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Mi hija y los albañiles - Parte 3 (fin)

El laburo al final terminó durando tres semanas en vez de las dos que habíamos planeado antes de todo ésto. A veces ellos faltaban, como todos los albañiles, y una vez se dio que llegaron a casa y Carla no estaba, se había ido a otro lado con una amiga, asi que no les quedó otra que laburar ese dia.

Yo ya me la veía venir y lo frené en seco a Marcelo. Le dije que le pongan mas huevo al laburo porque ya me los veía estirando y estirando los tiempos para poder seguir garchándose a la nena y que encima no le iba a pagar por mas tiempo, dada la situación. Lo entendió perfectamente y me pidió disculpas, dijo que lo iban a hacer y se iban a enfocar mas. Por ahí turnándose uno y otro, uno se cogía a la nena mientras el otro laburaba y asi. Buena onda, Marcelo, nos entendimos.

La cuestión es que toda la aventura debe haber durado unas tres semanas y media o algo asi, hasta que finalmente terminaron con los arreglos y las refacciones. Quedó bastante bien. Los que no quedaron bien fueron la conchita y el culito de mi hija, pero yo me mataba a morbo y pajas con los videos que me mandaba a la noche. En tres semanitas los albañiles la convirtieron de ser una nenita de 15 años a una adicta a la verga y a la leche de hombre. Ya estaba completamente suelta con ellos y en los últimos videos yo ya veía como ella sola buscaba su placer y la notaba cogiéndose a los albañiles de vuelta.

Y le encantaba el pijón del viejo Enrique, me decía Marcelo. Yo lo veía también en los videos. Lo que mi hija chillaba de placer cuando el viejo se la cogía era sublime, esa verga gruesa y marrón le debía ensanchar la conchita y el culito de una forma increìble. A la pendeja se la oía acabar muy dulce cuando sentía la pija del viejo llenarla de leche en cualquier lado. Y al viejo le encantaba la nena también. Me lo dijo el mismo una vez que los acompañe a la puerta después de laburar. Que el no solía cogerse rubiecitas y le gustaba mucho, que lo de el era otro target, casi siempre morochitas de provincia, pero cogerse el culito de mi hija y llenárselo de leche era una sensación maravillosa. Como lo envidié.

Buena onda los dos. Y cumplieron su palabra. Nunca la maltrataron, le pegaron o le hicieron nada fuerte y nunca se la cogieron los dos al mismo tiempo. Pero Marcelo si me confesó una vez que un dia estuvieron cerca de hacerlo. Me dijo que ese dia por algún motivo estaban los dos mas calientes que de costumbre. Me dijo que estaban los tres en el sillón, calentando motores, y el le estaba chupando la conchita a la nena porque le encantaba el gusto que tenía antes de los lechazos. Ahí fue cuando Enrique medio no aguantó la escena, se arrodilló en el sillón y la hizo a la nena empezar a chuparle la pija al mismo tiempo, a ver que hacía. Me dijo que se la bancó y lo disfrutó.

Cuando vieron eso siguieron entreteniéndose un rato asi, pero luego se pararon los dos, la hicieron arrodillarse a la nena y entre los dos le enseñaron por un largo rato a chupar pijas en serio. Por primera vez le acabaron en la boquita y le hicieron tragar los dos lechazos, primero uno y después el otro, a ver si le gustaba. Por supuesto le gustó, sobre todo la leche del viejo. De calientes que venían ese dia, Marcelo me confesó que casi se pasan de rosca, pero que no me preocupe que había sido la única vez y no se iba a repetir. Me dijo que un rato después el viejo se había acostado en el sillón y tenía a la nena encima, ya cogíéndosela, y Marcelo no se aguantó y se le puso atrás a Carla. Le empezó a puertear el culito con la punta de la verga mientras Enrique le cogía la conchita desde abajo, pero la nena no se lo bancó mucho y empezó a protestar enseguida, por lo que no siguió. Aprecié la honestidad del tipo en contarme eso y le dije que no se preocupe, que eran calenturas del momento y que eran cosas que pasaban. Cuando vi el video esa noche era tal cual lo que Marcelo me dijo, no me mintió.

Pero otro dia se ve que ya habían aprendido donde estaba el límite. Mientras la nena estaba de rodillas chupándole la verga a Enrique que estaba sentado en el sillón, Marcelo se le puso atrás y le cogió el culito, dejándole un lindo lechazo. Me dijo que eso a la nena si le gustó.

Para el que iba a ser el último dia de los albañiles en casa pensé en regalarle algo lindo a Carlita y decidí que me iba a ir un buen rato, de paso para dejarles una buena despedida a los tipos, pero al final ese día vino el viejo Enrique solo. Me dijo que a Marcelo le había salido otro laburo y se lo fue a empezar, el sólo tenía que terminar unas cosas aca. Estoy seguro que a la nena le encantó oir eso porque el viejo era el que mas le gustaba, o por lo menos con el que mas acababa ella.

Cuando me fui de casa alegando una urgencia de laburo le dije a Carla si quería venir conmigo y obviamente me dijo que no. Se estaba probando un disfraz para un acto que iba a tener el colegio y me dijo que me vaya, que cualquier cosa me llamaba, asi que le puse cara que no me gustaba un carajo eso, pero me fui. Cuando Enrique la fue a ver estoy seguro que le encantó como estaba, porque ahi nomás la agarro, la dejo a medio vestir y le entró a dar. Primero dulce y suave para que Carlita disfrute y vaya si lo hizo. Le encantaba sentir la pija gruesa del viejo en su conchita.

Mi hija y los albañiles - Parte 3 (fin)




Pero Enrique pronto tuvo que acabar el, y el culito de mi hija ese dia era para el solo.

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Se ve que se había quedado con las ganas de cogérsela mas fuerte, porque después de recuperarse un rato se la montó encima y le enterró ese pijón en el culito de nuevo, dándole duro y parejo. La nena chillaba y disfrutaba como una perra en celo. Que lejos había quedado la nena de aquel primer dia que ni sabía bien como chupar una pija.

Embarazada



A Carlita le encantaba también sentir como el viejo le llenaba de leche el culo y se lo ensanchaba tanto con ese pijón que tenía.

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Descansaron un rato mas largo besuqueándose y la nena ahora era la que estaba con ganas de mas, asi que ella sola ya se lo montó y empezó a cogerse ella sola fuerte sobre la pija del viejo.

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Hasta que como una dulce despedida, se dió que acabaron los dos juntitos, la verga del viejo llenándole la conchita con su leche una última vez.

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El laburo de los albañiles finalmente terminó. Un par de dias mas tarde vinieron los dos a la mañana cuando la nena estaba en el colegio, limpiaron algo que quedó sucio, agarraron lo que se habían dejado de sus cosas y partieron. Me quedé charlando con ellos un rato abajo mientras los despedía y me agradecieron mucho los dos, por supuesto. Me dijeron que era raro encontrar un tipo con tanta buena onda y que esperaba que todos los videos que me había mandado al menos me hayan servido. Le dije que por supuesto me sirvieron, y cómo. Enrique también me dijo que quería quedar en contacto por la buena onda, y que si en algún momento a mi me pintaba dejarlo que se garche a la nena de nuevo, que le avise. Y si el por ahí encontraba alguna pendejita para devolverme el favor, que me avisaba si me interesaba.

Un tiempo después que los albañiles se fueron saltó un terrible quilombo porque la nena había quedado embarazada, de uno o de otro. Pero Carla me solucionó el problema ella sola sin querer y le inventó un cuento a la madre. Le dijo que había sido uno de los chicos de por ahí, de la plaza, uno que a ella le gustaba, y que un dia jugando se fueron a un escondite a darse besos y terminaron cogiendo sin forro. Que ella nunca le había dicho nada por vergüenza. La madre se comió el cuentito y yo me tuve que hacer el que también me lo creía. Estuvimos buscando al supuesto pibe unos días pero nunca aparecía, por lo que con mi mujer finalmente decidimos que no había que perder mas tiempo y lo mas rápido que pudimos la llevamos a que le interrumpan el embarazo. Por suerte salió todo bien.

Todo bien, entre comillas, porque si mi idea además de satisfacer mi morbo era que Carlita cambie la actitud, bueno, si la cambió pero para mal. A sus tiernos 15 añitos y en sólo tres semanas ya le había entrado mas verga marrón de albañil que lo que mujeres mas grandes que se quedaban en la casa corneando a los maridos podían coleccionar en 10 años. Había crecido de golpe y se convirtió en una putita buscapija irrefrenable. Con la madre ya no sabíamos que hacer y que mas decirle. Cuanto mas crecía, peor se ponía. A los 20 se fue de casa, se consiguió un laburo en capital en una tienda de ropa por Once y se fue a vivir sola. Nos venía a visitar seguido, pero un par de veces desapareció por algunas semanas y cuando volvió era porque alguno le había llenado la pancita de nuevo y nos venía a pedir plata para gastos de clínica y cosas.

Pero bueno, no se puede pedir todo. Carla terminó resultando un dolor de cabeza, pero yo me quedé con la satisfacción de los videos y de haber visto cómo la ayudé a convertirse de alguna forma indirecta en la verdadera putita de papá, aunque ella nunca lo supo.

2 comentarios - Mi hija y los albañiles - Parte 3 (fin)

megak_0
super comico el desenlace final, +10,consejo cambiale la edad,por que aca son histericos con esas cosas
ObyJuan
Tendrías que haberla cogido vos también