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Mi Vecino se folla a mi Esposa II

(Lamento tener que publicar este relato constantemente, pero por un error de Poringa los relatos se borran cada vez que cierro sesión, por eso tengo que estarlos resubiendo) (Si quereis ver más fotos de mi esposa y un vídeo, escribidme por chat)

Después de aquella noche nuestra vida cambió. Aparentemente y de cara al exterior, seguíamos siendo un matrimonio normal y corriente, nuestras familias y amistades nunca sospecharon nada, pero de puertas hacia adentro la situación era muy diferente.

Oscar, mi viejo y detestable vecino y ahora amante de mi esposa, aprovechando nuestra pasividad, se apropió de nuestras vidas. Follaba a mi querida esposa Alba cuándo y dónde quería, la trataba y hablaba como a una zorra y siempre se corría dentro de ella con intención de dejarla embarazada, mientras que a mí me trataba como a un cornudo pichafloja y un poco hombre, mientras nuestra degradación iba en aumento.

Tuvimos que facilitar a mi despreciable vecino una copia de las llaves de nuestro hogar, las claves de nuestros móviles y de las cuentas de correo electrónico, tanto las particulares como las de nuestros trabajos, y de nuestras redes sociales.

Mi esposa decidió dejar de tomar la píldora y el hecho de saber que Alba pudiese quedar embarazada de ese maldito viejo no hacía más que incrementar mi excitación. Alba no me dejaba que la tocase, decía que sólo le pertenecía a Oscar y éste le pertenecía a ella, eso sí me dejaba masturbarme mientras contemplaba, día tras día, cómo era follada por todos sus agujeros en todas las habitaciones de nuestra casa, pero sobre todo en nuestra cama de matrimonio.

Tanto Oscar como Alba me insistían en hacerme la castración, alegando que ahora ambos se encargarían de reproducirse y no necesitaban de mi esperma, lo cual lejos de enfadarme me excitaba enormemente.

En mi caso, fantaseaba pensando en que Alba emparentara con ese ser desagradable y odioso, pero en absoluto me importaba, afortunadamente Oscar y Alba eran genéticamente iguales: ambos tienen el cabello castaño y el mismo tono de piel y ojos, así que un hijo de ambos no sería tan distinto de ellos. De esa forma yo podría darle mi apellido al crío y alegar que solo se parece más a ella, pero me preocupaba que nuestros familiares fueran a descubrir que no soy el padre biológico y que soy un cornudo.

Siempre que volvíamos de nuestros trabajos nos esperaba Oscar, nuestra primera tarea consistía en desnudarnos para que mi viejo vecino y mi esposa pudiesen hacer el amor cuando quisieran, mientras yo me masturbaba viéndolos besarse, acariciarse y tocarse antes de llegar al coito donde el vecino se corría dentro de mi mujer al terminar de aparearse.

Me he planteado en muchas ocasiones cuánto tiempo podría durar esta situación. Llegué a tomar la decisión de cortar todo esto, pero al ver cómo mi querida esposa era muy feliz siendo follada repetidamente por aquel viejo asqueroso y cómo disfrutaba Alba de su enorme verga, así como del goce de mis masturbaciones al contemplar tal espectáculo, hizo que no tomase la decisión que un verdadero hombre hubiese tomado. En parte por mi esposa, pues sabía que ella y el vecino se gustaban y excitaban desde hace tiempo, así que pensé que la mejor manera de complacer a Alba era dejar que Oscar y ella se correspondieran follando para dejar descendencia.

Recuerdo especialmente una tarde, era Viernes, y volvimos a casa después de hacer la compra semanal. Entramos y para nuestra sorpresa Oscar no estaba, lo cierto es que nuestro vecino no había dado señales de vida durante toda la semana, cosa que entristecía a mi esposa. Guardamos la compra pero al poco rato se escuchó la llave de la cerradura y Oscar apareció delante de nosotros.

Oscar: ¿Qué tal parejita?, hola pichafloja, hola putita estás preciosa con ese traje.

-Hola, contesté, mientras Alba corrió hacia su amante para recibirlo con un beso en la boca.

Lo cierto es que mi mujer estaba más guapa que nunca, con una falda hasta media rodilla que resaltaba las nalgas de Alba, un vestido blanco floreado con un saco que dejaba entrever su sujetador de encaje blanco y su melena suelta

-Oscar, ¿dónde te habías metido? Me tenías muy triste porque pensé que te habías cansado de follar conmigo, exclamó mi esposa.

Oscar: Lo sé, putita, os preguntaréis donde he estado esta semana, quizás cornudo hayas pensado que me he cansado de follar a tu dulce mujercita, pero no es así. Todo lo contrario, he estado preparando una gran sorpresa, en especial para ti Alba, así que espero que disfrutes de este regalo. Y diciendo esto, Oscar se encaminó hasta la puerta de entrada y la abrió. Al poco un hombre de unos cuarenta y cinco años, barrigudo y calvo, pero de porte elegante e impecablemente vestido de traje, entró en nuestro salón.

-Miguel Angel, ¿Qué haces aquí?, exclamó mi mujer.

Nos quedamos pálidos.

-Hola parejita, o debo decir Alba la puta y Alfredo el cabrón cornudo.

Los hechos se desbordaron en mi cabeza. Conocí a Miguel Angel en una cena del trabajo de mi esposa. Era y es un ejecutivo muy eficiente, está enamorado de Alba y compitió con ella por un ascenso a un puesto de adjunto a gerencia que finalmente consiguió mi mujer. Desde ese mismo instante, Miguel Angel trató de hacer la vida imposible a mi esposa pero Alba consiguió imponer su autoridad, se le llamó la atención por parte del gerente, y fue relegado a tareas de administración. Desde entonces Miguel Angel ha estado obsesionado con ligarse a mi esposa, queriendo conquistarla por medio de flores, detalles y cartas donde expresa su deseo por mi mujer.

-Te sorprende que esté aquí verdad preciosa, dijo Miguel Angel intentando acariciar la cara de mi esposa mientras en su rostro se reflejaba una mueca de desprecio.

-Estate quieto, grité.

-Cállate cabrón dijo, ¿quieres saber lo que hago aquí?, pues te lo voy a contar.

-Tienes una esposa que es una preciosidad y muy eficiente en su trabajo. Por su culpa perdí un ascenso en la empresa por el que estuve luchando durante años. Alba entró de nueva a trabajar y en seis meses le dieron el puesto que debía ser mío.

-Y desde entonces quisiste hacerme la vida imposible, para luego querer conquistarme dijo mi mujer.

-Sí puta, dijo Miguel Angel, y no lo he conseguido, pese a que lo he intentado en muchas ocasiones. Me intenté vengar por lo que me hiciste, pero tu influencia con el jefe lo que ha conseguido es degradarme y apartarme de su lado. Sin embargo, continuó Miguel Ángel, eres una mujer hermosa con un cuerpo divino, desde que te vi he estado muy enamorado de ti y pese a tus rechazos, he querido conquistarte regalándote flores, perfumes y costosos detalles para convertirte en mi esposa, y cuando ya no tenía esperanza de hacerte mi mujer ha surgido la posibilidad.

-Debo decir que aquí yo tengo algo que ver, dijo Oscar riéndose.

-¿Tú?, dije yo.

-Verás contestó Oscar. He leído los correos electrónicos del trabajo de Alba, al principio me llamó especialmente la atención los problemillas de Miguel Angel con Albita y luego leí los correos románticos que le enviaba Miguel Ángel a tu mujer para conquistarla, así que le envié un correo a Miguel Angel con unas fotos y vídeos, digamos que muy sugerentes de la zorra de tu esposa. A los pocos minutos tu amiguito contactó conmigo, quedamos y me contó su historia, por cierto muy enternecedora, y yo le conté la nuestra sobre nuestro amorío.

-Eres un traidor infiel, le gritó Alba a Oscar.

-Y tú una zorra barata que se deja follar por un viejo ya que el cornudo pichafloja de su marido es un inútil incapaz de preñarla y que no sabe darle lo que necesita.

Una gran carcajada resonó en el salón. Me volví y era Miguel Angel. 

-Pues bien Alba, tengo ahora la ocasión de desquitarme de todo lo que me has hecho y tengo dos posibilidades: Una, puedo subir a Internet las fotos que me ha entregado Oscar para vengarme. O bien, puedo follarte aquí mismo en presencia de mi buen amigo Oscar y del hijo puta de tu esposo para luego convertirte en mi mujer. 

-Lo cierto es que prefiero la segunda opción zorra, continuó Miguel Ángel, estoy profundamente enamorado de ti: eres una mujer hermosa, con unas tetas perfectas y un culo precioso que me muero por romper, no sabes cuántas pajas me he hecho pensando que te follaba, que te ordeñaba esas enormes tetas, que me corría dentro de ti y que finalmente te dejaba embarazada. Desde que te conocí he anhelado convertirte en mi amada esposa.

-Eres un cerdo, dijo Alba.

-Sí, y tú eres mi cerda a la que voy a follarme ahora mismo.

Al oír esas palabras tuve una enorme erección. Acto seguido Miguel Angel sacó su lengua y se dirigió a Alba para intentar besarla en la boca. Mi esposa retiró la cara y Miguel Angel hizo ademán de propinar un bofetón a mi esposa.

-Quieto, le dijo Oscar a Miguel Angel y dirigiéndose a Alba dijo: Miguel Ángel está enamorado de ti y quiere convertirte en su esposa. Así que está en tus manos, putita: o te folla Miguel Angel y te casas con él, o subimos a la red tus fotitos, tú eliges. ¿Qué respondes?.

-Oscar, pero se supone que yo sería tu mujer y follaríamos solo tú y yo para tener críos, ¿porqué quieres que este cerdo me folle?, preguntó mi esposa.

-Lo sé perrita, pero llegué a la conclusión de que a una puta tan buena como tú se le puede sacar provecho de múltiples maneras. Además, considera que el imbécil de tu marido no te complace como lo necesitas, en cambio Miguel Ángel es perfecto para ti, un ejecutivo de 45 años y tú una ejecutiva de 42 años, estoy seguro de que haréis una muy bonita pareja. Deberíais contraer matrimonio y formar una familia vosotros, respondió Oscar.

-Entonces, ¿qué respondes zorra? ¿Te conviertes en mi mujer y hacemos el amor o publico tus fotos?, repitió Miguel Angel.

Ante nuestra pasividad, Miguel Angel se dirigió a Alba, la agarró por la cabeza y le pegó un soberano beso, forzó a mi esposa a abrir la boca propinándose un beso apasionado donde sus lenguas y babas se entrecruzaron. Una mano de Miguel Angel desabotonó el vestido de mi esposa y se introdujo en el interior de su sujetador acariciando los pechos de Alba.

Mi esposa antes de follar con Miguel Ángel
Mi Vecino se folla a mi Esposa II

-Creo que todos estaremos más cómodos en el dormitorio, dijo Oscar.

-Tienes razón, dijo Miguel Angel y cogiendo de la mano a Alba como si fuesen novios, se dirigieron a nuestra habitación.

-¿Qué hacemos con el cornudo? dijo Miguel Angel.

-En tus manos está querido Miguel Angel, ahora mandas tú, dijo Oscar.

-Que venga, quiero que vea como el rival y enemigo de su esposa se va a follar a su linda mujercita para quedarse con ella, venga cabrón vamos.

Me levanté y los cuatro nos dirigimos al dormitorio. Pero si está totalmente empalmado el cabrón dijo Miguel Angel. Era cierto mi erección era tremenda y mis fluidos manchaban mis pantalones.

Entramos en nuestro dormitorio y Miguel Angel ordenó a mi esposa que se desnudase muy lentamente. Miguel Angel se bajó sus pantalones y el boxer dejando al aire una verga de unos dieciocho centímetros, gruesa muy gruesa y depilada, comenzando a masturbarse muy despacio con deleite, contemplando a mi esposa.

Alba sin pronunciar palabra bajó la cremallera de su falda, la cual, cayó a sus pies. Retira la falda cabrón de mierda me dijo Miguel Angel. Tiré la falda a un lado.

-Acércate ordeno Miguel Angel a mi esposa, quiero verte bien de cerca.

Alba se acercó a Miguel Angel. Con una de sus manos se masturbaba su enorme verga y con la otra empezó a sobar los muslos de mi esposa.

-Qué buena estás cacho zorra, qué suerte han tenido el mierda de tu marido y el viejo de tu vecino, pero esa suerte se acabó porque pronto te convertirás en mi esposa y haremos bebés juntos.

En ese instante Alba acercó su cara a la de Miguel Angel sacando su deliciosa lengua, Miguel Angel también sacó su asquerosa lengua y comenzaron a juguetear con ellas, entrecruzándolas, masajeándolas y mordiéndolas.

-Qué rica lengua tienes Albita, siempre fantasee con saborearla y mordisquearla, dijo Miguel Angel.

-La tuya también sabe rico, respondió mi mujer.

La mano de Miguel Angel se posó sobre el tanga de Alba y una par de dedos se introdujeron en su interior.

-Está empapada la muy zorra exclamó, sacando los dedos y llevándoselos a la boca. Qué bien saben puta y acto seguido le dio la vuelta a mi mujer.

El culo de Alba quedó a la altura de la cara de Miguel Angel, sus poderosas manos agarraron las nalgas de mi mujer con fuerza. Separó el hilo dental y abriendo los cachetes del culo lamió la raja de mi esposa de abajo hacia arriba. Alba dejó escapar un suspiro de placer.

-¿Te gusta zorra?, dijo Miguel Angel.

Alba no contestó.

-¿Te gusta puta?, volvió a decir, y acto seguido tras dar una tremenda nalgada a mi mujer metió su mano por la entrepierna de Alba e introdujo dos dedos por debajo del tanga acariciando su hinchado clítoris.

Yo contemplaba la escena totalmente extasiado, Oscar se me acercó y me ordenó: mastúrbate cornudo asqueroso, disfruta como solo pueden hacerlo los pajilleros, menéatela mientras contemplas como un verdadero macho se folla a tu linda mujercita; y obedeciendo sus órdenes procedí a bajarme el pantalón y a meneármela.

Alba gemía como una verdadera perra en celo, mientras Miguel Angel continuaba pajeándola con deleite. Oscar se acercó a Alba y procedió a quitar su blusa y el sujetador dejando a la vista sus espléndidas tetas provocando rugidos de placer de Miguel Ángel.

-¿Te gusta ver cómo otros hombres meten mano a tu esposa y se la follan?, me dijo Oscar.

-Sí, contesté mientras incrementaba el ritmo frenético de mi masturbación.

-Qué cabrón de cornudo dijo Miguel Angel entre grandes risotadas. El rival de su mujer la está masturbando y él ahí con su pollita en la mano pajeándose. ¿Quieres que me folle a Alba?, contesta cornudo.

-Sí por favor, fóllate a mi esposa Miguel Angel, acerté a decir.

-Así se habla cornudo, y dime ¿te divorciarás de Alba para que yo pueda casarme con ella y follarla cuando quiera? Responde, cornudo de mierda.

-Sí, Miguel Angel. Quiero que te cases con mi mujer y la folles cuando quieras, respondí preso de la excitación.

-Y tú Alba, mi futura esposa y madre de mis hijos, jefa y superior en la empresa, ¿quieres que te folle?.

-Sí, respondió entre gemidos de placer.

-¿Sí, qué?, zorra. ¿Qué quieres que te haga?.

-Fóllame cabrón, fóllame y embarázame.

En ese mismo instante Alba tuvo un tremendo orgasmo, apretó sus muslos con fuerza aprisionando las manos de Miguel Angel, mientras se corría entre grandes espasmos.

-Se ha corrido en mi mano cornudo pichafloja me dijo Miguel Angel, y en ese mismo instante tres grandes chorros de leche salieron disparados de mi polla.

Mientras tanto Oscar sentado en un butacón había grabado con su cámara toda la escena mientras fumaba un pitillo.

-Quítale a mi futura mujer el tanga, cabrón y túmbala en la cama, me ordenó Miguel Angel.

Sumisamente bajé el tanga de mi esposa, y sin saber porqué se lo entregué a Oscar, el cual, lo olió y comenzó a masturbarse con él. Acto seguido cogí a mi mujer de la mano y la tumbé sobre la cama.

-Eso está muy bien cornudo, ahora abre las piernas de mi futura esposa, dijo Miguel Angel.

Sumisamente abrí las piernas de mi mujer para el macho que se la iba a follar, dejando a su vista todas sus intimidades. Contemplé la cara de Alba, sus ojos estaban entrecerrados, su rostro reflejaba lujuria y sexo.

Miguel Angel completamente desnudo y con una erección descomunal, mirándome con cara de total y absoluto desprecio, me dijo: quítale la alianza a tu esposa.

Sin comprender nada se la quité. Dame la tuya me ordenó, y dócilmente se la entregué.

-¿Qué te propones? Le preguntó Oscar a Miguel Angel.

Sin decir nada, Miguel Angel empezó a acariciar el cuerpo de Alba con nuestras alianzas. Primero sus pies para ascender por sus muslos, sus nalgas y su espalda, su cara, sus pechos, areolas y pezones. Alba no paraba de gemir y jadear, el frío contacto del oro en su cuerpo hacía que se arquease de placer. Miguel Angel con una mueca desencajada de gozo en su rostro introdujo los anillos en el coño empapado de mi esposa y empezó a masturbarla nuevamente.

-¿Qué sientes Alba?, preguntó Miguel Angel a mi esposa.

-Placer contestó ella totalmente entregada a sus caricias.

-¿Quieres que te penetre?, dijo su rival en la empresa.

-Sí fóllame, te lo suplico, contesto.

Grandes carcajadas salieron de la boca de Miguel Angel. Maldita perra, me has puteado en el trabajo, me has rechazado como tu hombre, me has hecho la vida imposible y ahora te tengo aquí completamente desnuda suplicando que te folle, que te dé lo que el cornudo pichafloja de tu esposo no sabe darte. Eres verdaderamente espléndida Alba, desde que te conocí he anhelado tenerte, y ahora voy a separarte del imbécil de tu marido y voy a hacerte mi esposa, te amo. Voy a follarte Alba, pero todavía no, tendrás que esperar.

-Eres todo un cabrón le dijo Oscar a Miguel Angel mientras se pajeaba. Te lo dije, ella es una verdadera puta y él es un cornudo de mierda que no sirve para nada. Fóllatela y conviértela en tu esposa, y dirigiéndose a mí me dijo: y tú cornudito ya sabes, a pajearte.

-Creo que estas alianzas nos quedan mejor a nosotros, dijo Miguel Ángel, quien volvió a colocar la alianza en el dedo de mi mujer y procedió a ponerse mi alianza en su dedo como si ambos fuesen marido y mujer.

Posteriormente bajo a su cabeza hasta los pies de Alba y sacando su asquerosa lengua empezó a lamer el cuerpo de mi deseable esposa, sus pies, sus tobillos, sus muslos y culo, su cara junto con su boca y lengua, sus pechos y pezones bajando a su vientre y finalmente su coño. Alba no paraba de gemir y gritar, y cuando la experta lengua de Miguel Angel toqueteó sabiamente su clítoris mi esposa alcanzó un segundo y profundo orgasmo estallando entre jadeos y gritos de placer.

Miguel Angel alzó las piernas de Alba, la abrió totalmente, su enorme pollón estaba a escasos centímetros de los labios vaginales de mi esposa. Me acerqué como un verdadero cornudo dispuesto a no perderse el espectáculo de ver a su esposa follada por un verdadero macho. Agarré las nalgas de Miguel Angel y empujando despacio hice que la enorme verga del rival y enemigo de mi esposa fuese penetrando a mi amada mujer.

Primero entró el glande entre los suspiros de Alba, y luego el tronco hasta que los huevos de Miguel Angel chocaron con la entrepierna de mi esposa. Miguel Angel propinó a mi esposa una tremenda follada, el mete saca era brutal.

Yo contemplaba la escena totalmente fuera de mí, estaba viendo cómo la enorme verga del calvo rival de mi esposa la taladraba una y otra vez sin que hiciese nada por evitarlo. Una voz, era Oscar, susurró a mi oído: estás deseando cascártela, ¿verdad?.

-Si dije con voz débil.

-Hazlo y compórtate como un verdadero cornudo, meneátela.

Siguiendo las órdenes de mi despreciable vecino comencé a masturbarme como un pajillero en celo.

Miguel Angel continuaba apareándose con mi mujercita, Alba gemía y jadeaba de gusto, los huevos de Miguel Angel rebotaban en el culo de Alba.

-Te voy a preñar, puta. Te convertirás en mi esposa y tendrás críos míos, voy a embarazarte para que juntos engendremos hijos. Muy pronto te crecerán aún más esas enormes tetas y en tu vientre llevarás un hijo mío, exclamó entre gemidos Miguel Angel.

Me corrí como un cerdo nuevamente al escuchar a Miguel Ángel. Pasado un rato Alba tuvo un nuevo orgasmo, más largo y profundo que todos los anteriores, su coño destilaba grandes cantidades de flujo consecuencia de la tremenda follada y placer que le estaba dando Miguel Angel.

Éste seguía dando fuertes pollazos a mi esposa, pasado un rato gritó que estaba a punto de correrse. 

-Córrete sobre su cuerpo gritó Oscar, córrete sobre ella.

Miguel Angel descabalgó a mi esposa y meneando su enorme verga se corrió entre grandes gritos sobre las enormes tetas de Alba.

-Toma leche caliente, maldita zorra, gritó casi al borde de la locura, y cinco o seis enormes trallazos de leche salpicaron y mancharon los pechos de mi esposa.

Miguel Angel quedó exhausto, Oscar por su parte se acercó a Alba e introdujo su verga en el coño y comenzó a follarla con un metesaca brutal.

Oscar, luego de varios minutos gritándome me dijo: mira cornudo de mierda me corro dentro de tu linda esposa y voy a dejartela preñada, y grandes y potentes chorros de semen inundaron el útero de Alba. Óscar sacó su polla y grandes borbotones de semen fértil escurrieron del coño de mi mujer.

Todos quedamos exhaustos después de la tremenda follada que Óscar y Miguel Angel, el rival y enemigo de mi esposa en la empresa, le habían dado a mi mujer.

Sin tiempo a limpiarnos Oscar se dirigió a mi y me dijo: tú cornudito con tus propias manos vas a extender por las tetas de tu esposa la leche de Miguel Angel. Mi humillación era tremenda, con mis propias manos unté las preciosas tetas de mi mujer con la leche de su rival que tanto placer le había proporcionado. Sus enormes tetas habían quedado muy brillantes gracias al semen de Miguel Angel

Cuando pensaba que mi humillación no podía ser más grande, Oscar me ordenó que lamiese la lefa que había extendido con mis propias manos sobre las perfectas tetas de mi mujer.

Los dos machos se reían a grandes carcajadas viendo mi humillación. El rostro de Alba reflejaba una mirada de lujuria que nunca había visto, pero lo que más me atemorizó fueron sus palabras.

-Chicos veis que maridito tengo, es tan poco hombre que no le importa que varios hombres se follen a su esposa. Eres un cornudo pichafloja inútil que nunca has sabido darme lo que una mujer necesita. Tiene que ser tu viejo y odioso vecino y mi rival y enemigo en la empresa quienes me den lo que realmente necesito. Mi coño siempre está hambriento de polla y leche caliente de alta calidad, y sólo ellos me lo han sabido dar. Eres un inútil Alfredo, deberías de cortarte esos cojones que ya no me sirven para nada, ahora tengo los de mi Oscar para darme el placer que tanto deseo.

Aquel fin de semana Oscar y Miguel Angel se follaron a mi esposa muchas veces, los dos a la vez en doble penetración, en nuestra cama de matrimonio, en la cocina, en todas las dependencias de casa. No sé cuantas veces me masturbé, pero recuerdo especialmente cuando primero Miguel Angel y luego Oscar se corrieron dentro del coño de mi esposa para dejarla embarazada, ya que Alba había dejado de tomar la píldora.

CONTINUARÁ

Mi esposa follando con el vecino (perdonen la mala calidad)
esposa
marido cornudo

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