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Mi primera vez con una chica trans

Su nombre es Julieta y tiene las tetas mas ricas que probé en mi vida. Son redondas, duras, con unos pezones que son un sueño. La conocí en una pagina de chat con desconocidos. Su carita de nena me enamoró, pero cuando me dijo que venía con sorpresa, decidí que tenía que ser mía. Me contó que era pasiva, pero que le encantaba que le chupen la pija. Intercambiamos un par de fotos y quedé totalmente sorprendido al ver la tremenda pija que tenía. Morboseamos durante horas, hasta entrada la madrugada y quedamos de vernos la tarde siguiente. Imaginando el encuentro, no pude evitar masturbarme con muchas ganas.
A las dos de la tarde en punto toqué el timbre de su departamento. Su voz de niña, de inmediato, me hizo poner la pija bien dura. Subí los ocho pisos por ascensor con la cabeza a mil por segundo imaginando todas las cosas ricas que pensaba hacerle. Abrió la puerta y, si ya estaba enamorado, verla me hizo sentir algo superior. Rubia, ojos verdes. Vestía un top azul al que le costaba contener esas dos tremendas tetas y un jean azul/celeste que le hacía unas piernas hermosas. Me fui imposible no desviar la vista hacia el bulto que se le marcaba entre las piernas.
Nos saludamos directamente con un beso en la boca. Fue tierno, pero a la vez intenso y húmedo.  
─¿Querés tomar algo? ─preguntó con su vocecita hermosa.
─A vos, bebé ─respondí tomándola de la cintura y metiendo mi lengua en su boca.
Sus manos fueron directamente a mi pija, que ya estaba muy dura. Frotaba su mano en ella por encima del pantalón. Yo solamente pensaba en ponerla en cuatro y romperle ese culo hermoso. Mientras el beso aumentaba en calentura, llevé una de mis manos hacia su top y se lo bajé de golpe. Sus tetasen persona eran infinitamente mas bellas que por fotos. La llevé casi a los empujones hasta un sillón, la hice sentar y me arrodillé entre sus piernas para chuparle las tetas. Eran muy suaves y duras. Mientras se las chupaba gemía con mucho placer mientras se acariciaba la pija por encima del pantalón. Me detuve un momento para quitárselo. Su pija era hermosa, casi del tamaño de mi cara, y bastante gruesa. No pude contenerme y se la chupé. El volumen de sus gemidos iba en aumento, cosa que me enloquecía. Cuando empecé a chuparle los huevos me dijo que estaba por acabar.
─Todavía no, bebé ─ le dije.
Le di la mano y la hice ponerse de pie. Se quitó el top y me ayudó a desnudarme. Me indicó que la siguiera y fuimos a la habitación. Se acostó en el centro de la cama y yo salté hacia ella como un animal hambriento. Nos besamos, chupamos, mordimos. El roce de pi pija con la suya me incendiaba cada vez más, mientras esas tetas perfectas me obligaban cada rato a volver a chuparlas. Luego de un rato me monté sobre ella y puse mi pija entre sus tetas. La presión que sentía era como el abrazo de un dios. Y los que ella me decía me hacía volverme cada vez más loco.
─Dale papi, así. Cógeme bien las tetas, dale, prepara bien esa pija así después me rompes el culo, dale, dale, más rápido.
Agradecí a los dioses la paja que me había hecho la noche anterior, sino ya habría acabado. Cuando sentí que no podría aguantar mucho más, metí mi pija en su boca, de un golpe hasta el fondo y la dejé ahí hasta que sentí que se ahogaba. Sus ojos llenos de lagrimas brillaban más que el mismísimo sol. La saqué de su boca y la arcada que largó fue hermosa. Luego le puse los huevos en la boca y los saboreo con gran maestría.
─Cogeme amor, por favor ─dijo entre gemidos.
Me senté en la cama y le pedí que se montara de frente a mí. Me rodeo el cuello con sus brazos. Nos besamos mientras frotaba su culo en mi pija. No podía dejar de manosearle las tetas. Sentía como su tremenda pija se me clavaba en el vientre y me encantaba. Su culo y mi pija se fueron acoplando tan bien, que sin ningún esfuerzo pude penetrarla. Apenas entró soltó un grito animal que me enloqueció. Sus movimientos eran fascinantes. Mi pija entraba y salía de su culo, mientras sus tetas bailaban frente a mi cara. Luego de un rato se tiró hacia atrás, apoyando las manos sobre el colchón, sin dejar de cabalgar. Era casi hipnótico el movimiento de su pija totalmente erecta sacudiéndose, mientras a centímetros mi pija le cogía ese culo divino.
Estaba haciendo un gran esfuerzo por no acabar, por loque le pedí cambiar de posición. La puse en cuatro sobre la cama. Me paré detrás de ella y comencé a meter y sacar la cabeza de mi pija en su culo.
─Sí, así, quédate ahí.
Luego de varias veces de hacer eso, metí mi pija con fuerza hasta el fondo y la dejé ahí.
─¿Te gusta, putita? ¿Te gusta que te rompa el orto? ─pregunté.
Como respuesta, comenzó a moverse de atrás hacia adelante, cada vez con mas fuerza. Su culo me estaba cogiendo la pija y era hermoso. Luego de un rato así, la tomé por la cintura y empecé a cogerla cada vez con mas fuerza. Ya no gemía, sino que gritaba pidiéndome por favor que la cogiera con mas fuerza. Seguimos así durante varios minutos hasta que sentí que ya no daba más. La hice recostarse boca arriba y junté su pija con la mía. Pajee ambas con mucha fuerza, hasta que en el mismo instante largaron gran cantidad de leche que le empaparon la panza, las tetas y parte de la cara. Volví a chuparle la pija y a recolectar con mi boca toda leche esparcida en su cuerpo, desde abajo hacia arriba, hasta llegar a su boca. Dentro de ella descargué esa mezcla de semen en medio de un beso apasionado.
Perdí la noción de cuanto tiempo pasamos enredados en la cama. Besándonos, tocándonos, pajeando el uno al otro. Cuando me fui ya erade noche y nos despedimos con la promesa de volver a vernos cuanto antes.

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