You are now viewing Poringa in Spanish.
Switch to English

Una buena esposa también es una puta sumisa cap. 2

Luego de mi sesión de infidelidad, mi vida volvió a la normalidad. El lunes volvi a trabajar (trabajaba bajo la modalidad home office), los chicos a la escuela y mi marido a su lugar de trabajo, por lo cual quedaba sola en casa entre 4 y 5 horas por día. Obviamente en ese tiempo volvían las imágenes y los sentimientos que había sentido el día del encuentro con mi amante ocasional y me agarraba una calentura que más de una vez termine tocándome pensando en eso. Dije ocasional porque no nos pasamos ni número de celular, ni Instagram, ni Facebook, ni ningún tipo de contacto, ya que creí que sería solo de una noche, que equivocada estaba.
Llego el día jueves, estaba realizando mi trabajo cuando llego un mensaje a mi celular. Hola hermosa, ojalá pueda volver a verte este fin de semana, me gustó mucho lo que hicimos. Un escalofrió me recorrió toda la espalda, sabía quién era, pero quería convencerme a mí misma de no creer que era él.
Respondí casi inmediatamente, ¿quién sos? ¡No te tengo agendado y no sé a qué te refieres con “lo que hicimos”! y comenzamos a charlar.
S: ¿tan fácil me olvidaste? ¡Creí que habíamos pasado una hermosa noche juntos!
M: romina, ¿sos vos? (romina es mi mejor amiga)
S: no recuerdo que hayas salido del boliche con una mujer, más bien con un hombre que te hizo pasar un buen momento.
M: ¿cómo conseguiste mi numero? No recuerdo habértelo dado.
S: obtengo lo que quiero, asi como te tuve el fin de semana, obtuve tu número.
M: ¿quién te lo paso?
S: es algo banal, no interesa quien, interesa que lo tengo.
M: soy una mujer casada, tengo familia, lo que paso el sábado fue un desliz, no necesito problemas en mi vida.
S: una lástima, eso lo debiste pensar antes de estar en mi departamento, desnuda, y gozando.
M: repito, fue un desliz, un sabroso desliz, pero un desliz al fin, algo que no volverá a pasar.
S: jaja ¿quién dijo que no volverá a pasar?
 M: yo digo que no volverá a pasar, ¿o vas a obligarme?
S: no te obligare, serás tu sola quien me pida que vuelva a pasar. Recuerda mis palabras.
Allí terminó nuestro chat del día. El muchacho tierno, hermoso, caballeroso con el que estuve el sábado, empezaba a mostrarse medio raro, como un poco más sombrío y queriendo reclamar un premio, que claramente era yo, y estaba decidido a tenerme a sus pies, o por lo menos a hacerme entender que ese era su meta.
Mi día siguió de manera normal, fui a buscar los chicos a la escuela, volvi a mi casa a preparar la merienda, pero no salía de mi cabeza ese chat que, la verdad, sentía que podría costarme mi matrimonio si algo de esto salía a luz. Dejé en la mesa las tazas y platos de mis hijos y me dirigí a la computadora a hacer un poco de trabajo para despejarme la mente, pero inmediatamente un nuevo mensaje invadió todo y esta vez el tono ya era mucho mas peligroso.
S: que hermosa te ves en esta foto, me encantaría verte con ese conjunto
Y adjuntaba una foto de hacía unos años donde aparecía yo en un conjunto de lencería muy pequeño de color rojo. Foto que creí perdida por los años, pero sabía que estaba en alguna nube de alguna cuenta de mail de mi marido, aunque el problema era el resto de cosas que podía haber allí.
M: ¿de dónde sacaste eso?
S: eres realmente bella.
M: contéstame, ¡o te bloqueo!
S: yo que tu no pensaría en amenazarme, puede costarte caro.
M: ¿crees que te tengo miedo? Ja claro que no.
Inmediatamente lo bloqueé, sin saber que ese sería un error muy grande.
Pasaron 2 hrs, todo parecía volver a lo normal, cuando recibí la notificación de un mail en mi celular. Decía algo asi: te dije que podía costarte caro, deberé publicar este video en una linda página a ver q piensan los demás. En datos adjuntos había un video mío, siendo masturbada por la mano de un hombre mientras chupaba la pija de otro. Eso no solo destruiría mi matrimonio, haría estragos hasta en mi vida. Desbloqueé a mi amante psicótico para ver si había algo que pueda hacer para evitar todo esto y asi volver a mi vida sin sufrir mas problemas.
M: ¿qué quieres? ¡Déjame en paz!
S: ¡a ti!
M: ¿no te parece una manera poco práctica de pedirme que vuelva a estar contigo?
S: creo que no entendiste, te quiero a ti, ¡no solo tu sexo!
M: ¿cómo?
S: a partir de hoy, ¡serás mi esclava! Harás lo que yo diga, tendrás sexo conmigo cuando yo quiera y sobretodo, ¡yo seré tu amo!
Mi rostro se desfiguró, no entendía que es lo que deseaba hacerme este hombre, pero algo bueno seguro no era. Me sentía horrorizada, temblaba. Le dije que lo haría solo si prometía no hacer nada con mis archivos. Aceptó, pero dejó en claro que, si desobedecía una sola de sus órdenes, subiría material a una página donde muchos podrán verme, y tenía bastante por lo que sabía. Asi fue como me convertí en la sumisa de mi nuevo amo, un hombre que me había hecho pasar una noche perfecta pero que ahora me tenía en sus redes con una cruel amenaza que podría hacer pasar por un calvario a toda mi familia, no solo a mí.
Su primer orden fue sencilla y fácil, busca la tanga más sexy, la pollera más corta, la remera más escotada y vístete para esperar a tu marido, pero tienes q pasarme fotos para saber que has cumplido. Tienes 20 minutos. Me encerré en mi cuarto a buscar ropa y las lágrimas comenzaron a caer en mi rostro, no podía creer que una noche de locura culminare en semejante vejación. Encontré la ropa más provocativa que tenía y me vestí, saqué fotos frente a un espejo de cuerpo completo y se las envié a mi nuevo amo. Su respuesta no se hizo esperar, que linda te queda la ropa de puta, me dijo. En ese momento una extraña sensación se apodero de mi cuerpo. Me sentía mal por sus amenazas, pero sin embargo empezaba a sentirme caliente, sobre todo con sus piropos.
Esperarás a tu marido, cenarán, harás dormir a tus hijos y aprovecharás para provocarlo hasta que las ganas de coger sean muy fuertes, en ese momento dirás que te dio un dolor y te iras a dormir, ese fue su siguiente mensaje. Estaba extrañada, no entendía por que la humillación hacia él, pero recordé que no podía desobedecerlo. Acto seguido me pidió mi usuario y contraseña de la app de las cámaras de seguridad de mi casa, dijo querer tener plena vista de lo que hacía. Se las pasé, ¿por qué? ¡Nose! Será que me atraía ser su sumisa?
Se conectó a las cámaras y ahora tenía completo control sobre mí.
Llego mi marido, me vio asi vestida y se sorprendió, pregunto el por qué, pero solo me limite a decir que tenía calor y que quería estar cómoda, me miro contrariado, pero sonrió entendiendo que era un método de seducción hacia él. Transcurrió la noche, cenamos, los niños se fueron a dormir y quedamos solos con mi marido. Me puse a lavar los platos usados en la cena y él se acercó por detrás mío, subió mi falda, apoyo su pija sobre mis nalgas y comenzó a amasar mis tetas. Poco a poco la calentura iba apoderándose de mí y él lo sabía, asi que metió su mano bajo mi pollera y corrió a un lado mi tanga comenzando una sabrosa paja. Me hacia la desentendida continuando con mi tarea, pero mis gemidos comenzaban a salir de mi boca. Hasta que no aguante más, deje lo que estaba haciendo y me dispuse a disfrutar, solo bastaron un puñado de minutos para que llegue al orgasmo.
Una vez que acabe, me dio vuelta y comenzó a besarme. Saco su pija del pantalón y comenzó a frotarme la concha con ella. Me quiso subir a la mesada, pero me hice la que resbalaba y me tiré como si hubiese caído. Me ayudo a reincorporarme y me fui a baño con mi celular en la mano. Mande un mensaje y pregunte hasta donde podía llegar con esto. La respuesta fue inmediata, lo cual me hizo entender que mi amo estaba mirándome. Puedes chupársela, pero solo eso. Ahhh, y no debe acabar.
Salí del baño diciendo que me dolía un poco la espalda y las nalgas por el golpe, pero continúe con nuestro acto besándolo y volviendo a bajar su bóxer que él había subido mientras me encontraba en el baño. Me arrodillé ante él y comencé a chupar su pija. No lo hacía con las mismas ganas de siempre, me sentía nerviosa. Chupaba su pija hasta casi metérmela entera y con mi mano acariciaba sus huevos. Sentía como se iba hinchando y sabía que su acabada vendría en cualquier momento, asi que me la saque de la boca y grite de dolor. Ayyy mi cintura! Tuve que decir fingiendo un dolor que no existía. Obviamente mi marido se preocupó por mí y me ayudo a levantar, llevándome hacia la habitación y recostándome en la cama. Le pedí perdón y le dije que no podría hacer nada, el dolor era terrible fue lo que salió de mi boca, eso era real, pero no de cintura sino en mi corazón ya que no quería hacerle eso a él, pero estaba dispuesta a hacer lo que sea por conservarlo. Solo me besó y me dijo que entendía, y hasta se culpó por no haberme agarrado bien, luego se fue a bañar.
Aproveche ese momento para tomar mi celular, ¿asi está bien? Pregunte. Por ahora sí, fue su respuesta, seguida de una foto de su miembro donde se lo veía completamente erecto. Mira lo que has logrado. Inmediatamente sentí hervir mi sangre, la calentura se apodero de mí y desee coger, con el o con mi esposo, no me importaba, solo quería tener una verga dentro de mi concha. Ya que no puedo coger, ¿puedo masturbarme con mi consolador amo?, dije sin entender que me pasaba, ¿por qué este juego estaba comenzando a gustarme?
Solo podrás pajearte siempre que lo hagas delante mío, ya sea por llamada o delante de mi persona, nunca podrás hacerlo sola o frente a alguien más, ¿entendido? Fue su respuesta a lo cual asentí sin más.
Mi marido regreso a nuestra cama y le dije que me iría a bañar para ver si el agua caliente me ayudaba a calmar mi dolor, agarre mi toalla, envolví mi juguete y puse marcha para el baño. Inmediatamente entré, llamé por teléfono a mi amo. No apareció su cara, solo su verga, la cual el meneaba con su mano. Abrí la ducha, me quite la ropa y me senté en la bañera, coloque el celular de manera que mi amo vea bien mis movimientos, abrí mis piernas lo más que pude y comencé a frotarme el clítoris con los dedos mientras chupaba mi juguete haciéndolo parecer una pija. Una vez que estaba bien lubricado con mi saliva, lo frote por mi concha y lo clave de una, bien profundo. Tuve que morder mis labios para no gritar de placer. Comencé a cogerme con ese juguete que varias veces me había servido de amigo en noches de soledad. Era demasiada la calentura, no creo haber demorado 5 minutos hasta llegar a acabar de nuevo. Seguí frotándome hasta ver a mi amo acabar y llenar su mano de leche e inmediatamente cortar la llamada. Me bañé y me fui a acostar. 
Así comenzó mi nueva etapa con mi amo….
Lo único que quiero que sepan y entiendan es que no lo denuncié a pesar de sus amenazas porque, creo, este juego me gustaba y no sabía hasta dónde me iba a llevar, pero por alguna razón quería llegar allí. 
Les seguiré contando más, porque esto fue sólo el inicio….

2 comentarios - Una buena esposa también es una puta sumisa cap. 2