Una chica sencilla (36)

Terminó mí cumpleaños pero mí sonrisa seguía dibujada en mí cara. 


Me desperté desnuda sobre Gon que aún no amanecía. Su pijón dormido, seguía igual de tentador que durante la noche. 

Me tenté en despertarlo chupandosela pero elegí una opción más tierna y poniéndome su camisa que encontré en el piso, salí a la cocina a preparar un desayuno sorpresa. 

Realmente catalogaría más como un brunch, eran casi las 12 del mediodía.y Bianca ya estaba en la casa mirando la televisión en el sillón. 

Al ver mí cara y la forma en la que caminaba, simplemente me sonrió y se tiró a abrazarme. 

Bian: "linda noche, no?"

Yo: "no puedo creer que lo invitaste, te amo"

Bian: "siempre fui buena dando regalos"

Yo: "este te pasaste, de verdad, no sé cómo te voy a agradecer"

Bian: "a ver, me crucé una vecina bastante enojada esta mañana, por lo pronto controlando los ruidos jajajajaja"

Ambas nos tentamos con eso e hicimos varios chistes con ese tema. 

Bian: "igual no te culpo jajajaja"

Ustedes sabrán porque lo dijo... 

Me dió mucho morbo recordar ese momento. Gon estaba a pocos pasos de dónde nosotras charlabamos y la imagen de su verga dormida se venía a mí cabeza. 

Cambié de tema preguntando por su noche. Me contó que había discutido con Fede por no haber "ayudado" a Lu en "reconquistarme". Ella lo mandó ya saben dónde y terminó volviendo a casa fastidiosa. 

Mí amiga era ante todo eso, alguien que siempre me cuida y me antepone ante todo. Lo mismo haría por ella. 

Con Bian ahí nos comportamos e incluso entre los 3 ordenamos el desastre de la noche anterior. Terminamos cerca de las 16hs comprando sandwichitos de miga de merienda. 

Gon se iba a ir a eso de las 19hs después de varios termos de mate y algo en mí lo frenó. No quería que se termine nunca ese momento. 

"Podes quedarte a dormir?" mientras abrazaba su brazo izquierdo. 

Para mí alegría, solamente me pidió buscar la compu y un bolsito para el otro día que tocaba volver a la rutina pero se quedaba! 

Ese momento inició nuevamente nuestra relación. 

Los meses siguientes, retomamos el tiempo perdido. No había fiesta que no nos escapemos a un baño a coger a escondidas, boliche que no me dedique la noche entera a calentarlo bailandole, viaje en auto que no termine peteando o incluso desviándose para coger. 

Lo hicimos en la montaña, playa y pileta. Mí casa, su casa y casas ajenas. Realmente no podíamos sacarnos las manos de encima. Parecía que teníamos miedo que eso en algún momento se termine cómo había pasado anteriormente por mis inseguridades. 

Para cuando quise darme cuenta, había pasado un año, volvíamos a celebrar mí cumpleaños, aquél catalizador que provocó todo esto. 

Estaba más enamorado que nunca de él y feliz de celebrarlo por primera vez en mí vida. 

Los invitados se repitieron, con excepción de Fede quién algunos meses atrás había terminado de hartar a mí amiga y no lo volví a ver. Obviamente Lu tampoco iba a ser invitado. 

Armamos una noche de juegos y tragos. Un chongo que andaba con Bian, Franquito, era barman y se copó con emborracharnos de la mejor manera. 

Fué divertidísimo, la tarde/noche se pasó volando y ya estábamos encarando para el boliche uno más borracho que el otro. 

Gon a modo de cumplirme un sueño, me sorprendió haciendo aparecer una limusina que nos pasó a buscar a todos. 

Estaba maravillada. Decí que había más gente presente sino le agradecía ahí mismo por eso, ustedes me entienden. 

Ya en el lugar, el grupo se fué dividiendo y los soldados se iban perdiendo, algunos por cansancio, otros por alcohol y los más afortunados porque hacían match con alguien. 

Yo seguí bailando con Gon, Bianca y Franquito. Ambas parejas estábamos compartiendo reservado pero bailando súper acaramelados el uno con el otro. Bian movía su culazo para el deleite de todos los que la rodeabamos y especialmente para su chico que sentía cada franeleo. 

Entre besos y sorbos de bebida, perdimos a ellos dos que después nos enteramos se fueron al depto de él. Evidentemente tanta provocación de mí amiga dió sus frutos. 

Ya solos, nos soltamos un poco más. Tenía puesto un vestido muy corto negro que dejaba fácil acceso a las manos de Gon que constantemente lo fueron levantando y acariciando mis piernas. 

Mientras apoyaba mí cola en su bulto, sus manos me recorrían y alternaban caricias con cierta posesión, llevando su mano a mí cuello o incluso moviéndome del pelo. 

Me encantaba esa dominancia que ejercía en medio del boliche. Exponiéndome a todos, dejando levantado mí vestido en ocasiones o masajeando mis tetas a su gusto. 

Al oído me dijo "tengo un regalo más". 

Me sacó del lugar sin decir más nada y entramos a un hotel que estaba a pocos metros de ahí. Ya tenía la llave, evidentemente había hecho la reserva con antelación y estaba todo planeado. 

La habitación era hermosa, en la entrada había unas flores frente a un espejo súper elegante. Nunca había estado en algo similar. 

Al hacer unos pasos, estaba el baño con jacuzzi, los muebles eran de mármol y la decoración era increíble. 

Cuando me giré para seguir a la habitación sentí una mano que tapó mí boca y un topetazo con el cuerpo que me tiró contra la pared más cercana. 

Mis tetas apretadas contra un empapelado que ya no recuerdo fueron lo primero que recuerdo de lo que siguió en ese momento. 

Gon me giró fuertemente y me dió una cachetada que me descolocó. Sentí su mano subir mí vestido y de un tirón que me dejó doliendo arrancó mí tanga y la llevó a mí boca. 

Liberó mis tetas dejando caer el vestido al piso y se lanzó a chuparlas mientras las agarraba con fuerza y alternaba entre pezón y pezón. 

Mis gemidos eran tapados por esos mínimos centímetros de tela que tenía entre mis labios. Irónicamente era la única prenda que aún portaba. 

Me agarró de los pelos y me llevó ahora sí a conocer la habitación. Había un bolsito, el mismo que el año pasado había traído cuando se quedó a dormir. 

Agarrando un antifaz de adentro del bolso, perdí la visión de lo que pasaba. 

Solo podía escucharlo y sentirlo. 

Volví a sentir otro cachetazo, este siguió de un agarrón de pelo que me dejó de rodillas en esa habitación desconocida. 

Tenía la conchita inundada para ese momento. Me ponga lo que me ponga delante lo iba a chupar como si mí vida dependiera de eso. 

Lamentablemente no se dió. En esa posición sentí su mano por mí cuello y un click que dió a entender algo se cerró. Tenía puesto un collar que no sabía si me quedaría lindo o no. 

Pude sentir el roce sobre mí hombro de una cadena e inmediatamente la tensión de la misma al tironear de mí. 

Sin poder ver lo que pasaba, quedé desnuda y en 4 en esa habitación mientras seguía la correa. 

Llegué hasta algún punto de esas 4 paredes que no sabría determinar y mi paseo se detuvo. 

Lo próximo fué sentir de golpe unos dedos que se colaron fácilmente en mí conchita que ya chorreaba a esa altura. 

La paja fué muy intensa, clavó sus dedos hasta el fondo y mis chillidos eran contenidos por mí tanguita que aún permanecía en mí boca. 

Estaba con correa y amordazada, evidentemente era una perrita mala.

Justo parecía entonces la violencia con la que me trataba. Entre colada de dedos, se daba el gustó de ajusticiar mí cola con una fuerte nalgada que resonaba por los gritos que yo no podía liberar. 

Llegó mí primera acabada de la noche, caí rendida en el piso mientras él seguía pajeando. No pude aguantar más la tela en mí boca y la dejé salir para poder darme el lujo de gritar. 

Sentí un tirón en el pelo que me reacomodó y un escupitajo que cayó en mí lengua me preparó para lo que seguía. 

Su pijón ocupó el lugar de mí tanga sin piedad, al segundo sentí la asfixiante presión que hacía para llegar a mí garganta con semejante pedazo de carne. 

Para ese momento de la relación realmente había aprendido muy bien a tragarla sin problemas. Sin embargo, ahí no estaba para cosas fáciles. Se ocupó de ahogarme a pijazos mientras me daba pequeños segundos para respirar entre golpes con el glande a mí carita. Esos pequeños segundos eran mí única oportunidad para respirar entre una brutal cogida a mí boca. 

Fui hermosamente humillada. Recuerdo cómo me pasaba la pija por la cara, me escupía en la boca, cachetaba o empujaba contra su vientre sin dejarme respirar. Mí maquillaje corrido, al igual que mis lágrimas, escondido detrás del antifaz que llevaba. 

Se hicieron unos segundos de calma hasta que sentí un nuevo tirón en mí correa. 

Volví a gatear por esa habitación hasta que me levantó y llevó hasta la cama. 

Quedé en 4 sobre la misma y el silencio se apoderó del ambiente. 

Todavia sentía el sabor a su pija y mí entrepierna mojada. Sin embargo, no podía saber lo que se venía, estaba sola ahí y pasaron los segundos sin saber nada. 

Pafff... 

Grité de dolor.

Pafff... 

Volví a gritar. 

Pafff... 

Otro intenso golpe seco en mí cola me hizo chillar aún más. 

Pafff...

Empezaba a sentir el ardor en mí culito producto de esas golpizas. 

PAFFF... PAFFF...

Doble golpe y aún más fuerte, estaba rendida sobre la cama gritando mientras sentía a fuego vivo mí cola. 

Se iluminó la habitación, me acababa de sacar la venda. 

PAFFF...

Irónicamente no la ví venir. Otra vez la cuerina dura esa me cachetaba la cola violentamente, esta vez pude ver mis nalgas de un rojo intenso. El ardor era intenso. Veía a Gon desnudo detrás mío con el objeto de azote y su pija dura. 

Respiré profundo y mientras sostenía las lágrimas, levanté la colita una vez más y la moví pidiendo otro. 

Él cumplió. Mí grito de dolor y placer fue un manifiesto perfecto de mí sensación en ese momento. 

Me gané un premio por mí tolerancia y sentí su lengua atravesando toda mí rayita. 

"Por favor dame la pija" pensaba. Sabía que no podía pedirlo, solo lo deseaba con todas mis fuerzas. 

Su lengua fué subiendo hasta llegar a mí culito. Con movimientos circulares fue relajándome de la tensión que tenía por los golpes y pude sentir un juguetito entrando a mí cola. Era un pequeño plug. No opuse ninguna resistencia y entró con facilidad. 

El giró alrededor de la cama y quedando frente a mi carita, acercó su pija que gustosa acepté. Esta vez el premio mejoraba, podía disfrutarla a mí gusto. 

Decidí lamerle las bolas mientras lo pajeaba y subía lentamente con mí lengua recorriendo cada centímetro de su verga. 

De vez en cuando me daba el gusto de tragarla hasta el fondo con absoluta facilidad después de la tremenda sesión que me había dado minutos atrás. 

Me encantaba la sensación de tener su pija en mí boca y el plug adentro de mí cola. Tanto que no me pude resistir a pajearme. Estaba tan mojadita que mis dedos entraron con facilidad en mí conchita. 

Estuve un buen rato aprovechando mí gran momento de la noche. Besaba esa imponente verga sin sacarle la mirada de encima. 

Pronto se cortó. Otro cachetazo dió por concluido el receso y fuertemente me tumbó completamente sobre el colchón quedando acostada boca abajo. 

Sentí que sacó suavemente el plug y su lugar lo tomó la punta de su pija. Fué haciendo presión lentamente mientras se abría paso dentro mío. 

Mí respiración se fué agitando, me era aún difícil tolerar semejante aparato por la cola, distaba mucho del juguetito que hace segundos ocupaba su lugar. 

Fué entrando y saliendo para ir abriéndome. Parecía que nunca terminaba, sentía su cuerpo encima mío mientras empujaba cada vez más. Finalmente pude sentir su pelvis y su pija terminó de entrar. 

Eso no era lo más difícil. Lo que siguió sí lo era. Comenzó un mete y saca con vehemencia que ignoró todo chillido de mí parte. Bueno, en verdad no lo ignoró. Decidió taparme nuevamente la boca metiendo sus dedos dentro de ella haciendo imposible expresarme. 

Lo que siguió fué una brutal cogida a mí colita. No existió ningún tipo de piedad, lo que empezó como un insoportable dolor se transformó en un placer increíble. No sé en qué momento convertí mis quejidos en pedidos de más y más. 

"Rompeme toda por favor, rompeme toda" empecé a suplicar. Realmente no hacía falta, ese era el plan de la noche. 

Me culeó sin cansancio, sentí que me desmayaba pero en lugar de eso me acabé intensamente mientras su pijón seguía penetrando mí culo.

Poco le importó que me acabe, su tarea era destrozarme la cola y continuó sin parar mientras yo mordía la almohada y gemía sin parar entre espasmos del reciente orgasmo. 

Pude sentir un bombeo intenso que se frenó con él enterrandomela hasta el fondo y liberar un gemido que precedia a unos potentes chorros que llenaron mí interior. Me acabó dentro de mí colita una cantidad increíble. Podía sentir como desbordaba una vez que la sacó. 

Sin embargo, no terminó ahí. Tras una ligera sensación de alivio otra vez sentí como un puñal su pija entrando una vez más. 

"Qué pasó?" Pensé. 

Nuevamente me estaba cogiendo por el culo. Poco le importó recién acabarse dentro mío que buscaba destrozarme realmente. 

Sentía todavía su leche dentro mío mientras era salvajemente penetrada. Casi en simultáneo volvía a reventar mí colita sin piedad. 

Estaba aferrada a las sábanas mientras él usaba mí cintura de apoyo para sus constantes embestidas. 

Jadeaba casi sin aire y empapada de lo caliente de toda la situación. 

Seguí resistiendo por unos minutos pero no pude más cuando sentí otra vez cómo su pija se liberaba dentro mío inundando mí culito. La sensación fué hermosa y me volví a acabar por semejante momento. 

Giré mí cuerpo y mientras ambos acabábamos a la par, nos matamos a besos con su verga aún clavada y una de sus manos en mis tetas. 

Mí cola me ardía de tantas nalgadas y para peor, ahora estaba llena de leche y reventada. 

Caí muerta, no me acuerdo de más nada hasta la mañana siguiente que me levanté igual que un año atrás, desnuda sobre él y viendo su pijón dormido. 

La única diferencia era que tenía el culito roto pero conservaba la misma sonrisa que tuve durante un año junto a él.