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Mi esposa, la puta del edificio - Parte 13

Una noche volví al departamento y entré como siempre. Me pareció escuchar murmullitos desde del cuarto y vi la luz prendida, por lo que me dirigí para allá despacio, esperando no interrumpir nada, pero no eran murmullos de sexo o gemidos, parecía una charla. Cuando estoy llegando por el pasillo al cuarto, de ahi salió Mariana y nos cruzamos.

Estaba disfrazada de mucama, lo cual me resultó rarísimo ya que ella le gustaba arreglarse y vestirse, si, pero no para el sexo. Ella nunca fue de hacer ese tipo de roleplay. Estaba putísima, en su uniforme clásico de mucama blanco y negro, pero bien sexy con un faldita que apenas le tapaba el culazo y arriba un top de mucamita que lo único que hacía era mostrar lo amplias y apretadas que tenía las tetas. Estaba toda maquillada prolija y tenía una pequeña tiara. Nos cruzamos mientras yo iba al cuarto y ella salía y no nos dijimos nada, ni una palabra. Llevaba una bandejita plateda en la mano y se iba a ir para la cocina, seguro a buscar algo, tan sólo me miró y se sonrió muy dulce y sexy, luego siguió su camino.

Cuando entré al cuarto lo vi a Valentín, con la espalda apoyada contra la cabecera de la cama, de torso desnudo y con sus abdominales y músculos de ébano todos marcados, con las piernas tapadas por las sábanas. Me vió y se sorprendió, pero se sonrió.
"Oh, disculpa amigo...perdón..."
Yo me sonreí también y le hice un gesto dismisivo con la mano, "Hola Valentín, ni te preocupes, en serio..."
"Vale, vale..."
Me empecé a cambiar la ropa del trabajo, no se por que me lo puse a hacer ahi, sentía que todavía era mi cuarto. Me había sacado la camisa y lo escuché a Valentín.
"Oye, ven, siéntate, quería hablarte..."
Me senté al lado de el en la cama y me puso una franca mano en el hombro.
"Cómo estás? Todo bien?"
Le asentí, "Si, bien, pero cansado."
Me miró un segundo y sentí que me estrujó apenas un poquito el hombro con cariño y me hizo una mueca amistosa, "Oye, tu sabes que todo ésto es nada mas un juego, no?"
Le asentí, "Si, claro, esta todo bien..."
"Y tu... tu quieres jugar también?", me preguntó riéndose bajito, "Porque veo que eres el único que no se divierte.", nos miramos un rato que pareció largo hasta que me dijo, "Yo se lo que quieres..."
"Que?", le pregunté.

Se sonrió y sin dudarlo estiró la mano y se descubrió las piernas, dejándo ver la verga negra que tenía. Ya estaba dura y la cabeza enorme que llevaba le acariciaba el ombligo. Se la tomó por la mano que tenía libre por la base y se la irguió verticalmente en el aire, haciéndola mas imponente aun.
Lo miré, "Valentín, yo no..."
Me interrumpió, "No te preocupes. Esto no es nada de maricas, ya lo se. No lo somos. Pero eres mi amigo, y se lo que necesitas..."

Sentí su mano en el hombro que me presionó levemente y me empecé a inclinar, con los ojos fijos en la verga negra y dura de Valentín, cada vez mas cerca de mi cara, mientras yo me sentía aterrorizado que Mariana vuelva de la cocina y nos vea. Me dejó la cara tan solo a unos centímetros y vi que se empezó a masturbar enfrente mio. Su mano se masajeaba el largo y grueso palo cada vez mas rápido. De repente lo oí protestar bajito, "Uf.. ya...", me dijo y me tomó mas fuerte. Comenzó a eyacular con chorrazos que le salían de la verga, ninguno me tocó, tan sólo los veia pero como poseído por algo yo abrí mi boca y me llevé la punta de esa verga adentro, mientras acababa. Cerré los ojos y sentí la leche calentita de Valentín llenándome la boca, mientras que mi lengua no podía evitar rozarle la cabeza hinchada y como con vida propia ella misma comenzó a probar y a lamer. Le empecé a tragar los lechazos a mi amigo y se sentía muy bien.

De pronto, ni siquiera me acuerdo cómo, yo ya estaba acostado en la cama y Valentín atrás mio. Estabamos los dos de costado, nuestros cuerpos bien pegados. Yo ya tenía mi pantalón por los tobillos. Lo sentí abrazarme con una mano, sintiendo y estrujándome el pecho y con la otra me había tomado de un muslo y me lo estaba separando hacia arriba, mientras me besaba la espalda.

Sentí la punta de su verga que ya estaba de nuevo dura, presionándome fuerte entre las nalgas, buscándome el culo. Y asi sin mas lo sentí entrarme y abrirse paso. Fue una sensación placentera, no se por que no me dolió, pero mi cuerpo se estremeció. Me empezó a bombear despacio y en silencio mientras su mano me estrujaba un pecho, sentía mas y mas de su gran verga entrarme y se sentía bien. Todo bien. Cerré los ojos y me dejé llevar por el placer. Los dos empezamos a jadear bajito. Sentí la cadera de Valentín por fin aplastándose contra mi culo, y me sentía tan lleno de su pija que pensé que iba a explotar.

"Que bella puta...", lo sentí susurrarme de atrás mientras me seguía manoseando el pecho. La sensación de su verga ya era incomparable, nunca me había sentido tan lleno con nada. Lo sentía tensarse y expandirse dentro mio, cada vez mas rápido y profundo, y lo único que ya deseaba era sentirlo acabar en mi. Sólo quería sentir la explosión de toda su leche caliente llenándome. Mi concha también ya lo sabía. Se estremecía con cada uno de sus embates. La sentía lubricada y lista para recibir todo lo que el me iba a dar. Mi teta en su mano chillaba de placer y mi concha lo quería... mi... mi concha?



Me desperté sobresaltado y casi sin aire en la cama. Estaba todo oscuro y me llevó un momento darme cuenta mientras estaba sentado en la cama, jadeando por aire. Sentí entre mis piernas todo húmedo, me había acabado yo mismo encima. Se prendió la luz, vi que estaba en la habitación de Soledad y ella se despertó, acariciándome...

"Mi amor...?", me dijo suavemente, "Mi vida estás bien?" me dijo mientras se sentó al lado mio y me abrazó. Yo estaba todo sudado pero no le importó.
"Si.. si... no pasa nada...", le dije calmándome. El sueño se me empezó a desvanecer de la cabeza enseguida, como suele pasar, y sólo recordaba que había soñado con Valentín. Sentí la cabecita de Sole acurrucándose contra mi hombro, el perfume hermoso que siempre usaba y la sensación de sus mechas rubias sobre mi piel y me calmé enseguida, abrazándola. Fui al baño a limpiarme y volví a la cama, abrazándo a Sole por detrás en un abrazo amoroso que ella respondió con una sonrisa de ojos cerrados y uno de sus ronroneitos de placer que tanto me encantaban. Le di unos piquitos en su suave piel del hombro y con la mujer que amaba en mis brazos los dos seguimos durmiendo.

A los pocos días organizamos una cena con Valentín y Miri, como las que solíamos hacer siempre en alguna de nuestras casas, ya que hacía tiempo que no lo hacíamos. Esta vez tocaba en la de ellos. Les caí con un par de botellas de buen vino, pedimos unas pizzas, cenamos muy alegremente y nos quedamos charlando de sobremesa mientras Miri llevaba a Melody a la cama.

"Buenas noches tia Mariana...", le dijo la chiquita a Mariana y ella se derritió, como solía hacer con la nena. Se la puso a upa en un abrazo y se la empezó a comer a besotes.
"Mmmuah! Buenas noches mi amor, mi cielo... andá con mami, dale. Descansa, hermosa, te quiero mucho...", le dijo Mariana sonriendo y la miró cuando se iba de la mano con Miri a su cuartito.

Cuando Miri volvió luego de un ratito, seguimos charlando en la mesa y de pronto los noté mirarse y bajar un poco el tono de la charla.
"Bueh...", dije yo mirandolos, "Parece una intervención ésto... que pasa?"
Valentín se rió, "Pues mira, Juanca, queríamos comentarte lo que estuvimos hablando últimamente", me dijo. Yo ya mas o menos me la veía venir, pero lo dejé hablar, "Sabes que como tú ya no estás por aquí todos los dias, pues bueno nos hemos juntado bastante los tres que estamos aquí cerca, sabes?"
"Me imaginé, si.", le dije tomando un sorbito de vino
Valentín tomó un poquito de coraje, "Mira amigo, te voy a ser directo porque se que lo aprecias. Con Miri y Mariana lo hemos charlado mucho ésto ya.", le puso una cálida mano a Miri en el brazo y ella se la acarició, "Con Miri... a nosotros nos gustaría tener otro niño, sabes? Y charlándolo entre todos... hemos pensado que Mariana sea la madre."
La miré a Mariana y también sonreía, "Si, Juanca, me parece algo hermoso."

Yo asentí y los miré en silencio. A todos. Mientras me sonreían.
"No se que te parece, Juan Carlos...", me sonrió Miri cálidamente, "Se que es algo inusual."
Yo me encogí de hombros, "No se que tan inusual sea. Bah, quiero decir, por ahi pasa seguido y la gente cómo se entera?". Los seguí mirando un rato y al final les pregunté, "No estaríamos teniendo ésta charla si ustedes no lo hubieran ya charlado y ultimado los detalles de cómo lo quieren hacer, y cómo van a llevar el tema."
"Claro", sonrió Valentín, "Ya tenemos un plan y ya sabemos como hacerlo. Como lo haríamos y, como tu bien dices, como lo llevaríamos luego."
"Entonces ya está", le dije, "Para que estoy yo aca? Además de la buena compañía de siempre, por supuesto... pero yo que tengo que ver? Ya tomaron la decisión, no?", la miré a Mariana, "Nunca quisiste hijos y ahora si? Estás segura?"
Mariana me sonrió dulcemente y estiró la mano para acariciar el brazo de Valentín que tenía cerca, "Si, amor. Lo quiero hacer. Me parece algo hermoso."

Valentín me miró firme, pero cálidamente a la vez, "Sólo necesitamos tu aprobación, amigo. Sino, pues no lo hago."
Mariana se molestó y se giró hacia ellos, "Eh? Pará, eso no es lo que hablamos..."
Miri la miró con dulzura, "Ya, Mariana, deja..."
"No, que dejá?", dijo Mariana ofuscada, "Somos tres votos contra uno. Mira si..."
Valentín la frenó en seco con una suave mano en el aire, haciéndola callar y mirándola, "Esto no es una democracia, Mariana. Nosotros ya hablamos. Ahora habla Juan Carlos. El es tu esposo, el decide."

Los miré a los tres mientras tomaba mas vino, pero se me quedó la vista fija en Mariana. En mi bella esposa. Aun era mi esposa y por supuesto, aun la quería, pese a todo. Pero ya no era amor de pareja. Miré hacia mi interior y me sinceré conmigo mismo. Por fin, y de una vez. La verdad era que mi amor, mi verdadero amor, de hombre a una mujer, estaba con Soledad. Con Soledad mi amor crecía y crecía cada día, mientras que mirándola ahora a Mariana, con ella sentía que cada día se disipaba mas, como burbujas en la superficie del mar que se van rompiendo y desapareciendo una tras otra. Sin ruido, sin espectáculo, pero luego de un tiempo ya no están mas.

Me levanté de la silla y todos hicieron lo mismo, no se por que. Fui hasta Miri y le di un abrazo enorme, a mi amiga, cubriéndola de besos y de cariño. Se puso a llorar con el rostro escondido en mi hombro y me susurraba las gracias con una intensidad que me quebró de emoción. Con Valentín nos fundimos en un largo y cálido abrazo de amigos y sonrisas. Fui hasta Mariana y la abrazé. La abrazé como siempre solía hacer. Nos fundimos en un largo abrazo y un largo beso apasionado, de dos personas que, aunque sea en el fondo y pese a todo, se quieren. Volví y les puse un brazo alrededor a Miri y a Valentín.

"Les deseo toda la felicidad del mundo...", les dije sonriendo.

Durante la semana siguiente me junté con Mariana y le dije que me quería ya mudar con Soledad. Que no hacía falta formalizar nada, pero que me parecía que era lo correcto y que de una forma estabamos como aceptando que nuestra relación de matrimonio estaba prácticamente desvanecida. Que iba a ir a veces al departamento a buscar y llevarme algunas cosas que iría necesitando, pero que ya la quería dejar tranquila y yo quería estar tranquilo también. Tuvimos la charla, finalmente. Ella aceptó y la noté tranquila, entendiendo lo que yo le decía y me dijo que ella se sentía mas o menos igual. Que no quería empezar a tramitar un divorcio formal, ni nada de eso, pero que darnos lugar estaba bueno y que después iríamos viendo. Los dos nos dijimos que nos queríamos mucho, que era la verdad y que el tiempo que habíamos pasado juntos fue maravilloso, pero que ya las cosas habían cambiado y teníamos que empezar a darnos el lugar para mirar hacia adelante en nuestras vidas. Fue una charla genial y me encantó haberla tenido.

Las cosas en casa de Soledad iban de mejor a mejor. Ya eramos pareja casi formal, salvo por el pequeño detalle que yo seguía técnicamente casado, y gracias a Dios Soledad no sufrió ninguna venganza ni cosa rara de parte de Mariana. Parece que finalmente la maestra de la intriga fue honesta y no pasó absolutamente nada. Se ve que tenía la cabeza en otro lado en ese momento, y estaba seguro que ese otro lado era la verga negra de Valentín.

Mariana nunca me preguntó si quería ir a ver, detrás del biombo, a ella y a Valentín embarazándola. Nunca lo hizo. No me pareció ni raro ni normal, pero pensé que era algo que algún momento me iba a decir. Pero cuando lo pensé mejor me di cuenta por que no me dijo nada. Esto era distinto, no era nada mas un garche. No era una cosa de satisfacer nuestras calenturas y fetiches. Era otra cosa muy distinta, y muy privada.

Pero por supuesto, como siempre, subestimé a Mariana.

Habían pasado como diez dias y yo estaba en casa de Soledad, un Sábado a la tarde tranquilo y soleado en el que no pasaba nada en la calle. Sole se había acostado a dormir una siesta después de comer y yo estaba leyendo un libro, en paz, en el living. De pronto me vibra el celu, era un mensaje de Mariana. Un video, de mas de cinco minutos. Me temí lo que era, asi que fui a buscar mis auriculares, volví al living y dejando el libro de lado me lo puse a ver.

Reconocí el ángulo de la filmación enseguida. Mariana había apoyado o camuflado el celu en mi mesita de luz, filmando para la cama. Los tenía bien cerca a los dos. Era de noche ya, seguramente la noche anterior o ésta madrugada. Sólo estaban iluminados por la luz cálida del velador.

Mariana estaba acostada de espaldas en la cama, abierta de piernas y tenía a Valentín encima. Sus cuerpos desnudos estaban aferrados el uno al otro, manos y piernas, tocándose, besándose, amándose. Valentín se incorporó con sus brazos y la sujetó de las muñecas contra la cama, en una posición como de ejercicio de flexión de brazos, poniendo todo su peso sobre ellas y reteniéndo a su hembra ahi bajo el. El ángulo no me dejaba ver pero no me parecía que ya se la estaba cogiendo, le estaba frotando el largo de la verga contra el clitoris seguramente, con lentos y profundos movimientos. Se besaban y se gruñian su placer el uno al otro.

"... le vas a dar un niño a mi esposa... eh puta?", le sonrió Valentín.
"Sssiii mi amorrr... si....", le gemia Mariana con una calentura que volaba.
Valentín se inclinó y le empezó a chupar una teta fuerte, mientras no dejaba de frotarla con su cadera, "Quieres que tu macho te preñe, puta?"
"Diosss siiii....", dijo con ojitos cerrados
"Quieres llevar el niño de tu macho adentro, hmm? Quieres sentir cómo tu macho te lo hace...."
"Mi amorrr... ", le susurraba Mariana.
"Puta bella... puta hermosa... me vuelves loco...", le dijo Valentín y le largó las muñecas, asentando sus manos en otro lado.
"Te amoooo... ", le dijo Mariana.

Valentín se rió y sin decir mas con un duro empellón le enterró la verga a Mariana en la concha. Yo me había equivocado. Seguro todo este tiempo la estaba puerteando a Mariana con la cabeza hinchada que debía llevar, entre los labios vaginales de ella. Se la enterró hasta el fondo, la distancia que vi recorrerle a las caderas de Valentín fue impresionante.

Mariana echó la cabeza para atrás sobre la cama y los tendones del cuello parecían explotarle. Su cuerpo se tensó como nunca y arqueó el pecho fuerte para arriba, la cabeza sosteniendo el resto de su torso en una curva casi grotesca. Parecía como se doblaban los cuerpos en las películas de exorcistas. Le vi los ojos irse detras de los párpados y la boca la abrió grande en una mueca ríspida, y allí se quedó. Sin respirar, sin jadear, sin poder hablar. Una de sus manos atinó a agarrarse fuerte de la sábana pero había quedado como congelada asi bajo Valentín, por unos buenos y largos segundos. Los pechos los tenía como disparados hacia arriba en el aire al doblar tanto la columna.

"Mmm.. diosss... que bien se siente... ", dijo Valentín y cerró los ojos también. La concha lubricada de Mariana alrededor de su verga debía ser algo tan maravilloso, "ssssi... sssii...."

Mariana por fin tomó un montón de aire junto, con un jadeo ronco y monstruoso, como alguien que saliá después de un minuto de abajo del agua. Sus dedos se crisparon y las manos se le movían en el aire, tratando a ciegas de encontrar a Valentín o a aferrarse a algo. Valentín se la había metido hasta el cerebro.

El negro abrió los ojos y la vio, sonriéndose y comenzando lentamente a mover sus caderas adelante y atrás, cogiéndose a su hembra despacio, "Siii, puta... siiii... goza con la verga de tu macho..."
Mariana en un momento se dejó caer finalmente con la espalda contra la cama y lo miraba a los ojos a Valentín, con la mirada totalmente desencajada. Se agarró fuerte de los antebrazos musculosos de su amante para empezar a recibir sus penetraciones tan profundas. Vi que por el rabillo del ojo se la había escapado una lágrima por el esfuerzo y le había caído suavemente, corriéndole el maquillaje y dejándole una suave marca oscura en la piel.

Valentín le empezó a dar un poco mas rápido y Mariana estaba ahi sin poder hablar. Lo único que le salía de la boca eran murmullos intentendibles y hacía un ruido extraño con los labios, como "Brrrbb... brrrrbbb....", era lo único que podía hacer mientras su respiración se agitaba.
El negro también se estaba agitando, pero mucho menos, sonreía y disfrutaba de ver a su puta asi, gozando abajo de el, "Mmmm... que bella concha... va a tener mi niño... para crecer.... sssiii..."

Mariana al escuchar eso lanzó un gritito orgásmico y la vi con un pequeño temblor que le recorrió el cuerpo, como un sacudón, un aviso de terremoto. Valentín lo notó y le dió mas duro y mas profundo, gruñiendo el también. Eran como dos animales procreando.

"Aaaahhh!!!! La concha de tu madreeeeeee!!!!", lo puteó Mariana con los ojitos vidriados. Valentín solo se rió y le siguio dando. El matafuegos del negro le estaba moviendo un poquito los muebles de lugar a Mariana, estaba seguro. Ella debía tener todas las alarmas de la concha prendida y despachando todos los camiones de bombero posibles para apagar ese fuego. Debía tener la concha trabajando horas extras para poder lubricar esa verga dura que tenía encajada adentro.

Valentín de pronto se dejó caer sobre Mariana y la abrazó fuerte, ella hizo lo mismo y se unieron, pegándose mientras el negro apresuró sus bombeos y ya le estaba dando como para querer acabar el, se notaba. Ella gritaba y jadeaba como una perra, las uñas clavadas en la espalda musculosa de Valentín.
"Si... si, puta si... disfruta la buena verga... de tu macho...", lo oi murmurar a Valentín.
A Mariana los ojitos se le fueron para atrás de nuevo y empezó a acabar, pero no fue un orgasmo dulce. Fue bastante violento. Empezó a gemir esos gemidos roncos y toscos que le había oído aquella vez en el galpón, mientras su cuerpo se sacudía abajo del de Valentín, y le veía como uno de sus muslos le estaba espasmeando solo.
"AAAHH! AAAAH!!! AAAAAH!!!!", le gritaba en el oido al negro, aferrada a el como una garrapata.

Valentín también empezó a gemir profundo y aceleró sus embatidas, pero no duró mucho. Le dió un par de fuertes y profundos empellones y empezó a acabar el tambíen dentro de Mariana, presionandola fuerte y haciendo tensar los músculos de su culo y sus caderas.
"Aahhh! Aaahhh si ... Diossss... toma... toma la leche de tu hombre... puta....", le dijo mientras sus brazos estrujaban mas a su hembra.

Con suaves empujoncitos Valentín la estaba llenando. Yo sabía que no era posible, pero me imaginaba la punta inflada y dura de esa verga negra, casi doblada contra el fondo de la concha de Mariana, ensanchándosela toda y golpeando una y otra vez la entrada de su útero, que debía ya estar tan hambriento de leche... me imaginé los chorros y chorros de leche caliente y espesa del negro llenándola a Mariana ahi, en su lugar mas profundo y mas de mujer. La punta de la verga de Valentín empujando y empujando la entrada al vientre de Mariana, tratando desesperadamente de llenar a su hembra con su semen, pero lo único que hacía era golpearlo sin poder entrar. Solo embadurnarle dulcemente toda la entrada a su útero, y esperar que la naturaleza hiciera el resto.

Los dos finalmente se calmaron, respirando de nuevo normal y quedándose asi, unidos, acariciándose y besándose amorosamente unos largos momentos, terminando de disfrutar de sus cuerpos. Valentín se salió de ella, seguramente haciéndo que se chorrée bastante leche fuera de la concha de Mariana y los dos suspiraron, acariciándo y besándose.

Valentín la miró dulcemente por un momento y le acarició la mejilla a Mariana, "Hmmm... creo que tu culo también me va a gustar...."
Mariana se empezó a reir alegremente, "Paraaaaaa... jajjaja", pensando que quizás la estaba jodiendo, pero se estremeció y lo miró boquiabierta mientras Valentín se aprestaba para metérsela de nuevo pero por ésta vez por el culo.


Mi esposa, la puta del edificio - Parte 13

Ahi terminó el video. Estaba editado, seguro. Estaba seguro que Mariana ya que iba a filmar, lo iba a filmar todo o lo mas que pueda, no solamente cinco minutos. Pero ese fue el clip que me mandó. Yo me quedé mirando el celular un momento, presioné la pantalla para que aparezcan las opciones, y lo borré.

Unas noches mas tarde fui al departamento a buscar algunas cosas mias, para ir llevándome a lo de Soledad. Ropa y otras cosas que necesitaba. No había nadie por lo que entré tranquilo a buscarlas. Tenía sed asi que me fui a la cocina a servirme algo, sin prender la luz porque no hacía falta todavía. Miré hacia el departamento de Valentín y Miri y los vi en la cocina. No escuchaba nada porque nuestros dos ventanales estaban cerrados, pero lo vi.

Valentín estaba apoyado con la espalda contra una pared, con el torso desnudo. En sus manos tenía a Mariana, también desnuda y con la espalda pegada al pecho del negro. La había sujetado por debajo de las rodillas y levantado a su altura. La tenía asi sin esfuerzo, parecía, haciendo que sus piernas le cuelguen en el aire, como en una toma de lucha. Mas abajo vi el pelo inconfundible de Miri entre las piernas de Mariana. Valentín y Mariana se movían al unísono, rítmicamente, haciendo que las tetas enormes de Mariana salten en el aire. No se llegaba a ver, pero estaba seguro que Valentín le estaba llenando el culo de pija negra a Mariana de parado y Miri le estaba dando al mismo tiempo una chupada de concha inolvidable. El gesto de éxtasis en el rostro de Mariana era increíble. En esa posición debía estar sintiendo el pijón de Valentín hasta la garganta.

Me quedé mirando un rato porque cómo no me voy a quedar a mirar algo asi. Tomaba mi gaseosa y me puse a imaginar lo que debía ser las noches que Mariana seguro iba a dormir a la casa de ellos. Nunca me dijo que lo hizo, pero estaba seguro que en algún momento tendría que haber pasado. Me los imaginé en la cama a los tres. Los dos cuerpos negros enredados y disfrutando del cuerpo blanco y hermoso de Mariana entre ellos, y ella disfrutándolos a ellos. Toda la noche. Despacio, bajito y suave, para que no se despierte la nena.

Agarré mis cosas y me fui. Me iba a llevar el auto. Quería llevarme a Soledad el finde a algún lado. Al Tigre, a Pilar o algún lugar de esos. Para halagarla, para hacerla sentir amada, para tratarla bien. Estaba sacando el auto cuando me llegó un mensaje en el celu, que me colgué y me quedé mirando, distraído.

De repente veo una especie de tumulto adelante mio, gente corriendo y metiéndose en el garage, pero fue todo tan rápido que no vi bien. Por instinto quise trabar la puerta pero no llegué, me la abrieron y me sacaron arrastrando entre varias manos que en la poca iluminación del garage no llegué a distinguir cuántos eran. Enseguida sentí que me tiraron fuerte al piso y me empezaron a pegar y a patear, gritándome tanto y entre tantos que no distinguía que decían. Yo me cubría como podía, aun sorprendido, y me llegaban dolores fuertes por todo el cuerpo de lo que me daban.

De repente sentí un pinchazo fuerte y doloroso en un costado. Después otro igual en el mismo lugar. Como puntazos. Me quise cubrir y sentí otro en el brazo. Y de repente fue como si me hubiese caído una chapa de diez toneladas en la cabeza. Fue un ruido metálico que me resonó en todo el cuerpo. Perdí la noción de todo. Pero ya no sentía tanto los golpes. Después otro chapazo duro en la cabeza, de nuevo. Los golpes ya se sentían lejanos. Si sentí que el estómago se me revolvía y me dieron ganas de vomitar. Estaba mareado. Sentía como un calor viscoso por el cuello y la cara y una migraña que me crecía y me crecía en la cabeza, un chillido agudo de micrófono acoplando. Ya no veía nada, pero sentí el frio del piso de cemento del garage en la cara, ruido muy lejano de corridas, y otros pasos que se acercaban y gritos a lo lejos.

Empecé a descansar. Estaba todo tan oscuro, tan calmo, el piso del garage era cómodo. No me iba a mover de ahi. Estaba tan cansado. Ya no me dolía nada, pero estaba tan cansado... tan cansado... me puse a dormir. Estaba tan cómodo. Me puse a soñar. Soñé con Mariana... en realidad, con la voz de Mariana. Pero la oía lejos, tan lejos, como en una caverna. Un sueño rarísimo y oscuro. Solo estaba la voz de ella. Me gritaba. O le gritaba a alguien. Estaba enojada, desesperada, chillaba... pero tan lejos... tan lejos... cómo gritaba...

"... jos de mil puta si lo llegan a desconectar les prendo fuego todo ést...."

5 comentarios - Mi esposa, la puta del edificio - Parte 13

metalchono
Se me ocurre que Mariana grabó "el permiso de Valentín" y lo compartió con Benja, para eliminar 2 pájaros con la misma piedra... aunque se le fue de la mano.
luisferloco
cómo vas a terminar este capitulo asíiiiiiii. No podes
Chorchy15
Que hdml!!! Jajajj
Nemocabezon
Tremendoooo!!! Será q aparecieron los villanos a vengarse del negro y marianita??
Nemocabezon
Villeros*..quise poner..perdón
Chorchy15
Por dios manda la parte 14 ahora jajjaja
RodolfoOnsari
La puta madre, tengo que irme a dormir, pero esto está impresionante. FELICITACIONES