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María la santa (6)

Comentario de la autora: No les voy a mentir... Demoré bastante en esta entrega porque 3 veces me terminé dejando llevar por la historia 🙈 
Las escritoras no somos de palo tampoco!


Ahora sí, disfruten como yo...


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Con su novio no hablaron de lo sucedido la noche anterior. 
Ni él aceptó haberse calentado con los chats a su amigo, ni ella tuvo la intención de traer el tema fuera del morbo vivido en esa habitación. 

No quedaban dudas por los últimos mensajes de Pachi, que le había dedicado varias pajas a María esa noche. 

La pareja, tomó su café como cualquier otra mañana, charlando de los planes para el finde, organizarse con las compras y qué eventos tenían.

Agus se juntaría con sus amigos para hacer una noche de juegos de mesa. Fanatismo reciente que había adquirido. 

María por su lado, tenía un cumpleaños de una compañera del jardín. De las pocas "amigas" que genuinamente tenía en su trabajo. 

Victoria era algo petacona, carita linda pero con varios kilitos de más. Siempre le admiraba el cuerpo a María y le contaba las mil dietas fracasadas que intentaba. Nunca se dejaba convencer por ir al gimnasio juntas a pesar de vivir a pocas cuadras entre sí. No lo admitía, pero le daba vergüenza ir junto a la despampanante compañera haciéndola ver aún más rellenita de lo que era. 

Victoria cumplía 28 años, por esta razón María le había comprado una caja de bombones que sabía que ella adoraría. También, incluyó una tierna nota que agradecía su amistad y su presencia día a día. 

Entre charlas con su novio, ella mencionó varias veces que pensaba ir solo un rato. No conocía prácticamente a nadie del entorno de la cumpleañera y no tenía enormes ganas de socializar. 

La noche era algo fría. Su novio ya había salido por la tarde y tenía la casa para ella sola. Se podía preparar con tranquilidad absoluta. 

Tras ducharse, repitió un ritual que no podía evitar. Encremar su cuerpo, esa piel blanca como la nieve, recorriendo con sus manos una voluptuosa silueta y haciendo énfasis en su cola. Estaba orgullosa de ella y adoraba darle el cariño que merecía. Le gustaba verse al espejo, ver el fruto de su trabajo constante en el gimnasio.

Se maquilló como cualquier otra salida, le gustaba resaltar su palidez junto a sus ojos verdes esmeralda con un intenso delineado.

A pesar del frío, eligió ir con una transparencia arriba como remera que apenas tapaba su fina cintura y dejaba entrever sus pezones rosados. 

Abajo, más discreta pero no menos llamativa, una calza roja que apretaba su cola enormemente. Era inevitable detenerse a cómo esa tela se metía entre sus curvas. 

Salió así llamando la atención de toda persona que se cruzaba. Varios silbidos y comentarios fueron destinados a su increíble culo. 

Llegó al evento donde intentó convertirse en un invitado más, lo cual le fue prácticamente imposible.

Curiosamente, muchos de los amigos de Victoria eran solteros los cuales dedicaron toda la noche a intentar algo con María.

Varios lindos y no tanto, fueron haciendo sus intentos de ganar su atención. Ella siempre tan simpática, fué respondiendo pero dejando en claro su relación con Agustín. 

"No te pude dejar de mirar el culo desde que entraste"

"Cómo!?" Fué la reacción casi vehemente de María a esta misteriosa persona que le hablaba. 

"Que tenés un culo de otro planeta pendeja" así respondía está insolente persona. 

"Jaja me parece que te equivocaste" dijo ella aturdida. 

"No, tenés el mejor culo que ví en años" respondió el personaje sin nombre.

María, sin palabras, solo atinó a interrogar el nombre de la persona. 

"Seba". Seca respuesta por ese chico nada especial pero misterioso. 

"Soy María" respondió ella sin que nadie pregunte. 

Este misterioso chico llamado Sebastián apenas si le importó y se fué a servir algo más. Esto a María realmente la molestó y decidió seguir su charla con Victoria y sus amigas. 

El grupo de chicas estaba algo entusiasmado por el alcohol, temas picantes sexuales eran constantes. Si bien era una charla que valía la pena por curiosidad o risa al menos, María no podía concentrarse. Seguía enojada por lo que había sucedido hace unos minutos. 

Miró de reojo a Sebastián que ni se percató de ella, sino que solamente se dedicaba a charlar con un amigo y rellenar su vaso una y otra vez.

Siguieron pasando los minutos y el malestar de María aumentaba a cada segundo. 

"Disculpame, podes salir un segundo?" Dijo ella en un impulso de ira.

Realmente no sabía qué iba a decir, su enojo la llevó a tomar una decisión idiota que la hacía quedar como una loca. Apartó un completo extraño y ni sabía qué le echaría en cara. 

No hizo falta. Él empezó a hablar apenas salieron a ese pequeño balcón. 

"Uf, increíble ese ojete"

Incrédula, le pidió que repita. 

"Tenés un culo divino" sin titubear. 

"Me parece que te estás confundiendo conmigo" respondió en un rol de matona que poco iba con su inocente imagen angelical. 

Seba: "si? Pensé que te encantaría saber que me calienta verte el orto"

María miró perpejla. Sebastián tampoco parecía un chico malo. Sí insolente evidentemente, pero llevaba una camisita azul oscura con unos detalles blancos, unos jean negros y unas botitas del mismo color. Su aspecto era bastante agraciado, pelito un poco revoltoso, morocho. No sonreía, nunca tomó ninguno de sus comentarios a modo de chiste. No era grosero, sino que era ridículamente sincero. 

Seba: "me salvaste el evento"

María: "por?"

Seba: "son todos medios densos, vos no sé pero sos algo lindo de mirar"

María: "pero quién carajo te crees que sos pelotudo?"

Seba: "nadie, pero no por eso me voy a quedar sin mirarte el culo"

María: "tengo novio sabes?"

Seba: "no te pedí de salir, solo que disfruto mirándote el culo" y con total descaro la tomó del hombro, la giró un poco y se deleitó una vez más con cómo esa calza marcaba sus curvas. 

María debía darle una cachetada, lo sabía. De hecho, intentó mandarle la señal a su cerebro, sin embargo, solo pudo responder mirando para adentro, a ver si alguien estaba viendo la escena. Al notar que nadie podía verlos, se inclinó para dar un mejor espectáculo. 

"Sabía que eras putita" al decir eso, una mano de Sebastián recorrió su culo bajando hasta su entrepierna. 

María solo soltó un suspiro. 

"No era que tenías novio hace dos minutos?" Dijo de manera provocadora él. 

Ella no respondió, solo dejó que sus manos sigan jugando con su cola apretando esa calza. 

"Veo que sos putita y él cornudo"

Llevó unos dedos a la boca de ella que no dudó en dejar entrar y relamió como si fuese el palito helado más rico del mundo entero. 

Otra de las manos de él, fueron a acariciar sus tetas por adentro de la remera. Apenas una cortina los distanciaba de sus amigos y conocidos. 

La música hacía totalmente imperceptible los gemidos de María producto de este intenso manoseo que recibía en aquél balcón. 

Quizás algún vecino sería testigo, pero poco importaba en ese momento. 

Ella sintió como una mano de él se metía por su pantalón y corría suavemente su tanga para masajear su clítoris. La respiración era entrecortada y Sebastián no solo la masturbaba, sino que también le hablaba al oído. 

"Te hacías la fiel y te estás dejando meter los dedos en un cumpleaños"

"En la terraza encima, puta"

"Tu novio piensa que lo amas y vos acá"

"Lo amo" dijo ella tiernamente como pudo entre gemidos. 

"Mirá vos, entonces no me vas a suplicar que te coja?"

"Si"... "Ahhh..." Bien bajito respondió María. 

"Si? No te escuché, sí qué?"

"Quiero que me cojas toda por favor" ese angelito de ojos verdes no tenía ningún pudor en pedir ser cogida por ese completo desconocido. 

"No sé, vuelvo a la fiesta y después te digo" sacó su mano de su conchita dejándola toda empapada, llevó sus dedos a la boca de ella y la hizo relamerse. Accedió sin pensarlo. Probó su propia excitación y la volvió loca. 

Sebastián volvió adentro dejándola agarrada de la baranda de aquél balcón. Su tanga mojada y la humillación presente por su patética reacción.

No podía entender lo que pasó y menos la forma en que la dejó ahí después de suplicar por ser cogida. 

Cuando se recompenso, volvió adentro y fué como una flecha tras él, quién ya se había servido otro vaso de fernet. 

Al oído le dijo "sino venís atrás mío ahora te vas a perder la chupada de pija de tu vida"

Saludó a la cumpleañera a eso de las 12:30hs y se fué del evento decidida. 

Afortunadamente, escuchó unos pasos detrás. 

"Fué una buena oferta la verdad" era Sebastián que no quiso perder la oportunidad de comprobar tal frase acuñada por ese angelito de tez blanca. 

Se besaron por primera vez y María le empezó a desabrochar el pantalón en pleno pasillo. Entre torpes movimientos, atinaron a esconderse en la oscuridad de la escalera del edificio, lugar donde ella pudo liberar la pija de él. 

Su boca quedó frente a un gran pijón. No era tan ancho quizás como el de Cristian pero sí más imponente por largo. Era hermosa y eso la calentó más.

Envolvió con su lengua la cabecita y recorrió cada centímetro lubricando su tronco hasta la base. 

Fué dándole besos mientras lo masturbaba y masajeaba sus bolas. Alternaba con lamidas intensas y chupones a su verga. Jugaba con ese trozo de carne como si fuese una presa apunto de matar. 

De reojo, miraba para arriba y distinguía la carita de Sebastián que ya no era tan dominante como antes. Estaba rendido ante su pete. 

Le encantaba dar placer, ver los ojos de excitación en el otro. 

Dejó caer varios hilos de saliva en su pija mientras pajeaba intensamente. Tomó aire y devoró cada centímetro regalándole una garganta profunda que repitió varias veces con facilidad a pesar del tamaño del miembro de él. 

Sebastián extasiado por la boquita de María, inclinaba su cabeza hacia atrás tirando su peso corporal a la pared mientras gemía descontroladamente. 

"Sos terrible trola y petera"

Ella pausó su pete con todos sus labios hinchados, hilitos de saliva que colgaban de su boca y conectaban con la verga imponente de Sebas, sus ojos verdes inocentes que escondían una adicta a chupar pijas que lo miraba orgullosa de aquél insulto que tomó como un cumplido. 

Respondió como mejor sabía hacer. Frotó el glande de él por su carita, dejando sus cachetes y nariz brillosos de tanto jugueteo y tragó nuevamente sin pre aviso alguno hasta el último milímetro de carne. 

Se escuchaban hasta en pisos continuos los sonidos guturales provocados por ese vergon en la boca de María. 

Sebas comenzó a cogerle la boca con ira provocada por tanto placer. Estaba desenfrenado, poseído. La dulce María tenía el maquillaje corrido, las lágrimas caían por sus cachetes y las manos de él aprisionaban su cabeza mientras embestía con fuerza para chocarse con el fondo de su garganta. 

Ella disfrutó cada segundo de eso aunque en su rostro no se pudiese notar. 

Resistió arcadas y falta de aire como una profesional, le dió un espectáculo digno de contar a su macho de turno. 

Sebastián fué quien no pudo más y enterrando su pija en lo más profundo de su garganta, liberó una enorme cantidad de chorros de leche que María fué tragando orgullosa. Tenía su premio. 

La sorprendió la cantidad, primera vez que se veía en dificultades para tragarlo todo y la asfixia no ayudaba. Sintió como de la comisura de sus labios, rebalsaban algunas gotas de leche tímidas que se escapaban de su boca aún llena. 

Esta sensación para ella fué una novedad que la calentó muchísimo. Su instinto la llevó a descontrolarse, se liberó del miembro de él para mostrarle su boquita llena de leche, jugó con su lengua, relamió la comisura de sus labios y tragó en un espectáculo para el afortunado chico. 

Se notaba en esos ojos verdes como disfrutaba, no pudo evitar cerrarlos como quién prueba algo delicioso. 

María aún de rodillas en aquella escalera, se abalanzó nuevamente a la verga de él y lamió cada centímetro de ella hasta dejarla reluciente. 

Su único dolor fué ver la falla que sufrió al tragarlo todo, viendo cómo unas gotas cayeron sobre su remera a la altura de su pezón, el cuál estaba completamente duro por el morbo de lo sucedido. 

María transformó su mirada en el de una gata en celos. 

"Necesito cogerte de una vez, sacame de acá urgente"

Sebastián aún no se recuperaba y se vió forzado a acomodarse rápido para llevar a esa puta insaciable a su departamento. 

Afortunadamente vivía cerca. María fué todo el camino en su auto chupándosela sin saber el destino al que iba. Podría haber sido un viaje de 2 horas que ella hubiera seguido ahí. 

Apenas entraron a su departamento, quiso hacer el intento de ofrecerle una bebida, para cuando intentó comenzar la frase, ella ya estaba encima de él besándolo y masajeando su bulto otra vez. 

"Dejame probar tu conchita esta vez" fué la frase de Sebas que hizo brillar su carita. 

Contra la pared de la entrada, se inclinó hacia atrás y dejó que él baje su calza roja para ver ese culo monumental. 

No pudo evitar quedarse contemplandolo por unos segundos hasta que reaccionó para correr la tanga y empezar a pasar su lengua. 

Ella estaba empapada, podría cogerla en ese mismo momento sin juego previo y no tendría ninguna dificultad. Sin embargo, moría de ganas de probarla y por suerte lo había hecho. Esa chica era un regalo del cielo a pesar de comportarse como una verdadera diabla. 

Se dedicó a chupársela durante largo rato entre gemidos de ella que no podía evitar sacar su cola aún más para atrás enterrando la cara de él en su cola. Situación que muchos soñaron y aquél casi desconocido disfrutaba.

Lamió también su ano, alternó entre ambos, jugó con sus dedos en ambos agujeritos, María dejaba que le haga lo que quiera. Estaba totalmente extasiada, al borde de acabarse.

"Por Dios meteme la pija, por favor"

Sebastián ignoró. 

"Necesito sentirla, te lo pido por favor"

"Quiero que me revientes acá mismo"

"Dame tu pija, damela dale"

Solo los gemidos separaban una frase de la otra. 

Sebas se apiadó, se reincorporó quedando detrás de ella y frotó su pija por la conchita de ella. 

María liberó un suspiro de placer sabiendo lo que venía. 

Él fué metiendo despacito su vergon por caballerosidad. Sin embargo, ella no buscaba eso, tirándose para atrás solita se clavó hasta el fondo ese pijón.

Se entendió el mensaje, él comenzó sus embestidas con furia, la agarró de su pelo negro cuál yegua y la azotó en su cola dejando toda su mano marcada. 

Los gritos de María tapaban los jadeos de Sebastián. Aunque, con cada nalgada él ganaba en ruido, retumbando el lugar y acelerando aún más el ritmo de esa brutal cogida. 

María no pudo evitar acabarse ante tal sometimiento. Esos muchos centímetros de carne la hicieron delirar, sintió una electricidad que recorría su cuerpo provocándole fuertes espasmos casi ignorados por él que seguía dándole duro contra la pared.

Sentía su flujo caer por la entrepierna mientras Sebas la penetraba incansablemente. 

La tomó del pelo y le metió sus dedos en la boca para sostener su vaivén.

Su cola resonaba contra la pelvis mientras llamaba a Dios constantemente con sus gritos. 

Ahora le tocó el turno a él, quién anunció estar por acabarse.

"Acabame toda adentro por favor, lléname de leche" fué la respuesta que obtuvo de María quién estaba descontrolada por tal cogida. 

Esto despertó todas las fantasías de Sebastián quien no dudó en llenar su conchita de leche tal como le pidieron. 

María sentía ese líquido espeso y caliente dentro suyo mientras sonreía de placer con los dedos de él aún en su boquita. Se dedicó a lamerlos mientras él vaciaba toda su carga. 

Cuando la sacó, pudo apreciar aún más la abundante cantidad que recorría su pierna. 

Aprovechó para terminar de desvestirse y se limpió para irse a un sillón cercano. 

"Vení, mejor vamos a la pieza" le dijo el anfitrión. 

Así como entraron, María lo acostó en su propia cama y se puso en 4 a lamer su miembro aún flácido por la reciente acabada. 

Poco esfuerzo necesitó, a los segundos estaba erguido nuevamente generando la sonrisa de ella que no dudó y lo montó. 

Aún sintiendo su interior lleno, se metió su pijón y comenzó a saltar encima como loca. Parecía que recién empezaba la noche. Sebastián disfrutaba con la escena de esa dulce pendeja desenfrenada sobre él. 

Él la agarraba fuerte de la cola y jugaba con sus dedos en su ano mientras María se divertía rebotando con vehemencia. 

Dos dedos fueron a su culito sin dificultad. Ella lo miró sonriente como siempre aunque con una mezcla de morbo y le aclaró "la cola es de mí novio" guiñando su ojo tiernamente. 

"Lo llamamos y le preguntamos a ver qué opina"

Esto le recordó una experiencia vivida hace poco y solo la entusiasmó más. Apoyó sus manos en su pecho y dejaba caer su cola con fuerza sobre su pija y sus dedos, dándose una doble penetración que la calentó enormemente. 

"Le preguntamos entonces?" Insistió él. 

Ella lo silenció con un beso mientras fantaseaba con la idea de que él la vea coger una pija de ese tamaño. 

Mientras sus lenguas jugaban entre sí, ella tuvo otro orgasmo que fué en simultáneo con Sebas que no pudo resistir el sentirla acabarse y se le unió. 

Los dos se besaban mientras ella apretaba con su conchita el glande de él que liberaba lo poco de leche que le quedaba llenándola aún más en su interior. 

Se quedaron besándose por un largo rato sin que se la saque de adentro, eran dos amantes apasionados que se mataron a besos entre las sábanas y sus cuerpos desnudos. 

Ninguno sabe en qué momento se quedaron dormidos, solo que se despertó María a las 3 y media de la mañana con la verga flácida de él aún adentro. Se despertó en silencio para buscar su ropa perdida entre la casa, se cambió y cuando estaba por irse, un Sebastián muy dormido atinó a decirle:

"Te querés duchar antes por si acaso?"

La tierna sonrisa de ella se hizo una vez más presente y le guiñó el ojo para que se quede tranquilo. 

María volvió a su casa, se desvistió y aún con semen dentro de ella se acostó a dormir finalmente. 

Nunca supo cuando volvió su novio de su noche de videojuegos, seguramente con el sol saliendo. Ella dejó las sábanas manchadas del semen de Sebastián que aún salía dentro suyo y se fué a pegar una ducha para preparar el desayuno a su novio. 

3 comentarios - María la santa (6)

luquitatatat +1
INCREIBLE RELATO!! lo que me calienta esto por dios. sos una genia ya tengo ganas de la siguiente parte
BohemianFantasy
🥰 gracias Luquitas! Me encanta
tin26cam
Hermoso.momento para leerte..soledad y tranquilidad para poder terminar lo que nunca había podido hacer pq siempre te leo desde el laburo. Gracias