Julián estaba solo en la cama, desnudo, mirando el techo y con el celular en la mano, esperando algo… cualquier cosa. Había pasado tanto tiempo fantaseando con este momento, con la idea de que Lucía estaría con otro hombre, pero ahora que el momento había llegado, la ansiedad y la incertidumbre lo estaban devorando por dentro. Cada segundo que pasaba sin noticias lo llenaba de desesperación.
De repente, el teléfono vibró. Julián lo miró con el corazón en la garganta y lo desbloqueó de inmediato. Un mensaje.
"Tu novia en el telo con otro, ¿alguna vez lo pensaste? Se te está haciendo realidad. Nos vamos a relajar un rato y te mando algún regalito. Un beso, cornudito…"
La cabeza de Julián daba vueltas. Se imaginaba a Lucía y a Juanchi en el telo, tal vez ya desnudos, tal vez ella sonriendo mientras lo seducía. ¿Ya estarían cogiendo? ¿O seguían en la previa? Las imágenes lo volvían loco. Quería saber cada detalle, pero el silencio era su peor enemigo.
Los minutos pasaban como si fueran horas, y Julián se retorcía en la cama, incapaz de concentrarse en otra cosa que no fuera la escena que imaginaba: Lucía siendo desnudada por otro, besada, tocada. Se sentía dividido, entre el morbo de su fantasía y la ansiedad de no saber qué estaba pasando.
Y entonces, el celular vibró de nuevo.
Esta vez, era una foto. Julián apenas tardó dos segundos en abrirla, sus manos temblando por la emoción y el miedo de lo que iba a ver.
Era una imagen simple, pero potente. Las manos de Lucía, agarraban una pija descomunal. Juanchi era mucho más dotado de lo que Julián había imaginado, mucho más de lo que parecía en la oficina, cuando Lucía le había hablado del bulto en sus pantalones. Las dos manos de ella trataban de rodear esa verga, pero no podían cerrarse completamente. La foto la había tomado Juanchi, obviamente; él tenía el control del celular de Lucía.
Julián sintió cómo un escalofrío le recorría todo el cuerpo. Su respiración se aceleraba, y la imagen de su novia agarrando esa pija lo golpeó en lo más profundo.
"Gordo… te dije que le veía el bulto a Juanchi y me tentaba… pero esto es más de lo que esperaba" relataba Lucía en audio, seguido por una carcajada de ambos, que se podía escuchar desde la distancia. "Encima el hdp dice que me va a dar bien duro… voy a volver rota, amor… digo, cornudo."
El mensaje terminaba con un silencio absoluto. Nada más. Pero la imagen era más que suficiente. Julián no pudo contenerse. El morbo y la excitación lo atravesaron de tal manera que terminó acabando allí mismo, solo, en su cama. La imagen de Lucía agarrando esa pija que no era la suya lo había hecho perder el control. Y, sin embargo, apenas terminó, su mente ya estaba esperando más. Su pija, aún sensible, comenzaba a reaccionar de nuevo ante la expectativa de otro mensaje.
Pasaron unos quince minutos, largos como si fueran una eternidad. Y entonces, el teléfono vibró de nuevo. Esta vez, era un audio.
Julián lo abrió, nervioso y excitado. El sonido que salió del altavoz lo dejó sin aliento.
Gllup… glluu… ahhh… Eran los sonidos inconfundibles de Lucía chupando una pija. Las arcadas, el sonido de su boca luchando por abarcar toda esa verga enorme. A mitad del audio, se escuchó una mini arcada y una tos, después, la voz profunda de Juanchi.
—Cornudo, qué bien chupa la pija tu jermu… —dijo Juanchi, su tono burlón y cargado de superioridad—. Así que querías esto, ¿no? Querías que otro la tenga así. Quedate tranquilo, cornudo, que esta puta te la devuelvo llena de leche… esperemos que no se enamore de mi pija.
De fondo, entre risitas, se escuchó a Lucía, con esa voz burlona que usaba cuando quería provocarlo.
—Esperemos que eso no pase… —dijo ella, con una risa ahogada, claramente disfrutando del momento.
Julián sintió cómo su mundo se desmoronaba y, al mismo tiempo, cómo la excitación lo envolvía de nuevo. Ahí estaba su novia, la mujer que amaba, la que cada noche le decía "te amo" antes de dormir, ahora siendo la puta de otro. Estaba siendo usada por su compañero de trabajo y lo estaba disfrutando.
Las imágenes y los sonidos se mezclaban en su mente. Lucía, su amor, entregándose a otro hombre como nunca lo había hecho antes. Julián había soñado con este momento, había deseado verlo, pero ahora que estaba sucediendo, no podía evitar sentirse sobrepasado. Su mente estaba dividida entre el placer más perverso y la agonía de su propia fantasía.
El celular quedó en silencio otra vez, pero Julián sabía que lo peor estaba por venir. Las horas de la noche se extendían ante él, y todo lo que podía hacer era esperar…
De repente, el teléfono vibró. Julián lo miró con el corazón en la garganta y lo desbloqueó de inmediato. Un mensaje.
"Tu novia en el telo con otro, ¿alguna vez lo pensaste? Se te está haciendo realidad. Nos vamos a relajar un rato y te mando algún regalito. Un beso, cornudito…"
La cabeza de Julián daba vueltas. Se imaginaba a Lucía y a Juanchi en el telo, tal vez ya desnudos, tal vez ella sonriendo mientras lo seducía. ¿Ya estarían cogiendo? ¿O seguían en la previa? Las imágenes lo volvían loco. Quería saber cada detalle, pero el silencio era su peor enemigo.
Los minutos pasaban como si fueran horas, y Julián se retorcía en la cama, incapaz de concentrarse en otra cosa que no fuera la escena que imaginaba: Lucía siendo desnudada por otro, besada, tocada. Se sentía dividido, entre el morbo de su fantasía y la ansiedad de no saber qué estaba pasando.
Y entonces, el celular vibró de nuevo.
Esta vez, era una foto. Julián apenas tardó dos segundos en abrirla, sus manos temblando por la emoción y el miedo de lo que iba a ver.
Era una imagen simple, pero potente. Las manos de Lucía, agarraban una pija descomunal. Juanchi era mucho más dotado de lo que Julián había imaginado, mucho más de lo que parecía en la oficina, cuando Lucía le había hablado del bulto en sus pantalones. Las dos manos de ella trataban de rodear esa verga, pero no podían cerrarse completamente. La foto la había tomado Juanchi, obviamente; él tenía el control del celular de Lucía.
Julián sintió cómo un escalofrío le recorría todo el cuerpo. Su respiración se aceleraba, y la imagen de su novia agarrando esa pija lo golpeó en lo más profundo.
"Gordo… te dije que le veía el bulto a Juanchi y me tentaba… pero esto es más de lo que esperaba" relataba Lucía en audio, seguido por una carcajada de ambos, que se podía escuchar desde la distancia. "Encima el hdp dice que me va a dar bien duro… voy a volver rota, amor… digo, cornudo."
El mensaje terminaba con un silencio absoluto. Nada más. Pero la imagen era más que suficiente. Julián no pudo contenerse. El morbo y la excitación lo atravesaron de tal manera que terminó acabando allí mismo, solo, en su cama. La imagen de Lucía agarrando esa pija que no era la suya lo había hecho perder el control. Y, sin embargo, apenas terminó, su mente ya estaba esperando más. Su pija, aún sensible, comenzaba a reaccionar de nuevo ante la expectativa de otro mensaje.
Pasaron unos quince minutos, largos como si fueran una eternidad. Y entonces, el teléfono vibró de nuevo. Esta vez, era un audio.
Julián lo abrió, nervioso y excitado. El sonido que salió del altavoz lo dejó sin aliento.
Gllup… glluu… ahhh… Eran los sonidos inconfundibles de Lucía chupando una pija. Las arcadas, el sonido de su boca luchando por abarcar toda esa verga enorme. A mitad del audio, se escuchó una mini arcada y una tos, después, la voz profunda de Juanchi.
—Cornudo, qué bien chupa la pija tu jermu… —dijo Juanchi, su tono burlón y cargado de superioridad—. Así que querías esto, ¿no? Querías que otro la tenga así. Quedate tranquilo, cornudo, que esta puta te la devuelvo llena de leche… esperemos que no se enamore de mi pija.
De fondo, entre risitas, se escuchó a Lucía, con esa voz burlona que usaba cuando quería provocarlo.
—Esperemos que eso no pase… —dijo ella, con una risa ahogada, claramente disfrutando del momento.
Julián sintió cómo su mundo se desmoronaba y, al mismo tiempo, cómo la excitación lo envolvía de nuevo. Ahí estaba su novia, la mujer que amaba, la que cada noche le decía "te amo" antes de dormir, ahora siendo la puta de otro. Estaba siendo usada por su compañero de trabajo y lo estaba disfrutando.
Las imágenes y los sonidos se mezclaban en su mente. Lucía, su amor, entregándose a otro hombre como nunca lo había hecho antes. Julián había soñado con este momento, había deseado verlo, pero ahora que estaba sucediendo, no podía evitar sentirse sobrepasado. Su mente estaba dividida entre el placer más perverso y la agonía de su propia fantasía.
El celular quedó en silencio otra vez, pero Julián sabía que lo peor estaba por venir. Las horas de la noche se extendían ante él, y todo lo que podía hacer era esperar…
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