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Juanito el cornudo (Flor)

Juanito el cornudo (Flor)

Cuando era joven de cole conocí a una chica de quien me enamore a primera vista. Su nombre era Flor. De personalidad muy seria o penosa, piel morena, grandes ojos negros, pequeños pero carnosos labios, cuerpo delgado que la hacía ver frágil, siempre estaba con su grupo de amigas, la mayoría altas, piel clara, rostros de princesas, con cuerpos mas llamativos y curvilíneos que ella. 

Cuando salían arregladas Flor siempre se recogía el pelo, a diferencia de sus amigas ella no parecía ser tan bella ni tan extrovertida pero además de sus hermosos y grandes ojos negros tenía algo que me calentó la sangre desde el primer momento, sus pechos. Flor siempre vestía pantalones acampanados para disimular sus piernas flacas y playeras ajustadas que se adherían a su torso delineando la forma de sus preciosos pechos.


Desde el primer día platiqué con ella mirándola con cara de bobo le llamaba por teléfono, la invitaba a salir, le regalaba algunos detalles, no pasaba un día que pasara sin pensar en ella. La visité muchas veces y platicábamos por horas me encantaba hacerla reír, quizás no tenía la sonrisa mas linda pero sus pechos le saltaban con cada carcajada que salía de ella.


Su casa era de dos pisos y a un lado tenían una casa abandonada la cual tenía un terreno baldío en la parte trasera. Una noche, cegado por mi obsesión me aventure a entrar a la casa abandonada por el terreno baldío de atrás, había un par de arboles grandes y con muchas hojas (nogales). Subí a uno que daba justo para la ventana de su habitación. La espié muchas veces, la vi estudiando, hablando por teléfono, probándose ropa (aunque nunca la pude ver desnuda casi siempre me masturbe embobado con su hermosura). 


Flor sabía que yo estaba loco por ella pero no parecía importarle. Una tarde me decidí por arriesgarme y compre unas flores, fui a su casa, platicamos, le di un discurso de amor digno de Cirano de Bergerac. Ella se quedó encantada, me miraba como nunca, su sonriente rostro brillaba y me dio un beso colgándose de mi cuello aceptando mi declaración de amor.


FLOR: Que lindo eres, la verdad siempre me gustaste pero no sabía que tanto te gustaba yo. Y si, si quiero ser tu novia. Solo que ahora no puedes estar aquí por que estoy sola en casa y si los vecinos nos ven le van a decir a mi mamá y pues me van a regañar. ¿Nos vemos mañana?


Nos despedimos con otro beso en los labios y me fui para no provocarle problemas.


Fue mi primera novia y yo su primer novio. Después de varios meses no llegábamos mas allá de besarnos por horas, cuando intentaba tocar alguna parte de su cuerpo que no fuera la cintura o su rostro ella me detenía y me decía que no quería equivocarse, quería que lo nuestro fuera especial y porque no que nuestra primera vez juntos fuera cuando nos casáramos como lo dictan las buenas costumbres de la sociedad (después de terminar nuestros estudios).


Desde que estuvimos juntos dejé de espiarla, traté de respetarla en todo, hasta dejé de masturbarme pensando en ella. 


Cada vez que estaba sola en casa me prohibía visitarla para evitar problemas con sus papás pero una de esas veces me animé a regresar al viejo árbol y mirarla en secreto. 


Ahí estaba mi enamorada, en pijama, acostada en su cama hablando por teléfono, riendo tan hermosa como siempre. Colgó la llamada y se miró al espejo unos minutos, apretando su playera como resaltando sus jugosos pechos. 


De pronto alguien entró a su habitación, era un vecino de ella que era casado, el era mucho mayor (unos 35), Flor alzó los brazos y se colgó de su cuello dándole un beso en los labios justo como hacía conmigo, el la levanto agarrándola de sus nalguitas cuando a mi ni siquiera me dejaba tocarla, Flor lo rodeó con sus piernas y después de un rato de besarse el le quitó la playera sin que tocara el piso. Le quitó el brasier y comenzó a chuparle sus hermosas tetas, Flor seguía colgada del cuello de su vecino con los ojos cerrados y la cara hacia arriba. 


Un doloroso calor invadió mi rostro, yo nunca la había visto desnuda pero ahora podía ver sus bellos pechos desnudos siendo besados por otro hombre, un señor que encima era casado. El la regresó de pie al suelo y la inclinó sobre un lado de su cama cubierta con sabanas rosas. Le bajó el pantalón del pijama junto con su panti. Las nalguitas de Flor eran mas bellas de lo que nunca imaginé.


El señor acarició, besó y nalgueo su perfecto culito. Mi novia lo veía encantada, no paraba de sonreir. Sus grandes ojos brillaban como cuando me veía a mi.


No pude evitar el llanto pero tampoco pude evitar mi erección. El cuerpo de mi novia era una perfecta escultura. Su piel morena me excitaba y sus curvas me hacían perder el control.


El tipo comenzó a penetrar a Flor mientras estaba empinadita en su cama, ella apretó sus dientes, cerró sus ojos y apretó con sus delicadas manos la inocente sabana color rosa. El la embestía con fuerza como si fueran un par de perros cogiendo en la calle. Entre lagrimas y escurrimiento nasal, saqué mi pene y comencé a masturbarme mirando la pornográfica escena. Por momentos se podía escuchar el golpeteo de su cama topando contra la pared y rechinando con el suelo.


Después de un rato el se recostó sobre la cama y ella se montó encima dándole la espalda. El delicado cuerpo de Flor comenzó a brincar violentamente sobre el pene del señor, sus preciosas y grandes tetas rebotaban de manera increíble, su rostro era de placer animal, no sonreía, pelaba los dientes con los ojos cerrados, no podía creer que fuera la misma chica tierna y sería que presumía alegremente ser mi novia.


Un par de lagrimas cayeron sobre mi pene mientras me masturbaba, ellos cambiaron de posición un par de veces mas y al final el la lanzó con fuerza sobre la cama y se corrió sobre sus perfectas tetas, con sus manos las acarició embarrando su semen, se vistió, le dio un beso en los labios y se fue.


Flor quedó desnuda, recostada unos minutos tocándose los pechos cubiertos de semen, masturbándose, temblando y retorciéndose como poseida. despues de un momento se levantó y se metió a la ducha de su habitación.


Yo me fui a mi casa desconsolado y excitado. Me masturbe pensando en su cuerpo hasta quedar dormido. Después de pensarlo mucho seguí con ella y nunca le pregunte nada acerca de su vecino aunque ella siempre me aseguró que permanecía virgen. Cuando tuve la oportunidad en un parque cerca del cole la cargué agarrando sus nalgas mientras me besaba abrazandome del cuello, ella no se negó. Con la ropa puesta y con gente caminando por el parque besé y mordí sus tetas como lo hacía su vecino. Nos fuimos a una zona algo escondida del parque y ahí tuvimos nuestra primera vez juntos, mi primera vez en la vida.
Fin.
cornudo




¿Continuara?    


      

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