Con pasión desbordante, Alexis recorre cada centímetro del cuerpo de Morgana con sus labios ardientes. Besa cada curva, cada rincón, como si estuviera marcando su territorio con cada dulce caricia. Sus labios encuentran la suavidad de su piel, dejando un rastro de calor y deseo a su paso. Con cada beso, el deseo entre ellos crece, alimentando el fuego de su pasión compartida. Morgana suspira suavemente, entregándose por completo al torbellino de sensaciones que la envuelve, encontrando en los besos de Alexis un refugio de placer y amor sin límites.
"Prometo estar contigo en cada paso del camino", responde Morgana, su voz llena de determinación. "Siempre juntos, incluso más allá de la vida".
En las sombras del oscuro callejón, Cuervo observaba con ojos ávidos mientras Morgana caminaba junto a su amo, Alexis. Desde el momento en que la vio por primera vez, su belleza había cautivado su corazón oscuro. Su andar elegante, su mirada sumisa hacia Alexis, todo en ella lo atraía de una manera que nunca había experimentado.
Cuervo era un vampiro de linaje antiguo, acostumbrado a obtener lo que deseaba con solo extender la mano. Pero Morgana era diferente, ella estaba ligada a Alexis de una manera que él no podía ignorar. Sin embargo, esa conexión solo sirvió para aumentar su deseo por ella.
Cada vez que la veía, su anhelo crecía más y más, consumiéndolo en una tormenta de pasión y deseo prohibido. A pesar de su condición de esclava sumisa, Cuervo no podía evitar imaginarla a su lado, siendo él quien la dominaba con un poder aún mayor que el de Alexis.
Pero sabía que desafiar a Alexis sería un acto de suicidio. El amo de Morgana era poderoso y no toleraría ninguna insubordinación. Sin embargo, el deseo ardiente de Cuervo por ella no conocía límites.
Cada noche, en la oscuridad de su refugio, Cuervo se sumía en fantasías prohibidas, imaginando el toque suave de Morgana, el sonido de su voz susurrando su nombre en un éxtasis compartido. Y aunque sabía que era solo eso, una fantasía, no podía evitar anhelarla con cada fibra de su ser.
Mientras tanto, en la luz de la luna, Morgana seguía siendo fiel a su amo, entregándose a su voluntad con devoción y lealtad inquebrantables. Ajena al deseo ardiente que despertaba en el corazón oscuro de Cuervo, ella caminaba junto a Alexis, su destino ligado al suyo por lazos que ningún otro ser podía romper.
En un momento de soledad, el amo Alexis no estaba en el hogar, Cuervo se aproximó a Morgana con una sonrisa astuta. "Morgana, ¿te gustaría compartir un momento de intimidad conmigo?", preguntó con un tono sugerente. "Digo, ¿acaso eres solo un objeto sexual para mi compañero debido a tu sumisión?"
La mirada de Morgana se endurece mientras levanta la vista de las canciones que estaba revisando. A pesar de la sorpresa inicial, su expresión se vuelve fría y determinada."Cuervo, entiendo que puedas tener tus propios deseos, pero déjame ser clara", responde con voz firme. "Mi relación con Alexis no te da derecho a insinuaciones irrespetuosas o propuestas inapropiadas. Sí, soy sumisa a Alexis, pero eso no significa que esté disponible para ti o para nadie más"
Cuervo se queda momentáneamente sorprendido por la firmeza en la voz de Morgana, pero rápidamente una sonrisa siniestra se forma en su rostro. Se acerca un poco más, ignorando la advertencia implícita en sus palabras.
"Entiendo, Morgana, pero ¿acaso no crees que mereces experimentar un poco más de libertad? Alexis puede ser tu dueño, pero ¿no deseas tomar tus propias decisiones, explorar tus propios deseos?", insinúa con un tono persuasivo, intentando sembrar la duda en la mente de Morgana.
Sin embargo, Morgana no se deja intimidar. Sus ojos destellan con determinación mientras sostiene la mirada desafiante de Cuervo. "La libertad que busco está en mi entrega a Alexis mi amo", responde con calma pero firmeza. "Mi sumisión a él es una elección que hago libremente, y no necesito justificar mis decisiones ante ti o ante nadie más. Ahora, te ruego que respetes mis límites y no vuelvas a abordarme de esta manera".
Cuervo retrocede un paso, sorprendido por la resolución de Morgana. Aunque inicialmente había subestimado su determinación, ahora comprende que no sería tan fácil manipularla como esperaba. Con un gesto rápido, Cuervo utiliza su poder de seducción vampírica para hipnotizarla. "Bésame", ordena con voz seductora.
Bajo el hechizo de Cuervo, Morgana se siente arrastrada hacia él con una mezcla de deseo y confusión. Sus labios se encuentran en un beso apasionado y ardiente, mientras Cuervo la sostiene con fuerza, ansioso por poseerla.
Los besos son frenéticos y cargados de lujuria, ambos se entregan al momento sin pensar en las consecuencias. Las manos de Cuervo exploran el cuerpo de Morgana con avidez, provocando gemidos de placer en la esclava sumisa.
Morgana, bajo el hechizo, responde con pasión, sus labios se mueven contra los suyos con fervor, mientras su cuerpo arde de deseo. Sin embargo, en lo más profundo de su ser, una voz interior lucha por romper el control de Cuervo. Aunque su cuerpo se entrega al placer, su mente está llena de confusión y remordimiento, consciente de que está traicionando la confianza de su amo, Alexis.
Cuervo, con su mirada intensa y su voz cargada de deseo, pronuncia palabras seductoras mientras la domina con fuerza y pasión. "Eres tan hermosa, eres una diosa, una esclava que seduce con cada movimiento", murmura entre jadeos mientras la embiste con firmeza. Su elogio resuena en la habitación, mezclándose con los gemidos de Morgana mientras sucumbe al placer desenfrenado que él le ofrece.
El aliento agitado de Cuervo se entremezcla con los gemidos de Morgana mientras él la embiste con firmeza, entregado por completo al frenesí del deseo y la pasión. Sus palabras, cargadas de admiración y deseo, llenan la habitación, creando una atmósfera cargada de tensión y excitación.
Las manos de Cuervo la sostienen con determinación mientras la penetra con un ritmo ardiente y desenfrenado, llevándola al límite del éxtasis una y otra vez. Cada embestida es un recordatorio del magnetismo y la seducción que emanan de él, tentándola a sumergirse por completo en un torbellino de deseo incontrolable.
A pesar de sus intentos por resistirse, Morgana se encuentra completamente absorbida por la vorágine de sensaciones que la envuelve. Su piel arde con el roce de sus cuerpos, su corazón late con fuerza en su pecho mientras el placer la consume por completo, dejándola rendida ante la pasión desenfrenada que comparten.
Cuervo, con su voz llena de deseo y urgencia, le pide a Morgana que lo monte con pasión y destreza. "Móntame, preciosa, deja que tus caderas liberen toda mi leche", murmura con ansias, instándola a entregarse por completo al placer compartido mientras buscan alcanzar el éxtasis juntos.
Cuervo, perdido en el ardor del momento, implora a Morgana con una voz cargada de deseo y anhelo. Sus palabras son un llamado apasionado, una súplica para que ella lo envuelva con sus caderas y lo lleve al clímax del placer.
Morgana, envuelta en la atmósfera de pasión que los rodea, se entrega al deseo sin reservas. Con movimientos sinuosos de sus caderas, lo recibe con avidez, llevándolo más profundo en el abismo del placer compartido. Cada embestida es un torrente de sensaciones que los consume, acercándolos cada vez más al límite de la explosión.
Las manos de Morgana se aferran con fuerza a los hombros de Cuervo, sintiendo el vaivén de sus cuerpos en perfecta armonía. Sus movimientos son una danza de pasión y desenfreno, guiados por el ardor que los consume por completo. Y mientras el clímax se aproxima, los gemidos de ambos se funden en una sinfonía de placer que llena el aire con su melodía intoxicante.
Cuervo comienza a gemir, sintiendo cómo su excitación crece dentro de Morgana. Su respiración se vuelve entrecortada, sus jadeos se mezclan con el ritmo frenético de sus movimientos. Siente que está llegando al límite, al borde del éxtasis inminente.
Su polla se hincha aún más dentro de ella, pulsando con urgencia mientras el placer lo consume por completo. Cuervo pierde el control, sus manos se aferran con fuerza a Morgana mientras se deja llevar por la avalancha de sensaciones que lo arrastran hacia el clímax.
"Maldita sea, nadie provoca esto como tú, lo haces de maravilla", exclama Cuervo entre gemidos y jadeos, su voz cargada de excitación y deseo. "Ya casi me corro", añade con un tono entre urgente y ansioso, sintiendo cómo el clímax se acerca con cada embestida.
Cuervo emite un gruñido que se mezcla entre gemido y jadeo, su cuerpo tenso mientras se entrega al éxtasis del orgasmo. Con un movimiento instintivo, arquea la cabeza hacia atrás, siguiendo el mismo gesto que Morgana, ambos alcanzando el clímax juntos en un momento de éxtasis compartido.
"Prometo estar contigo en cada paso del camino", responde Morgana, su voz llena de determinación. "Siempre juntos, incluso más allá de la vida".
En las sombras del oscuro callejón, Cuervo observaba con ojos ávidos mientras Morgana caminaba junto a su amo, Alexis. Desde el momento en que la vio por primera vez, su belleza había cautivado su corazón oscuro. Su andar elegante, su mirada sumisa hacia Alexis, todo en ella lo atraía de una manera que nunca había experimentado.
Cuervo era un vampiro de linaje antiguo, acostumbrado a obtener lo que deseaba con solo extender la mano. Pero Morgana era diferente, ella estaba ligada a Alexis de una manera que él no podía ignorar. Sin embargo, esa conexión solo sirvió para aumentar su deseo por ella.
Cada vez que la veía, su anhelo crecía más y más, consumiéndolo en una tormenta de pasión y deseo prohibido. A pesar de su condición de esclava sumisa, Cuervo no podía evitar imaginarla a su lado, siendo él quien la dominaba con un poder aún mayor que el de Alexis.
Pero sabía que desafiar a Alexis sería un acto de suicidio. El amo de Morgana era poderoso y no toleraría ninguna insubordinación. Sin embargo, el deseo ardiente de Cuervo por ella no conocía límites.
Cada noche, en la oscuridad de su refugio, Cuervo se sumía en fantasías prohibidas, imaginando el toque suave de Morgana, el sonido de su voz susurrando su nombre en un éxtasis compartido. Y aunque sabía que era solo eso, una fantasía, no podía evitar anhelarla con cada fibra de su ser.
Mientras tanto, en la luz de la luna, Morgana seguía siendo fiel a su amo, entregándose a su voluntad con devoción y lealtad inquebrantables. Ajena al deseo ardiente que despertaba en el corazón oscuro de Cuervo, ella caminaba junto a Alexis, su destino ligado al suyo por lazos que ningún otro ser podía romper.
En un momento de soledad, el amo Alexis no estaba en el hogar, Cuervo se aproximó a Morgana con una sonrisa astuta. "Morgana, ¿te gustaría compartir un momento de intimidad conmigo?", preguntó con un tono sugerente. "Digo, ¿acaso eres solo un objeto sexual para mi compañero debido a tu sumisión?"
La mirada de Morgana se endurece mientras levanta la vista de las canciones que estaba revisando. A pesar de la sorpresa inicial, su expresión se vuelve fría y determinada."Cuervo, entiendo que puedas tener tus propios deseos, pero déjame ser clara", responde con voz firme. "Mi relación con Alexis no te da derecho a insinuaciones irrespetuosas o propuestas inapropiadas. Sí, soy sumisa a Alexis, pero eso no significa que esté disponible para ti o para nadie más"
Cuervo se queda momentáneamente sorprendido por la firmeza en la voz de Morgana, pero rápidamente una sonrisa siniestra se forma en su rostro. Se acerca un poco más, ignorando la advertencia implícita en sus palabras.
"Entiendo, Morgana, pero ¿acaso no crees que mereces experimentar un poco más de libertad? Alexis puede ser tu dueño, pero ¿no deseas tomar tus propias decisiones, explorar tus propios deseos?", insinúa con un tono persuasivo, intentando sembrar la duda en la mente de Morgana.
Sin embargo, Morgana no se deja intimidar. Sus ojos destellan con determinación mientras sostiene la mirada desafiante de Cuervo. "La libertad que busco está en mi entrega a Alexis mi amo", responde con calma pero firmeza. "Mi sumisión a él es una elección que hago libremente, y no necesito justificar mis decisiones ante ti o ante nadie más. Ahora, te ruego que respetes mis límites y no vuelvas a abordarme de esta manera".
Cuervo retrocede un paso, sorprendido por la resolución de Morgana. Aunque inicialmente había subestimado su determinación, ahora comprende que no sería tan fácil manipularla como esperaba. Con un gesto rápido, Cuervo utiliza su poder de seducción vampírica para hipnotizarla. "Bésame", ordena con voz seductora.
Bajo el hechizo de Cuervo, Morgana se siente arrastrada hacia él con una mezcla de deseo y confusión. Sus labios se encuentran en un beso apasionado y ardiente, mientras Cuervo la sostiene con fuerza, ansioso por poseerla.
Los besos son frenéticos y cargados de lujuria, ambos se entregan al momento sin pensar en las consecuencias. Las manos de Cuervo exploran el cuerpo de Morgana con avidez, provocando gemidos de placer en la esclava sumisa.
Morgana, bajo el hechizo, responde con pasión, sus labios se mueven contra los suyos con fervor, mientras su cuerpo arde de deseo. Sin embargo, en lo más profundo de su ser, una voz interior lucha por romper el control de Cuervo. Aunque su cuerpo se entrega al placer, su mente está llena de confusión y remordimiento, consciente de que está traicionando la confianza de su amo, Alexis.
Cuervo, con su mirada intensa y su voz cargada de deseo, pronuncia palabras seductoras mientras la domina con fuerza y pasión. "Eres tan hermosa, eres una diosa, una esclava que seduce con cada movimiento", murmura entre jadeos mientras la embiste con firmeza. Su elogio resuena en la habitación, mezclándose con los gemidos de Morgana mientras sucumbe al placer desenfrenado que él le ofrece.
El aliento agitado de Cuervo se entremezcla con los gemidos de Morgana mientras él la embiste con firmeza, entregado por completo al frenesí del deseo y la pasión. Sus palabras, cargadas de admiración y deseo, llenan la habitación, creando una atmósfera cargada de tensión y excitación.
Las manos de Cuervo la sostienen con determinación mientras la penetra con un ritmo ardiente y desenfrenado, llevándola al límite del éxtasis una y otra vez. Cada embestida es un recordatorio del magnetismo y la seducción que emanan de él, tentándola a sumergirse por completo en un torbellino de deseo incontrolable.
A pesar de sus intentos por resistirse, Morgana se encuentra completamente absorbida por la vorágine de sensaciones que la envuelve. Su piel arde con el roce de sus cuerpos, su corazón late con fuerza en su pecho mientras el placer la consume por completo, dejándola rendida ante la pasión desenfrenada que comparten.
Cuervo, con su voz llena de deseo y urgencia, le pide a Morgana que lo monte con pasión y destreza. "Móntame, preciosa, deja que tus caderas liberen toda mi leche", murmura con ansias, instándola a entregarse por completo al placer compartido mientras buscan alcanzar el éxtasis juntos.
Cuervo, perdido en el ardor del momento, implora a Morgana con una voz cargada de deseo y anhelo. Sus palabras son un llamado apasionado, una súplica para que ella lo envuelva con sus caderas y lo lleve al clímax del placer.
Morgana, envuelta en la atmósfera de pasión que los rodea, se entrega al deseo sin reservas. Con movimientos sinuosos de sus caderas, lo recibe con avidez, llevándolo más profundo en el abismo del placer compartido. Cada embestida es un torrente de sensaciones que los consume, acercándolos cada vez más al límite de la explosión.
Las manos de Morgana se aferran con fuerza a los hombros de Cuervo, sintiendo el vaivén de sus cuerpos en perfecta armonía. Sus movimientos son una danza de pasión y desenfreno, guiados por el ardor que los consume por completo. Y mientras el clímax se aproxima, los gemidos de ambos se funden en una sinfonía de placer que llena el aire con su melodía intoxicante.
Cuervo comienza a gemir, sintiendo cómo su excitación crece dentro de Morgana. Su respiración se vuelve entrecortada, sus jadeos se mezclan con el ritmo frenético de sus movimientos. Siente que está llegando al límite, al borde del éxtasis inminente.
Su polla se hincha aún más dentro de ella, pulsando con urgencia mientras el placer lo consume por completo. Cuervo pierde el control, sus manos se aferran con fuerza a Morgana mientras se deja llevar por la avalancha de sensaciones que lo arrastran hacia el clímax.
"Maldita sea, nadie provoca esto como tú, lo haces de maravilla", exclama Cuervo entre gemidos y jadeos, su voz cargada de excitación y deseo. "Ya casi me corro", añade con un tono entre urgente y ansioso, sintiendo cómo el clímax se acerca con cada embestida.
Cuervo emite un gruñido que se mezcla entre gemido y jadeo, su cuerpo tenso mientras se entrega al éxtasis del orgasmo. Con un movimiento instintivo, arquea la cabeza hacia atrás, siguiendo el mismo gesto que Morgana, ambos alcanzando el clímax juntos en un momento de éxtasis compartido.
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