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invitacion muy caliente

Este verano decidimos con Lucas irnos de vacaciones a Bariloche

Los días pasaban como lo había imaginado: paseos, excursiones, garche antes de la cena, cenar, garche antes de dormir, algún que otro mañanero, y volver a salir a pasear. Disfrutaba mucho los días, más estando con Lucas. Un día, luego de una excursión, encontramos un barcito escondido cerca de donde parábamos. Nos sentamos en la barra a tomar algunas copas y nos fuimos. Los días siguientes volvimos a repetir la rutina. Nos había copado la onda del lugar así que hicimos costumbre esa visita.

Un día, Lucas se retrasó comprando unas cosas y yo fui primera, sola. Entré y me senté en la barra como hacíamos siempre. Cuando me atiende el barman, nada lento, me tira un "viniste sola hoy". Cortada, le contesto "no, ya viene mi marido . 

Al rato apareció Lucas y todo quedó en ese intento de chamuyo. Cuando salimos, volvimos a la habitación y me pegó una linda garchada contra la puerta de paradita. Luego de acabarme adentro y dejar mi concha chorreando de leche, nos tiramos en al cama.

- Cuando te fuiste al baño, al pendejo que atendía la barra se le iban los ojos para mirarte el culo - me dijo mientras acariciaba mi panza y apoyaba su verga enlechada en mi cola
- No me di cuenta - le contesté (eso era verdad, no me había dado cuenta), omitiendo la encarada que me había pegado antes que llegara.
- Te gusta?
- Que se yo, no es algo que pueda evitar - le dije, pensando que hablaba de que me miraran.
- Si te gusta el pibe - me quedé sorprendida ante la pregunta.

Rápido le contesté que no me interesaba nadie más que él. Cosa que era cierta, pero eso Lucas ya lo tenía claro. "No te gustaría..." se interrumpió para darle suspenso, mientras la mano en mi panza ahora acariciaba la parte baja de mis tetas. Yo no sabía qué me iba a decir, y no sabía qué responder... mi cabeza imaginaba miles de posibilidades... no sabía si era una prueba o hablaba en serio. Estaba descolocada. "... no se... hacer algo con él?". Abrí mis ojos gigantes sin creer lo que escuchaba. Quise darme vuelta para mirarle la cara y saber si estaba jodiendo, pero sus manos se aferraron fuerte a mi cuerpo sin dejarme mover.

"No. Estoy con vos. No te voy a dejar por una revolcada con uno cualquiera" le dije tratando de disimular los gemidos que me provocaban sus dedos apretando mis pezones. "Y quien dijo que me ibas a dejar...", yo estaba cada vez más descolocada. Ya no sabía donde quería llegar. "No te gustaría invitarlo... y te cogemos entre los dos". La sorpresa del pedido se mezclaba con el placer que sus dedos estaban provocando en mis tetas. Su verga estaba dura completamente refregándose contra mi concha.

"Qué?!" pude decir entre gemidos. Mi cola se tiraba hacia atrás abriendo las piernas para darle paso a su vergón refregándose en mi. "Vos me dejas garchar con tu amiga... me encanta, me vuelven loco las dos. Pero bueno, se que es todo gracias a vos. Y capaz, te gustaría volver a probar dos pijas. Una forma de devolución de favores".

Yo volaba. No lo podía creer. Como le explicaba que yo disfrutaba más que él garchar con mi amiga. Cómo le explicaba que preferiría invitar a otra chica, más que otro pibe... Así y todo, la situación me estaba calentando tanto, que sin darme cuenta mientas él me hablaba yo me pajeaba.

Agarré su pija y la clavé en mi concha. Empezamos a garchar en cucharita como estábamos, y todo quedó ahí. Aunque no puedo negar que esa cogida fue producto del morbo que se había generado en los dos. Al otro día, no se tocó más el tema hasta la tarde que volvimos a ir al bar.

Yo ya estaba decidida a aceptar la propuesta, el tema era quien de los dos lo encaraba. Nos sentamos en el lugar de siempre, y nos vino a atender el pibe este. El chabón tendría unos 25/26 años, pelo bien corto y ojos claros con un acento particular cordillerano que le daba un toque. La realidad es que no me había fijado en él hasta que Lucas me lo planteó. "Andá al baño un toque", le dije sutilmente al oído a Lucas, para dar a entender que me hacía cargo yo de hablarle.

Lo llamé al chabón, le pedí otro trago y le saqué un poco de charla. El pibe (Leo, su nombre) se lo notaba suelto charlando pero atento a ver si venía mi chico. Yo estaba nerviosa, como si fuese la primera vez que iba a hacer una locura así. En un momento, sin tener ningún tipo de relación con lo que veníamos hablando, le pregunté a qué hora salía.

Tomé un sorbo del trago desde la pajita con mi mejor cara de trola, y luego de morder el sorbete le pregunté si le gustaría ir a visitarme. El pibe quedó descolocado. "Pero está tu marido  ahí... veámonos en otro lado", no entendiendo la propuesta.

Tiré mi cuerpo sobre la barra y le pedí que se acercara para hablarle cerca del oído. "Es la idea lindo... los quiero a los dos. Yo sin él, no hago nada. Te prendés?". El flaco quedó con la boca abierta como recalculando lo que había escuchado. Yo me reía mientras seguía tomando del vaso. Lucas llegó, terminamos las bebidas y nos fuimos. Como propina le dejé mi teléfono y la dirección donde parábamos.

Apenas entramos a la habitación nos tiramos desesperados en la cama fundidos en un beso mientras sus manos se metían entre mi ropa. Pero no hicimos nada. Quería guardar esa energía para cuando llegara Leo. Estuvimos franeleando en la cama, hasta que me llegó un mensaje de él. Cuando abrí la puerta me cayó la ficha que me iban a garchar los dos. Hacía mucho que no me tocaba esa situación (los que me siguen, sabrán que estoy en una etapa un poco más... lesbi, digamos).

Al principio no estaba muy convencida, pero de golpe apareció la Julieta zorra de los 20. Lucas me abrazó mientras Leo se quedaba descolocado sin saber que hacer, esperando órdenes. Me resultó un poco tierno de su parte, más porque estoy acostumbrada en esas situaciones a chabones desesperados por coger.

Lo separé a Lucas y lo llamé a Leo para que se una. Los agarré a los dos de la remera y los arrastré hasta la habitación. Me frené, los puse uno al lado del otro y me arrodillé. Si Lucas quería conocer que tan puta era, bueno... ni besos ni nada, derecho a chupar vergas.

Les pasé la mano por debajo de la remera manoseando el torso de ambos. "Denme pija" les dije y ambos al mismo tiempo se bajaron los pantalones. Bajé la mano y acaricié el bulto de ambos. A simple tacto se notaba que la verga de Leo no era ni cerca lo enorme de la de Lucas. Cuando ambos quedaron en bolas, pude notar la carita del chabón relojeando el pijón de mi chico.

Sus ojos se cerraron cuando mi boca cubrió por completo su verga. Con la otra mano pajeaba a Lucas, mientras mi boca atendía la de Leo. Un rato, cambié. Me metí el pijón de Lucas hasta el fondo de mi garganta provocando que me atragantara y la sacara llena de saliva y tosiendo desesperada. Las manos de Lucas acompañaban el movimiento de mi cabeza. Otra vez, la saqué y me quedé tosiendo. Lucas me agarró de los pelos y puso mi cara frente a la pija de Leo.

Esta era mucho más simple. De un bocado la devoré entera, mientras mi mano jugaba en sus bolas. Me levantaron de los pelos y me tiraron a la cama, y ahí empezaron a jugar ellos. Lucas se tiró entre mis piernas a chuparme la concha, dejando el resto para el invitado. Se acostó al lado mío y me besó ahogando los gemidos en su boca. Las manos de Leo empezaron a manosearme las tetas.

Mis manos apretaron la cabeza de Lucas en mi concha, al borde de la explosión. "Sii seguí" gemía mientras Leo chupaba mis tetas desesperado, hasta que le agarré la pija y le supliqué que me la diera en la boca. Apenas sentí la punta de la verga rozar mi garganta, acabé gracias a la lengua de mi chico. Apreté las sábanas y casi que convulsioné entera por un rato. Cuando me calmé, Lucas me dio vuelta dejándome en 4. Me hizo parar bien la cola, mientras Leo miraba y se mordía los labios viendo como Lucas me manoseaba el orto.

Con una seña, lo llamó para cambiar la posición. El pendejo me agarró de la cintura y apoyó su poronga en el culo. Se pajeaba en mi cola mientas Lucas me llenaba la boca de verga. "Cogela", dijo Lucas y el chabón obedeció al toque. Apuntó la pija y me la enterró. Con todo lo que veníamos cogiendo esos días, más lo mojada que estaba en el momento, entró muy fácil.

Y acá (por suerte) el flaco de desató. Me pegó una garchada violenta chocando desesperado su cuerpo contra el mío en cada embestida. Mis gemidos se ahogaban en la verga de Lucas, que no se perdía detalle de como el pendejo me taladraba la concha.

Me dio vuelta, me puso boca arriba y se tiró encima mío para seguir cogiéndome. Yo estaba abrochada al chabón. Patitas al hombro, abierta y chapando bien fuerte con lengua a full. Cuando vi a Lucas al lado pajearse mirándonos, le saqué la boca y empecé a petear mi otra verga. El pendejo no frenaba el ritmo un segundo. Seguía frenético taladrándome, desesperado.

Tenía aguante, pero no tanto. "Ya viene" susurró, sin detenerse. "Damela acá", le dije con mi mejor voz de trola, rozando la yema de mis dedos desde la panza hasta mis tetas. Los ojos de Leo se abrieron como platos y no llegó a sacar la pija que se acabó entero. Quedó arrodillado, un poco frustrado, pero no me importaba.

Yo quería más. Lo agarré a Lucas y lo acosté. Primero, le chupé la pija arrodillada entre sus piernas, con la colita bien levantada apuntando al pendejo. Después, me trepé encima y lo cabalgué con ganas. Él se agarró fuerte de mi cola y yo de su cuello, mientas mi cuerpo subía y bajaba sobre su tronco, hasta que acabó. Me tiré en al cama, con una sonrisa de satisfacción indisimulable. En menos de 15' los había hecho acabar a los dos. Pero no iba a tener mucho descanso.

Si bien estaban ambos con la verga dormida recién lecheada, se dividieron mi cuerpo para seguir usándome a su antojo. Leo se fue a chuparme la concha y Lucas a mis tetas. Alternaba entre besos y caricias en los pezones llenos de saliva. Sentí un dedo, luego dos, entrar en mi concha mientras la lengua golpeaba mi clítoris cada vez con más fuerza.

Acabé mientras besaba a Lucas. Yo seguía re caliente, y ahora quería verga más que antes. La pija de Leo ya estaba al palo. Largué a Lucas y me tiré encima del pendejo, para cabalgarlo. Lo acosté y yo me puse a 90°, con la verga totalmente enterrada. Empecé un movimiento frenético saltando como loca encima de la pija del invitado. Por momentos parecía que podía quebrarle la poronga, porque casi la sacaba por completo y de una sentadilla profunda la metía toda adentro. Lucas se paró al lado, con la verga ya casi parada.

La metió en mi boca y terminé de endurecerla. Yo seguía re loca saltando. "Pará... pará", pidió el pibe. Frené mi cabalgata, para preguntarle que pasaba. Estaba a punto de acabar otra vez. "Es difícil seguirte el ritmo, loca" me dijo justificándose. Lucas me agarró y me tiró en la cama boca arriba. Era su momento.

Me penetró y me empezó a garchar para demostrar que él también podía pegarme una cogida bien dura. "Vení y dame leche, ahora si, dale" le supliqué mientras me tocaba las tetas. Leo se acomodó al lado de mi cara y simplemente agarrarle las bolas provocó que me llenara las tetas de lechita bien calentita, mientras Lucas no frenaba de cogerme sin piedad destruyendo mi concha con su vergón. Y sin perderse detalle de como me acababan encima.

Lucas sacó la pija y largó toda su descarga en mi panza. Me dejaron tirada en la cama, chorreando con las dos acabadas que escurrían por mi cuerpo mientras yo las mezclaba con mis manos. "Andá a limpiarte", me ordenó Lucas. Todavía no habían terminado conmigo. Cuando volví, en la habitación solo estaba Leo, que no sabía qué hacer o decir. "Que pasa, mirón" le dije para cortar el hielo. "Me re di cuenta como me mirabas en el bar", le tiré ante su cara de sorpresa. Sonrió al sentirse descubierto. Me tiré en la cama y me puse en 4. "Vení, aprovechá" le dije regalándome nuevamente.

"Chupame la conchita y la cola", le ordené y muy obediente se arrodilló entre mis piernas. Me abrí bien, y dejé que su lengua hiciera el trabajo. La pasaba desde la concha hasta el ano, jugando un rato salivando todo el culo. Luego fue tiempo de los dedos en mi conchita, que se mojaba cada vez más. Encima, sentir la lengua abrir mi cola me encendía más. Lucas entró a la habitación y sonriendo se acomodó delante mío. "No aguantaste, trolita" me dijo mientras ponía su pija en mi boca.

No le respondí con palabras. Simplemente me empecé a tragar la verga ahogando los gemidos por la chupada del otro chabón atrás. Mi chico acariciaba mi cabeza, mientras yo bajaba y subía lubricando todo el tronco. De pronto, me agarró fuerte del pelo sosteniéndome fija y comenzó a subir y bajar sus caderas grachandome la boca. Mis arcadas llamaron la atención de Leo, que se detuvo para mirar lo que me estaban haciendo. Largó un suspiro de admiración al ver como mi boca era castigada por ese pijón sin que yo me quejara ni pidiera parar.

Cuando por fin me soltó, un mar de saliva cayó sobre el cuerpo de Lucas. "Vas a entregar el culo hoy, mi amor?" me dijo mientras limpiaba con su verga la baba que caía de mi boca. Dejé salir mi sonrisa más morbosa y puta; y con un simple "obvio" volví a clavarme la pija en la garganta. Leo cortó la chupada para empezar a cogerme. Las embestidas me metía más adentro la pija de Lucas en la boca. "Pedile por favor que te haga el culo", me ordenó". Leo ya tenía un dedo en mi orto mientas seguía moviendo la verga sin pausa.

"Metemela... metemela en la colita" le solté entre gemidos. "Así no", me dijo Lucas pegándome con la pija en la cara. Hijo de puta, quería que suplicara en serio. Querés ver que tan puta soy? ok... "por favor, rompeme el orto dale... por favor metemela entera" le rogaba a los gritos, mientras no le sacaba la mirada a Lucas, que mordiéndose los labios me refregaba la verga ensalivada por la cara.

Leo sacó la poronga de mi concha y apuntó despacito en mi colita. Con el desgaste que venía teniendo estos días, no hubo problemas en que se enterrara por completo. "Uff" largó el pibe cuando su cuerpo chocó con mi cola con extrema facilidad. Con sus manos me apretaba las nalgas, como disfrutando el momento.

Pero yo quería que me culeara. Así que empecé a moverme para adelante y atrás cada vez con más ganas. "No vas a acabar ahora pendejo, entendiste?" le grité desencajada. Leo respondió con un cachetazo en el culo que sonó en toda la habitación.

Se frenó (para no acabar, seguro) y cambiaron de lugar. Lucas fue a mi orto, y Leo me la metió en la boca. Por más acostumbrada que esté, ese matafuego no entra fácil. La apuntó, empujó y fue abriendo mi colita con paciencia y mucha lubricación. Mi cara de sufrimiento se fue aguantando centímetro a centímetro la desfondada que me estaban pegando. De pronto mi cuerpo hizo tope contra el cuerpo de Lucas, que sin perder tiempo empezó a moverse. Sacaba la mitad de la poronga y me la clavaba toda.

"Animal... te entra todo eso en el culo?", decía Leo sorprendido mientras Lucas disfrutaba demostrar quien es el dueño supremo de mi colita. Si quedaba alguna duda, después de esa noche no había ninguna. Cuando la verga se secó, la sacó y se acostó al lado del otro chabón. Yo quedé nuevamente entre las dos pijas.

Pajeaba una, chupaba otra... así un rato, hasta que Lucas me preguntó si "me animaba"... me animaba a qué? El que no se animaba a preguntar era él. Si me animaba a una doble penetración. Mi vida... si supiera. Pero bueno... De una fui a cabalgar a Lucas. Me senté en su pija y me tiré hacia adelante, abriendo mi colita.

Leo sin dudar se trepó encima y me la clavó en la cola. "Ay siii" exclamé cuando las dos pijas estuvieron enterradas en mi. "Ay siii cojanme bien durooo" gritaba mientras los dos se desesperaban por darme pija. La verga de Lucas, al ser tan grande, medio que no dejaba que la de Leo entrara toda. Pero por mi estaba perfecto así. Me hicieron acabar tanto que mis piernas temblaron. Levanté un poco las caderas y sentí como chorreaban mis flujos por la pija de Lucas. Lo abracé y lo besé mientras seguían taladrando mis dos agujeritos.

Antes que el pendejo acabara, los hice cambiar. Leo abajo, Lucas al culo. Me senté arriba de Leo, mientras Lucas me penetraba el culo, ya destruido por las dos pijas. "No la voy a aguantar mucho por atrás", le avisé a mi chico para que no se zarpara. Entraron los dos y empezaron los movimientos. Esta vez, parecían más coordinados.

Leo la sacaba, Lucas la enterraba, luego la sacaba un poco y Leo me penetraba. El pendejo me garchaba mientras me chupaba las tetas, pero no por mucho tiempo: sentí como ahogó la exclamación mientras me mordía los pezones, y acabó adentro mío. Lucas no se había dado cuenta y me seguía taladrando.

"Acabá... acabá" le suplicaba. Sacó la verga de mi culo, que me latía de tanta pija, la apoyó en mi colita y se pajeó hasta largar toda la lechita que le quedaba en el tanque sobre mi espalda. Me tiré a un costado, liberando a Leo que había sido testigo mudo de la acabada reciente. La poronga del pendejo estaba flácida tirada sobre su cuerpo, aun chorreando un poco de semen.

Ya no daba para mucho más. Después de un rato medio que lo terminamos echando al pobre pibe. Yo me quedé tirada en la cama procesando todo. Hacía rato que no me cogían dos pijas, y la verdad nunca me iba a imaginar que iba a pasar de esta forma. Lucas volvió y se acostó al lado mío.

- Te gustó? - me preguntó mientras me acariciaba la cola.
- Si. No me esperaba que me propusieras esto
- Yo tampoco... se vio la posibilidad... y bueno... Estamos a mano - me volvía a repetir como si estuviera en deuda por garchar con mi amiga... no sabía como explicar que yo lo disfruto más que él... o tal vez, que lo disfruto igual que él, que es más un favor para mi... y bueno ya fue... se lo dije
- Pero vos entendés que para mi es especial mi amiga... yo disfruto lo que hago con ella. No hacía falta esto
- Pero bien que lo disfrutaste eh... nunca te vi cabalgar como hoy!! - ahhh mirá el morbosín con la que salió... pero de eso tenía una explicación, y creanme, es POSTA
- Boludo!! obvio que no! llego a cabalgar así arriba de ESTE PIJON y me tenés que llevar al hospital - realmente, es imposible cabalgar muy fuerte arriba de la pija de Lucas, hay que controlar bien los movimientos porque te rompe (y si, lo hizo varias veces). Mientras se lo decía, aproveché a meterle mano y noté como la tenía dura de nuevo.
- Opa... alguien se está calentando recordando como cabalgaba una pijita... mmmm que gruesa la tenés hijo de puta - me salió del alma al sentir como se agrandaba en mi mano.
- Te garcho toda pendeja puta... me re calentás
- Ay si cogeme... pero la cola no, me la dejaste destruida...

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