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Compendio III
LA TARDE ANTERIOR DE LAS CHICAS
(Nota de Marco: Esto es lo que las chicas me contaron a grandes rasgos tras salir de la ducha y mientras volvíamos a la escuela. Obviamente, agregué elementos de mi cosecha, pero creo que es una buena descripción de cómo se dieron las cosas antes de nuestro encuentro.)
La casa de Aisha se había vuelto el punto de encuentro cada mañana. Sus amigas la visitaban y compartían sus escapadas sexuales conmigo. Pero en vista de que, en esa oportunidad, Isabella había tomado su turno, era el momento preciso para que Aisha tuviera una charla de mujer a mujer con Emma.
Aunque la preocupación de que David interrumpiera el encuentro permanecía en el aire, Aisha se sentía lo suficientemente confiada que no lo haría, habiendo tenido un desempeño paupérrimo la noche anterior en la cama.
Aisha y Emma estaban de buen ánimo mientras se acomodaban en la cocina.
>¡No puedo creer que hicieras eso! – se reía Aisha, sirviéndole chocolate caliente a su amiga.
o¿Por qué no? – preguntó su amiga, riendo mientras comía una tostada.
>¡Porque Izzie siempre se sale con la suya! ¡Por eso! -Aisha le respondió riendo. – Quiero decir… vamos, Emma. Incluso yo me mojo con la idea de volverlo a ver.
Emma suspiró.
o¡Lo sé! No niego que extraño su verga llenándome…- se detuvo unos segundos, insegura de continuar. – Pero no puedo negar que he estado sintiendo otros deseos, también…
La sonrisa de Aisha creció, imaginando la clase de pensamientos que Emma le hablaba.
>¿Tú también? – Le preguntó con una sonrisa.
Sintiéndose en mayor confianza, Emma compartió sus pensamientos. Le describió a Aisha lo excitante que había sido nuestro trío con Marisol. La intensidad de nuestra unión. El amor que ella sintió.
Emma contó con lujo de detalles que su experiencia fue más allá de la lujuria. También sintió el amor y la admiración de mi ruiseñor y que, gracias a eso, la amistad entre ellas creció. Al igual que cuando ella se enteró por los labios de Marisol, Aisha se sorprendió al enterarse que incluso Cheryl se acostaba conmigo…
Y que, a mi esposa, eso no le parecía mal.
A cambio, Aisha le contó sus propias experiencias en nuestros tríos con Calliope y conmigo. Para Aisha, era una experiencia refrescante y revitalizante. Aisha le contó que no sentía que estuviera en una competencia con su hija. Pero de la misma que Emma mencionó, cuando veía a su hija disfrutar conmigo, se percató del regocijo de Calliope, como si fuera algo que nunca antes hubiese visto.
El silencio entre ellas permanecía con tonos mágicos.
>Entonces… ¿Tú también has pensado en Izzie? - preguntó Aisha con una sonrisa.
Emma enrojeció.
>Es decir, Marco es sorprendente. – Bromeó Aisha. – Pagaría por ver a Marco follarla por el culo.
Emma se rió al pensarlo.
Pero fue entonces que las dos pensaron en lo mismo.
¿Qué tal si Aisha y Emma me compartieran?
oNo lo voy a negar, Aisha. Tengo curiosidad. – Dijo Emma en un tono prudente. – Te encuentro a ti y a Izzie muy atractivas, pero necesitamos arreglar algunas cosas antes. Primero, ¿Qué harás con respecto a tu esposo?
Aisha sonrió orgullosa.
>¡No te preocupes por él! - dijo en un tono casi condescendiente. - Podría decir que mañana iremos de compras y no se dará cuenta.
Emma se sorprendió por su convincente excusa.
oOk… bien, lo segundo es de hecho, lo más importante: Tenemos que convencer a Marco. – Le dijo en un tono más serio.
>¿Qué?
Emma sonrió y le explicó que Marisol le había contado que no me gustaban mucho los tríos. Aunque al principio Emma misma se notaba confundida, mi ruiseñor le contó de mi tendencia de satisfacer a ambas mujeres al mismo tiempo, para evitar envidias. La única desventaja de esto es que me resulta demasiado agotador.
Aisha se asombró con la relación y confianza que Marisol y yo compartimos. En esos momentos, le hizo mucho más sentido por qué soy tan cariñoso y responsable con respecto a mi esposa.
>Bueno, yo solo quiero darle a Izzie una lección. - Dijo Aisha, bebiendo su taza. Emma le sonrió. – Le dejamos que se salga con la suya muchas veces, y ahora, es hora de que nos pague.
Aisha aprovechó de darle una mirada juguetona y seductora.
>Estoy ansiosa de estar contigo y con Marco mañana.
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Para cuando salimos de la ducha y volvimos al dormitorio, faltaban unos pocos minutos para la 1:30 pm. A pesar de nuestra limitación de tiempo, nuestra apasionada mañana por poco nos atrasa para retirar a los niños de la escuela.
Aisha y Emma intercambiaron miradas cuando se dieron cuenta cómo las miraba mientras se vestían. Era claro que mi calentura por ellas no se había disipado, con mi erección todavía visible entre mi ropa.
Pero a pesar de todo, soy un padre devoto. Nada supera a la preocupación por mis hijos. Las tres están muy conscientes que siempre priorizo a mis hijos por encima de un polvo extendido en la cama, lo cual les recomendaba gentilmente el balance delicado que debemos mantener.
En la camioneta, Emma se sentó de copiloto, con su mano apoyándose en mi muslo, sintiendo el poder de nuestra pasión restringida.
Y sin embargo, me di cuenta que el gesto le causó molestia a Aisha, siendo que ella nunca había mostrado celos en nuestra relación.
>¡Fue increíble! - Comentó Aisha, tratando de ahogar el sentimiento con el recuerdo de lo que habíamos vivido. - ¡Nunca me sentí tan viva!
Las mejillas de Emma enrojecieron a un tono más sonrosado todavía.
o¡Lo sé! – comentó con una voz melosa, sus ojos brillando de emoción. – La forma en que nos hace el amor… es algo que nunca antes había sentido.
-¿Me podrían dar un descanso? – les supliqué, aunque mi sonrisa no les convencía tanto que no disfrutaba de su atención. – Estoy tratando de volver a la escuela a la hora… y pensar en sus cuerpos me distrae.
Nos matamos de la risa, disipando cualquier tensión latente. Cuando llegamos, Izzie ya nos esperaba, su mirada furibunda con una pizca de curiosidad.
•¿Y bien? – Nos preguntó, con su voz cargada de anticipación.
Emma sonrió y abrazó a Isabella.
o¡Fue maravilloso! ¡No aguanto las ganas de compartirlo contigo! – Comentó Emma con sinceridad.
Las mejillas de Izzie se encendieron aun más, y miró a Aisha, quien también asintió ansiosa.
Yo me reí.
-Pero por ahora, recojamos a nuestros hijos. – Les dije, en un tono suave pero firme. – Necesito unos días para descansar.
Pero mientras esperábamos a nuestros hijos en la entrada, distinguí claramente la cabellera rojiza de Cheryl.
Al verme, me dio una mirada que era cualquier cosa menos inocente. Sus ojos hablaban de susurros, besos, gemidos y encuentros indiscretos.
Pero mientras la miraba, sentí una mano sobre mi nalga izquierda y la sutil presión de un enorme busto color chocolate, apoyándose en mi brazo…
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