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Perderlo Todo (Parte 4)

Habían pasado algunas semanas desde esa charla de Sara con Armando. Hasta donde yo había podido ver, había quedado ahi, sin que pase alguna otra cosa. La rutina de Armando con Micaela por supuesto continuó, pero noté que mermó un poco. Habían días que, por un motivo y otro, Armando no visitaba nuestra casa, pero eran pocos. Dudaba que sea porque Armando se haya cansado de Micaela. Es mas, creo que todo lo contrario. Seguían haciendo las mismas porquerías de siempre y a los dos se los notaba muy satisfechos. Micaela ya había cambiado definitivamente su forma de vestir y se había transformado en la pendeja perfecta para satisfacer al viejo, usando constantemente ropa ajustada y arreglándose para hacer feliz al macho que tan sólo la estaba usando.

Mi relación con Sara ya era prácticamente inexistente. Seguíamos juntos creo que sólo por inercia, o para mantener de tácito acuerdo una pareja estable para darle un buen entorno a Micaela. Lo cual yo ya estaba pensando que era totalmente al pedo, ya que el universo de Mica parecía ya rotar alrededor de Armando y pocas otras cosas mas. Seguía bien en el colegio, no había problemas por ese lado, pero justo durante su etapa de crecimiento donde debía tener una buena vida social con sus amigos, cada vez los veía menos y hacía menos cosas con ellos.

Todo ésto siguió asi, "normal" con comillas mas grandes que una casa, hasta una fatídica noche en Diciembre de 2019. Diciembre, como sabrán, es un mes complicado ya que se juntan muchas actividades del fin de año. Mica tenía varias del colegio o con sus amigos y fue un viernes antes de Navidad en el que yo tenía una cena de fin de año con algunos de mis jefes y compañeros del trabajo. Se ve que Micaela habló con Sara y las dos no tuvieron mejor idea que invitarlo a Armando a comer algo a casa y a ver el partido. Jugaba Independiente y el viejo era del Rojo. Fue una semana en la que Armando sólo había podido visitar a Micaela una vez, por lo cual había llegado el Viernes y me imaginaba que el viejo iba a estar con una calentura que le volaba, lo cual me pareció peligroso. Ni hablar de lo mal que me cayó que éstas dos lo empiezen a considerar como alguien de confianza en serio, lo suficiente como para invitarlo, o peor, como alguien casi de la familia.

Yo ya sabía, profundo dentro mio, que no quería ni mirar las cámaras de esa noche. Hice el esfuerzo de conterme, mantener mi curiosidad lejos y dedicarme a tratar de pasarla bien esa noche con mis compañeros de trabajo. Lo mas posible. Necesitaba urgentemente algo, aunque sea unas horas, de relajar la mente y no pensar en la angustia que me aprisionaba el corazón y lo venía haciendo desde hace meses por toda ésta situación de mierda. No lo iba a hacer, me lo juré y me lo perjuré.

No les voy a decir que inmediatamente logré relajarme al llegar a mi cena, me costó, pero bueno por suerte gracias a la buena comida, la buena bebida y al buen humor de mis compañeros de trabajo (a quienes adoraba y aun adoro), entre chistes, risas y anécdotas, la velada finalmente se me hizo muy amena y la pasé muy bien. Casi lloro cuando estoy escribiendo éstas líneas, se los aseguro, pero pude reír. Después de tanto tiempo pude reír.

La pasamos tan bien que se nos hizo tardísimo, nadie se quería ir hasta que gentilmente del restaurant nos trajeron la cuenta para que nos vayamos. Eran las tres de la mañana y llegué a mi casa que estaba naturalmente toda en silencio. Al meter la llave tuve un pensamiento horrible, un presentimiento de pesadilla en que me lo imaginaba a Armando aun ahi, acostado con alguna de las dos, ya que a ésta altura todo podía pasar. Entré en silencio, espié la habitación de Micaela y ella estaba ahi, durmiendo placidamente y por suerte sola, como todas las noches. Al dirigirme a nuestra habitación vi la puerta cerrada y presentí lo peor. Juntando coraje la abrí y, para mi alivio, también vi la figura de Sara durmiendo, también sola. Exhalé. No había pasado nada. La casa estaba en perfecto orden, nada fuera de lugar y lo único que vi sucio fueron los platos con restos de comida que debieron haber usado. Había olor a porro, pero siempre había olor a porro en casa por mas que ventile las 24 horas.

Me calmé y volví a la cocina en silencio para tomarme un Uvasal, por las dudas ya que había comido mucho. Fue ahi cuando vi el cenicero que usaba Sara, con restos de porro. Era inusual, ya que Sara solamente solía fumarse uno a la noche y siempre tiraba los pequeños restos a la basura. Raro que haya quedado algo ahi y raro que haya mas restos que lo normal.

Por supuesto que me empezaron a entrar dudas. No lo pude evitar. Seguí mirando a ver si había algo fuera de lugar, o raro. Nada raro en el living, o en el hallcito de entrada, y nada raro en la cocina mas que el cenicero con los curiosos restos.

Y lamentablemente no lo pude evitar. Era mas fuerte que yo. Me senté solo en la cocina, saqué mi teléfono, mis auriculares y me puse a revisar las cámaras para ver cómo había transcurrido todo mientras yo no estaba.

Busqué el horario en el que vi movimiento en la puerta. Armando llegó a las 20:45 y golpeó como siempre. Debido al calor que ya hacía en esa época del año, Armando estaba con una remera y unas bermudas largas y sandalias. Era raro verlo sin su uniforme de encargado. Le abrió Micaela con una sonrisa, se abrazaron y se besaron largamente en el hallcito de entrada, el viejo manoseándole el culo a Mica como siempre. Sé ve que como lo había anticipado, Armando venía muy caliente de toda la semana porque no la largaba a la nena. Sólo se separaron cuando Sara emergió de la cocina para saludarlo con una sonrisa.

La pelotuda (o hija de puta?) de Sara se había puesto un pantalón cómodo de jogging y una de sus remeras ajustadas que le marcaban bien los pechos. Los pechos de Sara no eran enormes, para nada, pero tenían un muy buen tamaño y pese a su edad todavía los tenía firmes y bien formados. Esa era su mejor cualidad física, junto a sus ojos verdes y su sonrisa encantadora. El culo hermoso y firme como un durazno y la cinturita de reloj de arena eran de Micaela, pero los pechos abundantes eran de Sara. Mica, por lo menos aun, no los había heredado. Yo la conocía bien a esa remera que se puso Sara, porque me encantaba. Le marcaba bien las curvas y al ser ajustada le realzaba la forma natural de sus gomas. Sara no era de usar corpiño muy seguido, decía que la prenda tenía que ser muy particular para que no le moleste, ya que siempre tuvo los senos muy sensibles. Por lo que la mayoría del tiempo, como ahora, sólo se los cubría la fina tela de su remera ajustada.

Al viejo se le fueron los ojos enseguida, fue muy notorio. Saludó a Sara con un beso en la mejilla y un suave abrazo y se fue a sentar con Micaela al sillón del living. Prendieron la tele y Sara se les unió en el sillón. Armando tenía abrazada a Micaela con su grueso brazo derecho, mientras Mica se le acurrucaba amorosamente a su costado, charlando cositas entre sonrisas y caricias. La mano de Armando alternaba entre acariciarle la espalda y el pelo mientras hablaban. Se les unió Sara y se sentó con ellos, a una respetable distancia de Armando. Mientras miraban la tele Sara pidió una pizza y abrieron un vino para ellos dos, y un jugo para Micaela.

Así pasó un rato, mientras miraban el partido y esperaban la pizza. A Sara y a Micaela no les gustaba mucho el fútbol, sólo se ponían a mirar a la Selección, por lo que Armando de vez en cuando les explicaba o gesticulaba a la TV, de vez en cuando tirándole una puteada a algún jugador o al árbitro, lo cual hacía reír a las dos. Durante el primer tiempo no pasó mas que eso. Durante el entretiempo, mientras charlaban, sonó el portero eléctrico y fue Micaela quien bajó a buscar el delivery. Durante ese breve tiempo, Armando y Sara dejaron completamente de prestarle atención a la TV y se pusieron a charlar. Por el sonido de la TV que no bajaron, realmente no pude escuchar nada en el tono con el que hablaban. Pero charlaban, Sara cambió de posición para recostar su costado sobre la espalda del sillón, sosteniendo su cabeza con el codo y prestándole atención a Armando. Hablaron y hablaron, al viejo se le iba naturalmente la mirada a los pechos de Sara, pero se recomponía rápido, mientras que Sara me daba la impresión que era la que mas le mantenía la mirada a Armando, pero también un par de veces la vi deslizar la mirada a otras partes del cuerpo del viejo. O por ahi eran ideas mías.

Micaela llegó con la pizza y se pusieron a comer, sin mas. El segundo tiempo del partido transcurrió, con Mica visiblemente mas aburrida y tomando su teléfono durante el partido mientras Armando la acariciaba constantemente, la nena nunca despegándose del costado del viejo. Entre Sara y Armando se habían tomado una botella de vino, por lo que Sara en un momento le preguntó a Armando, éste asintió y Sara fue a buscar otra para tomar, sentándose de nuevo pero ésta vez bastante mas cerca del lado izquierdo de Armando, pero aun a una distancia sin tocarse. El viejo lo notó y mientras miraban el partido, varias veces ví como se le iba la mirada a las tetas de Sara, mientras seguía acariciando al mismo tiempo a Micaela quien ya parecía estar en otra, aburrida y cansada.

Finalmente terminó el partido (gracias a Dios perdió Independiente, lo cual me hizo feliz al verlo a Armando amargado) y continuaron sentados ahi. Micaela cambió varias veces de canal, buscando algo para ver, pero ya eran casi las 11 por lo que se decidió en un canal de música sugerido por Sara y bajó el volumen. Siguieron charlando de todo un poco y de nada, ellos tomándose su segunda botella de vino. Mas o menos pasada la media hora, Micaela finalmente se durmió, con la cabecita apoyada en el costado y la panza de Armando, mientras éste la seguía acariciando suave. Había sido la táctica del viejo todo éste tiempo? Acariciar permanentemente la espalda y el pelo de Mica para calmarla y no excitarla?

Gracias a que bajaron el volumen de la TV pude por fin escuchar un poco mejor, si bien el audio no era del todo claro. Sara y Armando siguieron tomando, charlando, hasta que Sara se percató de cómo Micaela se había quedado dormida sobre Armando, sonrió y se deslizó mas cerca para verla. Armando también miró a Mica y le empezó a acariciar suavemente su pelo negro, aunque también aprovechó para poner su brazo izquierdo sobre el respaldo del sillón y rodear a Sara, aun sin tocarla.

Armando seguía acariciando el pelo de Micaela, "E' una muñequita no?"
Sara sonrió mientras miraba a su hija, y la mano tosca de Armando tocándole el pelo con suavidad para ayudarla en su sueño, "Si, mirá lo que es. Hermosa."
Estuvieron asi unos momentos en silencio, con Sara ya casi pegada a Armando, cuando éste aprovechó y puso su brazo izquierdo alrededor de los hombros de Sara, "Che, no te va si hacemo' otro de lo' canuto' que tene' despue'?", le preguntó, "Pa' la digestión.", se rió.
Sara se rió suave con el y no pareció molestarle para nada que Armando la toque, "Si, obvio dale. Me encanta que te guste a vos también, sino yo siempre fumo sola.", amagó a ir a buscarlos pero Armando la retuvo.
"No, no, pará. Para depué, dije. Quedate, si 'eta ya 'ta dormidita."
Sara miró de nuevo a Micaela sonriendo, "Como se planchó, pobrecita. Debe estar cansada con todo lo del cole."
Armando se rió, "Yo no fui, eh? Casi ni la vi 'eta semana."
"No, si, ya se. Está cansada."

Siguieron un momento en silencio, ambos mirando la cabecita dormida de Micaela, cuando Armando giró la cabeza y le empezó a decir algo por lo bajo a Sara, mientras su mano izquierda le comenzó a tocar y acariciar el hombro. Sara no se sobresaltó, sólo escuchaba y también le contestó algo por lo bajo. Hablaron asi, por lo bajo, sin que yo logre escuchar nada. Hablaron, y hablaron. Se miraron a los ojos varias veces. Y hablaron, mientras Armando comenzó también a acariciarle el cuello a Sara mientras hablaban. Sus rostros demasiado cerca uno del otro, hablando por lo bajo. Sara no se animó a sacarle la mano a Armando, parecía que no le molestaba su toque, y ella tampoco lo tocaba a el, pero veía como una de las manos de Sara se rascaba su propia pierna suavemente, o se la acariciaba.

Armando suavemente bajó su mano por la espalda de Sara, para hacerla descansar en su cintura, amasándola lentamente mientras hablaba. La usó para acercar a Sara y empezar a hablarle al oído. Yo sólo veía la cabeza de Armando parcialmente tapada por el rostro y el pelo largo de Sara, quien escuchaba atentamente lo que le decía, a veces como que medio giraba para contestar algo muy por lo bajo, pero seguía escuchando. Sara tomó su vaso y bebió mas vino mientras escuchaba, a la vez que Armando retiró la mano que tenía sobre la cabecita dormida de Micaela y, bastante evidente y groseramente, se acomodó el bulto que tenía ya formado bajo sus bermudas, para luego volver a seguir acariciando a Mica. Sara no sólo lo notó sino que pareció mirar fijamente lo que hizo, y la mirada permaneció ahi, en el bulto marcado de Armando mientras éste le hablaba y le seguía acariciando la cintura.

El rostro de Armando emergió de por detrás del de Sara y lo vi sonreirle, para luego inmediatamente volver a susurrarle algo al oído a Sara, quien seguía escuchando atentamente. Pero pronto Sara cerró los ojos suavemente y vi cómo el rostro ocultado de Armando comenzó a moverse despacio contra Sara. No estaba hablando, le estaba besando el cuello mientras su mano le amasaba la cintura con un poco mas de intensidad. Sara abrió los ojos, giró para decirle algo por lo bajo y rozaron sus mejillas. Se miraron en silencio y Armando le hizo un gesto con la cabeza para abajo, como para animarla a algo mientras seguía acariciando tanto a Micaela como a la cintura de Sara.

Sara apoyó su vaso en la mesita ratona y, lentamente llevó su mano sobre el bulto de Armando, sintiéndolo suavemente con la punta de los dedos, y luego con su mano, un par de veces. La vi como se mordió el labio ante la sensación y la imagen de la poronga de Armando, visiblemente ya grande y tiesa bajo la tela de sus bermudas. Pero Sara repentinamente se excusó por lo bajó y se levantó rápidamente, dirigiéndose a la cocina. Armando intentó seguirla, pero primero tuvo que desprenderse de Mica quien aun estaba dormida y pegada a el. Lo hizo con suavidad y la dejo acostada en el sillón, luego se unió a Sara en la cocina.

Estoy seguro que debió haberme dolido lo que vi, pero realmente ya sentía tan poco por Sara que me pareció algo inevitable. Igualmente me intrigó saber por que se levantó y se fue, negándolo a Armando. Sara ya estaba preparándose un café, cuando Armando entró a la cocina y cerró la puerta detrás de el. Por suerte en la cocina yo ya podía escuchar.

"Eeeeh, che, que pasó?", preguntó.
"Nada, Armando, vas a querer café?", contestó Sara secamente sin mirarlo
"No, café a 'eta hora ya no, sino depue' no duermo. Traete uno de lo' caño' eso' que tene', dale. A ver si no' calmamo'"
Sin mirarlo a Armando, Sara fue a nuestra habitación y se trajo dos, uno para cada uno. Los prendieron y se quedaron ahi fumando parados en la cocina, mientras el agua hervía. Después de unas cuantas secas cada uno, finalmente Armando habló.
"Dale, me vas a deci' que pasó?"
"No se puede, Armando, estás loco?", le contestó Sara, "Con Micaela ahi con nosotros? Te estás pasando un poco. No, te estás pasando bastante."
Armando se encogió de hombros, "Uf... bue che, perdón. Queseyo. Me calenta'te, que quere' que haga?"
"Con Micaela ahi, Armando.", le repitió.
"Bue, bue... no sabía que era' tan recatada... si etaba todo bien."
Sara se sorprendió, "Recatada? No soy recatada para nada. A vos te parece que te dejo estar con mi hija... eso te parece de recatada?"
Armando se rió y se acercó, poniéndosele atrás a Sara, con el porro en la boca y frotándole los hombros "Bue, dale, ya ta'. Reconoceme que un poquito de recatada e'. Si la nena etaba dormida, no pasaba nada."
Sara pareció relajarse un poco, "No soy nada recatada, Armando. Todo lo contrario. Vos no sabés las cosas que hice yo en la vida. No me conocés. Pero no me gusta mezclar las cosas. Vos estas con Mica, punto. Yo no tengo nada que ver y no quiero lastimarla."

Armando sonrió y después de una larga seca apoyó el porro sobre la mesada de la cocina, con la parte prendida en el aire para no quemar la superficie. Siguió frotándole los hombros despacio a Sara, "Uh, a ve', dale. Contame que locura hicite'".
Sara se dio vuelta y lo miró, "Locura de que?"
Armando se encogió de hombros y soltó los de Sara, "No se. Vo' dijite'. Que locura hicite' en la vida?"
Sara pensó por un momento, fumando, "Nada. Cosas."
"Bue, que cosa'. Dale, che. Contame."
Luego de una pausa, Sara se animó, "A veces le hago favores a mi dealer. Cuando por ahi algún mes no me alcanza para los fasos, viste?"
Armando sonrió, "Eh? Que favore'?"
"Favores, Armando. Los favores que le puede hacer una mina a un tipo.", contestó Sara mientras mi corazón se hundía cada vez mas al escucharlo. Yo ni enterado de todo ésto que estaba revelando Sara.
Armando se rió fuerte, "Que, te lo garchate'?"
"Ay no, por Dios.", rió Sara
"'Tonce?"
Sara exhaló con un tono cansado, "Le hice felaciones."
"Eh?", preguntó Armando
"Se la chupé, Armando! Por favor, a veces hay que explicarte todo, no? A veces cuando no me alcanza, se la chupo. Me deja pagarle asi.", contestó Sara enojada.
"Ah, bue.", se rió Armando y le palmeó la cintura
"Asi que ves que recatada no soy, y que tengo razón."

Armando tomó nuevamente el porro que había dejado y le dió otra seca, dejándolo nuevamente donde estaba, "Y que ma' le hace'? Se puede sabe'?"
"No, nada mas."
"Nada ma'?", preguntó Armando, "Seguro?"
"Seguro, que no me crees? No tengo por que mentirte. Si hubiese hecho algo mas, te lo digo. No tengo problema.", contestó Sara.
"Nunca le motrate' la' teta'?", preguntó Armando con una sonrisa.
"No, nunca.", mientras se dirigió a la heladera para sacar algo, seguramente para el café.

Armando la siguió e inmediatamente con su mano le cerró la puerta de la heladera, mientras que hizo dar vuelta a Sara para enfrentarlo. Se le aproximó y presiónó su panza y su cuerpo contra el de Sara, pegándola no muy fuerte, pero firme contra la heladera, sujetándole los brazos y acariciándoselos con los dedos "Y por que no me la' mostra' a mi?"
Sara se sorprendió, pero no pareció ofrecer resistencia, "Armando, cortala, querés? Yo no soy de esas."
Armando se rió fuerte, "'Jate jode'. Que no so' de esa'. Me deci' que anda' chupando pija por ahi y no so' de esa'? Hace un ratito me la tocate' y te gustó".
"Basta, Armando, te estás yendo a la mierda."
"Dale, che... ", le dijo mientras la tomó de la cintura.
"No. Necesito que te vayas, Armando. Todo bien, pero me estás poniendo muy incómoda.", le contestó Sara sin dejar de mirarlo, pero tampoco sin siquiera intentar sacarle las manos a Armando.
"Bue... me termino el caño y me voy.", dijo el.
"No, andate ahora.", le contestó Sara.

A Armando no le gustó nada que Sara le de una orden, asi tan de repente o tal vez asi por el hecho que solamente fue una orden. Le apretó la cintura de ambos lados visiblemente y comenzó a masajearle los costados.
"Mostrame la' teta' y me voy.", le dijo, manteniéndo la mirada fija en la de ella.
"Te dije que no."
"Dale, Sara, mostrame esa' teta' hermosa que tene'", le contestó con una sonrisa, "La nena no tiene, viteh. Todavía no. Me encanta un buen par de goma' como la' tuya'."
Justo en ese momento la pava comenzó a silbar sobre la hornalla. Sara se estiró y apagó el fuego, rápidamente, para volver a mirar a Armando fijamente.
"Cortala. Por que no te vas? Te prometo que no le digo nada a Mica..."
Armando presionó su cadera contra Sara, haciéndole sentir el bulto duro que seguro ya tenía, "Me chupa un huevo la pendeja", dijo Armando, "Decile, o no le diga'....Me la cojo cuando quiero. Sabe' como la hago acaba'... Pero una mina ma' grande como vo', encima linda y asi con esa' goma' hermosa, también me re calienta."
"Armando... ", empezó a decir Sara pero el la interrumpió.
"Que te pensa' que me vas a toca' la pija asi noma' y que no me va a calenta'? Que me vas a deja' asi?"
"Armando, no quise, perdoname fue un..."
"Que no quisite'... dale, linda... que... le chupa' la pija a un gil por ahi y a mi que tenemo' confianza no me quere' mostra' la' teta'? Dale.", dijo y movió sus manos finalmente sobre los pechos de Sara, masajeándolos mientras los miraba en sus manos, "Mirá lo que son..."

Sara suspiró y cerró los ojos, dejando que Armando le manosée los pechos por un momento, pareció estar disfrutándo las manos del viejo, lo suficiente como para que rápidamente de lo sensibles que eran, sus pezones comienzen a ponerse erectos y marcarse contra la tela de su remera ajustada.
"Uf... ", dijo Armando al verlos, pasandole sus pulgares fuerte por encima, "Mirá como te pone'."
Sara solo atinó a suspirar y a dejarlo a Armando que le disfute las tetas, "Che... bueno, ya está..." dijo por lo bajo.
"Dale, 'jate jode' y mostramela'.", dijo Armando, "Mostramela' y me voy."

Sara lo miró un momento y tomó la parte inferior de su remera, levantándola por sobre la línea de sus pechos, sin quitársela completamente, dejando que sus tetas queden al aire, rebotando suavemente luego que la ajustada remera les haya pasado por encima. Armando sonrió al verlas e inmediatamente comenzó a amasarlas y a jugar con su pulgar sobre los pezones de Sara, quien dejó escapar un gemido que quizás no quiso. Armando admiró los pechos de Sara con una sonrisa, viendo como tenía en sus manos esos pechos blancos, suaves y bien formados, y los pezones de color rosa ya por éste momento erectos a mas no poder. Luego se inclinó y comenzó a chuparle uno, fuerte, mientras la otra mano seguía estrujando y amasando al otro. Le apoyó aun mas su panza y su tieso bulto contra Sara, presionándola contra la heladera y empujando con su cadera mientras le chupaba todo lo que podía.
Sara ya gemía mas fuerte y puso una mano sobre la nuca de Armando, vaya a saber si queriendo o sin querer, lo cierto es que el viejo lentamente la estaba conquistando y derribándole todas las defensas que Sara tenía.

"... mira lo que son eto' timbre', nena... que buena hembra, la puta madre...", dijo con su rostro hundido entre los pechos, y Sara gimió al escucharlo.
"Armando... pará por favor... la nena... ", gimió Sara
"La nena e' problema mio. Ahora te 'toy atendiendo a vo'.", dijo y mientras seguía chupándole uno de los pezones, deslizó su mano entre sus cuerpos y comenzó visiblemente a manosear entre las piernas de Sara, por sobre su pantalón de jogging. Sara se estremeció y se sujetó de la nuca pelada de Armando aun mas. Ya estaba derrotada y no lo sabía.

Armando siguió manoseándola fuerte y se incorporó, para darle un par de chupones violentos a Sara en la boca. Sara se resistió un poco pero a Armando no pareció importarle, ya que comenzó a chuparle y lamerle la mejilla y el cuello.
"'Ja de puta que buena que 'ta.... sabe' cuanto hace que queria tenerte asi'... la de vece' que pense' en culearte..."
"Armando.. ay... pará... por favor.. no podemos...", protestó Sara pero eran sólo palabras, su cuerpo ya decía lo contrario, aceptando los embates del viejo.
"Que para'... mirá como me pone', linda...", dijo Armando y agarró una de las manos de Sara, llevándola abajo para que le sienta la verga por encima de las bermudas. Debía estar tiesa al punto de estallar, ya que Sara no retiró la mano, la dejó ahi sintiendo y estrujando lo mas que podía.
"La nena... por favor...", protestó Sara.
Armando se rió mientras seguía disfrutando del cuerpo de Sara, aprisionado por su masa mas grande de musculos y panza, "Seeeh, la nena... a esa le voy a dar también, quedate tranquila. Pero ahora te toca a vo'."
"Mica... se va a despertar... pará", seguía quejándose Sara, pero ya entre gemidos. Su mano todavía no había dejado de sentirle la verga a Armando.
"Que se depierte. Asi ve como un macho se coge a la puta de la madre... a ve' si aprende y le gusta mirá también. A esa putita le gusta todo.", dijo Armando
"No digas eso!", gimió Sara
"No quere' proba' la que se come tu nena? Eh? Parece que si porque no me la larga'te.", dijo el, "Eh? Contetá hija de puta, la quere' o no la quere'..."
Sara no dijo nada, seguía sintiendo y gimiendo, aprisionada contra la heladera, con las tetas al aire y los pezones siempre erectos.
"Contetá la conchatumadre!", le gruño Armando, "Puta de mierda! Hablá todo el tiempo y ahora no?"
"Pará Armando por favor!", gimió Sara, con un tono de desesperación que no parecía ser de miedo sino de tensión sexual.

Armando la sujetó fuerte del pelo y de la cintura, sin dejar de lamerle el cuello agresivamente fue reculando con sus pasos, moviéndose hacia la mesa. Encontró a ciegas una silla y se sentó, obligando a Sara a sentarse a horcajadas encima de el, montándolo. Con una mano fuerte acercó el rostro de Sara al suyo y comenzó a besarla. Al principio Sara no respondía pero pronto se rindió y comenzó a besarlo ella también, sus manos que antes peleaban los embates del viejo abrazaron su cuello entre gemidos.

"Cuanto hace que no te cogen bien, eh?", preguntó Armando.
"Pará, no se...", dijo Sara con la respiración entrecortada y ya absolutamente excitada.
"Si no sabe' 'tonce s'un montón... la puta madre..." protestó Armando y levantando levemente el cuerpo de Sara para darse lugar, violentamente tomó sus bermudas y se las bajó, haciéndole prácticamente saltar en el aire la verga ya enorme que llevaba como un resorte. Luego empezó a hacer lo mismo con el pantalón de jogging de Sara, lo cual le costó, hasta que la propia Sara con una mano lo ayudó, deslizándolo hasta deshacerse de el, quedando en su bombacha y en zapatillas.
Armando soltó el pelo de Sara, quien perfectamente podría haberse alejado, escapado o algo. Cualquier cosa. Pero se quedó ahi. El viejo tomó las piernas de Sara con facilidad, ella era mas bien petisita, y la montó encima suyo, manoseándole el culo con una mano y con la otra corriendo de lugar la bombacha. Sara por su parte busco apoyo con sus pies en la silla y rodeando al viejo sentado lo dejó hacer, gimiendo de la pura calentura que ya llevaba y con los ojitos cerrados de placer detrás de sus anteojos.

Los dos se miraron y comenzaron a besarse apasionadamente, mientras Armando le masajeaba con una mano el culo al aire y con la otra uno de los pechos. Sara movía sus caderas casi inconscientemente, tratando de frotarse la concha contra la pija enorme y tiesa de Armando. Siguieron asi unos momentos, disfrutándose en silencio hasta que Armando movió sus dedos para sentirle entre las piernas a Sara.

"Uh... 'tas peludita ahi abajo, eh?", le dijo con una sonrisa mientras se besaban.
"Si, yo no me afeito..."
"Bue... ahora te vas a empeza' a afeita', porque a mi me gusta peladita..."
Sara lo miró fijo y le preguntó, "Como la de una nena?"
Armando sonrió "Seeeh, como la de una nena. Como la de la putita de tu nena."
Sara rió, "Armando en serio... mirá si entra justo... y nos ve."
"Ya te dije. Que mire y que aprenda."
Armando tomó su verga erecta por la base y la guió hacia la concha de Sara, frotándole la cabeza una y otra vez entre sus labios vaginales, sintiendo lo mojados que ya debían estar. "No me dijite' al final..."
"Que cosa?" Preguntó Sara
"Si quere' probar la que se come tu nena."
Sara dudó unos momentos y contestó, "Si...dale..."
Armando sonrió y le acercó otra vez el rostro, fuerte, para darle un chupón muy profundo que Sara pareció devolver hambrienta. "Asi me gusta...", dijo el, "Sabé los año que me pajeaba pensando en cogete'. Uf..."
Sara sonrió y siguieron besándose, la cabeza hinchada de la verga de Armando aun frotándole la entrada de la vagina a Sara, "No me digas... mmmh..."
"Ahora por fin vas a tene' un macho en serio, mami."
"Eh? Mmh?", solo dijo Sara con los ojos cerrados
"Vas a senti' la pija de un hombre en serio... que te coge como vo' quere'..."

Sara no llegó a decir algo que Armando alineó su verga y con las dos manos tomó de la cintura a Sara, empujándo su cuerpo contra el y haciendo que se impale rápido y profundo dentro de ella. Era impresionante ver desde el ángulo que tenía yo como esa verga dura y venosa desapareció dentro del cuerpo de Sara y, por mas vello que ella se dejaba crecer en la concha, se vió claramente como sus labios vaginales se estrecharon cada vez mas, tratando de tomar todo el grosor y el largo de la pija de Armando. La sentó firmemente hasta los huevos, haciendo que tome absolutamente todo su largo. Sara no gritó, no hizo falta que Armando le tape la boca, pero echó la cabeza violentamente hacia atrás, con su pelo colgando libre y su rostro congelado con la boca abierta, en un rictus de placer sin volumen. Atinó con sus manos a sujetarse de los hombros de Armando, mientras éste la aferraba de la cintura, meciéndola arriba y abajo, despacio, profundo y parejo, mientras el también gemía y resoplaba de placer, con su rostro pardo enterrado entre los pechos de Sara que rebotaban con el vaivén.

Sara también pronto comenzo a gemir con el, incorporándose y lanzándose a besarlo mientras cogían fuertemente. A veces era Armando que la movía a ella y a su cuerpo, pero otras veces tomaba la posta Sara y era ella misma que se penetraba gozosa en la pija gruesa del viejo.
Armando sonrió y le tiró del pelo, pegándole un cachetazo suave a Sara mientras sus miradas estaban fijas una con la otra. Sara se lo estaba cogiendo bien, a diferencia de Micaela quien era naturalmente mucho mas pasiva, por lo cual Armando estaba un poco agitado.

"Seeeh... mira como te gusta, eh? Vo' que decía' que no, que no...", le dijo mientras la zarandeó del pelo y le dió otra palmada en la mejilla, "Puta de mierda... que buena que ta'..."
Sara solo gemía de placer, lo acariciaba y lo miraba fijo, sin decir nada. Parecía consumida en su tarea de cogerse al viejo, quizás luego de tanto tiempo de no haber tenido sexo conmigo. Armando continuó, "Te gusta sentir vo' la que siente la nena, no?"
Sara cerró los ojos, mientras seguía cogiéndose sola, arriba y abajo sobre la pija de Armando, "S-ssssi... ay.. ssssiiii....", gimió.
"Ahora la entende' a mi putita...", rió Armando, quien ya no hacía nada mas que mirar y disfrutar a mi mujer cogiéndoselo y gozando como nunca. De pronto la tomó nuevamente de la cintura, fuerte, y comenzó a empujarla para acompañar su vaivén, pero muy fuerte y rápido., "Te vua' llena' la conchita como se la lleno a ella, que le encanta... a vo' seguro que también"
"No.. pará... no me acabés...", gimió Sara
"Que no me acabe'..."
"No me acabes adentro... porfa... no estoy... con la pasti", protestó Sara.
Armando rió y siguió haciéndo descender al cuerpo de Sara duro y rápido en su pija, que ya seguro estaría por explotar. En la posición que estaban, la cabeza de la gran poronga del viejo seguramente le estaba frotando, empujando y presionando a Sara hasta el mismísimo fondo cada vez que se la empalaba hasta los huevos, seguramente presionándole en el cervix y haciéndola delirar de placer.
"Me chupa un huevo mami... tu concha... se merece un buen lechazo.... vo' sabe' cuanto tiempo pense' en hacerte un pibe..."

Sara se estremeció visiblemente al oir eso y comenzó a orgasmear bastante fuerte, en intensidad y en volumen, mientras que Armando se enfocó en la tarea y luego de varios pijazos rápidos y violentos, la aprisionó por la cintura y se la metió hasta el fondo una última vez, gimiendo y gozando mientras el acababa también. Los huevos le pulsaban levemente, casi imperceptiblemente, arriba y abajo, impulsando lo que debían ser unos buenos chorros de semen caliente producto de sus dias de abstinencia forzada. Sara pareció aceptarlo muy gustosa lo que prolongó su orgasmo.

Mientras se recuperaban, en la misma posición, comenzaron a besarse y tocarse, con la pija de Armando aun dura bien dentro de Sara. Estuvieron asi un buen rato, a veces susurrándose algo, a veces en silencio hasta que se incorporaron. Sara se paró con algo de dificultad y se limpió entre las piernas con un papel de cocina. Armando solo la miraba y sonreía.

Pensé que eso había sido todo, que Armando ya se iba a ir, pero no. Tomaron un poco mas de sus vasos de vino, Sara abrió la puerta de la cocina y espió hacia el living para ver a Micaela, que por suerte seguía dormida en el sillón. Sara y Armando se dijeron algunas cosas por lo bajo, intercambiaron algunas palabras en la cocina, se acariciaron mientras lo hacían y luego, muy sigilosamente para no despertar a Micaela, pasaron por el living y fueron a nuestro cuarto, cerrando la puerta con suavidad.

No voy a darles mucho lujo de detalles de lo que vi, porque lo que hicieron en nuestro cuarto fue lo que mas me dolió. Porque fue en nuestro cuarto, y en la cama que yo compartí tantos años con Sara y en la que tantos momentos felices tuvimos. Pero eso, a ella, pareció importarle ya muy poco. Se desnudaron completamente, por lo que otra vez tuve el dudoso placer de verlo al gordo peludo de Armando en bolas, y se hicieron todo lo que se podían hacer. En nuestra cama. Los vi con dolor como se satisfacieron oralmente los dos, en una 69, y cómo Sara al igual que Micaela parecía disfrutar también de mamarle la verga al viejo . Luego se pusieron a coger de nuevo. Esta vez Armando la puso a Sara en cuatro y tirándole fuerte de su largo pelo le empezó a dar. No se podía distinguir bien en la imagen, pero por el ángulo y las protestas de Sara estoy seguro que Armando primero le penetró la vagina nuevamente, pero una vez que notó su verga bien lubricada sin mucha diplomacia se la empezó a coger por el culo, sopapeándole las nalgas, tirándole del pelo y diciéndole groserías e insultos hasta que finalmente la tomó de la cintura y con varios empujones profundos y violentos le llenó los intestinos a Sara con su leche.

Sara por su parte, me duele decirlo, estaba visiblemente complacida y se pasó un largo rato abrazada a Armando, los dos desnudos en nuestra cama, acariciándose, besándose y charlando, hasta que a eso de la 1 de la mañana Armando se vistió y se fue, mientras que Sara ordenó un poco lo que quedó, llevó los platos sucios a la pileta de la cocina para dejarlos ahi, y se fue a dormir luego de cubrir a Micaela en el sillón con una mantita.

Apagué el celular y pensé que todo ésto era una pesadilla, que no podía haber sucedido. Primero mi hija, y ahora mi pareja. Pero miré alrededor de la cocina en la que estaba solo y enseguida vi la respuesta, todo ésto había sido real. Los platos estaban ahi sin lavar y los restos de un porro estaba ahi, apoyado sobre la mesada de la cocina, luego de haber quemado la superficie.

Les juro que en ese momento pensé en matarme.

6 comentarios - Perderlo Todo (Parte 4)

Exkalyon20 +1
Me hago a la idea. Sara era una Feminazi moderna de esas que han destruido Argentina.
Y pues... Creo que el viejo termina muerto y está relacionado con tu ida a prisión.
¿Pero como terminará la Feminazi descerebrada y su hija?
Muy bien no creo.
ObyJuan
Coje a tu hija y que tu mujer la chupe
RodolfoOnsari
Es muy buena la forma de relatar, excelente, pero no se que decir.
leloir2010
No puedo creer lo que pasaste y sufrimiento. Como sigue tpdo esto?. Espero que haya continuacio. Si es rel te entiendo por lo que pasaste y si es fantacia me volo la cabeza. Van puntos