¡Hola amigos de Poringa! ¿Qué tal les fue este fin de semana? Espero que se hayan divertido y que hayan tenido un buen de sexo jeje. Por mi parte tengo salud que es lo importante xd...
En esta ocasión les traigo de nueva cuenta un nuevo capitulo de mi obra "La gótica y el tímido" y es que he visto que les ha estado gustando bastante, tanto como a mi me gusta escribirla. En esta ocasión los dos jóvenes dan un gran salto en su amistad al conectar más íntimamente y José se siente bendecido al tener una amiga tan hermosa y cariñosa como Aurora.
Y si se lo preguntaban, en efecto, el José de esta historia esta basado 100% en mi persona, ya que en computadora puedo tener un comportamiento diferente al de la vida real, pero eso si quieren se los puedo contar más adelante, por el momento disfrutemos de esta bella historia.
Capítulo 3: Mi ángel guardián.
La alarma de las 6:00 a.m. sonó y José se despertó aun con algo de sueño, se dio un estirón y se levantó de su cama, tendió rápido las sabanas y se cambió de ropa. Normalmente no se peina y ni se perfuma, pero con tal de llamar la atención de Aurora decidió hacer un cambio. Se metió al baño y se miró al espejo y se espantó de lo mal que lucía; tenía el cabello hecho un desastre y pese a que no olía mal, no tenía ninguna fragancia que se considerara atractiva para las mujeres.
José se peinó eliminando esas lianas que tenía por cabello, se cepillo los dientes, se lavó la cara, se puso desodorante y perfumes que su padre le había regalado y que realmente nunca había utilizado, pese a que la diferencia del antes al ahora era muy grande, su baja autoestima no le permitió apreciar lo bien que lucía, tanto como iba vestido como su nuevo look, así que solo bajo triste a la cocina, se hizo un desayuno rápido, preparo su lonche y tras comer volvió a subir a su recamara por la joyería de Aurora para entregársela apenas llegara a la escuela.
Sra. Sofía (madre de José): ¡Buenos días hijo! –Exclamo su madre dándole un abrazo.
José: Buenos días mamá. –Respondió el chico escondiendo rápido la joyería de Aurora en su mochila para que su madre no levantará sospechas.
Sra. Sofía: ¿Cómo sigues? ¿Ya estas mejor?
José: Eh… ¡sí! –Tosió un poco para aclararse un poco la garganta. –Ya me siento mejor, estoy listo para volver a iniciar la semana.
Sra. Sofía: Que bueno hijo, yo me tengo que ir a trabajar, te quiero mucho, nos vemos en la noche.
La madre de José era muy cálida con su hijo, el problema es que casi no la veía pues se iba a trabajar desde temprano y llegaba a casa muy tarde. El padre de José bajo las escaleras y solo le hizo una señal a su mujer para que se fueran.
Sra. Sofía: Bueno hijo, me tengo que ir, cuídate mucho. –Le dio un beso en la frente a su hijo y una persignada rápida.
Su padre solo lo volteo a ver para hacerle una expresión con la cabeza de que era hora de que su hijo se fuera a estudiar, sin decir una sola palabra se volteó y se salió de casa con su esposa para encender el auto e irse a la oficina donde trabajaban.
José solo se quedó parado viéndolos irse y soltó un suspiro triste, tomo su mochila y se fue a la escuela. En todo ese camino no dejaba de pensar en Aurora y en su extraña propuesta a la que él por cierto se sentía encadenado, pues Aurora sonó muy seria cuando dijo que se inventaría la historia de que José aun duerme en pañales si se rehusaba a ser su esclavo, tenía la cabeza llena de tantos pensamientos que hasta se mareo un poco.
Llegando a la escuela, la cual tenía un gran patio donde todos se ponían a platicar en grupitos en frente de los salones de clase, José por lo general esperaba afuera hasta que sonara el timbre para entrar pues así no se sentía tan solo. El chico se recargo en una pared para cerrar los ojos y pensar un poco sobre cosas personales, pero entonces sintió una presencia cálida y un aroma muy agradable entro por su nariz e inmediatamente supo de quien se trataba, era Aurora.
José: ¡Ay! Cielos santo, que susto… -José se volvió a asustar por la presencia de Aurora, pero apenas la vio se quedó en shock.
A pesar de que Aurora se vestía muy similar siempre, para José era glorioso ver cómo iba vestida al siguiente día. Esta vez Aurora no llevaba los labios pintados de negro como los solía tener siempre sino que ahora los llevaba sin pintar, en esta ocasión llevaba sombras negras y moradas en sus ojos y su vestimenta era de una sudadera negra con el logo de una banda de rock, una falda negra y unas medias que le llegaban hasta las rodillas para no tener frío en sus bellas piernas.
José: Wow… que hermosa te ves… -Dijo embobado viendo a su ama.
Aurora: Jeje…gracias. –Respondió Aurora tapándose parte de la cara con una mano para ocultar que se sonrojo. -Tú también te ves muy bien hoy, no sabía que tenías el cabello así de lacio, ni siquiera te reconocí al llegar.
José: Ah sí jeje, quise hacerme un pequeño cambio para intentar sorprenderte pero creo que me superaste y por mucho jaja.
Aurora: Tampoco te menosprecies, luces muy bien, pero recuerda… lo más importante es que hayas cambiado para sentirte cómodo contigo mismo y no para impresionar a otros.
José: Si… supongo que tienes razón, gracias…
Aurora: Por nada. –Respondió Aurora dándole una sonrisa blanca como siempre lo hacía. –Entonces… esclavo ¿tienes mis cadenas que te ordene limpiar?
José en eso trago saliva, llego el momento de la verdad, saber de una buena vez por todas si Aurora solo lo estaba utilizando o no.
José: ¡Claro que si ama! –Exclamo.
Las saco rápidamente de su mochila y se las ofreció con las manos algo temblorosas.
Aurora: Increíble… lucen muy bien ¿Qué les hiciste?
José: Un remedio casero… ama, me esmere para que quedaran relucientes para su encanto.
Aurora: Pues sí que me encantaron jeje, que lindo esclavo, así me gusta, obediente y puntual… ahora… tu recompensa es… -Aurora sujeto el brazo derecho de José con sus dos brazos y lo abrazo, pegándose mucho a él. –Que puedes abrazarme así toda esta semana.
Para ustedes puede sonar poco, pero para José el simple hecho de que Aurora tenga abrazado uno de sus brazos era estar en el paraíso, aprovecho y olio disimuladamente el cabello de su ama gótica el cual tenía un aroma a flores. El corazón de José comenzó a latir con fuerza conforme el tiempo pasaba y su cuerpo se empezó a calentar gracias al contacto que tenía con Aurora, a su alrededor estaba haciendo un frío tremendo, pero en ese pequeño espacio donde ellos estaban era cálido y sobre todo, muy acogedor.
Sin embargo, el timbre de la escuela interrumpió ese feliz momento, ya era hora de entrar al salón, José intento soltar a Aurora, pero esta se aferró fuerte a su brazo.
Aurora: No me sueltes… vayámonos así al salón. –Lanzándole una mirada picara y tierna a la vez que para José fue imposible negarse.
José: Pero se nos van a quedar viendo. –Respondió angustiado.
Aurora: ¿Eso importa? –Pregunto la chica sujetando fuertemente el brazo de José.
José y Aurora caminaron juntos hasta el salón, pasaron por el patio y los demás al verlos así de pegados no pudieron evitar sentir celos y envidia hacía José, los chicos más “populares” no creían lo que sus ojos veían, uno de los perdedores de la escuela caminando junto a una de las chicas más hermosas y deseadas de toda la escuela y para colmo, esta última estaba aferrada a uno de los brazos del chico. José se percató de las miradas y se puso nervioso de lo que esas miradas de envidia pudieran desencadenar sobre él después.
José: Oiga... ama, creo que lo mejor es que no se me pegue tanto, nos están mirando y sus miradas no son nada amigables. –Le susurro a Aurora en voz muy baja.
Aurora solo sonrió maliciosamente e hizo todo lo contrario, se pegó todavía más a José de tal modo que su brazo quedo aprisionado entre los dos pechos de Aurora y para colmo, esta última recostó su cabeza sobre el hombro de José haciendo que el torpe joven se sobresaltara.
José: Estoy muerto… -Dijo en voz baja.
Aurora: Jaja, tranquilo, no te harán nada, no permitiré que te molesten más, eso de ahora en adelante solo lo puedo hacer yo… esclavo.
Llegaron a su salón, José se sintió aliviado, pero Aurora se frustró por tener que soltar a José, ya que se sentía bastante cómoda estando junto a él. José se sentó en su lugar y Aurora se despidió, deseándole suerte en la clase mientras lo peinaba con sus delicados dedos. José sonrió y le deseo lo mismo. Cuando Aurora se alejo José giro la cabeza sin miedo viendo a su ama caminando hacía su pupitre.
Las clases comenzaban con normalidad, pero no fue hasta la clase de cálculo que las cosas se pusieron interesantes cuando el profesor les puso a hacer unos ejercicios, pues uno de los “pretendientes” de Aurora que se sentaba cerca de ella se levantó para intentar sacarle platica a la chica gótica de la cual también estaba enamorado y que era uno de los que molestaban más a José.
Andrés: Hola Au. –La saludo con un alias un tanto tonto.
Aurora: Hola Andrés… -La chica respondió amablemente sin despistar la vista del trabajo de clase.
Andrés: ¿Cómo estás?
Aurora: ¿Bien y tú? –Seguía respondiendo sin tanto interés, después de todo, ella sabía que ese tipo solo se quería acostar con ella.
Andrés: Bien, un poco preocupado por el trabajo de física.
Aurora: Adivino, no has hecho nada todavía.
Andrés: Jaja, aún falta mucho para entregarlo.
Aurora: Como siempre dejando todo a la última jaja. –Dijo volteándolo a ver por fin.
Pese a que era considerablemente más atractivo que José; piel blanca, ojos claros y con apariencia más masculina, no era del interés de Aurora, ya que no tenía esa mirada inocente que si tenía José y que a Aurora le provocaba tanta ternura.
Aurora: A todo esto ¿Quién es tu pareja de proyecto?
Andrés: Ahh… Montserrat.
Aurora: ¿Y por qué esa reacción? Ella es bonita y es inteligente, te conviene para que mejores esas PESIMAS calificaciones que tienes jaja.
Andrés: Jaja, si sé que es inteligente, pero… me hubiera gustado que tu hubieras sido mi pareja.
Aurora: Mmm… ya veo. –Aurora ya sabía a donde iba con todo esto. –Pues no pudo ser, así que ni modo, hay que conformarse con lo que nos tocó.
Andrés: Si, siento lastima por ti, que te toco con ese enfermo.
Aurora: ¿Cuál enfermo? –Respondió ya algo molesta.
Andrés: Ah no te hagas jaja, con aquel, la cucaracha de allá en frente… oye, si se pasa contigo me dices y yo le rompo la cara por ti eh.
Aurora: Por eso ¿Cuál enfermo? Su nombre es José, tenle respeto, no quiero que hables así de él delante de mi ¿entendiste? Y no necesito que hagas nada, porque él no es un pervertido como ustedes.
Andrés: Jaja, graciosa. –Respondió algo nervioso por la reacción de Aurora. –Oye, fíjate que le dije a Montserrat si podíamos cambiar de pareja y ella acepto encantada.
Aurora: Ósea ¿ella conmigo y tú con José?
Andrés: ¡Claro que no! ¡Qué asco! Me refiero a tu conmigo y que… “José” se vaya con ella.
Aurora: ¿Y qué te hace pensar que yo aceptaría eso? –Respondió muy molesta volviendo a concentrarse mejor en sus apuntes.
Andrés: Ay por favor, no te hagas, bien sabes que me deseas, te he visto mirándome muchas veces, te puedo hacer más feliz que aquel perdedor.
Al escuchar eso Aurora ya perdió completamente la paciencia, estaba tan furiosa que presiono el puño con el que sostenía el lápiz con tal fuerza que lo partió en dos sin mucho esfuerzo y volteo a ver a Andrés con un rostro bastante molesto.
Aurora: Mira estúpido, aclaremos algo, tu no me agradas ¿okay? No me gustas ni como amigo al igual que toda tu bola de zánganos, no creas que no sé qué lo único que quieres conmigo es hacérmelo y NUNCA lo vas a lograr ¿entendiste? No quiero que me vuelvas a hablar y si me sigues molestando a mi o a José te juro que te voy a dar un rodillazo en las pelotas. Ahora lárgate de mí vista infeliz.
El tipo se empezó a reír, pero luego de ver los ojos de Aurora le entro miedo, pues pese a que los ojos de Aurora eran preciosos, cuando se enfurecía se transformaban en los ojos de una leona a punto de atacar lo que hizo que el tipo retrocediera.
Andrés: ¡Ja! Está bien, te dejo con tu noviecito, de lo que te pierdes.
Aurora suspiro del fastidio, por suerte para ella, su discusión con aquel idiota había transcurrido de manera silenciosa y nadie se dio cuenta de su escenita. Aurora miro a José, como él estaba centrado en el trabajo. La chica empezó a sentir compasión del pobre muchacho, todo empezaba a tener sentido, ahora entendía porque era tan callado y es que si su vida se le hacía difícil por sus padres, la de José era todavía peor; desatendido por sus papás, tener una perdida tan dura como fue la de su abuela, sufrir de bullyng y el rechazado por parte de todos los del salón.
Todo eso hizo que se le hiciera un vacío en el estómago y una sensación extraña le surgió de la garganta, se dio cuenta que le estaban dando ganas de llorar, pero se calmó rápidamente para que nadie la pillara. Volteo a ver a sus “pretendientes” y noto que se reían, seguramente Andrés ya había dicho lo que paso y tendrían planeado tomar represalias en contra de José y eso hizo que Aurora se sintiera culpable de cierta manera.
Aurora: No dejare que te sigan molestando José. –Dijo en voz baja volviendo a ver a su amigo haciendo el trabajo de la clase.
Pasaron unas cuantas materias escolares más hasta que sonó el timbre del recreo, Aurora generalmente suele quedarse en el salón para tener su privacidad, pero esta vez quería estar cerca de José, después de todo, él era su amigo y luego de pensarlo se dio cuenta de que debía estar con él para protegerlo.
Aurora: José ¿A dónde vas a ir a comer? –Pregunto cuando la mayoría de sus compañeros ya había salido del salón.
José: Ah… yo iba a ir a la… cafetería a sentarme en una de las bancas.
Aurora: ¿Tu solo?
José: Bueno… es lo que usualmente suelo hacer.
Aurora: Pues ya no más, ven conmigo, vamos al patio a comer juntos ¿quieres?
José se quedó mudo ante la invitación de Aurora, pero ¿Cómo negarse a semejante invitación? Comer junto a una chica, que digo chica, un ángel como Aurora. La joven extendió su mano para ayudar a José a levantarse de su pupitre, el chico tomo su comida y ambos salieron juntos del salón para llegar al patio.
Encontraron un lugar perfecto, una pequeña banca a la que le daba sombra un árbol, lo suficientemente lejos del resto de los compañeros que normalmente se encontraban jugando futbol en las canchas. Aurora saco su comida de su lonchera y José hizo lo mismo, pero al mismo tiempo saco un pequeño mantel que coloco sobre la mesa para que no comieran sobre la mesa sucia y llena de polvo, parecía como si estuvieran haciendo un picnic.
Aurora se sorprendió bastante al ver como José también era cuidadoso y ordenado para todo. Aurora saco de su lonchera ensalada, pollo, unas manzanas picadas y de beber agua de piña. José por el contrario de la suya saco unos sándwiches bastante llenos, pero sin nada de beber.
Aurora: ¿Tienes sed?
José: Yo… estoy bien gracias…
Aurora: Ash, no digas tonterías, tienes sed ¿verdad? déjame servirte un poco, te va a encantar ya verás.
Aurora le sirvió agua en un pequeño vasito que ella tenía y se lo ofreció, José bebió un poco y efectivamente, el sabor le sorprendió.
José: Wow… está muy buena, lo reconozco.
Aurora: Te dije.
José: Mmm… ¿No quieres un sándwich?
Aurora: Tal vez solo uno, si no te molesta.
José: Para nada, toma los que quieras.
Aurora: Gracias. –Aurora agradeció amablemente la invitación de José. –Mmm… está muy rico, déjame adivinar ¿tú los preparaste?
José no pudo responder porque en eso llegó Andrés y compañía para rendirle cuentas a José por estar con Aurora, en total eran 4 bullys listos para atacar. José se levantó rápidamente de la banca y se puso delante de Aurora para intentar protegerla, pese a que tenía mucho miedo, no iba a permitir que ese grupo le hiciera algo a ella.
Andrés: Con que aquí estas rarito, te estábamos buscando por todo el patio, es hora de que pagues.
José: ¿Pagar qué? –Dijo el chico ocultando su nerviosismo.
Andrés: Robarte a mi chica.
Aurora: ¿Tu chica? ¡Estás loco! ¿No entendiste lo que te dije en el salón verdad?
Andrés: Ahh… ya entendí, estabas escondido detrás de las faldas de Aurora, típico de los cobardes que no se saben defender.
José: ¿Puedes dejarnos tranquilos? Estamos comiendo pacíficamente y no quiero pelear con ustedes con ella aquí presente.
Andrés en eso tomo fuertemente a José de su camisa, pese a que eran casi de la misma estatura Andrés era considerablemente más fuerte (o eso creía) y se puso cara a cara con José.
Aurora: ¡Hey! ¡Déjalo en paz maldito! –Grito Aurora poniéndose de pie.
Andrés: ¿Quién te crees eh? ¿Piensas que puedes bajarme la novia? ¿Te la quieres coger no es así? Apuesto a que ya lo hiciste y le lavaste el cerebro.
Aurora: Deja de decir tonterías ¡él no es un enfermo como ustedes! –Aurora se acercó para que Andrés soltara a su amigo, pero los otros zánganos no se lo permitieron.
José: Ella tiene razón, yo no soy como tu… -Dijo José con un rostro serio, pese a que tenía mucho miedo tomo fuerza para por fin establecer los límites que Aurora le dijo cuándo recién se conocieron.
Andrés le ordeno a uno de sus amiguitos que tirara la comida al piso y este como buena perrita lo hizo, incluyendo el sándwich que le había ofrecido a Aurora el cual se llenó de tierra, José se molestó mucho y se zafo del agarre de Andrés para dirigirse al tipejo que tiro la comida y le soltó un fuerte puñetazo en la cara que lo hizo caer, debido a la superioridad numérica los otros 3 fueron a donde José y lo empezaron a golpear delante de Aurora.
La chica se enfureció muchísimo y se dirigió a Andrés por detrás, hizo que girara y tal como prometió, le dio un fuerte rodillazo en las bolas que hizo que se arrodillara al piso, acto seguido le dio una fuerte bofetada que hasta trono, no conforme con eso le dio otra seguida de un fuerte puñetazo en la nariz que hizo que este callera al suelo adolorido y sangrando de la nariz. Los otros dos que quedaban se sorprendieron por la fuerza que tenía Aurora pese a su complexión delgada, Aurora estaba echa una fiera, estaba muy furiosa.
Aurora: ¡SUÉLTENLO YA! ¡¿O quieren que a ustedes también les rompa la cara?!
José: Que femenina… jeje… -Dijo José con cierta dificultad mientras aun lo sujetaban.
Los otros dos lo soltaron y se fueron asustados por el comportamiento iracundo de Aurora, José termino en el piso con su ropa llena de tierra, había recibido golpes en la cara y en el estómago. Aurora fue rápido a donde estaba, el chico que golpeo José vio lo que le hizo Aurora a Andrés y también salió corriendo apenas vio que la leona se acercaba.
Aurora ayudo a José a sentarse, el chico tenía un ojo hinchado y estaba sangrando profusamente de la nariz y el labio. Pese a todo le sonrió a Aurora y esta no pudo evitar sentir tristeza por verlo en ese estado así de adolorido. Lo ayudo a ponerse de pie y a marcharse del lugar.
José: Que paliza les diste… jeje…
Aurora: Ay no… tu carita, esta toda golpeada, ven, te ayudo a levantarte, larguémonos de aquí.
Aurora tomo las loncheras de ambos y se fue con José pegado a ella. Sin embargo, apenas se disponían a irse un profesor les llamo la atención, pues los otros dos cobardes que escaparon de la furia de Aurora fueron a contar el chisme, obviamente modificando la historia a su conveniencia.
Profesor: ¡Espere un momento señorita Aurora! Tenemos que hablar.
Aurora: Mierda… ¿ahora qué? –Dijo en voz baja.
Profesor: ¿Cómo es eso de que usted golpeo al joven Andrés por invitarla a salir?
Aurora: ¡¿Qué?! ¡Eso ni siquiera fue lo que paso! Si van a decirle un chisme que se lo digan bien… estos tipejos se la pasan acosándome viéndome las piernas y golpearon a José, mire nada más como lo dejaron.
José: Es cierto maestro… estábamos comiendo y llegaron a molestarla… la quise defender pero creo que no salió tan bien… Aurora solo se defendió... y me defendió a mi.
Profesor: ¿Eso es cierto? ¡Jairo, Jorge!… ¿eso es cierto?
Cada quien dio su propia versión de los hechos, pero el profesor se inclinó a creerle más la versión de José y Aurora, sobre todo porque ellos dos nunca antes habían tenido problemas y eran buenos estudiantes, aparte que vio a José bastante lastimado, solo se podía mantener de pie gracias a que Aurora lo estaba sosteniendo. Sin embargo, debido a que Aurora también golpeo severamente a Ángel no podía dejar que esto se quedara así.
Profesor: Muy bien, suficiente. Jairo, Jorge y Ángel, están castigados una semana por mentir y por pelear. Tendrán que quedarse una hora después de clases a limpiar los salones. En cuanto a ti Aurora, me apena mucho pero tendré que llamar a tus padres para hablarles de tu actitud agresiva, lo mismo va para ti Andrés… y para usted joven José, Jairo lo llevara con la enfermera.
Aurora: ¡De ninguna manera! No permitiré que lo aparten de mí, yo lo llevare. –Replico Aurora abrazando a José.
Profesor: No es elección suya señorita, usted y Andrés tendrán que acompañarme a la oficina del director a que le expliquen lo que paso y le dirán la verdad en lo que esperamos a sus padres. Jairo, lleva a José a la enfermería.
Aurora se echó para atrás aferrándose a José, pero este la calmo para que no se metiera en más problemas.
José: Esta bien… tranquila, ve… no me pasara nada.
Jairo: Okay… vamos. –Dijo el chico de mala gana pero aceptando la derrota.
Aurora: Pobre de tique le hagas algo. –Le susurro a Jairo en tono amenazante, haciendo que el chico se asustara un poco.
Ángel: ¿Y nosotros que? También nos golpearon esos dos, Andrés está sangrando de la nariz.
Profesor: Ustedes se pueden mantener en pie y ni crean que ustedes se salvaron de la llamada a sus padres, les encantara saber que sus hijos les encanta acosar a una estudiante por su forma de vestir y que agredieron a otro compañero. Ustedes tres al salón; Aurora, Andrés... síganme a la dirección.
Los dos jóvenes fueron detrás del maestro rumbo a la oficina del director. Aurora volteo a ver como José se iba con Jairo a la enfermería que se encontraba en trayectoria opuesta a donde iban ellos. Tras sentarse con el director, ambos se sinceraron sobre lo ocurrido. Aurora le dijo todo lo que pasaba desde el acoso que recibía hasta como molestaban a José, aprovecho ese momento para soltar todas las cosas malas que hacían Andrés y sus amigos.
Andrés la verdad no hubo mucho que pudiera decir, más que disculparse con Aurora y recibir un fuerte regaño del director, quien tenía una voz fuerte, pero Aurora tampoco se salió con la suya, ya que ella recibió un sermón por parte del director, quien le hablo con un tono decepcionado por cómo se comportó. Una vez termino esa pequeña junta el director los mando a sentar juntos en lo que esperaban a sus padres.
Andrés: Oye… lamento lo ocurrido. –Dijo el chico con algo de dificultad para disculparse.
Aurora: Ya no importa. –Dijo mirando a otro lado.
Andrés: Golpeas fuerte jaja.
Aurora: No bromeaba cuando te dije que te daría una paliza si seguías molestándome a mí o a José.
El chico no pudo terminar su frase pues vio como sus padres se acercaban bastante molestos por la llamada que recibieron.
Andrés: Debes quererlo mucho ¿cierto?
Aurora: ¿Por qué lo dices?
Andrés: Pues… por la manera en lo que lo defendiste en clases y ahora en el recreo, eso no lo hace cualquiera por otra persona... a menos que sea muy especial para uno.
El chico vio como sus padres lo miraron con decepción y coraje mientras entraban a la dirección.
Andrés: Si me lo preguntas a mí, José se sacó la lotería, es muy suertudo de que seas su amiga, creo que…
Andrés escucho su nombre, se despidió de Aurora y entro a la dirección para recibir su justo castigo (una semana de suspensión), pero esto último que le dijo a Aurora la dejo muy pensativa, no se arrepentía para nada de haber defendido a José, pero sí que pensó que tal vez se estaba adelantando mucho en su amistad, apenas llevaban 3 días como amigos, pero luego le llegaron a la mente recuerdos anteriormente vividos con José. Desde su mirada que tanto le encantaba a ella, incluso la vez que se manoseo imaginando que era José quien acariciaba su cuerpo desnudo y ahora haberlo defendido a golpes como si de una leona protegiendo a su cachorro se tratara.
Aurora ya no pudo pensar más pues poco después de que Andrés se marchara con sus padres llegaron ahora la señora Tamara y su esposo David bastante angustiados.
Sra. Tamara: ¡Hija! ¿Estás bien? ¿Te golpearon? –Su madre como de costumbre haciéndole miles de preguntas a su hija mientras le inspeccionaba la cara.
Aurora: No mamá, estoy bien, tranquila.
El director los mando llamar.
Director: Tomen asiento por favor... miren, su hija Aurora puedo decir que es de las mejores alumnas que ha visto esta escuela, eso se los puedo asegurar al 100%, pero la verdad me preocupa el comportamiento que presento hoy en el receso.
Sr. David: ¿Qué hizo?
Director: Golpeo en la cara a uno de sus compañeros de clase.
Sra. Tamara: ¡¿QUÉ HIZO QUÉ?! –La señora pego un grito de la sorpresa.
Aurora intento hablar, pero el director no se lo permitió.
Director: Según lo platicado por los involucrados ella estaba comiendo con un chico llamado José…
Sra. Tamara: Ahh… otra vez tu noviecito ese ¿verdad? –Dijo la señora molesta.
Aurora: Mamá... entiende por favor de una vez... ¡ÉL, NO ES MI NOVIO!
Director: Por favor, permítanme terminar. Como les decía, ella estaba comiendo efectivamente con José cuando unos compañeros se acercaron a molestar a José y ella golpeo a uno de ellos en la cara tratando de defender al joven después que los demás empezaron a agredirlo físicamente.
Sr. David: ¿Y el chico está bien?
Director: Si, tranquilo, está en enfermería ahora mismo, solo sufrió unos cuantos golpes.
Aurora: Claro, por eso tiene un ojo morado ¿verdad? –Pensó.
Sra. Tamara: ¿Por qué preguntas esas cosas que ni al caso? ¡Tu hija acaba de golpear a alguien y te preocupas por el novio!
Sr. David: Bueno… pues por lo que nos platica el director ella solo lo estaba defendiendo de unos montoneros, honestamente yo hubiera hecho lo mismo.
Director: Miren, el comportamiento que adopto Aurora no es aceptable, pero dadas las circunstancias de que ella solo se defendió y por su historial, dejare pasar este incidente, pero si te pido Aurora, que te controles mejor, yo me encargare de que tus bullys no te vuelvan a molestar ni a José. Por el momento es todo señores, pueden retirarse.
Sra. Tamara: Estas en graves problemas jovencita, pasare por ti saliendo de la escuela para hablar seriamente de esto y no quiero que te vuelvas a acercar a ese muchachito problemático.
Sr. David: ¡Claro que no! Déjamela a mí, le hace falta una reprimenda severa... señorita, te estaré esperando afuera de la escuela hoy.
El señor volteo a ver a Aurora y le guiño el ojo, la chica rápidamente capto la indirecta de su padre. El señor David le había mentido a su esposa sobre ir a recoger a su hija para que se calmara y aparte darle la oportunidad a Aurora de ir con José para cuidarlo. Su padre se dio cuenta que Aurora solo defendía a alguien que era importante para ella y si ese chico era importante para su hija también lo era para él.
Aurora: Gracias papi. –Pensó viendo a sus padres marcharse.
Aurora tuvo que volver al salón tras terminar el receso. Al entrar al salón todos la vieron con miedo, a ella no le importo, lo que si la preocupo mucho es que ni José ni su mochila estaban, temió que su amigo se había ido a casa o al hospital después de ver ala enfermera. Antes de que la siguiente clase comenzará se dirigió a donde Jairo que estaba sentado ya en su banca.
Aurora: ¿Dónde está José?
Jairo: No lo sé ¡no me vayas a golpear a mí también! –Respondió asustado.
Aurora: ¡Jairo! ¡¿Dónde está José?! –Exclamo Aurora molesta sin importarle las miradas de los demás.
Jairo: ¡Te juro que no lo sé! Lo deje en la enfermería pero me echaron luego de dejarlo, no sé dónde está ahora ¡te lo juro de nuevo!
Aurora solo soltó un gruñido de frustración y se fue molesta a sentar a su banca, se acariciaba las sienes con los dedos de su mano derecha. En el salón se escuchaban murmullos sobre lo ocurrido en el recreo y miradas hacía la chica con asombro y miedo por su gran fuerza y su actitud explosiva, pero obviamente juzgaban sin saber por qué lo hizo ni quien empezó la pelea, para el salón ella era un monstruo peligroso, pero ella sabía que no era así y con eso era suficiente.
El resto de las clases para Aurora se le hicieron eternas, pese a que entrego bien los trabajos y hacía un esfuerzo monumental por prestar atención, no podía sacar a José de su cabeza, estaba muy preocupada por su estado de salud, pues la última vez que lo vio apenas y se podía mantener en pie de los duros golpes que recibió en su rostro y en el estómago. Los minutos se volvían horas y ella se ponía cada vez más ansiosa en que el timbre de la salida sonara para poder ir a casa de José a ver si se encontraba bien.
Después de varias clases que para Aurora parecían no acabarse nunca, finalmente el timbre de la salida sonó, apenas escucho la chicharra Aurora tomo su mochila y se marchó a toda velocidad del salón, varios de los alumnos de otras clases ya habían salido, así que la zona de los salones era un océano de cabezas, cosa que a ella le fastidio bastante, tuvo que esperar mucho dando pequeños pasos hasta que por fin llego al patio y cuando se disponía ir a la enfermería a buscar a José, se llevó la grata sorpresa de que el chico estaba caminando por uno de los pasillos de la escuela rumbo a la salida.
Aurora: ¡José! –Grito Aurora contenta de volver a ver a su amigo.
José se giró para ver a Aurora y este le sonrió, pese a que había estado horas en la sala de la enfermería, el chico parecía estar igual de adolorido que cuando se apartó de Aurora, lo único que cambio es que su uniforme ya no estaba lleno de tierra y su rostro ya no tenía sangre. No en balde, su ojo seguía amoratado y una de sus mejillas tenía un raspón.
Aurora: Te sigues viendo muy lastimado ¿Qué tanto te hicieron en la enfermería que estuviste todo el día allá? –Pregunto preocupada por el estado de José.
José: Nada realmente, solo me limpiaron la sangre que tenía en el rostro… ah y también le hablaron a mis padres para que vinieran por mí pero no pudieron asistir, lo único bueno es que me dieron muchas paletas ¿no quieres una?
José extendió su mano ofreciéndole una paleta a Aurora pero esta la hizo a un lado para colocar sus manos en el rostro golpeado de José.
Aurora: Desgraciados… ni siquiera te pusieron algo para desinflamarte el ojo ¿te duele mucho?
José: Ya no tanto como hace rato, el abdomen si me duele un poco más.
Aurora: Vamos a tu casa, yo te voy a curar.
José: ¿No le vas a avisar a tus padres que estarás conmigo?
Aurora: No te preocupes, tengo eso cubierto, ven, te ayudo a caminar.
Aurora y José se marcharon de la escuela casi abrazados, de nuevo, bajo la atenta mirada de todos, pero ahora ya no era de envidia, sino de asombro y respeto hacia la chica gótica, pues como es común, el chisme fluyo como el agua y todos estaban al tanto de la tremenda fuerza y técnica que tenía Aurora en sus golpes.
Después de caminar un rato llegaron a la acogedora casa de José, este abrió la puerta de su casa y entraron los dos al mismo tiempo, esta vez Aurora no se pudo distraer con las pinturas, pues tenía que curar a su amigo de los moretones que tenía. Tras subir a su habitación, Aurora lo sentó en su cama y fue corriendo al baño a buscar el botiquín que tenían debajo del lavabo, de ahí saco una compresa vacía.
Aurora: Esto sirve. –Dijo en voz baja. – ¡Ahora vuelvo José, voy por hielo!
La chica bajo a toda velocidad por las escaleras directo a la cocina donde saco varios hielos del congelador para llenar la compresa, luego de llenarla tomo el kit del baño, saco algodón y alcohol para desinfectar el raspón que tenía José en la mejilla derecha. Ya con todo lo necesario empezó a curar la herida del cachete de José con el algodón remojado con alcohol etílico.
José: Au… au… AU… auch… ¡AUCH arde!
Aurora: ¡Ya, deja de quejarte!
José: ¡Pues es que si me duele!
Aurora: Ya sé que te duele, pero necesito desinfectarte la cortada que tienes en la mejilla, quédate quieto.
José no paro de quejarse del ardor hasta que Aurora termino de desinfectar correctamente esa pequeña herida, luego con cuidado puso la compresa sobre su ojo hinchado para desinflamarlo, sujetándolo ella misma.
José: Vaya… eres buena con las curaciones jeje… deberías ser enfermera mejor.
Aurora: Si lo he estado pensando jaja, creo que me equivoque de área.
José: Oye Aurora… sobre lo que paso en el patio… yo no soy así, solo… me moleste porque tiraron el sándwich que te regale y que habías dicho que te gusto.
Aurora: Shhh… tranquilo, yo entiendo eso, no tienes por qué disculparte, al contrario, quisiera felicitarte por tu valentía, pese a que eran más no dudaste ni un segundo en protegerme.
José: Tenía que hacerlo, aunque creo que más bien tú fuiste la queme defendió a mi jaja.
Aurora: ¿Y eso qué? Lo que importa es que te defendiste, hay un dicho que dice “El valiente vive hasta que el cobarde quiere”. Tú ya estableciste tus límites, mostraste que no toleraras más esos tratos que te han dado durante tanto tiempo. Estoy muy orgullosa de ti… -Dijo Aurora acariciándole delicadamente el cabello a José con su otra mano.
José: Bueno… jeje… ahora si tuve una razón para establecerlos, protegerte, aunque creo que más bien fue al revés jaja, no sabía que practicabas artes marciales.
Aurora: Jeje… olvide decírtelo, no es que sea experta en la materia, si practique un poco de boxeo pero nada más, si se tirar golpes fuertes y más hoy que ahora si me hicieron enfurecer por golpearte delante de mis narices, el lado bueno es que el director juro que se haría cargo de eso, esperemos y ese anciano cumpla su palabra.
José: Es extraño ¿verdad? –Dijo José.
Aurora: ¿Quién? ¿El director?
José: ¿Que? ¡No! El hecho de que llevamos pocos días de conocernos y le has dado un giro interesante a mi vida… es decir, te volviste mi mejor amiga, me hiciste tu esclavo jaja, eres muy amable conmigo y ahora has hecho que termine el bullyng que he sufrido durante mucho tiempo… creo que un gracias no basta para mostrarte mi gratitud.
Aurora se puso roja por los halagos de José y esta vez, al tener las manos ocupadas no pudo ocultarlo, lo que hizo que José se diera cuenta.
José: Jaja… pareces una fresita. –Dijo riendo.
Aurora: ¡Ay ya cállate! Jaja, por tu culpa me pongo así. –Respondió algo apenada.
José: ¿Por qué por mi culpa? Jaja.
Aurora: Por las cosas tan bonitas que me dices.
José: Es la verdad, siento que aparte de ser mi ama eres mi… ángel guardián.
Aurora: ¿Tu ángel guardián? –Dijo aun sonrojada y sonriéndole tiernamente a José.
Hubo un silencio largo mientras ambos se veían fijamente (José con un solo ojo), para romper el silencio y así evitar un falso movimiento riesgoso Aurora decidió preguntarle algo a José.
Aurora: Pregúntame algo, lo que sea.
José: Mmm… si compras agua en polvo ¿Cómo la preparas?
Aurora: JAJAJAJAJA… ¿Qué clase de pregunta es esa? –Pregunto soltando una linda carcajada.
José: Dijiste que preguntara lo que sea jaja. –Respondió José también riendo.
Aurora: Pero no me refería a esas preguntas jaja.
José: A ver boxeadora, pregúntame algo entonces tú.
Lo primero que se le vino a la mente fue lo pesada que era su madre con ella y le dio curiosidad de saber cómo era la de José.
Aurora: ¿Cómo es tu mamá contigo?
José: Esa es una muy buena pregunta…
Aurora: ¿Por qué? –Preguntó intrigada.
José: A mí también me gustaría saber…
Aurora: Explícate.
José: Pues… ella es muy amable y cariñosa conmigo eso si no lo niego, pero realmente… casi nunca la veo, sale a trabajar muy temprano y cuando regresa a casa ya es tarde y llega cansada, solo quiere bañarse y dormir. De hecho ella es quien me compro todas estas cosas, piensa que el amor se puede comprar… realmente, creo que me falta amor de su parte… -Dijo José con obvias señales de llorar, pero al momento se calmó.
Aurora: ¿Por qué siempre haces eso? –Pregunto Aurora aun sujetando la compresa fría.
José: ¿Hago qué?
Aurora: Siempre que quieres llorar sacudes la cabeza y cambias de tema; lo hiciste cuando recién nos conocimos, cuando hablaste de tu abuela paterna, cuando te golpearon y ahora lo estas volviendo a hacer… ¿Por qué no te das el permiso de llorar? ¡Y no me salgas con la estupidez de que los hombres no lloran!
José: Yo… yo ni siquiera iba a decir eso…
Aurora: Entonces…
José: Yo… no lo sé… creo que no hay razón para que quiera llorar o tal vez no me nace hacerlo.
Aurora puso los ojos en blanco y soltó un gruñido de fastidio para luego dejarse caer en la cama de José soltando la compresa del ojo de este último, al estar acostada se puso a pensar y se le ocurrió una gran idea para que José soltara todo el dolor que llevaba guardado durante muchos años.
Aurora: ¡Ya se! Háblame de tu abuela. –Dijo volviendo a sentarse en la cama.
José: ¿Qué quieres saber de ella?
Aurora: Lo que sea… háblame de sus tortas de jamón de las que me hablaste la vez pasada.
José: Wow… las mejores del mundo, si fuera a un restaurante de 5 estrellas donde me sirvieran “la mejor torta del mundo” ni esa superaría las que me hacía mi abuela, las hacía con tanto amor que cada mordida era un deleite para mi paladar… todo ese jamón, toda esa lechuga… se me hace agua la boca solo de recordar.
Aurora: Continua… ¿Cómo fue para ti enterarte que estaba enferma?
José: Nunca supe que tenía cáncer, era muy joven cuando se lo detectaron… su cuerpo no pudo soportar las quimioterapias… los doctores dijeron que era mejor dejarla ir… -Dijo José deslizándose por su cama para sentarse en el frío piso de su cuarto.
Aurora: No te detengas… dime como fue la última vez que la viste y que te hubiera gustado decirle.
José: Uff… -Dijo el chico soltando un suspiro. –Fue horrible… llegue al cuarto donde ella estaba, sin cabello… muy delgada y a punto de morir… solo me dijo que me amaba mucho y que siempre me cuidaría… yo solo me quede mudo… no le pude decir que yo… que yo…
Aurora: ¿Qué túuuu?…
José: Que yo… también la quería mucho…
Apenas José termino de hablar finalmente exploto en llanto, llevo sus manos a su rostro y comenzó a llorar. En cuanto eso comenzó, Aurora rápidamente bajo de la cama y se sentó en el piso junto a José y lo abrazo, con sus dos brazos tomo la cabeza de José y la llevo a su pecho para que José recargara su cabeza ahí, con una de sus delicadas manos acariciaba el cabello de José y con la otra uno de sus hombros. José en cambio aún tenía sus dos manos sobre su rostro.
Aurora: Shhhh… shhh. –Aurora lo arrullaba como si José fuera un niño pequeño. -Ya… ya… desahógate… saca todo lo que tengas que sacar… ¿Lo ves? Llorar no te hace menos hombre, te hace más humano… no está mal que llores… está mal que te guardes todo ese dolor en el corazón.
Parecía una escena de película; José sentado en el frío piso, llorando, cansado y golpeado mientras que Aurora lo abrazaba tiernamente. Aurora era cálida, estaba limpia y su aura irradiaba paz y tranquilidad para José quien poco a poco se fue calmando, José quito las manos de su rostro y sin miedo abrazo a Aurora quien en lugar de incomodarse se aferró todavía más fuerte a él y le dio un tierno beso en la frente que pareció ser mágico pues apenas José lo sintió dejo de llorar.
Estuvieron así por un largo rato, José dejo de sentir frío, parecía un bebé o un niño muy pequeño entre los brazos de Aurora quien no dejaba de acariciarlo para consolarlo. Pero desafortunadamente el celular de Aurora sonó, era su madre.
Aurora: ¡De nuevo en el momento justo! –Aurora extendió una mano para tomar su celular de la cama de José.
José: ¿Es tu madre? –Preguntó.
Aurora: Si…
José: ¿Ya tienes que irte?
Aurora: …Sabes que…ella puede esperar. –No atendió la llamada y arrojo el celular a la cama para volver a abrazar a José y llevarlo más hacía sus pechos para que él los usara como almohada.
José: Te va a regañar.
Aurora: Ahora mi prioridad es estar contigo, no te puedo dejar así tirado por tener que irme, no tengo el corazón de piedra… de verdad que te admiro ¿sabes?
José: ¿Así? ¿Por?
Aurora: ¿Por qué será que todos ven tus virtudes… menos tú? Mírate, sin atención de tus padres, sufrir bullyng durante años, haber perdido a tu abuelita y más sin embargo, aquí estas… sonriéndole a la vida, con ganas de seguir adelante y aparte… no eres una mala persona ni eres grosero, eres inteligente y muy amable. Además, muchos no aguantarían tanto sufrimiento… yo no me sentiría capaz de soportar tanto dolor.
José: Wow… nunca lo había visto eso como algo bueno.
Aurora: Te comprendo, tienes la autoestima baja por tanto rechazo que has sufrido… ¿Quién en esa situación no lo haría?
José: Si jaja… tengo mucho trabajo por hacer para poder cambiar.
Aurora: El lado positivo es que no tendrás que hacerlo solo… ahora me tienes a mí, yo te acompañare en este camino para que te sientas mejor contigo mismo. –Acto seguido le dio otro tierno beso en la frente que hizo que José se pusiera muy feliz.
Tras otro largo rato de estarse abrazando finalmente se separaron, Aurora se arrodillo para lucir un poco más alta que José, con una mano le sujeto la cara para poder vérsela, José aún tenía el ojo algo hinchado y los ojos enrojecidos por haber llorado, pero su mirada y su expresión facial ya no eran los mismos, ahora estaba feliz y tranquilo. Aurora solo le sonrió y volvió a acariciar su cabello con mucha delicadeza con su otra mano.
Aurora: ¿Te sientes mejor?
José: Mucho mejor… gracias.
Aurora: Por nada, oye… eres importante para mi… nunca olvides eso, aunque a veces te sientas solo recuerda que ahora me tienes a mi ¿entendiste?
José: Gracias… tú también puedes contar con todo mi apoyo cuando te sientas triste o quieres que alguien te escuche sabes de sobra que lo haré con mucho gusto.
Aurora: Gracias, eres una buena persona y no mereces todo lo malo que te está pasando, has sufrido mucho y me pone triste verte así… tú necesitas mucho amor y cariño… tal vez tus padres no te lo den, pero como dije… ahora me tienes a mí, aunque sea solo amistad no permitiré que te vuelvas a sentir solo.
Aurora le dio un tercer beso en la frente a José y le sonrió de nuevo. Ambos se pusieron de pie para darse cuenta que habían olvidado hacer el proyecto de física, responsable de que esta bonita amistad naciera.
José: Oh no… olvidamos aventajarle al proyecto de física.
Aurora: No importa, mañana podemos aventajar, aún falta mucho para entregarlo y ya casi terminamos, lo que si falto fue hacer la tarea.
José: Cierto… pero ni sé que dejaron de tarea, estuve en la enfermería comiendo paletas jaja.
Aurora: Tragón jaja, pásame tu número de WhatsApp y te digo que dejaron de tarea, igual te salvaste, no dejaron mucha.
José le dio su número a Aurora y como el teléfono de Aurora no dejaba de sonar por las llamadas de su madre se vio obligada, primero que nada a apagar el celular jaja, pero también a tener que irse de la casa de José. Ambos bajaron las escaleras, el chico acompaño a su amiga hasta la entrada de su casa, él insistió en acompañarla hasta la parada del camión, pero ella se negó, eso sí, antes de irse José tomo valor para proponerle algo a Aurora.
José: Aurora…
Aurora: ¿Si?
José: Mmm… me preguntaba si tú… quisieras ir al cine conmigo el sábado al centro comercial, a ver cuál nos llama la atención.
Aurora: Depende.
José: ¿De qué?
Aurora: ¿Iras como mi esclavo? –Pregunto lanzando una sonrisa pícara.
José: ¡Por supuesto! –Respondió sonriendo. –Su esclavo personal… 24 horas a sus servicios mi ama oscura. –José hizo una reverencia pero su abdomen le dolió.
Aurora: Ay no, olvide curarte el abdomen, solo masajéate levemente donde te duele con una pomada para desinflamar golpes y para mañana estarás como nuevo y no olvides usar la compresa en el ojo mañana para desinflamarte el ojo.
José: Si, no lo olvidare, gracias enfermera jeje.
Aurora y José se despidieron esta vez dándose un fuerte abrazo, el chico nunca había sentido esa calidez en el cuerpo al abrazar a alguien, pero con Aurora todo era diferente y pese a que era obvio que estaba perdidamente enamorado de ella aún era muy pronto para expresarle sus sentimientos.
El chico pudo ver como Aurora se iba poco a poco hasta desaparecer a la distancia, por suerte aun había sol y gente caminando así que no le dio miedo dejar a Aurora sola, después de todo, visto lo que paso en la escuela hoy, Aurora no necesita que alguien la cuide sino que ella puede defenderse sola.
José volvió a su cuarto, su ropa olía al perfume de Aurora por haberla abrazado y ese aroma hizo que su corazón latiera fuertemente contra su pecho. Ahora que su mente estaba concentrada y despejada aprovecho para hacerle el dibujo a su ama oscura de aquella banda de metal. El dibujo le quedo perfecto al primer intento, exactamente salió como él quería e incluso mejor, tener en la mente a Aurora le sirvió para que su dibujo quedara excelente acompañado de un bello mensaje.
-“Eres la mujer más hermosa que jamás haya visto” –José.
Y bueno amigos, hasta acá el capítulo de la semana, espero que les haya gustado y los haya dejado con ganas de más, la verdad que esta historia me está encantando y si a ustedes también, ya saben, déjenme sus 10 puntos y los que aún no me siguen háganlo para estar al pendiente del siguiente capítulo.
Ya sé que las escenas sexuales son escasas, pero quiero hacer a esta historia más realista que el resto de relatos que aquí se cuentan, es obvio que no te acuestas con alguien apenas llevando 3 días de conocerlo xd.
Que tengan una buena semana llena de pajas seguidores todos vírgenes lol.
En esta ocasión les traigo de nueva cuenta un nuevo capitulo de mi obra "La gótica y el tímido" y es que he visto que les ha estado gustando bastante, tanto como a mi me gusta escribirla. En esta ocasión los dos jóvenes dan un gran salto en su amistad al conectar más íntimamente y José se siente bendecido al tener una amiga tan hermosa y cariñosa como Aurora.
Y si se lo preguntaban, en efecto, el José de esta historia esta basado 100% en mi persona, ya que en computadora puedo tener un comportamiento diferente al de la vida real, pero eso si quieren se los puedo contar más adelante, por el momento disfrutemos de esta bella historia.
Capítulo 3: Mi ángel guardián.
La alarma de las 6:00 a.m. sonó y José se despertó aun con algo de sueño, se dio un estirón y se levantó de su cama, tendió rápido las sabanas y se cambió de ropa. Normalmente no se peina y ni se perfuma, pero con tal de llamar la atención de Aurora decidió hacer un cambio. Se metió al baño y se miró al espejo y se espantó de lo mal que lucía; tenía el cabello hecho un desastre y pese a que no olía mal, no tenía ninguna fragancia que se considerara atractiva para las mujeres.
José se peinó eliminando esas lianas que tenía por cabello, se cepillo los dientes, se lavó la cara, se puso desodorante y perfumes que su padre le había regalado y que realmente nunca había utilizado, pese a que la diferencia del antes al ahora era muy grande, su baja autoestima no le permitió apreciar lo bien que lucía, tanto como iba vestido como su nuevo look, así que solo bajo triste a la cocina, se hizo un desayuno rápido, preparo su lonche y tras comer volvió a subir a su recamara por la joyería de Aurora para entregársela apenas llegara a la escuela.
Sra. Sofía (madre de José): ¡Buenos días hijo! –Exclamo su madre dándole un abrazo.
José: Buenos días mamá. –Respondió el chico escondiendo rápido la joyería de Aurora en su mochila para que su madre no levantará sospechas.
Sra. Sofía: ¿Cómo sigues? ¿Ya estas mejor?
José: Eh… ¡sí! –Tosió un poco para aclararse un poco la garganta. –Ya me siento mejor, estoy listo para volver a iniciar la semana.
Sra. Sofía: Que bueno hijo, yo me tengo que ir a trabajar, te quiero mucho, nos vemos en la noche.
La madre de José era muy cálida con su hijo, el problema es que casi no la veía pues se iba a trabajar desde temprano y llegaba a casa muy tarde. El padre de José bajo las escaleras y solo le hizo una señal a su mujer para que se fueran.
Sra. Sofía: Bueno hijo, me tengo que ir, cuídate mucho. –Le dio un beso en la frente a su hijo y una persignada rápida.
Su padre solo lo volteo a ver para hacerle una expresión con la cabeza de que era hora de que su hijo se fuera a estudiar, sin decir una sola palabra se volteó y se salió de casa con su esposa para encender el auto e irse a la oficina donde trabajaban.
José solo se quedó parado viéndolos irse y soltó un suspiro triste, tomo su mochila y se fue a la escuela. En todo ese camino no dejaba de pensar en Aurora y en su extraña propuesta a la que él por cierto se sentía encadenado, pues Aurora sonó muy seria cuando dijo que se inventaría la historia de que José aun duerme en pañales si se rehusaba a ser su esclavo, tenía la cabeza llena de tantos pensamientos que hasta se mareo un poco.
Llegando a la escuela, la cual tenía un gran patio donde todos se ponían a platicar en grupitos en frente de los salones de clase, José por lo general esperaba afuera hasta que sonara el timbre para entrar pues así no se sentía tan solo. El chico se recargo en una pared para cerrar los ojos y pensar un poco sobre cosas personales, pero entonces sintió una presencia cálida y un aroma muy agradable entro por su nariz e inmediatamente supo de quien se trataba, era Aurora.
José: ¡Ay! Cielos santo, que susto… -José se volvió a asustar por la presencia de Aurora, pero apenas la vio se quedó en shock.
A pesar de que Aurora se vestía muy similar siempre, para José era glorioso ver cómo iba vestida al siguiente día. Esta vez Aurora no llevaba los labios pintados de negro como los solía tener siempre sino que ahora los llevaba sin pintar, en esta ocasión llevaba sombras negras y moradas en sus ojos y su vestimenta era de una sudadera negra con el logo de una banda de rock, una falda negra y unas medias que le llegaban hasta las rodillas para no tener frío en sus bellas piernas.
José: Wow… que hermosa te ves… -Dijo embobado viendo a su ama.
Aurora: Jeje…gracias. –Respondió Aurora tapándose parte de la cara con una mano para ocultar que se sonrojo. -Tú también te ves muy bien hoy, no sabía que tenías el cabello así de lacio, ni siquiera te reconocí al llegar.
José: Ah sí jeje, quise hacerme un pequeño cambio para intentar sorprenderte pero creo que me superaste y por mucho jaja.
Aurora: Tampoco te menosprecies, luces muy bien, pero recuerda… lo más importante es que hayas cambiado para sentirte cómodo contigo mismo y no para impresionar a otros.
José: Si… supongo que tienes razón, gracias…
Aurora: Por nada. –Respondió Aurora dándole una sonrisa blanca como siempre lo hacía. –Entonces… esclavo ¿tienes mis cadenas que te ordene limpiar?
José en eso trago saliva, llego el momento de la verdad, saber de una buena vez por todas si Aurora solo lo estaba utilizando o no.
José: ¡Claro que si ama! –Exclamo.
Las saco rápidamente de su mochila y se las ofreció con las manos algo temblorosas.
Aurora: Increíble… lucen muy bien ¿Qué les hiciste?
José: Un remedio casero… ama, me esmere para que quedaran relucientes para su encanto.
Aurora: Pues sí que me encantaron jeje, que lindo esclavo, así me gusta, obediente y puntual… ahora… tu recompensa es… -Aurora sujeto el brazo derecho de José con sus dos brazos y lo abrazo, pegándose mucho a él. –Que puedes abrazarme así toda esta semana.
Para ustedes puede sonar poco, pero para José el simple hecho de que Aurora tenga abrazado uno de sus brazos era estar en el paraíso, aprovecho y olio disimuladamente el cabello de su ama gótica el cual tenía un aroma a flores. El corazón de José comenzó a latir con fuerza conforme el tiempo pasaba y su cuerpo se empezó a calentar gracias al contacto que tenía con Aurora, a su alrededor estaba haciendo un frío tremendo, pero en ese pequeño espacio donde ellos estaban era cálido y sobre todo, muy acogedor.
Sin embargo, el timbre de la escuela interrumpió ese feliz momento, ya era hora de entrar al salón, José intento soltar a Aurora, pero esta se aferró fuerte a su brazo.
Aurora: No me sueltes… vayámonos así al salón. –Lanzándole una mirada picara y tierna a la vez que para José fue imposible negarse.
José: Pero se nos van a quedar viendo. –Respondió angustiado.
Aurora: ¿Eso importa? –Pregunto la chica sujetando fuertemente el brazo de José.
José y Aurora caminaron juntos hasta el salón, pasaron por el patio y los demás al verlos así de pegados no pudieron evitar sentir celos y envidia hacía José, los chicos más “populares” no creían lo que sus ojos veían, uno de los perdedores de la escuela caminando junto a una de las chicas más hermosas y deseadas de toda la escuela y para colmo, esta última estaba aferrada a uno de los brazos del chico. José se percató de las miradas y se puso nervioso de lo que esas miradas de envidia pudieran desencadenar sobre él después.
José: Oiga... ama, creo que lo mejor es que no se me pegue tanto, nos están mirando y sus miradas no son nada amigables. –Le susurro a Aurora en voz muy baja.
Aurora solo sonrió maliciosamente e hizo todo lo contrario, se pegó todavía más a José de tal modo que su brazo quedo aprisionado entre los dos pechos de Aurora y para colmo, esta última recostó su cabeza sobre el hombro de José haciendo que el torpe joven se sobresaltara.
José: Estoy muerto… -Dijo en voz baja.
Aurora: Jaja, tranquilo, no te harán nada, no permitiré que te molesten más, eso de ahora en adelante solo lo puedo hacer yo… esclavo.
Llegaron a su salón, José se sintió aliviado, pero Aurora se frustró por tener que soltar a José, ya que se sentía bastante cómoda estando junto a él. José se sentó en su lugar y Aurora se despidió, deseándole suerte en la clase mientras lo peinaba con sus delicados dedos. José sonrió y le deseo lo mismo. Cuando Aurora se alejo José giro la cabeza sin miedo viendo a su ama caminando hacía su pupitre.
Las clases comenzaban con normalidad, pero no fue hasta la clase de cálculo que las cosas se pusieron interesantes cuando el profesor les puso a hacer unos ejercicios, pues uno de los “pretendientes” de Aurora que se sentaba cerca de ella se levantó para intentar sacarle platica a la chica gótica de la cual también estaba enamorado y que era uno de los que molestaban más a José.
Andrés: Hola Au. –La saludo con un alias un tanto tonto.
Aurora: Hola Andrés… -La chica respondió amablemente sin despistar la vista del trabajo de clase.
Andrés: ¿Cómo estás?
Aurora: ¿Bien y tú? –Seguía respondiendo sin tanto interés, después de todo, ella sabía que ese tipo solo se quería acostar con ella.
Andrés: Bien, un poco preocupado por el trabajo de física.
Aurora: Adivino, no has hecho nada todavía.
Andrés: Jaja, aún falta mucho para entregarlo.
Aurora: Como siempre dejando todo a la última jaja. –Dijo volteándolo a ver por fin.
Pese a que era considerablemente más atractivo que José; piel blanca, ojos claros y con apariencia más masculina, no era del interés de Aurora, ya que no tenía esa mirada inocente que si tenía José y que a Aurora le provocaba tanta ternura.
Aurora: A todo esto ¿Quién es tu pareja de proyecto?
Andrés: Ahh… Montserrat.
Aurora: ¿Y por qué esa reacción? Ella es bonita y es inteligente, te conviene para que mejores esas PESIMAS calificaciones que tienes jaja.
Andrés: Jaja, si sé que es inteligente, pero… me hubiera gustado que tu hubieras sido mi pareja.
Aurora: Mmm… ya veo. –Aurora ya sabía a donde iba con todo esto. –Pues no pudo ser, así que ni modo, hay que conformarse con lo que nos tocó.
Andrés: Si, siento lastima por ti, que te toco con ese enfermo.
Aurora: ¿Cuál enfermo? –Respondió ya algo molesta.
Andrés: Ah no te hagas jaja, con aquel, la cucaracha de allá en frente… oye, si se pasa contigo me dices y yo le rompo la cara por ti eh.
Aurora: Por eso ¿Cuál enfermo? Su nombre es José, tenle respeto, no quiero que hables así de él delante de mi ¿entendiste? Y no necesito que hagas nada, porque él no es un pervertido como ustedes.
Andrés: Jaja, graciosa. –Respondió algo nervioso por la reacción de Aurora. –Oye, fíjate que le dije a Montserrat si podíamos cambiar de pareja y ella acepto encantada.
Aurora: Ósea ¿ella conmigo y tú con José?
Andrés: ¡Claro que no! ¡Qué asco! Me refiero a tu conmigo y que… “José” se vaya con ella.
Aurora: ¿Y qué te hace pensar que yo aceptaría eso? –Respondió muy molesta volviendo a concentrarse mejor en sus apuntes.
Andrés: Ay por favor, no te hagas, bien sabes que me deseas, te he visto mirándome muchas veces, te puedo hacer más feliz que aquel perdedor.
Al escuchar eso Aurora ya perdió completamente la paciencia, estaba tan furiosa que presiono el puño con el que sostenía el lápiz con tal fuerza que lo partió en dos sin mucho esfuerzo y volteo a ver a Andrés con un rostro bastante molesto.
Aurora: Mira estúpido, aclaremos algo, tu no me agradas ¿okay? No me gustas ni como amigo al igual que toda tu bola de zánganos, no creas que no sé qué lo único que quieres conmigo es hacérmelo y NUNCA lo vas a lograr ¿entendiste? No quiero que me vuelvas a hablar y si me sigues molestando a mi o a José te juro que te voy a dar un rodillazo en las pelotas. Ahora lárgate de mí vista infeliz.
El tipo se empezó a reír, pero luego de ver los ojos de Aurora le entro miedo, pues pese a que los ojos de Aurora eran preciosos, cuando se enfurecía se transformaban en los ojos de una leona a punto de atacar lo que hizo que el tipo retrocediera.
Andrés: ¡Ja! Está bien, te dejo con tu noviecito, de lo que te pierdes.
Aurora suspiro del fastidio, por suerte para ella, su discusión con aquel idiota había transcurrido de manera silenciosa y nadie se dio cuenta de su escenita. Aurora miro a José, como él estaba centrado en el trabajo. La chica empezó a sentir compasión del pobre muchacho, todo empezaba a tener sentido, ahora entendía porque era tan callado y es que si su vida se le hacía difícil por sus padres, la de José era todavía peor; desatendido por sus papás, tener una perdida tan dura como fue la de su abuela, sufrir de bullyng y el rechazado por parte de todos los del salón.
Todo eso hizo que se le hiciera un vacío en el estómago y una sensación extraña le surgió de la garganta, se dio cuenta que le estaban dando ganas de llorar, pero se calmó rápidamente para que nadie la pillara. Volteo a ver a sus “pretendientes” y noto que se reían, seguramente Andrés ya había dicho lo que paso y tendrían planeado tomar represalias en contra de José y eso hizo que Aurora se sintiera culpable de cierta manera.
Aurora: No dejare que te sigan molestando José. –Dijo en voz baja volviendo a ver a su amigo haciendo el trabajo de la clase.
Pasaron unas cuantas materias escolares más hasta que sonó el timbre del recreo, Aurora generalmente suele quedarse en el salón para tener su privacidad, pero esta vez quería estar cerca de José, después de todo, él era su amigo y luego de pensarlo se dio cuenta de que debía estar con él para protegerlo.
Aurora: José ¿A dónde vas a ir a comer? –Pregunto cuando la mayoría de sus compañeros ya había salido del salón.
José: Ah… yo iba a ir a la… cafetería a sentarme en una de las bancas.
Aurora: ¿Tu solo?
José: Bueno… es lo que usualmente suelo hacer.
Aurora: Pues ya no más, ven conmigo, vamos al patio a comer juntos ¿quieres?
José se quedó mudo ante la invitación de Aurora, pero ¿Cómo negarse a semejante invitación? Comer junto a una chica, que digo chica, un ángel como Aurora. La joven extendió su mano para ayudar a José a levantarse de su pupitre, el chico tomo su comida y ambos salieron juntos del salón para llegar al patio.
Encontraron un lugar perfecto, una pequeña banca a la que le daba sombra un árbol, lo suficientemente lejos del resto de los compañeros que normalmente se encontraban jugando futbol en las canchas. Aurora saco su comida de su lonchera y José hizo lo mismo, pero al mismo tiempo saco un pequeño mantel que coloco sobre la mesa para que no comieran sobre la mesa sucia y llena de polvo, parecía como si estuvieran haciendo un picnic.
Aurora se sorprendió bastante al ver como José también era cuidadoso y ordenado para todo. Aurora saco de su lonchera ensalada, pollo, unas manzanas picadas y de beber agua de piña. José por el contrario de la suya saco unos sándwiches bastante llenos, pero sin nada de beber.
Aurora: ¿Tienes sed?
José: Yo… estoy bien gracias…
Aurora: Ash, no digas tonterías, tienes sed ¿verdad? déjame servirte un poco, te va a encantar ya verás.
Aurora le sirvió agua en un pequeño vasito que ella tenía y se lo ofreció, José bebió un poco y efectivamente, el sabor le sorprendió.
José: Wow… está muy buena, lo reconozco.
Aurora: Te dije.
José: Mmm… ¿No quieres un sándwich?
Aurora: Tal vez solo uno, si no te molesta.
José: Para nada, toma los que quieras.
Aurora: Gracias. –Aurora agradeció amablemente la invitación de José. –Mmm… está muy rico, déjame adivinar ¿tú los preparaste?
José no pudo responder porque en eso llegó Andrés y compañía para rendirle cuentas a José por estar con Aurora, en total eran 4 bullys listos para atacar. José se levantó rápidamente de la banca y se puso delante de Aurora para intentar protegerla, pese a que tenía mucho miedo, no iba a permitir que ese grupo le hiciera algo a ella.
Andrés: Con que aquí estas rarito, te estábamos buscando por todo el patio, es hora de que pagues.
José: ¿Pagar qué? –Dijo el chico ocultando su nerviosismo.
Andrés: Robarte a mi chica.
Aurora: ¿Tu chica? ¡Estás loco! ¿No entendiste lo que te dije en el salón verdad?
Andrés: Ahh… ya entendí, estabas escondido detrás de las faldas de Aurora, típico de los cobardes que no se saben defender.
José: ¿Puedes dejarnos tranquilos? Estamos comiendo pacíficamente y no quiero pelear con ustedes con ella aquí presente.
Andrés en eso tomo fuertemente a José de su camisa, pese a que eran casi de la misma estatura Andrés era considerablemente más fuerte (o eso creía) y se puso cara a cara con José.
Aurora: ¡Hey! ¡Déjalo en paz maldito! –Grito Aurora poniéndose de pie.
Andrés: ¿Quién te crees eh? ¿Piensas que puedes bajarme la novia? ¿Te la quieres coger no es así? Apuesto a que ya lo hiciste y le lavaste el cerebro.
Aurora: Deja de decir tonterías ¡él no es un enfermo como ustedes! –Aurora se acercó para que Andrés soltara a su amigo, pero los otros zánganos no se lo permitieron.
José: Ella tiene razón, yo no soy como tu… -Dijo José con un rostro serio, pese a que tenía mucho miedo tomo fuerza para por fin establecer los límites que Aurora le dijo cuándo recién se conocieron.
Andrés le ordeno a uno de sus amiguitos que tirara la comida al piso y este como buena perrita lo hizo, incluyendo el sándwich que le había ofrecido a Aurora el cual se llenó de tierra, José se molestó mucho y se zafo del agarre de Andrés para dirigirse al tipejo que tiro la comida y le soltó un fuerte puñetazo en la cara que lo hizo caer, debido a la superioridad numérica los otros 3 fueron a donde José y lo empezaron a golpear delante de Aurora.
La chica se enfureció muchísimo y se dirigió a Andrés por detrás, hizo que girara y tal como prometió, le dio un fuerte rodillazo en las bolas que hizo que se arrodillara al piso, acto seguido le dio una fuerte bofetada que hasta trono, no conforme con eso le dio otra seguida de un fuerte puñetazo en la nariz que hizo que este callera al suelo adolorido y sangrando de la nariz. Los otros dos que quedaban se sorprendieron por la fuerza que tenía Aurora pese a su complexión delgada, Aurora estaba echa una fiera, estaba muy furiosa.
Aurora: ¡SUÉLTENLO YA! ¡¿O quieren que a ustedes también les rompa la cara?!
José: Que femenina… jeje… -Dijo José con cierta dificultad mientras aun lo sujetaban.
Los otros dos lo soltaron y se fueron asustados por el comportamiento iracundo de Aurora, José termino en el piso con su ropa llena de tierra, había recibido golpes en la cara y en el estómago. Aurora fue rápido a donde estaba, el chico que golpeo José vio lo que le hizo Aurora a Andrés y también salió corriendo apenas vio que la leona se acercaba.
Aurora ayudo a José a sentarse, el chico tenía un ojo hinchado y estaba sangrando profusamente de la nariz y el labio. Pese a todo le sonrió a Aurora y esta no pudo evitar sentir tristeza por verlo en ese estado así de adolorido. Lo ayudo a ponerse de pie y a marcharse del lugar.
José: Que paliza les diste… jeje…
Aurora: Ay no… tu carita, esta toda golpeada, ven, te ayudo a levantarte, larguémonos de aquí.
Aurora tomo las loncheras de ambos y se fue con José pegado a ella. Sin embargo, apenas se disponían a irse un profesor les llamo la atención, pues los otros dos cobardes que escaparon de la furia de Aurora fueron a contar el chisme, obviamente modificando la historia a su conveniencia.
Profesor: ¡Espere un momento señorita Aurora! Tenemos que hablar.
Aurora: Mierda… ¿ahora qué? –Dijo en voz baja.
Profesor: ¿Cómo es eso de que usted golpeo al joven Andrés por invitarla a salir?
Aurora: ¡¿Qué?! ¡Eso ni siquiera fue lo que paso! Si van a decirle un chisme que se lo digan bien… estos tipejos se la pasan acosándome viéndome las piernas y golpearon a José, mire nada más como lo dejaron.
José: Es cierto maestro… estábamos comiendo y llegaron a molestarla… la quise defender pero creo que no salió tan bien… Aurora solo se defendió... y me defendió a mi.
Profesor: ¿Eso es cierto? ¡Jairo, Jorge!… ¿eso es cierto?
Cada quien dio su propia versión de los hechos, pero el profesor se inclinó a creerle más la versión de José y Aurora, sobre todo porque ellos dos nunca antes habían tenido problemas y eran buenos estudiantes, aparte que vio a José bastante lastimado, solo se podía mantener de pie gracias a que Aurora lo estaba sosteniendo. Sin embargo, debido a que Aurora también golpeo severamente a Ángel no podía dejar que esto se quedara así.
Profesor: Muy bien, suficiente. Jairo, Jorge y Ángel, están castigados una semana por mentir y por pelear. Tendrán que quedarse una hora después de clases a limpiar los salones. En cuanto a ti Aurora, me apena mucho pero tendré que llamar a tus padres para hablarles de tu actitud agresiva, lo mismo va para ti Andrés… y para usted joven José, Jairo lo llevara con la enfermera.
Aurora: ¡De ninguna manera! No permitiré que lo aparten de mí, yo lo llevare. –Replico Aurora abrazando a José.
Profesor: No es elección suya señorita, usted y Andrés tendrán que acompañarme a la oficina del director a que le expliquen lo que paso y le dirán la verdad en lo que esperamos a sus padres. Jairo, lleva a José a la enfermería.
Aurora se echó para atrás aferrándose a José, pero este la calmo para que no se metiera en más problemas.
José: Esta bien… tranquila, ve… no me pasara nada.
Jairo: Okay… vamos. –Dijo el chico de mala gana pero aceptando la derrota.
Aurora: Pobre de tique le hagas algo. –Le susurro a Jairo en tono amenazante, haciendo que el chico se asustara un poco.
Ángel: ¿Y nosotros que? También nos golpearon esos dos, Andrés está sangrando de la nariz.
Profesor: Ustedes se pueden mantener en pie y ni crean que ustedes se salvaron de la llamada a sus padres, les encantara saber que sus hijos les encanta acosar a una estudiante por su forma de vestir y que agredieron a otro compañero. Ustedes tres al salón; Aurora, Andrés... síganme a la dirección.
Los dos jóvenes fueron detrás del maestro rumbo a la oficina del director. Aurora volteo a ver como José se iba con Jairo a la enfermería que se encontraba en trayectoria opuesta a donde iban ellos. Tras sentarse con el director, ambos se sinceraron sobre lo ocurrido. Aurora le dijo todo lo que pasaba desde el acoso que recibía hasta como molestaban a José, aprovecho ese momento para soltar todas las cosas malas que hacían Andrés y sus amigos.
Andrés la verdad no hubo mucho que pudiera decir, más que disculparse con Aurora y recibir un fuerte regaño del director, quien tenía una voz fuerte, pero Aurora tampoco se salió con la suya, ya que ella recibió un sermón por parte del director, quien le hablo con un tono decepcionado por cómo se comportó. Una vez termino esa pequeña junta el director los mando a sentar juntos en lo que esperaban a sus padres.
Andrés: Oye… lamento lo ocurrido. –Dijo el chico con algo de dificultad para disculparse.
Aurora: Ya no importa. –Dijo mirando a otro lado.
Andrés: Golpeas fuerte jaja.
Aurora: No bromeaba cuando te dije que te daría una paliza si seguías molestándome a mí o a José.
El chico no pudo terminar su frase pues vio como sus padres se acercaban bastante molestos por la llamada que recibieron.
Andrés: Debes quererlo mucho ¿cierto?
Aurora: ¿Por qué lo dices?
Andrés: Pues… por la manera en lo que lo defendiste en clases y ahora en el recreo, eso no lo hace cualquiera por otra persona... a menos que sea muy especial para uno.
El chico vio como sus padres lo miraron con decepción y coraje mientras entraban a la dirección.
Andrés: Si me lo preguntas a mí, José se sacó la lotería, es muy suertudo de que seas su amiga, creo que…
Andrés escucho su nombre, se despidió de Aurora y entro a la dirección para recibir su justo castigo (una semana de suspensión), pero esto último que le dijo a Aurora la dejo muy pensativa, no se arrepentía para nada de haber defendido a José, pero sí que pensó que tal vez se estaba adelantando mucho en su amistad, apenas llevaban 3 días como amigos, pero luego le llegaron a la mente recuerdos anteriormente vividos con José. Desde su mirada que tanto le encantaba a ella, incluso la vez que se manoseo imaginando que era José quien acariciaba su cuerpo desnudo y ahora haberlo defendido a golpes como si de una leona protegiendo a su cachorro se tratara.
Aurora ya no pudo pensar más pues poco después de que Andrés se marchara con sus padres llegaron ahora la señora Tamara y su esposo David bastante angustiados.
Sra. Tamara: ¡Hija! ¿Estás bien? ¿Te golpearon? –Su madre como de costumbre haciéndole miles de preguntas a su hija mientras le inspeccionaba la cara.
Aurora: No mamá, estoy bien, tranquila.
El director los mando llamar.
Director: Tomen asiento por favor... miren, su hija Aurora puedo decir que es de las mejores alumnas que ha visto esta escuela, eso se los puedo asegurar al 100%, pero la verdad me preocupa el comportamiento que presento hoy en el receso.
Sr. David: ¿Qué hizo?
Director: Golpeo en la cara a uno de sus compañeros de clase.
Sra. Tamara: ¡¿QUÉ HIZO QUÉ?! –La señora pego un grito de la sorpresa.
Aurora intento hablar, pero el director no se lo permitió.
Director: Según lo platicado por los involucrados ella estaba comiendo con un chico llamado José…
Sra. Tamara: Ahh… otra vez tu noviecito ese ¿verdad? –Dijo la señora molesta.
Aurora: Mamá... entiende por favor de una vez... ¡ÉL, NO ES MI NOVIO!
Director: Por favor, permítanme terminar. Como les decía, ella estaba comiendo efectivamente con José cuando unos compañeros se acercaron a molestar a José y ella golpeo a uno de ellos en la cara tratando de defender al joven después que los demás empezaron a agredirlo físicamente.
Sr. David: ¿Y el chico está bien?
Director: Si, tranquilo, está en enfermería ahora mismo, solo sufrió unos cuantos golpes.
Aurora: Claro, por eso tiene un ojo morado ¿verdad? –Pensó.
Sra. Tamara: ¿Por qué preguntas esas cosas que ni al caso? ¡Tu hija acaba de golpear a alguien y te preocupas por el novio!
Sr. David: Bueno… pues por lo que nos platica el director ella solo lo estaba defendiendo de unos montoneros, honestamente yo hubiera hecho lo mismo.
Director: Miren, el comportamiento que adopto Aurora no es aceptable, pero dadas las circunstancias de que ella solo se defendió y por su historial, dejare pasar este incidente, pero si te pido Aurora, que te controles mejor, yo me encargare de que tus bullys no te vuelvan a molestar ni a José. Por el momento es todo señores, pueden retirarse.
Sra. Tamara: Estas en graves problemas jovencita, pasare por ti saliendo de la escuela para hablar seriamente de esto y no quiero que te vuelvas a acercar a ese muchachito problemático.
Sr. David: ¡Claro que no! Déjamela a mí, le hace falta una reprimenda severa... señorita, te estaré esperando afuera de la escuela hoy.
El señor volteo a ver a Aurora y le guiño el ojo, la chica rápidamente capto la indirecta de su padre. El señor David le había mentido a su esposa sobre ir a recoger a su hija para que se calmara y aparte darle la oportunidad a Aurora de ir con José para cuidarlo. Su padre se dio cuenta que Aurora solo defendía a alguien que era importante para ella y si ese chico era importante para su hija también lo era para él.
Aurora: Gracias papi. –Pensó viendo a sus padres marcharse.
Aurora tuvo que volver al salón tras terminar el receso. Al entrar al salón todos la vieron con miedo, a ella no le importo, lo que si la preocupo mucho es que ni José ni su mochila estaban, temió que su amigo se había ido a casa o al hospital después de ver ala enfermera. Antes de que la siguiente clase comenzará se dirigió a donde Jairo que estaba sentado ya en su banca.
Aurora: ¿Dónde está José?
Jairo: No lo sé ¡no me vayas a golpear a mí también! –Respondió asustado.
Aurora: ¡Jairo! ¡¿Dónde está José?! –Exclamo Aurora molesta sin importarle las miradas de los demás.
Jairo: ¡Te juro que no lo sé! Lo deje en la enfermería pero me echaron luego de dejarlo, no sé dónde está ahora ¡te lo juro de nuevo!
Aurora solo soltó un gruñido de frustración y se fue molesta a sentar a su banca, se acariciaba las sienes con los dedos de su mano derecha. En el salón se escuchaban murmullos sobre lo ocurrido en el recreo y miradas hacía la chica con asombro y miedo por su gran fuerza y su actitud explosiva, pero obviamente juzgaban sin saber por qué lo hizo ni quien empezó la pelea, para el salón ella era un monstruo peligroso, pero ella sabía que no era así y con eso era suficiente.
El resto de las clases para Aurora se le hicieron eternas, pese a que entrego bien los trabajos y hacía un esfuerzo monumental por prestar atención, no podía sacar a José de su cabeza, estaba muy preocupada por su estado de salud, pues la última vez que lo vio apenas y se podía mantener en pie de los duros golpes que recibió en su rostro y en el estómago. Los minutos se volvían horas y ella se ponía cada vez más ansiosa en que el timbre de la salida sonara para poder ir a casa de José a ver si se encontraba bien.
Después de varias clases que para Aurora parecían no acabarse nunca, finalmente el timbre de la salida sonó, apenas escucho la chicharra Aurora tomo su mochila y se marchó a toda velocidad del salón, varios de los alumnos de otras clases ya habían salido, así que la zona de los salones era un océano de cabezas, cosa que a ella le fastidio bastante, tuvo que esperar mucho dando pequeños pasos hasta que por fin llego al patio y cuando se disponía ir a la enfermería a buscar a José, se llevó la grata sorpresa de que el chico estaba caminando por uno de los pasillos de la escuela rumbo a la salida.
Aurora: ¡José! –Grito Aurora contenta de volver a ver a su amigo.
José se giró para ver a Aurora y este le sonrió, pese a que había estado horas en la sala de la enfermería, el chico parecía estar igual de adolorido que cuando se apartó de Aurora, lo único que cambio es que su uniforme ya no estaba lleno de tierra y su rostro ya no tenía sangre. No en balde, su ojo seguía amoratado y una de sus mejillas tenía un raspón.
Aurora: Te sigues viendo muy lastimado ¿Qué tanto te hicieron en la enfermería que estuviste todo el día allá? –Pregunto preocupada por el estado de José.
José: Nada realmente, solo me limpiaron la sangre que tenía en el rostro… ah y también le hablaron a mis padres para que vinieran por mí pero no pudieron asistir, lo único bueno es que me dieron muchas paletas ¿no quieres una?
José extendió su mano ofreciéndole una paleta a Aurora pero esta la hizo a un lado para colocar sus manos en el rostro golpeado de José.
Aurora: Desgraciados… ni siquiera te pusieron algo para desinflamarte el ojo ¿te duele mucho?
José: Ya no tanto como hace rato, el abdomen si me duele un poco más.
Aurora: Vamos a tu casa, yo te voy a curar.
José: ¿No le vas a avisar a tus padres que estarás conmigo?
Aurora: No te preocupes, tengo eso cubierto, ven, te ayudo a caminar.
Aurora y José se marcharon de la escuela casi abrazados, de nuevo, bajo la atenta mirada de todos, pero ahora ya no era de envidia, sino de asombro y respeto hacia la chica gótica, pues como es común, el chisme fluyo como el agua y todos estaban al tanto de la tremenda fuerza y técnica que tenía Aurora en sus golpes.
Después de caminar un rato llegaron a la acogedora casa de José, este abrió la puerta de su casa y entraron los dos al mismo tiempo, esta vez Aurora no se pudo distraer con las pinturas, pues tenía que curar a su amigo de los moretones que tenía. Tras subir a su habitación, Aurora lo sentó en su cama y fue corriendo al baño a buscar el botiquín que tenían debajo del lavabo, de ahí saco una compresa vacía.
Aurora: Esto sirve. –Dijo en voz baja. – ¡Ahora vuelvo José, voy por hielo!
La chica bajo a toda velocidad por las escaleras directo a la cocina donde saco varios hielos del congelador para llenar la compresa, luego de llenarla tomo el kit del baño, saco algodón y alcohol para desinfectar el raspón que tenía José en la mejilla derecha. Ya con todo lo necesario empezó a curar la herida del cachete de José con el algodón remojado con alcohol etílico.
José: Au… au… AU… auch… ¡AUCH arde!
Aurora: ¡Ya, deja de quejarte!
José: ¡Pues es que si me duele!
Aurora: Ya sé que te duele, pero necesito desinfectarte la cortada que tienes en la mejilla, quédate quieto.
José no paro de quejarse del ardor hasta que Aurora termino de desinfectar correctamente esa pequeña herida, luego con cuidado puso la compresa sobre su ojo hinchado para desinflamarlo, sujetándolo ella misma.
José: Vaya… eres buena con las curaciones jeje… deberías ser enfermera mejor.
Aurora: Si lo he estado pensando jaja, creo que me equivoque de área.
José: Oye Aurora… sobre lo que paso en el patio… yo no soy así, solo… me moleste porque tiraron el sándwich que te regale y que habías dicho que te gusto.
Aurora: Shhh… tranquilo, yo entiendo eso, no tienes por qué disculparte, al contrario, quisiera felicitarte por tu valentía, pese a que eran más no dudaste ni un segundo en protegerme.
José: Tenía que hacerlo, aunque creo que más bien tú fuiste la queme defendió a mi jaja.
Aurora: ¿Y eso qué? Lo que importa es que te defendiste, hay un dicho que dice “El valiente vive hasta que el cobarde quiere”. Tú ya estableciste tus límites, mostraste que no toleraras más esos tratos que te han dado durante tanto tiempo. Estoy muy orgullosa de ti… -Dijo Aurora acariciándole delicadamente el cabello a José con su otra mano.
José: Bueno… jeje… ahora si tuve una razón para establecerlos, protegerte, aunque creo que más bien fue al revés jaja, no sabía que practicabas artes marciales.
Aurora: Jeje… olvide decírtelo, no es que sea experta en la materia, si practique un poco de boxeo pero nada más, si se tirar golpes fuertes y más hoy que ahora si me hicieron enfurecer por golpearte delante de mis narices, el lado bueno es que el director juro que se haría cargo de eso, esperemos y ese anciano cumpla su palabra.
José: Es extraño ¿verdad? –Dijo José.
Aurora: ¿Quién? ¿El director?
José: ¿Que? ¡No! El hecho de que llevamos pocos días de conocernos y le has dado un giro interesante a mi vida… es decir, te volviste mi mejor amiga, me hiciste tu esclavo jaja, eres muy amable conmigo y ahora has hecho que termine el bullyng que he sufrido durante mucho tiempo… creo que un gracias no basta para mostrarte mi gratitud.
Aurora se puso roja por los halagos de José y esta vez, al tener las manos ocupadas no pudo ocultarlo, lo que hizo que José se diera cuenta.
José: Jaja… pareces una fresita. –Dijo riendo.
Aurora: ¡Ay ya cállate! Jaja, por tu culpa me pongo así. –Respondió algo apenada.
José: ¿Por qué por mi culpa? Jaja.
Aurora: Por las cosas tan bonitas que me dices.
José: Es la verdad, siento que aparte de ser mi ama eres mi… ángel guardián.
Aurora: ¿Tu ángel guardián? –Dijo aun sonrojada y sonriéndole tiernamente a José.
Hubo un silencio largo mientras ambos se veían fijamente (José con un solo ojo), para romper el silencio y así evitar un falso movimiento riesgoso Aurora decidió preguntarle algo a José.
Aurora: Pregúntame algo, lo que sea.
José: Mmm… si compras agua en polvo ¿Cómo la preparas?
Aurora: JAJAJAJAJA… ¿Qué clase de pregunta es esa? –Pregunto soltando una linda carcajada.
José: Dijiste que preguntara lo que sea jaja. –Respondió José también riendo.
Aurora: Pero no me refería a esas preguntas jaja.
José: A ver boxeadora, pregúntame algo entonces tú.
Lo primero que se le vino a la mente fue lo pesada que era su madre con ella y le dio curiosidad de saber cómo era la de José.
Aurora: ¿Cómo es tu mamá contigo?
José: Esa es una muy buena pregunta…
Aurora: ¿Por qué? –Preguntó intrigada.
José: A mí también me gustaría saber…
Aurora: Explícate.
José: Pues… ella es muy amable y cariñosa conmigo eso si no lo niego, pero realmente… casi nunca la veo, sale a trabajar muy temprano y cuando regresa a casa ya es tarde y llega cansada, solo quiere bañarse y dormir. De hecho ella es quien me compro todas estas cosas, piensa que el amor se puede comprar… realmente, creo que me falta amor de su parte… -Dijo José con obvias señales de llorar, pero al momento se calmó.
Aurora: ¿Por qué siempre haces eso? –Pregunto Aurora aun sujetando la compresa fría.
José: ¿Hago qué?
Aurora: Siempre que quieres llorar sacudes la cabeza y cambias de tema; lo hiciste cuando recién nos conocimos, cuando hablaste de tu abuela paterna, cuando te golpearon y ahora lo estas volviendo a hacer… ¿Por qué no te das el permiso de llorar? ¡Y no me salgas con la estupidez de que los hombres no lloran!
José: Yo… yo ni siquiera iba a decir eso…
Aurora: Entonces…
José: Yo… no lo sé… creo que no hay razón para que quiera llorar o tal vez no me nace hacerlo.
Aurora puso los ojos en blanco y soltó un gruñido de fastidio para luego dejarse caer en la cama de José soltando la compresa del ojo de este último, al estar acostada se puso a pensar y se le ocurrió una gran idea para que José soltara todo el dolor que llevaba guardado durante muchos años.
Aurora: ¡Ya se! Háblame de tu abuela. –Dijo volviendo a sentarse en la cama.
José: ¿Qué quieres saber de ella?
Aurora: Lo que sea… háblame de sus tortas de jamón de las que me hablaste la vez pasada.
José: Wow… las mejores del mundo, si fuera a un restaurante de 5 estrellas donde me sirvieran “la mejor torta del mundo” ni esa superaría las que me hacía mi abuela, las hacía con tanto amor que cada mordida era un deleite para mi paladar… todo ese jamón, toda esa lechuga… se me hace agua la boca solo de recordar.
Aurora: Continua… ¿Cómo fue para ti enterarte que estaba enferma?
José: Nunca supe que tenía cáncer, era muy joven cuando se lo detectaron… su cuerpo no pudo soportar las quimioterapias… los doctores dijeron que era mejor dejarla ir… -Dijo José deslizándose por su cama para sentarse en el frío piso de su cuarto.
Aurora: No te detengas… dime como fue la última vez que la viste y que te hubiera gustado decirle.
José: Uff… -Dijo el chico soltando un suspiro. –Fue horrible… llegue al cuarto donde ella estaba, sin cabello… muy delgada y a punto de morir… solo me dijo que me amaba mucho y que siempre me cuidaría… yo solo me quede mudo… no le pude decir que yo… que yo…
Aurora: ¿Qué túuuu?…
José: Que yo… también la quería mucho…
Apenas José termino de hablar finalmente exploto en llanto, llevo sus manos a su rostro y comenzó a llorar. En cuanto eso comenzó, Aurora rápidamente bajo de la cama y se sentó en el piso junto a José y lo abrazo, con sus dos brazos tomo la cabeza de José y la llevo a su pecho para que José recargara su cabeza ahí, con una de sus delicadas manos acariciaba el cabello de José y con la otra uno de sus hombros. José en cambio aún tenía sus dos manos sobre su rostro.
Aurora: Shhhh… shhh. –Aurora lo arrullaba como si José fuera un niño pequeño. -Ya… ya… desahógate… saca todo lo que tengas que sacar… ¿Lo ves? Llorar no te hace menos hombre, te hace más humano… no está mal que llores… está mal que te guardes todo ese dolor en el corazón.
Parecía una escena de película; José sentado en el frío piso, llorando, cansado y golpeado mientras que Aurora lo abrazaba tiernamente. Aurora era cálida, estaba limpia y su aura irradiaba paz y tranquilidad para José quien poco a poco se fue calmando, José quito las manos de su rostro y sin miedo abrazo a Aurora quien en lugar de incomodarse se aferró todavía más fuerte a él y le dio un tierno beso en la frente que pareció ser mágico pues apenas José lo sintió dejo de llorar.
Estuvieron así por un largo rato, José dejo de sentir frío, parecía un bebé o un niño muy pequeño entre los brazos de Aurora quien no dejaba de acariciarlo para consolarlo. Pero desafortunadamente el celular de Aurora sonó, era su madre.
Aurora: ¡De nuevo en el momento justo! –Aurora extendió una mano para tomar su celular de la cama de José.
José: ¿Es tu madre? –Preguntó.
Aurora: Si…
José: ¿Ya tienes que irte?
Aurora: …Sabes que…ella puede esperar. –No atendió la llamada y arrojo el celular a la cama para volver a abrazar a José y llevarlo más hacía sus pechos para que él los usara como almohada.
José: Te va a regañar.
Aurora: Ahora mi prioridad es estar contigo, no te puedo dejar así tirado por tener que irme, no tengo el corazón de piedra… de verdad que te admiro ¿sabes?
José: ¿Así? ¿Por?
Aurora: ¿Por qué será que todos ven tus virtudes… menos tú? Mírate, sin atención de tus padres, sufrir bullyng durante años, haber perdido a tu abuelita y más sin embargo, aquí estas… sonriéndole a la vida, con ganas de seguir adelante y aparte… no eres una mala persona ni eres grosero, eres inteligente y muy amable. Además, muchos no aguantarían tanto sufrimiento… yo no me sentiría capaz de soportar tanto dolor.
José: Wow… nunca lo había visto eso como algo bueno.
Aurora: Te comprendo, tienes la autoestima baja por tanto rechazo que has sufrido… ¿Quién en esa situación no lo haría?
José: Si jaja… tengo mucho trabajo por hacer para poder cambiar.
Aurora: El lado positivo es que no tendrás que hacerlo solo… ahora me tienes a mí, yo te acompañare en este camino para que te sientas mejor contigo mismo. –Acto seguido le dio otro tierno beso en la frente que hizo que José se pusiera muy feliz.
Tras otro largo rato de estarse abrazando finalmente se separaron, Aurora se arrodillo para lucir un poco más alta que José, con una mano le sujeto la cara para poder vérsela, José aún tenía el ojo algo hinchado y los ojos enrojecidos por haber llorado, pero su mirada y su expresión facial ya no eran los mismos, ahora estaba feliz y tranquilo. Aurora solo le sonrió y volvió a acariciar su cabello con mucha delicadeza con su otra mano.
Aurora: ¿Te sientes mejor?
José: Mucho mejor… gracias.
Aurora: Por nada, oye… eres importante para mi… nunca olvides eso, aunque a veces te sientas solo recuerda que ahora me tienes a mi ¿entendiste?
José: Gracias… tú también puedes contar con todo mi apoyo cuando te sientas triste o quieres que alguien te escuche sabes de sobra que lo haré con mucho gusto.
Aurora: Gracias, eres una buena persona y no mereces todo lo malo que te está pasando, has sufrido mucho y me pone triste verte así… tú necesitas mucho amor y cariño… tal vez tus padres no te lo den, pero como dije… ahora me tienes a mí, aunque sea solo amistad no permitiré que te vuelvas a sentir solo.
Aurora le dio un tercer beso en la frente a José y le sonrió de nuevo. Ambos se pusieron de pie para darse cuenta que habían olvidado hacer el proyecto de física, responsable de que esta bonita amistad naciera.
José: Oh no… olvidamos aventajarle al proyecto de física.
Aurora: No importa, mañana podemos aventajar, aún falta mucho para entregarlo y ya casi terminamos, lo que si falto fue hacer la tarea.
José: Cierto… pero ni sé que dejaron de tarea, estuve en la enfermería comiendo paletas jaja.
Aurora: Tragón jaja, pásame tu número de WhatsApp y te digo que dejaron de tarea, igual te salvaste, no dejaron mucha.
José le dio su número a Aurora y como el teléfono de Aurora no dejaba de sonar por las llamadas de su madre se vio obligada, primero que nada a apagar el celular jaja, pero también a tener que irse de la casa de José. Ambos bajaron las escaleras, el chico acompaño a su amiga hasta la entrada de su casa, él insistió en acompañarla hasta la parada del camión, pero ella se negó, eso sí, antes de irse José tomo valor para proponerle algo a Aurora.
José: Aurora…
Aurora: ¿Si?
José: Mmm… me preguntaba si tú… quisieras ir al cine conmigo el sábado al centro comercial, a ver cuál nos llama la atención.
Aurora: Depende.
José: ¿De qué?
Aurora: ¿Iras como mi esclavo? –Pregunto lanzando una sonrisa pícara.
José: ¡Por supuesto! –Respondió sonriendo. –Su esclavo personal… 24 horas a sus servicios mi ama oscura. –José hizo una reverencia pero su abdomen le dolió.
Aurora: Ay no, olvide curarte el abdomen, solo masajéate levemente donde te duele con una pomada para desinflamar golpes y para mañana estarás como nuevo y no olvides usar la compresa en el ojo mañana para desinflamarte el ojo.
José: Si, no lo olvidare, gracias enfermera jeje.
Aurora y José se despidieron esta vez dándose un fuerte abrazo, el chico nunca había sentido esa calidez en el cuerpo al abrazar a alguien, pero con Aurora todo era diferente y pese a que era obvio que estaba perdidamente enamorado de ella aún era muy pronto para expresarle sus sentimientos.
El chico pudo ver como Aurora se iba poco a poco hasta desaparecer a la distancia, por suerte aun había sol y gente caminando así que no le dio miedo dejar a Aurora sola, después de todo, visto lo que paso en la escuela hoy, Aurora no necesita que alguien la cuide sino que ella puede defenderse sola.
José volvió a su cuarto, su ropa olía al perfume de Aurora por haberla abrazado y ese aroma hizo que su corazón latiera fuertemente contra su pecho. Ahora que su mente estaba concentrada y despejada aprovecho para hacerle el dibujo a su ama oscura de aquella banda de metal. El dibujo le quedo perfecto al primer intento, exactamente salió como él quería e incluso mejor, tener en la mente a Aurora le sirvió para que su dibujo quedara excelente acompañado de un bello mensaje.
-“Eres la mujer más hermosa que jamás haya visto” –José.
Y bueno amigos, hasta acá el capítulo de la semana, espero que les haya gustado y los haya dejado con ganas de más, la verdad que esta historia me está encantando y si a ustedes también, ya saben, déjenme sus 10 puntos y los que aún no me siguen háganlo para estar al pendiente del siguiente capítulo.
Ya sé que las escenas sexuales son escasas, pero quiero hacer a esta historia más realista que el resto de relatos que aquí se cuentan, es obvio que no te acuestas con alguien apenas llevando 3 días de conocerlo xd.
Que tengan una buena semana llena de pajas seguidores todos vírgenes lol.
2 comentarios - 3. La gótica y el tímido.