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hice posar a mi esposa

-Luis, gracias por venir este día lluvioso, pero tenemos un problema, no creo que podamos hacer la sesión de fotos, Josefa llamó para decir que no puede venir. La verdad, me molesta mucho, tengo todo preparado el lugar, focos, trípode, máquina, y no quisiera perder esta oportunidad, porque estas fotos tengo que presentarlas casi inmediatamente.
-Si lograra que mi esposa posara contigo. ¿Tú estarías dispuesto a hacerlo con ella en lugar de Josefa?
-Por supuesto, sin problema.
-Bien, hablaré con ella.
Pienso que mi esposa lo hará, le dará un poco de vergüenza al inicio, porque son fotos de desnudos, donde los modelos simulan actos sexuales, pero son solo simulaciones. Además sé que ella lo ha mirado con gusto y admiración a Luis en otras oportunidades que él ha posado desnudo y ella ha estado ayudándome.
-Inés, entiende, es un favor, tú ya lo has visto desnudo, y a él no le importará verte, es un profesional, es serio, educado, reservado, y para él será un trabajo como cualquier otro, además siempre usa preservativo, como precaución, por si los sexos se llegaran a tocar exteriormente.
-Pero es que me da mucha vergüenza, yo soy mayor que él, es un jovencito que está acostumbrado a posar con muchachas de su edad, tendrá entre sus brazos a una mujer mayor con todas sus imperfecciones.
-No digas eso, sabes que eres madura, pero muy, muy apetecible para todos los hombres, ese no puede ser el motivo. Ven, por favor.
Y subió al dormitorio, donde estaba todo preparado, se desnudó y se puso una bata de baño. Cuando estaba pronta, llamé a Luis, quien por respeto a ella, se desnudó en el baño, y salió, si, totalmente desnudo. Mi esposa no se atrevía a mirarlo, y sin perder tiempo, los coloqué para la primera toma, que sería el de espaldas contra una pared, y ella apoyada su espalda en su pecho. Luis cuidadosamente le quitó la bata de baño, le subió un brazo, y con una mano tomó uno de sus senos, y con la otra tapó su pubis.
-Perfecto, por favor, quietos, una, dos, quietos por favor.
Por el ojo de la cámara miré a mi esposa, y vi que estaba un poco colorada y agitada, es que sentiría a su espalda, el pecho y la polla de Luis, y además su mano, que con delicadeza, pero firme, apretaba su seno derecho.
-Ahora Luis tu sigue de espaldas, y tu Inés de frente a él, abrázalo por encima de sus hombros.
Mi esposa giró, se apoyó en el pecho de Luis, subió sus brazos y lo abrazó por el cuello, Luis bajó sus manos, y apretó sus nalgas, para acercarla más.
-Otra vez perfecto, quietos, por favor, quietos, así, así. Toma terminada, vamos a la cama, Luis acuéstate de espaldas, y tu Inés, ponte sentada sobre él, como si lo montaras en esa situación.
Así lo hicieron, el problema es que Luis ya estaba empalmado, y su polla, grande y gruesa, apuntaba hacia arriba y se vería en las fotos.
-Luis, baja tu polla, para esconderla de las fotos, que Inés se siente sobre ella, para que no se vea en las fotos.
Inés se separó un poco de Luis, para que este bajara su polla, supongo que con esfuerzo, e Inés volvió a sentarse, tapándolo totalmente, de esta forma no se veía, y para la foto se suponía que estaba dentro del coño de mi esposa.
-Ahora Inés ponte en cuatro patas, y Luis detrás de ella, como si la estuvieras penetrando desde atrás.
Nuevamente la polla de Luis apuntaba bien alto, cada vez más grande, y sobresalía desde el culo de Inés hacia su espalda.
-Por favor, baja nuevamente esa polla, pera que no se vea en la foto, que quede escondida entre las nalgas de Inés.
Luis se separó un poco del trasero de Inés, bajó con su mano su polla, y luego empujó su cadera hacia adelante, contra el trasero y el coño de Inés. En ese momento toda la polla de Luis rozaba y apretaba el coño de Inés, quien debía mantener un poco abierta sus piernas para que el cuerpo de Luis se apretara contra ella como si la estuviera penetrando. Hice las fotos, luego fotos desde atrás, y luego desde el frente, donde pude ver que mi esposa tenía los ojos cerrados, y un poco la boca apretada, como intentando ahogar un suspiro. Indudablemente la estaba excitando mucho todo lo que estaba ocurriendo.
-La última, Inés de espaldas en la cama, junto al borde, las piernas bien arriba, y tú Luis entre ellas, con ambos brazos apoyados en la cama. Bien, pero sube más las piernas Inés, y Luis apoya tu sexo más en ella, para que no se te vea la polla, si lo pones hacia abajo como en las fotos anteriores, en las fotos de espalda se verá que está fuera, por lo cual hacia arriba, pero bien junto a Inés para que no se vea.
Hice las fotos desde todos los ángulos, mi mujer trataba de no mirar a Luis que lo tenía entre sus piernas, y ella con las piernas bien altas y abiertas.
-Ya casi terminamos, baja un poquito tus piernas, son tres poses, con las piernas bien altas, a media altura y bajas, bájalas un poco.
Trató de hacerlo, pero inmediatamente las subió, y me vi que si las bajaba, la polla de Luis entraba en su coño.
-Noo. No puedo bajarlas, si las bajo me penetra.
-Es que no puede ponerla hacia abajo, porque se verá en las fotos. Por favor, bájalas un poco, terminaremos la segunda toma, y luego quedará solo una. Tiene puesto preservativo, no te ocurrirá nada.
Me miró asustada, con sus ojos fijos en mí, y fue bajando despacio las piernas hasta la mitad de la altura requerida, y la polla de Luis penetró hasta su mitad. Inés emitió un pequeño quejido, y cerró sus ojos, al mismo tiempo que se aferraba con fuerza y con ambas manos a los antebrazos del hombre que la estaba penetrando.
-Perdón Inés, no fue mi intención, es que no hay otra forma de hacerlo, sin que se vea la polla afuera. ¿Te duele? Preguntó Luis.
-Nooo… Es gruesa y está muy dura, pero no.
-Por favor, callados y quietos, ya termino. Inés abre los ojos y mira a Luis, ahora. Y Luis tensa tus músculos para que sobresalgan en la foto, como si estuvieras haciendo un esfuerzo. Así, bien. Ahora baja totalmente las piernas.
-No me lo pidas, no puedo….., si lo hago, me entrará toda.
-Inés te repito, es la última toma, no hay otra forma de hacerlo sin que se vea que es no es realidad. Deben ser lo más reales posibles para que las reciban. Por favor baja tus piernas.
Inés en esta oportunidad no me miró, sino que cerró los ojos, y fue bajando nuevamente sus piernas, y la polla de Luis entró totalmente en su vagina. Volvió a suspirar, aún con los ojos cerrados, y se agitó tanto que se veían sus senos subir y bajar al ritmo de su respiración.
-Ya casi terminamos, Luis baja tu cabeza, afloja los músculos, afloja tus glúteos.
Así lo hizo y la polla salió un poco de la vagina de mi mujer, y como corresponde bien mojado y lubricado de sus jugos.
-Ahora, tensa tus músculos, sube tu cabeza, y aprieta espalda y glúteos.
Al hacerlo, la polla volvió a entrar profundamente en el coño de Inés, quien esta vez soltó un gemido fuerte, soltó los antebrazos del hombre que la estaba clavando, y se tapó la boca para no gritar.
-No Inés, quieta, no te muevas, no puedo hacer las fotos, no puedes soltar los brazos de Luis, quieta  por favor. Luis de nuevo, baja tu cabeza, afloja músculos y glúteos, necesito foto en descanso y en tensión.
Luis lo hizo como le indiqué, la polla volvió a salir hasta medio camino, y cuando terminé de sacar las fotos en esa situación, y sin necesidad de indicación volvió a tensar todo su cuerpo, sus glúteos, y su polla entró todo y profundo en la vagina de Inés. Y esta vez Inés no pudo suprimir un gemido fuerte, intentó no soltar los brazos del hombre para taparse la boca del grito que venía desde su garganta, pero no lo pudo hacer, entonces la vi abrir la boca y gemir con fuerza, sabía que en ese momento su coño no le obedecía, y se contraía, apretando y soltando la polla que tenía clavada en lo más profundo de ella.
-Se está corriendo.
Fue todo lo que dijo Luis, pero se mantuvo quieto, con su polla clavada y ensartando hasta lo más profundo el coño de mi esposa. Le hice señas a Luis que se retirara. Este lo hizo despacio, como con respeto y callado. Me acerqué a mi esposa. Le dije que se acostara boca abajo que la iba a tapar, y así lo hicimos, ella se dio vuelta, quedó boca abajo, escondió su cara en la sábana, y con la otra sábana tapé su desnudes.
-Luis, vamos a revisar las fotos en la misma máquina, dos pares de ojos ven más, y de esta forma, ya revisamos y rectificamos o eliminamos lo que corresponda.
Luis miraba las fotos a medida que yo las iba pasando, pero no opinaba, estaba totalmente empalmado, con su polla dura, y miraba de costado a mi mujer que seguía acostada boca abajo, y en silencio.
-Te has quedado con ganas de correrte tú también.
-Sí, pero bueno, me aguantaré.
-Luis, si quieres correrte en ella, lo hablaré con Inés, y seguro entenderá y lo permitirá, es lógico, ya que ella sí lo ha hecho.
Me arrodillé al costado de la cama, giré su cabeza para que me mirara, y le dije, te has corrido, no pasa nada, es natural, nadie podría aguantar en tu situación, tranquila. Luis no se ha corrido, y quiere hacerlo, déjalo que te la meta nuevamente, será rápido, porque tiene muchas ganas, así como estás, de espaldas. Y mientras le decía eso, le quitaba la sábana que le había puesto por encima, dejándola desnuda otra vez.
-No, por favor, no…., no quiero,  me da mucha vergüenza.
-Inés, será solo un poquito, rápido, está muy empalmado, y tiene muchas ganas, será solo un momento, se correrá enseguida, y ya estará. Levanta un poco tu culo para que ponga un cojín debajo.
-No…, por favor, no quiero, no.
Pero al mismo tiempo subía sus nalgas para que yo metiera el cojín por debajo.
-No, no quiero…., tengo vergüenza, quizás no sea rápido…., tengo miedo que me guste nuevamente.
-Abre un poco las piernas mi amor, será un momento, tranquila, yo estoy aquí, solo la meterá y se correrá, tranquila. Y mientras le decía esto, le hice señas a Luis que lo hiciera. Luis se acercó, puso la punta de su polla en la entrada del coño de Inés, y quedó un momento a la espera de la reacción de ésta. Inés abrió apenas las piernas, y ello fue suficiente para que Luis empujara y la mitad de su polla se perdió dentro del coño de mi esposa. Yo acaricié suave la espalda de Inés para tranquilizarla. Inés volvió a gemir, volvió a esconder su cara en la sábana, y ello animó a Luis que empujó fuerte y la penetró toda. Esa fue la palaba de Inés.
-Toda….. Me entró toda de nuevo.
Inés se aferró fuerte a las sábanas con una mano, y con la otra hizo apoyo en el respaldo de la cama, yo me separé para no molestar, y ese fue el detonante para que Luis con una mano separara más aún las nalgas de Inés para entrar más profundamente en su cuerpo, y sin soltar esa nalga, la apretaba, y empujaba, lento pero siempre entrando hasta el fondo del coño de Inés, enseguida aumentó el ritmo, y pronto la estaba follando fuerte y a fondo, Luis se tensó, vi que se iba a correr, emitió una especie de rugido sordo, y se quedó quieto, clavando a mi esposa hasta el fondo y descargando todo su semen, espero dentro de su preservativo. Inés gemía y empujaba con su culo hacia atrás, para que la penetración fuera lo más completa posible. Luego Luis se separó despacio, y yo volví a tapar con la sábana a mi esposa.
-Gracias, dijo Luis cuando se iba hacia el baño a lavarse y vestirse. No sé si dirigido a mí o a Inés.
-Gracias, me dijo mi esposa, mirándome y volviendo a esconder la cara en la sábana.

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