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Tia demasiado mala/cap2

Tia demasiado mala/cap2CAPITULO 2









Paloma sobre el sofá con las piernas....








dobladas seximente saltaba con cada sobresalto de la película de terror, balanceando seximente sus enormes globos, Alberto más relajado seguía la película con la mirada, y sin desviar la misma metía la mano en el bol para coger palomitas. Paloma se dio cuenta y solo metía la mano en el bol para coger palomitas, cuando la mano de Alberto estaba dentro con el objetivo de rozarse y provocar que instintivamente la mirara, sin poder evitar lanzarle una mirada fija y lasciva a sus tetazas allí para él expuestas. Ella quería ponerlo cachondo, eso la ponía a cien verlo sufrir y tragar saliva, lanzándole esas miradas de borrego contenido y lujurioso, y después como el otro día en el baño un poco de aceite lubricante y  se destrozaría con su dedo.











El bol de palomitas no tardo en acabarse. Lanzando una mirada y una sonrisa pícara a Alberto retiro el bol, y se acercó al chico hasta que se agarró a su brazo incrustando sus tetazas contra su brazo.











-       Joder esta peli, da mucho miedo deja que me coja a ti, Alberto.











Musito Paloma lastimeramente apretando sus pechotes aún más fuerte contra el chico, que permanecía sentado, con todos los músculos del cuerpo en máxima tensión, respirando acompasadamente mientras sentía el roce de los pezonazos de Paloma.











Cada escena inesperada o de terror extremo, Paloma se abrazaba más fuerte a Alberto hasta llegar a colocar su brazo más cercano entre sus tetazas, que daban enormes respingos en todos y cada uno de los sobresaltos, saliendo en más de una ocasión completamente del amplísimo balcón de su escote, para volver agitadamente a ponerse dentro de la camiseta de tirantes. El chico totalmente tenso respiraba aceleradamente sobre todo cuando Paloma completamente abrazada a él ponía su otro brazo o peor aún su cabeza sobre su pecho, tapándose la vista. Que bien olía pensaba Alberto, ese perfume tan sensual y femenino que siempre desprendía, ella y toda su ropa. Se le estaba poniendo la polla muy burra.













Al llegar a un intermedio Paloma se levantó dulcemente y dirigiéndose al mueble bar puso una botella de licor de melocotón en la mesa junto al sofá. Al tiempo que se dirigía a la cocina a buscar hielo y le pedía a Alberto que sacase dos copas.









-       Voy un momento al baño, Paloma.









Dijo Alberto tras dejar las copas junto a la mesa del sofá.











-       Bien pero no tardes mucho, la peli casi está acabando y estoy acojonada. Ven enseguida o me enfadare.











Le grito autoritaria Paloma ante la cara de intimidación de Alberto entrando en el baño. Paloma quería así evitar que el chico se hiciera una paja y se relajase.













 Cuando la película volvió a empezar el chico estaba puntual junto a Paloma que dio un largo trajo a su copa de licor y se volvió a aferrar a Alberto, incrustándole sus enormes mamazas nuevamente, el chico volvió a tensionar todo los músculos del cuerpo. Su erección empezaba a hacerse notable bajo los pantalones vaqueros, y Paloma lo percibió en un par de ocasiones que escondió su cabeza en el pecho del chico y lanzo miradas curiosas hacia abajo, percibiendo un bulto increíble, debía ser la penumbra del salón, aquello no podía ser, era enorme.











Alberto daba pequeños sorbos a su copa y grandes resoplidos. Al acabar la película, a Alberto aún le quedaba un culín de licor de su primera copa, pero la botella estaba a la mitad., mientras Paloma no había parado de rellenarse su copa.  La combinación del alcohol y de tanto roce y refregón, la tenía ardiendo, además había conseguido que el chico a pesar de la tensión y la vergüenza, se le quedase mirando fijamente por largos momentos sus enormes melones, que se habían puesto aún más duros y  turgentes si era posible, con los pezones erectos como dos flechas, todo esto la ponía a punto de entrar en erupción como un volcán. Y su entrepierna empezaba a palpitar ya bastante humedecida.











-       Pero donde vas si aún es muy temprano y además queda media botella.











Le dijo a Paloma a Alberto, mirándole con sus negros ojos brillando por el efecto del alcohol y el calor interior.











-       Pero Paloma si no he salido con mis amigos porque mañana tengo cosas que hacer.













Contesto el chico lastimosamente, sin apartar la mirada fija en su escote.













-       Venga un poquito. Déjame que te enseñe a bailar algo latino. Alberto aún no tienes novia porque no sabes bailar bachata, salsa, esas cosas nos encantan a las tías, nos pone muy calientes.   













Dijo Paloma al tiempo que se incorporaba sobre sus sandalias y ponía con el mando de la tele un canal de música latina. Alberto estaba petrificado frente a ella, sudando por la tensión y con mirada fija en Paloma, que empezaba a contonearse sexy en su dirección, balanceando las caderas y el culo y moviendo acompasadamente los hombros haciendo que sus tetazas se agitasen arrebatadoramente.











-       Bi-bi-bi-en, pero, pero, pero solo un ratito.













Contesto balbuciendo Alberto. Mientras Paloma lanzándole una sonrisa pícara y maliciosa lo tomaba con sus preciosas y delicadas manos y lo atraía hacia ella, llevándole hacía el centro de la sala.













Llevo las manos de Alberto a su cintura, el chico a sus dieciséis años ya media 1,80, espigado y algo delgaducho, con su camisa y su pelo engominado, parecía otra cosa, además se había puesto colonia de hombre, observo mentalmente Paloma divertida. Si, lo pondría aún más cachondo al mismo tiempo que ella se ponía y después todos a la cama a masturbarse.













El chico seguía tensísimo, como un tronco sin balancear nada el cuerpo con las manos en la cadera de Paloma, que no dejaba de restregar sus pezones erectos contra su pecho sin dejar de lanzarle miradas lascivas acompañadas de medias sonrisas viciosas.











-       Vamos relájate Alberto, tú también has de mover las caderas, arquea las rodillas y mueve los pies adelante y atrás.











Le decía Paloma divertida al tiempo que levantando la mano del chico daba una vuelta sobre si misma para volver a apretar su cintura a la del chico. Entonces fue cuando la sintió rozando su muslo, ahora allí de pie muy cerca del resplandor de la pantalla de la televisión puro contemplar el enorme bulto en el pantalón vaquero, además de haberlo sentido hacía un momento.











Paloma estaba asombrada había estado muy cerca de demasiados paquetes a los que había puesto al rojo vivo como para saber distinguir, y nunca había visto algo de aquel tamaño, aquí había gato encerrado, se preguntó entre cachonda y divertida. La canción paro se sirvió otra copita de licor que se bebió de un trago y pensó en subir la temperatura aún más del chico, para comprobar si aquella “cosa” palpitaba.











Otra canción empezó a sonar en la televisión, Paloma se aferró aún más violentamente a Alberto, pegando aún más su cuerpo, frotándose en el chico arriba y abajo colgada de su cuello restregando sus enormes globos al tiempo al tiempo que le lanzaba miradas lujuriosas, estaba ardiendo como una loba en celo.











-       Tienes que ser más atrevido, no basta con que tires un pie adelante y otro atrás y te balancees, Alberto.











Dijo Paloma tomando las manos de Alberto de su cintura y bajándolas a sus duras, esféricas y suaves nalgas. El chico sin dejar de mirarla abrió mucho los ojos.











-       Ahora acaricia mi culo mientras bailamos, venga!











Le susurro dulce y lascivamente Paloma. Alberto aumento el ritmo de la respiración mientras acariciaba las redondas y perfectas nalgas de Paloma, casi las masajeaba, mientras ella no dejaba de mover sus caderas y frotar todo su cuerpo contra el de Alberto. El alcohol la estaba haciendo inhibirse demasiado, además su muslo que no paraba de buscar la entrepierna de Alberto muy, muy ajustada a esta no paraba de notar la incipiente palpitación de aquel bulto. Aquello era real, el tanga de Paloma estaba empapado.











-       Te gusta mi culo Alberto, te gusta?











Pregunto Paloma al chico con aquel tono de susurro dulce y lascivo nublada por el deseo y el alcohol.











-       Si-si-siiii….











Tartamudeaba Alberto que parecía que iba a hiperventilar en cualquier momento.











-       Y mis tetas, te gustan mis tetas, no les sacas el ojo de encima, ehh?











Volvió a preguntarle Paloma con aquel tono tan lujurioso y dulce.











-       Si, si, si…so, so, son maravillosas.











Paloma no pudo reprimirlo más y subiendo sus manos de la nuca a la cabeza del chico, le bajo esta y le lanzo un morreo desesperado metiendo su lengua en la boca del chico.











Alberto reacciono sorprendido y asustado, retirándose para atrás y cayendo de bruces al suelo. Entonces Paloma intento recuperar el control de si misma, aunque su libido ya había estallado como un volcán en erupción.











-       Ay, perdona, perdona, Alberto, te has hecho daño?











Pregunto Paloma disimulando como si no hubiera pasado nada. El chico  se arrastró  hasta el sofá y se subió a él como pudo, echándose mano al pubis.











-       Pero te encuentras bien, que te duele?











Le volvió a preguntar Paloma entre interesada y preocupada.











-       Aaahh, auuuuhhh,  uuuuhhh,me duele, me duelen mucho no puedo ni tenerme en pie.











Respondió Alberto con gesto muy dolorido sin apartar sus manos de su pubis.













-       Pero que es lo que duele concretamente?











Volvió a preguntar alarmada Paloma.











-       Los testículos, los huevos paloma, me duelen tanto que no puedo ni andar, voy a tener que dormir aquí.











Paloma sonrió burlona mientras el chico seguía gimiendo y quejándose dolorido. Le había calentado tanto y tanto, que tenía las bolas a reventar de semen y apenas podía moverse. Pensó de nuevo  Paloma riendo divertida.











-       No preocupes no voy a dejar que duermas aquí en el sofá.











Contesto Paloma de manera complaciente, se giró y se sirvió otra copa de licor, su libido seguía en ebullición, más controlada pero en ebullición, y su curiosidad era gigantesca, quería ver el tamaño real de la “cosa” de Alberto, se moría de ganas por verla. Se bebió de un trago la copa de licor, y una idea cruzo por su mente, además ella era la responsable del estado de Alberto, en cierta forma se lo debía al chico, pensó autojustificándose y esbozando un gesto de zorra lujuriosa











-       Vamos a ver Alberto yo sé lo que te pasa, y tú también me parece. Solo hay una mejor manera de solucionar esto.











  Dijo Paloma.El chico la miraba sin acabar de comprender.













-       No hace falta que Carlos se entere de esto, será nuestro secreto entre tú y yo. Además solo lo voy a hacer para que puedas ir a dormir a tu cama y para acabar con tus dolores.













Apunto Paloma entre divertida e instructiva. El chico seguía mirándola sin comprender con gesto de dolor y agonía.













-       Venga bájate los pantalones te voy a vaciar los testículos con la mano para que dejen de dolerte.













Dijo Paloma entre divertida e impaciente. Alberto abrió mucho los ojos y la boca como si acabase de despertarse. Pero Paloma no espero, y se dirigió a los botones del pantalón del chico y empezó a desabrocharle, sin dejar de sonreírle esta vez dulce e inocentemente. Alberto se movía torpemente, completamente enmudecido, levantado el culo y ayudando a  Paloma a que le bajase los pantalones. Una vez fuera Paloma los tiro a un lado, le pidió un cojín a Alberto que se lo pasó como si fuera un autómata, sin pronunciar palabra, y se puso de rodillas entre las piernas de Alberto. Dirigiendo sus finos y preciosos dedos al bóxer de Alberto sin dejar de sonreír como una  niña traviesa.













-       Jooooder, jooooder, jooooder, jooodeeeerr, es increíble, Dios mío es increíble, increíble, increíble!













Exclamo Paloma en voz alta con tono de extenuada sorpresa sentada sobre sus rodillas, con sus preciosos ojos negros  y su boca muy abiertos dibujando en su rostro una expresión de admiración eufórica.











-       Que, que, que, queeee, queee que está mal!











Contesto Alberto avergonzado bajando la cabeza e intentando cerras la piernas.











-       Nada está mal, cariño, nada, todo está esplendido, más que esplendido esto es una maravilla de la naturaleza!











Exclamo Paloma al tiempo que le separaba las piernas para contemplar su enorme pedazo de carne. La tranca de Alberto era más grande que la de Carlos, sobrepasaría los 20 centímetros, pero lo que realmente era prodigioso era su grosor, era infinitamente más gruesa que la de su marido y de la de cualquier otro hombre que había conocido. Casi tan ancha como el antebrazo de Paloma.











Paloma alargo su precioso y fino dedo índice, como quien tiene curiosidad de descubrir algo con un primer contacto del tacto. Apenas puso su yema sobre su glande y la verga de Alberto se irguió aún más lanzando un respingo.











-       Oooaaooohhhh, oooooooh…











Gimió de placer Alberto agarrándose al sofá.











-       Es la polla más grande que he visto nunca, nene, y he visto unas cuantas en mi vida, unas cuantas!











Le dijo Paloma con voz de perra lasciva, incorporada sobre el cojín y lanzando miradas fijas y de deseo al chico, con su entrepierna chorreando como una fuente de manera que no solo el tanga, sino también su short estaba empapado, fruto de la lujuria, el alcohol y la visión de aquel falo bestial.











-       Relájate y disfruta, cariño!













Le dijo Paloma a Alberto con una voz sexy y dulce. Al tiempo que intentaba abarcar con su mano todo el grosor de su verga y aferrándose a ella empezaba a mover su piel arriba y abajo, abajo y arriba acompasadamente.











-       Oooohhh, ooohhhh, oooooooh!











Gemía y jadeaba Alberto arqueando su cuerpo sobre el sofá, sin dejar de resoplar y respirar acompasadamente con la mirada fija en la expresión lasciva y lujuriosa del rostro de Paloma.











Paloma creía que el chico se correría pronto, si aumentaba el ritmo de la fricción, pero ella quería seguir sintiendo en su mano la palpitación de aquella enorme verga que parecía que estaba viva, por eso no iba rápido, y paraba de vez en cuando el frote, para sosteniendo su tranca, masajear dibujando círculos con su dedo pulgar el glande el glande de Alberto, que en esos momentos cerraba los ojos y aumentaba el ritmo de los jadeos.











-       Ooooooooooooooooooohhhh, oooooooooohhhhh.











Que cachonda la estaba poniendo aquel niño de 16 años con la mayor polla que había contemplado nunca. Paro un momento y sin dejar de mirar fija y lascivamente a Alberto, empezó a lanzarse lengüetazos lentos y salvajemente sexys para lubrificarse la palma de la mano derecha. Después con su mano derecha empezó a masajear los huevos de Alberto, al tiempo que volvía a pajearlo arriba y abajo, abajo y arriba.













-       Te gusta nene, te gusta?











Pregunto de nuevo Paloma sexy y dulcemente sin dejar de mirar a Alberto fieramente.













-       Siiiiiiii!! Es, es, eeeeesss increíble.











Paloma aumento el ritmo de la paja, pero la verga de Alberto increíblemente crecía y crecía, pero él no se corría. El chico torpemente abierto de piernas, parecía que quería decir algo, entre gemido y gemido de placer, lanzaba miradas suplicantes a Paloma.











-       Si dime cariño, quieres decirme algo?











Pregunto de nuevo dulce y sexymente Paloma. El chico trago saliva y volvió a lanzar esa mirada tímida y suplicante.  











-       Venga nene, no tengas vergüenza, que quieres preguntarle a Paloma?











 Volvió a preguntar Paloma.











-       Po, po, po, podría tocarte, tocarte, tocarte las tetas.











Dijo el chico tragando saliva y con la mirada tímida y avergonzada. Paloma sonrió, soltó la verga de Alberto, se puso de pie, se acomodó sensualmente la preciosa y sedosa melena rubio beige, y lenta y seximente dejo caer primero uno y luego otro los dos tirantes de su camiseta, sacándosela por abajo sin dejar de sonreír ante la cara de asombro y fascinación de Alberto que se quedó con la  boca muy abierta, exclamando de admiración.













 A esas alturas Palomas ya no recordaba que estaba casada con Carlos ni siquiera quien era Carlos.













Paloma se situó a gatas sobre el sofá junto a Alberto, y continuo machacándosela arriba y abajo, abajo y arriba. Mientras el chico empezó a jugar con sus melones, a imprimir la huella de las yemas de sus dedos en la enorme esfera de las tetazas de Paloma, a jugar con sus durísimos pezones entre sus dedos índice y pulgar.













-       Así, así, así, Nene lo haces muy bien, lo haces muy bien, aprieta más fuerte, aprieta, aprieta…













Paloma mantenía el ritmo y los masajes circulares en el glande de Alberto con su pulgar. Estaba completamente fuera de control. El chico guiado por el instinto, relegada ya la vergüenza, desplazo su mano derecha a la espalda suave y sedosa de Paloma acariciando su espalda, imprimiendo la huella de sus yemas en sus preciosas caderas. Y al llegar a la cintura empezando a probar de bajarle los shorts. Paloma reacciono enseguida y le ayudo a deshacerse de sus shorts. Alberto volvió a lanzar un “oh” de admiración, ante el estaba el precioso y escultural culo de Paloma con su tanga de encaje blanco. Alberto empezó a pasar la mano por las nalgas y pellizcar y apretar fuertemente.













-       Si, si, si, así Nene , así aprieta, aprieta, y dame palmaditas, dame palmaditas.













Le ordenaba con su sexy y dulce voz Paloma a Alberto. Que empezó a darle torpes y suaves azotes en el culo.











-       Mas fuerte cariño, más fuerte, sin miedo!













Le exigió lascivamente Paloma. Alberto empezó a lanzarle palmadas más fuertes, al mismo tiempo que pellizcaba y apretaba sus nalgas.













-       Siiiii, siiiii, nene, asi, asi, asiiiii. Saca la lengua, saca la lengua, cariño y mantenla fuera todo el tiempo.











Le pidió desesperadamente Paloma a Alberto, que saco la lengua torpemente, entre gemidos. Paloma se irguió y empezó a enroscar su lengua en un maravilloso beso francés con Alberto, al tiempo que con su mano derecha aumentaba el ritmo de la masturbación del chico y con la izquierda empezaba a jugar con su chico. Al tenerla enfrente el chico tomo con ambas manos los preciosos globos de Paloma y empezó a magrearlos apretándolos fuertemente y pellizcando los pezones de granito de Paloma.  Que estaba completamente fuera de sí, frotando su clítoris como una loca.













Un flash de cordura paso por su mente embotada por el alcohol y la lujuria. Y se dio cuenta que si no recuperaba el control se follaria al hijo del padrino de su marido. De repente dejo de jugar con su clítoris y de besar a Alberto.













-       Vamos a acabar ya, vamos a acabar ya!











Dijo Paloma  bajando de nuevo al cojín entre la piernas de Alberto, escupiéndole dulcemente al troncazo de la verga enorme de Alberto e incorporada junto a él, comenzando a frotarle la piel arriba y abajo, abajo y arriba de forma frenética, con toda su fuerza.











-       Oooooooooooooooooooooooohhhhhhhhhhhhhh.











Aullaba de placer Alberto agarrándose como podía al sofá.













Paloma sintió como el pulso de la tranca de Alberto crecía y crecía, y crecía, hasta que en un inesperado momento.









-Aaaaaaaaaaaaaooooouuuuuuuuuuuuuuuuhhhhh!











El chico exploto como una fuente frente Paloma, la primera ráfaga de densa y caliente leche cruzo el rostro de Paloma de arriba debajo de la frente a la barbilla, la segunda más abundante todavía le cubrió la mano y rego todas sus enormes tetazas, pero aun vino una tercera ráfaga tan abundante como la segunda, que empapo su cuello y la parte superior de su pecho, y una cuarta ráfaga que volvió a impactarle en la cara nariz ojos boca. El chico seguía allí con las piernas abiertas lanzando gritos ahogados de placer, y los preciosos y finos dedos de Paloma seguían ordeñándolo sin parar de subir y parar, lanzando sus últimas ráfagas para empapar sus antebrazos.













Allí estaba Paloma empapada en aroma y el sabor de la cálida y abundante leche de Alberto que la recubría, corría por su pechos y sus tetazas recubriendo sus pezones como si fuera la cubertura de nata de una tarta, caía por el rostro de Paloma que abría la boca dejando que su lengua degustase la templada leche del chico, pasándose la lengua por los labios para relamerse y a la vez recoger cuanta más semen que le había caído en la cara mejor. Y acabando chupándose los antebrazos, las palmas de las manos y los dedos, para poder deglutir cuanta más semilla de Alberto mejor











-       Ooooohhh Diooooss, esto es maravilloso!













Exclamo Paloma al acabar totalmente aturdida, por el alcohol y el aroma del sexo que la envolvía y  poseía.











Se levantó del suelo y obviando la presencia de Alberto que seguía gimiendo levemente estirado en el sofá con la espalda sobre el asiento y las piernas abiertas, tambaleándose se dirigió a su habitación, al llegar al marco de la puerta del salón, torpemente se quitó el tanga blanco de encaje dejándolo caer a su lado mientras enfilaba el pasillo en dirección a su habitación.











-       Ooooohhh!











Exclamo admirativamente Alberto cuando Paloma se sacó el tanga dejando completamente libres aquellas perfectas y esféricas nalgas esculpidas en granito, sin rastro de celulitis, ni de piel de naranja.











El rabo de Alberto que había perdido unos segundos la verticalidad volvió a ponerse firme como el palo de una bandera, ante la contemplación del culo libre, firme y redondo de Paloma. El chico perdida toda vergüenza y guiado por la dictadura del deseo, se levantó también del sofá, tambaleante pero no tanto como Paloma, se acercó al marco de la puerta y recogió el tanga de encaje blanco de Paloma, estaba empapado con sus fluidos, Alberto lo acerco a su nariz y absorbió los olores íntimos de Paloma mezclados con su perfume tan sexy.













Alberto prosiguió por el pasillo hasta la puerta de la habitación de Carlos y Paloma, que estaba cerrada.











-       Ah- aaaaahh- ah- aaaaaah.











Oía Alberto gemir a Paloma a través de la puerta de la habitación. Con su enorme polla  erecta como un misil, Alberto dio una vuelta indeciso, y después temeroso y casi resignado volvió al salón, vio encima de la mesita lateral junto al sofá la botella de licor, se acercó a ella y se vertió una copa, respirando hondo  la tomo con una mano y la apuro de un trago, notando el efecto amargo ardiente del licor al descender por su garganta. Volvió a respirar hondo  y volvió a enfilar el pasillo hasta la habitación de Carlos y Paloma.













Carlos era el ahijado de su padre, pero siempre le había hecho el vacío, lanzándole cuanto apenas algunos comentarios superficiales, ni una sola vez se había sentado con él a hablar de algo. Incluso ahora que estaban bajo el mismo techo solo lo obtenía de él era fría cortesía y superficialidad, estaba muy claro que no le tenía aprecio de ninguna clase, lo tenía en su casa por compromiso hacía su padre. Y Paloma, Paloma era la reina de su pajas desde que empezó a masturbarse, ella y Carlos no venían mucho por el pueblo, pero cada vez que estaban allí, todos los machos del pueblo se volvían locos con aquellas tetazas, aquel culo divino y escultural, y los modelitos que siempre llevaba remarcando al máximo nivel posible sus voluptuosas curvas, con unos escotazos y unas prendas ajustadas, que hacían que los hombres del pueblo perdieran los ojos ante su paso.













Alberto cerraba los ojos pensando en Paloma y se machacaba su gran pollón, campeón de tamaño entre los chicos del pueblo. Llevaba a cabo incontables búsquedas por internet buscando una actriz porno de cualquier tipo, en especial le gustaban las amateurs, o una chica de webcam o cualquier otra que mostrase su cuerpo y habilidades por internet. Pero nunca había encontrado a ninguna mujer que tan morbosa y cachonda como Paloma, a pesar de no ser muy alta, aquel vientre plano, aquellas ubres gloriosas, aquel culo de perfecta redondez, aquellas piernas esculturales, sus labios turgentes y su preciosa melena rubio beige sedosa, sus modales tan femeninos y que desprendían sensualidad por los cuatro costados, era inigualable.













Por eso cuando su padre le dijo que iría a vivir con Carlos y Paloma a la ciudad, se le acelero el pulso, iba a vivir con la hembra de su obsesión, en su casa bajo su techo, el y su enorme complejo y timidez. Lo que parecía que podría ser algo maravilloso se convirtió en una tortura sin igual. En su casa Paloma era aún más atractiva y vestía extremadamente exhibicionista y lasciva. Se masturbaba varias veces al día solo para poder calmarse y concentrase en los estudios. Desde el día que ella le había acompañado a la escuela, algunos de sus compañeros lo acosaban a preguntas y burlas, quien era aquella diosa, si vivían en la misma casa con ella porque no se la había follado ya, etc… Incluso cuando grabó el video de Paloma en la casa pensó en enseñárselo para fomentarles la envidia, pero luego se lo pensó mejor, a lo mejor aún sería mayor su desprecio.













Por eso ahora , en la situación que había creado Paloma, aunque se notaba que ella no quería llegar tan lejos, Alberto pensó, que tendría que dar un paso adelante, con el fin de follarse a Paloma y dejar de ser virgen, con la mayor musa de sus pajas. Que se joda el gilipollas de Carlos!













Envalentonado por el alcohol empezó a abrir levemente la puerta de la habitación de Carlos y Paloma, no sabía lo que haría luego, pero eso no importaba, lo más importante era dar el primer paso.











 -  Ah- aaaaahh- ah- aaaaaah.











Seguía gimiendo Paloma, cuando Alberto empujo la puerta suavemente con la palma de su mano izquierda, mientras su enorme verga se mantenía inerte como una vara.........







CONTINÚA 



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