Una chica sencilla (30)

Porque hicieron el esfuerzo y debo honrar mis palabras, les voy a contar lo que hablé con Bian al día siguiente cuando quedamos el domingo de resaca entre intercambio de anécdotas de íntimas amigas... 


Los chicos ya se habían ido hace un par de horas y yo recobré la compostura tirada en mí cama entre restos de semen de Lu, prometiendome que ese domingo lavaba las sábanas si o sí. 

Me fastidié un poco y decidí pasarme de cama a la de Bian. Eran las 5 y medía aprox, no llegaba a haber sol aún, el alcohol aún estaba en mis venas y fui a buscar consuelo a lo de mí amiga por mis problemas para dormirme en esa cama con tanta evidencia de lo que ocurrió. 

La madrugada era fría por lo que entre la oscuridad agarré un remerón que tenía por ahí y lo asigné como protección para cruzar ese corto pasillo que nos separaba. 

Entré y ella dormía, poco podía ver sinceramente y al tacto fui buscando cómo acomodarme. Mis torpes movimientos hicieron que ella se despierte y mientras me acostaba me agarró cuál osito de peluche quedando ella detrás mío en la posición de cucharita. 

"Qué pasó bombón?" Me dijo bastante dormida. 

"No podía dormir en mí cama, era un asco jajaja" respondí en un sincericidio. 

"No viniste a la cama correcta entonces, pero cambié las sábanas, no soy sucia como vos" 

Ambas empezamos a reír y yo repartí un golpe para atrás con la cola por criticarme. Eso la hizo reír más. Me dió un besito tierno en el cuello y empezamos a desvelarnos juntas con un intercambio de preguntas sobre la noche. 

Bian: "me gusta mucho como me coge Fede, es muy animal"

Fué su primera confesión y el puntapié para que le pregunte cómo fué la noche para ella.

Bian: "estuvo increíble, llena de morbo todo el tiempo. Más con todo el tema de salir de a 4. Me gustaba que cuando estábamos en el bar todos tomando, él disimuladamente me acariciaba las piernas por abajo de la mesa e iba subiendo de a momentos para ponerme tensa"

Nunca me había percatado de eso, quizás Lu, pero tampoco me lo comentó. La zorrita de mí amiga frente nuestro se dejaba manosear. 

Bian: "de hecho nunca se pasó más que el borde de mí tanguita hasta que vino la camarera a preguntarnos por la última ronda. Ahí el muy hijo de puta frente a la chica que por suerte no nos vió, hizo presión en mí tanguita haciéndome sentir los dedos por encima de la tela. Yo para peor estaba empapada"

Ella me contaba su historia y yo me sentía parte. La tenía con sus manos envolviendome y su boca en mí oído que me iba susurrando cada detalle que les cuento. 

Bian: "por suerte vos dijiste de irnos, yo estaba totalmente ida en ese momento. De hecho, en el auto él me siguió metiendo mano, para peor vos hiciste ese chiste de que era el auto de Lu que no sé qué y yo estaba roja de la calentura con la que me tenía el forro este"

"Cuando llegamos a casa, necesitaba que vayamos urgente a la pieza, de hecho por eso me lo llevé, era eso o comerle la pija ahí nomás adelante de ustedes jajaja"

Me causó gracia su comentario aunque también cierto interés "no hubiera estado mal el show" dije en tono picante. 

Ella omitió y siguió narrando mientras sentía el aliento en mí cuello y una de sus manos acariciando mí vientre lentamente. 

Bian: "cerré la puerta de la habitación y estaba desesperada, me puse de rodillas a él y le fui desabrochando su pantalón hasta tironear y reencontrarme con esa pija gruesa completamente erecta frente a mí cara. Él se apoyó contra la puerta y yo empecé a lamerle la verga como si fuera un helado. Me dediqué a darle varios lenguetazos de arriba a abajo y a los costados para cubrir el ancho."

La historia se empezó a poner muy fuerte, se notaba por su respiración, ella se calentaba contándome y yo con su mano recorriendo mí anatomía veía imposible no estar mojadita. 

Bian: "me calentaba cuando le recorría la pija desde sus bolas hasta la punta, su pija me tapaba la carita y de lo gruesa que era me dificultaba verlo. Sentía sus gemidos pero nada más. Fede empezó a retomar el control en un momento, me empezó a dar unos golpecitos en las mejillas con su verga y me coló los dedos en la boca mientras se pajeaba al lado de mí cara, era un cerdo"

Se notó que mí amiga dijo lo de cerdo de manera positiva, le encantó ese trato. De hecho al escucharlo, sentí mucha envidia de ella. Lu era más tranquilito, menos dominante. Me llevé la mano a mí entrepierna y empecé a jugar suavemente con mí conchita. No podía resistirme con semejante experiencia que me compartía mí amiga.

Bian: "ahí empezó lo bueno, me llevó a la cama y me acostó, cruzó una de sus piernas al lado de mí cara y apoyó la otra. Su pedazo de carne colgaba frente a mí y abrí los labios entendiendo lo que se venía. Me empezó a cogerme la boca con su verga como un bestia. Me dolía la mandíbula de dejar entrar lo ancho de su pija. Entró y salió sin piedad por mis arcadas o quejidos. Tenía los ojos llenos de lágrimas y por la comisura de mis labios salía saliva a montones que intentaba lubricar ese momento."

En ese punto yo ya me estaba colando unos deditos mientras escuchaba su voz tranquila pero entrecortada. Asumía porque aún conservaba una mano libre, que ella estaría haciendo lo mismo mientras contaba su historia. La mano que exploraba por debajo de mí remerón, Bian la hizo jugar con mis tetas, añadiendo más estímulos a una situación que no resistía ni uno más. 

Bian: "por suerte en un momento la sacó y llegué a decir unas palabras "cogeme por favor" pero como sabrás, revisó sus bolsillos y no tenía forros el muy forro. Ahí decidí salir, me puse como pude su camisa para taparme y me decidí a golpear la puerta de tu habitación. Apenas podía hablar del dolor de mandíbula que me había dejado."

"Tremenda fué mí sorpresa cuando salí al pasillo y ví que estabas en bolas en el sillón y Lu comiéndote la conchita. Te juro que casi me olvido de Fede y me voy con vos"

Yo: "me acuerdo tu cara jajaja"

Bian: "y yo la de Lu, qué envidia cómo estaba todo empapado de estar chupandotela"

Ella me giró como quién tiene una visión. 

No medió palabra y bajó a mis piernas, besandolas y acariciandolas junto a mí cadera. 

No perdió mucho tiempo porque no había necesidad ya de juegos previos, fué a lo que quería. Comerme la conchita, el volver el tiempo atrás la hizo recordar ese momento y cuánto quiso estar en esa posición. 

Su lengua en ese momento ya era experta en la materia. Recorrió cada centímetro con una maestría increíble. Mis piernas se retorcían disfrutando que el sol aparecía tenuemente por la ventana y me dejaba ver a Bianca avocada a su tarea mientras su culazo decoraba una imagen inmejorable. 

Estiré mí mano y le metí los dedos, efectivamente estaba igual de mojada que yo. La pajee mientras entre gemidos seguia chupándome la conchita. Nada la iba a detener. 

Sentí que esto seguía siendo injusto, no sé si para mí o para ella la verdad, pero decidí traer igualdad a esa cama. 

Con las dos manos me aferré de su cola, la traje a mí y la senté sobre mí carita. Quedamos en un 69 que por pocas horas, solo el sol de la mañana quedó de testigo. Qué escena se perdieron nuestros invitados. 

Sus flujos caían sobre mí, mientras mí lengua iba aumentando la intensidad para emparejar el ritmo de Bian. 

Ya no había historias, no había uso de la imaginación. Estábamos nosotras en "silencio" si no se tienen en cuenta los distintos gemidos que fueron ambientando esa habitación.

La primera en acabar fui yo. Quise gritarlo pero la conchita de mí amiga estaba increíble y tampoco me dejó parar con mí tarea. Hizo presión para que la coma con aún más intensidad y eso hice. 

Ella quedó completamente sentada sobre mí cara, al levantarse y empezar a tocarse un poquito mientras acompañaba mí lengua dentro de ella. 

Les puedo asegurar que fui la envidia de cualquiera que haya conocido a Bianca. Daba igual si te gustaban hombres o mujeres, cualquier persona cuerda fantasearia con tener su cola sobre su cara alguna vez en la vida. Eso mismo estaba pasando. 

Bian empezó con espasmos que fueron predecesores de un grito ahogado que se liberaba. Sentí como su acabada iba a parar a mí garganta atravesando mí lengua. Fue una sensación hermosa que no había vivido aún. 

Caímos rendidas. Genuinamente no supe como terminó su noche, no lo volvimos a hablar y tampoco me importó. Yo estaba segura que me había llevado la mejor parte.