Cuando el tipo escuchó a mi hija llegar al departamento me hizo una seña para que no haga ruido y lo vi salir de mi cuarto, dejándome atada a la cama y cerrando la puerta detrás de el. Mi corazón me latía en el pecho y mi mente me conjuraba imágenes horribles de cómo podía estar abordando o atacando a mi hija, sin que yo pudiera hacer nada. Ya de por si yo me sentía cansada y débil después de las dos veces que ese monstruo me había cogido. Y ya había tironeado y jalado tanto de las ataduras que me estaba empezando a lastimar las muñecas y los tobillos, para colmo no había logrado aflojar las ataduras, mucho menos poder zafarme. Hice mi mejor esfuerzo para intentar calmarme. Cerré los ojos en intenté escuchar que podría estar pasando.
Pensé que iba a escuchar a mi hija gritar de la sorpresa de encontrarse a ese tipo en casa, o que la iba a escuchar forcejear, o al tipo puteándola o algo, algún ruido de pelea... pero no llegaba a escuchar nada, lo que me pareció extrañísimo. O se la había llevado fuera del departamento, o el tipo se había escondido y Alicia no lo había visto todavía o de alguna manera mi hija estaba manejando la situación lo mejor posible y no se había producido un forcejeo. La duda y la angustia por saber me carcomía mientras seguía haciendo el esfuerzo de calmarme e intentar escuchar.
Luego de un par de minutos nada mas que me parecieron horas, vi que la puerta de mi dormitorio se abría y los vi entrar a los dos. El tipo la tenía sujetada a Alicia fuerte desde atrás y con la otra mano le estaba tapando firmemente la boca para callarla. Tuve un pequeño alivio al ver que aparentemente mi hija estaba bien y él no la había cortado, golpeado o lastimado. Los dos me miraron, Alicia bastante sorprendida de verme asi en mi estado, desnuda y atada a la cama. Lo escuché hablar al tipo con la cara medio detrás de la cabeza de Alicia.
"Te portás bien o terminás asi como tu vieja. 'Tamo de acuerdo, pendeja?", le dijo.
Alicia me miró un par de segundos y asintió fuertemente.
"Ya le eché un buen par de guascasos a la puta de tu vieja, pero a vo' te puedo hacer el favor también, me oíste? Asi que tranquilita y no me haga' nada de ruido...", le dijo a lo que Alicia también asintió. El tipo me miró a mi y me habló, "Decile a la pendeja que no se retobe, que se quede tranquilita y no le va a pasar nada..."
Yo no podía hablar, todavía tenía la boca llena de la media enrollada que me puso. Tratando de ponerle el mejor significado que pude a mi expresión, la miré a los ojos a Alicia un momento tratando de suplicarle con los ojos que no hiciera nada y esté tranquila. Mi hija me miró y pareció entender, asintiéndome suave. Por suerte dentro de todo la veía sin ninguna herida, un poco asustada naturalmente por toda la situación, pero bastante tranquila y llevando las cosas bien, sin resistirse.
El tipo me mantuvo la mirada a mi, pero le habló a Alicia, "Vo' sabe' la clave del cajero de ustede'?", le preguntó. Alicia me miró como buscando aprobación y yo le asentí. Lo que menos me preocupaba ahora era que me saque el dinero. El cajero tiene un límite de extracción, lo que sea que nos pudiera sacar de ahi en ese momento era lo de menos. Me preocupaba que Alicia estuviera bien. Le asentí y ella luego de unos segundos de pensarlo tambíen le asintió al tipo.
"Bueno, 'tonce vamo' a hacer asi," dijo el tipo, "Pendeja vo' te vení' conmigo al cajero y me saca' toda la guita... tu vieja se queda aca tranquilita. Si no te me hace' la picante, si hace' caso y no me hace' problema... despue' te veni' para aca, la desatas y listo... se entiende?".
Alicia asintió y el tipo siguió, "Y si te me hace' la conchuda... si te pone' a gritar en el banco, llamas a la policía o te hace' la guanaca...", el tipo me miró a mi, "Mami a la nena me la llevo yo y te juro que no la ve' nunca ma'..."
Yo quise gritar algo pero la media que tenía en la boca me ahogó todo. El tipo se rió, "Seh... tu mamá entiende, ve'?", le dijo a Alicia, "Te veni' a vivi' con nosotro' lo vago'... sabe' la cantida' de pija que vas a proba', pendeja? La vas a pasa' bien...", le dijo y con una mano le estrujó uno de los pechitos a Alicia por encima de su chomba del colegio. Ella negó fuerte con la cabeza, tratando de decirle que no iba a hacer nada. "Bueh, dale vamo'. Marchando, dale... vo' quedate acá, eh? No te me vaya' a ningún lado...", me miró y se rió.
Nos miramos unos segundos con Alicia en silencio, yo de nuevo tratando de suplicarle con la mirada que no hiciera nada, tratando de comunicarle sin palabras que hiciera todo lo que el tipo le decía, que si quería el dinero que se lo de, que no se resista... pareció entenderme. O al menos eso quería creer yo.
Los escuché abrir la puerta del departamento e irse. De repente me quedé sola, desnuda y atada en mi propia cama, con una media llenándome la boca que ya la tenía por demás reseca. Y tratando en vano de calmar a mi cabeza, haciendo lo imposible para apartar todas las imágenes que me venían a la cabeza de Alicia en manos de éste tipo y vaya a saber quién mas. Rogaba por dentro que Alicia no se resista, que haga todo lo que le pedía y que vuelva rápido, sana, salva y sola. Que todo ésto se termine de una vez. Lo que me había pasado a mi, pensaba, ya pasó y ya fue. Por desagradable que sea, con tal que Alicia estuviera bien... me bancaba eso y mas aun.
La mente me empezó a dar vueltas, en la soledad y el silencio del departamento y me encontré sin quererlo pensando y revisitando lo que me había pasado. Con cierto asco y angustia me di cuenta, mientras las imágenes y las sensaciones de todo lo que me había hecho éste tipo me invadían la cabeza, que hasta cierto punto me había gustado. Esto solamente se lo dije a mi terapeuta, mucho tiempo después, y nadie lo sabe. Por supuesto que no disfruté la situación. Y mucho menos el abuso y los golpes de mi violador. Ni hablar de cuando ya llegó Alicia y la desesperación que me agarró en ese momento. Nada de eso lo disfruté ni son cosas disfrutables. Pero siendo honesta conmigo misma, una parte de mi, una parte mas grande de lo que yo pensaba o estaba lista para admitir, si había disfrutado aunque sea tan sólo físicamente el ser cogida por ese villero.
En el silencio de mi departamento y sin poder hacer otra cosa mas que esperar y tratar de no pensar en cómo la estaría pasando Alicia, me sinceré conmigo misma. Había una parte de mi que lo disfrutó, una parte que yo ni sabía que existía hasta que se produjo ésta situación. Si, siendo honesta conmigo misma, disfruté como el tipo me manoseó en la ducha. Si, también había disfrutado en mamarle la verga bajo la ducha. No era tiempo para engañarme, lo había disfrutado. Y claro, por supuesto también había disfrutado cuando antes de atarme se me echó encima, me penetró y me cogió. A quién iba a engañar? Yo había acabado junto con el. Por mas que no lo haya hecho evidente, por mas que no haya gemido mi orgasmo fuerte, yo lo tuve y sabía que lo tuve. Fuerte, dulce y sólo para mi. Solo para adentro. Había acabado junto con el cuando sentí como me llenaba de su pija dura, hasta el fondo de mi, y la sensación de su leche caliente en mi interior. La segunda violación anal que me hizo, esa no la disfruté, realmente me dolió y no la pasé bien, pero yo sabía que si hubiese sido nada mas un poco distinto... si el tipo quizás no hubiese sido tan brusco, tan bruto, estaba segura que también lo hubiese disfrutado. Me quedé con los ojos abiertos mirando el techo. Pensando. Que decía todo eso de mi?
Que clase de mujer era, que había disfrutado tanto lo que pasó, de la forma que había pasado? Tanto extrañaba mi cuerpo el toque y la sensación de un hombre que, sólo y por motu propio, había decidido obviar toda la situación y dedicarse a disfrutar el ser abusado y violado asi de esa manera? Había algo mal conmigo, en mi cabeza? Nunca antes había tenido fantasías de ser violada y, por suerte, nunca antes en mi vida me había pasado de estar en una situación asi. Ahora me daba cuenta que esa parte de mi existía? Y siempre estuvo dentro mío?
Pensando en todo eso en silencio el tiempo pasó, hasta que oí de nuevo las llaves en la puerta del departamento y el ruido de la puerta abríendo y cerrándose. Giré la cabeza para ver el reloj y ya había pasado una hora y media desde que el tipo se había llevado a Alicia. Suspiré de alivio. Alicia había vuelto, quería decir que ella hizo que el tipo le dijo, había sacado algo de plata de nuestra cuenta y el tipo cumplió su palabra y la dejó volver. No puedo explicar el alivio que sentí como madre en ese momento.
Sin embargo el corazón me dió un salto cuando vi entrar a mi cuarto, no a Alicia, sino a dos tipos que no conocía, también sucios y con pinta de villeros o cartoneros. Por instinto me empezé a sacudir y a querer zafarme de las ataduras sin éxito, tratando de gritar sin mucho volumen gracias a la media en mi boca. Los dos me miraron en mi desnudez, viendo como me sacudía y retorcía en la cama y se quedaron mirándome un rato largo, ahi parados sin hacer nada, hasta que yo sola me cansé de mis propios intentos de liberarme y me relajé, tratando de recuperar el aire por la nariz. El que estaba mas cerca se acercó y se sentó en la cama a mi lado, mientras que el otro seguía mirándome parado a los pies de la cama.
El que se sentó me miró un momento y me puso una mano en el hombro. No me apretó ni me empujó contra la cama. Fue una mano suave, como para calmarme? Al menos lo interpreté asi. Nos miramos mientras me calmaba y finalmente me dijo, con un tono suave pero decidido. Hablaba bien, no parecía uno de éstos villeros rasposos ni hablaba con ese tono.
"Quiero que hablemos," me dijo, "Pero necesito saber que si yo te saco la media de la boca no vas a empezar a gritar. Y también me gustaría desatarte para que hablemos mejor, pero necesito saber que no vas a ponerte agresiva.", me dijo mirándome, "Quedate tranquila que no te vamos a hacer nada, te lo prometo."
Yo lo miré, tratando de estudiarlo un poco. Me sonó honesto. En mi estado, atada y desnuda, estaba a la merced de cualquiera. Me podrían haber empezado a hacer cualquier cosa, pero no lo hicieron y éste tipo me estaba hablando bien. Yo lo pensé un momento y le asentí con la cabeza.
El me asintió también, "Bueno. Confío en vos. Si no cumplís tu palabra... pensá que somos dos, okey? Pensá que vas a hacer y si vale la pena."
Me sacó la media de la boca y yo empezé a respirar fuerte por la boca y a toser seco. Tenía la mandíbula agarrotada de tanto tenerla extendida. "Carlos, traele un poco de agua porfa...", lo escuché decir al tipo mientras yo tosía. El otro desapareció y volvió con un vaso de agua. El que me había hablado me lo acercó con cuidado a la boca y me dió de tomar. Me sentía como que había estado perdida en el desierto por semanas y éstos eran los primeros tragos de agua que había conseguido. Fue una sensación tan reconfortante que me cambió el ánimo enseguida y me calmó bastante. Es increíble lo que logra un poco de agua cuando una está sedienta. Me tomé todo el vaso mientras los dos me empezaron a desatar las muñecas y los tobillos, lo cual les costó bastante. El que me había atado y violado no estaba pero me había atado demasiado bien y fuerte. Finalmente lo lograron y yo me senté en la cama, intentando cubrir mi desnudez con la sábana mientras me frotaba la piel donde me habían atado y los miraba a éstos dos desconocidos en mi habitación, ahora ya me daba bastante miedo la situación.
"Estás mejor?", me preguntó el que estaba sentado.
Yo le asentí, "Donde está mi hija?"
"Tu hija está bien, está en la cocina con otro de los pibes que la está cuidando. Nadie le hizo nada, quedate tranquila.", me dijo el tipo seriamente, "Pero la quiero tener ahi hasta que podamos hablar."
No me pregunten por que, no sabría decirles, pero le creí lo que me dijo. No tuve ninguna duda que ésto era asi, "Necesito ir al baño", le dije.
"Si, claro", me dijo, "Carlos te acompaña. No vas a ir sola."
El tipo se levantó de la cama, me ayudó a levantarme cubierta con la sábana y el otro que le decía Carlos me acompañó al baño. En el camino pude escuchar la voz de Alicia desde la cocina, que intercambiaba algunas palabras con alguien mas. No se si le estaría dando algo de comer a algún otro de éstos o que, pero ya escuchar la voz de mi hija me dió un alivio enorme. Carlos se metió conmigo al baño y se quedó ahi mientras yo me senté y también con mucho alivio comencé a orinar. Realmente no me importó que el tipo estuviera ahi conmigo. Ya me habían visto desnuda y ya seguramente sabrían que había sido violada por su compinche. Ya habíamos pasado el punto de sentir verguenza. Lo que si noté era que Carlos no me sacaba la vista de encima en ningún momento y realmente me miraba con bastante hambre en los ojos.
Luego volvimios a mi habitación y me senté en la cama. El que me había hablado seguía ahi sentado también en la cama.
"Estás mejor?", me preguntó de nuevo. Yo le asentí y el siguió, "Yo soy Martín. El que te hizo... bueno, ya nos contó lo que te hizo... a ese le decimos Chapita."
"Me vas a decir que está pasando y que quieren?", le pregunté. No entendía nada de la situación. Cuando los vi entrar a éstos dos a mi habitación pensé que me iban a violar de nuevo, pero evidentemente estaba pasando algo completamente distinto que yo no entendía.
"Mirá, nosotros somos de la calle, sabés? No te voy a decir donde paramos porque no queremos problemas, pero paramos aca cerca. En el barrio.", me dijo, "Andamos con el Chapita y con algunos otros, pero somos distintos. No te voy a pedir que lo disculpes por lo que hizo porque no se puede disculpar eso... pero entendé que Chapita tiene la cabeza quemada. Escabia y se droga mucho. Nosotros no."
"Esta bien," le dije, "Pero que quieren? Que hacen aca?"
"Eso te quería explicar," comenzó, "Hace un rato estabamos ahi donde paramos y de repente cae el Chapita con tu hija. Nos contó todo lo que pasó, todo lo que te hizo. Dijo que se había llevado a la nena de aca al banco, la hizo sacar plata de tu cuenta, todo eso... pero que en vez de largarla y que vuelva para aca la llevo ahi donde paramos para que... bueh, para que la violemos entre todos."
El corazón se me hundió en el pecho y luego de un momento junte fuerzas para preguntar. "Pará... entonces...."
"No, quedate tranquila.", me dijo Martín, "No somos de esos. Carlos y yo los paramos a los otros vagos. No se hacen esas cosas."
"Mirá que ganas no les faltaban a los otros pibes, eh.", acotó Carlos que estaba parado al pie de la cama pero también se sentó al decir eso.
"Si, la verdad es que casi nos vamos a las manos pero bueno, nadie le hizo nada. Después preguntale a tu hija y vas a ver que es asi. Con los nenes y las nenas no se jode.", dijo Martín.
Yo suspiré aliviada, "Bueno... gracias... no se cómo agradecerles lo que hicieron. Le salvaron la vida a mi hija."
"Por supuesto, olvidate. Todo bien.", dijo Carlos.
"Pero que quieren? Por que están aca? Y por que no ... digo.. ya está, no? Se van a ir?", pregunté un poco temerosa, "Quiero ver a mi hija. Todo bien, pero quiero que se vayan y quiero quedarme con mi hija... por favor."
"Vinimos por un par de cosas", dijo Martín, "... primero ésto", lo vi meterse la mano en el bolsillo y sacó un pequeño fajo de billetes, el cual me lo extendió. "Esto es lo que Chapita te robó de la cuenta, del cajero. Te lo quería devolver. No se si está todo pero es lo que lo obligué a darme."
Yo tomé los billetes y los vi. No tenía forma de saber si era todo lo que nos había sacado de la cuenta porque ni sabía cuánto había sacado. Igual no importaba. Yo lo miré a Martín, sorprendida por el gesto. El notó mi confusión y me dijo, "Lo que te hizo está mal y ésto también. Asi que tomá lo que es tuyo."
Yo asentí y le agradecí, "Muchas gracias... es un lindo gesto. Te agradezco. Les agradezco."
Vi como Martín me miró un momento y tomó un poco de aire para hablar, "Mirá... uh, perdoname, como te llamás?"
"Samantha"
"Bueno mirá Samantha, todo bien, pero somos grandes asi que hablemos como gente grande si te parece."
"Okey, si, dale...", dije yo.
"Nosotros tuvimos ésta amabilidad con vos, y también lo de cuidar a tu hija... todo bien, no? Es lo que hay que hacer. Pero nos gustaría que vos tengas un buen gesto con nosotros también."
Yo ya me la veía venir, pero intenté apartármelo de la cabeza, "Un gesto como que? Que quieren?"
"Primero que no hagas ninguna denuncia. De lo que pasó, viste", me dijo Martín mirándome, "Lo que te hizo Chapita es una mierda pero nosotros no tenemos nada que ver. Nada mas paramos en el mismo lugar y no quiero que tengamos problemas jodidos con la cana por algo que nosotros ni sabíamos que hizo."
"No, pará, cómo no voy a denunciar que ese tipo me violó?", le pregunté un poco enojada.
Martín suspiró un poco, "Pensalo, Samantha. Posta que no tuvimos nada que ver. No sólo eso sino que protegimos a tu hija y te trajimos la guita de nuevo. Lo que te hizo Chapita no lo podemos solucionar, ya fue, pero hicimos lo posible después, no? Nos podrás hacer ese favor?"
Pensándolo bien, luego de que pasó algo de tiempo, yo me di cuenta que tendría que haber reaccionado de otra manera, tendría que haber entendido lo que Martín me estaba queriendo decir y haber accedido. Pero lamentablemente en ese momento, en mi estado que no era el mejor, no lo hice y medio que me enojé.
"No, mirá Martín, yo no voy a callarme una violación, un robo y un secuestro en mi propia casa", le dije con un tono un poco exasperado, "Lo voy a denunciar a ese hijo de puta."
Martín se puso serio y mirándome frunció las cejas, "Estarías haciendo una cagada. Estarías jodiendo a gente que no sólo no tiene nada que ver sino que te está ayudando."
"Yo soy la víctima acá...", intenté protestar enojada pero me interrumpió.
"Bueno mirá, Samantha," me contestó Martín también un poco enojado, "Yo pensé que ibas a ser un poco mas piola pero evidentemente no. Asi que hagamos una cosa. Yo no quería llegar a ésto pero hagamos un arreglo."
"Que arreglo? De que hablás?"
"Como está la cosa ahora", me dijo mirándome fijamente, "el loco del Chapita sabe donde vivís. Y seguro ya le contó a los demás que son tan locos como el. Y ya les contó a todos lo que te hizo, asi que todos saben que ellos también te lo van a poder hacer si quieren. Y creéme que varios quieren... ya querían hacérselo a tu hija. Asi que no estás en una posición muy segura."
Yo no dije nada, tratando de digerir lo que me estaba diciendo, el siguió "Y hablando de tu hija, Chapita ya la conoce, ya sabe donde vive, donde va al colegio, todo... Y si el sabe, los otros saben también. Asi que si no la querés exponer, tenemos que arreglar."
"Arreglar que?", le pregunté.
"Tenés dos opciones. Podemos hablar como gente grande? Hablemos como gente grande entonces y dejémonos de joder", me dijo seriamente, "Podés hacer la denuncia y cagarnos la vida a nosotros que no tenemos nada que ver. En ese caso yo no voy a mover un dedo para evitar nada de lo que te pueda pasar. A los vagos no les digo nada, que hagan lo que quieran. Te cagaste en mi, yo me cago en vos, Samantha. Básicamente."
Yo pensé lo que me estaba diciendo y el siguió, "Y asi un día te va a agarrar de nuevo el Chapita, pero peor porque lo jodiste con la denuncia y ya te va a tener entre ceja y ceja. O alguno de los otros reventados. Aca en tu casa o en otro lado. Es lo mismo. Y si pensaste que Chapita te violó entonces agarrate porque ahi si vas a saber lo que es que te violen en serio. Y de tu nena olvidate. En cuanto la agarren, olvidate. La van a usar hasta que se aburran. Pueden pasar meses."
Yo tragué saliva y me empecé a angustiar. El tenía razón, "Bueno... o si no?"
Vi como los dos me miraban en silencio por unos segundos, Martín me dijo "Si no, la otra opción que tenés es no hacer la denuncia, no joderles la vida a los que te están ayudando y yo con Carlos los tenemos a raya a los vagos. Les decimos que no hagan nada. Van a protestar, si ya se, pero se van a terminar olvidando de ustedes. Pero no te va a salir gratis, Samantha."
"Como es eso?", pregunté.
Martín me lo dijo directamente, mirándome fijo, sin ningún tipo de duda, "No hagas la denuncia y atendenos a mi y a Carlos ahora. Aca. Hacés eso, nos vamos, te quedás con tu hija, todo vuelve a la normalidad. Ganamos todos."
"Atendenos? Que yo los atienda a ustedes?", los miré.
Carlos asintió, "No es otra violación porque estás aceptando y lo querés hacer", me dijo, "No te cuesta nada y terminamos todos el problema aca."
"Quiero que tengas un gesto con nosotros como nosotros lo tuvimos con vos", añadió Martín.
Yo lo miré con un poco de bronca, "Te das cuenta que no es ni a palos el mismo tipo de gesto, no?"
Martín se sonrió un poquito, "Y no... pero el precio es ese. No te vamos a pegar ni a lastimar ni a forzar a nada. Ya te dije, no somos de esos, pero atendenos. Carlos tiene razón, no te cuesta nada ya. Lo hacés y nos vamos. No nos ves nunca mas."
Yo me quedé en silencio un momento, pensando. Ya mas tranquila, después de todo lo que había pasado ese dia y ya sin estar maniatada, una parte de mí se sentía cómoda con éstos dos tipos que realmente se habían portado bien conmigo y con Alicia. Y para seguir siendo honesta, tengo que admitir que pese a todo lo que había pasado, otra partecita de mi que había salido a la luz hoy se estaba excitando con la idea de tener a dos hombres a la vez.
Estuve un rato largo pensando en silencio todo mientras los miraba y ellos a mi, dejándome pensar. Finalmente tomé un poco de aire, "... está mi hija en la cocina...", dije.
"Tranqui", me dijo Carlos, "Lo hacemos tranqui, no nos zarpamos, bajito...", termino y estiró una mano para acariciarme la pierna desnuda que se salía por debajo de la sábana con la que me estaba cubriendo.
Yo no dije nada. No quería decir nada. Mi mente se negaba a ser la que decía que si a lo que me estaban proponiendo. Pero mi silencio lo dijo todo. Yo me quedé ahi quieta mientras ellos se arrimaron sobre la cama y me empezaron a besar y acariciar. Yo cerré los ojos y me propuse tratar de que lo que iba a pasar sea lo mas llevadero posible. Lo mas llevadero y silencioso posible. No quería que Alicia oiga nada. Una parte de mi quiso engañarme y me salió la idea que lo estaba haciendo por Alicia, pero otra parte la calló enseguida. Lo estaba haciendo porque quería.
Sentí que una mano tomó la sábana que estaba usando para cubrirme y la alejó de mi. Quedé desnuda entre los dos tipos y sentía sus manos recorriéndome el cuerpo, sus labios besándome la piel por todos lados. Uno me tomó una mano y me hizo empezar a acariciarlo. Noté que no se habían desvestido. Estuvimos asi unos minutos, ellos disfrutando mi cuerpo desnudo y yo suavemente sintiendo los cuerpos de ellos por sobre sus ropas. Comparado con lo que había sufrido antes ese dia ésto era extremadamente placentero y noté con cierto enojo que yo ya me estaba excitando. Esa parte de mi luchaba por salir a la luz otra vez.
Yo seguía con los ojos cerrados y de pronto siento que una mano me toma la cara, me hace girar y alguno de los dos me plantó un beso enorme en la boca, el cual comencé a responder yo misma con hambre. Cualquier resistencia o pudor que pude haber ofrecido ya casi se me había evaporado. Escuche ruido de ropa mientras me besaba con uno y otro mientras que mis manos pronto fueron guiadas lentamente a sus dos vergas, las cuales ya estaban mas que duras y erectas, emergiendo por los cierres de sus pantalones. Nunca había tenido dos pijas en las manos a la vez y la sensación fue rara, pero a la vez tan placentera. Noté que mi vagina se estaba empezando a humedecer de a poco. Mis manos empezaron a acariciar y a masturbar lentamente a los dos hombres, mientras nos turnábamos para besarnos entre suaves gemiditos y sentía como cuatro manos me acariciaban los pechos y el culo. Sentí una de las manos deslizándose por mi culo hasta abajo y unos dedos sintiéndome los labios de mi vagina y lo húmedos que ya estaban.
Sin abrir los ojos sentí la mano de Carlos en mi nuca y me presionó suavemente hacia abajo, haciéndome agachar hasta que sentí la punta de su verga hinchada rozándome los labios. Tuve un momento de duda en el que me quedé asi, siendo manoseada en esa posición, hasta que respiré y sentí el olor de la pija de Carlos, la punta golpéandome suavemente la nariz y ese aroma llenándome con cada respiración. Algo se apoderó de mi, no fue si el sentir el aroma de su verga tan cerca, pero no pude contenerme mas. Largué un gemido suave de placer, abrí mi boca y me agaché aun mas para tomarlo, haciéndolo entrar en mi boca y enseguida sintiéndole el gusto delicioso que llevaba. Lo escuché gemir de placer arriba mío y lo comencé a mamar con ganas, la sensación de su pija dura llenándome la boca una y otra vez era fantástica y ni hablar de la sensación de los dedos de Martín, acariciándome y ya humedeciéndose hasta los nudillos adentro de mi concha.
Estuvimos unos minutos asi los tres, disfrutándonos, mientras yo alternaba en mamar a uno y al otro. No sabía que pija me gustaba mas, las dos tenían un gusto delicioso y sus tamaños eran similares, llenándome por igual la boca. Los tres gemíamos bajito mientras nos dabamos placer casi en silencio.
En un momento mientras yo estaba mamando a Martín, sentí las manos de Carlos tomarme de la cintura y girarme, acomodándome las caderas y aferrándome suavemente, haciendo que mi cola se pare un poco en el aire frente a el. Enseguida sentí la punta de su pija recorrerme entre mis labios vaginales húmedos, separándolos arriba y abajo dulcemente. Mientras yo tenía la boca llena de la verga de Martín, sentir esa sensación del otro lado fue increíble y no pude evitar el comenzar a gemir mas fuerte. Ni hablar de lo que fue cuando lo sentí a Carlos penetrarme la vagina cuando yo todavía tenía la boca llena de la pija del otro. Nunca había sentido algo asi, nunca había estado en una situación tan íntima con dos hombres a la vez. Quería empezar a gritar de placer pero sabía que no podía.
Sentí que Carlos me aferró de la cintura con mas fuerza y comenzó a cogerme mas rápido, ensanchándome la vagina con facilidad de lo húmeda que estaba y dándome tanto placer que me estremecía por dentro. Yo escuchaba gemir a los dos, y oia mis propios gemidos, me di cuenta que Carlos tenía razón. Esto no era una violación. Estaba muy lejos de serlo. Lo quería. Quería que pase y lo quería muchísimo. Mientras Carlos me cogía lindo y parejo sentí la mano de Martín aferrarse de mi pelo y sujetarme la cabeza. Empezó a mover sus caderas el también y suavemente empezó a cogerme la boca al mismo tiempo. Sentía la punta de su verga presionarme la entrada a la garganta. La sensación de ser penetrada por dos pijas al mismo tiempo me estaba volviendo loca y desesperada por no poder gritar las oleadas de placer que estaba sintiendo.
Carlos aceleró sus empujones, tratando de meterme su pija mas y mas profundo y ahi fue cuando Martín me dió un empellón duro y profundo en la cara, hundiéndome su pija en la garganta y haciendo que mi cara se estruje contra su abdomen. Me desesperé de placer ya que enseguida quise tomar aire y no pude. Tenía la garganta dulcemente atorada con la pija de Martín y no podía respirar. Como ya lo había comentado, el ser asfixiada durante el acto sexual siempre fue una de mis cosas y mis fetiches. Ellos no lo sabían pero yo si. No se por que Martín me dejo su verga tan profundo ahi sin moverla, quizás estaba buscando acabar, pero lo cierto es que yo perdí el control y la sensación me sobrepasó. El no poder respirar y, para colmo, el no poder hacerlo gracias a una verga dura que me estaba llenando la garganta, fue demasiado para mi y en unos segundos comencé a sacudirme y a protestar de placer con la garganta llena. Mi cuerpo se retorcía de un placer y un orgasmo increíble, súbito, que casi me hizo perder el conocimiento y naufragar en un verdadero océano de éxtasis.
Mientras mi orgasmo pasaba sentí que Martín retiró su verga y me la empezó a refregar por la cara a la vez que yo jadeaba para tomar aire de nuevo. Carlos apuró su cogida y empezó a gemir mas fuerte, listo para acabar. Pensé que lo iba a hacer adentro mio, no se por que, pero sentí que luego de un par de empellones profundos y gemidos me dejó vacía y pronto sentí los chorros de su semen caliente aterrizando sobre mi cola y mi espalda mientras el acababa con unos suaves y roncos gemidos. Me encantó como me había cogido y me encantó haberle dado placer.
Martín también estaba listo. Pensé que quería acabarme en la cara, en esa misma posición, pero sentí que me giró rápido y se puso detrás mio. El también quería sentir mi vagina y yo también honestamente quería que me coja el también, quería sentir esa otra verga adentro mio. Martín me penetró con facilidad y me empezó a coger lindo, los dos gemíamos nuestro placer. No duró mucho y pronto el también me la sacó y me hizo sentir los chorritos de su semen en mi espalda y mi cola mientras acababa.
Finalmente me incorporé y abrí los ojos. Carlos me estaba sonriendo y me alcanzó una toalla para que me limpie. Los tres nos quedamos ahi, recuperándonos sin decir mucho. Ellos ni se habían desvestido, solo sacado sus miembros por las braguetas de sus pantalones. Yo estaba totalmente desnuda y ni me importó cubrirme de nuevo. Después de todo lo que pasó, no me daba pudor alguno estar asi con ellos dos.
Charlamos unos minutos hasta que me alcanzaron un poco de mi ropa, me dieron cada uno un beso, se despidieron agradecidos y se fueron. Me pidieron que me quede aca y que Alicia les baje a abrir. Cuando Alicia volvió nos fundimos en un abrazo dulce entre madre e hija. La vi y estaba bien, perfecta, nadie le había hecho nada mas que hacerla pasar un momento y un dia de mierda. Le agradecí a todos los santos que mi hija estuviese sana y salva. Martín y Carlos cumplieron su palabra.
Y yo cumplí la mia. Nunca hice la denuncia. Carlos y Martín tenían razón. Mientras ellos siguieran con su parte del acuerdo, y al pasar el tiempo me di cuenta que lo estaban haciendo ya que no volvió a pasarnos nada, no hacía falta exponerme a mi o a Alicia con una denuncia. Al poco tiempo decidí que era apropiado que Alicia haga un poco de terapia para que pueda procesar lo que le había pasado y también lo que me había pasado a mi. Por supuesto le conté que yo había sido violada por Chapita porque ella ya lo sabía, pero sentí que era lo correcto que yo también se lo contara, para que le sirva a ella como experiencia.
Yo también con el tiempo comencé a hacer terapia y psicoanálisis. Para tratar de lidiar con la violación y con todo lo que había pasado. Me costó, tuve que probar varios, pero al final encontré una buena terapeuta que me ayudó mucho a entender y a sobreponerme a los hechos de ese dia. Y gracias a esa terapeuta también pude llegar a entender y a convivir con esas otras partes de mi que habían salido a la luz ese dia. Las partes que lo disfrutaron. La terapeuta me ayudó a no avergonzarme, a entender a esas partes y aprender a convivir con ellas, ya que esas partes son parte de mi. Son parte de la mujer que soy.
De hecho la terapia funcionó mejor de lo que esperaba, porque hasta ahi llega la parte de la historia que Alicia sabe y me atreví a contarle.
Lo que nunca le conté a Alicia y jamás lo voy a hacer fue que luego de mucha terapia decidí aceptar esas partes de mi. Aceptarlas completamente. Mas de un año después de ese dia fatídico en casa, una mañana caminando por el barrio me crucé con Carlos. Nos reconocimos y nos quedamos charlando. Me dijo que Martín también andaba por el barrio asi que le di mi número y le dije que quedemos en contacto.
Desde ese dia y durante los siguientes tres años que Alicia iba a la secundaria por las mañanas, una o dos veces por semana en esas mañanas yo lo llamaba a Carlos para que venga a casa y me coja. O a veces lo llamaba a Martín para que venga el y me coja. Y algunas veces, debo admitirlo, a los dos juntos, algunos dias. Siempre me trataron bien y yo a ellos. No siempre era solo sexo. Muchas veces sabía o me decían que andaban con hambre asi que les hacía un buen desayuno o almuerzo, o les dejaba usar la ducha para que se puedan bañar. Con el tiempo me di cuenta que me encantaba recibirlos y tenerlos. Me di cuenta que me encantaba ser la puta de ellos, aunque sea unas mañanas de vez en cuando. Me satisfacía plenamente y yo los satisfacía a ellos. Mi terapeuta es la única que lo sabe y siempre me dijo que esa parte de mi siempre estuvo latente, que sólo necesitó que se presente la oportunidad en mi vida para que pueda salir a la luz. A otras mujeres quizás algo asi las averguenze, pero a mi no. Es una parte de mi que descubrí y me hace sentir plena.
Nunca, ni una sola vez, ni por accidente, se llegaron a cruzar con Alicia. Mi hija ni sabe que yo los sigo viendo y menos que vienen a casa todas las semanas. No sabría que decirle si se llegara a enterar. Nos cuidamos mucho con los horarios y tanto Carlos como Martín saben como es. Lo hacemos todo rápido y se van con tiempo de sobra. Pero las mañanas que comparto con uno o con el otro las aprovechamos completamente. Alicia me sigue insistiendo con que me consiga un novio, y yo le digo que si, que en algún momento se dará. Espero que ese momento tarde bastante, porque estoy muy feliz disfrutando a mis dos amantes villeros que me tratan tan bien. Nunca me piden nada y siempre me lo dan todo, o mas aun. Y yo me esfuerzo para darles todo también y complacerlos completamente.
Adoro escuchar a la parte de mi que le encanta ser rebajada y sometida. Me encanta sentirme asi, como el objeto que le da placer a un hombre que lo toma y que lo toma completamente. Que me usa para satisfacerse. Me encanta sentirme de uno de ellos, o de los dos. Me encanta, quizás alguna vez, alguna mañana, cuando nos estamos duchando los tres, cuando yo me arrodillo entre ellos y ellos me orinan. Me da placer sentir la orina caliente de mis hombres en mi cara, en mis pechos, en mi piel... en mi boca.
Tuve mi máximo momento de realización sexual con ellos. El mejor momento sexual de mi vida, no me importa admitirlo. Fue cuando Alicia terminaba ya el colegio y se fue una semana de viaje de egresados con sus compañeros. Arreglé con Martín y Carlos para que se queden unos dias conmigo en casa ya que yo también había arreglado en mi trabajo para pedirme vacaciones. Juro que nunca había sentido un placer tan intenso como el que sentí en esos dias. Nunca había sentido el éxtasis de tener las vergas de dos hombres adentro mío al mismo tiempo, llenándome de su leche y de su amor a la vez. Nunca había tenido orgasmos tan fuertes como los que tuve en esas noches cuando me hicieron sentir su puta al mismo tiempo. Y nunca había dormido tan bien como cuando lo hacía en esas noches de esa semana, al dormirme aprisionada dulcemente entre los cuerpos de mis dos hombres hermosos. Nunca había tenido tanto semen adentro mio como en esa semana.
Alicia ya terminó el colegió y se graduó. La estoy ayudando a conseguirse su primer trabajo. Es una chica inteligente y se que algo bueno va a conseguir. Y cuando logre sus primeros ingresos y pueda ahorrar, ya me dijo que quiere ir a vivirse sola. Me va a romper el corazón verla irse e independizarse después de tanto tiempo juntas, pero sabe que la voy a ayudar en todo. Ya tendré que lidiar con esa tristeza cuando llegue el momento en el que se vaya de casa.
Pero bueno, cuando llegue ese momento estoy segura que voy a tener mas tiempo para que Martín y Carlos me ayuden a sentirme mejor.
Pensé que iba a escuchar a mi hija gritar de la sorpresa de encontrarse a ese tipo en casa, o que la iba a escuchar forcejear, o al tipo puteándola o algo, algún ruido de pelea... pero no llegaba a escuchar nada, lo que me pareció extrañísimo. O se la había llevado fuera del departamento, o el tipo se había escondido y Alicia no lo había visto todavía o de alguna manera mi hija estaba manejando la situación lo mejor posible y no se había producido un forcejeo. La duda y la angustia por saber me carcomía mientras seguía haciendo el esfuerzo de calmarme e intentar escuchar.
Luego de un par de minutos nada mas que me parecieron horas, vi que la puerta de mi dormitorio se abría y los vi entrar a los dos. El tipo la tenía sujetada a Alicia fuerte desde atrás y con la otra mano le estaba tapando firmemente la boca para callarla. Tuve un pequeño alivio al ver que aparentemente mi hija estaba bien y él no la había cortado, golpeado o lastimado. Los dos me miraron, Alicia bastante sorprendida de verme asi en mi estado, desnuda y atada a la cama. Lo escuché hablar al tipo con la cara medio detrás de la cabeza de Alicia.
"Te portás bien o terminás asi como tu vieja. 'Tamo de acuerdo, pendeja?", le dijo.
Alicia me miró un par de segundos y asintió fuertemente.
"Ya le eché un buen par de guascasos a la puta de tu vieja, pero a vo' te puedo hacer el favor también, me oíste? Asi que tranquilita y no me haga' nada de ruido...", le dijo a lo que Alicia también asintió. El tipo me miró a mi y me habló, "Decile a la pendeja que no se retobe, que se quede tranquilita y no le va a pasar nada..."
Yo no podía hablar, todavía tenía la boca llena de la media enrollada que me puso. Tratando de ponerle el mejor significado que pude a mi expresión, la miré a los ojos a Alicia un momento tratando de suplicarle con los ojos que no hiciera nada y esté tranquila. Mi hija me miró y pareció entender, asintiéndome suave. Por suerte dentro de todo la veía sin ninguna herida, un poco asustada naturalmente por toda la situación, pero bastante tranquila y llevando las cosas bien, sin resistirse.
El tipo me mantuvo la mirada a mi, pero le habló a Alicia, "Vo' sabe' la clave del cajero de ustede'?", le preguntó. Alicia me miró como buscando aprobación y yo le asentí. Lo que menos me preocupaba ahora era que me saque el dinero. El cajero tiene un límite de extracción, lo que sea que nos pudiera sacar de ahi en ese momento era lo de menos. Me preocupaba que Alicia estuviera bien. Le asentí y ella luego de unos segundos de pensarlo tambíen le asintió al tipo.
"Bueno, 'tonce vamo' a hacer asi," dijo el tipo, "Pendeja vo' te vení' conmigo al cajero y me saca' toda la guita... tu vieja se queda aca tranquilita. Si no te me hace' la picante, si hace' caso y no me hace' problema... despue' te veni' para aca, la desatas y listo... se entiende?".
Alicia asintió y el tipo siguió, "Y si te me hace' la conchuda... si te pone' a gritar en el banco, llamas a la policía o te hace' la guanaca...", el tipo me miró a mi, "Mami a la nena me la llevo yo y te juro que no la ve' nunca ma'..."
Yo quise gritar algo pero la media que tenía en la boca me ahogó todo. El tipo se rió, "Seh... tu mamá entiende, ve'?", le dijo a Alicia, "Te veni' a vivi' con nosotro' lo vago'... sabe' la cantida' de pija que vas a proba', pendeja? La vas a pasa' bien...", le dijo y con una mano le estrujó uno de los pechitos a Alicia por encima de su chomba del colegio. Ella negó fuerte con la cabeza, tratando de decirle que no iba a hacer nada. "Bueh, dale vamo'. Marchando, dale... vo' quedate acá, eh? No te me vaya' a ningún lado...", me miró y se rió.
Nos miramos unos segundos con Alicia en silencio, yo de nuevo tratando de suplicarle con la mirada que no hiciera nada, tratando de comunicarle sin palabras que hiciera todo lo que el tipo le decía, que si quería el dinero que se lo de, que no se resista... pareció entenderme. O al menos eso quería creer yo.
Los escuché abrir la puerta del departamento e irse. De repente me quedé sola, desnuda y atada en mi propia cama, con una media llenándome la boca que ya la tenía por demás reseca. Y tratando en vano de calmar a mi cabeza, haciendo lo imposible para apartar todas las imágenes que me venían a la cabeza de Alicia en manos de éste tipo y vaya a saber quién mas. Rogaba por dentro que Alicia no se resista, que haga todo lo que le pedía y que vuelva rápido, sana, salva y sola. Que todo ésto se termine de una vez. Lo que me había pasado a mi, pensaba, ya pasó y ya fue. Por desagradable que sea, con tal que Alicia estuviera bien... me bancaba eso y mas aun.
La mente me empezó a dar vueltas, en la soledad y el silencio del departamento y me encontré sin quererlo pensando y revisitando lo que me había pasado. Con cierto asco y angustia me di cuenta, mientras las imágenes y las sensaciones de todo lo que me había hecho éste tipo me invadían la cabeza, que hasta cierto punto me había gustado. Esto solamente se lo dije a mi terapeuta, mucho tiempo después, y nadie lo sabe. Por supuesto que no disfruté la situación. Y mucho menos el abuso y los golpes de mi violador. Ni hablar de cuando ya llegó Alicia y la desesperación que me agarró en ese momento. Nada de eso lo disfruté ni son cosas disfrutables. Pero siendo honesta conmigo misma, una parte de mi, una parte mas grande de lo que yo pensaba o estaba lista para admitir, si había disfrutado aunque sea tan sólo físicamente el ser cogida por ese villero.
En el silencio de mi departamento y sin poder hacer otra cosa mas que esperar y tratar de no pensar en cómo la estaría pasando Alicia, me sinceré conmigo misma. Había una parte de mi que lo disfrutó, una parte que yo ni sabía que existía hasta que se produjo ésta situación. Si, siendo honesta conmigo misma, disfruté como el tipo me manoseó en la ducha. Si, también había disfrutado en mamarle la verga bajo la ducha. No era tiempo para engañarme, lo había disfrutado. Y claro, por supuesto también había disfrutado cuando antes de atarme se me echó encima, me penetró y me cogió. A quién iba a engañar? Yo había acabado junto con el. Por mas que no lo haya hecho evidente, por mas que no haya gemido mi orgasmo fuerte, yo lo tuve y sabía que lo tuve. Fuerte, dulce y sólo para mi. Solo para adentro. Había acabado junto con el cuando sentí como me llenaba de su pija dura, hasta el fondo de mi, y la sensación de su leche caliente en mi interior. La segunda violación anal que me hizo, esa no la disfruté, realmente me dolió y no la pasé bien, pero yo sabía que si hubiese sido nada mas un poco distinto... si el tipo quizás no hubiese sido tan brusco, tan bruto, estaba segura que también lo hubiese disfrutado. Me quedé con los ojos abiertos mirando el techo. Pensando. Que decía todo eso de mi?
Que clase de mujer era, que había disfrutado tanto lo que pasó, de la forma que había pasado? Tanto extrañaba mi cuerpo el toque y la sensación de un hombre que, sólo y por motu propio, había decidido obviar toda la situación y dedicarse a disfrutar el ser abusado y violado asi de esa manera? Había algo mal conmigo, en mi cabeza? Nunca antes había tenido fantasías de ser violada y, por suerte, nunca antes en mi vida me había pasado de estar en una situación asi. Ahora me daba cuenta que esa parte de mi existía? Y siempre estuvo dentro mío?
Pensando en todo eso en silencio el tiempo pasó, hasta que oí de nuevo las llaves en la puerta del departamento y el ruido de la puerta abríendo y cerrándose. Giré la cabeza para ver el reloj y ya había pasado una hora y media desde que el tipo se había llevado a Alicia. Suspiré de alivio. Alicia había vuelto, quería decir que ella hizo que el tipo le dijo, había sacado algo de plata de nuestra cuenta y el tipo cumplió su palabra y la dejó volver. No puedo explicar el alivio que sentí como madre en ese momento.
Sin embargo el corazón me dió un salto cuando vi entrar a mi cuarto, no a Alicia, sino a dos tipos que no conocía, también sucios y con pinta de villeros o cartoneros. Por instinto me empezé a sacudir y a querer zafarme de las ataduras sin éxito, tratando de gritar sin mucho volumen gracias a la media en mi boca. Los dos me miraron en mi desnudez, viendo como me sacudía y retorcía en la cama y se quedaron mirándome un rato largo, ahi parados sin hacer nada, hasta que yo sola me cansé de mis propios intentos de liberarme y me relajé, tratando de recuperar el aire por la nariz. El que estaba mas cerca se acercó y se sentó en la cama a mi lado, mientras que el otro seguía mirándome parado a los pies de la cama.
El que se sentó me miró un momento y me puso una mano en el hombro. No me apretó ni me empujó contra la cama. Fue una mano suave, como para calmarme? Al menos lo interpreté asi. Nos miramos mientras me calmaba y finalmente me dijo, con un tono suave pero decidido. Hablaba bien, no parecía uno de éstos villeros rasposos ni hablaba con ese tono.
"Quiero que hablemos," me dijo, "Pero necesito saber que si yo te saco la media de la boca no vas a empezar a gritar. Y también me gustaría desatarte para que hablemos mejor, pero necesito saber que no vas a ponerte agresiva.", me dijo mirándome, "Quedate tranquila que no te vamos a hacer nada, te lo prometo."
Yo lo miré, tratando de estudiarlo un poco. Me sonó honesto. En mi estado, atada y desnuda, estaba a la merced de cualquiera. Me podrían haber empezado a hacer cualquier cosa, pero no lo hicieron y éste tipo me estaba hablando bien. Yo lo pensé un momento y le asentí con la cabeza.
El me asintió también, "Bueno. Confío en vos. Si no cumplís tu palabra... pensá que somos dos, okey? Pensá que vas a hacer y si vale la pena."
Me sacó la media de la boca y yo empezé a respirar fuerte por la boca y a toser seco. Tenía la mandíbula agarrotada de tanto tenerla extendida. "Carlos, traele un poco de agua porfa...", lo escuché decir al tipo mientras yo tosía. El otro desapareció y volvió con un vaso de agua. El que me había hablado me lo acercó con cuidado a la boca y me dió de tomar. Me sentía como que había estado perdida en el desierto por semanas y éstos eran los primeros tragos de agua que había conseguido. Fue una sensación tan reconfortante que me cambió el ánimo enseguida y me calmó bastante. Es increíble lo que logra un poco de agua cuando una está sedienta. Me tomé todo el vaso mientras los dos me empezaron a desatar las muñecas y los tobillos, lo cual les costó bastante. El que me había atado y violado no estaba pero me había atado demasiado bien y fuerte. Finalmente lo lograron y yo me senté en la cama, intentando cubrir mi desnudez con la sábana mientras me frotaba la piel donde me habían atado y los miraba a éstos dos desconocidos en mi habitación, ahora ya me daba bastante miedo la situación.
"Estás mejor?", me preguntó el que estaba sentado.
Yo le asentí, "Donde está mi hija?"
"Tu hija está bien, está en la cocina con otro de los pibes que la está cuidando. Nadie le hizo nada, quedate tranquila.", me dijo el tipo seriamente, "Pero la quiero tener ahi hasta que podamos hablar."
No me pregunten por que, no sabría decirles, pero le creí lo que me dijo. No tuve ninguna duda que ésto era asi, "Necesito ir al baño", le dije.
"Si, claro", me dijo, "Carlos te acompaña. No vas a ir sola."
El tipo se levantó de la cama, me ayudó a levantarme cubierta con la sábana y el otro que le decía Carlos me acompañó al baño. En el camino pude escuchar la voz de Alicia desde la cocina, que intercambiaba algunas palabras con alguien mas. No se si le estaría dando algo de comer a algún otro de éstos o que, pero ya escuchar la voz de mi hija me dió un alivio enorme. Carlos se metió conmigo al baño y se quedó ahi mientras yo me senté y también con mucho alivio comencé a orinar. Realmente no me importó que el tipo estuviera ahi conmigo. Ya me habían visto desnuda y ya seguramente sabrían que había sido violada por su compinche. Ya habíamos pasado el punto de sentir verguenza. Lo que si noté era que Carlos no me sacaba la vista de encima en ningún momento y realmente me miraba con bastante hambre en los ojos.
Luego volvimios a mi habitación y me senté en la cama. El que me había hablado seguía ahi sentado también en la cama.
"Estás mejor?", me preguntó de nuevo. Yo le asentí y el siguió, "Yo soy Martín. El que te hizo... bueno, ya nos contó lo que te hizo... a ese le decimos Chapita."
"Me vas a decir que está pasando y que quieren?", le pregunté. No entendía nada de la situación. Cuando los vi entrar a éstos dos a mi habitación pensé que me iban a violar de nuevo, pero evidentemente estaba pasando algo completamente distinto que yo no entendía.
"Mirá, nosotros somos de la calle, sabés? No te voy a decir donde paramos porque no queremos problemas, pero paramos aca cerca. En el barrio.", me dijo, "Andamos con el Chapita y con algunos otros, pero somos distintos. No te voy a pedir que lo disculpes por lo que hizo porque no se puede disculpar eso... pero entendé que Chapita tiene la cabeza quemada. Escabia y se droga mucho. Nosotros no."
"Esta bien," le dije, "Pero que quieren? Que hacen aca?"
"Eso te quería explicar," comenzó, "Hace un rato estabamos ahi donde paramos y de repente cae el Chapita con tu hija. Nos contó todo lo que pasó, todo lo que te hizo. Dijo que se había llevado a la nena de aca al banco, la hizo sacar plata de tu cuenta, todo eso... pero que en vez de largarla y que vuelva para aca la llevo ahi donde paramos para que... bueh, para que la violemos entre todos."
El corazón se me hundió en el pecho y luego de un momento junte fuerzas para preguntar. "Pará... entonces...."
"No, quedate tranquila.", me dijo Martín, "No somos de esos. Carlos y yo los paramos a los otros vagos. No se hacen esas cosas."
"Mirá que ganas no les faltaban a los otros pibes, eh.", acotó Carlos que estaba parado al pie de la cama pero también se sentó al decir eso.
"Si, la verdad es que casi nos vamos a las manos pero bueno, nadie le hizo nada. Después preguntale a tu hija y vas a ver que es asi. Con los nenes y las nenas no se jode.", dijo Martín.
Yo suspiré aliviada, "Bueno... gracias... no se cómo agradecerles lo que hicieron. Le salvaron la vida a mi hija."
"Por supuesto, olvidate. Todo bien.", dijo Carlos.
"Pero que quieren? Por que están aca? Y por que no ... digo.. ya está, no? Se van a ir?", pregunté un poco temerosa, "Quiero ver a mi hija. Todo bien, pero quiero que se vayan y quiero quedarme con mi hija... por favor."
"Vinimos por un par de cosas", dijo Martín, "... primero ésto", lo vi meterse la mano en el bolsillo y sacó un pequeño fajo de billetes, el cual me lo extendió. "Esto es lo que Chapita te robó de la cuenta, del cajero. Te lo quería devolver. No se si está todo pero es lo que lo obligué a darme."
Yo tomé los billetes y los vi. No tenía forma de saber si era todo lo que nos había sacado de la cuenta porque ni sabía cuánto había sacado. Igual no importaba. Yo lo miré a Martín, sorprendida por el gesto. El notó mi confusión y me dijo, "Lo que te hizo está mal y ésto también. Asi que tomá lo que es tuyo."
Yo asentí y le agradecí, "Muchas gracias... es un lindo gesto. Te agradezco. Les agradezco."
Vi como Martín me miró un momento y tomó un poco de aire para hablar, "Mirá... uh, perdoname, como te llamás?"
"Samantha"
"Bueno mirá Samantha, todo bien, pero somos grandes asi que hablemos como gente grande si te parece."
"Okey, si, dale...", dije yo.
"Nosotros tuvimos ésta amabilidad con vos, y también lo de cuidar a tu hija... todo bien, no? Es lo que hay que hacer. Pero nos gustaría que vos tengas un buen gesto con nosotros también."
Yo ya me la veía venir, pero intenté apartármelo de la cabeza, "Un gesto como que? Que quieren?"
"Primero que no hagas ninguna denuncia. De lo que pasó, viste", me dijo Martín mirándome, "Lo que te hizo Chapita es una mierda pero nosotros no tenemos nada que ver. Nada mas paramos en el mismo lugar y no quiero que tengamos problemas jodidos con la cana por algo que nosotros ni sabíamos que hizo."
"No, pará, cómo no voy a denunciar que ese tipo me violó?", le pregunté un poco enojada.
Martín suspiró un poco, "Pensalo, Samantha. Posta que no tuvimos nada que ver. No sólo eso sino que protegimos a tu hija y te trajimos la guita de nuevo. Lo que te hizo Chapita no lo podemos solucionar, ya fue, pero hicimos lo posible después, no? Nos podrás hacer ese favor?"
Pensándolo bien, luego de que pasó algo de tiempo, yo me di cuenta que tendría que haber reaccionado de otra manera, tendría que haber entendido lo que Martín me estaba queriendo decir y haber accedido. Pero lamentablemente en ese momento, en mi estado que no era el mejor, no lo hice y medio que me enojé.
"No, mirá Martín, yo no voy a callarme una violación, un robo y un secuestro en mi propia casa", le dije con un tono un poco exasperado, "Lo voy a denunciar a ese hijo de puta."
Martín se puso serio y mirándome frunció las cejas, "Estarías haciendo una cagada. Estarías jodiendo a gente que no sólo no tiene nada que ver sino que te está ayudando."
"Yo soy la víctima acá...", intenté protestar enojada pero me interrumpió.
"Bueno mirá, Samantha," me contestó Martín también un poco enojado, "Yo pensé que ibas a ser un poco mas piola pero evidentemente no. Asi que hagamos una cosa. Yo no quería llegar a ésto pero hagamos un arreglo."
"Que arreglo? De que hablás?"
"Como está la cosa ahora", me dijo mirándome fijamente, "el loco del Chapita sabe donde vivís. Y seguro ya le contó a los demás que son tan locos como el. Y ya les contó a todos lo que te hizo, asi que todos saben que ellos también te lo van a poder hacer si quieren. Y creéme que varios quieren... ya querían hacérselo a tu hija. Asi que no estás en una posición muy segura."
Yo no dije nada, tratando de digerir lo que me estaba diciendo, el siguió "Y hablando de tu hija, Chapita ya la conoce, ya sabe donde vive, donde va al colegio, todo... Y si el sabe, los otros saben también. Asi que si no la querés exponer, tenemos que arreglar."
"Arreglar que?", le pregunté.
"Tenés dos opciones. Podemos hablar como gente grande? Hablemos como gente grande entonces y dejémonos de joder", me dijo seriamente, "Podés hacer la denuncia y cagarnos la vida a nosotros que no tenemos nada que ver. En ese caso yo no voy a mover un dedo para evitar nada de lo que te pueda pasar. A los vagos no les digo nada, que hagan lo que quieran. Te cagaste en mi, yo me cago en vos, Samantha. Básicamente."
Yo pensé lo que me estaba diciendo y el siguió, "Y asi un día te va a agarrar de nuevo el Chapita, pero peor porque lo jodiste con la denuncia y ya te va a tener entre ceja y ceja. O alguno de los otros reventados. Aca en tu casa o en otro lado. Es lo mismo. Y si pensaste que Chapita te violó entonces agarrate porque ahi si vas a saber lo que es que te violen en serio. Y de tu nena olvidate. En cuanto la agarren, olvidate. La van a usar hasta que se aburran. Pueden pasar meses."
Yo tragué saliva y me empecé a angustiar. El tenía razón, "Bueno... o si no?"
Vi como los dos me miraban en silencio por unos segundos, Martín me dijo "Si no, la otra opción que tenés es no hacer la denuncia, no joderles la vida a los que te están ayudando y yo con Carlos los tenemos a raya a los vagos. Les decimos que no hagan nada. Van a protestar, si ya se, pero se van a terminar olvidando de ustedes. Pero no te va a salir gratis, Samantha."
"Como es eso?", pregunté.
Martín me lo dijo directamente, mirándome fijo, sin ningún tipo de duda, "No hagas la denuncia y atendenos a mi y a Carlos ahora. Aca. Hacés eso, nos vamos, te quedás con tu hija, todo vuelve a la normalidad. Ganamos todos."
"Atendenos? Que yo los atienda a ustedes?", los miré.
Carlos asintió, "No es otra violación porque estás aceptando y lo querés hacer", me dijo, "No te cuesta nada y terminamos todos el problema aca."
"Quiero que tengas un gesto con nosotros como nosotros lo tuvimos con vos", añadió Martín.
Yo lo miré con un poco de bronca, "Te das cuenta que no es ni a palos el mismo tipo de gesto, no?"
Martín se sonrió un poquito, "Y no... pero el precio es ese. No te vamos a pegar ni a lastimar ni a forzar a nada. Ya te dije, no somos de esos, pero atendenos. Carlos tiene razón, no te cuesta nada ya. Lo hacés y nos vamos. No nos ves nunca mas."
Yo me quedé en silencio un momento, pensando. Ya mas tranquila, después de todo lo que había pasado ese dia y ya sin estar maniatada, una parte de mí se sentía cómoda con éstos dos tipos que realmente se habían portado bien conmigo y con Alicia. Y para seguir siendo honesta, tengo que admitir que pese a todo lo que había pasado, otra partecita de mi que había salido a la luz hoy se estaba excitando con la idea de tener a dos hombres a la vez.
Estuve un rato largo pensando en silencio todo mientras los miraba y ellos a mi, dejándome pensar. Finalmente tomé un poco de aire, "... está mi hija en la cocina...", dije.
"Tranqui", me dijo Carlos, "Lo hacemos tranqui, no nos zarpamos, bajito...", termino y estiró una mano para acariciarme la pierna desnuda que se salía por debajo de la sábana con la que me estaba cubriendo.
Yo no dije nada. No quería decir nada. Mi mente se negaba a ser la que decía que si a lo que me estaban proponiendo. Pero mi silencio lo dijo todo. Yo me quedé ahi quieta mientras ellos se arrimaron sobre la cama y me empezaron a besar y acariciar. Yo cerré los ojos y me propuse tratar de que lo que iba a pasar sea lo mas llevadero posible. Lo mas llevadero y silencioso posible. No quería que Alicia oiga nada. Una parte de mi quiso engañarme y me salió la idea que lo estaba haciendo por Alicia, pero otra parte la calló enseguida. Lo estaba haciendo porque quería.
Sentí que una mano tomó la sábana que estaba usando para cubrirme y la alejó de mi. Quedé desnuda entre los dos tipos y sentía sus manos recorriéndome el cuerpo, sus labios besándome la piel por todos lados. Uno me tomó una mano y me hizo empezar a acariciarlo. Noté que no se habían desvestido. Estuvimos asi unos minutos, ellos disfrutando mi cuerpo desnudo y yo suavemente sintiendo los cuerpos de ellos por sobre sus ropas. Comparado con lo que había sufrido antes ese dia ésto era extremadamente placentero y noté con cierto enojo que yo ya me estaba excitando. Esa parte de mi luchaba por salir a la luz otra vez.
Yo seguía con los ojos cerrados y de pronto siento que una mano me toma la cara, me hace girar y alguno de los dos me plantó un beso enorme en la boca, el cual comencé a responder yo misma con hambre. Cualquier resistencia o pudor que pude haber ofrecido ya casi se me había evaporado. Escuche ruido de ropa mientras me besaba con uno y otro mientras que mis manos pronto fueron guiadas lentamente a sus dos vergas, las cuales ya estaban mas que duras y erectas, emergiendo por los cierres de sus pantalones. Nunca había tenido dos pijas en las manos a la vez y la sensación fue rara, pero a la vez tan placentera. Noté que mi vagina se estaba empezando a humedecer de a poco. Mis manos empezaron a acariciar y a masturbar lentamente a los dos hombres, mientras nos turnábamos para besarnos entre suaves gemiditos y sentía como cuatro manos me acariciaban los pechos y el culo. Sentí una de las manos deslizándose por mi culo hasta abajo y unos dedos sintiéndome los labios de mi vagina y lo húmedos que ya estaban.
Sin abrir los ojos sentí la mano de Carlos en mi nuca y me presionó suavemente hacia abajo, haciéndome agachar hasta que sentí la punta de su verga hinchada rozándome los labios. Tuve un momento de duda en el que me quedé asi, siendo manoseada en esa posición, hasta que respiré y sentí el olor de la pija de Carlos, la punta golpéandome suavemente la nariz y ese aroma llenándome con cada respiración. Algo se apoderó de mi, no fue si el sentir el aroma de su verga tan cerca, pero no pude contenerme mas. Largué un gemido suave de placer, abrí mi boca y me agaché aun mas para tomarlo, haciéndolo entrar en mi boca y enseguida sintiéndole el gusto delicioso que llevaba. Lo escuché gemir de placer arriba mío y lo comencé a mamar con ganas, la sensación de su pija dura llenándome la boca una y otra vez era fantástica y ni hablar de la sensación de los dedos de Martín, acariciándome y ya humedeciéndose hasta los nudillos adentro de mi concha.
Estuvimos unos minutos asi los tres, disfrutándonos, mientras yo alternaba en mamar a uno y al otro. No sabía que pija me gustaba mas, las dos tenían un gusto delicioso y sus tamaños eran similares, llenándome por igual la boca. Los tres gemíamos bajito mientras nos dabamos placer casi en silencio.
En un momento mientras yo estaba mamando a Martín, sentí las manos de Carlos tomarme de la cintura y girarme, acomodándome las caderas y aferrándome suavemente, haciendo que mi cola se pare un poco en el aire frente a el. Enseguida sentí la punta de su pija recorrerme entre mis labios vaginales húmedos, separándolos arriba y abajo dulcemente. Mientras yo tenía la boca llena de la verga de Martín, sentir esa sensación del otro lado fue increíble y no pude evitar el comenzar a gemir mas fuerte. Ni hablar de lo que fue cuando lo sentí a Carlos penetrarme la vagina cuando yo todavía tenía la boca llena de la pija del otro. Nunca había sentido algo asi, nunca había estado en una situación tan íntima con dos hombres a la vez. Quería empezar a gritar de placer pero sabía que no podía.
Sentí que Carlos me aferró de la cintura con mas fuerza y comenzó a cogerme mas rápido, ensanchándome la vagina con facilidad de lo húmeda que estaba y dándome tanto placer que me estremecía por dentro. Yo escuchaba gemir a los dos, y oia mis propios gemidos, me di cuenta que Carlos tenía razón. Esto no era una violación. Estaba muy lejos de serlo. Lo quería. Quería que pase y lo quería muchísimo. Mientras Carlos me cogía lindo y parejo sentí la mano de Martín aferrarse de mi pelo y sujetarme la cabeza. Empezó a mover sus caderas el también y suavemente empezó a cogerme la boca al mismo tiempo. Sentía la punta de su verga presionarme la entrada a la garganta. La sensación de ser penetrada por dos pijas al mismo tiempo me estaba volviendo loca y desesperada por no poder gritar las oleadas de placer que estaba sintiendo.
Carlos aceleró sus empujones, tratando de meterme su pija mas y mas profundo y ahi fue cuando Martín me dió un empellón duro y profundo en la cara, hundiéndome su pija en la garganta y haciendo que mi cara se estruje contra su abdomen. Me desesperé de placer ya que enseguida quise tomar aire y no pude. Tenía la garganta dulcemente atorada con la pija de Martín y no podía respirar. Como ya lo había comentado, el ser asfixiada durante el acto sexual siempre fue una de mis cosas y mis fetiches. Ellos no lo sabían pero yo si. No se por que Martín me dejo su verga tan profundo ahi sin moverla, quizás estaba buscando acabar, pero lo cierto es que yo perdí el control y la sensación me sobrepasó. El no poder respirar y, para colmo, el no poder hacerlo gracias a una verga dura que me estaba llenando la garganta, fue demasiado para mi y en unos segundos comencé a sacudirme y a protestar de placer con la garganta llena. Mi cuerpo se retorcía de un placer y un orgasmo increíble, súbito, que casi me hizo perder el conocimiento y naufragar en un verdadero océano de éxtasis.
Mientras mi orgasmo pasaba sentí que Martín retiró su verga y me la empezó a refregar por la cara a la vez que yo jadeaba para tomar aire de nuevo. Carlos apuró su cogida y empezó a gemir mas fuerte, listo para acabar. Pensé que lo iba a hacer adentro mio, no se por que, pero sentí que luego de un par de empellones profundos y gemidos me dejó vacía y pronto sentí los chorros de su semen caliente aterrizando sobre mi cola y mi espalda mientras el acababa con unos suaves y roncos gemidos. Me encantó como me había cogido y me encantó haberle dado placer.
Martín también estaba listo. Pensé que quería acabarme en la cara, en esa misma posición, pero sentí que me giró rápido y se puso detrás mio. El también quería sentir mi vagina y yo también honestamente quería que me coja el también, quería sentir esa otra verga adentro mio. Martín me penetró con facilidad y me empezó a coger lindo, los dos gemíamos nuestro placer. No duró mucho y pronto el también me la sacó y me hizo sentir los chorritos de su semen en mi espalda y mi cola mientras acababa.
Finalmente me incorporé y abrí los ojos. Carlos me estaba sonriendo y me alcanzó una toalla para que me limpie. Los tres nos quedamos ahi, recuperándonos sin decir mucho. Ellos ni se habían desvestido, solo sacado sus miembros por las braguetas de sus pantalones. Yo estaba totalmente desnuda y ni me importó cubrirme de nuevo. Después de todo lo que pasó, no me daba pudor alguno estar asi con ellos dos.
Charlamos unos minutos hasta que me alcanzaron un poco de mi ropa, me dieron cada uno un beso, se despidieron agradecidos y se fueron. Me pidieron que me quede aca y que Alicia les baje a abrir. Cuando Alicia volvió nos fundimos en un abrazo dulce entre madre e hija. La vi y estaba bien, perfecta, nadie le había hecho nada mas que hacerla pasar un momento y un dia de mierda. Le agradecí a todos los santos que mi hija estuviese sana y salva. Martín y Carlos cumplieron su palabra.
Y yo cumplí la mia. Nunca hice la denuncia. Carlos y Martín tenían razón. Mientras ellos siguieran con su parte del acuerdo, y al pasar el tiempo me di cuenta que lo estaban haciendo ya que no volvió a pasarnos nada, no hacía falta exponerme a mi o a Alicia con una denuncia. Al poco tiempo decidí que era apropiado que Alicia haga un poco de terapia para que pueda procesar lo que le había pasado y también lo que me había pasado a mi. Por supuesto le conté que yo había sido violada por Chapita porque ella ya lo sabía, pero sentí que era lo correcto que yo también se lo contara, para que le sirva a ella como experiencia.
Yo también con el tiempo comencé a hacer terapia y psicoanálisis. Para tratar de lidiar con la violación y con todo lo que había pasado. Me costó, tuve que probar varios, pero al final encontré una buena terapeuta que me ayudó mucho a entender y a sobreponerme a los hechos de ese dia. Y gracias a esa terapeuta también pude llegar a entender y a convivir con esas otras partes de mi que habían salido a la luz ese dia. Las partes que lo disfrutaron. La terapeuta me ayudó a no avergonzarme, a entender a esas partes y aprender a convivir con ellas, ya que esas partes son parte de mi. Son parte de la mujer que soy.
De hecho la terapia funcionó mejor de lo que esperaba, porque hasta ahi llega la parte de la historia que Alicia sabe y me atreví a contarle.
Lo que nunca le conté a Alicia y jamás lo voy a hacer fue que luego de mucha terapia decidí aceptar esas partes de mi. Aceptarlas completamente. Mas de un año después de ese dia fatídico en casa, una mañana caminando por el barrio me crucé con Carlos. Nos reconocimos y nos quedamos charlando. Me dijo que Martín también andaba por el barrio asi que le di mi número y le dije que quedemos en contacto.
Desde ese dia y durante los siguientes tres años que Alicia iba a la secundaria por las mañanas, una o dos veces por semana en esas mañanas yo lo llamaba a Carlos para que venga a casa y me coja. O a veces lo llamaba a Martín para que venga el y me coja. Y algunas veces, debo admitirlo, a los dos juntos, algunos dias. Siempre me trataron bien y yo a ellos. No siempre era solo sexo. Muchas veces sabía o me decían que andaban con hambre asi que les hacía un buen desayuno o almuerzo, o les dejaba usar la ducha para que se puedan bañar. Con el tiempo me di cuenta que me encantaba recibirlos y tenerlos. Me di cuenta que me encantaba ser la puta de ellos, aunque sea unas mañanas de vez en cuando. Me satisfacía plenamente y yo los satisfacía a ellos. Mi terapeuta es la única que lo sabe y siempre me dijo que esa parte de mi siempre estuvo latente, que sólo necesitó que se presente la oportunidad en mi vida para que pueda salir a la luz. A otras mujeres quizás algo asi las averguenze, pero a mi no. Es una parte de mi que descubrí y me hace sentir plena.
Nunca, ni una sola vez, ni por accidente, se llegaron a cruzar con Alicia. Mi hija ni sabe que yo los sigo viendo y menos que vienen a casa todas las semanas. No sabría que decirle si se llegara a enterar. Nos cuidamos mucho con los horarios y tanto Carlos como Martín saben como es. Lo hacemos todo rápido y se van con tiempo de sobra. Pero las mañanas que comparto con uno o con el otro las aprovechamos completamente. Alicia me sigue insistiendo con que me consiga un novio, y yo le digo que si, que en algún momento se dará. Espero que ese momento tarde bastante, porque estoy muy feliz disfrutando a mis dos amantes villeros que me tratan tan bien. Nunca me piden nada y siempre me lo dan todo, o mas aun. Y yo me esfuerzo para darles todo también y complacerlos completamente.
Adoro escuchar a la parte de mi que le encanta ser rebajada y sometida. Me encanta sentirme asi, como el objeto que le da placer a un hombre que lo toma y que lo toma completamente. Que me usa para satisfacerse. Me encanta sentirme de uno de ellos, o de los dos. Me encanta, quizás alguna vez, alguna mañana, cuando nos estamos duchando los tres, cuando yo me arrodillo entre ellos y ellos me orinan. Me da placer sentir la orina caliente de mis hombres en mi cara, en mis pechos, en mi piel... en mi boca.
Tuve mi máximo momento de realización sexual con ellos. El mejor momento sexual de mi vida, no me importa admitirlo. Fue cuando Alicia terminaba ya el colegio y se fue una semana de viaje de egresados con sus compañeros. Arreglé con Martín y Carlos para que se queden unos dias conmigo en casa ya que yo también había arreglado en mi trabajo para pedirme vacaciones. Juro que nunca había sentido un placer tan intenso como el que sentí en esos dias. Nunca había sentido el éxtasis de tener las vergas de dos hombres adentro mío al mismo tiempo, llenándome de su leche y de su amor a la vez. Nunca había tenido orgasmos tan fuertes como los que tuve en esas noches cuando me hicieron sentir su puta al mismo tiempo. Y nunca había dormido tan bien como cuando lo hacía en esas noches de esa semana, al dormirme aprisionada dulcemente entre los cuerpos de mis dos hombres hermosos. Nunca había tenido tanto semen adentro mio como en esa semana.
Alicia ya terminó el colegió y se graduó. La estoy ayudando a conseguirse su primer trabajo. Es una chica inteligente y se que algo bueno va a conseguir. Y cuando logre sus primeros ingresos y pueda ahorrar, ya me dijo que quiere ir a vivirse sola. Me va a romper el corazón verla irse e independizarse después de tanto tiempo juntas, pero sabe que la voy a ayudar en todo. Ya tendré que lidiar con esa tristeza cuando llegue el momento en el que se vaya de casa.
Pero bueno, cuando llegue ese momento estoy segura que voy a tener mas tiempo para que Martín y Carlos me ayuden a sentirme mejor.
1 comentarios - Secuestrada en mi propia casa - Parte 2 (fin)