba a volver?

Sin embargo, el río no se veía lo suficientemente amplio como para albergar un crucero, estaba algo verdoso y tampoco lucía profundo.
De acuerdo a las indicaciones de mi contacto debía ir a la recepción del Naberezhnaya, un hotel a la ladera del río. 
El hombre de la recepción se comportó algo arisco hasta que mencioné las dos reservaciones para el crucero de las 6. Decidí ignorarlo el resto de la estancia en el lugar.
En el patio traser había algunas mesitas dispuestas a lo largo del río, había un ferri con el logo del hotel anclado al pequeño puerto y un amasijo de gente murmurando cosas alrededor del acceso a la embarcación.
El crucero seguía cargando suministros y por tanto el ferri tendría que esperar un par de horas más. El acceso y descenso del ferri era libre, pero era necesario mostrar el boleto. Decidí subir al ferri con Alina, ya que no quería esperar demasiado en tierra y porque necesitaba verificar su resistencia al mareo.
Tomamos un par de asientos apartados en la proa y acomodamos nuestras maletas entre nuestras piernas. El frío de la noche empezaba a notarse en Alina.
-Deberías tomar un sueter-Se arrodilló y recostó la maleta, revolvió entre sus escasas prendas y encontró un sueter que se puso inmediatamente.- Y unas licras o pantalones, la noche va a hacer frío en el recorrido, ya te cambias en el barco.
-Amo...-Comenzó mientras buscaba en la maleta.
-Marco.
-Marco...
-¿Sí?
-No me siento bien.-Me miró fijamente con las cejas arqueadas, la licra acariciaba sus muslos a medida que iba subiendo.
-¿Mareos?
-No... es más bien...-se arrodilló ante mi, sus brazos cubrieron los laterales de su rostro y murmuró algo inteligible.
-..edo de lo que hay más allá.- Le acaricié el cabello y con la otra mano la espalda. Me agaché para escucharla mejor hasta que terminamos juntos.
-Repitelo, Alina, no se te escucha bien.
-Es como si fuera a vomitar, como cuando usted va muy rápido en el auto, no sé lo que hay más allá de este punto, pensaba que sería más fácil, pero se siente como si huyera de mi hogar... Creo que tengo miedo de lo que hay más allá.-Levantó la cabeza y me miró con los ojos llorosos, la voz era un hilo y las comisuras de los labios temblaban.
-¿Cuanto tiempo estuviste en el pueblo?-La pregunta parecía confundirla.
-¿Amo?-Repetí la pregunta. Atónita sólo supo responder balbuceando- C...creo que toda mi vida... Nunca he salido.
-Es la primera vez que ves el mar, es la primera vez que ves la ciudad.-comencé con voz suave.- Nunca has visto qué hay más allá. Es normal tener miedo. ¿No lo tenías cuando te compré?-Asintió- ¿Qué cambió?
-Creo... creo que el hecho de que hablaba conmigo... de que me escuchaba...
-¿Y qué cambiaría? Seguiré aquí para ti.-Comencé.- Mira, no quiero decirte que soy lo único que tienes, pero es que soy lo único que tienes de momento. Y tú misma lo dijiste, te escucho. A pesar de que eres una esclava te trato y te doy las libertades que tiene cualquier otra persona. Yo quiero que vengas conmigo, pero no puedo obligarte.
-¿Estará ahí para mí? ¿Puedo confiar en que no me abandonará en un país desconocido?
-¿Por qué te abandonaría?-Mi mano acarició su cabeza una vez más-Todo estará bien, Alina.
-¿Me puede...?-Extendió los brazos. La abracé. -¿Todo estará bien?
-Sí, todo estará bien. -<Nada puede estar bien>

Alina se quedó dormida de rodillas abrazada a mí. Cuando el Ferri comenzó a moverse la sentí apretar mi torso con más fuerza y mi caricia parecía reconfortarla.


Fin parte 7
Siguiente parte: 

La continuación estará... No sé, jaja. Esperaba tener este relato hace semanas y...
Espero que les haya gustado. intentaré ser más constante y no dejar tan abandonada esta historia.


Esclava rusa 7

2 comentarios - Esclava rusa 7

el-fo
muy bueno, va para novela!