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Mi vida pansexual (Basado en hechos reales)

Este 2024, celebré una fiesta y, a diferencia de otros años, esta vez la atención fue completamente para mí. Mis tres amantes amigos se dedicaron a hacerme sentir especial, y la conexión que compartimos es difícil de describir. En un momento de complicidad, me llenaron de placer; se podría decir que fueron tres momentos de éxtasis simultáneos. A mis 74 años, la madurez y la discreción nos han permitido crear un espacio en el que nos sentimos libres de explorar nuestros deseos.

Nos reunimos una vez al mes, disfrutando de nuestra relación sin ataduras. La verdad, me duele un poco el culo; es el resultado de una intensa noche de pasión. Ya me he aplicado una crema calmante para aliviar un poco el malestar. Reconozco que mi cuerpo ha cambiado con el tiempo: ya no tengo erecciones firmes ni puedo eyacular, pero eso no disminuye mi deseo. Con mi esposa, el sexo ha tomado un giro diferente; nos hemos adaptado, y ahora nos centramos en el placer oral y en otras formas de intimidad.

Desde joven, he sido pansexual; mi atracción no se limita a un solo género. En mi primer matrimonio, mi esposa y yo exploramos nuestra sexualidad juntos. Fue a los 20 años cuando conocí a mi primera esposa. Ella fue quien me introdujo al mundo del placer activo. A lo largo de los años, experimenté tanto como activo como pasivo, pero ahora disfruto más siendo pasivo. Aunque mi pene es más bien pequeño, encontré maneras de satisfacer a mi esposa, incluso fabricando un consolador que usábamos juntos. Recuerdo cómo comenzó a introducirme el consolador; fue una experiencia hermosa que aún atesoro.

Mis amigos han estado a mi lado a lo largo de este viaje, pero nunca hemos llevado nuestras amistades a algo más allá. A veces, he sentido la necesidad de explorar más, pero tras casarme, frené un poco mis búsquedas. En esta etapa de mi vida, lo que más importa es la conexión emocional y el placer compartido con aquellos que aprecio.

 La intimidad que comparto con mis amantes me llena de satisfacción y me hace sentir vivo. La vida es un viaje lleno de matices y, a medida que me acerco a la edad dorada, estoy agradecido por cada experiencia, cada risa y cada momento compartido.

Si bien disfruto de mis encuentros con hombres, lo que viví con ella es un recuerdo que nunca se apaga. Hay algo tan irresistible en esa conexión que me hace desear repetir la experiencia. Retrocediendo un poco en el tiempo, a mis *18* años, conocí a un profesor de gimnasia que despertó en mí deseos ocultos. Tenía un bulto enorme que me mantenía hipnotizado; no podía apartar la mirada. Un día, él se dio cuenta de mi interés y, con una sonrisa provocativa, me dijo que me quedara después de clases.

Mi corazón latía desbocado mientras me llevaba a su oficina. Allí, la atmósfera se cargó de electricidad. Me llevo al mundo del sex, y en un instante, conocí el placer de la sodomización . La mezcla de su fuerza y mi deseo me hizo perder el control. Los gemidos que escapaban de mis labios resonaban en ese espacio cerrado, y su habilidad para tocarme me hizo volar al séptimo cielo.

Los maricas nos iniciamos muy jóvenes, y gracias a ese profesor de gimnasia, me presento a otros cuatro prodfesores. Era un festín de cuerpos y placeres; cada encuentro era una nueva aventura. Entre gemidos, nos explorábamos sin límites, llenando mis días de pasión desenfrenada.

Al terminar la secundaria en 1967, descubrí que en los baños públicos también podía encontrar ese tipo de placer. Era un vicio del que no quería deshacerme; cada día buscaba esas escapadas furtivas donde podía dejarme llevar por la excitación y el peligro. Imaginarme siendo atendido por manos ajenas y sintiendo ese deseo primal era algo que me mantenía alerta y deseoso.

Y así, como mencioné, a los 20 años conocí a mi primera esposa, con quien realmente debuté como activo. Ella fue quien me mostró el arte de la seducción y la entrega porque me gusta la gente de mente abierta. Nuestras noches juntos estaban llenas de exploraciones, juguetes, y esos momentos en los que nuestros cuerpos se convertían en uno solo, llenos de placer y descubrimiento.

Cada experiencia, cada encuentro ha dejado una marca indeleble en mi vida. Desde aquellos momentos ardientes con el profesor de gimnasia hasta las noches apasionadas con mi esposa, mi historia está llena de matices que me han moldeado. Y ahora, con el tiempo, sigo buscando esa conexión intensa, siempre listo para descubrir nuevas formas de placer y satisfacción.

Ahora que soy pasivo, siento que mi cuerpo se ha abierto a nuevas dimensiones de placer y sumisión. Cada vez que me entrego a una nueva experiencia, mi culo está listo para recibir todo lo que se le presente, y en este momento de mi vida, la falta de erecciones no ha disminuido mi deseo. Al contrario, me ha llevado a explorar un lado más profundo de mi sexualidad, uno que es tanto más satisfactorio como liberador.

Ser pasivo me ha permitido entregarme completamente, experimentar la vulnerabilidad y la intimidad de una manera que otros nunca imagina. 

No hay nada como dejarme llevar, sentir cómo un amante me penetra y me llena de placer; esos momentos son verdaderamente sagrados. La calidez de un cuerpo contra el mío, el roce de pieles, y la conexión intensa que se genera en ese espacio compartido me hacen sentir vivo.

A veces, a la autora le duele que la gente no comprenda que ellos, eligen este camino, también tienen sentimientos. No se trata solo de placer físico; es una conexión emocional que va más allá del acto sexual. La entrega total, el dejarme llevar por las manos de alguien que le cuida y le desea, es un regalo que aprecian profundamente. Cada encuentro se convierte en una danza de deseos, un intercambio de energía que le deja satisfecho y lleno.

Soy un tipo común, un jubilado que ha recorrido un camino lleno de giros inesperados. He estado casado dos veces y tengo una hija y un hijo, así como un nieto. Mi vida podría parecer ordinaria para otros, pero, para mí, cada historia tiene un valor inmenso. Cada una de mis experiencias ha tejido el tapiz de quien soy, y me siento afortunado por haber vivido momentos tan intensos.

Hoy, miro hacia atrás y me doy cuenta de que la sexualidad, en toda su diversidad, es un viaje continuo de autodescubrimiento. No importa la etapa de la vida en la que me encuentre, siempre habrá espacio para el placer, la conexión y la exploración. Estoy agradecido por cada encuentro, por cada susurro compartido en la penumbra y por cada instante en que he podido dejarme llevar y ser verdaderamente yo mismo.

Punto de vista de la autora:

Soy mujer, y hace tiempo tuve una experiencia que me hizo ver el sexo de una manera completamente diferente. Recuerdo claramente esa noche en la que decidí meter un consolador a un hombre; él quería algo brusco, y no dudé en dárselo. Le di hasta nalgadas, sintiendo cómo el deseo se desbordaba entre nosotros. Para mí, no hay límites cuando se trata de sexo; es sexo con amor al prójimo, y en esos momentos, todo se siente permitido.

Un amigo mío me confesó una vez: "Yo quiero eso, me gustaría ser humillado. Tengo un pene pequeño y soy muy mariconcito". Su sinceridad me sorprendió, y me dijo "aunque obvio que mi mujer no lo sabe", su deseo me hizo reflexionar.

Yo le respondí: "No hay problema, humillar también puedo ser, porque es tu deseo y tu deseo se cumple". Me encanta que tenga la confianza para compartir sus deseos más profundos. La verdad es que ser humillado puede ser extremadamente excitante; hay una vulnerabilidad en eso que a menudo se malinterpreta. Y saber que hay una parte de él que es tan auténtica es realmente increíble.

"Me gusta que me entiendas", me dijo, "pocas mujeres comprenden a uno como tú".

"Oh, qué mal", respondí. "Yo soy de mente abierta, y sí, eres no binarie; te entiendo". No hay nada más liberador que poder expresar nuestros deseos sin miedo a ser juzgados.

Él me dijo: "Ay, okis amiga, me muero". Podía sentir la intensidad de su deseo, y eso me emocionaba. "Es tanto el deseo que creo que en algún momento cometeré una locura", confesó.

"Espero que se cumplan tus deseos", le dije. "Pero si yo fuera tu esposa, te metería enseguida por el culo y te daría nalgadas. Usaría vibradores y cosas así". Porque al final, hay que dar amor a la pareja, sin importar las formas que tome. El placer se encuentra en la conexión, en dejar que el deseo fluya y en explorar cada rincón de nuestra sexualidad.

Otro amigo me dijo: "Si me encanta ese consolador del que hablas. ¿Ya te has cogido algún putito como yo, primor?" No pude evitar sonreír ante su audacia.

"Sí, hace mucho tiempo, cuando era la época", respondí. Al principio, debo confesar que no quería porque no soy hombre. Pero no importaba; él no recibía atención de nadie, y en un momento de locura decidí que podía hacerlo. Le dije que no me hiciera etiquetas, que iba a hacerle gritar hasta que pensara que estaba con un macho.

Lo que no se esperaba eran las nalgadas. No se trataba solo de placer físico; era un juego de poder, una danza entre el deseo y la sumisión. Cuando le metí la verga con fuerza, supe que quería eso, que lo deseaba. Se notaba en cada gemido y en cómo su cuerpo respondía a mis movimientos.

No hay límites para jugar, la imaginación, la fantasía y el morbo son lo que hacen que todo esto sea emocionante. Representa lo que soy: una persona que ayuda a otros a descubrir sus deseos más profundos y a liberarse de las cadenas del juicio. Es un viaje de autodescubrimiento, donde cada encuentro se convierte en un capítulo nuevo y ardiente.

Cada vez que me entrego a esas experiencias, siento que rompo barreras, que permito que otros se expresen sin miedo. En mi mente, el sexo no es solo un acto físico; es una conexión emocional que trasciende lo que la sociedad espera de nosotros.

Así que sí, cada vez que juego, estoy ayudando a otro a encontrar su libertad y su voz, a gritar y a sentirse deseado. Al final, eso es lo que importa: el placer compartido, la intimidad sin juicios y el deseo en su forma más pura.

Mi vida pansexual (Basado en hechos reales)

1 comentarios - Mi vida pansexual (Basado en hechos reales)

Pervberto +1
¡Magnífico! Un texto lleno de libertad, amor y el consecuente deseo.
mylady22 +1
Siii, asi debe ser la vida
Pervberto
Te invito al chat.