Inspirado después de mucho tiempo por estos relatos, por los chats (y ahora las apps como la de la mascarita) y también por algunos viejos y extintos cibers de la plata terminé, como algunos acá, yirando en la zona de la facultad de trabajo social.
La bebida y las sustancias hacían emputecerme y terminaba con la tanga robada de alguna vecina bien metida en la cola caminando e insinándome por la zona. Es hermosa la sensación de escuchar a los autos acercarse, frenar o pasar despacio. Es hermoso recordar cómo me subía y dábamos una vuelta hasta encontrar alguna calle oscura y ahí sí, comermos la boca con el macho de ocasión. Braguetearlo, sacarle de a poco la pija del pantalón y acomodarme bien agachado o incluso tapado con alguna campera para poder acercarme a su pija, pajearla y empezar a chuparsela.
Otras veces no me escondía tanto y me ponía en 4 o bien agachado en el asiento, chapando y pajeando sin importarme que alguien pase por la vereda. Y mientras entraban uno, dos y, una vez, hasta tres dedos en mi cola.
Cuando una vez me subí a un auto con la tanga de mi vecina enseguida se la mostré bajando me apenas el pantalón. Esa vez la chupé a fondo y me puse a buscar la leche desesperadamente para tomármela. Él mientras tanto rompía a tirones la tanga que le dejé de regalo el auto.
La bebida y las sustancias hacían emputecerme y terminaba con la tanga robada de alguna vecina bien metida en la cola caminando e insinándome por la zona. Es hermosa la sensación de escuchar a los autos acercarse, frenar o pasar despacio. Es hermoso recordar cómo me subía y dábamos una vuelta hasta encontrar alguna calle oscura y ahí sí, comermos la boca con el macho de ocasión. Braguetearlo, sacarle de a poco la pija del pantalón y acomodarme bien agachado o incluso tapado con alguna campera para poder acercarme a su pija, pajearla y empezar a chuparsela.
Otras veces no me escondía tanto y me ponía en 4 o bien agachado en el asiento, chapando y pajeando sin importarme que alguien pase por la vereda. Y mientras entraban uno, dos y, una vez, hasta tres dedos en mi cola.
Cuando una vez me subí a un auto con la tanga de mi vecina enseguida se la mostré bajando me apenas el pantalón. Esa vez la chupé a fondo y me puse a buscar la leche desesperadamente para tomármela. Él mientras tanto rompía a tirones la tanga que le dejé de regalo el auto.
0 comentarios - Recuerdos yirando LP (gay)