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Otro relato

Unas pocas semanas atrás mi pareja Hugo tenía una importante reunión de negocios en Santiago y me pidió que lo acompañara.
Llegando nuestra primera noche y cansados después de viajar entramos en un Pub. Vestía bastante sencilla con un vestido de verano con botones delante, pero a la vez los hombres me miraban.
El ambiente era elegante y relativamente tranquilo , tocaban música y se podía bailar en una pequeña pista al centro del local . Había muchos hombres solos, la mayoría sobre los cuarenta, con su copa en la mano. Muchos fueron los que me pidieron para bailar. Siempre les contestaba lo mismo “Gracias, pero estoy con mi pareja”. Muy galantemente se despedían y a por otra. Los hombres cuando salen de caza no paran. Pero Hugo me animó a que aceptara algún baile. Así que finalmente bailé acepté. Se llamaba Fabian y me divertí tanto que se me olvidó el tiempo y mi pareja.
Muy pronto Fabian apretò su cuerpo contra el mio. A cada rato tenía que subirle su mano que se acercaba peligrosamente a mi culo. La verdad es me gustó sentir su paquete en cada intento. Al acabar la canción estaba bastante acalorada y así se le dije a Hugo. Mejor que dejara de bailar con Fabian porque sabía que continuaría joteandome. Hugo sonrió con su malicia habitual y me dijo que le permitiera tener un poco más de diversión.
Diversión… ¿Quería que fuera para Hugo o para él? Bueno , no tenía que preocuparme, mi pareja estaba allí.
En su provocación y para dar un poco más de morbo y emoción al “juego”, me “ordenò” a bailar sin sosten, ni calzones bajo el vestido. Sería más emocionante. Tuve mis dudas pero ante su insistencia y pensando que tan pronto como me sintiera incomoda podríamos pararlo, acepté el reto. 
Así que fui al baño a prepararme . Mi vestido era de verano muy finito lo que hacia que si se apretaba al cuerpo se notaban mis pezones . La tenue luz del local lo disimularía, pensé. Salí del baño y con los primeros pasos mis pezones se endurecieron con el agradable roce de la seda. Me sentía muy valiente y atractiva. Estaba realmente caliente. 
Esta vez nos fuimos a una pequeña sala adjunta menos concurrida y más discreta. Hugo nos siguió. Bailé con Fabian una nueva canción. De inmediato se dio cuenta del cambio en mi vestuario. Sus manos empezaron a pasar la mayor parte del tiempo acariciando mi trasero. Miré hacia Hugo que sonriendo me cerrò un ojo. Sin esperarlo Fabian parò el baile y sin dejar de mirarme fijamente, rodeó mi cabeza con su mano para seguir resbalándola sobre mi cuello y escote, para finalmente detenerse al rozar con el primer botón que le cerraba el paso. Sus labios dibujaron una pícara expresión y muy hábilmente consiguió liberarlo de su ojal. Si ya iba bastante escotada ahora empezaba a ir descarada.
No dije nada y seguimos bailando. No pasó mucho tiempo antes de que se deshiciera del siguiente botón. Mis pechos quedaron muy expuestos, se podían ver perfectamente desde su nacimiento y parte de su areola. Todo el mundo parecía estar disfrutando del espectáculo. Sentí un escalofrío muy erótico.
Seguimos bailando cuerpo contra cuerpo. Al menos mis pechos quedaban ocultos. Sus manos reposaban sobre mi culo palpándolo como asegurándose que no llevaba nada. Noté que empezaba a subirme un poco el vestido con cada manoseo. Le dejé hacer hasta que al ver que no paraba lo detuve y regresé junto a mi pareja. No quería enseñar el culo. Sabíamos ambos que no llevaba ropa interior. 
Hugo se rio de la situación y de lo acalorada que llegaba. Diviértete y no te preocupes me comentó. No pasó mucho tiempo que otro me pidió de bailar y antes de que pudiera negarme, Hugo le dijo que me encantaría. Era muy buen bailarín al igual que Fabian. Comentó lo hermosa que le parecía y lo mucho que estaba disfrutando admirando mi imponente escote. Me abrazó enérgicamente para que pudiera notar mi pecho casi desnudo contra el suyo. La bebida me estaba comenzando a surtir efecto y apenas noté cuando comenzó a estirar del vestido como había intentado antes Fabian. No fui consciente hasta que sentí su mano sobre mi culo desnudo. Muchos fueron los que estuvieron admirándome. En ese momento, era demasiado tarde para enojarme así que me relajé y me deje ir.
Por suerte a la canción le quedaba poco y fui a sentarme y descansar un poco. Me disculpé con Hugo por dejar que las cosas fueran tan lejos, pero dijo que estaba disfrutando tanto como el resto de los hombres que habían podido verla.
Fabian se acercó de nuevo y Hugo me incitó a que siguiera bailando con él. 
.-Sabes lo que va a pasar. Esperará poder seguir tocándome y conseguirá calentarme aún más.
.-Déjate ir y simplemente diviértete. –mirándome serio y malicioso a la vez.
Realmente estaba muy caliente y estaba disfrutando gracias en parte al alcohol y todas la atenciónes que estaba recibiendo. 
Así que volví a abrazarme a Fabian y a seguir bailando. Sin demora desabrochó otro botón. Ahora mis tetas estaban casi totalmente fuera del vestido. Fingí no darme cuenta, pero era la única que no lo hizo. Pronto algunos hombres que seguían atentamente nuestros pasos comenzaron a interrumpirnos, cambiando rápidamente de pareja. Perdí la noción de con quién estaba bailando, pero lo que si notaba era que todos tenían las manos muy largas. Mi vestido apenas ocultaba algo.
La siguiente vez que Fabian bailó conmigo me despojó de la blusa. Era el más activo y lanzado. Los hombres comenzaron a silbar y aplaudir. Me agarrò por la cintura y me balanceó provocando que mis tetas chocaran entre ellas para alegría de todos. A continuación, el último botón de mi vestido se soltó, y mis tetas eran completamente libres. 
Mientras reían y silbaban, Hugo se aproximó hasta poder deslizar el vestido hacia abajo y antes de que pudiera detenerlo ya había caído al suelo. Hugo se sentó de nuevo y se dedicó a prestar atención.
Fabian que seguía sujetándome por la cintura me hundió su lengua fundiéndonos con pasión. Al acabar me giró encarándome a un tipo grande con barba con el que también me besé acaloradamente. Mientras nos besábamos otro que estaba tras de mí se encargó de celebrarlo apretujándome las tetas y tirando de los pezones. 
Cuando la música se detuvo corrí desnuda como ya estaba hasta Hugo, me senté en su regazo y nos besamos apasionadamente. Su mano fue bajando peligrosamente hacia mi entrepierna. Mi corazón latía como loco y la humedad de mi concha se reflejaba sobre su pantalón. Fabian se apresuró a sentarse a mi lado y empezó a besar y mordisquear mis tetas, al tiempo que Hugo ya había alcanzado su objetivo y tenía un dedo dentro de mí. Esa extraña sensación del momento y el lugar me premió con un fuerte orgasmo. Me sentí como si me fuera a desmayar.
No sé quién, alguien, me tomo de la mano, me levantó del regazo de mi pareja y me plantó a cuatro patas sobre una de las pequeñas mesas. Antes de que me diera cuenta alguien estaba ya entre mis piernas y metiendo su pico en mi interior. Estaba tan lubricada que ese desconocido miembro me penetró sin oponer resistencia. Hugo miraba con morbo y calentura mi entrega.
Todos los hombres estaban a mí alrededor, tenían sus picos en la mano esperando su turno. Algunos preferían mi boca y yo se la devoraba casi con desesperación. Otros se limitaban durante la espera a seguir acariciando todos los rincones que podían de mi cuerpo. Ni en mis sueños más salvajes había imaginado vivir un momento igual siendo la puta de tantos desconocidos y además todo estaba pasando delante de mi pareja. 
Todo lo que podía hacer era dejarme hacer e intentar gritar cuando alguno se corría en mi boca y la sacaba. Cualquier extraño que pasase por ahí podía culiarme duro. Hugo se agachò y me susurró cuanto me quería y que me culiara tantos hombres como quisiera, pero también que podía parar en cualquier momento.
Fabian me estaba culiando, se movía con la misma decisión que cuando bailábamos. Cuando empezó a correrse en mi interior me pegò unos fuertes cachetazos en el culo que dejaron sus cinco dedos bien marcados. El dolor y la sorpresa me provocaron un nuevo y escandaloso orgasmo. La sacó de mi interior y me metió dos dedos removiéndolos e impregnándolos de su leche acercándomelos a mi boca. Dejé de chupar el pico de alguien y limpié sus dedos con mi lengua. 
Cuando acabé de limpiar los dedos de Fabian, el tipo de la barba me alzó y me colocó boca arriba sobre la mesa. Se colocó entre mis piernas separando con sus manos mis nalgas y empezó penetrarme. Su pico era por mucho el más gordo y larga de todos. Tuvo que ir lentamente, pero en poco tiempo la tenía entera dentro. Me dio otro intenso orgasmo que recibí con más manos frotando mis tetas y las mías agarrando dos picos fuertemente mientras me corría. Llegados a este punto ya me había culiado a más de media docena, sin contar con los que se habían corrido en mi boca. Empezaba a estar incomoda sobre la dura mesa y Juan , un camarero moreno y corpulento, sugirió de llevarme a la oficina y continuar en el sofá. 
En la oficina todos me culiaron otra vez. En más de una ocasión me ocuparon por completo. Boca, concha y culo rellenos a la vez. Los orgasmos fueron repitiéndose muy seguidos. Los que se corrieron en mi boca me obligaron a tragármelo, cosa que hice con devoción. Mi concha goteaba sin descanso las corridas que había recibido y goteaba constantemente.
Antes de que terminara la noche unos quince hombres me habían culiado la boca, el concha y el culo. Habían disparado sus leches sobre mi cara y el resto de mi cuerpo. Finalmente limpié uno por uno cada uno de aquellos hermosos y ya casi flácidos miembros. Cuando acabé estaba agotada y Juan, el camarero, me dejó ducharme y dormir un buen rato en la oficina. 
Cuando desperté más tarde todo en lo que podía pensar era en lo bien que me lo había pasado, Hugo primero me miró y guiñándome un ojo señalando hacia el camarero que estaba de pie muy cerca de él, parecio leerme la mente. 
Seguía desnuda, me levanté del sofá, me acerque a Juan y le tome de la mano tirando hacia mí. Empecé a besarlo y a frotarme contra su entrepierna. Acerqué mi boca a su oreja y le susurré que nunca había estado con un hombre negro. Esta, tocandole el paquete sobre sus pantalones, será la primera.  
John se desnudó y apareció un gran miembro que en verdad me sorprendió. Me puse frente a él, le besé fugazmente los labios y me fui agachando hasta quedar en cuclillas. Ese semierecto mástil quedo a la altura de mi boca que juguetona y sin querer usar las manos intenté tragar Empecé a lamer de arriba abajo. A medida que fue creciendo debí sujetarla con la mano y chuparla lo mejor que podía debido a que su tamaño me obligaba a tener la boca muy abierta. 
Le dije a Juan que quería sentir su gran pico dentro mi concha. Me tumbó boca arriba sobre el sofá y empezó a frotar esa casi monstruosa cabeza de arriba a debajo de mi raja hasta que se humedeció por completo. Comenzó a deslizarse en mi interior poco a poco. Notaba las paredes de mi concha resistirse a la penetración y me dolía y me gustaba, Le llevó unos cuantos minutos enterrarla por completo. Con pausa empezó a moverse deslizándola casi hasta sacarla y volviéndola a enterrar. Era un miembro terrible de unos 28cm de larga y bastante gruesa, diría que más de 5cm, pues casi no podía cerrar un par de dedos a su alrededor.
Me sentía como que iba a reventar, pero al poco ya la sentía mejor en mi interior. Casi sin darme cuenta el dolor desapareció por completo y mi concha se amoldó por completo. Aquí empezó Juan a aumentar el ritmo y las embestidas. Me culiò durante mucho tiempo dándome hasta tres orgasmos antes de que me llenara la concha con su leche caliente . Cuando salió de mi fui directa a chupársela para poder ponérsela de nuevo erguida y siguiera culiandome..
Antes del amanecer Juan me había culiado otras dos veces y acabo en mi boca en una ocasión. Después de todo esto mi concha nunca seria la misma. Sabía de la cantidad de orgasmos que me podía dar.
No puedo esperar para ir con Hugo en otro viaje de trabajo !!

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