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Mi novia y su alumno 6 (final)

Como ya podían coger en casa sin miedo a ser descubiertos, Ana e Iker comenzaron a pasar más tiempo ahí. Era algo de alivio, así por lo menos sabía dónde estaba ella y no tenía que imaginaerme cosas.

La rutina se convirtió en que yo llegaba del trabajo y escuchaba desde la entrada a mi esposa gemir con desesperación y sus cuerpos chocar, al asomarme en la habitación, los veía en el acto como si se les fuera la vida en ello. A veces solo me iba a la sala a ver la televisión o jugar un videojuego, a veces me quedaba y los miraba, sacaba mi pene y me masturbaba rápidamente. Era ridículo, ellos duraban horas follando y yo botaba la leche en cuestión de minutos.

Le conté a Dani lo que pasó y me felicitó por graduarme en cornudo y por haberme casado. Seguimos hablando del tema pero ya no nos veíamos para fantasear, pues ya podía ver a Ana en persona. Me dijo que me veía mejor, pero aún así me notaba inquieto. Lo estaba, había sido reemplazado en la cama y ya casi por completo en la relación.

Ana salía al cine, su pasatiempo favorito, con Iker. Salían a comer juntos y no me sentía mal del todo solo porque a veces se acordaba de mí y regresaba con algo de comida para mí. Él se quedaba a dormir viernes y sábado y tenía algunas cosas suyas en la casa, así que sentía que él era el hombre de la casa.

La humillación y sumisión son parte del morbo de ser cornudo y da unos orgasmos increíbles, pero en mi caso, me estaba desgastando en todos los sentidos. No sé cómo hay gente que aguanta eso y más.

Cuando llegó mi cumpleaños, Ana me regaló un videojuego que quería desde hace tiempo, me sorprendió que aún estuviera al pendiente de mí. Iker, que si bien estaba en su papel de macho dominante, no me dirigía mucho la palabra, pero preguntó qué quería de regalo.

Supuse que tenía que ser algo sexual, pues el mocoso no trabajaba, todos los gastos de él eran cubiertos por Ana. Le pedí que la follara por el culo por toda la casa.

Él sonrió y de inmediato la tomó de la mano y fueron a la cocina. La desvistió y comenzó a puntear, Ana se quejó pero Iker no se detuvo. Noté que Ana estaba incómoda, si bien ya tenía el culo abierto, no estaba acostumbrada a que lo penetraran sin lubricante. Iker se fue abriendo paso mientras Ana se quejaba del dolor, respiraba profundamente para aguantar mejor, pero la verga de Iker no se la dejaba fácil.

Una vez entró toda, Iker se apiadó un poco del ano de su novia y comenzó un mete y saca calmado para que Ana se acostumbrara, pero mi lado sádico se había encendido y quería más. Le dije que le diera duro a la putita de su maestra y él pareció transformarse, la tomó de la cintura y comenzó a bombear con fuerza.

Ana llevó una mano a su boca, pero no alcanzó a ahogar su grito. Se notaba que le dolía, la verga de su alumno era demasiado para sus estrechos agujeros, y es que a pesar de todo el tiempo que tenían follando, jamás lo habían hecho de manera tan salvaje, al menos no son lubricante. Saqué mi pene y me masturbé mientras sentía que mi mente se embriagaba de placer, sin darme cuenta dije cosas para calentar a Iker.
"Sí, dale bien a esta puta. Déjale el culo bien abierto, que mañana tus compañeros vean que no puede ni caminar de tanta verga que recibió. Llénaselo de leche a la maestra, ese culo te pertenece".

Iker bufó de placer y aumentó el ritmo, Ana se quejó de verdad e intentó detenerlo pero el mocoso la tenía bien sujeta. Por más que dijo basta y duele, Iker se mantuvo firme y siguió cogiéndola, probablemente llevado por el morbo de mis palabras. En un último intento, Ana me volteó a ver a mí, pero no la miré a los ojos. Quería verla sometida, usada, eso también era parte de mi fantasía. Pero también era un poco de rencor por todo lo que me había hecho, aunque también había sido idea mía, quería desquitarme.

"Mañana todos van a saber que le rompieron el culo a la maestra, ¿les vas a decir que fuiste tú?" le pregunté a Iker y él bufó de gusto, nos vimos a los ojos, como si fuéramos cómplices de toda la vida. Me acerqué a Ana y me masturbé más rápido, un disparo de leche cayó en su espalda y gemí de gusto. Iker gritó "toma, puta" y por fin llenó de semen el culo de nuestra perra, yo saqué un segundo disparo y él pareció imitarme. Había sido un momento íntimo donde Ana había pasado a segundo plano, le agradecí y me fui a la sala a descansar un poco. Ellos entraron a la habitación poco después y a diferencia de todos los días, cerraron la puerta, estaban discutiendo por primera vez.

Ya más tranquilo, medité en lo que había pasado. Iker no le había contado de esto a nadie, seguramente era parte del trato con Ana. Empaticé con su frustración, cogerte a tu maestra pero no poder decirle a nadie no es tan satisfactorio. Si al día siguiente sus compañeros morboseaban a Ana, si en verdad se daban cuenta que iba con el culo roto, Iker no podía decir que él era el responsable.

Segundo, creo que había sido la primera vez en la que Iker no había respetado los límites de Ana. Ella disfruta del sexo como cualquiera, pero a veces tarda un poco en mojarse. Había noches en las que no había penetración porque ella no estaba lista y jamás la presioné, pero con Iker parecía que se esforzaba más. No obstante, ella seguía con el control de la situación y si ella ponía alto, era un alto. Iker cruzó ese límite y ahora era cuestión de ver cómo seguía la relación.

En los días posteriores no los encontré follando, solo estaban platicando. Pasó una semana para que lo volvieran a intentar, los escuchaba desde la sala, Ana le pidió detenerse tres veces, gritó en la última. A los minutos vi a Iker en dirección de la puerta principal, con una mezcla de frustración y tristeza, después escuché a Ana sollozando.

Las salidas entre ellos comenzaron a menguar y Ana intentó volver a invitarme a mí, pero le decía que estaba ocupado o no tenía ganas. Se acercaba Navidad, pues mi cumpleaños es en diciembre, Ana llegó llorando a la casa y se echó a mis brazos. Esa vez no tuve la fuerza de ignorarla y le pregunté qué pasaba, me dijo que era una tonta y que me había hecho mucho daño. Una media hora después me contó que Iker la había engañado con una compañera, los encontró follando en el baño de la escuela y ya no quería saber nada de él. La abracé y traté de reconfortarla, esa tarde por fin pasamos tiempo juntos después de meses. Antes de dormir con ella me reí de lo ridícula que era la situación, la mujer infiel se quejaba de que le habían sido infiel.

Poco a poco recuperé mi relación con Ana. No fue fácil, la sombra de Iker se asomaba en pequeños detalles, y con razón, fue parte de nuestras vidas aunque hayan sido pocos meses. Si bien nosotros no teníamos mucho sexo, creo que después de Iker tuvimos aún menos. No estábamos listos para ello, pero yo sospechaba que se trataba de algo más. Ana había probado algo más, un amante más joven, más dotado, con más experiencia. Volver conmigo era dar dos pasos atrás y no la culpo.

Pensaba en este inconveniente cuando un día, noté que Ana sonreía mientras veía su teléfono. Al verse descubierta, me mostró la conversación, un alumno le estaba coqueteando.

"Creo que me gusta. ¿Qué dices?".

No respondí nada. Ana volteó a ver mi pene que estaba poniéndose duro. Me mostró una foto de ella en tanga y vio que mi erección creció. Me vio a los ojosny ambos asentimos. Envió la foto a su nuevo alumno.

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