Sentía una sensación cálida y húmeda que me envolvía lentamente. Mi cuerpo, todavía a medio camino entre el sueño y la vigilia, responde antes de que mi mente logre hacerlo. Siento una lengua recorriendo mi piel, un par de labios suaves y firmes deslizándose por mí con una precisión que solo ella sabe manejar.
Abro los ojos y ahí está, inclinada sobre mí, su cuerpo en cuatro, con el trasero elevado y su mirada fija en la mía. Hay algo desafiante en sus ojos, algo que me deja claro que esto no es solo para mi placer. Sabe exactamente lo que está haciendo. Sus labios se cierran alrededor de mi con fuerza, succionando suavemente al principio, pero con una maestría que no deja lugar a dudas de lo que vendrá.
Su boca se desliza cada vez más profundamente, envolviéndome por completo. Siento cómo su lengua juega con el borde de mi glande antes de recorrerme desde la base, humedeciéndolo todo a su paso. Mi cuerpo reacciona a cada toque, y ella lo sabe. Puede sentir como endurece mi pija con cada movimiento.
Ella abre más su boca, hundiendo mi pija más y más hasta que me siento completamente dentro de su garganta. Gime levemente, como si disfrutara del desafío de tragarse todo. Sus manos no se quedan quietas, una de ellas comienza a acariciar lentamente la base de mi miembro, mientras que la otra recorre mi abdomen, acariciando mi piel, aumentando la tensión.
Cada vez que sus labios bajan, siento la calidez de su boca contrastando con el frescor de la saliva que va dejando a su paso. Y cuando vuelve a subir, su lengua acaricia mi piel con una habilidad increíble, mientras me mira, desafiándome a aguantar más. Está completamente entregada a la tarea, sus movimientos cada vez más rápidos, más firmes, como si quisiera llevarme al límite.
Mi cuerpo está completamente entregado al placer. Ella alterna entre succionar con fuerza y dejar que su lengua haga el trabajo, recorriendo cada centímetro con una precisión que solo aumenta el deseo. Entonces, con una de sus manos, comienza a acariciarme el tronco, ayudándose con su saliva que lo ha dejado completamente lubricado. La mezcla de su lengua y su mano crea una sensación irresistible, y siento cómo mis músculos se tensan en anticipación.
Ella sabe que estoy cerca, lo siente en cada pulsación de mi cuerpo. No se detiene, al contrario, intensifica su ritmo, succionando con más fuerza y profundidad. Su boca se desliza rápidamente y en un momento siento que no puedo resistir más. Levemente, inclina la cabeza para tomarme aún más profundo, haciendo que todo su ser parezca dedicado a hacerme eyacular ya.
Sus dedos juegan con el líquido preseminal que ha comenzado a fluir, mezclándose con su saliva, y los lleva a su trasero, acariciando su culo sin dejar de mirarme. Esa imagen es suficiente para enviarme al borde. Mi respiración se agita, y ella lo sabe. Me agarra con ambas manos, asegurándose de que no pueda escaparme de la intensidad de su boca.
Finalmente, no puedo contenerme más, y con un gemido profundo, eyaculo en su boca. Ella no se detiene, recibe todo sin pestañear, y siento cómo me exprime hasta el último momento. Pero, con una sonrisa pícaramente juguetona, deja que parte del semen se escape de su boca, permitiendo que caiga sobre mi vientre, esparciéndose sobre mi piel caliente.
Me observa en silencio, sus ojos llenos de satisfacción, mientras usa su lengua para limpiar el semen que ha dejado caer, recorriendo mi abdomen con lentitud, saboreando cada segundo. Luego, sigue su recorrido hasta llegar de nuevo a mi miembro, limpiando con cuidado y delicadeza, mientras yo respiro profundamente, todavía tratando de recuperar el control.
Su sonrisa es triunfante cuando finalmente se detiene, sabiendo que ha conseguido exactamente lo que quería. "Vamos a desayunar", le digo, con una sonrisa cómplice, sabiendo que ambos estamos satisfechos. Ella se ríe suavemente, con esa chispa juguetona que nunca pierde, y me responde: "Ya tomé mi leche", dejando claro que este momento había sido todo lo que necesitaba.
Abro los ojos y ahí está, inclinada sobre mí, su cuerpo en cuatro, con el trasero elevado y su mirada fija en la mía. Hay algo desafiante en sus ojos, algo que me deja claro que esto no es solo para mi placer. Sabe exactamente lo que está haciendo. Sus labios se cierran alrededor de mi con fuerza, succionando suavemente al principio, pero con una maestría que no deja lugar a dudas de lo que vendrá.
Su boca se desliza cada vez más profundamente, envolviéndome por completo. Siento cómo su lengua juega con el borde de mi glande antes de recorrerme desde la base, humedeciéndolo todo a su paso. Mi cuerpo reacciona a cada toque, y ella lo sabe. Puede sentir como endurece mi pija con cada movimiento.
Ella abre más su boca, hundiendo mi pija más y más hasta que me siento completamente dentro de su garganta. Gime levemente, como si disfrutara del desafío de tragarse todo. Sus manos no se quedan quietas, una de ellas comienza a acariciar lentamente la base de mi miembro, mientras que la otra recorre mi abdomen, acariciando mi piel, aumentando la tensión.
Cada vez que sus labios bajan, siento la calidez de su boca contrastando con el frescor de la saliva que va dejando a su paso. Y cuando vuelve a subir, su lengua acaricia mi piel con una habilidad increíble, mientras me mira, desafiándome a aguantar más. Está completamente entregada a la tarea, sus movimientos cada vez más rápidos, más firmes, como si quisiera llevarme al límite.
Mi cuerpo está completamente entregado al placer. Ella alterna entre succionar con fuerza y dejar que su lengua haga el trabajo, recorriendo cada centímetro con una precisión que solo aumenta el deseo. Entonces, con una de sus manos, comienza a acariciarme el tronco, ayudándose con su saliva que lo ha dejado completamente lubricado. La mezcla de su lengua y su mano crea una sensación irresistible, y siento cómo mis músculos se tensan en anticipación.
Ella sabe que estoy cerca, lo siente en cada pulsación de mi cuerpo. No se detiene, al contrario, intensifica su ritmo, succionando con más fuerza y profundidad. Su boca se desliza rápidamente y en un momento siento que no puedo resistir más. Levemente, inclina la cabeza para tomarme aún más profundo, haciendo que todo su ser parezca dedicado a hacerme eyacular ya.
Sus dedos juegan con el líquido preseminal que ha comenzado a fluir, mezclándose con su saliva, y los lleva a su trasero, acariciando su culo sin dejar de mirarme. Esa imagen es suficiente para enviarme al borde. Mi respiración se agita, y ella lo sabe. Me agarra con ambas manos, asegurándose de que no pueda escaparme de la intensidad de su boca.
Finalmente, no puedo contenerme más, y con un gemido profundo, eyaculo en su boca. Ella no se detiene, recibe todo sin pestañear, y siento cómo me exprime hasta el último momento. Pero, con una sonrisa pícaramente juguetona, deja que parte del semen se escape de su boca, permitiendo que caiga sobre mi vientre, esparciéndose sobre mi piel caliente.
Me observa en silencio, sus ojos llenos de satisfacción, mientras usa su lengua para limpiar el semen que ha dejado caer, recorriendo mi abdomen con lentitud, saboreando cada segundo. Luego, sigue su recorrido hasta llegar de nuevo a mi miembro, limpiando con cuidado y delicadeza, mientras yo respiro profundamente, todavía tratando de recuperar el control.
Su sonrisa es triunfante cuando finalmente se detiene, sabiendo que ha conseguido exactamente lo que quería. "Vamos a desayunar", le digo, con una sonrisa cómplice, sabiendo que ambos estamos satisfechos. Ella se ríe suavemente, con esa chispa juguetona que nunca pierde, y me responde: "Ya tomé mi leche", dejando claro que este momento había sido todo lo que necesitaba.
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