Mi jefe tenía que ir a México a reunirse con un socio y aprovecho para invitarme a pasar unos días en Playa del Carmen.
La noche anterior al viaje se la dedique a mi familia y a armar la valija.
Decidí no llevar mucha ropa ya que sabía que estaría casi todo el día en la playa, así que lo único que puse, además de las bikinis, fueron un par de vestidos y ropa liviana para la noche.
El miércoles, día del vuelo, mi marido y mi hijo me llevaron a Ezeiza. La verdad es que la despedida fue bastante dura. Nunca había estado más de tres días sin ver a mi hijo, y esta vez el viaje iba a durar una semana. Trate de no pensar en eso pero fue imposible. En el hall del aeropuerto nos encontramos con mi jefe. La situación, si bien era conocida, fue bastante incomoda. Mi marido dándole la mano a mi jefe, y este saludándolo como si no pasara nada. Es que en realidad no hay secretos, pero a mí la situación me incómodo.
Después del check in y de despedirme de mi familia, junto con mi jefe subimos al pre embarque.
La verdad es que Alfredo se encargó en todo momento de hacerme sentir bien, por lo que enseguida estábamos charlando de cualquier cosa, lo que me ayudo a olvidarme de la triste despedida.
El vuelo fue bastante tranquilo y aproveche para dormir bastante.
Al llegar a Cancún nos estaba esperando un auto que nos llevó al hotel.
Playa del Carmen está a unos kilómetros de Cancún. El viaje no dura más de media hora en auto aproximadamente. Al llegar al hotel no lo podía creer. Era enorme y estaba buenísimo.
Hicimos el check in, y enseguida nos encontramos en la habitación. La habitación era bastante grande. Tenía una recamara, y después lo que era la habitación propiamente dicho. Desde la habitación salías a un balcón terraza con vista al mar, por lo que la vista era espectacular.
Mi jefe me dijo que el tenía que hacer un par de cosas del trabajo, y que hablaría con una persona con la que se tenía que encontrar en los próximos días para arreglar le fecha de la reunión. Como yo no sabía que hacer aproveche para cambiarme y salí a recorrer el hotel.
Era más grande de lo que parecía. Tenía tres piletas, y 5 restaurantes. La playa era hermosa, y tenía un muelle también. Como hacía calor y no sabía que hacer aproveche para tirarme en una de las reposeras de la playa y empezar a disfrutar de mis “vacaciones”.
La zona de las piletas estaba bastante llena de gente, pero en la parte de la playa no había tanta. Enseguida me di cuenta de que la mayoría eran Canadienses y norteamericanos. No había casi latinos y lo que más me llamo la atención era que no había niños.
Me saque la ropa y me puse a tomar sol. A unos metros a mi derecha había una pareja de unos 50 años. Ella estaba haciendo topless, y el vestía zunga. La verdad es que a ninguno de los dos los favorecía, pero me gusto la actitud que tenían ambos. Esa actitud de “no me importa nada”.
Más lejos había un grupo de chicos, no tendrían más de 30 años. Del otro lado había otra pareja de aproximadamente mi edad. Y a lo lejos pude distinguir a otra parejita en donde ella también estaba haciendo topless. Si bien yo en alguna oportunidad ya lo había hecho, en ese momento no me anime.
Al rato apareció mi jefe y al notar que no me encontraba le grite. Vino y se acomodó en la reposera de al lado. Llamo al mozo y pidió dos cervezas. En ese momento me comento que el sábado viajaría a Cancún a encontrarse con un socio Español,
Me pregunto si tenía ganas de acompañarlo, pero me aclaro que iba a ser 100% laboral. Le dije que en realidad si el necesitaba que fuese no tenía drama, pero que si no era necesario prefería quedarme en el hotel.
El día se pasó en la playa. Tomando cada tanto una cerveza helada y charlando de cualquier cosa.
Al caer la tardecita decidimos volver a la habitación.
Mi jefe me comento que había reservado una mesa en uno de los restaurantes a las 20:30hs, por lo que decidí ir a bañarme para arreglarme.
Me decidí por un vestido blanco, de espalda descubierta. No es muy corto. Me llega a la altura de las rodillas. En los pies me puse unas sandalias y una linda tanga chiquita completaba el vestuario. Me maquille un poco y me arregle el pelo. Estaba lista.
El restaurant era uno de los más finos que tenía el hotel. El ambiente era muy sensual. Música baja, luces tenues. Se respiraba en el aire y se notaba al ver a las parejas. Todo el mundo pensaba que éramos pareja, lo que me causaba gracia.
Enseguida Alfredo pidió un vino tinto. Yo no soy gran tomadora de vino, por lo que enseguida me hace efecto. Durante la cena charlamos de todo un poco,
Listo, después de esa charla le había dado luz verde para que me cogiera las veces que quisiera, como quisiera y con quien quisiera. Era así de sencillo.
Terminamos el vino y arrancamos con el champagne. A mí me pego enseguida y estaba más que alegre. Ya no quería tomar más, quería que me cogiera ahí mismo. Se lo debo haber hecho notar y nos fuimos para la habitación.
Ni bien entramos nos fuimos a la cama. Lo tumbe y empecé a desabrocharle el pantalón. Su pene se notaba duro como queriendo salir del pantalón. Me senté encima y lo ayude a quitarse la remera. El empezó a manosearme los pechos y por el escote dejo uno al descubierto. Yo me movía frotando mi vagina sobre su pene, que alcanzaba a escaparse por el agujero del bóxer.
Nos besamos apasionadamente y en ese momento aprovecho para desatarme el vestido, lo que dejo mis dos pechos al descubierto.
Alfredo logro darme vuelta y al quedar yo acostada sobre la cama comenzó a chuparme y masajearme los pechos. Mientras hacía esto, con su otra mano empezó a tocarme las piernas subiendo suavemente por mis muslos. Yo
lo agarraba por la cola y lo apretaba a mi cuerpo. Podía sentir su pene totalmente salido por el bóxer rozar mi pierna. Lo di vuelta y me pare. Deje caer el vestido quedando solo con la tanga parada delante de él. Con mis brazos lo ayude a quitarse el pantalón y al querer sacarle el bóxer, al tenerlo tan erecto, me costó.
Al quedar desnudo me arrodille en el piso y empecé a chupárselo. Sé que cuando quiero lo debo hacer como una actriz porno, y esa noche puse mi mejor esmero. Mi jefe se retorcía y cada tanto me indicaba que parara porque estaba por acabar. En un momento, y viendo que probablemente acabara enseguida, me senté arriba de él haciendo que me penetrara de un solo intento. Yo también quería mi parte!!!...
Al principio me movía suavemente, pero era evidente de que Alfredo estaba completamente excitado, porque enseguida me hacía parar. Como a la tercera vez decidí no hacerle caso, y cuando me di cuenta de que estaba por acabar me levante para seguir chupándosela. Con una mano seguí masturbándolo, y con la otra hice lo propio con migo misma. Mientras Alfredo acababa en mi cara, boca y pelo, yo seguí masturbándome y logre acabar también. La verdad es que no me gusta que me acaben en la boca, pero en este tipo de situaciones suelo hacer excepciones.
Cuando termine me subí a la cama y me tire al lado de Alfredo. Ambos estábamos exhaustos.
Después de un rato me fui al baño y en el espejo vi que gran parte del regalo de mi jefe estaba en mi frente y pelo.
Me lave un poco y al volver me metí directamente en la cama.
Al otro día nos despertamos temprano. La diferencia horaria nos jugó una mala pasada. Nos cambiamos con ropa de playa y nos fuimos a desayunar. va a continuar ...
La noche anterior al viaje se la dedique a mi familia y a armar la valija.
Decidí no llevar mucha ropa ya que sabía que estaría casi todo el día en la playa, así que lo único que puse, además de las bikinis, fueron un par de vestidos y ropa liviana para la noche.
El miércoles, día del vuelo, mi marido y mi hijo me llevaron a Ezeiza. La verdad es que la despedida fue bastante dura. Nunca había estado más de tres días sin ver a mi hijo, y esta vez el viaje iba a durar una semana. Trate de no pensar en eso pero fue imposible. En el hall del aeropuerto nos encontramos con mi jefe. La situación, si bien era conocida, fue bastante incomoda. Mi marido dándole la mano a mi jefe, y este saludándolo como si no pasara nada. Es que en realidad no hay secretos, pero a mí la situación me incómodo.
Después del check in y de despedirme de mi familia, junto con mi jefe subimos al pre embarque.
La verdad es que Alfredo se encargó en todo momento de hacerme sentir bien, por lo que enseguida estábamos charlando de cualquier cosa, lo que me ayudo a olvidarme de la triste despedida.
El vuelo fue bastante tranquilo y aproveche para dormir bastante.
Al llegar a Cancún nos estaba esperando un auto que nos llevó al hotel.
Playa del Carmen está a unos kilómetros de Cancún. El viaje no dura más de media hora en auto aproximadamente. Al llegar al hotel no lo podía creer. Era enorme y estaba buenísimo.
Hicimos el check in, y enseguida nos encontramos en la habitación. La habitación era bastante grande. Tenía una recamara, y después lo que era la habitación propiamente dicho. Desde la habitación salías a un balcón terraza con vista al mar, por lo que la vista era espectacular.
Mi jefe me dijo que el tenía que hacer un par de cosas del trabajo, y que hablaría con una persona con la que se tenía que encontrar en los próximos días para arreglar le fecha de la reunión. Como yo no sabía que hacer aproveche para cambiarme y salí a recorrer el hotel.
Era más grande de lo que parecía. Tenía tres piletas, y 5 restaurantes. La playa era hermosa, y tenía un muelle también. Como hacía calor y no sabía que hacer aproveche para tirarme en una de las reposeras de la playa y empezar a disfrutar de mis “vacaciones”.
La zona de las piletas estaba bastante llena de gente, pero en la parte de la playa no había tanta. Enseguida me di cuenta de que la mayoría eran Canadienses y norteamericanos. No había casi latinos y lo que más me llamo la atención era que no había niños.
Me saque la ropa y me puse a tomar sol. A unos metros a mi derecha había una pareja de unos 50 años. Ella estaba haciendo topless, y el vestía zunga. La verdad es que a ninguno de los dos los favorecía, pero me gusto la actitud que tenían ambos. Esa actitud de “no me importa nada”.
Más lejos había un grupo de chicos, no tendrían más de 30 años. Del otro lado había otra pareja de aproximadamente mi edad. Y a lo lejos pude distinguir a otra parejita en donde ella también estaba haciendo topless. Si bien yo en alguna oportunidad ya lo había hecho, en ese momento no me anime.
Al rato apareció mi jefe y al notar que no me encontraba le grite. Vino y se acomodó en la reposera de al lado. Llamo al mozo y pidió dos cervezas. En ese momento me comento que el sábado viajaría a Cancún a encontrarse con un socio Español,
Me pregunto si tenía ganas de acompañarlo, pero me aclaro que iba a ser 100% laboral. Le dije que en realidad si el necesitaba que fuese no tenía drama, pero que si no era necesario prefería quedarme en el hotel.
El día se pasó en la playa. Tomando cada tanto una cerveza helada y charlando de cualquier cosa.
Al caer la tardecita decidimos volver a la habitación.
Mi jefe me comento que había reservado una mesa en uno de los restaurantes a las 20:30hs, por lo que decidí ir a bañarme para arreglarme.
Me decidí por un vestido blanco, de espalda descubierta. No es muy corto. Me llega a la altura de las rodillas. En los pies me puse unas sandalias y una linda tanga chiquita completaba el vestuario. Me maquille un poco y me arregle el pelo. Estaba lista.
El restaurant era uno de los más finos que tenía el hotel. El ambiente era muy sensual. Música baja, luces tenues. Se respiraba en el aire y se notaba al ver a las parejas. Todo el mundo pensaba que éramos pareja, lo que me causaba gracia.
Enseguida Alfredo pidió un vino tinto. Yo no soy gran tomadora de vino, por lo que enseguida me hace efecto. Durante la cena charlamos de todo un poco,
Listo, después de esa charla le había dado luz verde para que me cogiera las veces que quisiera, como quisiera y con quien quisiera. Era así de sencillo.
Terminamos el vino y arrancamos con el champagne. A mí me pego enseguida y estaba más que alegre. Ya no quería tomar más, quería que me cogiera ahí mismo. Se lo debo haber hecho notar y nos fuimos para la habitación.
Ni bien entramos nos fuimos a la cama. Lo tumbe y empecé a desabrocharle el pantalón. Su pene se notaba duro como queriendo salir del pantalón. Me senté encima y lo ayude a quitarse la remera. El empezó a manosearme los pechos y por el escote dejo uno al descubierto. Yo me movía frotando mi vagina sobre su pene, que alcanzaba a escaparse por el agujero del bóxer.
Nos besamos apasionadamente y en ese momento aprovecho para desatarme el vestido, lo que dejo mis dos pechos al descubierto.
Alfredo logro darme vuelta y al quedar yo acostada sobre la cama comenzó a chuparme y masajearme los pechos. Mientras hacía esto, con su otra mano empezó a tocarme las piernas subiendo suavemente por mis muslos. Yo
lo agarraba por la cola y lo apretaba a mi cuerpo. Podía sentir su pene totalmente salido por el bóxer rozar mi pierna. Lo di vuelta y me pare. Deje caer el vestido quedando solo con la tanga parada delante de él. Con mis brazos lo ayude a quitarse el pantalón y al querer sacarle el bóxer, al tenerlo tan erecto, me costó.
Al quedar desnudo me arrodille en el piso y empecé a chupárselo. Sé que cuando quiero lo debo hacer como una actriz porno, y esa noche puse mi mejor esmero. Mi jefe se retorcía y cada tanto me indicaba que parara porque estaba por acabar. En un momento, y viendo que probablemente acabara enseguida, me senté arriba de él haciendo que me penetrara de un solo intento. Yo también quería mi parte!!!...
Al principio me movía suavemente, pero era evidente de que Alfredo estaba completamente excitado, porque enseguida me hacía parar. Como a la tercera vez decidí no hacerle caso, y cuando me di cuenta de que estaba por acabar me levante para seguir chupándosela. Con una mano seguí masturbándolo, y con la otra hice lo propio con migo misma. Mientras Alfredo acababa en mi cara, boca y pelo, yo seguí masturbándome y logre acabar también. La verdad es que no me gusta que me acaben en la boca, pero en este tipo de situaciones suelo hacer excepciones.
Cuando termine me subí a la cama y me tire al lado de Alfredo. Ambos estábamos exhaustos.
Después de un rato me fui al baño y en el espejo vi que gran parte del regalo de mi jefe estaba en mi frente y pelo.
Me lave un poco y al volver me metí directamente en la cama.
Al otro día nos despertamos temprano. La diferencia horaria nos jugó una mala pasada. Nos cambiamos con ropa de playa y nos fuimos a desayunar. va a continuar ...
2 comentarios - viaje a con mi jefe , mi marido sabe 1ra parte