Esto que voy a contar es una historia real, Por lo tanto sepan disculpar si la falta de memoria me impide profundizar en algunos detalles y si el ritmo de la narración es muy lento, solo intento contar la historia de la manera más fiel posible
Todo empezó en el primer verano después de la pandemia de covid, todavía existían algunas restricciones para moverse con libertad y algunas actividades como los cines aún no habían vuelto a su funcionamiento habitual, pero a grandes rasgos la cuarentena había terminado. Para ese entonces, hacia al rededor de seis meses que había terminado con mi anterior pareja, a la que llamaremos Mili.
Desde mi separación había decidido dedicarme un poco de tiempo para mejorar mi imagen y mi autoestima, yendo al gimnasia y empezando a cuidarme un poco. Para describirme brevemente y que tengan una idea, soy de tez trigueña, mido 1.80, pelo negro, sin barba, contextura física mediana, aunque en esa época por el entrenamiento estaba bastante flaco y una pija 16,5 cm. Siendo alguien un poco retraído, no muy sociable y mucho menos chamullador, lo cierto es que en los 20 años que tenía entonces no había tenido demasiada experiencia sexual por fuera de mi relación con Mili, y desde que habías cortado no había estado con nadie más, no sabría decir si cogía bien o mal antes, nunca había tenido quejas al respecto, pero nunca había salido de lo convencional, sin embargo eso estaba por empezar a cambiar.
Una tarde estaba aburrido y decidí subir una historia a instagram con una canción de fondo, y para mí sorpresa alguien me la contesto rápidamente. Camí, la protagonista de esta historia, no era una persona con la que tuviera trato regularmente, de hecho solo nos habíamos visto un par de veces en persona, todas antes de la pandemia, y a lo mucho cruzado un par de mensajes en todo ese tiempo, pero ella era amiga de Mili, no super amigas, no las más cercanas, pero amigas, y fue gracias a esa relación entre ellas que yo la había conocido en primer lugar.
Su mensaje no era nada del otro mundo, solo me preguntaba si a mí también me gustaba la cantante que habia puesto en mi historia, ya que era su favorita, le conteste el mensaje de buena onda y nuevamente para mí sorpresa ella empezó a sacarme conversación, preguntándome cómo estaba, que anduve haciendo todo este tiempo que no había tenido noticias de mi, y como había llevado todo el tema de la separación, sin nunca meterse demasiado de lleno en el tema. La conversación se fue extendiendo y entre que uno tenía que parar para ir a hacer otra cosa y se hacía tarde y nos quedábamos dormidos, se fue extendiendo por varios días. Cómo les dije, yo no había estado con otras chicas tras Mili y tampoco tenía demasiados amigos, así que las charlas con Camí se me hicieron muy amenas y entretenidas, a pesar de que en ningún momento las pensé como que estábamos chamuyando, yo simplemente quería hablar con ella por lo simpática que era.
A los pocos días las conversación había mudado a WhatsApp y unos tantos días después ya se había convertido en llamadas nocturnas, donde entre rizas empezamos a deslizar sutilmente alguna conversación más de tono sexual sobre nuestras preferencias y demás, en donde ella menciono al pasar que era una chica muy morbosa, cosa que comprobaría en el futuro. En muy poco tiempo Camí se había vuelto una compañía muy placentera, por lo que solo fue cuestión de tiempo para que me propusiera juntarnos en persona en una cafetería a charlar y obviamente acepte
Cuando la fecha pactada llegó, era un día caluroso de verano, después de bajarme del colectivo empecé a caminar hasta la cafetería hasta que por fin la vi, sentada en una mesita del exterior del local. Cómo ya dije, no nos habíamos visto en persona demasiados veces, y ya de por si ella no era de subir muchas fotos a redes sociales o mandarme en nuestras chats, pero más o menos yo tenía una imagen en mi cabeza de cómo era Camí, pelo castaño corto hasta los hombros, tez clara, carita algo redonda, y muy flaquita. Pero la chica con la que me encontré en la cafetería tras tanto tiempo era bastante distinta, tenía el pelo largo, y su cuerpo había crecido, traía una pollera celeste que dejaba ver unas piernas más carnosas, una cadera más ancha y un culo considerablemente más grande, su bluza blanca aunque cerrada en el escote, marcaba el contorno de unos pechos también de tamaño considerable, obviamente podía darme un indicio de estás cosas viéndola por fotos, pero estando en persona Camí me empezó a despertar un nivel de excitación que no había sentido con ella hasta ese momento.
Ella estaba visiblemente nerviosa, se reía todo el tiempo, no dejaba de mirarme fijo y por momentos incluso le temblaba la voz, pero mantuvimos una conversación muy tranquila sobre nuestra vida, nuestros gustos y planes, todo muy amigable, pero la atmósfera ya estaba cargada de una tensión latente entre los dos. Tras merendar decidimos salir a pasear por shopping en donde estábamos hasta que nos sentamos en un banco en la puerta de una librería, en un lugar muy poco transitado. Se acercaba la hora de irnos y nosotros estábamos sentados uno al lado del otro hablando y riéndonos sin mirarnos, hasta que nuestras manos se rozaron, nos miramos y sin más preambulo que una risa nerviosa que preanunciaba lo que se venía nos empezamos a besar intensamente, con una mano sostenía su cintura y con la otra acariciaba sus piernas descubiertas. Camí suspiraba profundamente a medida que el beso avanzaba e iba ganando intensidad, hasta que de repente tomamos conciencia de que estábamos en publico, pese a no haber nadie a la vista, y frenamos. Tras un momento de recomposición ella solo me dijo "gracias, tenía muchas ganas", nos saludamos con otro beso más pudoroso y nos despedimos mientras ella se iba con una sonrisa y prácticamente dando salititos. Había sido inesperado y un tanto súbito, pero me había encantado.
Tras el beso el tono de nuestras conversaciones cambio, de repente era obvio que ambos nos teníamos muchas ganas y sobre todo que algo había quedado pendiente, así que a la semana siguiente Camí tomo la iniciativa y mientras hablábamos sobre una película que yo no había visto me invitó a que vaya a verla a su casa por la tarde, inmediatamente dije que si, y los días que pasaron solo existieron como anticipación al evento que se venía.
El día acordado llegue a la puerta de su edificio y ella bajo a abrirme vistiendo unos shorts, una camiseta blanca y unas sandalias abiertas, nos saludamos con un beso corto un tanto nerviosos y subimos a su departamento, cuando llegamos la casa estaba vacia, ya que todos habia salido por distintas razones, estábamos completamente solos. Pregunté si íbamos a ver la película en la sala, pero me dijo que mejor vayamos a su cama a verla en su notebook, ya desde el momento en que entramos Camí temblaba de lo nerviosa que estaba, lo cual me producía mucha ternura. No recuerdo ni cuál era la película por qué a los quince minutos de que empezó ya estábamos otra vez comiéndonos a besos, ahora sin que nadie nos pueda ver o interrumpir.
Lleve mis manos a su enorme culo, que empecé a apretar intensamente sacándole varios gemidos a Camí, ella en respuesta no tardo en llevar su mano a mi entrepierna y empezar a franelearme la pija que me estaba explotando abajo de mi pantalón, sin mediar palabra empezó a desabrochar mis botones para desnudarme por completo, y sin perder el tiempo me sume haciendo lo mismo con ella. Primero libere esas hermosas tetas que me moría por ver, y que tal como imaginaba se presentaron frente a mi redondas, firmes y con un tamaño que sobresalía por la palma de mi mano, Camí por su parte me desprendió de mi pantalón y mis shorts y sin perder tiempo con mi camiseta se dedico a darle un gran escupitajo a mi pija y comenzar una paja lenta y a ritmo sostenido. Acto seguido desabroché su short y tras quitárselo Camí tomo mi mano y la dirijo directo a su entrepierna, y me dijo "mira como me tenés", su tanga blanca estaba empapa al punto de que se transparentaba por la cantidad de flujo que salía de su concha. Comencé a frotar mi mano suavemente por encima de su ropa arrebatándole un coro de gemidos, hasta que subitamente me detuve, jale del elástico de su ropa interior y susurre en su odio:
Y- ¿Puedo?
C- Por favor, me estás matando
Retire su tanga empapada y comencé a masajear intensamente su clítoris, Camí soltó mi pija por completo para agarrar mi mano e indicarme que lo hiciera más fuerte mientras ahogaba sus gemidos en mi boca. La secuencia continuo por varios minutos hasta que entre gemidos me pregunto "¿Trajiste forros?". Por un instante me congelé, lo cierto es que ni en mis escenarios más optimistas había imaginado que la cosa escale tanto y tan rápido, y no quería quedar como un desesperado o un pajero yendo listo para coger en la segunda cita (o primera depende como se vea), así que solo pude contestar un tímido "no" y trate de explicarle que no quería parecer un pajero, ella contesto que estaba bien, que ella tampoco había planeado que se de así, pero que no importa.
C- Todavía podemos divertirnos de otra forma, solo la próxima vení preparado porque me muero de ganas
Con una mano volvió a pajearme y con la otra me indico que dejara de masajearle y le metiera los dedos. Empece tímidamente introduciendo uno, pero inmediatamente me paro y me pidió "más y más fuerte", mi ex siempre había sido muy delicada en todo lo referido al sexo y tenia que ser muy cuidadoso con mis movimientos para no hacerla doler o incomodarla, pero Camí era distinta, era una bomba sexual que revalzaba de excitación. Introduje dos dedos y comencé a masturbarla con mucha intensidad, Camí gemía a los gritos, parecía que todo el edificio podría escucharla. Su concha estaba empapada, terriblemente dilatada y parecía que se contraía y expandia al ritmo del movimiento de mis dedos, como si quisiera succionarlos, nunca había visto o sentido nada igual. Introduje un tercer dedo y acelere el ritmo mientras Camí apretaba con una mano mi pija y con la otra su propia teta, su boca estaba completamente abierta y sus ojos se habían puesto blancos, parecía que se estaba desvaneciendo de lo exitada que estaba, de repente freno sus gemidos para mirarme a los ojos y hablarme
C- No pares por favor, acabo, acabo...
En ese momento sentí como mi mano se empapaba, mientras Camí acababa en un squirt, cosa que nunca había visto en mi vida, su concha se convirtió en una catarata largando varios chorros que empaparon no solo mi mano si no también el resto de mi cuerpo, fue tanta la excitación que tuve que sucumbir ante su paja y acabar yo mismo largando mis propias descargas encima de ella. Lejos de frenarla esto parecía excitarla más por qué sin darme posibilidad de retirar mis manos me pidió que siga masturbandola, mantuve mi ritmo previo haciendo presión con mis dedos contra sus paredes vaginales y en cuestión de unos minutos, entre intensos gemidos Camí acabo por una segunda y tercera vez, liberando nuevos manantiales desde su concha.
En ese momento comprendi que abajo de la imagen de chica tímida que daba Camí, había una bomba sexual multiorgásmica, y que nos íbamos a divertir mucho.
Espero que les haya gustado, dejenmelo saber que tengo mucho más para contar de esta historia
Todo empezó en el primer verano después de la pandemia de covid, todavía existían algunas restricciones para moverse con libertad y algunas actividades como los cines aún no habían vuelto a su funcionamiento habitual, pero a grandes rasgos la cuarentena había terminado. Para ese entonces, hacia al rededor de seis meses que había terminado con mi anterior pareja, a la que llamaremos Mili.
Desde mi separación había decidido dedicarme un poco de tiempo para mejorar mi imagen y mi autoestima, yendo al gimnasia y empezando a cuidarme un poco. Para describirme brevemente y que tengan una idea, soy de tez trigueña, mido 1.80, pelo negro, sin barba, contextura física mediana, aunque en esa época por el entrenamiento estaba bastante flaco y una pija 16,5 cm. Siendo alguien un poco retraído, no muy sociable y mucho menos chamullador, lo cierto es que en los 20 años que tenía entonces no había tenido demasiada experiencia sexual por fuera de mi relación con Mili, y desde que habías cortado no había estado con nadie más, no sabría decir si cogía bien o mal antes, nunca había tenido quejas al respecto, pero nunca había salido de lo convencional, sin embargo eso estaba por empezar a cambiar.
Una tarde estaba aburrido y decidí subir una historia a instagram con una canción de fondo, y para mí sorpresa alguien me la contesto rápidamente. Camí, la protagonista de esta historia, no era una persona con la que tuviera trato regularmente, de hecho solo nos habíamos visto un par de veces en persona, todas antes de la pandemia, y a lo mucho cruzado un par de mensajes en todo ese tiempo, pero ella era amiga de Mili, no super amigas, no las más cercanas, pero amigas, y fue gracias a esa relación entre ellas que yo la había conocido en primer lugar.
Su mensaje no era nada del otro mundo, solo me preguntaba si a mí también me gustaba la cantante que habia puesto en mi historia, ya que era su favorita, le conteste el mensaje de buena onda y nuevamente para mí sorpresa ella empezó a sacarme conversación, preguntándome cómo estaba, que anduve haciendo todo este tiempo que no había tenido noticias de mi, y como había llevado todo el tema de la separación, sin nunca meterse demasiado de lleno en el tema. La conversación se fue extendiendo y entre que uno tenía que parar para ir a hacer otra cosa y se hacía tarde y nos quedábamos dormidos, se fue extendiendo por varios días. Cómo les dije, yo no había estado con otras chicas tras Mili y tampoco tenía demasiados amigos, así que las charlas con Camí se me hicieron muy amenas y entretenidas, a pesar de que en ningún momento las pensé como que estábamos chamuyando, yo simplemente quería hablar con ella por lo simpática que era.
A los pocos días las conversación había mudado a WhatsApp y unos tantos días después ya se había convertido en llamadas nocturnas, donde entre rizas empezamos a deslizar sutilmente alguna conversación más de tono sexual sobre nuestras preferencias y demás, en donde ella menciono al pasar que era una chica muy morbosa, cosa que comprobaría en el futuro. En muy poco tiempo Camí se había vuelto una compañía muy placentera, por lo que solo fue cuestión de tiempo para que me propusiera juntarnos en persona en una cafetería a charlar y obviamente acepte
Cuando la fecha pactada llegó, era un día caluroso de verano, después de bajarme del colectivo empecé a caminar hasta la cafetería hasta que por fin la vi, sentada en una mesita del exterior del local. Cómo ya dije, no nos habíamos visto en persona demasiados veces, y ya de por si ella no era de subir muchas fotos a redes sociales o mandarme en nuestras chats, pero más o menos yo tenía una imagen en mi cabeza de cómo era Camí, pelo castaño corto hasta los hombros, tez clara, carita algo redonda, y muy flaquita. Pero la chica con la que me encontré en la cafetería tras tanto tiempo era bastante distinta, tenía el pelo largo, y su cuerpo había crecido, traía una pollera celeste que dejaba ver unas piernas más carnosas, una cadera más ancha y un culo considerablemente más grande, su bluza blanca aunque cerrada en el escote, marcaba el contorno de unos pechos también de tamaño considerable, obviamente podía darme un indicio de estás cosas viéndola por fotos, pero estando en persona Camí me empezó a despertar un nivel de excitación que no había sentido con ella hasta ese momento.
Ella estaba visiblemente nerviosa, se reía todo el tiempo, no dejaba de mirarme fijo y por momentos incluso le temblaba la voz, pero mantuvimos una conversación muy tranquila sobre nuestra vida, nuestros gustos y planes, todo muy amigable, pero la atmósfera ya estaba cargada de una tensión latente entre los dos. Tras merendar decidimos salir a pasear por shopping en donde estábamos hasta que nos sentamos en un banco en la puerta de una librería, en un lugar muy poco transitado. Se acercaba la hora de irnos y nosotros estábamos sentados uno al lado del otro hablando y riéndonos sin mirarnos, hasta que nuestras manos se rozaron, nos miramos y sin más preambulo que una risa nerviosa que preanunciaba lo que se venía nos empezamos a besar intensamente, con una mano sostenía su cintura y con la otra acariciaba sus piernas descubiertas. Camí suspiraba profundamente a medida que el beso avanzaba e iba ganando intensidad, hasta que de repente tomamos conciencia de que estábamos en publico, pese a no haber nadie a la vista, y frenamos. Tras un momento de recomposición ella solo me dijo "gracias, tenía muchas ganas", nos saludamos con otro beso más pudoroso y nos despedimos mientras ella se iba con una sonrisa y prácticamente dando salititos. Había sido inesperado y un tanto súbito, pero me había encantado.
Tras el beso el tono de nuestras conversaciones cambio, de repente era obvio que ambos nos teníamos muchas ganas y sobre todo que algo había quedado pendiente, así que a la semana siguiente Camí tomo la iniciativa y mientras hablábamos sobre una película que yo no había visto me invitó a que vaya a verla a su casa por la tarde, inmediatamente dije que si, y los días que pasaron solo existieron como anticipación al evento que se venía.
El día acordado llegue a la puerta de su edificio y ella bajo a abrirme vistiendo unos shorts, una camiseta blanca y unas sandalias abiertas, nos saludamos con un beso corto un tanto nerviosos y subimos a su departamento, cuando llegamos la casa estaba vacia, ya que todos habia salido por distintas razones, estábamos completamente solos. Pregunté si íbamos a ver la película en la sala, pero me dijo que mejor vayamos a su cama a verla en su notebook, ya desde el momento en que entramos Camí temblaba de lo nerviosa que estaba, lo cual me producía mucha ternura. No recuerdo ni cuál era la película por qué a los quince minutos de que empezó ya estábamos otra vez comiéndonos a besos, ahora sin que nadie nos pueda ver o interrumpir.
Lleve mis manos a su enorme culo, que empecé a apretar intensamente sacándole varios gemidos a Camí, ella en respuesta no tardo en llevar su mano a mi entrepierna y empezar a franelearme la pija que me estaba explotando abajo de mi pantalón, sin mediar palabra empezó a desabrochar mis botones para desnudarme por completo, y sin perder el tiempo me sume haciendo lo mismo con ella. Primero libere esas hermosas tetas que me moría por ver, y que tal como imaginaba se presentaron frente a mi redondas, firmes y con un tamaño que sobresalía por la palma de mi mano, Camí por su parte me desprendió de mi pantalón y mis shorts y sin perder tiempo con mi camiseta se dedico a darle un gran escupitajo a mi pija y comenzar una paja lenta y a ritmo sostenido. Acto seguido desabroché su short y tras quitárselo Camí tomo mi mano y la dirijo directo a su entrepierna, y me dijo "mira como me tenés", su tanga blanca estaba empapa al punto de que se transparentaba por la cantidad de flujo que salía de su concha. Comencé a frotar mi mano suavemente por encima de su ropa arrebatándole un coro de gemidos, hasta que subitamente me detuve, jale del elástico de su ropa interior y susurre en su odio:
Y- ¿Puedo?
C- Por favor, me estás matando
Retire su tanga empapada y comencé a masajear intensamente su clítoris, Camí soltó mi pija por completo para agarrar mi mano e indicarme que lo hiciera más fuerte mientras ahogaba sus gemidos en mi boca. La secuencia continuo por varios minutos hasta que entre gemidos me pregunto "¿Trajiste forros?". Por un instante me congelé, lo cierto es que ni en mis escenarios más optimistas había imaginado que la cosa escale tanto y tan rápido, y no quería quedar como un desesperado o un pajero yendo listo para coger en la segunda cita (o primera depende como se vea), así que solo pude contestar un tímido "no" y trate de explicarle que no quería parecer un pajero, ella contesto que estaba bien, que ella tampoco había planeado que se de así, pero que no importa.
C- Todavía podemos divertirnos de otra forma, solo la próxima vení preparado porque me muero de ganas
Con una mano volvió a pajearme y con la otra me indico que dejara de masajearle y le metiera los dedos. Empece tímidamente introduciendo uno, pero inmediatamente me paro y me pidió "más y más fuerte", mi ex siempre había sido muy delicada en todo lo referido al sexo y tenia que ser muy cuidadoso con mis movimientos para no hacerla doler o incomodarla, pero Camí era distinta, era una bomba sexual que revalzaba de excitación. Introduje dos dedos y comencé a masturbarla con mucha intensidad, Camí gemía a los gritos, parecía que todo el edificio podría escucharla. Su concha estaba empapada, terriblemente dilatada y parecía que se contraía y expandia al ritmo del movimiento de mis dedos, como si quisiera succionarlos, nunca había visto o sentido nada igual. Introduje un tercer dedo y acelere el ritmo mientras Camí apretaba con una mano mi pija y con la otra su propia teta, su boca estaba completamente abierta y sus ojos se habían puesto blancos, parecía que se estaba desvaneciendo de lo exitada que estaba, de repente freno sus gemidos para mirarme a los ojos y hablarme
C- No pares por favor, acabo, acabo...
En ese momento sentí como mi mano se empapaba, mientras Camí acababa en un squirt, cosa que nunca había visto en mi vida, su concha se convirtió en una catarata largando varios chorros que empaparon no solo mi mano si no también el resto de mi cuerpo, fue tanta la excitación que tuve que sucumbir ante su paja y acabar yo mismo largando mis propias descargas encima de ella. Lejos de frenarla esto parecía excitarla más por qué sin darme posibilidad de retirar mis manos me pidió que siga masturbandola, mantuve mi ritmo previo haciendo presión con mis dedos contra sus paredes vaginales y en cuestión de unos minutos, entre intensos gemidos Camí acabo por una segunda y tercera vez, liberando nuevos manantiales desde su concha.
En ese momento comprendi que abajo de la imagen de chica tímida que daba Camí, había una bomba sexual multiorgásmica, y que nos íbamos a divertir mucho.
Espero que les haya gustado, dejenmelo saber que tengo mucho más para contar de esta historia
6 comentarios - La morbosa amiga de mi Ex