¡Buenas tardes amigos y seguidores de Poringa! ¿Cómo les fue en su semana? Espero que se la hayan pasado bien este Halloween, nada mejor que tener sexo con una desconocida en una fiesta de disfraces ¿cierto? jeje.
Pero bueno, espero que se hayan divertido y es turno de deleitarnos de nuevo con un relato de José y Aurora como es de costumbre jeje. La verdad estoy muy agradecido con ustedes por tanto apoyo que le han dado al relato, nunca pensé que tuviera tanto éxito, de verdad gracias.
Suficiente de tanto texto, es hora de disfrutar del relato que cada vez se pone más buena la historia entre esta chica gótica y este joven tímido.
Capítulo 5: Primera cita.
El tan ansiado día llego, sábado por la mañana, Aurora despertó temprano como de costumbre para salir a correr un rato y contemplar la salida del sol de un nuevo amanecer. José por el contrario despertó un poco más tarde, listo para tener quizás el mejor día de su vida así que se preparó demasiado; se metió abañar, se limpió muy bien el cuerpo, se afeito, se peinó minuciosamente, se puso desodorante, perfume y uso sus mejores trapos para vestir elegantemente pero sin exagerar.
En cuanto a Aurora, luego de su rutina de ejercicio de todos los sábados volvió a su casa y se metió a bañar, esta vez hizo todo lo posible para no caer en el trance al que solía entrar cada que se bañaba y aunque estuvo a punto de hacerlo varias veces se logró resistir. Al salir de su ducha paso un largo rato arreglándose, más que de costumbre, quería lucir lo mejor posible para su cita, aunque solo fuese de amistad.
Se maquillo como a José más le gustaba; es decir, con sombras negras y moradas en sus bellos ojos, labial negro, se puso un poco de rubor rojizo en sus mejillas, se puso varias cosas en el cabello para que le quedara radiante, además, se hizo rápido una sesión de manicure y pedicura. A la hora de elegir su vestuario opto por un vestido, era una prenda de una sola pieza pero bastante extravagante; no tenía tirantes lo que dejaba al descubierto sus hombros, tenía mangas largas pero de una tela que transparentaba lo que permitía ver sus brazos, una mezcla entre top y corsep que terminaba en una falda que le llegaba arriba de las rodillas y decidió llevarse sus sandalias favoritas, unas que no tenían la suela tan gruesa pues sabía que caminarían mucho por todo el centro comercial y quería estar cómoda.
Sin embargo, cuando intento salir se llevó la desagradable sorpresa de que su madre había puesto un gran candado en la puerta para que Aurora no pudiera salir, pues ya se había enterado de la cita que tendría con José.
Sra. Tamara: ¿A dónde crees que vas jovencita? –Pregunto sorprendiéndola.
Aurora: ¿Qué significa esto? –Preguntó con un gesto bastante molesto.
Sra. Tamara: No creas que no me entere de que planeas darte una escapadita con ese muchacho, así que puse este candado para evitar que salgas.
Aurora: ¡No soy un animal! Además, ya habíamos quedado que te ibas a calmar mamá, esto ya es extremo, empiezas a asustarme.
Sra. Tamara: No tolerare esas faltas de respeto Aurora, te dije que te prohibía ver de nuevo a ese muchacho y no me has hecho caso, así que tú me obligaste a esto.
Aurora: ¡Quita el candado mamá! –Grito furiosa.
Sra. Tamara: No.
Aurora: Llamare a papá y a la policía si es necesario.
Sra. Tamara: Llama a quien quieras, no creo que te hagan caso.
Aurora se fue furiosa a su habitación y azoto la puerta con rabia, su madre estaba cada día más loca y eso era notoriamente preocupante. Aurora llamo a José para comentarle del inconveniente y este propuso ir a su casa para hablar con su madre, pero ella rechazo esa idea inmediatamente pues ya sabía cómo era ella. Pensando en varias soluciones recordó que en el patio trasero de su casa hay una pared no demasiado alta, lo que le permitía trepar con ayuda de una escalera y poder escaparse para ir con José.
Aurora espero inteligentemente un despiste de su madre, cuando finalmente noto que ella estaba en la cocina haciendo de almorzar Aurora aprovecho para tomar su bolso y salir al patio trasero, rápidamente tomo las escaleras que tenía su padre apoyadas en uno de los muros del patio y la llevo hasta la pared que ella tenía pensada escalar para emprender la huida. Sin embargo, por el ruido que hizo Aurora a la hora de poner las escaleras hizo que su madre se diera cuenta.
Sra. Tamara: ¡AURORA! –Grito sorprendida.
Al escuchar el grito, la audaz chica trepo rápidamente las escaleras y por la desesperación de que su madre no la alcanzara se dejó caer del otro lado del muro, justo en la libertad. Al caer, la chica se lastimo una de sus rodillas debido a la maleza que hay detrás de su casa, pero no había tiempo para eso, ahora lo que tenía que hacer era correr a toda prisa para evitar que su madre la alcanzara. La mujer también trepo las escaleras, pero debido a la altura no se animó a saltar.
Sra. Tamara: ¡Aurora! ¡Vuelve aquí en este instante! ¡Me las vas a pagar!
Aurora salió corriendo a toda prisa pese a que su rodilla estaba sangrando producto de la herida, cuando finalmente estuvo lo más lejos posible de su casa, se paró en una casa a recuperar el aliento, tenía ganas de llorar del coraje que le hizo pasar su madre, pero sabía que si lo hacía su maquillaje sele iba a embarrar así que se aguantó las ganas.
Aurora: Mamá… estas… ¡LOCA! –Se dijo así misma.
Tras recuperarse se dirigió a una tienda para comprar unas curitas para tapar levemente su herida, después de eso se fue a una parada de camión diferente a la que ella acostumbraba tomar para evitar que su madre la sorprendiera. Cuando llego el bus ella subió y tomo asiento, acto seguido le escribió a José para darle la buena noticia de que se dirigía para su casa y que le tenía una historia que no va a poder creer.
Cuando llego a casa de José, este abrió la puerta y Aurora se abalanzo sobre él dándole un fuerte abrazo y las ganas de llorar volvieron a ella, pero de nuevo hizo un esfuerzo sobrehumano para que esto no sucediera y no se le embarrara el maquillaje que tanto se esmeró en que le quedara bien para el deleite de su mejor amigo. Sin embargo, José se dio cuenta de esto y no pudo evitar preguntar qué sucedió.
José: Si… a mí también me da mucho gusto verte, pero… ¿Qué paso?
Aurora: ¡Mi madre, eso paso!
José: Tranquila, cálmate, ya estás aquí, conmigo. –Dijo sujetándola de los hombros y viéndola fijamente a los ojos. -¿Qué te paso en la rodilla?
Aurora: Deja te cuento, pero… ¿Puedo usar tu botiquín? Por favor…
José: Claro que sí, es más, permíteme curarte esta vez, no es la primera vez que me hago un raspón y se cómo curar este tipo de heridas, mientras me cuentas lo que sucedió.
El chico se llevó a Aurora a la sala de estar y subió rápidamente a su baño para traer el botiquín, sentó a su amiga en el sillón y se arrodillo para empezara curarla, mientras que Aurora le contaba todo lo que sucedió.
José: ¿En serio tu mamá hizo eso?
Aurora: Si, cada día se está volviendo más loca, no quiere saber nada de ti para nada.
José: Honestamente, eso sí es pasarse de la raya, antes y no te encerró en tu cuarto como si fueses un perro castigado.
Aurora: Tengo miedo José…
José: No te culpo ¿Quién no lo haría en esa situación? Pero sabes… hay varios seminarios gratuitos donde puedes ir con tu madre para que ella aprenda a establecer límites, no estaría mal que la llevaran, aunque sea a fuerzas, lo digo porque con el tiempo puede desencadenar cosas peores.
Aurora: Luego me pasas la dirección de uno de esos lugares, tienes razón… hay que llevarla antes de que ahora si haga algo todavía peor.
José termino de curar y vendar la rodilla de su hermosa amiga y esta mostro su gratitud con un tierno beso en su frente. Ambos se volvieron a ver fijamente y sonrieron.
José: Si quieres no vamos a la plaza, nos quedamos aquí y vemos que hacer.
Aurora: ¡De ninguna manera! Hemos planeado esta cita toda la semana, que este obstáculo no nos impida divertirnos, merecemos eso, estuvimos trabajando duro todos estos días.
José: ¿Segura que te sientes bien?
Aurora: Muy segura, ya vámonos… esclavo.
José sonrió he hizo una reverencia, ambos jóvenes salieron de la casa de José y este pidió un taxi para que los llevara a una plaza diferente a la que habían planeado anteriormente, para de nuevo evitar que la madre de Aurora los pillara allá y se llevasen una experiencia desagradable en su primera cita como amigos.
La unidad llego y ambos subieron, emocionados por llegar, Aurora estaba lista para poner a prueba a José tal y como se lo aconsejo Paola. Cuando llegaron, José, como todo un caballero le abrió la puerta a su ama para que bajara del taxi, el chico le pago al conductor y llegaron finalmente al centro de santa fe, un enorme centro comercial con cientos de tiendas, restaurantes y cines donde uno podía pasar horas y horas recorriéndolo y no terminaría de verlo del todo.
Su primer paso fue ir al cine a ver una película y fue aquí donde Aurora se llevó su primera gran sorpresa y es que a ambos les encantaban las películas de miedo, José compro un gran combo para ver la película plácidamente con su acompañante; tres cubos grandes de palomitas, bebidas y algunas golosinas extras para que pudieran disfrutar del largometraje de miedo agusto acompañado de una buena botanita.
Aurora quiso poner a prueba a José a mitad de la película, a ella no le dan miedo las películas de terror pero fingió que sí, esto para tener un pretexto para abrazar a José de un brazo para ver cuál sería su reacción, si se incomodaba o si no hacía nada y ocurrió lo segundo, en este caso José no aparto su brazo para que Aurora pudiera abrazarlo en las escenas de miedo, de ahí en más la función fue muy entretenida. Aurora realmente casi no comió palomitas, pero en cambio José si, se podría decir que se terminó casi todo el combo él solo.
Tras finalizar la función ambos se pasearon más por el centro comercial, Aurora se llevó arrastrando a José a cuanta tienda de ropa había, esto con el fin de encontrarle un estilo a José, ya que aún no lo encontraba pues él solía vestirse de manera mezclada que lo hacía lucir fachoso a veces. Le hizo escoger varias playeras, varios pantalones y zapatos hasta que por fin en una tienda José encontró varias prendas que le llamaron la atención y tras salir del vestidor para que Aurora lo viera esta quedo encantada; era una camisa de manga larga de blanco y gris, unos pantalones negros y un cinturón de cuerpo negro que lo hacía lucir muy bien y se decidieron por comprar ese conjunto.
En cuanto a Aurora, apenas vio una tienda de cosas para la moda gótica obviamente no pudo evitar arrastrar a José dentro de ella para curiosear un poco y a ver si se compraban algo. El empleado de la tienda también era un chico gótico así que rápidamente simpatizo con Aurora al ver su vestimenta, la chica aprovecho esto para poner a prueba a José de nuevo y descubrir si era celoso o no, para ello platico un rato con el empleado sobre la moda y le pidió consejos de accesorios para ella, disimuladamente veía a José y se percató que él chico seguía revisando la tienda, no le estaba prestando realmente importancia a la charla de Aurora con el empleado de la tienda, una muy buena señal para ella.
Después de pasearse un rato más por el centro comercial, Aurora abuso de su esclavo un par de veces, por suerte, Aurora no era muy exigente y sus tareas eran fáciles de ejecutar para José; llevar sus cosas, cubrirla del sol en zonas expuestas, darle la mano a veces para que los jóvenes de su edad pensaran que eran novios y no la molestaran, entre otras cosas más, todo eso sumado le hacía pensar a José que su recompensa sería enorme.
Las cosas se pusieron interesantes a la hora de comer y es que se sentaron en un restaurante donde servían pizzas de fama por ser muy ricas, tras llegar su orden Aurora se sorprendió del enorme apetito que tenía José, pues aparte de acabarse casi tres cubetas de palomitas también se acabó casi una pizza familiar él solo.
Aurora: Que tragón eres jaja.
José: Uhmmm… lo siento ¿quieres que te pida otra cosa? Yo invito.
Aurora: No gracias, solo me sorprende que comas mucho y estés muy delgado.
José: Ah… jeje, sip… siempre he comido bastante y no subo nada de peso jaja.
Aurora: Que envidia jaja.
Después de comer José se puso de pie para dirigirse al baño, Aurora lo espero pacientemente en la mesa del restaurant y un chico aprovecho que vio a la hermosa joven sola para intentar ligarla, pero Aurora ya sabía las verdaderas intenciones de aquel tipejo y rápidamente lo rechazo, sin embargo, el chico era necio y se negaba a irse lo que hizo que Aurora mintiera diciendo que venía acompañada de su novio y cuando vio que José se aproximaba decidió simplemente irse dejando a la joven por fin en paz.
José: ¿De qué me perdí?... –Pregunto confundido.
Aurora: Nada, solo otro de mis inútiles “pretendientes”.
José: ¿Te hizo algo? -Preguntó preocupado.
Aurora: Si eso hubiera hecho ya estaría tirado en el piso jaja.
La chica estaba fascinada en su cita con José, el chico no solo era atento, también era caballeroso, educado, gracioso y extremadamente amable no solo con Aurora sino con las demás personas, además, le sumaba puntos al hecho de que no era celoso, ni agresivo y aparte tenían muchos gustos en común, tanto en películas, lectura y comida. Sin embargo, no todo era color de rosa y es que Aurora se llevó una gran sorpresa de si misma que ni ella sabía que tenía y es que si bien José no sufría de celos, ella en cambio sí y por lo visto era bastante celosa jaja.
Como muchos empleados de los locales del centro comercial eran mujeres, José tenía que interactuar con ellas para pedir ya sea comida o algún que otro recuerdito, dado a que el chico era muy amable, Aurora confundía la amabilidad con coqueteo y eso la molestaba inexplicablemente, incluso algunas veces llego a abrazar de uno de sus brazos de José delante de las chicas para que vieran que el joven tenía dueña u otras veces solo se quedaba viendo iracunda por dentro como José les sonreía a las empleadas o a veces las hacía reír con sus ocurrencias, cosa que hacían que Aurora se pusiera muy pero que muy celosa.
La gota que colmó el vaso llego cuando en un puesto de helados José le quería invitar uno a Aurora a lo que la chica acepto gustosamente, sin embargo, la cara de la chica gótica cambio al percatarse que quien atendía ese puesto era una joven casi de su edad, la mujer era de muy buen ver; piel morena, muy bella y delgada.
José pidió dos helados y rápidamente la chica comenzó a sacarle plática pues al parecer José se le hizo bastante guapo, el chico cortésmente respondió con una linda sonrisa y dándole seguimiento a la charla que inició la joven de los helados, casi ignorando a Aurora de manera muy grosera. La gótica no se quedó de brazos cruzados y se acercó a José, de nuevo sujetándole uno de sus brazos, la del puesto se dio cuenta, pero más que callarse, siguió hablando e incluso de manera más atrevida al joven, como si se tratase de un desafío, esto obviamente enfureció a Aurora.
Aurora: ¡¿Puedes darnos los helados de una vez?! ¡¿O me tengo que esperar a que terminen de besarse?! –Dijo molesta.
La chica se sorprendió y para ahorrarse problemas se dio la vuelta para preparar las golosinas congeladas, apenas les dio la espalda, Aurora, de manera muy disimulada le dio un fuerte pisotón a José en su pie derecho, lo golpeo exactamente con su talón y como las sandalias tenían la suela algo dura eso desemboco en un fuerte dolor para José.
José: ¡AUCH! ¿Qué paso? –Pregunto confundido.
Aurora solo lo miro con un rostro bastante molesto y giro la cabeza indignada, para a los pocos segundos irse del lugar dejando solo a José con la del puesto de helados, la chica del local miro extrañada a Aurora y quiso volver a charlar con José, pero este estaba más interesado en ir con su amiga, así que solo dio las gracias, pago y fue a toda prisa tras Aurora con los helados y todas las bolsas que cargaba en sus manos.
José: ¿Qué te pasa Aurora? ¿Qué hice? –Pregunto tras alcanzarla.
Aurora: Eso no se hace ¿si sabías verdad? –Respondió muy molesta.
José: ¿Qué cosa? Dime… ¿Qué hice mal ahora?
Aurora: ¡Te pusiste a coquetear con esa pendeja delante de mis narices! ¡ESO PASO!
José: ¿Qué? ¿Coquetear con ella? Claro que no lo hice, solo estaba siendo amable con ella.
Aurora: Si, como no.
José: Te lo juro, solo era amable, pero… si quieres ya no lo vuelvo a hacer, solo llego compro y me voy, si eso te pone celosa no lo haré.
Aurora: ¡Yo no estoy celosa! –Dijo mintiéndose a sí misma, pues ella sabía perfectamente que si lo estaba. –¡Solo te estoy diciendo que es muy grosero coquetear con una chica cuando vienes acompañado de una mujer, independientemente si sea tu novia o no!
José: Okay… okay… ya cálmate, no volverá a pasar, te lo prometo… -Respondió nervioso.
Aurora seguía muy molesta, pero gracias a las payasadas que hacía José con el helado, poco a poco ese rostro malhumorado se fue volviendo una tenue sonrisa que al final termino con Aurora riéndose y calmándose por fin, José había logrado calmar a su fiera y siguieron caminando juntos por el centro comercial mientras disfrutaban de su postre. Tras una larga caminata ambos se cansaron y se sentaron en una banquita de las afueras del centro comercial a charlar un poco, conociéndose todavía más y Aurora seguía llevándose varias sorpresas de José que sin saberlo, la enamoraban casa vez más y más de aquel tímido muchacho.
Sin embargo, la charla se vio interrumpida por otro idiota que intento ligar a Aurora de manera descarada, pues se sentó sin permiso y muy cerca de ella, invadiendo su espacio, lo que hizo que rápidamente se incomodara y se alejara de él para acercarse más a José, el chico al percatarse de que Aurora no venía sola le bajo de emoción y solo se presentó de manera muy informal.
Julián: Me llamo Julián ¿y ustedes?
José: Yo soy José…
Aurora no dijo nada, se quedó callada ignorando completamente al chico, pues obviamente ya sabía las malas intenciones que tenía con ella, pero aquel tipo era muy insistente en hablarle, lo que provocaba incomodidad en el ambiente. José le pidió muchas veces que por favor se retirara pues ellos querían estar solos, pero el tipo no hizo caso e incluso se puso algo agresivo contra José y si bien Aurora pudo noquearlo fácilmente de un golpe, para evitar problemas con la seguridad del centro comercial termino la discusión de una manera inteligente.
Aurora: ¿Te puedes retirar por favor? Quiero tener una charla tranquila con mi novio y no queremos a alguien más aquí, hay más mesas por allá, vete o llamare a seguridad para que te saquen a patadas.
José solo volteo a ver a Aurora confundido por cómo se refirió a él, pero rápidamente capto la indirecta y se acercó más a ella para disimular ser una pareja. Aquel tipo viendo la expresión seria y tranquila de Aurora no le quedo de otra más que darse por vencido en su patético intento de ligarla y se fue no sin antes darle un cumplido a José.
Julián: Esta muy bonita tu novia bro, felicidades.
José: ¿Novio? –Pregunto confundido.
Aurora: Muchas mujeres decimos eso cuando estamos con un amigo, por si viene un metiche a molestar nos dejen tranquilas, no te emociones jaja.
Después de una larga charla y con la puesta de sol ya aproximándose, los dos jóvenes supieron que ya era hora de partir a casa, José de nueva cuenta pidió un taxi y a la hora de recogerlos y subirse en la parte trasera del taxi, Aurora, visiblemente cansada de caminar tanto y por toda la diversión que tuvo aquel día se recostó en el hombro derecho de José para intentar dormir un poco en lo que llegaban a casa.
José no hizo nada, simplemente se acomodó mejor para que Aurora pudiera descansar después de un día de mucha aventura y diversión. El chofer, un hombre de 65 años, casado hace ya más de 30 años, un veterano del amor noto esto y tras esperar varios minutos a que Aurora se quedase dormida se aclaró la garganta para darle un cumplido a José.
Chofer: Un día divertido ¿eh joven?
José: ¿Mande?... Ah sí, jeje, estuvo bueno.
Lo que ambos ignoraban, es que Aurora seguía despierta, pero prefirió hacerse la dormida para escuchar la charla que empezó entre el chofer y su amor platónico.
Chofer: ¿Qué hicieron?
José: Pues… fuimos a ver una película, comimos algo, compramos ropa, ella compro un buen de cosas que la verdad no sé qué sean jaja y otras cosas.
Chofer: No pues a todo dar, una tarde divertida con su novia ¿eh joven?
José: Ah… no jeje… ella no es mi novia, es… solo mi mejor amiga.
Chofer: Ah perdón, es que como los vi bien pegados yo pensé que si lo eran y más ahorita que la joven se quiso dormir apoyándose en usted.
José: Ah si jeje… es medio empalagosilla, pero no, no somos novios jaja… no creo que entre ella y yo pueda haber algo serio… es mucha mujer para mí.
Chofer: Tampoco se menosprecie joven, con esa confianza ¿Cómo espera que una jovencita se fije en usted? No, usted debe ser seguro de sí mismo y tener confianza de tener la frente en alto y así mero ¡cuidado! Que tendrá a un montón de chavitas queriendo ser su novia. Míreme a mí, ya viejito, panzón y feo, pero ya llevo 37 años casado con mi mujer y no por ser modelo ni nada de eso. Una mujer que vale la pena no ve el físico sino lo que usted le pueda aportar como hombre; obviamente dinero, pero también amor, atención, que le compre sus detallitos de vez en cuando, que sea romántico. Parece dialogo de las telenovelas que ve mi vieja pero es la verdad joven, usted échele ganas, si esta joven no lo quiere seguro habrá otra que si lo haga.
Aurora escucho todo eso y sintió que el corazón se le rompía tras escuchar lo dicho por José, se enteró que su mejor amigo no tiene el valor de pedirle ser su novia, pero igual no podía juzgarlo, hacer que un hombre recupere la autoestima que nunca tuvo es una misión más que laboriosa, no importa si tu mejor amiga es la mujer más hermosa del mundo, el problema es mucho más complejo que eso. Algo que la tranquilizo es que la descripción que dio el chofer de taxi sobre lo que busca una mujer de un hombre era exactamente lo que ella esperaba de uno y esas cualidades las tenía José y todavía tenía más.
Llegaron finalmente a la casa de José y este, pensando que Aurora estaba realmente dormida no la quiso despertar, por lo que le pidió al taxista si le permitía esperar en lo que bajaba del auto a su amiga lo que el chofer acepto. José bajo primero y tras abrir la puerta de su casa se dirigió a donde Aurora para cargarla, con una de sus manos sujeto ambas corvas (la parte trasera de las rodillas) de la chica y la otra mano la coloco en la espalda alta de la gótica para llevársela entre sus brazos.
José se despidió del chofer y entro a casa alzando a Aurora, pese a que el joven no era especialmente musculoso, sí que le sobraba fuerzas para poder cargar a Aurora sin ningún problema y como ella era también de complexión delgada favorecía mucho a que José la pudiese cargar sin cansarse de más.
Aurora estaba algo temerosa y en alerta pues el escenario se veía algo tétrico; ella supuestamente dormida, la casa sola, José llevándola a quien sabe dónde a hacerle quien sabe qué, pero estaba lista para actuar de forma violenta si fuese necesario. José subió con algo de dificultad las escaleras para evitar que el cuerpo de Aurora chocase contra algún muro y la llevo directo a su habitación. Una vez ahí, José como pudo retiro las sabanas de la cama y con mucho cuidado acostó el bello cuerpo de Aurora sobre el colchón.
Una vez acostada, Aurora sintió como José tocaba sus tobillos, estaba a punto de reaccionar para evitar algo terrible, pero se dio cuenta que su amigo solo le estaba desabrochando las sandalias que llevaba puestas para descalzarla y que de esa manera pudiera descansar más cómodamente. El chico coloco ambas sandalias al lado de la cama y con cuidado cubrió el delicado cuerpo de la joven con las sábanas y tras terminar de acomodarla bien en la cama, José simplemente se marchó de la recamara.
Aurora espero unos cuantos minutos y entreabrió los ojos para ver si José ya se había ido y efectivamente, ya no estaba, había dejado la puerta entre abierta pero él chico ya no se encontraba en el dormitorio. Aurora se puso algo triste, de alguna manera deseaba que José le hubiera robado un beso aunque fuese en la mejilla, ya que ella si lo ha besado en la frente varias veces pero él en cambio nunca le ha dado un beso y más aparte lo que dijo en el taxi la hacía todavía sentirse más mal.
Su celular de repente sonó, era su padre así que ella rápidamente respondió para contarle lo que hizo su madre y también para mencionarle lo del seminario que le recomendó José. Tras platicar un rato el señor David se percató que su hija estaba muy pensativa y en su tono de voz denotaba tristeza o desanimo por lo que obviamente tuvo que preguntar.
Sr. David: ¿Qué tienes hija? ¿No te divertiste? –Pregunto.
Aurora: ¡Por supuesto que sí! Mucho, es solo que… ¿puedo preguntarte algo y juras no decírselo a mi mamá? Por favor…
Sr. David: Claro que si hija, sabes que conmigo puedes contar siempre.
Aurora procedió a explicarle, con lujo de detalle todo lo que sentía por José, desde sus dudas sobre estar enamorada de él, hasta los celos que sintió cuando lo vio platicar con otras mujeres de su edad, contando obviamente también como se conocieron. Claro que omitió las ocasiones en que se manoseaba imaginando que era José quien lo hacía por obvias razones, pero lo que si le contó bien fue lo que acababa de suceder; ella esperaba que la reacción de José fuera diferente y que le encantaría que José tomase el valor de dar el siguiente paso y pedirle ser más que una amiga.
Sr. David: Pfff… -Suspiro. –Bueno hija… por lo que me estas contando sobre José… pues parece que si estás muy enamorada de él, no creas que no lo sabíamos tu madre y yo, tal vez por eso es su reacción tan violenta cada que vas con él.
Aurora: ¡¿Lo sabían?! –Preguntó asombrada.
Sr. David: Claro, no paras de hablar de él, en las horas de comida te la pasas escribiéndote con él y cada que me cuentas que hiciste con ese muchacho veo como los ojos te empiezan a brillar y se nota tu entusiasmo cada que lo mencionas.
Aurora: ¡Ay dios! Soy una patética…
Sr. David: No lo eres hija, es normal lo que estas sintiendo, pero… por lo que me cuentas de él parece que tiene muchos problemas.
Aurora: ¿Ósea está loco?
Sr. David: Loco no, sino que tiene muchos problemas personales; tiene baja autoestima, complejos de inferioridad entre otras cosas más… tal vez por eso es que no se anima a pedirte ser su novia, aparte de que es muy pronto para eso, también seguramente tiene miedo de hacerlo, pues seguramente piensa que le dirás que no y dejaras de ser su amiga, aunque tú no pienses en eso él en su mente tan maltratada cree que lo harás.
Aurora: No sé qué hacer papá… -Dijo Aurora con ganas de llorar.
Sr. David: No llores hija, todo tiene solución… no será fácil pero imposible tampoco lo es. Lo que tienes que hacer es ayudarlo a salir de ese agujero en el que se encuentra; recomendarle ir al psicólogo a contar sus problemas, ayudarlo a mejorar su autoestima, escucharlo y darle consejos y afecto que creo que es lo que más necesita desesperadamente y si todo sale bien puede que en un futuro termine con un nuevo nuero.
Aurora: Lo haré, haría cualquier cosa por él…
Sr. David: De eso se trata el amor mi niña, no todo es besos y abrazos, también una pareja es un equipo, se ayudan y se apoyan mutuamente, aunque no lo creas, yo a veces llego del trabajo casi llorando del cansancio y tu madre siempre me da energía para levantarme al día siguiente y dar lo mejor de mí.
Aurora: No creo que mi madre esté dispuesta a apoyarme en esta situación…
Sr. David: Tiene miedo es todo, después de lo que paso con Adrián no confía en que tengas otro novio…
Aurora: ¡José no es como Adrián papá! –Exclamo interrumpiendo a su padre. –¡José nunca se atrevería a hacerme daño!
Sr. David: Esperemos que así sea, apóyalo para superar esas inseguridades, porque si decides ser su novia ahora no cambiaría nada, puede que llegue a ser posesivo y celoso por las inseguridades que tiene y el miedo constante de perderte.
Aurora: Si lo ayudare, apuesto a que él haría lo mismo por mí, él me ha apoyado con los constantes problemas que he tenido con mamá.
Sr. David: Te deseo mucha suerte hija.
Aurora termino dándole detalles a su padre sobre su ubicación y que se encontraba bien. Tras despedirse de su padre, Aurora volvió a forzar demasiado su mente sobre qué hacer, tanto fue así que poco a poco le fue ganando el sueño, de por sí ya tenía sueño desde que iban en el taxi y ahora al sobrepensar las cosas hicieron que no pudiera más. Debido al tamaño de sus pechos, Aurora no podía dormir boca abajo, solo de lado o boca arriba y en este caso escogió lo primero. Tomo una almohada que conservaba el aroma a limpio del cabello de José y la abrazo, imaginando que era el real a quien estaba abrazando y se quedó profundamente dormida.
José en cambio, desde el momento en el que dejo a Aurora en su cama se fue a la sala de estar a ver la televisión un rato, por lo que no escucho la charla que tuvo su amiga con su padre, ya que él creía que Aurora si estaba durmiendo. Sin embargo, él tenía el mismo problema que Aurora, estaba forzando demasiado su mente recordando una y otra vez lo que el taxista le dijo sobre quererse a si mismo primero antes de amar a alguien más, pensaba que tenía que mejorar su autoestima antes de pedirle a Aurora ser su novia y ese pensamiento vagaba por su mente una y otra vez.
Igual que Aurora, José pensó de más y se cansó, intento dormir en el sillón, pero este no era muy cómodo para tomar una siesta debido a que era solo de dos personas y José no cabía en él, por lo que el chico muy cansado subió a su cuarto para ver que Aurora estaba durmiendo muy plácidamente (ahora si de verdad jaja). José pensó en dormir en su silla para no molestar a Aurora, pero al no poder acomodarse decidió dormir al filo de su cama, justo a la altura donde se encontraban los pies de Aurora, lo suficientemente lejos para dejarle la cama a ella sola.
José se acostó casi con la mitad de su cuerpo fuera de la cama, pero lo hacía con el fin de que Aurora no detectara su presencia y pudiera seguir durmiendo tranquilamente. El chico se acostó dándole la espalda a la gótica y apenas se acostó también cayó en un profundo sueño para relajar su mente y cuerpo luego de un largo día de diversión, comida y sobre todo, muchas reflexiones sobre hacía donde iba el camino de ambos en su amistad.
Pasaron alrededor de 2 horas y Aurora finalmente despertó. Aun acostada, estiro su cuerpo para desentumirse, pero al hacerlo, accidentalmente pateo la cabeza de José y ella, al sentir algo raro en la cama levanto un poco la cabeza para llevarse la sorpresa de que José yacía en el borde de la cama, aun durmiendo y dándole la espalda.
Aurora lo vio por espacio de varios minutos y sintió como su corazón poco apoco iba aumentando la velocidad de sus latidos, le encantaba ver a José durmiendo, escuchar sus respiraciones tranquilas y ver como su pecho se expandía y se contraía con largas y profundas respiraciones. Aurora de nueva cuenta volvió a tragar saliva de los nervios, pero estaba decidida a hacerlo, poco a poco fue deslizando sus pies fuera de las sabanas hasta que por fin los vio; ese par de bellezas, pálidos, de hermosa forma y de uñas pintadas de negro asomándose fuera de las cobijas, listos para trabajar.
Aurora: José… José… José ¿estás dormido? –Lo llamaba en voz baja pateando suavemente su cabeza.
Al no recibir respuesta, la chica no se pudo resistir más y comenzó a acariciar muy suavemente el cabello y parte de la espalda de José con sus pies. Empezaba desde la cabeza, omitía la parte de la nuca y terminaba en la espalda, repetía el proceso una y otra vez, pasaba sus delicados dedos entre el cabello lacio de José y con toda la planta de su pie le daba sutiles caricias en su espalda, que pese a no tener mucha musculatura si era algo ancha y eso le encantaba a Aurora.
José en cambio, seguía dormido aun con los pies de Aurora paseándose por todo su cuerpo, de hecho, sentir esas caricias ayudaba a que durmiera más cómodamente pues era un suave masaje por las zonas más sensibles de su masculino cuerpo. Sin embargo, por un descuido de Aurora quien presiono de más sus suaves pies contra la espalda de José ocasiono que este cayera de la cama y por consecuencia despertarse de golpe.
Aurora rápidamente se hizo la dormida, José solo se levantó quejándose del dolor pues había caído sobre una de sus muñecas torciéndosela un poco. Aurora entonces decidió fingir que despertaba y tras estirarse nuevamente volteo a vera José para ver su reacción.
Aurora: ¿Dónde estoy? –Pregunto fingiendo confusión.
José: Ah… hola… te quedaste dormida en el taxi así que te traje a mi cuarto para que durmieras en mi cama.
Aurora: Awww… gracias, que considerado eres… ¿Qué te paso en la mano?
José: Ah… bueno yo… también me dio sueño y quise dormir, pero para no molestarte me dormí al filo de la cama, pero creo que no fue la mejor idea jeje… me caí y se me torció la muñeca.
Aurora: Lo dicho, que bruto eres jaja.
José: Jaja si lo se… espero no haberte incomodado por haber dormido muy cerca de ti.
Aurora: No para nada, no te preocupes por eso, es más, ven… déjame ayudarte a que te deje de doler la muñeca.
Aurora se acercó al borde de la cama y se sentó sobre sus piernas para tomar la mano derecha de José y empezar a darle un suave masaje en la zona donde le dolía. El chico solo se quedó mirando asombrado como las suaves y delicadas manos de Aurora masajeaban una de sus manos con tanto cuidado y delicadez y debido a que Aurora estaba sentada, le permitía al chico oler el cabello de su amiga, el cual como era de costumbre, olía bastante bien, era un aroma que hacía deleitar las fosas nasales del suertudo chico.
Tras finalizar con el masaje Aurora volteo a ver a José y este le sonrió en muestra de agradecimiento por preocuparse por él y por ser tan cuidadosa con su salud. Con el pasar de los días, la sonrisa de José había empezado a volver loca a Aurora y esta vez no fue la excepción, apenas José le lanzo esa tierna sonrisa ella no pudo evitar sentir las ganas de lanzarse sobre él y comérselo a besos, pero de nuevo, tuvo que hacer mucho esfuerzo para que eso no pasara.
Aurora: ¿Esta mejor? –Pregunto.
José: Mucho mejor… gracias jeje… insisto, deberías mejor dedicarte a la medicina.
Aurora: Tal vez lo haga… pero creo que mi mamá no me dejaría, ella siempre ha querido que yo sea diseñadora gráfica.
José: ¿Y eso quieres estudiar?
Aurora: …No.
José: Pues no lo hagas, estudia lo que más te guste a ti, si tu madre no le parece no tiene por qué ser un impedimento, esta es tu vida y tú puedes tomar tus propias decisiones y si ella no te apoya bueno… yo si lo haré.
Las palabras motivadoras de José cautivaban a la joven gótica, el solo hecho de tener al chico tan cerca de ella era suficiente para que su corazón latiera fuertemente contra su pecho.
Aurora: Gracias… eres tan bueno conmigo, no sé cómo mostrarte mi gratitud.
José: Con esa sonrisa que tienes basta y sobra jeje.
Aurora: Debe haber otra forma… ¡Ya se! El día de hoy me la pase de maravilla José, me divertí mucho y aprendí más cosas de ti… y para agradecerte tengo algo para ti.
Aurora se hinco sobre la cama, con algo de miedo miro fijamente a José y poco a poco fue bajando con su mano izquierda el top que llevaba para mostrarle a José de nuevo sus enormes amigas, cubiertas por un sostén negro, pero esta vez Aurora fue más osada, porque con su mano derecha tomo el sostén y se lo subió, permitiéndole a José ver toda la parte superior de su cuerpo desnudo.
José abrió los ojos como platos, su reacción inocente lo decía todo. El cuerpo de Aurora era simplemente perfecto, su abdomen era plano con un sexy ombligo pero sus pechos eran lo mejor sin lugar a dudas; pese a ser gigantescos no le colgaban, sino que estaban en su lugar, pálidos igual que el resto de la piel de Aurora, sus aureolas eran pequeñas y rosadas y sus pezones, también rosados y ligeramente erectos, señal de que estaba excitada.
Después de verlos por espacio de varios segundos, José prefirió voltear a ver el bello y fino rostro de Aurora quien al percatarse de la mirada picara e inocente de su mejor amigo y esclavo no pudo evitar ponerse roja de la pena y de la excitación que se estaba apoderando de ella.
Aurora: No… no me mires a mí, míralas a ellas, es tu oportunidad de verlas desnudas, no la desaproveches… -Dijo algo apenada.
José: Lo siento… -Respondió volviendo a centrar su mirada sobre ese enorme par de melones.
Aurora: ¿Te… te gustan…? –Pregunto nerviosa.
José: Este… si… por supuesto que me gustan, son hermosas…
Aurora: Yo las detesto a veces.
José: ¿Po qué? Digo ¿por qué? Ay ya sueno como menso.
Aurora: Es porque eres un menso jaja… bueno, aunque no parezca si son algo pesadas de cargar, además que obviamente por ser grandes muchos viejos asquerosos me miran por la calle o en el transporte público. Para los hombres es un lujo tener a una novia con los pechos así, pero para nosotras es un martirio, me gustaría quitármelas a veces.
José: Pues a mí me encantan… en un buen sentido claro, ya sé que al ser hombre no puedo entender cómo te sientes, pero creo que… aunque te las quitaras la gente te seguirá mirando con morbo, es lo que tenemos todos los hombres por desgracia, a veces es involuntario, ya viste que la vez en la que nos conocimos no pude evitar mirarlas, pero… ¿sabes algo? No creo que cambiar tu cuerpo sea la solución, los demás te seguirán juzgando; si eres gorda, delgada, blanca o de color igual te van a criticar, eso es lo malo de la gente.
Aurora: ¿Entonces qué hago?
José: Ignorarlos, mientras no te toquen ni abusen de tu integridad física no pasa nada, eso es pura envidia la que te tienen, la solución es ignorarlos y juntarte con personas que no te juzguen, como yo jeje…
Aurora: Por eso me encanta estar contigo… no me juzgas ni morboseas conmigo… incluso dormida, no te atreviste a hacerme daño ni a abusar de mí.
José: ¡Jamás lo haría! No me atrevería ni siquiera a levantarte la mano, aparte de que me patearías el trasero jaja, no me atrevería a hacerlo.
Aurora: Lo sé, por eso confió en ti más que en cualquier otra persona, sin contar a mi padre.
José: De tanto charlar hasta olvide que aun estas enseñando los pechos jeje…
Aurora: JAJA… yo también… tú… ¿Quisieras tocarlas? Te doy permiso. –Pregunto con la cara más roja que nunca.
José: Emm… quizás después, aun no me he ganado el privilegio de poder tocar esas bellezas.
Tras mirarse de nuevo, Aurora cubrió sus pechos nuevamente y se acostó en la cama en una posición bastante atrevida, José se asombró pero no reacciono de manera vulgar, sino que se sentó al filo de su cama dándole la espalda a Aurora quien al ver la oportunidad, volvió a masajearle la espalda a José con sus pies, no sabía el por qué, pero de alguna manera le encantaba hacerle eso y mientras Aurora trabajaba en la espalda de su amigo tuvieron otra charla sobre la madre de Aurora y fue aquí donde José hizo un comentario muy sugerente.
José: Pues si te da miedo irte… puedes quedarte aquí… no creo que a mi padres les moleste, yo puedo dormir en el suelo poniendo algunas sabanas y tu duermes en mi cama.
A Aurora le encantaba la idea, pero sabía que si aceptaba su madre perdería aún más la cordura así que con todo el dolor de su corazón, tuvo que rechazar la oferta generosamente. Tras otra plática más, Aurora estaba decidida más que nunca de que aquel chico tímido, educado y amable tenía que ser todo suyo, recordando lo que dijo su padre, estaba dispuesta en ayudar a José con sus problemas, divirtiéndose en el proceso pues lo trataría más cruelmente como su esclavo.
Aurora: Esclavo… ponte de pie y date la vuelta para que me mires. –Dijo tras terminar de acariciarle su ancha espalda con sus pies.
José rápidamente lo hizo, se paró y giro para ver a su ama aun acostada en la cama, pero esta rápidamente se puso de pie sobre la cama para lucir más alta y poderosa que José, quien la veía con esa mirada tierna e inocente a medida que se acercaba a él.
Aurora: ¿Recuerdas que te dije que te ayudaría a establecer límites y estar feliz contigo mismo?
José: Si… lo recuerdo… ama.
Aurora: Muy bien esclavo, pues empezaremos el lunes. –Dijo sujetándole el rostro con ambas manos. –A partir del lunes pasaras a ser mi esclavo a tiempo completo, me complacerás en todos mis caprichos y a cambio yo te ayudare a superar todos los problemas que tienes ahora. Tu primera tarea será pedirles a tus padres que te lleven con un terapeuta para ayudarte ¿entendido esclavo?
José: Si… entendido ama.
Aurora: Que bonito esclavo, si haces todo lo que yo te digo y me muestras ¡ahora sí! Que empiezas a cuidarte y a mejorar tu autoestima, juro que tú recompensa ira más allá de tu imaginación.
Tras verlo fijamente por espacio de unos segundos que se hicieron eternos, Aurora no se pudo resistir y tras morderse el labio inferior saco su lengua y lamio delicadamente la mejilla derecha de José, saboreando su piel morena, llevándose un dulce sabor a la boca. José se sorprendió, pero no dijo nada porque su ama no le había dado permiso.
Aurora: Mmm… que dulce eres esclavo, esto solo es el principio, tu vida como esclavo va a ser muy divertida… para mí.
Y bueno amigos, hasta aquí el relato de la semana, espero que les haya gustado, ya saben que si ese fue el caso siempre pueden darle 10 puntotes al post y seguirme para estar pendiente de cuando suba la siguiente parte de este hermoso relato (basado en hechos reales) jeje.
Que tengan una buena y caliente semana jeje.
Pero bueno, espero que se hayan divertido y es turno de deleitarnos de nuevo con un relato de José y Aurora como es de costumbre jeje. La verdad estoy muy agradecido con ustedes por tanto apoyo que le han dado al relato, nunca pensé que tuviera tanto éxito, de verdad gracias.
Suficiente de tanto texto, es hora de disfrutar del relato que cada vez se pone más buena la historia entre esta chica gótica y este joven tímido.
Capítulo 5: Primera cita.
El tan ansiado día llego, sábado por la mañana, Aurora despertó temprano como de costumbre para salir a correr un rato y contemplar la salida del sol de un nuevo amanecer. José por el contrario despertó un poco más tarde, listo para tener quizás el mejor día de su vida así que se preparó demasiado; se metió abañar, se limpió muy bien el cuerpo, se afeito, se peinó minuciosamente, se puso desodorante, perfume y uso sus mejores trapos para vestir elegantemente pero sin exagerar.
En cuanto a Aurora, luego de su rutina de ejercicio de todos los sábados volvió a su casa y se metió a bañar, esta vez hizo todo lo posible para no caer en el trance al que solía entrar cada que se bañaba y aunque estuvo a punto de hacerlo varias veces se logró resistir. Al salir de su ducha paso un largo rato arreglándose, más que de costumbre, quería lucir lo mejor posible para su cita, aunque solo fuese de amistad.
Se maquillo como a José más le gustaba; es decir, con sombras negras y moradas en sus bellos ojos, labial negro, se puso un poco de rubor rojizo en sus mejillas, se puso varias cosas en el cabello para que le quedara radiante, además, se hizo rápido una sesión de manicure y pedicura. A la hora de elegir su vestuario opto por un vestido, era una prenda de una sola pieza pero bastante extravagante; no tenía tirantes lo que dejaba al descubierto sus hombros, tenía mangas largas pero de una tela que transparentaba lo que permitía ver sus brazos, una mezcla entre top y corsep que terminaba en una falda que le llegaba arriba de las rodillas y decidió llevarse sus sandalias favoritas, unas que no tenían la suela tan gruesa pues sabía que caminarían mucho por todo el centro comercial y quería estar cómoda.
Sin embargo, cuando intento salir se llevó la desagradable sorpresa de que su madre había puesto un gran candado en la puerta para que Aurora no pudiera salir, pues ya se había enterado de la cita que tendría con José.
Sra. Tamara: ¿A dónde crees que vas jovencita? –Pregunto sorprendiéndola.
Aurora: ¿Qué significa esto? –Preguntó con un gesto bastante molesto.
Sra. Tamara: No creas que no me entere de que planeas darte una escapadita con ese muchacho, así que puse este candado para evitar que salgas.
Aurora: ¡No soy un animal! Además, ya habíamos quedado que te ibas a calmar mamá, esto ya es extremo, empiezas a asustarme.
Sra. Tamara: No tolerare esas faltas de respeto Aurora, te dije que te prohibía ver de nuevo a ese muchacho y no me has hecho caso, así que tú me obligaste a esto.
Aurora: ¡Quita el candado mamá! –Grito furiosa.
Sra. Tamara: No.
Aurora: Llamare a papá y a la policía si es necesario.
Sra. Tamara: Llama a quien quieras, no creo que te hagan caso.
Aurora se fue furiosa a su habitación y azoto la puerta con rabia, su madre estaba cada día más loca y eso era notoriamente preocupante. Aurora llamo a José para comentarle del inconveniente y este propuso ir a su casa para hablar con su madre, pero ella rechazo esa idea inmediatamente pues ya sabía cómo era ella. Pensando en varias soluciones recordó que en el patio trasero de su casa hay una pared no demasiado alta, lo que le permitía trepar con ayuda de una escalera y poder escaparse para ir con José.
Aurora espero inteligentemente un despiste de su madre, cuando finalmente noto que ella estaba en la cocina haciendo de almorzar Aurora aprovecho para tomar su bolso y salir al patio trasero, rápidamente tomo las escaleras que tenía su padre apoyadas en uno de los muros del patio y la llevo hasta la pared que ella tenía pensada escalar para emprender la huida. Sin embargo, por el ruido que hizo Aurora a la hora de poner las escaleras hizo que su madre se diera cuenta.
Sra. Tamara: ¡AURORA! –Grito sorprendida.
Al escuchar el grito, la audaz chica trepo rápidamente las escaleras y por la desesperación de que su madre no la alcanzara se dejó caer del otro lado del muro, justo en la libertad. Al caer, la chica se lastimo una de sus rodillas debido a la maleza que hay detrás de su casa, pero no había tiempo para eso, ahora lo que tenía que hacer era correr a toda prisa para evitar que su madre la alcanzara. La mujer también trepo las escaleras, pero debido a la altura no se animó a saltar.
Sra. Tamara: ¡Aurora! ¡Vuelve aquí en este instante! ¡Me las vas a pagar!
Aurora salió corriendo a toda prisa pese a que su rodilla estaba sangrando producto de la herida, cuando finalmente estuvo lo más lejos posible de su casa, se paró en una casa a recuperar el aliento, tenía ganas de llorar del coraje que le hizo pasar su madre, pero sabía que si lo hacía su maquillaje sele iba a embarrar así que se aguantó las ganas.
Aurora: Mamá… estas… ¡LOCA! –Se dijo así misma.
Tras recuperarse se dirigió a una tienda para comprar unas curitas para tapar levemente su herida, después de eso se fue a una parada de camión diferente a la que ella acostumbraba tomar para evitar que su madre la sorprendiera. Cuando llego el bus ella subió y tomo asiento, acto seguido le escribió a José para darle la buena noticia de que se dirigía para su casa y que le tenía una historia que no va a poder creer.
Cuando llego a casa de José, este abrió la puerta y Aurora se abalanzo sobre él dándole un fuerte abrazo y las ganas de llorar volvieron a ella, pero de nuevo hizo un esfuerzo sobrehumano para que esto no sucediera y no se le embarrara el maquillaje que tanto se esmeró en que le quedara bien para el deleite de su mejor amigo. Sin embargo, José se dio cuenta de esto y no pudo evitar preguntar qué sucedió.
José: Si… a mí también me da mucho gusto verte, pero… ¿Qué paso?
Aurora: ¡Mi madre, eso paso!
José: Tranquila, cálmate, ya estás aquí, conmigo. –Dijo sujetándola de los hombros y viéndola fijamente a los ojos. -¿Qué te paso en la rodilla?
Aurora: Deja te cuento, pero… ¿Puedo usar tu botiquín? Por favor…
José: Claro que sí, es más, permíteme curarte esta vez, no es la primera vez que me hago un raspón y se cómo curar este tipo de heridas, mientras me cuentas lo que sucedió.
El chico se llevó a Aurora a la sala de estar y subió rápidamente a su baño para traer el botiquín, sentó a su amiga en el sillón y se arrodillo para empezara curarla, mientras que Aurora le contaba todo lo que sucedió.
José: ¿En serio tu mamá hizo eso?
Aurora: Si, cada día se está volviendo más loca, no quiere saber nada de ti para nada.
José: Honestamente, eso sí es pasarse de la raya, antes y no te encerró en tu cuarto como si fueses un perro castigado.
Aurora: Tengo miedo José…
José: No te culpo ¿Quién no lo haría en esa situación? Pero sabes… hay varios seminarios gratuitos donde puedes ir con tu madre para que ella aprenda a establecer límites, no estaría mal que la llevaran, aunque sea a fuerzas, lo digo porque con el tiempo puede desencadenar cosas peores.
Aurora: Luego me pasas la dirección de uno de esos lugares, tienes razón… hay que llevarla antes de que ahora si haga algo todavía peor.
José termino de curar y vendar la rodilla de su hermosa amiga y esta mostro su gratitud con un tierno beso en su frente. Ambos se volvieron a ver fijamente y sonrieron.
José: Si quieres no vamos a la plaza, nos quedamos aquí y vemos que hacer.
Aurora: ¡De ninguna manera! Hemos planeado esta cita toda la semana, que este obstáculo no nos impida divertirnos, merecemos eso, estuvimos trabajando duro todos estos días.
José: ¿Segura que te sientes bien?
Aurora: Muy segura, ya vámonos… esclavo.
José sonrió he hizo una reverencia, ambos jóvenes salieron de la casa de José y este pidió un taxi para que los llevara a una plaza diferente a la que habían planeado anteriormente, para de nuevo evitar que la madre de Aurora los pillara allá y se llevasen una experiencia desagradable en su primera cita como amigos.
La unidad llego y ambos subieron, emocionados por llegar, Aurora estaba lista para poner a prueba a José tal y como se lo aconsejo Paola. Cuando llegaron, José, como todo un caballero le abrió la puerta a su ama para que bajara del taxi, el chico le pago al conductor y llegaron finalmente al centro de santa fe, un enorme centro comercial con cientos de tiendas, restaurantes y cines donde uno podía pasar horas y horas recorriéndolo y no terminaría de verlo del todo.
Su primer paso fue ir al cine a ver una película y fue aquí donde Aurora se llevó su primera gran sorpresa y es que a ambos les encantaban las películas de miedo, José compro un gran combo para ver la película plácidamente con su acompañante; tres cubos grandes de palomitas, bebidas y algunas golosinas extras para que pudieran disfrutar del largometraje de miedo agusto acompañado de una buena botanita.
Aurora quiso poner a prueba a José a mitad de la película, a ella no le dan miedo las películas de terror pero fingió que sí, esto para tener un pretexto para abrazar a José de un brazo para ver cuál sería su reacción, si se incomodaba o si no hacía nada y ocurrió lo segundo, en este caso José no aparto su brazo para que Aurora pudiera abrazarlo en las escenas de miedo, de ahí en más la función fue muy entretenida. Aurora realmente casi no comió palomitas, pero en cambio José si, se podría decir que se terminó casi todo el combo él solo.
Tras finalizar la función ambos se pasearon más por el centro comercial, Aurora se llevó arrastrando a José a cuanta tienda de ropa había, esto con el fin de encontrarle un estilo a José, ya que aún no lo encontraba pues él solía vestirse de manera mezclada que lo hacía lucir fachoso a veces. Le hizo escoger varias playeras, varios pantalones y zapatos hasta que por fin en una tienda José encontró varias prendas que le llamaron la atención y tras salir del vestidor para que Aurora lo viera esta quedo encantada; era una camisa de manga larga de blanco y gris, unos pantalones negros y un cinturón de cuerpo negro que lo hacía lucir muy bien y se decidieron por comprar ese conjunto.
En cuanto a Aurora, apenas vio una tienda de cosas para la moda gótica obviamente no pudo evitar arrastrar a José dentro de ella para curiosear un poco y a ver si se compraban algo. El empleado de la tienda también era un chico gótico así que rápidamente simpatizo con Aurora al ver su vestimenta, la chica aprovecho esto para poner a prueba a José de nuevo y descubrir si era celoso o no, para ello platico un rato con el empleado sobre la moda y le pidió consejos de accesorios para ella, disimuladamente veía a José y se percató que él chico seguía revisando la tienda, no le estaba prestando realmente importancia a la charla de Aurora con el empleado de la tienda, una muy buena señal para ella.
Después de pasearse un rato más por el centro comercial, Aurora abuso de su esclavo un par de veces, por suerte, Aurora no era muy exigente y sus tareas eran fáciles de ejecutar para José; llevar sus cosas, cubrirla del sol en zonas expuestas, darle la mano a veces para que los jóvenes de su edad pensaran que eran novios y no la molestaran, entre otras cosas más, todo eso sumado le hacía pensar a José que su recompensa sería enorme.
Las cosas se pusieron interesantes a la hora de comer y es que se sentaron en un restaurante donde servían pizzas de fama por ser muy ricas, tras llegar su orden Aurora se sorprendió del enorme apetito que tenía José, pues aparte de acabarse casi tres cubetas de palomitas también se acabó casi una pizza familiar él solo.
Aurora: Que tragón eres jaja.
José: Uhmmm… lo siento ¿quieres que te pida otra cosa? Yo invito.
Aurora: No gracias, solo me sorprende que comas mucho y estés muy delgado.
José: Ah… jeje, sip… siempre he comido bastante y no subo nada de peso jaja.
Aurora: Que envidia jaja.
Después de comer José se puso de pie para dirigirse al baño, Aurora lo espero pacientemente en la mesa del restaurant y un chico aprovecho que vio a la hermosa joven sola para intentar ligarla, pero Aurora ya sabía las verdaderas intenciones de aquel tipejo y rápidamente lo rechazo, sin embargo, el chico era necio y se negaba a irse lo que hizo que Aurora mintiera diciendo que venía acompañada de su novio y cuando vio que José se aproximaba decidió simplemente irse dejando a la joven por fin en paz.
José: ¿De qué me perdí?... –Pregunto confundido.
Aurora: Nada, solo otro de mis inútiles “pretendientes”.
José: ¿Te hizo algo? -Preguntó preocupado.
Aurora: Si eso hubiera hecho ya estaría tirado en el piso jaja.
La chica estaba fascinada en su cita con José, el chico no solo era atento, también era caballeroso, educado, gracioso y extremadamente amable no solo con Aurora sino con las demás personas, además, le sumaba puntos al hecho de que no era celoso, ni agresivo y aparte tenían muchos gustos en común, tanto en películas, lectura y comida. Sin embargo, no todo era color de rosa y es que Aurora se llevó una gran sorpresa de si misma que ni ella sabía que tenía y es que si bien José no sufría de celos, ella en cambio sí y por lo visto era bastante celosa jaja.
Como muchos empleados de los locales del centro comercial eran mujeres, José tenía que interactuar con ellas para pedir ya sea comida o algún que otro recuerdito, dado a que el chico era muy amable, Aurora confundía la amabilidad con coqueteo y eso la molestaba inexplicablemente, incluso algunas veces llego a abrazar de uno de sus brazos de José delante de las chicas para que vieran que el joven tenía dueña u otras veces solo se quedaba viendo iracunda por dentro como José les sonreía a las empleadas o a veces las hacía reír con sus ocurrencias, cosa que hacían que Aurora se pusiera muy pero que muy celosa.
La gota que colmó el vaso llego cuando en un puesto de helados José le quería invitar uno a Aurora a lo que la chica acepto gustosamente, sin embargo, la cara de la chica gótica cambio al percatarse que quien atendía ese puesto era una joven casi de su edad, la mujer era de muy buen ver; piel morena, muy bella y delgada.
José pidió dos helados y rápidamente la chica comenzó a sacarle plática pues al parecer José se le hizo bastante guapo, el chico cortésmente respondió con una linda sonrisa y dándole seguimiento a la charla que inició la joven de los helados, casi ignorando a Aurora de manera muy grosera. La gótica no se quedó de brazos cruzados y se acercó a José, de nuevo sujetándole uno de sus brazos, la del puesto se dio cuenta, pero más que callarse, siguió hablando e incluso de manera más atrevida al joven, como si se tratase de un desafío, esto obviamente enfureció a Aurora.
Aurora: ¡¿Puedes darnos los helados de una vez?! ¡¿O me tengo que esperar a que terminen de besarse?! –Dijo molesta.
La chica se sorprendió y para ahorrarse problemas se dio la vuelta para preparar las golosinas congeladas, apenas les dio la espalda, Aurora, de manera muy disimulada le dio un fuerte pisotón a José en su pie derecho, lo golpeo exactamente con su talón y como las sandalias tenían la suela algo dura eso desemboco en un fuerte dolor para José.
José: ¡AUCH! ¿Qué paso? –Pregunto confundido.
Aurora solo lo miro con un rostro bastante molesto y giro la cabeza indignada, para a los pocos segundos irse del lugar dejando solo a José con la del puesto de helados, la chica del local miro extrañada a Aurora y quiso volver a charlar con José, pero este estaba más interesado en ir con su amiga, así que solo dio las gracias, pago y fue a toda prisa tras Aurora con los helados y todas las bolsas que cargaba en sus manos.
José: ¿Qué te pasa Aurora? ¿Qué hice? –Pregunto tras alcanzarla.
Aurora: Eso no se hace ¿si sabías verdad? –Respondió muy molesta.
José: ¿Qué cosa? Dime… ¿Qué hice mal ahora?
Aurora: ¡Te pusiste a coquetear con esa pendeja delante de mis narices! ¡ESO PASO!
José: ¿Qué? ¿Coquetear con ella? Claro que no lo hice, solo estaba siendo amable con ella.
Aurora: Si, como no.
José: Te lo juro, solo era amable, pero… si quieres ya no lo vuelvo a hacer, solo llego compro y me voy, si eso te pone celosa no lo haré.
Aurora: ¡Yo no estoy celosa! –Dijo mintiéndose a sí misma, pues ella sabía perfectamente que si lo estaba. –¡Solo te estoy diciendo que es muy grosero coquetear con una chica cuando vienes acompañado de una mujer, independientemente si sea tu novia o no!
José: Okay… okay… ya cálmate, no volverá a pasar, te lo prometo… -Respondió nervioso.
Aurora seguía muy molesta, pero gracias a las payasadas que hacía José con el helado, poco a poco ese rostro malhumorado se fue volviendo una tenue sonrisa que al final termino con Aurora riéndose y calmándose por fin, José había logrado calmar a su fiera y siguieron caminando juntos por el centro comercial mientras disfrutaban de su postre. Tras una larga caminata ambos se cansaron y se sentaron en una banquita de las afueras del centro comercial a charlar un poco, conociéndose todavía más y Aurora seguía llevándose varias sorpresas de José que sin saberlo, la enamoraban casa vez más y más de aquel tímido muchacho.
Sin embargo, la charla se vio interrumpida por otro idiota que intento ligar a Aurora de manera descarada, pues se sentó sin permiso y muy cerca de ella, invadiendo su espacio, lo que hizo que rápidamente se incomodara y se alejara de él para acercarse más a José, el chico al percatarse de que Aurora no venía sola le bajo de emoción y solo se presentó de manera muy informal.
Julián: Me llamo Julián ¿y ustedes?
José: Yo soy José…
Aurora no dijo nada, se quedó callada ignorando completamente al chico, pues obviamente ya sabía las malas intenciones que tenía con ella, pero aquel tipo era muy insistente en hablarle, lo que provocaba incomodidad en el ambiente. José le pidió muchas veces que por favor se retirara pues ellos querían estar solos, pero el tipo no hizo caso e incluso se puso algo agresivo contra José y si bien Aurora pudo noquearlo fácilmente de un golpe, para evitar problemas con la seguridad del centro comercial termino la discusión de una manera inteligente.
Aurora: ¿Te puedes retirar por favor? Quiero tener una charla tranquila con mi novio y no queremos a alguien más aquí, hay más mesas por allá, vete o llamare a seguridad para que te saquen a patadas.
José solo volteo a ver a Aurora confundido por cómo se refirió a él, pero rápidamente capto la indirecta y se acercó más a ella para disimular ser una pareja. Aquel tipo viendo la expresión seria y tranquila de Aurora no le quedo de otra más que darse por vencido en su patético intento de ligarla y se fue no sin antes darle un cumplido a José.
Julián: Esta muy bonita tu novia bro, felicidades.
José: ¿Novio? –Pregunto confundido.
Aurora: Muchas mujeres decimos eso cuando estamos con un amigo, por si viene un metiche a molestar nos dejen tranquilas, no te emociones jaja.
Después de una larga charla y con la puesta de sol ya aproximándose, los dos jóvenes supieron que ya era hora de partir a casa, José de nueva cuenta pidió un taxi y a la hora de recogerlos y subirse en la parte trasera del taxi, Aurora, visiblemente cansada de caminar tanto y por toda la diversión que tuvo aquel día se recostó en el hombro derecho de José para intentar dormir un poco en lo que llegaban a casa.
José no hizo nada, simplemente se acomodó mejor para que Aurora pudiera descansar después de un día de mucha aventura y diversión. El chofer, un hombre de 65 años, casado hace ya más de 30 años, un veterano del amor noto esto y tras esperar varios minutos a que Aurora se quedase dormida se aclaró la garganta para darle un cumplido a José.
Chofer: Un día divertido ¿eh joven?
José: ¿Mande?... Ah sí, jeje, estuvo bueno.
Lo que ambos ignoraban, es que Aurora seguía despierta, pero prefirió hacerse la dormida para escuchar la charla que empezó entre el chofer y su amor platónico.
Chofer: ¿Qué hicieron?
José: Pues… fuimos a ver una película, comimos algo, compramos ropa, ella compro un buen de cosas que la verdad no sé qué sean jaja y otras cosas.
Chofer: No pues a todo dar, una tarde divertida con su novia ¿eh joven?
José: Ah… no jeje… ella no es mi novia, es… solo mi mejor amiga.
Chofer: Ah perdón, es que como los vi bien pegados yo pensé que si lo eran y más ahorita que la joven se quiso dormir apoyándose en usted.
José: Ah si jeje… es medio empalagosilla, pero no, no somos novios jaja… no creo que entre ella y yo pueda haber algo serio… es mucha mujer para mí.
Chofer: Tampoco se menosprecie joven, con esa confianza ¿Cómo espera que una jovencita se fije en usted? No, usted debe ser seguro de sí mismo y tener confianza de tener la frente en alto y así mero ¡cuidado! Que tendrá a un montón de chavitas queriendo ser su novia. Míreme a mí, ya viejito, panzón y feo, pero ya llevo 37 años casado con mi mujer y no por ser modelo ni nada de eso. Una mujer que vale la pena no ve el físico sino lo que usted le pueda aportar como hombre; obviamente dinero, pero también amor, atención, que le compre sus detallitos de vez en cuando, que sea romántico. Parece dialogo de las telenovelas que ve mi vieja pero es la verdad joven, usted échele ganas, si esta joven no lo quiere seguro habrá otra que si lo haga.
Aurora escucho todo eso y sintió que el corazón se le rompía tras escuchar lo dicho por José, se enteró que su mejor amigo no tiene el valor de pedirle ser su novia, pero igual no podía juzgarlo, hacer que un hombre recupere la autoestima que nunca tuvo es una misión más que laboriosa, no importa si tu mejor amiga es la mujer más hermosa del mundo, el problema es mucho más complejo que eso. Algo que la tranquilizo es que la descripción que dio el chofer de taxi sobre lo que busca una mujer de un hombre era exactamente lo que ella esperaba de uno y esas cualidades las tenía José y todavía tenía más.
Llegaron finalmente a la casa de José y este, pensando que Aurora estaba realmente dormida no la quiso despertar, por lo que le pidió al taxista si le permitía esperar en lo que bajaba del auto a su amiga lo que el chofer acepto. José bajo primero y tras abrir la puerta de su casa se dirigió a donde Aurora para cargarla, con una de sus manos sujeto ambas corvas (la parte trasera de las rodillas) de la chica y la otra mano la coloco en la espalda alta de la gótica para llevársela entre sus brazos.
José se despidió del chofer y entro a casa alzando a Aurora, pese a que el joven no era especialmente musculoso, sí que le sobraba fuerzas para poder cargar a Aurora sin ningún problema y como ella era también de complexión delgada favorecía mucho a que José la pudiese cargar sin cansarse de más.
Aurora estaba algo temerosa y en alerta pues el escenario se veía algo tétrico; ella supuestamente dormida, la casa sola, José llevándola a quien sabe dónde a hacerle quien sabe qué, pero estaba lista para actuar de forma violenta si fuese necesario. José subió con algo de dificultad las escaleras para evitar que el cuerpo de Aurora chocase contra algún muro y la llevo directo a su habitación. Una vez ahí, José como pudo retiro las sabanas de la cama y con mucho cuidado acostó el bello cuerpo de Aurora sobre el colchón.
Una vez acostada, Aurora sintió como José tocaba sus tobillos, estaba a punto de reaccionar para evitar algo terrible, pero se dio cuenta que su amigo solo le estaba desabrochando las sandalias que llevaba puestas para descalzarla y que de esa manera pudiera descansar más cómodamente. El chico coloco ambas sandalias al lado de la cama y con cuidado cubrió el delicado cuerpo de la joven con las sábanas y tras terminar de acomodarla bien en la cama, José simplemente se marchó de la recamara.
Aurora espero unos cuantos minutos y entreabrió los ojos para ver si José ya se había ido y efectivamente, ya no estaba, había dejado la puerta entre abierta pero él chico ya no se encontraba en el dormitorio. Aurora se puso algo triste, de alguna manera deseaba que José le hubiera robado un beso aunque fuese en la mejilla, ya que ella si lo ha besado en la frente varias veces pero él en cambio nunca le ha dado un beso y más aparte lo que dijo en el taxi la hacía todavía sentirse más mal.
Su celular de repente sonó, era su padre así que ella rápidamente respondió para contarle lo que hizo su madre y también para mencionarle lo del seminario que le recomendó José. Tras platicar un rato el señor David se percató que su hija estaba muy pensativa y en su tono de voz denotaba tristeza o desanimo por lo que obviamente tuvo que preguntar.
Sr. David: ¿Qué tienes hija? ¿No te divertiste? –Pregunto.
Aurora: ¡Por supuesto que sí! Mucho, es solo que… ¿puedo preguntarte algo y juras no decírselo a mi mamá? Por favor…
Sr. David: Claro que si hija, sabes que conmigo puedes contar siempre.
Aurora procedió a explicarle, con lujo de detalle todo lo que sentía por José, desde sus dudas sobre estar enamorada de él, hasta los celos que sintió cuando lo vio platicar con otras mujeres de su edad, contando obviamente también como se conocieron. Claro que omitió las ocasiones en que se manoseaba imaginando que era José quien lo hacía por obvias razones, pero lo que si le contó bien fue lo que acababa de suceder; ella esperaba que la reacción de José fuera diferente y que le encantaría que José tomase el valor de dar el siguiente paso y pedirle ser más que una amiga.
Sr. David: Pfff… -Suspiro. –Bueno hija… por lo que me estas contando sobre José… pues parece que si estás muy enamorada de él, no creas que no lo sabíamos tu madre y yo, tal vez por eso es su reacción tan violenta cada que vas con él.
Aurora: ¡¿Lo sabían?! –Preguntó asombrada.
Sr. David: Claro, no paras de hablar de él, en las horas de comida te la pasas escribiéndote con él y cada que me cuentas que hiciste con ese muchacho veo como los ojos te empiezan a brillar y se nota tu entusiasmo cada que lo mencionas.
Aurora: ¡Ay dios! Soy una patética…
Sr. David: No lo eres hija, es normal lo que estas sintiendo, pero… por lo que me cuentas de él parece que tiene muchos problemas.
Aurora: ¿Ósea está loco?
Sr. David: Loco no, sino que tiene muchos problemas personales; tiene baja autoestima, complejos de inferioridad entre otras cosas más… tal vez por eso es que no se anima a pedirte ser su novia, aparte de que es muy pronto para eso, también seguramente tiene miedo de hacerlo, pues seguramente piensa que le dirás que no y dejaras de ser su amiga, aunque tú no pienses en eso él en su mente tan maltratada cree que lo harás.
Aurora: No sé qué hacer papá… -Dijo Aurora con ganas de llorar.
Sr. David: No llores hija, todo tiene solución… no será fácil pero imposible tampoco lo es. Lo que tienes que hacer es ayudarlo a salir de ese agujero en el que se encuentra; recomendarle ir al psicólogo a contar sus problemas, ayudarlo a mejorar su autoestima, escucharlo y darle consejos y afecto que creo que es lo que más necesita desesperadamente y si todo sale bien puede que en un futuro termine con un nuevo nuero.
Aurora: Lo haré, haría cualquier cosa por él…
Sr. David: De eso se trata el amor mi niña, no todo es besos y abrazos, también una pareja es un equipo, se ayudan y se apoyan mutuamente, aunque no lo creas, yo a veces llego del trabajo casi llorando del cansancio y tu madre siempre me da energía para levantarme al día siguiente y dar lo mejor de mí.
Aurora: No creo que mi madre esté dispuesta a apoyarme en esta situación…
Sr. David: Tiene miedo es todo, después de lo que paso con Adrián no confía en que tengas otro novio…
Aurora: ¡José no es como Adrián papá! –Exclamo interrumpiendo a su padre. –¡José nunca se atrevería a hacerme daño!
Sr. David: Esperemos que así sea, apóyalo para superar esas inseguridades, porque si decides ser su novia ahora no cambiaría nada, puede que llegue a ser posesivo y celoso por las inseguridades que tiene y el miedo constante de perderte.
Aurora: Si lo ayudare, apuesto a que él haría lo mismo por mí, él me ha apoyado con los constantes problemas que he tenido con mamá.
Sr. David: Te deseo mucha suerte hija.
Aurora termino dándole detalles a su padre sobre su ubicación y que se encontraba bien. Tras despedirse de su padre, Aurora volvió a forzar demasiado su mente sobre qué hacer, tanto fue así que poco a poco le fue ganando el sueño, de por sí ya tenía sueño desde que iban en el taxi y ahora al sobrepensar las cosas hicieron que no pudiera más. Debido al tamaño de sus pechos, Aurora no podía dormir boca abajo, solo de lado o boca arriba y en este caso escogió lo primero. Tomo una almohada que conservaba el aroma a limpio del cabello de José y la abrazo, imaginando que era el real a quien estaba abrazando y se quedó profundamente dormida.
José en cambio, desde el momento en el que dejo a Aurora en su cama se fue a la sala de estar a ver la televisión un rato, por lo que no escucho la charla que tuvo su amiga con su padre, ya que él creía que Aurora si estaba durmiendo. Sin embargo, él tenía el mismo problema que Aurora, estaba forzando demasiado su mente recordando una y otra vez lo que el taxista le dijo sobre quererse a si mismo primero antes de amar a alguien más, pensaba que tenía que mejorar su autoestima antes de pedirle a Aurora ser su novia y ese pensamiento vagaba por su mente una y otra vez.
Igual que Aurora, José pensó de más y se cansó, intento dormir en el sillón, pero este no era muy cómodo para tomar una siesta debido a que era solo de dos personas y José no cabía en él, por lo que el chico muy cansado subió a su cuarto para ver que Aurora estaba durmiendo muy plácidamente (ahora si de verdad jaja). José pensó en dormir en su silla para no molestar a Aurora, pero al no poder acomodarse decidió dormir al filo de su cama, justo a la altura donde se encontraban los pies de Aurora, lo suficientemente lejos para dejarle la cama a ella sola.
José se acostó casi con la mitad de su cuerpo fuera de la cama, pero lo hacía con el fin de que Aurora no detectara su presencia y pudiera seguir durmiendo tranquilamente. El chico se acostó dándole la espalda a la gótica y apenas se acostó también cayó en un profundo sueño para relajar su mente y cuerpo luego de un largo día de diversión, comida y sobre todo, muchas reflexiones sobre hacía donde iba el camino de ambos en su amistad.
Pasaron alrededor de 2 horas y Aurora finalmente despertó. Aun acostada, estiro su cuerpo para desentumirse, pero al hacerlo, accidentalmente pateo la cabeza de José y ella, al sentir algo raro en la cama levanto un poco la cabeza para llevarse la sorpresa de que José yacía en el borde de la cama, aun durmiendo y dándole la espalda.
Aurora lo vio por espacio de varios minutos y sintió como su corazón poco apoco iba aumentando la velocidad de sus latidos, le encantaba ver a José durmiendo, escuchar sus respiraciones tranquilas y ver como su pecho se expandía y se contraía con largas y profundas respiraciones. Aurora de nueva cuenta volvió a tragar saliva de los nervios, pero estaba decidida a hacerlo, poco a poco fue deslizando sus pies fuera de las sabanas hasta que por fin los vio; ese par de bellezas, pálidos, de hermosa forma y de uñas pintadas de negro asomándose fuera de las cobijas, listos para trabajar.
Aurora: José… José… José ¿estás dormido? –Lo llamaba en voz baja pateando suavemente su cabeza.
Al no recibir respuesta, la chica no se pudo resistir más y comenzó a acariciar muy suavemente el cabello y parte de la espalda de José con sus pies. Empezaba desde la cabeza, omitía la parte de la nuca y terminaba en la espalda, repetía el proceso una y otra vez, pasaba sus delicados dedos entre el cabello lacio de José y con toda la planta de su pie le daba sutiles caricias en su espalda, que pese a no tener mucha musculatura si era algo ancha y eso le encantaba a Aurora.
José en cambio, seguía dormido aun con los pies de Aurora paseándose por todo su cuerpo, de hecho, sentir esas caricias ayudaba a que durmiera más cómodamente pues era un suave masaje por las zonas más sensibles de su masculino cuerpo. Sin embargo, por un descuido de Aurora quien presiono de más sus suaves pies contra la espalda de José ocasiono que este cayera de la cama y por consecuencia despertarse de golpe.
Aurora rápidamente se hizo la dormida, José solo se levantó quejándose del dolor pues había caído sobre una de sus muñecas torciéndosela un poco. Aurora entonces decidió fingir que despertaba y tras estirarse nuevamente volteo a vera José para ver su reacción.
Aurora: ¿Dónde estoy? –Pregunto fingiendo confusión.
José: Ah… hola… te quedaste dormida en el taxi así que te traje a mi cuarto para que durmieras en mi cama.
Aurora: Awww… gracias, que considerado eres… ¿Qué te paso en la mano?
José: Ah… bueno yo… también me dio sueño y quise dormir, pero para no molestarte me dormí al filo de la cama, pero creo que no fue la mejor idea jeje… me caí y se me torció la muñeca.
Aurora: Lo dicho, que bruto eres jaja.
José: Jaja si lo se… espero no haberte incomodado por haber dormido muy cerca de ti.
Aurora: No para nada, no te preocupes por eso, es más, ven… déjame ayudarte a que te deje de doler la muñeca.
Aurora se acercó al borde de la cama y se sentó sobre sus piernas para tomar la mano derecha de José y empezar a darle un suave masaje en la zona donde le dolía. El chico solo se quedó mirando asombrado como las suaves y delicadas manos de Aurora masajeaban una de sus manos con tanto cuidado y delicadez y debido a que Aurora estaba sentada, le permitía al chico oler el cabello de su amiga, el cual como era de costumbre, olía bastante bien, era un aroma que hacía deleitar las fosas nasales del suertudo chico.
Tras finalizar con el masaje Aurora volteo a ver a José y este le sonrió en muestra de agradecimiento por preocuparse por él y por ser tan cuidadosa con su salud. Con el pasar de los días, la sonrisa de José había empezado a volver loca a Aurora y esta vez no fue la excepción, apenas José le lanzo esa tierna sonrisa ella no pudo evitar sentir las ganas de lanzarse sobre él y comérselo a besos, pero de nuevo, tuvo que hacer mucho esfuerzo para que eso no pasara.
Aurora: ¿Esta mejor? –Pregunto.
José: Mucho mejor… gracias jeje… insisto, deberías mejor dedicarte a la medicina.
Aurora: Tal vez lo haga… pero creo que mi mamá no me dejaría, ella siempre ha querido que yo sea diseñadora gráfica.
José: ¿Y eso quieres estudiar?
Aurora: …No.
José: Pues no lo hagas, estudia lo que más te guste a ti, si tu madre no le parece no tiene por qué ser un impedimento, esta es tu vida y tú puedes tomar tus propias decisiones y si ella no te apoya bueno… yo si lo haré.
Las palabras motivadoras de José cautivaban a la joven gótica, el solo hecho de tener al chico tan cerca de ella era suficiente para que su corazón latiera fuertemente contra su pecho.
Aurora: Gracias… eres tan bueno conmigo, no sé cómo mostrarte mi gratitud.
José: Con esa sonrisa que tienes basta y sobra jeje.
Aurora: Debe haber otra forma… ¡Ya se! El día de hoy me la pase de maravilla José, me divertí mucho y aprendí más cosas de ti… y para agradecerte tengo algo para ti.
Aurora se hinco sobre la cama, con algo de miedo miro fijamente a José y poco a poco fue bajando con su mano izquierda el top que llevaba para mostrarle a José de nuevo sus enormes amigas, cubiertas por un sostén negro, pero esta vez Aurora fue más osada, porque con su mano derecha tomo el sostén y se lo subió, permitiéndole a José ver toda la parte superior de su cuerpo desnudo.
José abrió los ojos como platos, su reacción inocente lo decía todo. El cuerpo de Aurora era simplemente perfecto, su abdomen era plano con un sexy ombligo pero sus pechos eran lo mejor sin lugar a dudas; pese a ser gigantescos no le colgaban, sino que estaban en su lugar, pálidos igual que el resto de la piel de Aurora, sus aureolas eran pequeñas y rosadas y sus pezones, también rosados y ligeramente erectos, señal de que estaba excitada.
Después de verlos por espacio de varios segundos, José prefirió voltear a ver el bello y fino rostro de Aurora quien al percatarse de la mirada picara e inocente de su mejor amigo y esclavo no pudo evitar ponerse roja de la pena y de la excitación que se estaba apoderando de ella.
Aurora: No… no me mires a mí, míralas a ellas, es tu oportunidad de verlas desnudas, no la desaproveches… -Dijo algo apenada.
José: Lo siento… -Respondió volviendo a centrar su mirada sobre ese enorme par de melones.
Aurora: ¿Te… te gustan…? –Pregunto nerviosa.
José: Este… si… por supuesto que me gustan, son hermosas…
Aurora: Yo las detesto a veces.
José: ¿Po qué? Digo ¿por qué? Ay ya sueno como menso.
Aurora: Es porque eres un menso jaja… bueno, aunque no parezca si son algo pesadas de cargar, además que obviamente por ser grandes muchos viejos asquerosos me miran por la calle o en el transporte público. Para los hombres es un lujo tener a una novia con los pechos así, pero para nosotras es un martirio, me gustaría quitármelas a veces.
José: Pues a mí me encantan… en un buen sentido claro, ya sé que al ser hombre no puedo entender cómo te sientes, pero creo que… aunque te las quitaras la gente te seguirá mirando con morbo, es lo que tenemos todos los hombres por desgracia, a veces es involuntario, ya viste que la vez en la que nos conocimos no pude evitar mirarlas, pero… ¿sabes algo? No creo que cambiar tu cuerpo sea la solución, los demás te seguirán juzgando; si eres gorda, delgada, blanca o de color igual te van a criticar, eso es lo malo de la gente.
Aurora: ¿Entonces qué hago?
José: Ignorarlos, mientras no te toquen ni abusen de tu integridad física no pasa nada, eso es pura envidia la que te tienen, la solución es ignorarlos y juntarte con personas que no te juzguen, como yo jeje…
Aurora: Por eso me encanta estar contigo… no me juzgas ni morboseas conmigo… incluso dormida, no te atreviste a hacerme daño ni a abusar de mí.
José: ¡Jamás lo haría! No me atrevería ni siquiera a levantarte la mano, aparte de que me patearías el trasero jaja, no me atrevería a hacerlo.
Aurora: Lo sé, por eso confió en ti más que en cualquier otra persona, sin contar a mi padre.
José: De tanto charlar hasta olvide que aun estas enseñando los pechos jeje…
Aurora: JAJA… yo también… tú… ¿Quisieras tocarlas? Te doy permiso. –Pregunto con la cara más roja que nunca.
José: Emm… quizás después, aun no me he ganado el privilegio de poder tocar esas bellezas.
Tras mirarse de nuevo, Aurora cubrió sus pechos nuevamente y se acostó en la cama en una posición bastante atrevida, José se asombró pero no reacciono de manera vulgar, sino que se sentó al filo de su cama dándole la espalda a Aurora quien al ver la oportunidad, volvió a masajearle la espalda a José con sus pies, no sabía el por qué, pero de alguna manera le encantaba hacerle eso y mientras Aurora trabajaba en la espalda de su amigo tuvieron otra charla sobre la madre de Aurora y fue aquí donde José hizo un comentario muy sugerente.
José: Pues si te da miedo irte… puedes quedarte aquí… no creo que a mi padres les moleste, yo puedo dormir en el suelo poniendo algunas sabanas y tu duermes en mi cama.
A Aurora le encantaba la idea, pero sabía que si aceptaba su madre perdería aún más la cordura así que con todo el dolor de su corazón, tuvo que rechazar la oferta generosamente. Tras otra plática más, Aurora estaba decidida más que nunca de que aquel chico tímido, educado y amable tenía que ser todo suyo, recordando lo que dijo su padre, estaba dispuesta en ayudar a José con sus problemas, divirtiéndose en el proceso pues lo trataría más cruelmente como su esclavo.
Aurora: Esclavo… ponte de pie y date la vuelta para que me mires. –Dijo tras terminar de acariciarle su ancha espalda con sus pies.
José rápidamente lo hizo, se paró y giro para ver a su ama aun acostada en la cama, pero esta rápidamente se puso de pie sobre la cama para lucir más alta y poderosa que José, quien la veía con esa mirada tierna e inocente a medida que se acercaba a él.
Aurora: ¿Recuerdas que te dije que te ayudaría a establecer límites y estar feliz contigo mismo?
José: Si… lo recuerdo… ama.
Aurora: Muy bien esclavo, pues empezaremos el lunes. –Dijo sujetándole el rostro con ambas manos. –A partir del lunes pasaras a ser mi esclavo a tiempo completo, me complacerás en todos mis caprichos y a cambio yo te ayudare a superar todos los problemas que tienes ahora. Tu primera tarea será pedirles a tus padres que te lleven con un terapeuta para ayudarte ¿entendido esclavo?
José: Si… entendido ama.
Aurora: Que bonito esclavo, si haces todo lo que yo te digo y me muestras ¡ahora sí! Que empiezas a cuidarte y a mejorar tu autoestima, juro que tú recompensa ira más allá de tu imaginación.
Tras verlo fijamente por espacio de unos segundos que se hicieron eternos, Aurora no se pudo resistir y tras morderse el labio inferior saco su lengua y lamio delicadamente la mejilla derecha de José, saboreando su piel morena, llevándose un dulce sabor a la boca. José se sorprendió, pero no dijo nada porque su ama no le había dado permiso.
Aurora: Mmm… que dulce eres esclavo, esto solo es el principio, tu vida como esclavo va a ser muy divertida… para mí.
Y bueno amigos, hasta aquí el relato de la semana, espero que les haya gustado, ya saben que si ese fue el caso siempre pueden darle 10 puntotes al post y seguirme para estar pendiente de cuando suba la siguiente parte de este hermoso relato (basado en hechos reales) jeje.
Que tengan una buena y caliente semana jeje.
1 comentarios - 5. La gótica y el tímido.