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Las hijas del perro

Si haz leído mi primer relato te darás cuenta que mi vida sexual e interacciones con este empezaron cuando había iniciado mi bachillerato está breve historia que contaré a continuación tomo lugar un tiempo después cuando cursaba 7mo grado aparte este episodio de mi vida me produce un tanto de vergüenza por lo que implica pero también es un recuerdo que me excita, al final sabras juzgar.
Todo comienza en las clases de la tarde, en la calle frente al colegio junto a la reja se le permitía a los vendedores ambulantes ofrecerles golosinas y pasabocas a los estudiantes durante los recesos, entre todos estos había un hombre al que yo le calculaba unos 35 años más o menos, él y su familia eran de bajos recursos su único sustento era un carro donde vendía ceviche de mango, paquetes de papas entre otras cosas. mis compañer@s le apodaban el perro, yo ignoraba el motivo de este mote y la verdad jamas le di importancia de vez en cuando el sujeto se aparecía en el colegio con un trio de niñas la más grande tendria 12 o 13 años las otras 2 tendrían menos que eso. La madre de las niñas es una mujer de ascendía indígena muy reservada de pocas palabras y cara de pocos amigos.
El caso es que esto sucedió en un fecha en que se celebraba una serie de partidos de fútbol entre los institutos de la ciudad, estos se jugaban en una cancha fuera del plantel, el perro con intencion de ganar algo de dinero se llevaba su puesto hasta ese lugar para intentar ganar algo. Mientras el tipo estaba ocupado su hijas aprovechaban esa oportunidad para jugar cerca de la cancha, yo no he sido muy fanático del deporte aun así teníamos que asistir, tratando de distraerme con otra cosa me llamó la atención que una de las hijas del perro se asomaba por una esquina de la tribuna vigilando, me acerqué con ingenuidad y tope con una gran sorpresa casi me muerdo la lengua. La mayor de las niñas estaba recostada contra la pared con la boca sostenía su falda levantada y con sus dedos se tocaba su vagina, hacia pequeños masajes y con la pinta de los dedos se jalaba los pocos bellos que le crecían , sus pantaletas estaban sobre sus tobillos cualquiera pensaría que era víctima fácil pero la verdad me faltaban bolas para aprovechar me de ellas, en cuanto me vieron la chica se tiró al oído cubriéndose, me dii algo de vergüenza y me di la vuelta y regresé a sentarme, a los pocos minutos una de las hermanas fue a buscarme desde lejos me hacían señas asi que nuevamente me escabullí nuevamente ha aquella esquina, la hermana mayor me miro y me preguntó en voz muy baja qué si quería ver, no le entendí muy bien a la primera y ella repitió sin tapujos miré al rededor para cerciorarme de que nadie nos observaba y así fue, la chica nuevamente levantó el frente de su falda y mordió la tela para sostenerla con sus manos delgadas tomo sus pantaletas y la deslizó hacia abajo, era la primera vez que veia una vagina descubierta tan de cerca, me acerqué y me agaché para tener una mejor vista, su cinturita es delgada y pálida toda su entrepiso era palida su vello era escaso y muy delgado los labios de su vulva muy apretados así que no podia ver su interior.
Puedo asegurar que estuve en esa posición por largo rato admirando los genitales de aquella niña y su figura inmadura, nada que comparar con el cuerpo adulto de mi anterior profesora. Al final me atreví por tocarla y en cuanto mi mano rozo su piel la niña se tiró al suelo cubriéndose de nuevo, el silbato del árbitro dio por finalizado el partido y yo me vi obligado a regresar con el resto de mi salón para marcharnos del estadio sali disimuladamente camine hacia la puerta y junto a mi corrían hacia el puesto las hijas del vendedor, el hombre ignorante de lo que había pasado me reconoció entre la gente y me lanzó un saludo y yo le respondí igual.
Ya tendría yo oportunidad de volver a encontrarme con las hijas del perro así que hasta aquí está historia.

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